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Estimado lector,
Hemos ledo su carta con profundo inters, y podemos compartir
plenamente lo que usted siente sobre este tema. Creemos
ciertamente que el cristiano tiene el deber de proveer
diariamente para las necesidades de su familia; el deber de
educar a sus hijos y de encaminarlos para que obtengan sus
propios recursos y aprendan a ganar sus ingresos de manera
honesta. El Nuevo Testamento manda tan claramente hacer
todas estas cosas, que no deja lugar a ninguna duda. Pero estos
sagrados deberes dejan completamente intacta la cuestin de
acumular y guardar, por un lado, y de especular, por el otro. No
creemos para nada en ninguna de estas dos cosas. Creemos que
acumular dinero o bienes materiales llena el alma de herrumbre,
en tanto que la especulacin llena el corazn y la mente de
preocupaciones y de ansiedad. Amamos y honramos la industria y
el esfuerzo honesto; pero la Escritura nos dice que raz de
todos los males es el amor al dinero (2. Timoteo 6:10), y no
creemos que la bendicin de Dios repose sobre Sus hijos cuando
stos se vuelven accionistas de empresas del mundo. Usted
mismo, querido amigo, pas por esta experiencia. Pensamos que
hubiera sido mucho mejor si hubiese adquirido una casa, ya para
vivir en ella, ya para alquilarla, que invertir su dinero en una
compaa como la que describi. Pero todas estas cosas deben
arreglarse entre el Seor y la propia conciencia de cada uno.
Solamente agregamos que existe una enorme diferencia entre
cometer un verdadero pecado, y faltar en devocin personal y no