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Bienvenidos nuevamente al canal de Escudriñando Su Palabra.

Javerim y Javerot, les


agradecemos su atención y confianza al ver este canal, y admiramos su búsqueda constante
de la bendita Palabra del Todopoderoso Creador por los méritos de Rabí Iechúa, nuestro
único medio de salvación.

El tema del día de hoy tiene que ver con los préstamos de dinero. Creemos, hermanos y
hermanas que nos escuchan, que a todos nos ha pasado alguna vez, que acude a nosotros
algún hermano, hermana, amigo, amiga, alguien de la familia o conocido cercano,
manifestando que tienen alguna necesidad o apuro económico, y nos piden dinero, rogando
y prometiendo que lo pagarán pronto, mientras que nos hablan y tratan muy bien hasta que
obtienen el dinero que nos piden, y llegado el tiempo de pedirles que nos regresen el dinero
que les prestamos, y pedirles que nos paguen, nos cierran la puerta en la cara, y hasta se
enojan porque les cobramos.

¿Les ha sucedido esto alguna vez?

Coméntanos tu experiencia en la caja de comentarios, y dinos cómo lo resolviste a la luz de


las escrituras.

Ante lo narrado, hemos titulado este video de la siguiente manera:

¿PRESTASTE DINERO Y NO TE LO DEVOLVIERON?

MIRA QUÉ DICE LA BIBLIA AL RESPECTO.

Veamos la introducción a este tema.

El préstamo de dinero es un tema que ha sido abordado en la Biblia y diversos escritos


extra-bíblicos. En la Biblia, el préstamo de dinero es visto como un acto de misericordia, y
ayuda al prójimo en tiempos de necesidad. También se enfatiza la importancia de cumplir
con los compromisos financieros y ser justos en las transacciones económicas.

En el libro de Proverbios 19 verso 17, se lee: "El que presta al pobre hace un préstamo al
Señor, y él, lo recompensará por su buena acción". Aquí se enfatiza la importancia de
ayudar a los necesitados, y cómo ese acto de bondad será recompensado por el Altísimo.

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En Deuteronomio 15, versos 7 y 8, se dice: "Si entre tus hermanos pobres en alguna de las
ciudades del país que el Señor tu Todopoderoso te da, hay alguno que esté necesitado, no
seas tacaño con él. Más bien, ábrele tu mano, y préstale lo que necesite para cubrir sus
necesidades".

Aquí se hace un llamado a la generosidad y la compasión hacia los menos prósperos, y se


anima a prestar ayuda financiera a aquellos que lo necesiten.
Además, en el libro de Salmos 37 verso 21, se lee: "El malvado pide prestado y no paga; el
justo es generoso y da". Aquí se destaca la importancia de ser justo y cumplir con los
compromisos financieros, y se hace una distinción entre el malvado que no cumple con sus
deudas y el justo que da generosamente.

También es importante mencionar que en la Biblia se establecen límites a los intereses que
pueden cobrarse en los préstamos. En Deuteronomio 23, versos19 al 20, se dice: "No
cobrarás intereses a tu hermano cuando le prestes dinero, ni cuando le prestes alimentos, ni
nada que se preste con interés. Al extranjero sí le podrás cobrar intereses, pero no a tu
hermano". Aquí se destaca la importancia de ser justos y no aprovecharse de la necesidad
de los demás para obtener ganancias deshonestas, dando preferencia al hermano o hermana
en la fe, a efecto de no cobrarle intereses.

La Biblia enfatiza la importancia del préstamo de dinero como un acto de misericordia, y


ayuda al prójimo en tiempos de necesidad. Se hace un llamado a la generosidad y la
compasión hacia los menos prósperos, y se destaca la importancia de ser justos, y cumplir
con los compromisos financieros. Además, se establecen límites a los intereses que pueden
cobrarse en los préstamos, para evitar la explotación de la necesidad de los demás.

Ahora veamos qué dice la biblia respecto al deber de prestar dinero, al deber de devolver el
dinero, y los efectos de no devolver lo prestado.

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Número 1.- El deber de prestar dinero según la Biblia.

Dice la Toráh: “Si prestas dinero a alguno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te
portarás con él como un usurero; no le impondrás usura." (Éxodo 22 verso 25).

Esta enseñanza bíblica nos muestra la importancia de ser justos y compasivos al prestar
dinero a los necesitados, sin abusar de ellos, sino sólo tener la intención de ayudar en su
necesidad, sin obtener nada a cambio.

En el pasado, el cobro de intereses excesivos y la imposición de deudas impagables eran


prácticas comunes entre los prestamistas. Sin embargo, la Toráh nos llama a ser diferentes,
y a no aprovecharnos de la situación de los más necesitados. En cambio, debemos ser
bondadosos y ayudarlos sin esperar alguna ganancia.

Además, esta enseñanza también nos recuerda la importancia de la responsabilidad


financiera, y el manejo adecuado de nuestros recursos. Debemos ser sabios al prestar
dinero, considerando nuestra propia situación económica, y la capacidad de la persona a la
que estamos ayudando para devolver el préstamo.

El Talmud y el Midrach, también ofrecen enseñanzas complementarias acerca de la


importancia de ser justos y compasivos al prestar dinero. En el Talmud, se destaca que el
prestatario tiene la obligación moral de devolver el préstamo, y que el prestamista tiene la
responsabilidad de asegurarse de que la cantidad prestada sea justa y razonable. En el
Midrach, se enfatiza que prestar a los necesitados es una forma de honrar al Creador y de
demostrar amor por los demás.

El prestar dinero a los necesitados, es una responsabilidad importante, y una oportunidad


para demostrar compasión y amor por los demás. Debemos hacerlo con sabiduría y justicia,
recordando siempre las enseñanzas bíblicas y buscando la guía del Altísimo en todo
momento.

Ahora bien, respecto al deber de prestar dinero, el Brit Jadachá dice lo siguiente: “Presta
con generosidad, sin esperar que te lo devuelvan, y tu recompensa será grande." (Lucas 6
verso 35).

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Esta enseñanza del Brit Jadachá, nos enseña que debemos ayudar a nuestros hermanos en
necesidad, y prestarles con generosidad, sin esperar recibir algo a cambio. En Lucas 6 verso
35, leemos nuevamente en forma completa lo siguiente: "Pero amad a vuestros enemigos,
haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis
hijos del Altísimo, porque él es benigno para con los ingratos y malos." Aquí se nos anima
a hacer el bien, sin esperar nada a cambio, y se nos asegura que seremos recompensados.

El prestamista generoso es aquel que presta sin condiciones, sabiendo que el acto de
prestar, ya es una bendición en sí mismo. En Proverbios 19, verso17, se lee: "El que se
apiada del pobre presta al Creador, y el Creador le recompensará por su buena obra." Esto
significa que cuando ayudamos a los necesitados, estamos haciendo algo que agrada al
Altísimo, y que Él, nos recompensará por ello.

Por otro lado, es importante destacar que el acto de prestar generosamente no significa que
debamos ser irresponsables con nuestro dinero. En Deuteronomio 15, versos 7 y 8, se nos
dice: "Si hay entre vosotros algún pobre, de tus hermanos, en alguna de tus ciudades, en tu
tierra que el Señor, tu Todopoderoso, te da, no endurezcas tu corazón ni cierres tu mano a
tu hermano pobre, sino ábrele tu mano liberalmente, y préstale lo que necesite para cubrir
sus necesidades." Aquí se nos dice que debemos prestar lo que necesite el necesitado, no
más ni menos, y debemos hacerlo con generosidad y sin esperar recibir algo a cambio.

En resumen, prestar con generosidad y sin esperar recibir algo a cambio es una enseñanza
importante de la Biblia. Al hacerlo, estamos ayudando a nuestros hermanos necesitados,
agradando al Creador y siendo recompensados por Él. Sin embargo, es importante hacerlo
de manera responsable, prestando lo que se necesite, y sin caer en la tentación de la usura.

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Veamos ahora el punto Número 2.- La obligación de devolver el dinero prestado.


Dice el Tanáj: "El impío pide prestado y no devuelve, pero el justo tiene compasión y da."
(Salmos 37 verso 21).

Primeramente, entendemos que la palabra "impío", en términos generales, se refiere a


alguien que actúa de manera contraria a los principios y valores de la Toráh, Ley. En la
Biblia, el término se utiliza a menudo para describir a aquellos que rechazan la Toráh, Ley
del Altísimo, y viven en la maldad y la iniquidad. También puede referirse a aquellos que
no tienen fe o creencia en el Creador. En general, el concepto de impiedad se relaciona con
la falta de respeto, devoción y obediencia al Todopoderoso.

Aclarado lo anterior, el verso anteriormente señalado, que igualmente también viene escrito
en Proverbios 37 verso 21, nos muestra una clara diferencia entre el comportamiento del
impío y el justo cuando se trata de prestar y pedir prestado. El impío, aunque pide prestado,
no devuelve lo que ha tomado, mostrando su falta de consideración, y falta de honradez en
el trato con los demás. Por otro lado, el justo no sólo presta, sino que también muestra
compasión al hacerlo. El justo entiende la importancia de ayudar al prójimo, y lo hace de
manera generosa y desinteresada.

La Biblia nos enseña que debemos ser considerados y misericordiosos con los demás,
especialmente con aquellos que están en necesidad. Es fácil caer en la tentación de tratar de
obtener ganancias a través de préstamos, pero este verso nos recuerda que el verdadero
valor del préstamo es ayudar a aquellos que lo necesitan, sin esperar nada a cambio.
Debemos seguir el ejemplo del justo, y demostrar compasión y generosidad en todo lo que
hacemos, incluso cuando se trata de préstamos.

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Por otro lado, cuando el impío que pide prestado y no devuelve el dinero, está violando el
mandamiento de "no robarás" (Previsto en Éxodo 20 verso15), y también el mandamiento
de "amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Previsto en Levítico 19 verso18). Toda vez que,
al no devolver el dinero prestado, está tomando posesión de algo que no le pertenece, y está
dañando la relación de confianza que se estableció con la otra persona. Además, está
demostrando una falta de consideración y compasión por la situación del prestamista, y su
necesidad de recuperar el dinero prestado. Por lo tanto, es importante que seamos
responsables en nuestras transacciones financieras y mantengamos nuestra palabra y
compromisos, como una forma de honrar al Altísimo y a nuestros prójimos.

Ahora bien, qué nos dice Rabí Iechúa, cuando alguien nos pide algo.

El Brit Jadachá dice: "Pero a ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos,
hagan bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, oren por los que los
maltratan. Si alguien te pide algo, dáselo; y si te quita lo que es tuyo, no se lo reclames."
(Lucas 6 verso 27 al 30).

Este verso nos presenta un llamado a amar y hacer el bien incluso a aquellos que nos tratan
mal o son nuestros enemigos. Rav Iechúa, nos llama a practicar la compasión y la
misericordia, a no responder con odio o venganza, sino a bendecir y orar por aquellos que
nos maldicen y maltratan.

En este verso, también se nos pide que seamos generosos y desinteresados con nuestras
posesiones, incluso cuando alguien nos pide algo, o nos quita algo que es nuestro. La
enseñanza de Rav Iechúa aquí, es que debemos tener un espíritu de generosidad y gratitud,
sin aferrarnos demasiado a nuestras posesiones materiales.

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Esta enseñanza va en contra de nuestra naturaleza egoísta y egocéntrica, pero nos invita a
vivir de una manera más altruista y amorosa, siguiendo el ejemplo del Mesías. Cuando
practicamos la compasión, la misericordia y la generosidad, podemos ver cómo nuestras
relaciones cambian para mejor y cómo somos capaces de hacer una diferencia positiva en el
mundo que nos rodea.

Vayamos al Punto Número 3. Las consecuencias de no devolver el dinero prestado.

Dice el Tanáj: "El rico se enseñorea del pobre, y el que toma prestado es siervo del que
presta." (Proverbios 22 verso 7).

Del anterior verso podemos deducir que, aunque la palabra "siervo" puede tener
connotaciones negativas, en este contexto se refiere a que la persona que pide prestado se
coloca en una posición de dependencia y obligación hacia la persona que presta el dinero.

Esto no necesariamente significa que la persona que presta ejerza una dominación o control
injusto sobre la persona que pide prestado. Pero es importante recordar que, al pedir
prestado, se contrae una deuda que debe ser devuelta en el plazo acordado, y en caso de no
hacerlo, la persona que pidió prestado puede enfrentar consecuencias negativas, como
dañar su reputación y relaciones personales, perder bienes, enfrentar demandas legales, etc.

Por eso, es importante tomar en cuenta la responsabilidad que conlleva pedir prestado, y
tener la capacidad de pagar las deudas adquiridas. La biblia nos enseña a ser responsables y
a no caer en la esclavitud de la deuda, buscando siempre la justicia y el bienestar propio y
de los demás.

Ahora bien, que nos dice el Talmud, el Midrash y el libro hebreo de Ben Sirá, en relación a
los préstamos.

En el Talmud, se nos dice que "uno debe ser tan cuidadoso al prestar dinero como lo es al
realizar un negocio". Esto significa que debemos prestar atención y ser conscientes de los
riesgos al prestar dinero, y asegurarnos de que estamos haciendo lo que es correcto y
prudente.

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En el Midrach se nos dice: "El que presta a su prójimo con el objetivo de ayudarlo, se verá
bendecido con la abundancia del cielo." (Midrash, Shemot Rabbah 31verso 1).

Este verso del Midrach nos habla de la importancia de ayudar a nuestro prójimo de manera
desinteresada y generosa. En lugar de prestar dinero con el único propósito de recibir una
ganancia o beneficio personal, debemos hacerlo con la intención de ayudar al necesitado.
Cuando prestamos a nuestro prójimo de esta manera, sin esperar nada a cambio, estamos
siguiendo el ejemplo de Rav Iechúa, quien siempre mostró compasión y amor por los más
necesitados.

Además, este verso nos asegura que cuando prestamos con la intención de ayudar, seremos
bendecidos con la abundancia del cielo. Esto no significa que necesariamente recibiremos
una recompensa material o financiera, sino que seremos bendecidos con la satisfacción de
haber hecho algo bueno por otro ser humano, y con la satisfacción de saber que estamos
haciendo la voluntad del Altísimo, y que llegado el momento de una necesidad de cualquier
índole el Altísimo, no nos abandonará y nos ayudará por cualquier medio que Él nos envíe.

En el evangelio de Lucas, Rav Iechúa enseña a sus seguidores a amar, y ayudar a los demás
sin esperar nada a cambio. Al hacerlo, estamos siguiendo los mandamientos del Altísimo y
honrando su voluntad en nuestras vidas. Así que, en lugar de pensar en lo que podemos
ganar al prestar dinero a alguien, debemos pensar en cómo podemos ayudar a nuestro
prójimo y hacer el bien. Y al hacerlo, seremos bendecidos con la abundancia del cielo.

El libro hebreo de Ben Sirá dice: "El prestar a un hombre pobre es como prestar al Señor; y
Él te pagará el bien que has hecho." (Ben Sirá 29 verso 8).

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Esta frase hace referencia a la importancia de la caridad y el acto de prestar a aquellos que
más lo necesitan. La Biblia enseña que prestar a alguien necesitado no solo es un acto de
bondad, sino también una forma de servir al Altísimo. En este versículo en particular, se
destaca que prestar a un hombre pobre es como prestarle al Creador mismo, lo que significa
que nuestra acción es vista como si fuera un servicio directo al Todopoderoso de Israel.

Por lo tanto, cuando prestamos a alguien necesitado, no solo estamos ayudando a esa
persona, sino que también estamos cumpliendo con el mandato del Creador de ser
bondadosos y generosos. Y como recompensa por nuestra obediencia y servicio al Creador,
Él promete bendecirnos con abundancia.

En resumen, prestar a alguien necesitado no solo es un acto de bondad, sino también un


servicio al Creador. Si hacemos esto con el corazón correcto y la intención de ayudar,
seremos bendecidos en abundancia por el cielo.

Sin embargo, dentro del libro hebreo de Ben Sirá, existe una máxima interesante acerca del
préstamo, el cual, tiene un doble aspecto, tanto positivo como negativo. Veamos la
siguiente sentencia proverbial del citado libro que dice:
Quien presta al prójimo hace obra de misericordia, quien da una ayuda guarda los
mandamientos.
Presta a tu prójimo cuando lo necesite, y paga pronto lo que debes al prójimo, cumple la
palabra y séle fiel, y en todo momento obtendrás lo que necesitas.
Muchos tomaron un préstamo como un regalo y perjudicaron al que les prestó: hasta
conseguirlo le besan las manos, ante las riquezas del prójimo humillan la voz; a la hora de
devolver dan largas, echan la culpa a las circunstancias y piden una prórroga.
A fuerza de insistir apenas recobrará la mitad, y lo considerará buena suerte; en otro caso se
quedará sin dinero y se habrá ganado un enemigo, que le pagará con maldiciones e insultos,
con injurias, en vez de respeto.
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Así muchos se niegan a prestar, no por maldad, sino temiendo que los despojen sin razón.

Como se aprecia en lo anterior, el prestar, se considera una obra de misericordia, al grado


de tenerse a la persona guardando mandamientos, sin embargo, hay muchos hermanos o
hermanas que no tienen palabra, y no devuelven lo prestado, y por ese acto malagradecido,
otras personas que no lo merecen, son privadas de ayuda, por culpa de las personas
irresponsables.

Analicemos cada párrafo, de la máxima antes descrita del libro hebreo de Ben Sirá.

Número 1.- Quien presta al prójimo hace obra de misericordia, quien da una ayuda guarda
los mandamientos.

En relación a esta frase la Biblia nos enseña que el amor y la compasión son esenciales en
nuestras relaciones con los demás, especialmente con aquellos que son menos prósperos
que nosotros. Cuando prestamos dinero a alguien en necesidad, estamos haciendo una obra
de misericordia al ayudar a aliviar su carga y hacer que su vida sea un poco más fácil. Pero
no solo estamos ayudando a nuestro prójimo, también estamos cumpliendo con los
mandamientos del Altísimo al hacerlo.

Al prestar sin esperar recibir algo a cambio, estamos amando a nuestro prójimo como a
nosotros mismos, y cumpliendo con el mandamiento de amar a nuestro prójimo como a
nosotros mismos, escrito en Mateo 22 verso 39.

Además, en Proverbios 19 verso17, se lee: "El que tiene compasión del pobre presta al
Creador, y él lo recompensará por su buena acción". Al prestar al prójimo con misericordia
y compasión, estamos prestando al Creador mismo. Y Él nos recompensará por nuestras
buenas acciones.

Número 2.- Presta a tu prójimo cuando lo necesite, y paga pronto lo que debes al prójimo,
cumple la palabra y séle fiel, y en todo momento obtendrás lo que necesitas.
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La importancia de ayudar a nuestros semejantes en tiempos de necesidad se destaca en esta


cita bíblica de Proverbios 3, versos 27 y 28, que dice: "No retengas el bien a quien lo
necesita, cuando puedas hacerlo. No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, y mañana te daré,
cuando tienes contigo qué darle."

Prestar a nuestros prójimos en tiempos de necesidad es un acto de bondad y justicia, que


también está respaldado en la Ley Mosaica, donde se exhorta a no ser indiferentes ante la
necesidad de otros, especialmente de los más pobres y vulnerables.

Este versículo de Proverbios 3 versos 27 y 28, nos habla de la importancia de ser justos y
honestos en nuestras transacciones financieras con los demás. Prestar dinero a alguien que
lo necesita es una forma de ser misericordiosos y solidarios, pero también debemos ser
responsables y cumplir con nuestras obligaciones de pago en el momento acordado.

La Biblia nos enseña a tratar a los demás con amor y respeto, y esto incluye ser justos y
honrados en nuestras relaciones financieras. Debemos ser cuidadosos al prestar dinero, pero
también ser generosos y estar dispuestos a ayudar a los demás en momentos de necesidad.

Además, la Biblia nos recuerda que debemos cumplir nuestras promesas y ser fieles en
nuestras relaciones, ya que esto es una parte importante de nuestra integridad y de mantener
relaciones saludables y duraderas. Si seguimos estos principios bíblicos, podemos esperar
obtener lo que necesitamos en todo momento, ya que el Altísimo bendice a aquellos que
actúan con justicia y misericordia.

Número 3.- Muchos tomaron un préstamo como un regalo y perjudicaron al que les prestó:
hasta conseguirlo le besan las manos, ante las riquezas del prójimo humillan la voz; a la
hora de devolver dan largas, echan la culpa a las circunstancias y piden una prórroga.

Esta frase se refiere a la importancia de ser honestos y responsables cuando se trata de pedir
prestado y devolver el dinero prestado. En la Biblia, se nos enseña a ser buenos
administradores de lo que se nos ha dado, y a tratar a los demás con justicia y amor.

El libro de Proverbios dice: "El que pide prestado es esclavo del que presta" (Proverbios 22
verso 7). Esto significa que cuando pedimos prestado, nos convertimos en responsables de
devolver lo que se nos ha dado, y nos ponemos en una posición de dependencia con la otra
persona.

Por lo tanto, es importante que seamos honestos y realistas cuando pedimos prestado. No
debemos tomar un préstamo como si fuera un regalo, sino entender que es nuestra
responsabilidad devolver el dinero prestado en el tiempo acordado.

Además, debemos ser humildes y agradecidos cuando recibimos ayuda financiera de otros.
En lugar de humillar a la persona que nos ha prestado el dinero, debemos mostrar gratitud y
respeto.

En última instancia, la Biblia nos enseña a ser buenos administradores del dinero que se nos
ha dado, y a tratar a los demás con amor y justicia en todas nuestras transacciones
financieras. Al seguir estos principios, podemos honrar al Altísimo, y mantener relaciones
sanas y justas con nuestros prójimos.

Número 4.- A fuerza de insistir apenas recobrará la mitad, y lo considerará buena suerte; en
otro caso se quedará sin dinero y se habrá ganado un enemigo, que le pagará con
maldiciones e insultos, con injurias, en vez de respeto.

Algunas veces, tristemente, no siempre se recupera el dinero prestado, y si se llega a


recuperar cierta cantidad, es con enojo y reclamos por parte del deudor, y hasta el grado de
llegar a perderse la amistad, y quedar el acreedor y deudor como enemigos.

La Biblia nos enseña que debemos tratar a los demás como nos gustaría que nos traten a
nosotros. En relación al préstamo, esto significa ser justos y honestos en nuestras
transacciones financieras, y cumplir nuestras promesas de pago. En el libro de Proverbios
se dice: "El justo es un guía para su prójimo, pero el camino de los impíos los hace
tropezar" (Proverbios 12:26).

Si prestamos dinero a alguien, debemos hacerlo con la intención de ayudar, no de sacar


provecho de la situación. Debemos ser conscientes de que la persona que nos pide prestado
puede estar pasando por una dificultad financiera, y nuestro préstamo puede ser una manera
de mostrarle amor y apoyo. Rav Ieshúa dijo: "Den, y se les dará: se les echará en el regazo
una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a
otros, se les medirá a ustedes" (Lucas 6 verso 38).

Sin embargo, también debemos ser sabios y cautelosos al prestar dinero. Debemos
asegurarnos de que la persona que nos pide prestado, tiene la capacidad y la intención de
devolver el dinero, y establecer un plan de pago claro y realista, además de que en verdad
sea una persona de honor y temerosa del Altísimo.

Además, debemos estar preparados para perdonar deudas si la situación lo requiere, y


mostrar compasión y generosidad, cuando por causas de fuerza mayor, y que queden fuera
del alcance de la persona a la que se le prestó el dinero, que la imposibilite para pagar su
deuda. Y dado el caso contrario, que sí tenga la capacidad de pagar, y se niegue hacerlo,
por maldad, y por avaricia, es de tenerse por una persona rebelde al temor del Altísimo,
siendo aplicable el Salmo 37 verso 21, que dice: "El impío pide prestado y no devuelve,
pero el justo tiene compasión y da".

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En resumen, el préstamo puede ser una forma de mostrar amor y apoyo a los demás, pero
debemos hacerlo con sabiduría y justicia, y estar preparados para perdonar si es necesario.
Recordemos siempre la importancia de tratar a los demás con respeto y amor, como nos
gustaría que nos traten a nosotros.

Número 6.- Así muchos se niegan a prestar, no por maldad, sino temiendo que los despojen
sin razón.
Esta frase hace referencia al temor que algunas personas tienen a prestar dinero a otros, no
porque sean malvados, sino porque temen ser víctimas de engaño o de ser despojados de lo
que les pertenece. En las Escrituras del Altísimo, se hace énfasis en la importancia de
ayudar a los necesitados y prestar ayuda a los demás. Por ejemplo, como ya lo hemos
dicho, en Proverbios 19 verso17 se lee: "El que tiene compasión de los pobres presta al
Señor, y Él le devolverá bien por su obra".

Sin embargo, también se enseña que es importante ser sabios y prudentes al momento de
prestar dinero, para evitar caer en deudas y engaños. Por lo tanto, se debe buscar un
equilibrio entre la generosidad y la prudencia al momento de prestar dinero, recordando
siempre el mandamiento de amar al prójimo como a uno mismo.

Ahora bien, para terminar este tema, podemos llegar a las siguientes conclusiones:

1.- Aunque la Toráh, Ley, enseña la importancia de prestar dinero y de devolverlo, también
hay momentos en los que puede ser imprudente hacerlo. Es importante evaluar la situación
antes de prestar, y tener en cuenta las capacidades de la persona a quien se le presta el
dinero. Además, se recomienda establecer claramente las condiciones del préstamo,
incluyendo el plazo para devolverlo y los intereses, en caso de que no sea un hermano ó
hermana en la Fe.

2.- En caso de que la persona a quien se le presta no devuelva el dinero, es importante


perdonarla y no buscar venganza, ya que esto puede generar resentimiento y enemistad. Es
decir, se debe tener la idea de que cuando prestamos dinero, es probable que el dinero ya no
regrese, y hacerse a la idea que se ha perdido, y por ello, se debe de prestar al punto que no
se desequilibre nuestra economía, y nos ponga en un estado de necesidad innecesario; y por
eso antes de realizar un préstamo, es necesario que concientices a la persona que el dinero
que se le presta es por amor al Altísimo, y por hacer su voluntad, que pide que nos
ayudemos unos a otros, y por esa misma razón, corresponda ese mismo amor, pagando la
deuda, para que refleje ese amor al Altísimo, agradeciendo que en su estado de necesidad,
fue socorrido por ti, y no provoque que aquéllos que quieran obedecer al Altísimo, se
desanimen al ser traicionados y pierdan la confianza de prestar a quienes verdaderamente
tengan necesidad, y que acudan a nuestro auxilio.

Por último, ¿Qué nos dice el Brit Jadachá, el talmud y el midrach, acerca de los préstamos?

En el Brit Jadachá, Mateo 5 verso 42, Rav Iechúa, nos enseña: "Da al que te pida, y no
vuelvas la espalda al que quiera pedirte algo prestado." Esto significa que debemos estar
dispuestos a ayudar a los demás, pero siempre de manera responsable y prudente,
evaluando la situación y las posibilidades de ambas partes para cumplir con el préstamo.

En el Talmud, se nos dice que "uno debe ser tan cuidadoso al prestar dinero, como lo es al
realizar un negocio". Esto significa que debemos prestar atención y ser conscientes de los
riesgos al prestar dinero, y asegurarnos de que estamos haciendo lo que es correcto y
prudente.
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Así también, por ejemplo, en el tratado Ketubot dentro del Talmud, se establece que "aquel
que presta a un judío pobre es como si presta al Creador mismo". Esto nos muestra la
importancia y la bondad de prestar a quienes lo necesitan, pero también nos recuerda la
responsabilidad que tenemos de hacerlo de manera justa y equitativa.

En el Midrach, se nos enseña que la intención detrás del préstamo es tan importante como
el propio préstamo. Debemos prestar con la intención de ayudar a nuestro prójimo, no de
beneficiarnos de su necesidad. Y debemos ser conscientes de que cuando prestamos,
estamos haciendo una inversión en la vida de otra persona.

Igualmente, en el Midrach, podemos encontrar la historia de un hombre que pidió prestado


una herramienta a su vecino y la devolvió dañada. El vecino le preguntó por qué no la había
cuidado mejor, a lo que el hombre respondió: "¿Por qué me prestaste algo que amas tanto?"

Esta historia nos enseña la importancia de prestar sólo lo que estamos dispuestos a perder, y
de cuidar los bienes de los demás como si fueran propios.

Sin embargo, esta historia del Midrach, pudiera ser mal interpretada por algunos y llevarlos
a pensar que es mejor no prestar, ya que, siendo realistas, nadie está dispuesto a perder
nada de su haber patrimonial, pero si acudimos al brit jadachá, en el evangelio de lucas 3,
verso 11, se nos plantea una solución que dice:

Juan les contestó: El que tenga dos mantos que le dé uno al que no tiene, y el que tenga
comida que la comparta.

Vemos en este ejemplo que, habrá casos en los cuales es mejor regalar, cuando tengamos
dos o más cosas de la misma especie a fin de ayudar a nuestro prójimo, y no exponernos a
que no nos regresen aquello que prestamos.

En última instancia, debemos recordar que prestar dinero es una cuestión de equilibrio.
Debemos ser generosos y estar dispuestos a ayudar a los necesitados, pero también
debemos ser sabios y prudentes en nuestra toma de decisiones. Siempre debemos prestar
con la intención de hacer el bien y ayudar a otros, y no para beneficio personal, y estar
conscientes de que podemos tener pérdidas, de las cuales estemos dispuestos a perder, por
ayudar al prójimo, no sin antes haberlo concientizado de su deber con el Altísimo de
cumplir su palabra y devolver lo prestado.

Recordemos lo que dice el salmo 34 verso 14:

Apártense del mal y hagan el bien. Procuren vivir en chalom con todo el
mundo; esfuércense en ello. El canal de escudriñando su palabra se despide
diciendo: Chalom al auténtico pueblo del Altísimo.

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