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Describe las causas, desarrollo y consecuencias de la Revolución de Asturias de 1934.

(libro de texto pp. 322-324)

Las elecciones generales de noviembre de 1933, que dieron el triunfo a la derecha. La CEDA de José
María Gil Roble se convir ó en el primer par do del país; los republicanos radicales de Alejandro Lerroux
obtuvieron 102; los monárquicos an rrepublicanos lograron una representación muy aceptable. La
izquierda, desunida y debilitada, quedó severamente derrotada.

Los republicanos radicales y algunos pequeños par dos de centro formaron un gobierno de centro
derecha que puso en marcha una polí ca revisionista de las reformas del primer bienio bajo la supervisión
de la derechista CEDA, a cambio de que esta apoyase al Gobierno.

El viraje conservador y la obstrucción de las reformas anteriores por parte del gobierno, tuvieron
como consecuencias una radicalización del PSOE Y de la UGT. El 5 de junio de 1934, ante la serie de
medidas contra la polí ca agraria anterior, la UGT organizó una huelga general de campesinos. Duró doce
días, en medio de enfrentamientos con las fuerzas del orden al haber sido declarada ilegal por el ministro
de la Gobernación. La huelga fracasó: hubo una dura represión, que acarreó el cierre de Casas del Pueblo y
periódicos socialistas.

Ante esa situación, la CEDA endureció su posición y reclamó una acción más contundente en materia
de orden público, exigiendo par cipar en el Gobierno bajo la amenaza de re rar su apoyo parlamentario.

Pero la posible entrada de la CEDA en el Gobierno se iden caba desde la izquierda como el triunfo
del fascismo. El temor a la entrada en el Gobierno de la CEDA se con rmó cuando el día 4 de octubre se
formó un nuevo Gobierno con tres dirigentes cedistas. Esa misma tarde los dirigentes socialistas dieron la
orden de huelga.

El día 5 de octubre el paro fue general. El movimiento se presentaba como un medio para volver a
restablecer la legi midad democrá ca vulnerada por el ingreso en el Gobierno de la CEDA.

Pero en Asturias la movilización se convir ó en una insurrección armada revolucionaria. Los obreros
asturianos se alzaron en armas, perfectamente organizados y preparados. En dos días controlaron toda la
provincia, des tuyeron a las autoridades y conquistaron la propia capital. Organizaron además los
suministros, mantuvieron la producción en la siderurgia, cubrieron los servicios sanitarios y la vigilancia, se
organizaron en comités de gobierno... Se trataba abiertamente de una revolución socialista, en la que los
revolucionarios tomaban todo el poder en sus manos.

Pero el movimiento fracasó en Madrid. El Gobierno reaccionó rápidamente y los insurrectos no


pudieron apenas hacerse con ninguno de los centros de poder previstos.

En Cataluña, Companys, proclamó el Estado Catalán de la República Federal Española e invitó a todas
las organizaciones de izquierdas a establecer en Barcelona el gobierno provisional de la República. La
intervención del ejército, dirigido por el general Batet, aplastó rápidamente la rebelión. El presidente y casi
todos sus consejeros fueron encarcelados.

En el resto del país, el paro fue total en los primeros días, y en muchos lugares se produjeron conatos
de insurrección, sobre todo donde los obreros de liación socialista eran la mayoría. Pero no llegaron a
cuajar al estar aislados entre sí y al no contar con apoyo campesino. Tampoco la CNT quiso unirse a la
sublevación.

Para comba r la revolución asturiana, el Gobierno entregó plenos poderes militares al general Franco,
que hizo traer tropas de la Legión y comenzó a reconquistar casa por casa la ciudad de Oviedo, frente a una
resistencia obrera feroz. La misma resistencia se produjo en toda la cuenca minera, hasta que, nalmente,
el día 19 se pactó una rendició
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