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EL CRISTIANO Y LAS DEUDAS

LAS DEUDAS: UN RESULTADO DEL DESORDEN.

La Biblia nos enseña claramente que deberíamos evitar a toda costa el pedir prestado (Rom
13:8, Prov 22.26-27), y ello, debido a por lo menos alguna de siete razones:

PRIMERO: endeudarnos implica que gastamos más de lo que recibimos, lo cual, a la luz de
la Palabra, no es justificable, principalmente por cuanto tenemos la garantía de que Dios
suplirá todas nuestras necesidades conforme a sus riquezas en gloria (Fil 4:19). Si El suple
nuestras necesidades ¿para qué endeudarnos?

SEGUNDO: cuando nos endeudamos generalmente no es para cubrir necesidades sino


gustos o deseos sin los cuales podríamos vivir igualmente tranquilos, o nos endeudamos
porque los fondos que debían cubrir las necesidades, los desviamos a gastos que no eran
necesarios, que podían haber esperado por la provisión apropiada de Dios para ellos.

TERCERO: cuando nos endeudamos tenemos más fe en el banquero o en la persona que


nos va a prestar el dinero, que en Dios. Si tuviéramos fe en Dios esperaríamos Su provisión
sin recurrir al endeudamiento.

CUARTO: generalmente, cuando nos endeudamos, lo que manifestamos es falta paciencia


para ahorrar y esperar el disfrute de algo, o falta de provisión para haber ahorrado por un
fondo de provisión para emergencias.

QUINTO: el endeudamiento generalmente refleja una falta de dominio propio para esperar
por el tiempo adecuado para tener las cosas que queremos, lo que evidencia que las cosas
nos controlan en lugar de nosotros a ellas.

SEXTO: generalmente el endeudamiento es el resultado de desorden en el manejo de


nuestras finanzas e imprudencia (acompañada de auto-engaño) al creer que vamos a poder
pagarla, cuando generalmente si estamos recurriendo al endeudamiento es que no tenemos
capacidad de pago, principalmente cuando se trata de endeudamiento para consumo.

SEPTIMO: el que presta se hace esclavo, trabaja, para aquel que le prestó; como
consecuencia, no disfruta del fruto de su trabajo, es otro el que lo hace (Prov 22:7).

OCTAVO: un error aún mayor que las deudas propias es salir de deudor de alguien más
(Prov 17.18, Prov 22:26-27). No solo no disfrutamos nada de lo que pago el endeudamiento,
sino que encima de todo, si la persona a la que le hicimos el favor de servirle de co-deudor
no paga, nosotros lo vamos a tener que pagar, lo que implica que nosotros vamos a tener
que pagar el desorden de otro.
ALTERNATIVAS PARA NO ENDEUDARNOS.

PRIMERO: cuando queremos o deseamos algo que no podemos adquirir con nuestros
ingresos regulares, lo que necesitamos hacer es poner la petición delante de Dios y esperar
hasta que El provea para ello, o nos lo provea directamente de alguna forma. Ello va a
desarrollar nuestra paciencia y fe.

SEGUNDO: ahorrar cada cierto tiempo una cantidad (que podría ser el equivalente al pago
que tendríamos que hacer si lo compráramos mediante endeudamiento). Ello va a
desarrollar orden, disciplina, paciencia y fe, y seguramente, cuando tengamos ya el ahorro
necesario para ello, vamos a poder adquirir el mismo producto, con un mejor desarrollo y
calidad a un menor precio (el ahorro gana interés, contra el endeudamiento que paga
intereses, y por ende, a la larga, el precio del artículo sale más caro).

TERCERO: ejercer la disciplina personal (dominio propio), paciencia y contentamiento


mientras esperamos la provisión de Dios para ello o el tiempo en el que se complete el
ahorro necesario para comprarlo al contado. Esas cualidades nos van a servir también para
otras áreas de la vida, y su fruto va a ser victorias y crecimiento constante, que van a derivar
en prosperidad en todos los órdenes de la vida (3 Jn 2, Sal 1:1-3).

LIBERARNOS DE DEUDAS.

Si desgraciadamente nos metimos a préstamos: hay que pagarlos y salir de ellos lo más
rápido posible. No pagar, definitivamente no es una opción para los creyentes (Sal 37:21).
Liberarnos de deudas implicará necesariamente (la cosecha del error, la disciplina de Dios):

* Trabajo duro.

* Restringir nuestros gastos a lo básico solamente (apretarnos el cinturón).

COMO SALIR DE DEUDAS.

Si tiene varias deudas y ha estado pagando un poco a todas, una forma ordenada de salir de
ellas podría ser, por ejemplo:

PRIMERO: ordenar las deudas de la menor a la mayor.

SEGUNDO: hacer un cronograma de pagos aplicando todo lo disponible mensualmente para


pago de deudas a pagar la más pequeña, y después de esta la segunda más pequeña, y
después la tercera más pequeña y así sucesivamente.

TERCERO: negociar con los acreedores (dar la cara) que no van a recibir pagos inmediatos
para explicarles lo difícil de nuestra situación, y pedirles que no nos sigan cargando
intereses a la deuda, o por lo menos nos rebajen el monto de los mismos, además de que
esperen el pago de su capital en las fechas que determinamos en el cronograma.
CUARTO: cumplir estrictamente el cronograma pactado.

Al hacerlo de esa manera lo que estamos haciendo es aliviar la presión de los acreedores,
reducir las llamadas de cobros, ir reduciendo el número de acreedores paulatinamente, y
tener un horizonte (una visión) de cuando vamos a salir de las deudas realmente.
LAS DEUDAS
2da Reyes 4:1-7 Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo,
diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y
ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos. 2 Y Eliseo le dijo: ¿Qué te
haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa,
sino una vasija de aceite. 3 El le dijo: Vé y pide para ti vasijas prestadas de todos tus
vecinos, vasijas vacías, no pocas. 4 Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas
las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte. 5 Y se fue la mujer, y cerró la puerta
encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite. 6 Cuando
las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay
más vasijas. Entonces cesó el aceite. 7 Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual
dijo: Vé y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede.

Esta mañana vamos a reflexionar sobre este tema que trata sobre el aceite de la viuda, en
donde por medio del profeta Eliseo, se experimenta un milagro en donde el aceite sirvió para
poder sacar a la viuda del problema que enfrentaba.

Quien era esta mujer?

Era la mujer de un profeta que era siervo de Eliseo.

Y le cuenta del problema de sus acreedores. Que quieren llevarse a sus hijos como
esclavos.

Vamos a analizar los versículos claves, de esta lectura.

Versículo 2.

Qué tienes en casa?  Una vasija de aceite.

La vasija de aceite fue el medio que Dios utilizó para poder enviarle más aceite o en otras
palabras para que la viuda resolviera su problema, que vemos que era con sus acreedores,
o sea deudas contraídas.

Versículo 6.

Cuando ya no había más vasijas, el aceite cesó.

Si hubiera habido más vasijas, el aceite no habría cesado.

Dios nos va a dar lo que necesitemos para salir de nuestros problemas financieros, al cual
nos metimos por no saber de las finanzas que están escritas en la Biblia.
Que debemos hacer?

No endeudarnos nunca o no endeudarnos nunca más.

Proverbios 22:7  El rico se enseñorea de los pobres, Y el que toma prestado es siervo del
que presta.

No debemos servir de fiador de nadie.

Proverbios 17:18  El hombre falto de entendimiento presta fianzas,  Y sale por fiador en
presencia de su amigo.

Y aunque nos cueste decir que no cuando alguien nos pida ser fiador, aunque sea un amigo
o compañero de trabajo, debemos ser obedientes a la palabra de Dios.  Y decirle que no
podemos salir de fiador.

Cuando alguien  nos pida salir como fiador, debemos hablarle de la palabra de Dios.

Y si se molesta porque no salimos de fiador?

Si se molesta, es que no era nuestro/a amigo/a.

Y es mejor perder esa “amistad”, que perderla cuando la institución financiera nos demande
el pago de nuestro fiador.

Porque sería una doble pérdida: la “amistad” y el dinero.

Proverbios 22:26-27 No seas de aquellos que se comprometen,  Ni de los que salen por
fiadores de deudas. 27  Si no tuvieres para pagar, ¿Por qué han de quitar tu cama de debajo
de ti?

DHH Proverbios 22:26-27 Nunca te hagas responsable de las deudas de otra persona, 27
pues si no tienes con qué pagar, hasta la cama te quitarán.

Que debemos hacer para no endeudarnos?

Solo debemos comprar de contado, jamás al crédito.

Haga algo, invierta en algo, venda cosas que no le sirven,

Cuando recibas dinero, paga deudas, no gastes.

Cambia tus hábitos de compra de consumo.

No compres ropa, solo de marca exclusiva.


Hay gente que apenas recibe su aguinaldo se endeuda, y luego ya en febrero no tiene como
pagar.

Por qué nos endeudamos?

Cuando gastamos más de lo que ganamos.

Pero como podemos gastar más de lo que ganamos?

Cuando recurrimos al crédito, al fiado, al préstamo, al prestamista.

No debemos vivir ni gastar como ricos (si no lo somos).

Debemos administrar bien nuestros ingresos, nuestras finanzas.

En la Biblia, en la palabra de Dios vamos a encontrar lecciones, ocultas o semi ocultas, que
debemos de aplicar desde joven.

Es más, debería ser parte de una enseñanza desde las escuelas, en los hogares, en los
trabajos.

Pero como estamos influenciados por una economía de mercado, una economía de
consumo, en donde se nos ha creado una mente consumista, donde se nos pone como
ejemplo o como influencia el modelo norteamericano, queremos vivir como ricos siendo muy
pobres.

Debemos saber administrar el dinero que Dios nos da.

Veamos estos principios bíblicos.

1.- Ahorrar para cubrir un gasto futuro.

Proverbios 6:1-8 Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo, Si has empeñado tu palabra a un
extraño, 2 Te has enlazado con las palabras de tu boca, Y has quedado preso en los dichos
de tus labios. 3 Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, Ya que has caído en la mano de tu
prójimo; Vé, humíllate, y asegúrate de tu amigo. 4  No des sueño a tus ojos, Ni a tus
párpados adormecimiento; 5 Escápate como gacela de la mano del cazador, Y como ave de
la mano del que arma lazos. 6 Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; 7
La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor, 8 Prepara en el verano su comida, Y
recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.

Hay gastos que se hacen de forma anual, por ejemplo el pago de los impuestos de la
alcaldía, impuesto sobre la renta, seguro del carro, uniformes y útiles escolares, etc.

Podemos incluir gastos de verano, navidad, etc.


Cuando no ahorramos no podemos hacer frente a un gasto puntual y recurrimos al crédito, al
préstamo o vivir de fiado.

Esto al igual que Grecia, nos convierte cada día más pobre y nos vuelve esclavos de
nuestros acreedores.

Con ese ahorro podemos hacer frente a esos gastos puntuales, que mencionamos.

En esta lectura nos menciona que la hormiga guarda en verano, para tener en invierno.

Si nosotros no ahorramos nada en verano nada vamos a tener en invierno. 

Y qué hacemos?  Nos endeudamos.

Nos convertimos en cristianos endeudados.

Muchos de nosotros cuando comenzamos a saber de Dios, teníamos muchas deudas


contraídas, posiblemente ya estas deudas están menores, o ya canceladas de forma
milagrosa.

Pero no podemos a partir de que somos cristianos y sabemos de estos principios bíblicos,
que nuestras deudas sigan en aumento.

Hay una alabanza que dice: El Cristiano no puede estar enojado.

De forma similar el Cristiano no puede estar endeudado.

Y si actualmente algunos cristianos están endeudados, no es pecado tener una deuda.   Pero
indica que no están cumpliendo con los principios financieros establecidos en la Biblia.

Un ejemplo de ahorro puede ser el 10% del salario.

Con el ejemplo de 6,000.00 eso sería C$ 600.00.

Al cabo de un año tendríamos C$ 7,200.00.

En diciembre recibiríamos/tendríamos: 19,200

6,000 salario.

6,000 aguinaldo

7,200 ahorros.
Análisis de tiempo.

Cuanto tiempo uno puedo conseguir un televisor en un establecimiento:


Requisitos: Salario y fiador, Llenado de documentos: En total 15 minutos.

Cuanto tiempo debo pagar?

36 meses, 72 cuotas de 200= 14,400.00.

Cuanto costaba de contado el televisor? 7,200.00 ( el total del ahorro).

Debemos disfrutar en 15 min y sacrificarnos por 36 meses?

No.

Eso nos convierte en esclavo de los acreedores.

Volvamos a la lectura inicial.

Eliseo le dijo que tienes en tu casa?

Una vasija de aceite nada más.

En esa vasija fue donde recibió la bendición.

Si nuestro problema es con deudas con acreedores, no significa literalmente que va a venir
un Eliseo y nos va a pedir vasijas y el aceite no va a cesar.

No es literal.

Pero con las vasijas llenas de aceite se logró pagar las deudas.

En nuestro caso debe ser un calcetín, una cajita, una cartera, una cuenta de ahorros.

Porque es el lugar que debemos tener dispuestos para almacenar la bendición para pagar la
deuda.

Veamos el último versículo 7.

7 Vé y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede.

Vemos en este versículo varios verbos:

Ve, Vende, Paga, Vivan.


Y este es un principio financiero bíblico.

Ve: acción que debemos tomar.


Vende: convierte la bendición en efectivo.

Paga: pagar nuestras deudas.

Vivan: Vivir con lo que quede.

Esto es vivir sin deudas, ser libres de los acreedores.

Que Dios te bendiga y te guarde


ACTITUD DEL CRISTIANO ANTE LA DEUDA

Recuerdo, cuando era pequeña, lo difícil que era obtener un crédito. Mis padres ahorraban
todo el tiempo para poder adquirir los bienes que necesitaban. Recuerdo que para comprar
un carro sacaron todos sus ahorros del banco y fueron con el dinero en la mano a comprarlo.
También recuerdo que cuando sacaron su primer crédito tuvieron que cumplir un sin fin de
requisitos y conseguir un fiador que ya tuviera referencias de créditos anteriores.

Ahora las cosas son completamente distintas, los créditos se ofertan casi a cualquier
persona y es fácil obtener una tarjeta de crédito bancaria así como créditos en muchas
tiendas.

Sin duda ahora es más fácil comprar las cosas que necesitamos pues si no tenemos el
dinero tenemos el crédito.

Pero, ¿qué significa la palabra "crédito"? La palabra crédito viene del latín "creditum"
(sustantivación del verbo credere: creer), que significa "cosa confiada". Así "crédito" en su
origen significa entre otras cosas, confiar o tener confianza.

Cuando se nos ofrece un crédito el acreedor ha confiado en nosotros que le pagaremos la


deuda que hemos adquirido.

Entonces más que una transacción financiera o un contrato es un acto de confianza.

Por eso debemos ser cuidadosos al adquirir un crédito y debemos tomar en cuenta lo
siguiente:

 Un crédito es un préstamos que se me hace, no es mi dinero.


 No debo adquirir un crédito mayor al que puedo pagar (Se aconseja no mayor al 38%
del ingreso neto para vivienda, 15% para automóvil y 5% en otros créditos).
 Es mi obligación pagar ese crédito con todo y sus costos (intereses, plazos).
 Antes de pedir un crédito debo prever si cuento con la solvencia para pagarlo. (Puedo
no tener liquidez, es decir el dinero efectivo, pero sí algún bien que en un momento
dado pueda usarlo para salir de la deuda)
 Debo ahorrar el dinero necesario para cumplir con el pago.
 Debo ser puntual en los pagos.
 No debo dejar de pagar las mensualidades ya que se acumularán los intereses
correspondientes a la deuda.

Es triste ver que muchos cristianos caen en la trampa de los créditos y las promociones de
meses sin intereses y después no pueden pagar.

Es triste ver cómo se esconden de sus acreedores, mienten, se enojan y dan un mal
testimonio con su comportamiento.
Nosotros como cristianos debemos ser personas dignas de confianza y cumplir fielmente
con nuestras obligaciones. "Que vuestro sí sea sí, y vuestro no, sea no; para que no
caigáis en condenación" Santiago 5:12

Por eso, antes de adquirir un crédito pregúntate: ¿Podré cumplir con esa obligación?

Y si ya tienes créditos: ¿Qué testimonio estás dando a tus acreedores de la fe que profesas?
¿Qué ejemplo estás dándoles a tus hijos?

"No tengas deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros". 
Romanos 13:8
LA PRISIÓN INVISIBLE

Quiero hacerte una pregunta en esta mañana. Considera bien tu respuesta. ¿Te meterías
voluntariamente a la cárcel? ¿Entrarías por tu propia voluntad a una celda y le pedirías al
carcelero que cerrara la puerta detrás de ti? ¿Le entregarías a otro el poder sobre tu vida?

¡Ninguno de nosotros haría una cosa tan descabellada! Sin embargo, muchos lo han hecho.
Aquí en este salón hay personas que están viviendo en una prisión, una prisión invisible. ¿A
qué prisión me refiero? Me refiero a la prisión de la deuda.

La deuda nunca ha sido parte del plan de bendición que Dios tiene para su pueblo. Abre tu
Biblia conmigo en Deuteronomio 28:1 y 12:

Este pasaje detalla las bendiciones que Dios prometió a su pueblo de Israel si ellos
obedecieran las condiciones de su pacto. La obediencia a la voluntad de Dios siempre es
una fuente de bendición.

Entre muchas otras bendiciones, observemos lo que nos dice el versículo 12. Si el pueblo
vivía en obediencia, Dios los bendeciría de tal modo que ellos podrían prestar e invertir en
otras tierras, pero no se endeudarían con nadie. Serían libres para vivir y servir a Dios.

Mi convicción es que Dios todavía desea lo mismo para su pueblo. El quiere que vivamos en
libertad, sin cadenas de deudas que nos limiten. ¿Serán tan malas las deudas? Vivimos en
un país donde las tarjetas de crédito, las facilidades de pago y el endeudamiento son un
estilo de vida. ¿Qué dice la Biblia al respecto? Consideremos tres desventajas de la deuda.

Mira lo que dice Proverbios 22:7: "El rico se enseñorea de los pobres,  Y el que toma
prestado es siervo del que presta. " La primera desventaja de la deuda es que te convierte
en esclavo. "Los deudores son esclavos de sus acreedores", dice la segunda mitad del
versículo. Cuando te endeudas, le das a otra persona el control sobre tu futuro. Te
conviertes en su esclavo, porque moralmente y legalmente estás bajo la obligación de
pagarle.

Es muy fácil endeudarse, y muy difícil salir de las deudas. En esto, la deuda se parece al
pecado; te da placer al principio, pero te sigue cobrando mucho después de que el placer se
haya terminado. ¡No cometas el error de fijarte en el pago mensual, en lugar de la cantidad
total y los intereses!

Este es un truco favorito de los vendedores de carros. Cuando un comprador entra a la


agencia, una de las primeras preguntas que se le hace es: ¿Cuánto pensaba usted pagar al
mes? Si el vendedor puede lograr que te fijes en el pago mensual, puede hacerte trampa
con los números, cobrarte intereses altos, darte un precio elevado en el vehículo y todavía
lograr que los pagos mensuales sean lo que tú habías dicho. Te pueden esclavizar.
La segunda desventaja de las deudas es que esclavizan y pueden dañar a tu familia. ¿Se
acuerdan de la historia de la viuda y el profeta Eliseo? La viuda de uno de los profetas se
había quedado con muchas deudas, y ella y sus hijos se encontraban amenazados con ser
vendidos como esclavos para saldar la deuda.

Ella le contó su problema a Eliseo, y Dios hizo un milagro; le dio a la señora una cantidad
milagrosa de aceite, que ella pudo vender para pagar lo que debía. En este caso, Dios hizo
un milagro. Pero ¡fíjense en el problema que causaron las deudas que dejó el difunto para su
esposa! Ella y sus hijos quedaron perjudicados por la deuda.

De la misma manera, la deuda perjudica a tu familia. Una de las causas principales del
divorcio son las presiones económicas, y principales entre ellas están las deudas. Las
deudas causan fricción entre las parejas, y también pueden tomar recursos que podrían
haber beneficiado a los hijos. Qué triste sería tener que decirles a tus hijos: No puedo
ayudarte con tu educación, porque tengo muchas deudas.

Las deudas te esclavizan y afectan a tu familia.

La tercera desventaja de las deudas es que pueden afectar tu relación con Dios. Observa
lo que dice Santiago 4:13-15, leamos:

Las deudas fácilmente se convierten en una forma de presunción.

Observa cómo piensan muchas personas. Dicen: "Gano $1.200 al mes. Tengo el pago del
carro, que son $300. Tengo el pago de la casa, que son $500. ¡Todavía me quedan $400!
Puedo comprar este juego de muebles, porque sólo son $100 al mes." ¿Te das cuenta de la
presunción? ¿Cómo sabes que vas a seguir ganando $1.200 al mes? ¿Cómo sabes que no
te vas a enfermar, o tener alguna emergencia familiar? ¡Estás presumiendo sobre la
voluntad de Dios!

Y entonces, cuando se presenta una emergencia, te encuentras ahogado en deudas. No te


alcanza el dinero para enfrentar la situación, y todavía te quejas con Dios. ¡Hay un camino
mucho mejor! Dios quiere ayudarte a salir de esa prisión.

Antes de hablar de esto, surge la pregunta: ¿habrá deudas aceptables? Creo que sí – para
comprar una casa, para construir un negocio, quizás para comprar un vehículo. En estos
casos, la compra representa algo bueno, que nunca podríamos lograr sin sacar un préstamo.
También son casos en los que el préstamo tiene una garantía. Aun así, es necesario calcular
con cuidado si podremos pagar fácilmente la deuda.

Pero hablemos ahora de la libertad que Dios desea para nosotros. Muchos de ustedes
quisieran saber:

¿cómo puedo ser libre de las deudas? No hay ningún secreto mágico; pero si tú eres fiel en
aplicar los principios bíblicos a tus finanzas, y sinceramente te comprometes en hacer lo que
Dios quiere que hagas con el dinero, El se mostrará fiel. Esto se ha visto en innumerables
casos.

La primera cosa que es necesario hacer, si quieres alcanzar la libertad de las deudas, es
reconocer que hay que pagarlas. Observa lo que dice el Salmo 37:21: "El impío toma
prestado, y no paga; Mas el justo tiene misericordia, y da." ¿Quiénes son los que piden
prestado, y nunca pagan? La Biblia lo dice muy claramente: son los malvados. Dios no
bendice a los malvados.

Dicho esto, si te encuentras con deudas que no puedes pagar, no está mal hablar con tus
acreedores y pedirles un descuento, o que te ajusten los pagos. Si un acreedor
voluntariamente rebaja la deuda, no está mal. Lo que está mal es pedir prestado, y nunca
pagar. Dios no te bendecirá hasta que decidas que vas a responder por tus deudas.

Para esto, también se necesita honestidad personal y como pareja. La deuda se puede
parecer al monstruo que usan los padres para espantar a sus hijos; uno nunca lo quiere ver.
Para poder llegar a la libertad de la deuda, hay que sentarse y enfrentar la situación con
honestidad, haciendo una lista de las deudas que hay.

Se cuenta la historia de un hombre que llamó a la policía para reportar que todas las tarjetas
de crédito de su esposa habían sido robadas. "Pero no busquen mucho al ladrón", les dijo,
"porque él está gastando mucho menos con las tarjetas que mi esposa". ¡Esa pareja tenía
un serio problema! En lugar de unirse para reducir las deudas y vivir en bendición, tiraban en
direcciones opuestas.

La segunda cosa que tenemos que hacer es dejar de cavar más hondo el hoyo. Decide ya
que no vas a asumir más deudas. La deuda puede ser adictiva, y es necesario dejar de
meterse más. Quizás tengas que cancelar tus tarjetas de crédito y pagar todas tus compras
en efectivo. Quizás tengas que esperar para comprar el carro nuevo que quieres. De todos
modos, deja de endeudarte más.

En tercer lugar, empieza con una deuda y decídete a pagarla. No dejes de hacer los pagos
mínimos en tus demás deudas, pero escoge la deuda más pequeña que tengas y decide
cómo la vas a pagar. ¿Por qué la más pequeña? Simplemente porque te sentirás muy bien
cuando la pagues, y esto te motivará a seguir reduciendo tus deudas.

Quizás sea una deuda de $100 que le debes a un amigo. No importa; págalo, y te sentirás
muy bien. Eso te motivará y podrás entonces escoger la siguiente deuda, y pagarla lo más
rápido posible. Te sorprenderás cómo se van acabando tus deudas, y cómo te vas sintiendo
cada vez más libre.

Nosotros teníamos una deuda que nunca íbamos a poder pagar. Colosenses 2:13b-14 la
describe: "os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,  anulando el acta
de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y
clavándola en la cruz". La deuda de pecado que teníamos con Dios era tan inmensa que
jamás la podríamos pagar. Pero en ese momento de mayor desesperación para nosotros,
Jesús vino a pagar esa deuda. Si tú lo has aceptado como Señor y Salvador, conoces el
gozo y la paz que trae esa libertad.

¡Dios quiere que vivas en esa misma libertad en tus finanzas también! El te ayudará. Si tú
empiezas a poner en práctica los principios que El te muestra en su Palabra para manejar
tus finanzas, descubrirás que El mismo te ayuda de formas pequeñas y grandes. Estará a tu
lado para ayudarte.

Ya fue suficiente el tiempo que dejamos que las deudas nos robaran la alegría, nos
impidieran en ayudar a otros y afectaran a nuestras familias. Empecemos hoy a caminar
hacia la libertad que Dios quiere para nosotros. Salgamos de esa prisión invisible a la
gloriosa libertad que Dios desea para sus hijos.
LOS PRÉSTAMOS Y LAS FINANZAS

A.  Dios no prohíbe el prestar.

Israel iba a prestar a otras naciones. Leamos:

Deu. 15:6; Deu. 28:12.

Dios mandó a Israel de no ser personas dadas a préstamos y endeudarse. O sea, el prestar
dinero en sí no es un pecado, porque Dios dijo que iban a prestar a las demás naciones.
Pero el punto es que el hijo de Dios no es una persona esclavizada a otros por deudas y
préstamos que ha hecho a ellos.

Préstamos pero siempre con buen juicio. Leamos:

Sal. 112:5; Sal. 37:25; Mat. 5:7.

El prestar puede ser parte de la misericordia. Pero uno tiene que tener mucho cuidado en
pedir prestado, o en prestar. Dios es quien que juzga a nuestras vidas, y sacando dinero de
otra persona no puede quedar sin pagarle lo justo. Dios nos juzga por nuestras acciones
para con otros en esta vida.

B.   Dios prohíbe la usura. Leamos:

Éxo. 22:25; Eze. 18:5; Eze. 18:13; Lev. 25:35; Lev. 25:36; Lev. 25:37; Sal. 15:1; Pro.
28:8.

La usura es de prestar con una tasa de interés muy alto, fuera de las
normas aceptables.

Aunque Dios no impone que es “una norma aceptable”, debemos siempre tener cuidado de
no prestar con altos réditos. Dios examina tu relación con Él por cómo vives la vida con los
demás. Entonces lo que haces hacia a los demás, especialmente a las pobres,
menesterosos, y afligidos, esto es como Dios vea que respondes a Él. Jesús en Mateo
25:34-46 propone que como tratamos a nuestros prójimos, hechos en similitud a Dios, es
como realmente trataríamos a Dios si fuera una persona en la tierra.

Al fin de la discusión, lo que debe salir muy claro es que el cristiano gana su dinero por duro
trabajo, y no por tomar ventaja de los débiles.

C.  No debemos ser fiadores de otros. Leamos:

Pro. 17:18; Pro. 6:1;Pro. 11:15; Pro. 20:16; Pro. 22:16; Pro. 22:27; Pro. 17:18; Pro.
20:16; Pro. 22:26; Pro. 27:13.
En esto, simplemente el principio es así, el cristiano no debe arriesgar su bienestar
económico para ayudar a otros. Aunque no es una regla fija siempre, pero cuando uno es
fijador para otro, debe ser una persona de alta confianza que va a pagar. Pero en general es
mejor de evitar todo tipo de fianza.

D.  Siempre es mejor no deber nada a nadie. Leamos:

Rom. 13:8;

La regla para los cristianos es de trabajar duro, y con lo que Dios te dé, vivir. No debemos
entrar en obligaciones de largo plazo que nos esclavizan a situaciones, y nos esfuerzan a
vender nuestro patrimonio para pagar. Nadie sabe cuándo le despiden de un trabajo, qué
pasará mañana, o cuando uno va a enfermar. Entonces esto debe guiar nuestras actividades
económicas.

Pro. 22:7 El rico se enseñorea de los pobres, Y el que toma prestado es siervo del que
presta.

Cuando uno entra en obligaciones financieras, hay esclavitud implicado. Siempre el que
presta tiene la ley para voltear tu vida. Cuando no puedes pagar, él te quitará tu patrimonio
para las deudas. Es un estilo de control sobre uno que Dios dice que no es bueno.

E.   La responsabilidad cuando pides prestado, pagas en buena estado. Leamos:

Éxo. 22:14; Sal. 37:21.

Simplemente dicho, cuando a fuerzas un hijo de Dios tiene que pedir algo prestado o a un
préstamo de dinero, entonces siempre va a restaurar la cosa prestada en buen estado, o
pagará lo que pidió prestado. El pedir prestado y no pagar es de ser un impío.

F.   Prestamos a los menesterosos pero sin interés. Leamos:

Deu. 15:7-11.

Hay una obligación para ayudar a un pobre honesto entre nosotros. Esto es una persona
que no tiene, pero no es flojo, sino trabajador, pero no le sale la vida. Debemos fijarnos bien
en versículo 7, “tu hermano pobre”, versículo 9 “tu hermano menesteroso”. Esta obligación
era uno entre una comunidad pequeña y cerrada.

O sea, entre los que proclamaban a Jehová como su Dios, a las personas quienes se
sujetaban y obedecían las leyes y normas de Dios, esta obligación existe.

Es terrible que hoy en día tantos mentirosos, fraudes, y ladrones han entrado en la iglesia
para espiar los hermanos que tienen dinero, y luego sacarles dinero pretendiendo que ellos
sean hermanos también. Lo que cuida esto de ser un desastre siempre es que la obligación
es solamente a los que se sujetan (con historia comprobado) a las normas de Dios.
Leamos:

Isa. 32:8; Isa. 58:7; Pro. 19:17.

Tal vez hay una caridad general que el creyente se muestra en general a todos los pobres,
pero estos versículos hablan más de caridad y no préstamos. La diferencia con los
versículos anteriores es que estos “regalos” son sin vista que los pobres regresan lo que es
dado, y un préstamo es algo que tiene que regresar con interés normalmente.

G.  No forzar la prenda a los que nos deben de pagar. Leamos:

Deu. 24:10-13.

La norma en prestar las cosas y recibirlas de nuevo es que uno no debe exigir, demandar, o
sacar a fuerzas la cosa prestada, especialmente cuando se trata con los pobres. Cuando la
cosa que le prestaste es esencial para la vida de esta persona como su cobija, entonces no
debemos quitar esta cosa. Habla más bien de los pobres, de personas que con el préstamo
consigan algo básico y esencial a su vida.

Luc. 6:30-38.

Otra vez parece que esto de prestar es básicamente en la comunidad de fe. Debemos
aclarar versículos 30 y 31, una obra de caridad es de dar sin anticipación de que sea algo
regresado. Esto es un regalo.

Un préstamo es algo que uno da con la esperanza de que se lo regresa un día antes del fin
de tu vida. Entonces la idea debe ser no tanto de prestar sin nunca querer o esperar que se
lo regreses, sino que uno presta sin estar encima de la persona pidiéndole o recordándole
de regresar la cosa.

También habla de cuando alguien defraude la prestación, negando de regresar la cosa o


pagar el dinero.

Los inconversos prestan para ganar tanto más (como negocio), pero los cristianos deben
prestar por razones de su fe, como acciones premeditadas de misericordia para otros bajo
aflicción o pobreza.

Entonces la acción de prestar es algo espiritual que podamos decir es un préstamo más a
Dios que al pobre, porque el cristiano reconoce a Dios como quien que con todos hace
cuentas un día, y Dios responde a mis necesidades y actividades de ganar un ingreso según
que Él me ve actuar en mi vida hacia a otros. Si somos de poco prestar, igualmente Dios nos
tratará la vida con nosotros.

Leamos Mat. 5:38-45.


Primero sobre todo, uno no debe prestar algo que no tiene, o que va a causar grandes
daños si lo pierdes. Todo esto de prestar no habla de que uno pide prestado para prestar. Si
lo tienes, y no es parte de tu gasto normal de vivir, entonces de allí prestas, de lo extra.

Segundo la obra de prestar es en una forma espiritual de demostrar nuestra fe y confianza


en nuestro Dios como Juez y persona que recompensa todo perdido, y quitar todo ganado
ilícitamente.

Hch. 20:35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados,
y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.

No debemos tomar los mandamientos de prestar a ser ordenes de endeudarnos a nosotros


para que demos a otros. Esto no es la idea. La idea es que cuando tenemos algo más que
nuestra comida diaria, nuestro abrigo o cobija, entonces debemos compartir con los que no
tienen así. Esto puede tomar la forma de regalar, que es mejor que recibir, o de prestar a
pobres.

Debemos separar todo esto de prestar a los ricos, que es inversión de dinero en negocios,
que no tiene nada de ver con este tema bíblico.

2Co. 9:6-15.

Este pasaje empieza hablando de dar a la obra de Dios. Esto es importante. Espiritualmente
hablando, necesitamos ser el tipo de persona que es generosa. ¿Cómo llegamos a ser así
sin actualmente dar, y dar generosamente? No es posible.

Sin las prácticas actuales en la vida, uno nunca llegará a ser generoso. También es
importante de fijar que por toda la Biblia, el enfoque nunca es de dar y ser generoso en tus
tratos con los ricos. Esto no es una virtud espiritual, sino es carnal. Es para que te den de
regreso.

La virtud espiritual que quiere Dios que desarrollamos es de ser generoso a los pobres que
no pueden regresarte nada excepto las gracias, y que tú seas la causa de que ellos dan
gracias a Dios.

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