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Poco conocen los historiadores acerca del origen de la famosa Escuela y Biblioteca
de Alejandría. Algunos relatos sostienen que sus humildes comienzos datan de un tiempo
incluso anterior a la fundación de la Ciudad de Alejandría, alrededor del año 331 antes de
Cristo, lo que indicaría que Alejandro de Macedonia habría tenido la idea de engrandecer
un centro de saber ya existente. Los biógrafos de Alejandro sostienen que se sentía
arrastrado por un anhelo interior de ir siempre más allá, en busca de lo desconocido. Los
ideales de la Grecia clásica y el afán de conocimiento le habían llegado a través de su maestro
Aristóteles. En sus expediciones militares le acompañaban científicos y cronistas que
registraban las novedades de las tierras conquistadas. Se sabe que tras la muerte de
Alejandro Magno, el también aristotélico, Ptolomeo, adquirió el control sobre ese territorio,
y los ptolomeos asumieron la tarea de engrandecer la biblioteca y atraer la presencia de los
más destacados intelectuales de la época hasta convertir el lugar en uno de los centros de
conocimientos más importantes de entonces. Alejandría era una ciudad cosmopolita, cuya
población en un principio estaba integrada principalmente por judíos, griegos y egipcios.
Quien quisiera acceder a los más vastos conocimientos en aquellos siglos, haría bien
en estudiar en Alejandría. No sólamente era el lugar donde se encontraba la mayor
biblioteca de la época, sino donde existían la mayor cantidad de escuelas de filosofía en esos
momentos. Las escuelas más importantes eran la escuela Pitagórica, el Platonismo, el
Aristotelismo, el Epicureísmo y el Estoicismo. Todas ellas tienen en común entender que la
filosofía no es sólo un modo de conocer, sino fundamentalmente, un modo de vida, una
opción existencial que parte del deseo de alcanzar la sabiduría.
Síntesis de tradiciones
Siendo judío se mantuvo en contacto con los sabios de esa tradición. Como sabemos
Moisés fue el más importante Maestro del pueblo judío. Se lo reconoce como quien legó al
pueblo la Ley divina, sintetizada en los Diez Mandamientos, escribió la historia de los
orígenes del cosmos y la civilización, y liberó a los judíos de la esclavitud en Egipto,
guiándolos a través del desierto. Filón lo presenta como Filósofo y Legislador, representa el
arquetipo del sabio. Esta es para Filón la mejor escuela filosófica de Alejandría, la de los
discípulos de Moisés. El leer y comentar los textos del Maestro era considerado una práctica
espiritual, en la cual consistía buena parte de la labor filosófica.
Concepción de Dios
Método alegórico
En la interpretación de los textos Sagrados este filósofo asienta las bases para los
desarrollos que tendrá la filosofía posterior. Para Filón resultaba obvio que de la inteligencia
literal del texto bíblico surgen conclusiones y datos absolutamente incompatibles con lo que
atestiguan la experiencia y el sentido común. Esas contradicciones, tocantes al plano
cosmológico y al antropológico por igual, surgían de las contradicciones internas del
contexto mismo de los libros sagrados entendidos literalmente. Un ejemplo es el caso de
los días de la creación, que serían seis según el relato bíblico, y un séptimo de descanso o
contemplación. Su número mal pudo calcularse o medirse, según él, por cuanto el sol,
mediante cuya diaria trayectoria se haría tal medición, fue creado en el curso del proceso
creador, exactamente en el cuarto "día". Es necesario, por lo tanto, interpretar que se trata
de “etapas”, que se hallan incluso antes de la aparición de los fenómenos en el Espacio y el
Tiempo. Es preciso, de esta manera, reconocer la existencia de un mensaje o simbolismo
subyacente tras la significación aparente; y admitir también la posibilidad de captarlo
mediante los recursos interpretativos del método alegórico. Tras el sentido literal subyace,
fácil de desentrañar o rebelde a la exégesis, el simbolismo, cuya captación, reservada a la
inteligencia, no a los sentidos, según afirma Filón, persigue el cultor del método alegórico
de interpretación. En otro ejemplo, Adán es símbolo de la inteligencia, en tanto que Eva lo
es de la sensibilidad, y no literalmente el primer hombre y la primera mujer de la especie
humana. El relato del Génesis pudo ser confundido con la Historia de los orígenes de la
Civilización “Adámica”, dando una interpretación literal al relato simbólico de Moisés. Al
asimilarlo a relatos históricos que darían cuenta de los comienzos de aquella Civilización que
surgió luego del hundimiento del continente Atlante (relatado como el gran Diluvio) más no
de la humanidad terrestre, se llega a crear la confusión de considerar los personajes
simbólicos del Génesis con seres humanos históricos. Cabe aclarar entonces que los relatos
que llegan hasta nuestros días en el Antiguo Testamento no serían acordes con los escritos
originalmente por Moisés, sino que estarían mezclados con interpretaciones y
tergiversaciones, siendo diferentes a los que conservaban los Esenios.
Filón entiende que las leyes divinas pueden conocerse a través de tres instancias: el
orden cósmico o legislación universal (cosmópolis), impresa por Dios en la naturaleza; la
legislación mosaica, codificación inspirada por Dios a Moisés, que se ajusta en todo a las
leyes de la naturaleza o cósmicas; y finalmente el ejemplo de hombres sabios y buenos,
que ajustaron sus vidas a la voluntad divina y al orden cósmico incluso antes de que existiera
la legislación escrita revelada en el Sinaí. Así como el Pentateuco es la ley escrita, las
ejemplares vidas de los patriarcas y matriarcas de la antigüedad, verdaderos cosmopolitas o
ciudadanos del mundo, son la ley viviente, como que ellos, aunque no llegaron a conocer la
legislación escrita, ajustaron su pensamiento y sus actos a las pautas impresas por el Creador
en el universo. (obras completas pp 9). Podríamos decir que Abel, en los orígenes de la
civilización actual, posterior a la Atlante (a la cual se refiere también Platón en diálogos como
Timeo y Critias), como luego Moisés, y el más importante Maestro esenio, Jesús,
contemporáneo de Filón, así como Buda y Krishna, de acuerdo a la sabiduría proveniente
del oriente, manifestaron con sus vidas al máximum la Voluntad Divina. El Logos, la
Sabiduría, se manifiesta a través de ellos.
El ser humano
Al igual que el cielo está poblado por los "dioses visibles", inteligencias puras,
llamados Astros, de los cuales sólo vemos su forma externa, la tierra por los animales
terrestres y el hombre, y las aguas de los mares y los ríos por los seres acuáticos; el “aire”,
que no debiera interpretarse en los términos actuales como meramente el conjunto de gases
de la atmósfera, sino como la porción del cosmos que se extiende desde la esfera lunar hasta
la superficie de la tierra, abarcando un aspecto no sensible, está poblado, según Filón, por
almas incorpóreas llamadas ángeles o mensajeros. El hecho de que no sean visibles no
prueba su inexistencia, como tampoco prueba la del alma humana la imposibilidad de
captarla sensorialmente. Además, siendo precisamente el aire el elemento que confiere la
vida a los seres animados, resultaría absurdo que a su vez no contuviera creaturas vivientes.
De estas almas, como en la escala de la visión de Jacob, unas descienden hasta unirse a
cuerpos terrestres, otras se desprenden de ellos al cabo del tiempo de permanencia fijado
por la naturaleza, algunas para volver posteriormente a descender y unirse a otro cuerpo
impulsadas por su apego a la existencia terrenal; otras para escapar definitivamente de la
prisión corpórea convencidas de lo mísero de la condición terrenal. En ello consistiría el
proceso de los nacimientos y las muertes de los mortales.
Pero, aparte de éstas existe un tercer grupo: el de las que, poseyendo una condición
más próxima a Dios, jamás apetecen las cosas de la tierra y están consagradas entera y
perdurablemente al servicio de Él, sirviéndole como mensajeros. Los filósofos griegos las
llaman dáimones, la Escritura las denomina ángeloi (ángeles) = mensajeros, porque
angéllousi = comunican o anuncian, a los hombres las divinas revelaciones y mensajes, y a
Dios, las humanas necesidades. Los ángeles, pues, son almas ajenas a todo cuerpo y a la
irracionalidad, que habitan la región aérea sublunar, siendo aprehensibles sólo por la
inteligencia. Cumplen la función de superar el vacío de contactos existente entre Dios y las
creaturas. No pudiendo él manifestarse sino a seres incorpóreos, requiere su ministerio.
Entre sus cometidos figura el de aplicar las consecuencias por las transgresiones a la Ley, y
el de proteger a los hombres del mal. Frecuentemente toman apariencia humana, y entonces
su figura es de belleza incomparable y luminosidad suma.
(Obras completas, pp 26)
Bibliografía:
*El presente trabajo es en su mayor parte una síntesis y recopilación de diversas fuentes:
Filón de Alejandría, Obras completas, Edición digital, Traducción directa del griego,
introducción y notas de JOSÉ MARÍA TRIVIÑO, Bs As., 1976. Accesible en formato digital en:
https://asgoped.files.wordpress.com/2012/11/filon-de-alejandria-obras-completas_pdf.pdf
Steiner, Rudolf, El cristianismo y los misterios de la antigüedad, Ed. Rudolf Steiner, Madrid,
1984, disponible en:
http://libroesoterico.com/biblioteca/enigmas_conspiraciones/Steiner%20Rudolf%20-
%20El%20Cristianismo%20Y%20Los%20Misterios%20De%20La%20Antiguedad.pdf
Luque Álvarez, Josefa Rosalía – Hilarión de Monte Nebo, Arpas Eternas, Ed Alborada
Cristiana, edición digital, Editorial Kier S.A. Buenos Aires Año 1968.
https://sfb55068d25a70fdb.jimcontent.com/download/version/1566931587/mod
ule/10764132160/name/ArpasEternas.pdf
https://www.youtube.com/watch?v=OFEHc1yJopg
https://ruc.udc.es/dspace/bitstream/handle/2183/12769/CC-88_art_7.pdf?sequence=1