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LA AURORA
Estamos ante un poema vanguardista y subje vo, en línea con la nueva esté ca
“irracionalista” en la que no importa la descripción obje va de la realidad, sino profundizar en sus aspectos
más profundos a través de la intuición poé ca (del autor y del lector, que entran en comunión a través de
ella)
El poeta no pretende la comunicación racional sino poder comunicar sus emociones, que estas lleguen al
lector lo más vívidas posibles, y al ser las emociones subje vas e irracionales, el lenguaje, para transmi rlas
en toda su pureza, ha de ser irracional y subje vo.
La Aurora, el sol al amanecer (disco blanco y luminoso) es, como la Hos a consagrada para los creyentes,
“La luz del mundo”. Es también el símbolo de la conexión entre el cielo y la erra, porque al calentar e
iluminar el planeta, permite la vida.
Pero a diferencia de la comunión en la que este fragmento de pan ácimo consagrado, la Sagrada Forma, se
deposita en la lengua, es la ciudad de Nueva York “nadie la recibe en su boca”, porque está rota la armonía
del hombre y la naturaleza.
Rechazado el amor como forma imprescindible de relación entre los humanos y la vida natural, se impone
el negocio: “saben que van al cieno de números y leyes, / a los juegos sin arte, a sudores sin fruto”.
La luz de la aurora ya no es el símbolo del amor del cielo por la erra “que da sus frutos para todos”, como
veremos que dice Lorca en el Grito hacia Roma. En Nueva York, ciudad dominada por el dinero, son más
poderosos los ruidos y las cadenas que la luz. Cadenas con las que unos pocos esclavizan a la mayoría de sus
gentes que, “vacilan insomnes / como recién salidas de un naufragio de sangre”.
1.- Los símbolos que se oponen: luz y cadenas, signi can lo siguiente:
La luz simboliza la naturaleza que quiere abrirse paso, pero no puede porque se lo impiden
las cadenas.
El término imaginario “cuatro columnas de cieno” ene connotaciones religiosas muy nega vas. Las
columnas de cieno sus tuyen las columnas de oro que sujetan la Sagrada Forma en una custodia
tradicional. Este cieno (lodo que depositan los ríos) es de números y leyes, como dirá en el verso 15. La
aurora mís ca está sostenida por números (bene cios económicos) y leyes (que condicionan la libertad del
ser humano).
El amanecer en N. Y. representa a una ciudad que es la an custodia porque no hay comunión ente la
naturaleza y los seres humanos que habitan allí.
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En estos versos, el amanecer, momento religioso por excelencia porque religa el cielo con la erra al
depositarse sobre ella la luz y el calor celestes, se convierte en un momento sucio y deshumanizado porque
las columnas son de cieno.
En este libro, las columnas, símbolo de lo que une el cielo con la erra, símbolo religioso también en el Grito
hacia Roma, son de lodo, ese material de desecho blando que forman los ríos (Hudson en el caso de N. Y.)
en si os bajos y húmedos.
5.- Los metales preludian la muerte. En el Romancero gitano o en Bodas de sangre son cuchillos y navajas,
en Poeta en Nueva York son monedas, cadenas y maquinarias. Cuando aparecen se iden can con la
muerte, explotación de los seres humanos o de los animales para conseguir riqueza; también simbolizan la
ruptura de la armonía entre el hombre y la naturaleza.
6.- La vida co diana de estas gentes “insomnes” en la ciudad que no duerme, es una vida entre charcos y
columnas de cieno, sin un poco de aurora que llevarse a la boca.
Hay dos cosas que no encontrarán:
- no habrá paraíso
- no habrá amores deshojados
Por el contrario, hay tres cosas que enen seguras: saben que van
- al cieno de números y leyes
- a los juegos sin arte
- a sudores sin fruto
8.- La ciencia se queda sin raíces cuando se separa de lo humano. Por este mo vo, al quedarse sin raíces, sin
contacto con la naturaleza ni con lo humano , se vuelve peligrosa para el hombre.
9.- Relaciona este poema con el contexto literario / histórico por su temá ca, por lo que denuncia o por las
circunstancias que rodearon su creación.
La angus a que se percibe en una sociedad tecni cada que ha perdido todo contacto con la naturaleza
re eja la tremenda crisis personal de Lorca, desarraigado de su Andalucía y transportado a un universo tan
contrario a la naturaleza del propio Lorca.
A su vez, en este poema también aparece la crisis nanciera del 29 con el crak de la Bolsa de N. Y., la miseria
a la que llevó a la gente, el paro y el hambre: : “las monedas en enjambres furiosos / taladran y devoran
abandonados niños”
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