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Introducción

El proceso del diagnóstico y el plan de tratamiento ortodóncico se presta muy bien a lo

que actualmente se conoce como planteamiento orientado al problema. El diagnóstico

ortodóncico, como el de otras disciplinas de la odontología y la medicina, requiere

obtener una serie de datos pertinentes acerca del paciente y extraer a partir de esa base

de datos una lista completa y clara de los problemas.

Es importante reconocer que para confeccionar el listado de problemas son necesarias

las opiniones del paciente y las observaciones del médico. Seguidamente, el plan de

tratamiento consiste en sintetizar las posibles soluciones a los problemas específicos (a

menudo existen muchas soluciones posibles), elaborando una estrategia terapéutica

específica que sea adecuada para ese paciente en particular.

Conviene recordar que el diagnóstico y el plan de tratamiento, aunque forman parte de

un mismo proceso, son métodos distintos con objetivos fundamentalmente diferentes.

Al desarrollar la base de datos y elaborar una lista de los problemas, el objetivo que se

persigue es la verdad: el objetivo de toda investigación científica.

En cualquier tipo de diagnóstico, ya sea en ortodoncia o en otras especialidades

odontológicas o médicas, conviene no centrarse demasiado en un aspecto de la

situación general del paciente, omitiendo otros problemas significativos. Esto es

especialmente cierto en el ámbito de la ortodoncia contemporánea, debido a que las

preocupaciones y prioridades de los pacientes suelen ser factores determinantes que

influyen mucho en los planes de tratamiento y, a veces, le puede costar mucho al

ortodoncista no “sacar un juicio precipitado” durante la exploración inicial (1).

Es importante no evaluar la oclusión dental omitiendo una discrepancia entre los

maxilares, un síndrome del desarrollo, una enfermedad sistémica, un problema

periodontal, un problema psicosocial o el medio cultural en el que vive el paciente. Todo


especialista (y no hace falta ser un odontólogo especialista para tener ya un punto de

vista muy especializado) tiende por naturaleza a analizar los problemas en función de

sus propios intereses especiales. Debemos reconocer esta inclinación y oponernos

conscientemente a ella. En pocas palabras, el diagnóstico debe tener un carácter global,

y no centrarse únicamente en un aspecto aislado de lo que en muchos casos puede ser

una situación compleja.

El diagnóstico ortodóncico requiere una visión de conjunto de la situación del paciente

y se deben tener en cuenta tanto los hallazgos objetivos como los subjetivos. En

medicina y odontología, se ha preconizado en numerosas ocasiones el planteamiento

orientado al problema dentro del diagnóstico y el plan de tratamiento, como una forma

de superar esta tendencia a concentrarse solo en una parte del problema del paciente.

La base del planteamiento orientado al problema es el desarrollo de una base de datos

extensa, con la información pertinente para no omitir problema alguno. Por lo que se

refiere a la ortodoncia, podemos considerar que la base de datos deriva de tres fuentes

fundamentales: 1) los datos de la entrevista, extraídos a partir de las preguntas (de

palabra y por escrito) al paciente y sus padres; 2) la exploración clínica del paciente, y

3) la evaluación de los registros diagnósticos, como modelos dentales, radiografías y

fotografías. Dado que no en todos los casos se pueden obtener todos los registros

diagnósticos posibles, uno de los objetivos de la exploración clínica consiste en

determinar qué registros diagnósticos se necesitan (1).

Preocupación principal

Existen tres razones fundamentales por las que un paciente puede preocuparse acerca

de la alineación y la oclusión de sus dientes: aspecto dentofacial inadecuado y baja

autoestima social, alteración funcional y mala salud oral. Aunque en muchos casos

puede haber más de una de estas razones que empujen a una persona a buscar

tratamiento ortodóncico, es importante determinar la importancia relativa que tienen


para el paciente. El odontólogo no debe presuponer que el aspecto físico es lo que más

preocupa al paciente debido únicamente a que tiene unos dientes antiestéticos. Ni debe

centrarse en las repercusiones funcionales de, por ejemplo, una mordida cruzada con

desviación lateral y no darse cuenta de que al paciente le preocupa más lo que

aparentemente es una separación insignificante entre los incisivos centrales superiores

(2).

La razón fundamental por la que una persona con una función y un aspecto

razonablemente normales y una adaptación psicosocial aceptable busca tratamiento

puede ser perfectamente que desee mejorar su aspecto más de lo normal, para intentar

mejorar su calidad de vida. Gracias a la mayor orientación de la odontología familiar

moderna hacia la odontología estética, hay más probabilidades de que derivemos a un

paciente al ortodoncista para que se someta a un tratamiento general con el único

objetivo de mejorar su aspecto dental y facial (2).

Historia médica y dental

Los problemas ortodóncicos casi siempre son la culminación de un proceso de

desarrollo y no el resultado de un proceso patológico. Hay dos aspectos que merecen

un comentario aparte. En primer lugar, aunque la mayoría de los niños con fracturas

condilares del maxilar inferior se recuperan sin problemas, hay que considerar la

posibilidad de una deficiencia de crecimiento relacionada con una lesión anterior al

examinar a un paciente con asimetría facial verdadera.

Se debe tener presente que se pueden omitir fácilmente las fracturas mandibulares

infantiles entre las secuelas de un accidente que ha causado otros traumatismos, de

manera que una fractura mandibular podría no ser diagnosticada a tiempo. Aunque las

fracturas antiguas tienen una importancia especial, los traumatismos dentales también

pueden afectar al desarrollo de la oclusión y no deben ignorarse al realizar la historia

del paciente (1).


Valoración del crecimiento físico

Un tercer aspecto importante que hay que estudiar al interrogar al paciente o a sus

padres es el nivel de crecimiento físico del individuo. Este aspecto tiene una gran

importancia por una serie de razones. El rápido crecimiento que se produce durante el

estirón de la adolescencia facilita la movilización dental, pero cualquier intento de

modificación del crecimiento seguramente fracasará si el niño ya ha superado esta fase

de crecimiento acelerado adolescente (3).

Función maxilar y oclusal

En la valoración de la función, es importante observar al comenzar si el paciente tiene

coordinación y movimientos normales. Si no es así, como sucede en un individuo con

parálisis cerebral u otros tipos de enfermedad neuromuscular grave, puede que no se

produzca la adaptación normal a los cambios en la posición dental inducidos por el

tratamiento ortodóncico, y los efectos sobre el equilibrio analizados en el capítulo 5

pueden acarrear una recidiva tras el tratamiento.

Es necesario evaluar cuatro aspectos de la función oral: la masticación (incluyendo la

deglución, pero sin limitarse a ella), el lenguaje, la posibilidad de apnea del sueño por

deficiencia mandibular y la presencia o ausencia de problemas de la articulación

temporomandibular (ATM) (4).

Valoración clínica

Los objetivos de la exploración clínica ortodóncica son:

1) Estudiar y valorar la salud oral, la función mandibular, las proporciones faciales y las

características de la sonrisa.

2) Determinar qué datos diagnósticos se necesitan (3).


Salud bucal

Hay que valorar la salud de los tejidos duros y blandos de la boca de todo posible

paciente ortodóncico, al igual que de cualquier otro paciente. Como norma general,

cualquier enfermedad o patología deberá estar controlada antes de que se pueda iniciar

el tratamiento ortodóncico.

Ello incluye también los problemas médicos, las caries dentales o la patología pulpar,

así como los trastornos periodontales. Puede parecer obvio afirmar que el odontólogo

no debe omitir la ausencia de alguna pieza, pero lo cierto es que casi todos los

odontólogos lo han hecho alguna vez al centrarse en los detalles y descuidar el cuadro

general.

Resulta especialmente fácil pasar por alto un incisivo inferior ausente o supernumerario.

En algún momento de la valoración, el odontólogo deberá contar los dientes para

asegurarse de que no falta ninguno (1).

Aspecto facial y dental

Se debe llevar a cabo un estudio sistemático del aspecto facial y dental en tres pasos:

1. Proporciones faciales en los tres planos del espacio (macroestética). Algunos

ejemplos de problemas que pueden detectarse en este primer paso son la asimetría, el

exceso o deficiencia de altura facial, el exceso o deficiencia del maxilar inferior o

superior, etc. Al hacerlo, debe tenerse siempre presente que el desarrollo evolutivo y

prenatal de la cara puede aportar información adicional sobre el origen y la importancia

de una morfología facial inusual.

2. La relación entre la dentición y la cara (miniestética), lo cual incluye la exposición de

los dientes en reposo, al hablar y al sonreír. Y comprende evaluaciones tales como una
exposición gingival excesiva, una exposición insuficiente de los dientes anteriores, una

altura gingival inadecuada y unos corredores bucales excesivos o insuficientes (5).

3. La relación entre los dientes (microestética). Esto incluye una evaluación de las

proporciones de altura y anchura de los dientes, la forma y el contorno de las encías,

los conectores y las troneras, los orificios triangulares negros y el color de los dientes.

Diagnostico individualizado en modelos de estudio

Modelos físicos frente a virtuales

Con independencia de que haya que preparar modelos diagnósticos ortodóncicos

físicos o virtuales, conviene obtener una impresión de los dientes que ofrezca además

el máximo desplazamiento de los labios y las mejillas.

Es importante poder visualizar la inclinación de los dientes, y no solo la posición de las

coronas. Si la impresión no es bastante amplia, se puede pasar por alto información

diagnóstica importante. Si hay que vaciar las impresiones en escayola sin tardar

demasiado, las impresiones de alginato resultan satisfactorias; si se van a producir

modelos virtuales se necesita un material de impresión más exacto y estable (como

alginato modificado o polisiloxano) (1).

Como mínimo, se debe obtener una mordida entera o un registro de polisiloxano de la

interdigitación habitual del paciente (intercuspidación máxima), y comprobar que no

difieren significativamente de la posición de contacto inicial. Una desviación anterior de

1-2 mm respecto de la posición retruida no tiene demasiada importancia, a menos que

cree una seudorrelación de clase III, pero conviene reseñar cuidadosamente las

desviaciones laterales o anteriores de mayor magnitud y obtener un registro de la

mordida en una posición aproximada de relación céntrica.


Los moldes dentales para uso ortodóncico suelen recortarse para que sus bases queden

simétricas, y después se pulen (o si se utilizan registros electrónicos, se preparan las

imágenes para que parezcan moldes recortados y pulidos). Esto se hace por dos

razones:

1) Si se examinan los moldes con una base simétrica orientada en relación con la línea

media del paladar, es mucho más fácil analizar la forma de la arcada y detectar posibles

asimetrías en las arcada dentales.

2) l paciente acepta mucho mejor la presentación de unos moldes cuidadosamente

recortados y pulidos, que pueden ser necesarios durante cualquier consulta acerca del

tratamiento ortodóncico. Por convención, estos moldes recortados y pulidos reciben

entonces el nombre de modelos. En la práctica de la ortodoncia, los modelos virtuales

están desbancando rápidamente a los modelos físicos debido a que no se necesita

espacio para almacenarlos y pueden utilizarse para la fabricación de aparatos asistida

por ordenador (1).

Actualmente, existen dos maneras de generar modelos digitales: escaneando

impresiones con láser, o escaneando modelos obtenidos a partir de impresiones. A

pesar de todos los esfuerzos realizados en la última década, todavía no se ha ideado

un método para visualizar las zonas deprimidas de las impresiones con un haz de láser.

Se obtienen resultados bastante aceptables fabricando modelos provisionales y

escaneándolos después, y varias empresas ofrecen actualmente modelos digitales

bastante satisfactorios obtenidos de ese modo (5).

La forma ideal de generar modelos digitales sería escaneando el interior de la boca con

un láser, eliminando la necesidad de impresiones que no gusten a los pacientes, y que

requieren además un procesamiento adicional para obtener un modelo físico o virtual.

Igual que cuando hay que escanear una impresión, las zonas deprimidas darían

problemas si escaneáramos únicamente desde el lado oclusal, de manera que un


modelo creado directamente de un escaneado intraoral de la superficie oclusal solo

mostraría los dientes en toda la altura de su contorno (5).

Aunque esto no resultaría aceptable como registro diagnóstico, bastaría para poder

fabricar arcos de alambre mediante un robot para dobleces controlado por ordenador.

También se podría emplear una varilla para escanear el interior de la boca y obtener

datos de las zonas deprimidas; probablemente este será el método que se utilice

habitualmente cuando disminuyan los costes.

Montaje en el articulador

Sigue siendo tema de controversia la conveniencia de montar los modelos en un

articulador como parte de la valoración diagnóstica ortodóncica. Existen tres razones

para montar los modelos en un articulador. En primer lugar, registrar y confirmar

cualquier discrepancia que exista entre las relaciones oclusales durante el contacto

inicial de los dientes y las relaciones durante la oclusión habitual o completa del

paciente. En segundo lugar, registrar las trayectorias laterales y de recorrido de la

mandíbula, para confirmarlas y facilitar el estudio de las relaciones dentales durante el

movimiento mandibular. La tercera razón es poder visualizar la orientación del plano

oclusal respecto de la cara, aunque para esto se utilizan cada vez con más frecuencia

las cefalografías posteroanteriores (PA) o las imágenes de TCHC (6).

Articuladores virtuales

También existe la posibilidad de utilizar un articulador virtual. Aunque los programas

informáticos utilizados para planificar el tratamiento quirúrgico nos permiten ya

conseguir algo parecido, el articulador virtual dista bastante todavía de convertirse en

una realidad en el momento de escribir estas líneas, ya que se necesitan unos modelos

dentales muy exactos y también una forma muy precisa para correlacionarlos entre sí y

con los maxilares (7).


Para correlacionar los modelos virtuales entre sí se han investigado dos métodos. El

primero consiste en usar las rugas palatinas como estructura estable con la que se

pueden relacionar los modelos. Esto tiene la ventaja de que se consigue una referencia

independiente de los dientes cercanos a las mismas, y el inconveniente de que su

exactitud es cuestionable debido a que las rugas no son ni mucho menos una referencia

estable. El segundo consiste en utilizar tres escaneados: uno de cada modelo maxilar y

mandibular, y otro de los modelos de oclusión, que muestre únicamente las superficies

faciales. Aunque este método ya ha sido convalidado y podemos considerar que es

potencialmente mejor que el de las rugas palatinas,16 tiene también una exactitud

cuestionable debido a que no existe un punto externo de referencia para los modelos

articulados.

Plan de tratamiento

El diagnóstico ortodóncico culmina una vez que se ha desarrollado una lista completa

de los problemas del paciente y se ha diferenciado entre los problemas patológicos y

del desarrollo. En ese momento, el objetivo del plan de tratamiento consiste en idear la

estrategia que utilizaría un especialista sabio y prudente, basándose en su buen criterio,

para abordar los problemas de manera que el paciente obtenga el mayor beneficio y se

reduzcan los costes y los riesgos (1).

Es importante considerar los objetivos del tratamiento de este modo. En caso contrario,

es probable que se conceda una importancia excesiva a determinados aspectos del

caso, independientemente de que el tratamiento propuesto sea de tipo médico,

odontológico o simplemente ortodóncico.

Consideremos, por ejemplo, el caso de una paciente que busca tratamiento ortodóncico

simplemente porque le preocupa un apiñamiento leve de sus incisivos inferiores. En este

caso, puede que sea mejor controlar la enfermedad periodontal que alinear los dientes,
para lo que habría que recurrir a la retención permanente, y es necesario insistir en este

aspecto al comentar el plan de tratamiento con la paciente, aunque inicialmente esta

solo optara por el tratamiento ortodóncico.

Aportación del paciente El plan de tratamiento moderno debe constituir un proceso

interactivo.

El médico ya no puede decidir, de modo paternalista, qué es lo mejor para el paciente.

Tanto por razones éticas como por razones prácticas, los pacientes y los padres deben

intervenir en este proceso de decisión. Desde el punto de vista ético, los pacientes

tienen derecho a controlar lo que les vaya a suceder durante el tratamiento: este se hace

para ellos, no es algo que se les hace a ellos (1).

Desde un punto de vista práctico, es probable que la colaboración del paciente

represente un elemento fundamental para el éxito o el fracaso del tratamiento y no suele

haber razones para elegir un tratamiento que el paciente vaya a soportar con dificultad.

En su versión moderna, el consentimiento informado requiere la implicación del paciente

en el proceso de planificación de su tratamiento. En las recomendaciones a la hora de

presentar el tratamiento al paciente que decidimos a continuación hacemos especial

hincapié en este procedimiento.

En el ámbito de la ortodoncia, como en cualquier otra especialidad odontológica, parece

lógico que los casos más sencillos sean tratados por un odontólogo general o de familia,

y que los casos más complejos sean derivados a un especialista (8).

Fases del plan de tratamiento global

El resto de este capítulo se dedica al tratamiento global durante la adolescencia o en

etapas posteriores, una vez que están presentes los dientes permanentes, al menos

durante la última parte del período de tratamiento (8).


En cualquier fase del tratamiento, el diagnóstico ortodóncico nos proporciona una lista

completa de los problemas del paciente. Aunque pueden detectarse muchos problemas

patológicos posibles, si utilizamos las cinco características de maloclusión para

estructurar la lista de problemas, esta se limitará a un máximo de cinco problemas

fundamentales del desarrollo. La mayoría de los pacientes no experimentarán tantos. Al

elaborar la lista de problemas, podemos y debemos agrupar los hallazgos relacionados

con la maloclusión de acuerdo con el sistema de clasificaciones para facilitar el plan de

tratamiento. Una lista con demasiados problemas solapados solo genera confusión.

Prioridades en la lista de problemas ortodóncicos

Lo más importante de todo el proceso de planificación del tratamiento es establecer una

orden de prioridad en los problemas ortodóncicos (del desarrollo) del paciente. En

beneficio del paciente, hay que identificar sus problemas más importantes y orientar el

plan de tratamiento hacia lo que tiene mayor importancia para él. A la hora de establecer

esas prioridades es muy importante averiguar cómo percibe el paciente sus problemas.

Al odontólogo le cuesta mucho no imponer sus propias opiniones en este momento, y

tampoco es totalmente inapropiado que lo haga; pero si ignora el motivo de queja

principal del paciente puede incurrir en errores muy graves al planificar su tratamiento.

Por ejemplo, consideremos el caso de un paciente que se queja de un mentón

prominente y tiene una maloclusión de clase III. Si el odontólogo formula el problema

como una maloclusión de clase III y se centra en recolocar los dientes en la oclusión

correcta, ignorando la prominencia del mentón, es muy probable que el paciente no se

sienta muy satisfecho con el resultado del tratamiento. En el plan de tratamiento no se

ha tenido en cuenta el problema del paciente (9).

Factores que influyen en la evaluación de las posibilidades de tratamiento

El paso siguiente en el proceso de planificación consiste en enumerar las posibilidades

de tratamiento para cada uno de los problemas, empezando por el problema prioritario.
En esta fase se analiza cada uno de los problemas por separado y, por el momento, se

examinan las posibles soluciones como si este fuera el único problema que tuviera el

paciente. En este momento se analizan las posibilidades generales, no los detalles del

tratamiento.

Cuanto más compleja sea la situación en general, más importante resulta asegurarse

de que no se pasa por alto ninguna posibilidad. Conforme seguimos desarrollando el

plan de tratamiento para la paciente de nuestro ejemplo, es inevitable que surjan

referencias a aspectos del tratamiento que todavía no hemos presentado en el texto.

Instamos a aquellas personas que leen este libro por primera vez a seguir el proceso

lógico, en lugar de concentrarse en detalles que se comentarán más detalladamente en

capítulos posteriores (1).

Interacción entre las posibles soluciones

Resulta mucho más fácil valorar la interacción entre las posibles soluciones para los

diferentes problemas de un paciente si enumeramos las posibilidades tal como hemos

descrito anteriormente. Como en el caso de la paciente de la sección precedente, es

evidente que en casi todos los casos algunas soluciones posibles para un problema

prioritario nos ayudarán a resolver también otros problemas, mientras que otras no lo

harán y puede que incluso agraven la situación (1).

Compromiso

Cuando un paciente tiene muchos problemas puede que sea imposible resolver todos

ellos. Este tipo de compromiso no tiene nada que ver con la pericia del odontólogo. En

algunos casos, no existe ningún plan de tratamiento que permita resolver todos los

problemas del paciente. En tales casos, es especialmente importante establecer con

mucho cuidado las prioridades en la lista de problemas. En un sentido muy amplio, los

objetivos fundamentales del tratamiento ortodóncico son una oclusión ideal, una estética

facial ideal y una estabilidad ideal de los resultados. A menudo, resulta imposible cumplir
estos tres objetivos en su totalidad. De hecho, nuestros esfuerzos para intentar

conseguir una oclusión dental absolutamente ideal (especialmente si se hace para evitar

extracciones) pueden repercutir en la estética facial y en la estabilidad tras el

tratamiento. Del mismo modo, todo lo que hagamos para conseguir el resultado más

estable posible tras el tratamiento ortodóncico puede dar lugar a una oclusión y una

estética facial subóptimas, y las medidas para colocar los dientes y conseguir una

estética facial ideal pueden ir en detrimento de la oclusión y la estabilidad (10).

Diseño de resortes paso a paso

Individuales

• Resortes para movimiento mesial o distal

Este tipo de resorte permite mover los dientes hacia mesial o distal para

cerrar diastemas o abrir espacios (10).

• Resorte en manivela o helicoidales

Se aplican a diferentes tipos de resortes y constan de:

Brazo o extremo libre: adaptado a la anatomía dentaria, debe ser rígido y no

deslizarse por la superficie dentaria. Cuanto mayor sea su longitud, las fuerzas serán

más ligeras y mayor la amplitud de movimiento.

Hélix o loop: Es la parte activa, es elástica y cuanto mayor sea su longitud liberará

fuerzas más ligeras.


Cola: Está incluida en la placa. Debe ser retentiva y adaptada a la mucosa.

• Resorte en "Z"

Calibre: 0,5 mm (0,020").Función: Producir movimiento controlado de un diente hacia

vestibular. Características: En dientes muy angostos puede realizarse sencillo, sin

espiras; normalmente va dos espiras, una hacia mesial y otra hacia distal. Activación:

Con una pinza Adams o recta a nivel de las espiras para activarlo y con una acanalada

fina para cerrarlo (9).

• Reganador en silla de montar

Este resorte cabalga literalmente sobre el espacio edéntulo. Es confeccionado en

alambre calibre 0,8 mm (0,032"), en el diseño original los extremos del alambre se

entrecruzan en la zona opuesta al movimiento, la cual quedará recubierta con acrílico,

dejando libres los sitios de activación, ubicados por vestibular y por palatino o lingual,

justo detrás del diente a movilizar. Se utiliza para distalizar molares o para desinclinarlos,

como el acrílico puede fracturarse con relativa facilidad durante la utilización y/o

activación del aparato. Los diseños actuales incluyen ambos extremos dentro del cuerpo

de la placa, disminuyendo de esta manera la posibilidad de fractura a este nivel.


• Reganador con resorte de doble espira

Se confecciona con alambre calibre 0,8 mm (0,020") semeja a un resorte en“Z” pero

más grande y ubicado en el espacio interproximal (10).

• Arco en delantal

Es llamado por algunos, trampa de ratón. Se elabora sobre un arco base de alambre

grueso calibre 1.0 mm (0,040"), y el alambre del arco activo será de acero extraduro

calibre 0,35 mm (0,014"). Los extremos van enrollados sobre el arco base, puede ser

para un solo diente o para varios de ellos, reposa sobre el tercio medio de la cara

vestibular del diente a mover, el paladar acrílico deberá recortarse previo al movimiento

(10).

• Resortes para incisivos

Son utilizados cuando deseamos retruír solamente un diente calibre 0,6mm (0.024").

Pueden ser realizados también en alambre media caña, son de fácilactivación, pueden
ir incluidos en el acrílico o soldados al arco vestibular o al puente de ganchos Adams en

los caninos.

Individuales y/o sectores

• Resorte de extremo libre o resorte cantilever

Función: Movimiento vestibular o mesio distal de uno o más dientes. Características: Un

brazo o extremo libra, una espira simple y una parte retentiva.C alibre: 0,5 mm

(0,020").Activación: Con una pinza recta se introduce un extremo en la espira,

apretando, lo cual producirá Ja activación del resorte. Durante su construcción se cubrirá

con cera la parte activa para su encofrado al acrilizar el aparato (10).

• Resorte en 'T"'

Calibre 0,5 mm (0,020").Función: Producir movimiento vestibular en caninos y

premolares. Características: Lleva varios dobleces en forma de "T". Activación: Con una

pinza de puntas delgadas se abren los dobleces para alargar el resorte, también se

puede halar, cuidando que siempre la porción delgancho que contacta al diente quede

lo más gingival posible (9).


Sectores

Cierre de diastemas

Para el cierre de diastemas se utilizan resortes de cantilever sencillos, que producirán

el movimiento necesario para lograr el cierre del espacio en cuestión. Su extremo libre

va desde la espira hasta la punta del gancho, la cual llega ligeramente hasta la cara

vestibular del diente, el calibre es de 0,5 mm(0,020") y se activa cerrando la espira. Por

lo general se acompañan con un arco vestibular para evitar la protrusión o la rotación

del diente. Es importante encajonar en cera el área correspondiente al recorrido del

alambre para facilitar su posterior activación (9).

Sector y o bloque

• Resorte de Coffin

Es utilizado cuando se requiere expansión lateral del área superior. Se confecciona en

alambre calibre 1,25 mm (0,048'). Es una alternativa económica en pacientes de

escasos recursos, requiere habilidad del operador para su activación, cuidando de no

sobre activarlo, requiere, además; una excelente retención, caso contrario desalojará al

aparato fácilmente. En un ATP mueve solo dos dientes y en un Bimber o Bionator puede

mover transversalmente todos los dientes.

Activación: Con una pinza acanalada en "a" para abrir o cerrar la parte anterior y en "b"

para activar o para desactivar la parte posterior del aparato (10).


• Resorte de extremo libre o resorte cantilever

Calibre: 0,5 mm (0,020").

Función: Movimiento vestibular o mesio distal de uno o más dientes. Características: Un

brazo o extremo libra, una espira simple y una parte retentiva. Activación: Con una pinza

recta se introduce un extremo en la espira, apretando, lo cual producirá Ja activación

del resorte. Durante su construcción se cubrirá con cera la parte activa para su

encofrado al acrilar el aparato (9).

Bloque

• Resorte de extremo libre o resorte cantilever

Calibre: 0,5 mm (0,020").

Función: Movimiento vestibular o mesio distal de uno o más dientes. Características: Un

brazo o extremo libra, una espira simple y una parteretentiva.Activación: Con una pinza

recta se introduce un extremo en la espira, apretando, lo cual producirá Ja activación

del resorte. Durante su construcción se cubrirá con cera la parte activa para su

encofrado al acrilizar el aparato (10).

• Resortes para movimiento palatino o lingual

Se pueden mover uno o varios dientes a la vez, según el diseño del resorte. Es de suma

importancia destacar la necesidad de producir desgaste en la placa acrílica en la zona

donde será realizada la retracción, para permitir el movimiento lingual de la pieza

dentaria.
• Resorte para caninos y premolares

Es importante que cuando elaboremos un resorte tomemos en cuenta la longitud del

alambre, la cual deberá ser la suficiente para permitir al mismo la elasticidad necesaria

para producir un movimiento fisiológico. Calibre 0,6 mm (0,024") 0 0,7 mm (0,028").

También pueden ser incluidos en el acrílico o soldados (10).

• Resortes para molares

Son similares a los resortes para caninos y premolares, al igual que los anteriores,

requieren que sea recortada la placa para permitir el movimiento. Calibre 0,7 mm

(0,028") (10).
Conclusión

En Ortodoncia, para lograr el movimiento dentario, resulta indispensable tener

conocimiento sobre diagnóstico, plan de tratamiento, siendo estos eslabones

indispensables al momento de alcanzar resultados satisfactorios, para así lograr mover

los dientes en la dirección deseada, valiéndonos de los principios de física, que son

exactamente los mismos para todas las técnicas y sistemas existentes en la actualidad.

El comprender que tanto el diagnóstico como el plan de tratamiento y los principios de

la biomecánica van de la mano, permite controlar mejor el movimiento dentario y obtener

resultados previsibles, así como minimizar los efectos colaterales.

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