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TRABAJO PRACTICO

Junio, 03 del 2021


REPUBLICA DOMINICANA  
INTRODUCCIÓN

Este trabajo presenta una investigación lingüística de la comunicación absurda


basada en el estudio de las falacias, la argumentación absurda supone una herramienta
versátil en la creación del humorismo, así como una oportunidad para analizar las falacias
desde una perspectiva positiva lejos de la tradicional concepción mecanismo que busca el
engaño. El análisis apoyado en corpus nos permite analizar de manera contextualizada una
amplia variedad de falacias que contravienen los criterios de claridad, relevancia y
suficiencia; y comprobar cómo estos mecanismos lógico-discursivos también pueden
funcionar como generadores de inferencias (contenidos implícitos), elementos que
enriquecen semánticamente el discurso, ambiguadores contextuales y creadores de nuevos
espacios mentales (en su mayoría absurdos/imposibles).
a. QUE SON LAS FALACIAS

Es un argumento que parece válido, pero no lo es. Algunas falacias se


cometen intencionalmente para persuadir o manipular a los demás, mientras que otras se
cometen sin intención debido a descuidos o ignorancia. En ocasiones las falacias pueden ser
muy sutiles y persuasivas, por lo que se debe poner mucha atención para detectarlas.

Un argumento sea falaz no implica que sus premisas o su conclusión sean falsas ni


que sean verdaderas. Un argumento puede tener premisas y conclusión verdaderas y aun así
ser falaz. Lo que hace falaz a un argumento es la invalidez del argumento en sí. De hecho,
inferir que una proposición es falsa porque el argumento que la contiene por conclusión es
falaz es en sí una falacia conocida como argumento ad logicam.

La palabra “falacia” es una palabra común que probablemente todos hemos utilizado o
escuchado en el lenguaje cotidiano. Usualmente, la usamos para indicar la falsedad de
alguna afirmación o declaración. Sin embargo, para aquellos que hacen lógica, el concepto
de falacia encierra algo más complejo y preciso.

b. PROPÓSITOS DE LAS FALACIAS EN EL DISCURSO FORENSE

Explicaba que la falacia es “cualquier argumento empleado con el propósito de


inducir a engaño, o que con probabilidad produzca ese efecto, o el de hacer que adopte una
opinión errónea la persona a cuya mente se le presente el argumento”.

En el discurso forense es una declaración hecha para aclarar las circunstancias de un


asesinato u homicidio. Por lo tanto, es un recurso legal muy común entre los jueces,
abogados, expertos o cualquier otra autoridad competente en la materia. También se suele
registrar en un documento que, en lenguaje técnico, se convierte en un registro o prueba de
un asesinato. Por su propia naturaleza, el discurso forense presenta los hechos, su desarrollo
y las conclusiones que determinan quién es responsable del crimen. Por lo tanto, es un
discurso muy importante porque revela la inocencia o la culpabilidad de la persona y
también revela las causas y consecuencias del asesinato y, sobre todo, la forma en que se
cometió el delito. Esto se hace sobre la base de una investigación y con el mayor respeto
por la verdad y la objetividad.
c. CONSECUENCIAS DE LAS FALACIAS EN EL DISCURSO FORENSE

Se asume que el argumento es falso dado que sus consecuencias son negativas, y
viceversa. El razonamiento es el siguiente: si ocurre X, entonces Y también ocurriría, por lo
que X es falso. Es una falacia lógica ya que la veracidad de un argumento no depende de
sus consecuencias.

El pensamiento crítico nos alerta de ciertas fallas de razonamiento que se presentan


como muy lógicas pero que, en realidad, como veremos, son burdas maniobras que nos
impiden llegar al conocimiento de la verdad.

Por ejemplo: En el partido del gobierno no hay corrupción, ya que si la hubiese no


habría ganado las elecciones.

d. LAS FALACIAS EN EL DISCURSO FORENSE.

En la historia de la psicología casi siempre ha existido una tendencia a sobrevalorar


nuestra capacidad para pensar racionalmente, estando sujetos a unas reglas lógicas y
mostrándonos coherentes en nuestra manera de actuar y argumentar.

Con la excepción de ciertas corrientes psicológicas como la psicoanalítica fundada


por Sigmund Freud, se ha dado por supuesto que el ser humano adulto y sano obra de
acuerdo a una serie de motivos y razonamientos que pueden ser expresados textualmente
con facilidad y que normalmente entran dentro del marco de la racionalidad. Los casos en
los que alguien se comportaba de manera irracional se interpretaban bien como una muestra
de debilidad o bien como un ejemplo en el que la persona no sabe identificar las verdaderas
razones que motivan sus actos.

Ha sido en las últimas décadas cuando se ha empezado a aceptar la idea de que la


conducta irracional está situada en el centro de nuestras vidas, que la racionalidad es la
excepción, y no al revés. Sin embargo, hay una realidad que ya nos venía dando una pista
de hasta qué punto nos movemos por emociones e impulsos poco o nada racionales. Este
hecho es que hemos tenido que desarrollar una especie de catálogo de falacias para intentar
que estas tengan poco peso en nuestro día a día.
El mundo de las falacias pertenece más al mundo de la filosofía y la epistemología que
al de la psicología, pero mientras que la filosofía estudia las falacias en sí mismas, desde la
psicología se puede investigar el modo en el que se utilizan. El hecho de ver hasta qué
punto los falsos argumentos están presentes en los discursos de personas y organizaciones
nos da una idea del modo en el que el pensamiento que hay detrás de ellos se ciñen más o
menos al paradigma de la racionalidad.

e. LOS DISTINTOS TIPOS DE FALACIAS

LOS PRINCIPALES TIPOS DE FALACIAS

Falacias no formales: son aquellas en las que el error del razonamiento tiene que ver con
en el contenido de las premisas. En este tipo de falacias lo que se expresa en las premisas
no permite llegar a la conclusión a la que se ha llegado, independientemente de si las
premisas son ciertas o no.

Es decir, que se apela a ideas irracionales sobre el funcionamiento del mundo para dar la
sensación de que lo que se dice es cierto.

Falacia ad ignorantiam: se intenta dar por hecha la veracidad de una idea por el simple
hecho de que no se puede demostrar que es falsa.

El famoso meme del Monstruo Espagueti Volador se basa en este tipo de falacia: como
no se puede demostrar que no existe un ente invisible formado de espaguetis y albóndigas
que además es el creador del mundo y sus habitantes, debe de ser real.

Falacia ad verecundiam: La falacia ad verecundiam, o falacia de autoridad, vincula la


veracidad de una proposición a la autoridad de quien la defiende, como si eso
proporcionase una garantía absoluta.

Por ejemplo, es corriente argumentar que las teorías de Sigmund Freud sobre los
procesos mentales son válidas porque su autor era neurólogo.

Argumento ad consequentiam: En este tipo de falacia se intenta hacer ver que la validez o
no de una idea depende de si aquello que se puede inferir a partir de ella resulta deseable o
indeseable.
Por ejemplo, un argumento ad consequentiam sería dar por hecho que las posibilidades
de que el ejército dé un golpe de estado en un país son muy bajas porque el escenario
contrario supondría un duro golpe para la ciudadanía.

Generalización apresurada: Esta falacia es una generalización no fundamentada en datos


suficientes.

El ejemplo clásico lo encontramos en los estereotipos acerca de los habitantes de ciertos


países, que pueden llevar a pensar falazmente, por ejemplo, que si alguien es escocés debe
de caracterizarse por su tacañería.

Falacia del hombre de paja: En esta falacia no se critica las ideas del oponente, sino una
imagen caricaturizada y manipulada de estas.

Por ejemplo lo encontraríamos en una línea argumental en la que se critique a una


formación política por ser nacionalista, caracterizándola como algo muy próximo a lo que
fue el partido de Hitler.

Post hoc ergo propter hoc: Se trata de un tipo de falacia en el que se da por sentado que,
si un fenómeno ocurre después de otro, es que está causado por este, a falta de más pruebas
que indiquen que eso es así.

Por ejemplo, se podría intentar argumentar que la subida repentina en el precio de las
acciones de una organización se ha producido porque el inicio de la temporada de caza
mayor ya ha llegado a Badajoz.

Falacia ad hominem: Por medio de esta falacia se niega la veracidad de ciertas ideas o
conclusiones resaltando las características negativas (más o menos distorsionadas y
exageradas) de quien las defiende, en vez de criticar la idea en sí o el razonamiento que ha
llevado a ella.

Un ejemplo de esta falacia lo encontraríamos en un caso en el que alguien desprecie las


ideas de un pensador argumentando que este no cuida su imagen personal.

Sin embargo, hay que saber distinguir este tipo de falacia de argumentos legítimos referidos
a las características de una persona en concreto. Por ejemplo, apelar a la falta de estudios
universitarios de una persona que habla sobre conceptos avanzados de física cuántica puede
considerarse una argumentación válida, ya que la información que se da guarda relación
con la temática del diálogo.

Falacias formales: Las falacias formales lo son no porque el contenido de la premisa no


permita llegar a la conclusión a la que se ha llegado, sino porque la relación entre las
premisas hace que la inferencia no sea válida.

Por eso sus fallos no dependen del contenido, sino del modo en el que están vinculadas
las premisas, y no son falsas porque hayamos introducido en nuestro razonamiento ideas
irrelevantes e innecesarias, sino porque no hay coherencia en los argumentos que usamos.

La falacia formal puede ser detectada sustituyendo todos los elementos de las premisas
por símbolos y viendo si el razonamiento se ajusta a las reglas lógicas.

Negación del antecedente: Este tipo de falacia parte de un condicional del tipo "si le doy
un regalo, será mi amigo", y cuando se niega el primer elemento, se infiere incorrectamente
que el segundo también queda negado: "si no le doy un regalo, no será mi amigo".

Afirmación del consecuente: En este tipo de falacia también se parte de un condicional,


pero en este caso se afirma el segundo elemento y se infiere incorrectamente que el
antecedente es verdadero:

 "Si apruebo, descorcho el champán".

 "Descorcho el champán, así que apruebo".

Término medio no distribuido: En esta falacia el término medio de un silogismo, que es


el que conecta dos proposiciones y no aparece en la conclusión, no cubre en las premisas a
todos los elementos del conjunto.

Ejemplo:

 "Todo francés es europeo".

 "Algún ruso es europeo".

 "Por lo tanto, algún ruso es francés".


f. TÉCNICAS PARA DESACREDITAR LAS FALACIAS EN EL DISCURSO
FORENSE

Los argumentos pueden ser falaces por diferentes razones. Veamos las más comunes
para saberlas detectar a tiempo y no caer en las trampas que pretenden imponernos.

Argumento ad hominem: el argumento ad hominem consiste en dar por falsa una


afirmación teniendo como referencia quién la emite o la defiende. La falacia ad
hominem pretende desacreditar el argumento al desacreditar a la persona que lo sostiene.

"El ingeniero Fernández dice que este año su área tendrá un récord de productividad este
año. Ahora sabemos que en la universidad él era conocido por copiarse en los exámenes;
por lo tanto, su área no tendrá un record de productividad este año".

El argumento ad hominem es fácil de desarmar. Solamente debemos separar la afirmación y


evaluarla por sí misma, sin considerar elementos externos.

Eludir la carga de la prueba: consiste en asumir la validez o falsedad de una afirmación sin


aportar razones para fundamentar la conclusión. Un principio clásico en derecho señala que
quien afirma algo debe probarlo.

"Las medidas que tomaremos tendrán un resultado positivo, sí o sí. Sobre esto no debe
haber discusión alguna".

Aquí no se ofrece un solo argumento para sustentar la afirmación. Es más, quien la sostiene
se niega a oír razones que expresen lo contrario.

Falacia del punto medio: quienes sostienen esta falacia dicen que la verdad debe
encontrarse en el punto medio entre dos extremos. En ocasiones esto puede resultar válido,
pero tomarlo como principio puede estrellarnos contra la realidad en forma continua pues
en ocasiones también uno de los extremos está en lo cierto.

"El ingeniero Ramírez dice que este año exportaremos productos por US$ 50 millones; la
ingeniera Domínguez sostiene que serán por US$ 100 millones. Debemos considerar un
punto medio y proyectar exportaciones por US$ 75 millones".

Falsa dicotomía: este argumento suele utilizarse contextos muy polémicos, especialmente


en política. El argumentador presenta dos opciones como si fueran las únicas existentes,
cuando hay otras que se debería considerar. Esta falacia es una manipulación que se
disfraza de ser lógica.

"Si no están con el plan de reactivación de la empresa, están contra él".

Falacia anecdótica: se recurre a una experiencia personal o un ejemplo aislado como una


prueba para sustituir o rebatir un argumento bien fundamentado o una evidencia científica.

"Dicen que fumar causa cáncer, pero mi abuelo fumaba 20 cigarrillos al día, vivió hasta los
90 años y no tuvo cáncer".

La pendiente resbaladiza: esta falacia sostiene que, si un hecho "A" sucede, entonces el


hecho "Z" sucederá eventualmente. Lleva los razonamientos de un punto extremo a otro,
uniéndolos en una secuencia sin presentar prueba alguna que establezca un vínculo de
causalidad entre A y Z.

"Si este año logramos vender en Brasil, el próximo año podremos hacerlo en Estados
Unidos".

Apelación a la autoridad: consiste en señalar que una afirmación es verdad únicamente


porque una autoridad la sostiene. Esto no debe conducirnos a descartar todo lo que afirmen
los expertos. Debemos tomar los argumentos por sí mismos, ya que cualquier persona o
institución puede equivocarse.

"Si lo dice Porter es cierto".

g. PORQUE LOS SOFISTAS ERAN CONSIDERADOS EXPERTOS EN EL USO


DE LAS FALACIAS

El término sofista, del griego sophía, "sabiduría" y sophós, "sabio “. Más tarde se
atribuía a quien disponía de "inteligencia práctica “. Al transcurrir el tiempo hubo
diferencias en cuanto al significado de sophós: por una parte, se les denominaba así a los
que dan utilidad a lo sabido, mientras por otra parte es quien conoce las cosas por
naturaleza. En el siglo V a. C. Surgen los Sofistas como Gorgias y Protágoras, preocupados
por el hombre y la sociedad, en la Atenas de Pericles y su siglo de oro. No fueron filósofos
en sí, sino un movimiento sociocultiral. Se les puede resumir en estas características:
1. Abandonaron el estudio de la physis y se dedicaron al estudio del hombre, sus
costumbres, su organización social y sus leyes.

2. Utilizaron magistralmente el método dialéctico, para mostrar, no la verdad, sino las


incoherencias de su adversario. La elocuencia se utilizaba para coseguir cualquier fin
(utilitarismo).

3. Fueron los primeros “Positivistas Jurídicos” pues opinaban que ni la moral ni las leyes
proceden de la naturaleza o physis sino que son puras normas o convenciones humanas.

4. Cobraban por sus enseñanzas lo que se les criticaba pues chocaba con la concepción de
filósofo como amante de la sabiduría, desocupado de los bienes materiales.

Se examina la estructura lógica de la antilogía como forma de pensamiento ejercida


por los sofistas. Se sostiene que, si bien en los argumentos antilógicos se encuentran
falacias de tipo no formal, al menos algunos de tales razonamientos no son falacias desde
un punto de vista simbólico formal, sino que poseen estructuras que hoy se pueden
reconstruir como esquemas con validez lógica. Se analizan específicamente dos lugares de
argumentaciones sofistas: los denominados Discursos dobles, textos anónimos del IV AC, y
la obra principal de Gorgias. Se identifican en ellos 8 argumentos con estructura lógica
válida.
CONCLUSIONES

Para concluir con dicho trabajo las falacias al discurso normalmente tiene un carácter
accidental o inconsciente y busca ofrecer un razonamiento que valide y fundamente la
postura defendida ante su interlocutor. Sin embargo, y como hemos analizado en este
artículo, las falacias pueden ser utilizadas para crear situaciones absurdas y argüir
razonamientos absurdos en una conversación. La construcción de la comunicación absurda
basada en falacias es un ejercicio meta-interpretativo de no fácil ejecución. Descubrimos,
por tanto, que la incorrección lógica desde un punto de vista formal de un razonamiento, la
inadecuación semántica o contextual del enunciado propuesto como argumento, la
contradicción entre los contenidos explícitos, implícitos, verbales y para verbales, la
ilegitimidad de las fuentes utilizadas para fundamentar una idea o el vacío argumental de la
intervención del protagonista funcionan como indicadores fiables en la detección y
construcción del absurdo.

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