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Cargo: Profesora Auxiliar de Derecho Civil y de Familia, Derecho Notarial del Departamento de
Derecho, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Granma, Miembro
del Tribunal de Habilitación de Notarios y Presidenta de la Sociedad Científica de Derecho Civil
y Familia en la Provincia de Granma. - Jueza del Tribunal Municipal Popular d
Link: https://app.vlex.com/vid/derecho-alimentos-favor-adulto-746595049
Resumen
La vejez es la última etapa de vida y desarrollo personal que inicia a los 60 años de edad. En
este período se generan una serie de demandas de cuidado que requieren en gran medida del
apoyo familiar. Para ello no son pocos los ordenamientos jurídicos que han concebido la
prestación de alimentos como medida legal para suplir necesidades de primer orden. No
obstante el Estado, y en consecuencia su satisfacción mediante cauces políticos ha exonerado
a los familiares de dicha obligación, por lo que la presente investigación se fundamenta en la
necesidad de dotar de mayor eficacia jurídica al derecho de alimentos a favor del adulto mayor.
Ante esta panorámica se propone como objetivo: determinar pautas teóricas y prácticas, a partir
de un estudio de la praxis judicial del Tribunal Municipal de Bayamo, desarrollándose mediante
los métodos de investigación: análisis-síntesis, inducción-deducción, histórico-lógico, exegético
jurídico y jurídico comparado. Abordándose para una mejor comprensión en dos capítulos que
parte desde los presupuestos teóricos y legislativos de la institución familiar hasta el análisis de
la realidad cubana, vista desde su ordenamiento jurídico hasta su praxis jurídica. Se concluye
con propuestas que perfeccionan la práctica de nuestros órganos jurisdiccionales, y se
recomiendan cambios legislativos en pos de un mejor ordenamiento jurídico familiar.
Texto
Contenidos
Introducción.
I. El derecho de alimentos a favor del adulto mayor: presupuestos teóricos y legislativos
Introducción
La población mundial está envejeciendo progresivamente debido al aumento de la esperanza
de vida, la disminución de las tasas de fecundidad, el tratamiento de enfermedades típicas de la
senescencia; por lo que en el siglo XXI las sociedades se enfrentan a un gran desafío con la
consolidación de una imagen encanecida. El envejecimiento tiene un precio: al inclinarse el
equilibrio demográfico a favor de los individuos de más edad, se somete a prueba el orden
político, económico y cultural de las sociedades. Este panorama aboca la necesidad de
establecer políticas para proteger este sector, ya que implica un fenómeno con trascendencia en
todos los ámbitos de la vida social, teniendo que generar sistemas integrales que no solo
permitan prolongar la existencia sino también la calidad de vida de los adultos mayores.
En América Latina con una transición avanzada se encuentran los países de Argentina, Puerto
Rico y Cuba. Se espera que para el año 2020 nuestro país sea el más envejecido de América
Latina y para el año 2025 uno de los más envejecidos del mundo. Es por ello que en la
preparación de asumir este fenómeno y crear condiciones de vida para que el adulto mayor viva
con el mayor bienestar posible el Estado cubano lo ha asumido como uno de sus retos
socioeconómicos más importantes a corto y mediano plazo, generando medidas y programas
que incentivan la salud mental y social de las personas de la tercera edad.
Lo antes dicho ha conllevado que los ordenamientos jurídicos se pronuncien por su protección
en correspondencia con la construcción social y cultural del envejecimiento, en aras del
reconocimiento de las personas adultas mayores como sujetos de derechos para garantizar su
incorporación a la vida social y familiar, como sujetos activos de su propio desarrollo personal.
Para lograr esas ansias de justicia social y pluralidad que sustentan muchas posturas a través
de las normas jurídicas, como planteara PRIETO VALDÉS1 no sólo es necesario su existencia,
sino que estas sean reales o materialmente aplicables, que existan las situaciones para la cual
fueron creadas, que aún y cuando sus mandatos no se cumplan voluntariamente sean exigidos
por los aparatos estatales correspondientes, que se sancionen sus incumplimientos y se
ofrezcan las garantías para su realización, en síntesis sean eficaces o en otros términos que la
norma del Derecho tenga una realización social.
La importancia del apoyo familiar a un adulto mayor es de gran necesidad ya que ayuda en los
aspectos emocionales y afectivos, toda vez que esta etapa de la vida genera una serie de
demandas de cuidados y afectos que requieren dedicación y entrega, en el que la familia tiene
un deber de cuidado, sobre todo los hijos, debiendo aceptarlo como una responsabilidad moral.
Sin embargo, las relaciones familiares no solo abarcan aspectos morales, sino que constituyen
una fuente variada de derechos y obligaciones. Dentro de esta última se encuentra el derecho
de dar alimentos que impone la obligación de auxiliar al necesitado, por tanto la obligación
moral se convierte en legal2. Por tal motivo podemos afirmar que el adulto mayor se convierte en
sujeto del Derecho de Familia.
Es así que partiendo de esas consideraciones se define como objetivo general: Determinar
pautas teóricas y prácticas con vistas a una efectiva aplicación del derecho de alimentos a favor
del adulto mayor, a partir de una sistematización doctrinal, comparada y exegética del régimen
jurídico de la institución, en aras de su perfeccionamiento en el Derecho familiar cubano.
Para la consecución del objetivo general se trazaron los siguientes objetivos específicos:
· Sistematizar los presupuestos teóricos del derecho de alimentos a favor del adulto mayor, a
partir del análisis histórico y comparado de su regulación y aplicación en el área
latinoamericana e hispana.
Métodos teóricos:
· Método jurídico comparado: se comparan las tendencias que siguen las legislaciones
extranjeras en la obligación de dar alimentos para el adulto mayor, a partir de indicadores
establecidos que permiten señalar el tratamiento de este tema en correspondencia con su
efectividad y sujetos obligados: hijos o estado.
· Método exegético jurídico: los fundamentos teóricos que sustentan la obligación de dar
alimentos para el adulto mayor se contrastó con la normativa vigente para poder diagnosticar
sobre la situación actual de dicha institución en la praxis judicial del Tribunal Municipal Popular
de Bayamo.
De los métodos empíricos: el análisis de contenidos que posibilitó la construcción del marco
histórico y contextual del objeto de la investigación, incluyendo la revisión de textos,
publicaciones de prestigio de diversos autores foráneos y nacionales y expedientes de procesos
sumarios de alimentos radicados en el Tribunal Municipal Popular de Bayamo, lo que permitió
dar una explicación de las tendencias que se presentan en torno la obligación de dar alimentos
para el adulto mayor, así como la formación de un criterio sobre las posiciones doctrinales de los
autores.
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· Sistematización de los presupuestos teóricos del derecho de alimentos a favor del adulto
mayor, a partir del análisis histórico y comparado de su regulación.
· Diagnóstico del estado actual de las normas reguladoras del derecho de alimentos a favor del
adulto mayor en la praxis del Tribunal Municipal Popular de Bayamo.
· La propuesta de pautas teóricas y prácticas con vistas a una efectiva aplicación del derecho de
alimentos a favor del adulto mayor
I
El derecho de alimentos a favor del adulto mayor:
presupuestos teóricos y legislativos
La ancianidad como etapa de la vida, requiere la protección y apoyo familiar, por las múltiples
características y condiciones que esta exige; lo cual no puede ser ignorado por los
ordenamientos jurídicos en sus diferentes ámbitos. El derecho de alimentos en su construcción
jurídica tiene tal alcance. Por lo que la presente investigación en su primer capítulo se
sistematizan los presupuestos teóricos del derecho de alimentos a favor del adulto mayor, a
partir del análisis histórico y comparado de su regulación y aplicación en el área
latinoamericana e hispana. Para ello se han utilizado los métodos histórico-lógico, inductivo-
deductivo, análisis- síntesis, jurídico comparado y exegético jurídico.
I
1 Protección jurídica del Adulto Mayor. Una visión teórica e
histórica
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Los comienzos del presente siglo se ven matizado por el aumento considerable de la población
anciana a nivel mundial, debido al aumento de la esperanza de vida, la disminución de las tasas
de fecundidad, el tratamiento de enfermedades típicas de la senescencia, por lo que parece
consolidarse la actualidad con la imagen de una sociedad envejecida. Este panorama aproxima
la necesidad de establecer políticas para proteger este sector, ya que implica un fenómeno con
trascendencia en todos los ámbitos de la vida social.
No cabe dudas que estamos en presencia de una situación de alta significación social, ante la
cual el Derecho, como fenómeno cultural, histórico, social y humano que abraza todos los
ángulos de la vida, no puede estar ajeno a ello, y es precisamente el Derecho de Familia, rama
que regula el complejo de relaciones jurídicas familiares, distinguida por su expresión
renovadora, progresista, una influencia de la costumbre, la tradición, la moral pública, la que
tiene el papel protagónico al respecto.
La vejez, es antes que nada historia, y todo concepto responde a una tradición del pensamiento.
La palabra vejez viene de la voz latina vetus que se deriva de la raíz griega etos que significa
“años”, “añejo”.
LIMÓN MENDIZABAL4 describe la longevidad como un término que hace referencia a la última
etapa de evolución y desarrollo personal Generalmente suele recibir a menudo diferentes
denominaciones conocidas como senectud, ancianidad, mayores, segunda juventud, provectos,
adulto mayor, adultez tardía o tercera edad.
Para explicar el contexto actual del adulto mayor, es necesario conocer las actitudes de
diferentes sociedades respecto a los ancianos y las imágenes que de ellos se han forjado, pues
como se refiere anteriormente la consideración de la vejez varía en las distintas culturas y a
través del tiempo.
El papel de la mujer en esta época fue claramente más marcado como cuidadora doméstica de
niños, ancianos y enfermos, y quedaban excluidas de cualquier participación en la vida pública.
Se desprende de todo ello que la mujer de edad en la antigua Grecia, no gozaba de demasiado
prestigio y poder, tomando solo parte importante en la vida doméstica, al cuidado de los demás.
A partir del siglo VI los ancianos ricos comenzaron a albergarse en monasterios para su
salvación eterna. Sin embargo, los pobres no podían aislarse hacia estos monasterios por los
que eran abandonados. Cuando ya había un número grande de ancianos desamparados, se
tomó como una justificación para la construcción de varios tipos de establecimientos con el fin
de socorrer estos ancianos. Fue así como se crearon enfermerías en los monasterios y
hospitales.
Posteriormente el auge del comercio y los negocios les ofreció mayores posibilidades a los
ancianos. La vejez suponía para el comerciante su período de mayor apogeo, pues el paso del
tiempo le permitió la acumulación de riquezas y éxitos. En este contexto socio-económico y
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En estas circunstancias se llega a la etapa que hoy conocemos como Edad Moderna marcada
con el Renacimiento europeo, donde los símbolos de la juventud son exaltados. Los desprecios
por la vejez son evidenciados en todas las facetas del arte: pintura, literatura, comedia, teatro,
etc. Sin embargo trajo transformaciones del poder político donde fue delegado al pueblo; y el
estado pasa a ser el responsable de compensar los servicios prestados a la sociedad. Es
entonces cuando el cuidado de los ancianos que hasta entonces correspondía exclusivamente a
la familia, pasa también a ser responsabilidad de los poderes públicos.
Por un lado, la vejez fue separada de los papeles importantes de la vida política y social, por el
otro, la familia tuvo que adecuarse a las nuevas condiciones de crecimiento y desarrollo social,
lo que fue confinando a los viejos a una situación de dependencia de los más jóvenes. Sin
embargo, para fines del siglo XX, varias circunstancias dieron inicio a un proceso de
estratificación social por edades y la edad se fue transformando en un mecanismo para
determinar el acceso a ciertas posiciones y pasó a funcionar como un método para integrar a
una persona a múltiples papeles y responsabilidades.
Evidentemente el adulto mayor tiene una historia llena de momentos dramáticos y gloriosos: se
le ha considerado como sabio en algunas sociedades, mientras que en otras como una carga.
I
2. Los ámbitos de protección jurídica del Adulto Mayor
El aumento paulatino de la ancianidad ha conllevado que los ordenamientos jurídicos se
pronuncien por su protección en correspondencia con la construcción social y cultural del
envejecimiento, en aras del reconocimiento de las personas adultas mayores como sujetos de
derechos para garantizar su incorporación a la vida social y familiar, como sujetos activos de su
propio desarrollo personal.
Según refiere RODRÍGUEZ PIÑEIRO8, el primer convenio de las Naciones Unidas sobre
derechos humanos en el que se prohibió explícitamente la edad como un motivo de
discriminación fue la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación
contra la mujer, en la que se proscribe la discriminación en su acceso a la seguridad social en
caso de vejez. El alcance de la prohibición de la discriminación a causa de la edad fue ampliado
después en la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los
trabajadores migratorios y de sus familiares y, posteriormente, en la
Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad, en relación con cuestiones
como la eliminación de los prejuicios, los estereotipos y las prácticas nocivas, el acceso a la
justicia y la protección contra la explotación, la violencia y el abuso.
La Organización de las Naciones Unidas, por sus siglas ONU, es el organismo generador de la
mayoría de legislación internacional. La ONU tiene la encomienda de dar las bases y directrices
para que los Estados miembros armonicen su legislación de conformidad con los estándares
que establecen los instrumentos internacionales.
Comenzamos con el documento suscrito en el siglo XX con mayor importancia para los
derechos humanos; el primer instrumento de protección universal de los hombres y mujeres: La
Declaración Universal de los Derechos Humanos. Esta fue adoptada por resolución de la
Organización de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948. En su preámbulo, tiene
como primera consideración la libertad, la justicia y la paz en el mundo y además tiene por base
el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los
miembros de la familia humana.
La Declaración brinda una serie de principios que protegen a las personas en general; no hace
especificaciones sobre algún grupo humano en particular (mujeres, niños, adultos) por lo que, al
ser general en sus consideraciones, los adultos mayores encajan, si somos capaces de realizar
una interpretación extensiva, situada en el sujeto con necesidades concretas.
Los artículos del citado instrumento que de alguna forma intentan proteger la necesidad de salud
física de los adultos mayores son: Artículo. 3 Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad
y a la seguridad de su persona. Catalogamos al artículo tercero, como protector de la salud física
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del “adulto mayor” continuando la siguiente lógica: si una persona no tiene garantizado su
derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad personal, intrínsecamente está en peligro su
derecho a la salud física. Artículo. 5 Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles,
inhumanos o degradantes. Este artículo es claro en cuanto a la protección de la salud física de
las personas, debido a que, si por algún motivo se sufre un detrimento o un trato inhumano, se
vería vulnerada su salud física.
Las características que encontramos en el Plan de Viena sobre el envejecimiento, son las
siguientes: la confirmación por parte de las Naciones Unidas de que todos los principios
consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos se aplican plena e
íntegramente a los adultos mayores; además, en la medida de lo posible propiciar que los
adultos mayores disfruten en el seno de sus propias familias y comunidades de una vida plena,
saludable, segura y satisfactoria y ser estimados como parte integrante de la sociedad.
Consideramos que son cuestiones necesarias para que al adulto mayor disfrute de su edad.
Al Plan de Viena sobre el envejecimiento le siguen Los principios de las Naciones Unidas en
favor de las personas de edad, los cuales fueron aprobados por la Resolución 46 de la
Asamblea General de las Naciones, el 16 de diciembre de 1991. En su preámbulo, reconoce las
aportaciones que las personas de edad hacen a sus respectivas sociedades, así como la
igualdad de derechos de hombres y mujeres. Las naciones grandes y pequeñas tienen la
obligación de promover el progreso social para elevar el nivel de vida dentro de un concepto
más amplio de la libertad, tomando en cuenta para todo esto, la enorme diversidad de las
situaciones de los adultos mayores. Los principios aprobados son cuidados, independencia,
autorrealización y dignidad.
Las Naciones Unidas están conscientes de que en todos los países es cada vez mayor el
número de personas que alcanzan una edad avanzada y en mejor estado de salud física de
como venía sucediendo hasta ahora. Por lo que se están generando presiones sobre la vida
familiar, tanto en las sociedades en desarrollo como en aquellas desarrolladas, por lo que se
requiere prestar apoyo a quienes se ocupan de atender a las personas de edad que requieren
cuidados.
En el Plan se señalan varias cuestiones clave que siguen siendo pertinentes y en las que se
hace hincapié en este informe. Se trata de cuestiones como promover la salud y el bienestar
durante toda la vida; garantizar el acceso universal y equitativo a los servicios de asistencia
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sanitaria; prestar los servicios adecuados para las personas mayores con VIH o SIDA; capacitar
a los prestadores de cuidados y profesionales de la salud; atender las necesidades de salud
mental de las personas mayores; prestar los servicios adecuados a las personas mayores con
discapacidad; proporcionar atención y apoyo a los cuidadores; y prevenirla negligencia, la
violencia y el maltrato contra las personas mayores. El Plan también hace hincapié en la
importancia de envejecer en la comunidad donde se ha vivido.
En general todos estos instrumentos y programas (Ver Anexo I) consagran a las personas
mayores el derecho a no ser discriminadas; hacen referencia al derecho de las personas
mayores a la salud, la seguridad social y un nivel de vida adecuado, y defienden su derecho a
no ser objeto de explotación, violencia ni abuso.
Si bien todos los derechos y garantías reconocidos en los textos constitucionales son, por
supuesto, aplicables a las personas mayores, existen casos en que los derechos de este grupo
social se reconocen taxativamente, lo que es trascendental, puesto que la Constitución, es la
expresión suprema de todo el ordenamiento jurídico, social, económico, político, civil y cultural
de un país. En el área latinoamericana están las cartas magnas de Venezuela, Costa Rica, El
Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y la República Dominicana, donde se
hace explícita la obligación del Estado de proteger a las personas mayores. Significativo son los
textos constitucionales de Colombia9 y Brasil10, pues garantizan dicha protección al reconocer
algunos derechos económicos y sociales, que van desde la atención en salud, alimentación,
condiciones de vida digna y vivienda.
La titularidad de dichos derechos tiene como referente normativo los acuerdos y normas
internacionales sobre derechos humanos, sin embargo, la Constitución de cada país es la que
establece la jerarquía de los referentes tratados dentro del ordenamiento jurídico interno. En
general, los derechos reconocidos en los tratados internacionales se traducen en los textos
constitucionales mediante su interpretación o incorporación explícita.
El mundo está inmerso en una revolución demográfica. Este cambio es debido principalmente al
descenso generalizado de las tasas de fecundidad y a una mejora de la salud, que han reducido
el número de recién nacidos y alargado la esperanza de vida al nacer, respectivamente. Las
tendencias demográficas varían según el país y la región. Los países en vía de desarrollo tienen
una población relativamente joven pero su ritmo de envejecimiento es más acelerado que en los
desarrollados, donde la población es más envejecida.
Una de las consecuencias más importantes radica en el impacto sobre los niveles de pobreza.
Los ingresos de jubilación y pensión, y el trabajo remunerado son dos de las principales fuentes
de sustento de los adultos mayores y, en consecuencia, para el acceso a niveles más
adecuados de nutrición y salud.
El primer tratamiento sistemático sobre la cuestión del empleo entre los adultos mayores se
remonta a la Recomendación Nº 162 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de
1980. Si bien la preocupación de la OIT por la inserción laboral de este grupo de edad tiene
antecedentes en las recomendaciones de mediados de los 60 y 70 de 1964 y 1978, es en la
Recomendación de junio de 1980 donde se establecen clara, detallada y explícitamente las
dimensiones a tener en cuenta acerca de este tema11. Dirigidas a todos los trabajadores que por
su edad están expuestos a afrontar dificultades para insertarse en el mercado laboral, estas
recomendaciones abordan temas cruciales que hasta hoy son motivo de debate y puntos clave
en la agenda pública: la igualdad de oportunidades y de trato, la protección en el empleo, el
retiro, la utilización del tiempo libre.
Los tres ejes alrededor de los cuales se construyó la Estrategia Regional fueron: a) Personas de
Edad y Desarrollo; b) Salud y Bienestar en la Vejez; y c) Entornos Propicios y Favorables. Si
bien todos estos temas están estrechamente vinculados, el acceso al trabajo decente y el
acceso al crédito para las personas mayores, como así también el mejoramiento en la cobertura
de pensiones contributivas y no contributivas, están incluidos en el primero de los tres ejes.
También podría decirse que los puntos restantes de este primer eje, “creación de las
condiciones para la participación en la vejez” y el “acceso a la educación durante toda la vida”,
tienen mucho que ver con la inclusión socio-laboral de las personas mayores12.
La protección que la sociedad proporciona a sus miembros, mediante una serie de medidas
públicas, contra las privaciones económicas y sociales que, de no ser así, ocasionarían la
desaparición o una fuerte reducción de los ingresos por causa de enfermedad, maternidad,
accidente de trabajo, o enfermedad laboral, desempleo, invalidez, vejez y muerte, también la
protección en forma de asistencia médica y de ayuda a las familias con hijos.
Hablar de la intervención del Derecho Penal, como elemento protector a favor de determinadas
personas, supone hablar de la presunta existencia de un delito. Generalmente los Códigos
Penales no establecen una diversa tipología de la víctima, distinguiendo entre víctimas de un
tipo o de otro.
Sin embargo, desde el derecho procesal existen elementos dentro que si pueden proteger de
forma efectiva al adulto mayor. Entre los que se encuentran las “Medidas de protección de la
víctima o perjudicado por el delito que, por decisión judicial, pueden adoptarse durante la
tramitación de un procedimiento penal”. Desde el punto de vista temporal, tienen naturaleza
cautelar, pues las mismas deben cesar en el momento en que se inicia la ejecución de una
sentencia, puesto que, a partir de ese momento no hablaremos de la naturaleza de medida
cautelar, sino de auténtica pena. Estas medidas cautelares no se regulan estrictamente en el
Código Penal, sino en las leyes de procedimiento. Del mismo modo ya en varios países existen
leyes especiales para la protección del adulto mayor donde se aplican sanciones severas de
privación de libertad a quienes causen lesiones gravísimas, leves o daño seguido de muerte a
los ancianos; ejemplo de ello es El Salvador13 y Ecuador14, este último fue de los primeros
países de la región en tener una ley específica a favor de las personas mayores.
En cuanto a los tipos de delitos más frecuentes en el caso de personas mayores de los que son
víctimas, atendiendo a esa circunstancia de edad y vulnerabilidad, debemos de hacer referencia
a varios de ellos para obtener una idea de aquellas conductas más comunes en los que se ven
implicadas personas mayores como víctimas de los mismos. En primer lugar, los supuestos de
agresión física y como segunda actuación a destacar son las conductas denominadas como de
lesiones leves o maltrato en el ámbito de la violencia doméstica.
A lo largo del ciclo de la vida familiar los padres se encuentran en los procesos fundamentales
de la vida de sus hijos, los cuidan y protegen, por lo que generalmente se habla con más
frecuencia de las responsabilidades y deberes de los padres, pero en pocas ocasiones de las
obligaciones que los hijos tienen con los mismos.
La importancia del apoyo familiar a un adulto mayor es de gran necesidad ya que ayuda en los
aspectos emocionales y afectivos, asimismo el proceso de envejecimiento genera una serie de
demandas de cuidados y afectos que requieren dedicación y entrega, en el que la familia tiene
un deber de cuidado, sobre todo los hijos, debiendo aceptarlo como una responsabilidad moral.
Sin embargo, las relaciones familiares no solo abarcan aspectos morales, sino que constituyen
una fuente variada de derechos y obligaciones. Dentro de esta última como plantea VARELA
DE MOTTA15 se encuentra el derecho de dar alimentos que impone la obligación a auxiliar al
necesitado, por tanto la obligación moral se convierte en legal. Por tal motivo podemos afirmar
que el adulto mayor se convierte en sujeto del Derecho de Familia.
I
3 La tutela legal al Adulto Mayor en sede de alimentos
El fenómeno del envejecimiento plantea un difícil equilibrio entre el principio de solidaridad
familiar y la intervención del Estado en materia de asistencia social. Este tiene la obligación de
contribuir al bienestar personal de cada sujeto, el fundamento de la acción social no puede
encontrarse fuera del mismo individuo, la sociedad debe mejorar la forma de vida de las
personas más necesitadas, para ello una multitud de instrumentos se superponen, cuyo alcance
y extensión dependen de medidas de política legislativa. Las personas mayores presentan
características que les diferencian de otros colectivos, lo que justifica una atención específica,
cuya meta es mejorar la calidad de vida de los mayores.
I
3.1 Construcción jurídica de la obligación de dar alimentos
La obligación alimentaria se introdujo en el Derecho romano primitivo con un alcance
sumamente restringido; sólo comprendía lo que era estrictamente necesario para vivir. Incluso
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parece que en los primeros tiempos se usaba la palabra victus en lugar de alimento, con lo que
se expresaba un concepto rigurosamente limitado a las necesidades vitales.
La palabra alimentos proviene del latín alimentum, que se asocia a la figura de comida, sustento,
dígase también de la asistencia que se da para el sustento. Según el diccionario de la Real
Academia de la Lengua, constituyen alimentos cualquier sustancia que puede ser asimilada por
el organismo y usada para mantener sus funciones vitales, caso especial de los seres humanos.
Sin embargo, toda persona humana, como sujeto de este derecho esencial, requiere además de
subsistir, desarrollarse como tal, para lo cual necesita de otros factores esenciales como: salud,
educación, vivienda, recreo, entre otros, y es en razón de ello que en el campo del Derecho se
ha construido un concepto jurídico con un sentido más amplio, que es recogido por las
legislaciones de cada país.
RAMOS PAZOS16, define el derecho de alimentos como aquél “que la ley otorga a una persona
para demandar de otra, que cuenta con los medios para proporcionárselos, lo que necesite para
subsistir de un modo correspondiente a su posición social, que debe cubrir a lo menos el
sustento, habitación, vestidos, salud, movilización, enseñanza básica y media, aprendizaje de
alguna profesión u oficio”.
Del mismo modo para BORDA18 deben considerarse comprendidas las necesidades morales y
culturales; ésta es una solución admitida hoy universalmente como una imposición del progreso
cultural del hombre y del creciente respeto por sus necesidades espirituales.
La obligación alimenticia reposa en el vínculo de solidaridad que enlaza a todos los miembros
del consorcio familiar y en la comunidad de intereses, causa de que las personas pertenecientes
a un mismo grupo se deban recíproca asistencia, como planteara MESA CASTILLO19 el
derecho de alimentos se deriva del parentesco entendido este como el lazo existente entre
personas que proceden de un tronco común o procreador común o relación que existe entre dos
o más personas por tener una misma sangre, aunque no desciendan unas de otras.
La reciprocidad es una de las características comunes que aborda la mayoría de los autores
pues quién está obligado a prestar alimentos al pariente necesitado, tiene a su vez derecho a
obtenerlos de este, si llega a estar necesitado. Del mismo modo la relación obligatoria es
personal por cuanto se basa en un vínculo familiar que une al deudor con el acreedor.
RUGGIERO20 señala que en la obligación alimenticia predomina el interés público que exige
que la persona necesitada sea sustentada. El sustento de la persona no es un simple derecho
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individual sujeto a la libre disposición del particular y si un derecho protegido por razón y en
vista de un interés público y aún contra la voluntad de su titular, por lo que se convierte en un
derecho irrenunciable.
El autor español LASARTE21 incorpora otra característica para la correcta interpretación de esta
institución y es la imprescriptibilidad. El señala que, en situación de latencia, el derecho de
alimentos es imprescriptible pues puede ser ejercitado por el familiar que se encuentre en
penuria en cualquier momento.
En tanto institución del Derecho de Familia, los alimentos han de ser proporcionales de tal
suerte que el acreedor reciba lo necesario para su manutención y el deudor no sacrifique su
propio sustento, debiendo existir una relación entre las necesidades del alimentista y los
recursos del alimentante.
La prestación de alimentos constituye pues, una medida legal que persigue cubrir las
necesidades mínimas de subsistencia de una persona necesitada, siendo obligatoria cuando
existe un vínculo de parentesco. La obligación alimenticia supone, por tanto, la existencia de
dos partes; el alimentista, por un lado, que tiene derecho a exigir y recibir alimentos, y el
alimentante que es la persona que tiene el deber moral y legal de proveerlos.
PÉREZ DUARTE23 señala que la obligación alimenticia se caracteriza por aspectos sociales,
morales y jurídicos. Social, porque a la sociedad le interesa la subsistencia de los miembros del
grupo familiar; moral, porque es en los vínculos afectivos que encontramos entre determinadas
personas en donde se perfila el fundamento original de velar por quienes necesitan ayuda o
asistencia, y jurídico, porque a través del derecho se pretende hacer coercible el cumplimiento
de esta obligación.
La obligación de dar alimentos cesa por la muerte del alimentante o del alimentista. Esta causa
de cesación no es transmisible por vía de herencia, ni el derecho de alimentista a reclamar
alimento de los herederos del alimentante que venía prestándolos, ni el deber del alimentante a
prestarlo a los herederos del alimentista, que venía recibiéndolos.
La mayoría de las legislaciones fija reglas procesales relativas al juicio de alimentos, que
tienden a asegurar la inmediata y efectiva percepción de una cuota. Los códigos procesales
establecen un procedimiento especial para la fijación de los alimentos, generalmente se realiza
en un proceso sumario
La obligación también cesa cuando cesa, a su vez, la causa que hizo exigible la obligación, así
como cuando los recursos económicos del obligado a prestar alimentos se hubiera reducido
hasta el punto de no poder satisfacerlos sin desatender sus propias necesidades.
I
3.2. Presupuestos para su exigibilidad
El derecho de recibir alimentos inicia con la necesidad de estos por parte de un acreedor
alimentario y la obligación de proporcionarlos con la capacidad económica del deudor
alimentista, que surgen en diferentes supuestos: por el parentesco por consanguinidad, por la
concertación formal del matrimonio; y en determinados casos, aún después de disuelto el
vínculo matrimonial.
Existe coincidencia entre los tratadistas del Derecho de Familia, con relación a que para que
exista este derecho se deben dar tres requisitos: en primer lugar, debe de haber una necesidad
en el acreedor y no pueda suplirla con su trabajo; en segundo lugar, una posibilidad en el
deudor que debe darlos, y por último un parentesco entre ambos. Es preciso que no haya otros
parientes más cercanos en condiciones de proporcionarlos, pues la obligación alimentaria tiene
carácter sucesivo. De tal forma que si no existe necesidad, posibilidad o parentesco no puede
nacer el derecho de los alimentos24.
Es decir que el vínculo jurídico determinante del parentesco establece una verdadera relación
alimentaria, que se traduce en un vínculo obligacional de origen legal. Se exige recíprocamente
de los parientes una prestación que asegure la subsistencia del pariente necesitado.
Esto indica que los hijos también tienen el deber de cuidar a sus padres en su ancianidad, en el
estado de demencia, y en todas las circunstancias de la vida en que necesitaren sus auxilios.
Esta modalidad de la prestación de alimentos ha cobrado una gran relevancia práctica en las
últimas décadas dado el envejecimiento acelerado de la población.
II
El derecho de alimentos a favor del adulto mayor. Realidad
Cubana
Cuba, no está exenta del notable envejecimiento poblacional y lo que ello significa económica y
socialmente. Unido a los bajos niveles de natalidad, el fenómeno migratorio y la variable
demográfica han perjudicado significativamente el crecimiento de la población cubana de forma
acelerada. Al ser el estado cubano garantista de la asistencia social, ha sustituido la obligación
familiar al respecto. Por lo que en el presente capítulo se diagnostica, a partir de los
presupuestos teóricos sistematizados, el estado de aplicación de las normas reguladoras del
derecho de alimentos a favor del adulto mayor en Bayamo; con la utilización de los métodos
histórico-lógico, inductivo-deductivo, análisis- síntesis y exegético jurídico.
II
1 La protección jurídica del adulto mayor en Cuba
El envejecimiento poblacional en Cuba ocurre fundamentalmente en el presente siglo por lo que
con anterioridad no existen muchos precedentes de la protección jurídica de este segmento de
la población. Si hacemos un análisis de todas las constituciones cubanas nos percatamos que,
en la Constitución de Guáimaro, Jimaguayú y la Yaya no se preceptúa de forma expresa nada
relacionado al adulto mayor como sujeto de especial protección, sino que de forma general le
reconoce derechos como a cualquier ciudadano de la sociedad25; lo que en cierta medida es
lógico ya que estos textos constitucionales fueron uno de los primeros instrumentos jurídicos
surgidos en la sociedad cubana, y tenían como principal objetivo la organización política del
movimiento independentista cubano, además de caracterizarse por su brevedad.
Sin embargo, el 1 de julio de 1940 se promulga una nueva constitución conocida como la
Constitución del 40, la cual se consideró la más avanzada de América en su época. A nuestro
juicio su contenido estableció un verdadero precedente para la protección jurídica del adulto
mayor. Consagra el derecho de alimentos a favor de los padres incluyendo dentro de esta
obligación el respeto y la asistencia, regulando además que se garantizarán las sanciones en
caso de incumplimiento26. Si hacemos una revisión de este artículo nos percatamos que es una
definición bastante escueta ya que no define lo que abarca la palabra asistencia ni los requisitos
para poder exigir este derecho. Del mismo modo la familia, la maternidad y el matrimonio tienen
la protección del Estado.
Como otro modo de instruir a los adultos, incluyendo a los mayores, el Estado fundó un sistema
de escuelas para así lograr la erradicación del analfabetismo y la creación de centros de
estudios para el aprendizaje de un arte u oficio, que respondieran a las necesidades de la
economía nacional, destacando que todos estos centros educacionales eran gratuitos27. Otro
avance fundamental de la citada carta magna es que reconoce el derecho de la asistencia
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Es válido destacar que, aunque el archicitado texto tuvo sus avances en cuanto a la protección
jurídica de la tercera edad, en este período prerrevolucionario la atención al anciano cubano se
limitaba a los beneficios derivados de un pequeño presupuesto estatal que no siempre cumplía
sus objetivos y a las recaudaciones obtenidas por instituciones religiosas y caritativas, situación
que duró hasta finales de la década del 50. IMBERT MILÁN 29 refiere que en esta época, no
existía una tradición geriátrica y solamente un mal llamado Instituto del Viejo de carácter
privado, que atendía a un pequeño grupo de adultos mayores dentro del Sistema Mutualista. La
falta de fuentes de datos hace muy difícil resumir cuantitativamente en este período
revolucionario, desde el punto de vista de la atención al viejo. Aunque de esta etapa podemos
decir que la esperanza de vida en el país antillano era de solo 55,7, lo cual significa que tal
indicador aumentó en 22 años en los últimos tiempos y motivó que hoy tenga niveles de
mortalidad semejantes a los de las naciones más prósperas del planeta y el promedio de años
de existencia sea, incluso, superior al de esas mismas áreas. Entonces, solo existían unos 20
asilos, dirigidos fundamentalmente por personal eclesiástico.
Sin embargo, después del triunfo de la revolución cubana el 1ro de enero de 1959 se producen
esenciales cambios políticos y socioeconómicos, los cuales repercuten en todos los aspectos de
la vida del país. La atención al anciano es, en su condición de componente vulnerable de la
sociedad, una de las capas más beneficiadas. La salud tiene un papel prioritario en esta nueva
concepción. Garantizada para la totalidad de la población y con carácter gratuito.
En los momentos actuales Cuba se ubica entre los países más envejecidos poblacionalmente
de América Latina y el Caribe, pero dentro de dos o tres décadas será el más envejecido. Por lo
que el envejecimiento demográfico o poblacional constituye uno de los temas que acapara la
atención de la sociedad cubana en la actualidad. El país desde hace varios años enfrenta una
compleja situación por el cambio en la estructura por edad de su población como resultado de la
evolución demográfica y social durante el siglo XX y lo que va del XXI, particularmente en los
últimos 55 años30.
0.78 hijas por mujer. Esta tasa está muy por debajo del nivel de reemplazo poblacional, lo que
hace que la población total del país disminuya y ocurra un aumento en proporción a los
ancianos.
El reto precisa la creación de estrategias de desarrollo local que incluyan la protección jurídica
de estas personas. El ordenamiento jurídico cubano no cuenta con un instrumento único
destinado a la protección del adulto mayor de forma sistémica e integrada, sino que son varias
las disposiciones jurídicas que se refieren en determinada medida a los derechos que le asisten
al adulto mayor brindándole protección y respaldo. Comenzando por el texto constitucional
donde se refrendan los derechos fundamentales como ciudadano de la República de Cuba y en
otras disposiciones de rango inferior de una manera más o menos especial se determinan las
facultades y el ámbito de protección del adulto mayor32.
Por ser el adulto mayor una persona, es primariamente sujeto del Derecho de Personas; en
correspondencia con los cambios que vive resulta necesario el pronunciamiento de otros
ámbitos jurídicos. La norma sustantiva civil regula lo referente a la capacidad jurídica civil. Este
instrumento jurídico hace una distinción entre la capacidad de goce y, de hecho. El adulto mayor
puede estar incluido en los supuestos que el Código de Civil cubano determina en cuanto a la
plena capacidad, la capacidad restringida y la ausencia de capacidad33.
Aunque resulta importante destacar que vivir la etapa de la adultez mayor e incluso llegar a
padecer de enfermedades propias del proceso no se traduce en una causal de incapacidad
jurídica, si bien la enfermedad puede estar contenida en los supuestos de capacidad restringida,
procediendo a la ausencia de capacidad solamente cuando el adulto mayor puede o no
discernir totalmente. La solución a estos supuestos no pueda ser otra que acudir a la
representación legal para suplir la capacidad o complementarla.
El propio Código Civil también ofrece cierto amparo a las personas de edad avanzada en su
cuarto Libro, al limitar la libertad de testar que tienen las personas con la institución de los
herederos especialmente protegidos según el artículo 492.1 destinándoles la mitad de sus
bienes a estas personas. En caso de no existir una correcta observancia de la norma se puede
solicitar el complemento de proporción que le falta de su herencia del heredero especialmente
protegido y en caso de preterición de acuerdo al artículo 495.1 produce dentro de sus efectos la
anulación de la institución de herederos. El adulto mayor se encuentra concebido y protegido en
el artículo 493.1 c) al considerarse un heredero especialmente protegido siempre que concurran
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los requisitos: no estar aptos para trabajar y depender económicamente del causante.
Es válido destacar que con la sucesión intestada también se les reconocen derechos a las
personas de la tercera al concebirse la figura de los ascendientes en los llamados para heredar
incluyendo hasta los abuelos. Además de la especial protección que se reconoce en el artículo
516 a los padres34.
En la parte especial del Código Penal existen preceptos legales donde el adulto mayor resulta
ser víctima, por ejemplo, en el delito de abandono de menores, incapaces y desvalidos36, pues
ubica a la circunstancia de la edad como una posible causa de incapacidad o una persona
desvalida para que se tipifique la figura delictiva. De la descripción del tipo se deduce que el
sujeto activo tiene que ser una persona que esté obligada legalmente a mantener o alimentar
ese incapaz o desvalido, por lo que colige que el anciano o adulto mayor que carezca de
recursos económicos o se vea impedido de obtener por sí mismo pudiera encontrarse dentro de
los sujetos pasivos de este tipo penal, aún cuando taxativamente no sea recogido en dicho
término en el referido artículo.
La negligencia o abandono como tipo de maltrato al adulto mayor por parte de personas
encargadas de cuidar y atender las necesidades de estos, pueden desencadenar en la comisión
de esta figura delictiva.
Según plantean VARGAS ABREU, MUÑOZ ALFONSO y ROCA PÉREZ37 los delitos contra los
derechos patrimoniales (hurto, robo con fuerza en las cosas, robo con violencia e intimidación
en las personas) son mayormente las tipicidades delictivas donde el anciano está expuesto
debido a su debilidad física y poca capacidad para protegerse, los cuales están relacionados
con el maltrato material o abuso económico.
Lo cierto es que la legislación penal resulta aplicable a situaciones de daño solo cuando estas
son constitutivas de delitos en el que la víctima sea un adulto mayor, pero sin hacer distinción en
cuanto al sujeto víctima de los hechos. Por lo que de manera general, la vía penal no contribuye
eficazmente a un nivel de vida adecuado para ese adulto mayor que necesita atención y
cuidado.
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Uno de los ámbitos jurídico más eficaces resulta ser el Derecho del Trabajo, el cual encuentra
su fundamento constitucional en el artículo 44 al referirse a la creación de casas de atención a
personas de la tercera edad38, cuyo objetivo es brindarle los servicios indispensables para su
bienestar como: servicio médico, atención sanitaria e integración social. Así mismo al derecho
de la seguridad social y la asistencia social, esta última un gran logro del Estado cubano, pues
protege a los ancianos sin recursos, ni amparo. En tanto la seguridad social garantiza una
protección directa al adulto mayor, toda vez que protege a los trabajadores que se hayan
impedidos por motivos de la edad, percibiéndose un conjunto de prestaciones que le aseguran
su supervivencia y el desarrollo de una vida digna; a través de la asistencia social se brinda un
sistema de servicios sociales para todas las personas que presenten un estado de necesidad
sustentado en desventaja social, por la edad, salud o ingresos económicos.
A tenor uno de los servicios que se ofrecen por la asistencia social son las llamadas
institucionales garantizado por los sistemas de Salud Pública y Educación. La particularidad de
estos radica en el hecho de que se ofrecen en instituciones, no en la comunidad ni en el
domicilio de la persona que los necesita. De acuerdo con ello el Hogar de Ancianos constituye
una institución social del Sistema Nacional de Salud de convivencia a largo plazo que se dedica
a la atención integral y continuada de los adultos mayores que por diversas causas39 no pueden
mantener una vida independiente y autónoma y no pueden ser atendidas en sus situaciones de
dependencias por otros medios40.
Dentro de los sujetos beneficiarios se encuentran los adultos mayores, pero no todos sino
aquellos que en su núcleo familiar presenten determinado estado de necesidad, no tuvieran
familiares obligados o estos no estuvieran en condiciones de prestarle ayuda. Muy atinado la
inclusión de los ancianos como sujetos que merecen una atención especial y diferenciada por
las condiciones sociales, biológicas y psicológicas que tienen estas personas, convirtiéndose
en un sector vulnerable de la sociedad. Al igual que el régimen de seguridad social, la
protección de la asistencia social se concede mediante diferentes prestaciones, estas son:
determinan los órganos correspondientes de la asistencia social; con vistas a resolver las
necesidades de un beneficiario o de un núcleo familiar. Prioriza la entrega de ropa, calzado,
lencería, útiles de cocina, colchones, equipos electrodomésticos, etc.
Monetarias: estas pueden ser eventuales o continuas, estas últimas se otorgan a las personas o
núcleos familiares comprendidos como beneficiarios, quedaron fijadas dentro de los límites de la
escala que oscilaba entre 30 pesos mensuales para núcleos de una persona, hasta 80 pesos
mensuales en núcleos familiares compuesto de 5 o más personas.
Lo meritorio de este cuerpo legislativo fue incluir el régimen de la asistencia social unido al de la
seguridad social para establecer una sistema general que de una u otra manera protegiera a
toda la sociedad. Quedando normatizados algunos de los aspectos más importantes de la
asistencia social.
En la actualidad, a partir de las regulaciones sobre el ejercicio del trabajo por cuenta propia42 se
reconoce la figura del cuidador de enfermos, personas con discapacidad y ancianos. La misma
no exige requisito especial, salvo el de ostentar un comportamiento social y moral adecuado; por
lo que cualquier persona con independencia de su nivel educacional o de instrucción puede
ejercer esta actividad, la cual tiene como alcance el cuidado y atención de enfermos, personas
con discapacidad y ancianos, siempre que haga efectivo el pago del o los tributos establecidos.
Dando inicio a una relación jurídica laboral entre el cuidador y el anciano, con la adecuación del
primero a las necesidades y requerimientos del segundo.
La Constitución cubana de 1976, al igual que su antecedente del 40, protege a la familia,
reconociéndole un papel imprescindible dentro de la sociedad, la cual brinda protección
incluyendo así a los adultos mayores que forman parte de ella43. Con una mayor precisión en el
artículo 38 también señala la obligación que tienen los hijos de respetar y ayudar a sus padres.
Este apartado, aunque está redactado sucintamente reconoce la obligación que tienen los hijos
de brindar asistencia a los padres en caso de necesidad44.Dentro de las instituciones jurídicas
protectoras de la ancianidad, que regula el Código de Familia cubano de 1975, se encuentran la
obligación de dar alimento y la tutela.
En el caso de la tutela, la protección que ofrece al adulto mayor no es para toda la población
anciana por el sólo hecho de formar parte de ella, en tanto solo alcanza a aquellos que hayan
sido declarados judicialmente incapacitados según lo establecido en la ley45. La tutela para el
adulto mayor incapacitado tiene una función protectora, de ahí que todos los actos que realice el
tutor estarán bajo la salvaguarda de la autoridad judicial.
Otras de las figuras legales que pudieran brindar apoyo legal al adulto mayor es la concerniente
al acogimiento familiar. Este no debe ser visto solamente desde la óptica de los menores de
edad, sino que debe extenderse a los adultos mayores. El acogimiento familiar debe posibilitar
en gran medida, que se permanezca en la familia para mantener sus relaciones comunitarias.
En el Código no se prevé esta institución para las personas mayores de edad, pero tampoco lo
excluye. Por lo que en determinado momento se le puede brindar protección al adulto mayor
como una modalidad de la obligación de dar alimento46.
Es importante resaltar que en Cuba el derecho de alimentos se deriva del parentesco, tiene
carácter legal porque su origen no nace de la voluntad del alimentante ni del alimentista. En
torno al fundamento de esta obligación, tradicionalmente se ha considerado que se encuentra
en la solidaridad familiar, es decir cuando determinado pariente está en condiciones
económicas de solventar las necesidades de otro familiar.
En relación con al adulto mayor, se establece que por razón de la edad estén impedidos para
obtener por sí mismo el sustento. Seguido de este se consigna quienes son los sujetos que
están obligados recíprocamente, contemplando entre ellos a los ascendientes. A tales efectos se
deduce que la deuda alimenticia se configura siempre y cuando:
En consecuencia, con lo antes expuesto a través de esta institución los adultos mayores tienen
una vía para solicitar que su familia contribuya a su sustento cuando no se encuentre en
condiciones de proveérselo a sí mismo. Pero esta tiene un carácter estrictamente personal por lo
que produce como consecuencias:
· No se transmite a los herederos, pues con la muerte desparece el vínculo que la justifica,
aunque si se transmite a los herederos del alimentante la obligación de abonar la deuda
correspondiente a los meses anteriores al deceso, que no hubiesen sido pagados o pagados
por un tercero no obligado con o sin conocimiento del finado alimentante.
El Código de Familia cubano data de 1975, si bien es cierto que resultó revolucionario para su
tiempo, la sociedad cubana y las dinámicas familiares actuales exigen un cambio legislativo al
respecto. La última versión del proyecto legislativo familiar incluye una nueva institución
Asistencia a las personas adultas mayores, sin embargo sigue sin determinar la edad que se
puede considerar a una persona como adulto mayor, se infiere que el futuro legislador pretende
darle a la nueva norma un carácter flexible, y no se centre solamente en la edad sino en
características y capacidades físicas y psicológicas de estas personas.
Lo cierto es que se pone de relieve la voluntad de cambios que reportan beneficios en aras de la
perfectible actividad jurisdiccional, ejemplo de ello resultan las recientes Instrucciones del
Consejo de Gobierno del Tribunal Supremo Popular51 que demuestran la génesis de un
proceso de familia distinto del proceso civil, no solo por la naturaleza de la materia que se
ventila, que siempre le ha distinguido; sino porque esboza un grupo de cuestiones que indican
al juzgador la impronta de cambiar su mentalidad “civilista” por un nuevo quehacer y pensar en
pro de la familia, presentándose en la praxis jurídica precedentes de procesos sumarios de
alimentos a favor de adultos mayores; lo que nos invita a un estudio sobre las particularidades
de estos procesos.
II
2 El derecho de alimentos a favor del adulto mayor desde
la praxis judicial del Tribunal Municipal Popular de Bayamo
La exigibilidad del derecho de alimentos en sede judicial se incoa a través de un proceso
sumario, con menor solemnidad y mayor prontitud en su solución. Caracterizado por su
brevedad, sencillez y concentración procesal. Dada la importancia reiterada de los alimentos y
el estado de necesidad del alimentista, se establece un proceso predominantemente oral 52,
donde el elemento probatorio corre a cargo del órgano jurisdiccional, aunque las partes podrán
proponer las pruebas que consideren pertinentes.
En correlación con lo antes dicho, la Instrucción 216 del Consejo de Gobierno del Tribunal
Supremo Popular (CGTSP) de fecha 17 de mayo de 2012, disposición significativa para la
praxis judicial en sede familiar, en su apartado 12, hace alusión a que el tribunal podrá
prescindir de la solicitud de certificados de nacimientos cuando la parte demandada resultan ser
los padres, sustituyendo la misma por la tarjeta del menor; y resulta omisa cuando estos se
convierten en parte actora; aunque si resulta aplicable lo dispuesto sobre la actividad
conciliatoria, pudiendo concluir el proceso mediante Auto fundado que apruebe el acuerdo
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arribado en dicha comparecencia, al amparo del Dictamen 494 devenido del Acuerdo 42 del 5
de diciembre de 1978 del CGTSP.
Cabe señalar que la resolución judicial que pone fin al proceso no goza de cosa juzgada
material, toda vez que dicha decisión no permanece inalterable en el tiempo debido a que las
condiciones que fundamentaron la pretensión resultan circunstanciales, por ejemplo la cuantía
de la pensión fijada, las necesidades a satisfacer, la capacidad económica del alimentante; así
como le pueden sobrevenir causales de extinción de dicha prestación alimenticia; tramitándose
entonces dentro de las mismas actuaciones y por la vía de los incidentes.
· El 100% de los parientes obligados a darse alimentos son entre ascendientes (padres) y
descendientes (hijos).
· El 50% recae sobre dos o más personas, sin embargo sólo es demandada una de ellas, al
ostentar mayores ingresos económicos.
· El derecho de alimentos sólo fue fundamentado en el articulado del Código de Familia, incluso
de estos sin un adecuado pronunciamiento, siendo omiso por partes y órgano jurisdiccional el
precepto constitucional (artículo 38) específico.
· El 50% concluyó con auto fundado aprobando el acuerdo entre las partes, aunque la pensión
acordada resultó ser en gran medida inferior a la solicitada.
II
3 Propuesta de pautas teóricas y prácticas para un derecho
de alimentos a favor del adulto mayor
La materialización del derecho de alimentos a favor del adulto mayor, a la luz de la
interpretación y aplicación de las normas sustantivas y procesales, precisa de pautas que fijen la
toma de decisiones judiciales garantistas de la protección integral y efectiva de las personas de
la tercera edad, teniendo en cuenta desde la juridicidad la búsqueda de instrumentos tutelares
especiales y capaces de contribuir a la transformación cultural y social que impliquen la
concepción de una imagen más humana del envejecer. Por lo que se propone:
· falta de autonomía o capacidad para cuidarse por sí mismo y mantener un estilo de vida
independiente, lo cual supone la necesidad de ayuda.
· estado que requiere de la ayuda y servicios orientados a proteger a las personas, durante
períodos prolongados o de “larga duración”.
diaria que son las que están orientadas al mantenimiento de una mínima autonomía personal
A tales efectos debe distinguirse entre discapacidad y dependencia, entendiendo que la primera
constituye la restricción o carencia de capacidad para realizar una actividad dentro de los
alcances considerados normales por un ser humano, es la expresión de limitaciones en el
funcionamiento individual en un contexto social, que representa una desventaja sustancial para
el individuo; ejemplos: la dificultad para ver, hablar u oír, para moverse o subir escaleras, la
dificultad para agarrar, alcanzar, bañarse, comer. En este sentido la dependencia es
considerada un atributo de la discapacidad en tanto y cuanto sea consecuencia funcional,
aunque puede existir discapacidad sin dependencia.
* Tener en cuenta el patrimonio, lo cual conlleva a apreciar los ingresos que obtiene, valorando
si son suficientes para mantenerse así mismo, incluso si este resultara improductivo.
* Perfeccionar la participación activa del fiscal en la representación del adulto mayor como
sujeto en situación de vulnerabilidad, a fin de garantizar el ejercicio pleno y efectivo de los
derechos y garantías de los destinatarios de la gestión judicial.
* Los tribunales tendrán en cuenta el interés superior de los adultos mayores, por ser sujetos
vulnerables, frente a otros intereses igualmente legítimos; para ello, ponderarán los intereses
sociales e individuales.
* Dictar resoluciones judiciales con argumentos para apoyar la utilización de cada una de las
premisas que la conforman, con la expresión de las razones para adoptar algunas de estas,
teniendo en cuenta la normativa y la fáctica; donde la explicación teórica no se debe confundir
con aquello que de hecho hacen los jueces cuando resuelven controversias emitiendo
sentencias judiciales.
Conclusiones
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Tercera: El ordenamiento jurídico cubano no cuenta con una normativa especial, con un
enfoque integral, protectora del adulto mayor, no obstante el Derecho del Trabajo es una de las
ramas más eficaces en este sentido, a través del régimen de asistencia social, lo que ha traído
como consecuencia que el Estado cubano haya asumido a partir de las diferentes políticas
públicas, obligaciones familiares contenidas en la deuda alimenticia, regulada en la normativa
familiar vigente. Muestra de ello resulta ser la escasa muestra de procesos sumarios de
alimentos promovidos por adultos mayores en el Tribunal Municipal de Bayamo, y aunque son
fallos positivos, a los efectos, todavía puede ser mayor la significación del principio de justicia
social, impronta marcada por el Tribunal Supremo Popular.
Cuarta: No existe ninguna disposición protectora de la adultez mayor que resulte innecesaria, al
contrario tanto su pronunciamiento como su eficacia jurídica deben tener como premisa el
complementarse no anularse. Para ello deben apreciarse todas las circunstancias del anciano
que lo hacen ser un alimentista, para en correspondencia delimitar un contenido de las
prestaciones garantista de su participación digna en el entorno sociofamiliar.
Bibliografia
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II
Legislación Nacional
1. Constitución de la Yaya aprobada por Asamblea de La Yaya del 10 al 30 de octubre de 1897.
8. Ley No 59 Código Civil del 16 de julio de 1987, vigente desde el 12 de abril de 1988.
Divulgación del MINJUS, La Habana 1988.
9. Ley No. 105 de la Seguridad Social, aprobada por Asamblea Nacional del Poder Popular,
publicada en Gaceta Oficial No 004 Extraordinaria del 22 de enero de 2009.
10. Decreto 283 Reglamento de la Ley No. 105 de la Seguridad Social, aprobado por el
Consejo de Ministro. Divulgación del MINJUS.
16. Instrucción No 187 de 20 de diciembre de 2007, del Consejo de Gobierno del Tribunal
Supremo Popular.
17. Instrucción No 216 de 17 de mayo de 2012, del Consejo de Gobierno del Tribunal
Supremo Popular.
III
Legislación Extranjera
1. Constitución de la República Federal de Brasil de 1988.
9. Ley de Atención Integral para la Persona Adulta Mayor del Salvador, de 2002
IV
Instrumentos Jurídicos Internacionales
1. Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948).
[1] Cit. pos., CEDEÑO GUERRA, Nora, “La eficacia jurídica de la normativa familiar cubana ante
la construcción social del género de los jóvenes universitarios” Año 2014, p. 10.
[3] DIEZ PICAZO, Luis y GULLON BALLESTER, Antonio, Sistema de Derecho Civil. Volumen
IV. Derecho de Familia, Derecho de Sucesiones, 3ra Edición, Editorial Tecnos. Madrid. 1983, p.
183.
[6] Idem.
[7] MARTÍNEZ ORTEGA, Mari Paz, POLO LUQUE, María Luz, CARRASCO FERNÁNDEZ,
Beatriz, Visión histórica del concepto de vejez desde la edad media. Disponible en
URL:www.rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/4889/1/CC_11_08.pdf(Fecha de acceso el 5 de
febrero de 2017).
[9] Cfr., artículo 46: El Estado, la sociedad y la familia concurrirán para la protección y la
asistencia de las personas de la tercera edad y promoverán su integración a la vida activa y
comunitaria. El Estado les garantiza los servicios de la seguridad social integral y el subsidio
alimentario en caso de indigencia., de la vigente Constitución Política de Colombia de 1991,
[10] Cfr., artículo 229: Los padres tienen el deber de asistir, criar y educar a los hijos menores, y
los hijos mayores tienen el deber de ayudar y amparar a los padres en la vejez, carencia o
enfermedad., y Artículo 230: La familia, la sociedad y el Estado tienen el deber de amparar a las
personas mayores, asegurando su participación en la comunidad, defendiendo su dignidad y
bienestar y garantizándoles el derecho a la vida. Sobre los derechos políticos, la Constitución
exonera del voto obligatorio a los mayores de 70 años, otorgándole un carácter facultativo para
este grupo etario de la vigente Constitución Brasileña de 1988
[11] Sector del Empleo, Documento de Trabajo Núm. 56. Disponible en la URL:
www.ilo.org/.../emp_policy/documents/publication/wcms_140847.pdf (Consultado el 5 de febrero
de 2017)
[12] PAZ, JORGE A. “Los desafíos laborales del envejecimiento de la población en América
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2011.Disponible en:http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=323827305006(Consultado el 10 de
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[13] Cfr., artículo 45: …cuando una persona adulta mayor sea objeto de violencia física,
psicológica, sexual y patrimonial, se recurrirá a las disposiciones que estable la Ley contra la
Violencia Intrafamiliar y la Legislación de Familia. Si los hechos son constitutivos de delitos,
deberá atenerse a lo que disponen los códigos de derecho penal., de la vigente Ley de Atención
Integral para la Persona Adulta Mayor de 2002
[14] Cfr., capítulo destinado a las infracciones y de las sanciones aplicables en caso de
incumplimiento de las normas en ella establecidas. Se consideran infracciones: el abandono
que haga la persona obligada legalmente a atender al adulto mayor, el maltrato, la agresión de
palabra u obra, la falta de atención oportuna por parte de las instituciones públicas o privadas y
la negligencia o retardo por parte de funcionarios legales y/o de centros médicos., de la vigente
Ley Especial del Anciano Nº 127, del 6 de noviembre de 1991.
[15] VARELA DE MOTTA, María Inés, Obligación familiar de alimentos, 2da edición, Fundación
de Cultura Universitaria, 1998, p. 5
[16] RAMOS PAZOS, René, Derecho de Familia, Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile,
año 2000, tercera edición actualizada, Tomo II, p. 499.
[17] BELLUSCIO, Augusto César., Manual de Derecho de Familia, Tomo II, 7ma edición
actualizada y ampliada Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo de Palma, año 2004, p. 373.
[18] BORDA, Guillermo A., Tratado de Derecho Civil – Familia, Tomo II, Editorial Abeledo-Perrot
S.A, año 1993, p. 314.
[19] MESA CASTILLO, Olga., Derecho de Familia. Editorial Félix Varela. La Habana, 2007, p. 44
[21] LASARTE, Carlos, Compendio de Derecho Civil, Trabajo Social y Relaciones Laborales,
cuarta edición revisada y actualizada, Editorial DYKINSON, S.L, Madrid, 2008, p. 424.
[23] PÉREZ DUARTE, Alicia Elena, Derecho de Familia, Primera Edición, Universidad Nacional
Autónoma de México, año1990, p.66.
[25] Cfr., artículo 24: Todos los habitantes de la República son enteramente libres., de la
Constitución de Guáimaro aprobada por la Asamblea de Guáimaro el10 de abril de1869. Y el
artículo 13: Todos los cubanos tienen derecho a emitir con libertad sus ideas y a reunirse y
asociarse para los fines lícitos de la vida., de la Constitución de la Yaya aprobada por Asamblea
de La Yaya del 10 al 30 de octubre de 1897.
[26] Cfr., artículo 44: Los padres están obligados a alimentar, asistir, educar e instruir a sus hijos,
y estos a respetar y asistir a sus padres. La Ley asegurará el cumplimiento de éstos deberes con
garantías y sanciones adecuadas., de la Constitución de 1940 promulgada el 1 de julio de ese
mismo año y puesta en vigor el 10 de octubre de ese mismo año.
[27] Cfr., artículo 49: El Estado mantendrá un sistema de escuelas para adultos, dedicadas
particularmente a la eliminación y prevención del analfabetismo; escuelas rurales
predominantemente prácticas, organizadas con vista de los intereses de las pequeñas
comunidades agrícolas, marítimas o de cualquier clase, y escuelas de artes y oficios y de
técnica agrícola, industrial y comercial, orientadas de modo que respondan a las necesidades
de la economía nacional. Todas estas enseñanzas serán gratuitas, y a su sostenimiento
colaborarán las Provincias y los Municipios en la medida de sus posibilidades., de la
Constitución de 1940 promulgada el 1 de julio de ese mismo año y puesta en vigor el 10 de
octubre de ese mismo año.
[28] Cfr., artículo 65: Se establecen los seguros sociales como derecho irrenunciable e
imprescriptible de los trabajadores, con el concurso equitativo del Estado, los patronos y los
propios trabajadores, a fin de proteger a éstos de manera eficaz contra la invalidez, la vejez, el
desempleo y demás contingencias del trabajo, en la forma que la Ley determine. Se establece
asimismo el derecho de jubilación por antigüedad y el de pensión por causa de muerte., y
artículo 80: Se establecerá la asistencia social bajo la dirección del Ministerio de Salubridad y
Asistencia Social, organizándolo por medio de la legislación pertinente, y proveyendo a las
reservas necesarias con los fondos que la misma determine. Las instituciones de beneficencia
del Estado, la Provincia y el Municipio prestarán sus servicios con carácter gratuito sólo a los
pobres., de la Constitución de 1940 promulgada el 1 de julio de ese mismo año y puesta en
vigor el 10 de octubre de ese mismo año.
[29] IMBERT MILÁN, Liset Mailem. Trabajo de Diploma: “El entorno familiar del Adulto Mayor”.
Realidad versus Legislación, Departamento de Derecho, Facultad de Ciencias Sociales y
Humanísticas Universidad de Granma, curso: 2009-2010., p. 82.
[32] DUARTE CABEZAS, Danay. Trabajo de diploma: “Protección jurídica al adulto mayor en el
régimen de asistencia social en Cuba”. Facultad de Derecho, Universidad “Martha Abreu” de
Las Villas, Curso 2009-2010, p. 26.
[33] Cfr., artículo 29.1: La plena capacidad para ejercer los derechos y realizar actos jurídicos se
adquiere:
a) por arribar a la mayoría de edad, que comienza los 18 años cumplidos; y
b) por matrimonio del menor.
La ley, no obstante, puede establecer otras edades para realizar determinados actos.
Artículo 30: Tienen restringida su capacidad para realizar actos jurídicos, salvo para satisfacer
[34] Cfr., artículo 516: Los padres no aptos para trabajar y que dependían económicamente del
causante, con¬curren con los descendientes de éste y el cónyuge so¬breviviente y heredan una
porción igual a la de aquéllos. , de la Ley No 59 Código Civil del 16 de julio de 1987, vigente
desde el 12 de abril de 1988. Divulgación del MINJUS, La Habana 1988
[35] Cfr., artículo 17.2: El límite mínimo de las sanciones de privación de libertad puede
rebajarse hasta en un tercio, en el caso de personas que tengan más de 60 años en el momento
en que se les juzga., de la Ley 62 Código Penal cubano. Divulgación del MINJUS, La Habana
1999.
[36] Cfr., artículo 275.1: El que abandone a un incapacitado o a una persona desvalida a causa
de su enfermedad, de su edad o por cualquier otro motivo siempre que esté legalmente obligado
a mantenerlo o a alimentarlo, incurre en sanción de privación de libertad de tres meses a un año
o multa de cien a trescientas cuotas o ambas., de la Ley 62 Código Penal cubano. Divulgación
del MINJUS, La Habana 1999
[37] VARGAS ABREU, S., MUÑOZ ALFONSO, y., ROCA PÉREZ, D. “El cuidador de adulto
mayor y la violencia intrafamiliar” Revista Legalidad Socialista, Fiscalía General de la República
de Cuba, No7 octubre 2013
[38] Cfr., artículo 44: El Estado organiza instituciones tales como círculos infantiles,
seminternados e internados escolares, casas de atención a ancianos y servicios que facilitan a
la familia trabajadora el desempeño de sus responsabilidades. de la Constitución de la
República de Cuba de 1976.
[39] Según VARGAS ABREU, S., MUÑOZ ALFONSO, y., ROCA PÉREZ, D Los motivos por los
cuales una persona ingresa en instituciones de ese tipo son de muy diversa índole, no obstante
se destacan por el nivel de reiteración con que suelen darse: la no existencia de familia, pues
muchos no tuvieron hijos y el resto de sus parientes han fallecidos, algunos de ellos no tuvieron
una adecuada relación con sus hijos ni le brindaron una correcta atención, y en el peor de los
casos esta situación se traspola al resto de la familia, la familia incurre en abandono familiar, ya
que no es el cuidado de los adultos mayores una prioridad y el adulto mayor presenta algún tipo
de adicción, entre estas sobresale el alcoholismo.
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[40] Resolución No. 866 de 12 de diciembre de 2014 del Ministro de Salud Pública. Aprueba el
procedimiento para otorgamiento de ingresos en casa de abuelos y Hogares de Ancianos
publicada en Gaceta oficial No 54 Extraordinaria de 26 de Diciembre de 2014.
[41] Ley No. 105 de la Seguridad Social, aprobada por Asamblea Nacional del Poder Popular,
publicada en Gaceta Oficial No 004 Extraordinaria del 22 de enero de 2009 y el Decreto 283
Reglamento de la Ley No. 105 de la Seguridad Social, aprobado por el Consejo de Ministro.
[44] Cfr., artículo 38: Los padres tienen el deber de dar alimentos a sus hijos y asistirlos en la
defensa de sus legítimos intereses y en la realización de sus justas aspiraciones; así como el de
contribuir activamente a su educación y formación integral como ciudadanos útiles y preparados
para la vida en la sociedad socialista. Los hijos, a su vez, están obligados a respetar y ayudar a
sus padres., de la Constitución de la República de Cuba de 1976
[45] Cfr., artículo 148: La tutela de los mayores de edad declarados incapacitados,
corresponderá por su orden:
1)al cónyuge;
2)a uno de los padres;
3)a uno de los hijos;
4)a uno de los abuelos;
5)a uno de los hermanos.
Cuando sean varios los parientes del mismo grado, el tribunal constituirá la tutela teniendo en
cuenta lo que resulte más beneficioso para el incapacitado.
Excepcionalmente, cuando existan razones que lo aconsejen, el tribunal podrá designar tutor a
persona distinta de las relacionadas anteriormente. En este caso, preferirá a quien tenga a su
cuidado al incapaz o a quien muestre interés en asumir la tutela., de la Ley 1289 Código de
Familia, de 14 de febrero de 1975, vigente desde el 8 de marzo de 1975. Divulgación del
MINJUS, La Habana 1999
[46] Cfr., artículo 129: El obligado a prestar alimentos podrá, a su elección, satisfacerlos
pagando la pensión que se fije o recibiendo y manteniendo en su propia casa al que tiene
derecho a ellos. Esta última forma de prestar alimentos sólo procederá si no se afectan
disposiciones relativas a la guarda y cuidado del alimentista y no existen impedimentos de
orden moral o material., de la Ley 1289 Código de Familia, de 14 de febrero de 1975, vigente
desde el 8 de marzo de 1975. Divulgación del MINJUS, La Habana 1999
[48] Cfr., artículo 127: La cuantía de los alimentos será proporcional a la capacidad económica
de quien los dé y a las necesidades de quien los reciba. El tribunal deberá tener en cuenta, para
la adecuación de la cuantía, todo lo que el alimentista perciba susceptible de imputarse al
concepto de alimentos.
En ningún caso se afectarán los recursos del obligado a prestar alimentos hasta el punto de que
no pueda satisfacerlos sin desatender sus propias necesidades y, en su caso, las de su cónyuge
e hijos menores. Artículo 128: La cuantía de los alimentos se reducirá o aumentará,
proporcionalmente, según la disminución o aumento que sufran las necesidades del alimentista
y los ingresos económicos del que hubiere de satisfacerlos. Artículo 131: El pago de la pensión
se realizará por mensualidades anticipadas. Cuando fallezca el alimentista, sus herederos no
estarán obligados a devolver lo que éste hubiese recibido anticipadamente., de la Ley 1289
Código de Familia, de 14 de febrero de 1975, vigente desde el 8 de marzo de 1975. Divulgación
del MINJUS, La Habana 1999
[50] Cfr., artículo 132: la acción del alimentista para reclamar mensualidades no percibidas de
pensiones alimenticias prescribe por el transcurso de tres meses., de la Ley 1289 Código de
Familia, de 14 de febrero de 1975, vigente desde el 8 de marzo de 1975. Divulgación del
MINJUS, La Habana 1999
[51] Cfr., acuerdo del Consejo de Estado de la República de Cuba, publicado en Gaceta Oficial
el 5 de mayo de 1997 que recoge : “Estudiar la conveniencia y posibilidad de establecer
procedimientos diferenciados para la solución judicial de conflictos en asuntos de familia,
considerando la creación de salas o tribunales de familia”. Instrucción No 187 de 20 de
diciembre de 2007, del CGTSP. Instrucción No 1991 de 14 de abril de 2009, del CGTSP.
Instrucción No 216 de 17 de mayo de 2012, del CGTSP
[52] Cfr., artículo 369: La demanda podrá formularse por comparecencia ante el Secretario del
Tribunal en que la misma haya de sustanciarse, debiendo consignarse en el acta que a estos
efectos se levante los particulares enumerados en el artículo 359 Ley No. 7 Ley de
Procedimiento, Civil Administrativo, Laboral y Económico de 19 de agosto de 1977, publicada
en Gaceta Oficial Ordinaria No 34 de 20 de agosto de 1977