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UNIVERSIDAD MICHOACANA DE SAN NICOLÁS DE HIDALGO

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES

SISTEMA SABATINO SECCIÓN 45

ARGUMENTACIÓN JURÍDICA

MTRA. CLAUDIA ERÉNDIRA CORTÉS NÚÑEZ

FALACIAS ARISTOTELICAS

ALUMNA AURORA MÉNDEZ AHUMADA

MARZO DE 2023

MORELIA, MICHOACÁN
REPORTE DE LECTURA

En lógica, una falacia es un argumento que parece correcto, pero no lo es. Algunas
ilusiones se hacen intencionalmente, para convencer o manipular a otros, mientras que
otras se hacen sin querer, por negligencia o ignorancia. Los errores a veces pueden ser
muy sutiles e insidiosos, y detectarlos puede requerir mucha atención.

El hecho de que un argumento sea falaz no significa que sus suposiciones o conclusiones
sean incorrectas. Un argumento puede tener premisas y una conclusión verdaderas y aun
así ser falso. Lo que hace que un argumento sea falaz es la invalidez del argumento mismo.
De hecho, la conclusión de que una proposición es falsa porque la afirmación que infiere
su falsedad es en sí misma una falacia se denomina argumento ad hoc.

El estudio de los engaños se remonta al menos a Aristóteles, quien identificó y clasificó


trece tipos de engaños en sus Refutaciones sofísticas. Desde entonces, se han agregado a
la lista cientos de otros errores y se han propuesto varios sistemas de clasificación.

Las falacias son interesantes no sólo en la lógica, sino también en la política, la retórica,
el derecho, la ciencia, la religión, el periodismo, el marketing, el cine y, en general, en
todos los campos donde la argumentación y la persuasión tienen especial importancia.

Definiciones

Todavía no hay consenso sobre la mejor definición de "delirio" y hay muchas propuestas
en competencia. En 1970, Charles Hamblin publicó un trabajo seminal llamado Falacias,
que rastrea el desarrollo del concepto de Aristóteles hasta mediados del siglo XX y
concluye que la definición estándar de "falacia" es "un argumento que parece ser válido
pero no lo es... ". Autores posteriores como Ralph Johnson y Hans Hansen cuestionaron
esta conclusión y propusieron definiciones alternativas, mientras que otros autores como
Douglas Walton defendieron el enfoque de Hamblin.
Algunas definiciones alternativas de Hamblin enfatizan las falacias lógicas de los errores.
Por ejemplo, algunos definen los argumentos falaces como deductivamente falaces o que
tienen muy poco apoyo inductivo. El problema con esta definición es que algunas falacias
consisten en argumentos deductivamente válidos que fallan en otra parte, como un
dilema o una consulta falsa. Algunos modifican esta definición agregando que, además de
la validez deductiva o el apoyo inductivo, los argumentos infalibles deben contener
premisas válidas y bien razonadas y no deben ser una petición de principio. La ventaja de
esta definición es que incluye falsos dilemas y preguntas como erróneas, pero la
desventaja es que también incluye muchos argumentos legítimos como erróneos, como
argumentos científicos pasados que tenían premisas falsas pero que, sin embargo, eran
erróneos. reclamos serios y bien intencionados.

Una falacia lógica es un patrón o patrón de razonamiento que siempre o casi siempre
conduce a un argumento falso. Esto se debe a un error en la estructura del argumento, lo
que hace que el argumento no sea válido. Las falacias lógicas a menudo explotan sesgos
o sesgos cognitivos para parecer lógicos. A veces convirtiendo un error inconsciente o no
intencional en una manipulación deliberada. Por lo tanto, las falacias lógicas son los
mecanismos automáticos más comunes para poner en práctica los sesgos cognitivos. A
continuación, se presentan algunas falacias lógicas importantes que utilizan sesgos
cognitivos. Véase también control social, control mental, propaganda, lavado de cerebro.

En general, el razonamiento erróneo no es tan claro como en los ejemplos. Muchas


falacias involucran una causa fuera de la lógica formal. Otros utilizan tramas psicológicas,
como el uso de relaciones de poder entre hablante e interlocutor, apelaciones al
patriotismo, la moral o el ego para justificar la creación de premisas intermedias
necesarias (explícitas o implícitas). De hecho, los errores se encuentran muy a menudo en
supuestos no formados o supuestos implícitos que no siempre son obvios a primera vista.

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