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Ensayo sobre la influencia del Derecho Romano en el desarrollo normativo de la

conmoriencia en el Código Civil colombiano (art. 95 y 1015)


1. Introducción
La muerte es un hecho inminente para todos, el fin de la vida ha sido circunstancial al ser
humano. El Derecho a través de la historia ha tenido que responder a situaciones entorno la
muerte, diseñando conceptos que solucionen ciertos problemas jurídicos. Entre ellas está la
situación de conmoriencia, sobre la cual se desarrollará el ensayo. Se trata de la muerte conjunta
de varias personas que entre sí derivan derechos, en esencia sucesorios, y no puede determinarse
el orden cronológico de los fallecimientos.
Acontecimientos bélicos, accidentes aéreos, terrestres y marítimos, huracanes, maremotos,
tormentas, volcanes, homicidios múltiples son circunstancias que han estado presentes en la
humanidad. En buena parte de las calamidades se han encontrado involucradas personas
vinculadas entre sí, no sólo mediante vínculos de paternidad o maritales sino también vínculos
afectivos. Influyendo en la posible adquisición de derechos entre sí, estando vinculadas con la
sucesión mortis causa.
¿Cuál ha sido la solución legal que le ha dado el derecho a un fenómeno que por su propia
naturaleza está envuelto por la incertidumbre? Instituciones de investigación como Medicina
Legal, incluso con el desarrollo actual de las técnicas médico-forenses, no pueden establecer el
preciso instante del fallecimiento de una persona. Como consecuencia, resulta complejo cuando
(i) varias personas han fallecido conjuntamente, o (ii) difiriendo el momento de la defunción de
una y otra, pocos minutos pero los suficientes para controvertir la expectativa de la adquisición
de un derecho a favor de unos u otros de los sucesores mortis causa de los conmorientes.1
Para entender a qué nos referimos con conmoriencia y cuáles son las consecuencias sucesorias
según quién sobreviva se puede plantear el siguiente caso2. En el barco de pasajeros tipo
transatlántico “RMS Titanic” viaja un padre, actualmente casado, sin otros parientes
consanguíneos que su hijo que viaja con él en el mismo barco y un hermano (del padre) que se
ha quedado en casa. El barco naufraga y más de la mitad de su tripulación fallece, incluyendo al
padre e hijo. Ahora observaremos cómo el orden de las muertes tiene influencia con el derecho
sucesorial:
Si la muerte del padre ocurre primero que la del hijo, entonces el hijo alcanzaría a heredar todo el
patrimonio de su padre y lo transmitiría a su madre (incluyendo los bienes de su propio
patrimonio), y el hermano del padre no tendría derecho sobre esos bienes.
Si la muerte del hijo ocurre primero que la del padre, entonces el padre hereda lo del hijo (en
conjunto con su madre). Luego la herencia del padre 3 se dividirían en partes iguales entre la
viuda y el hermano del padre.
Por lo tanto, tanto la madre como el hermano del padre tienen el interés de inclinarse por uno de
los dos eventos.

1
Por lo tanto, se puede afirmar que las situaciones de conmoriencia también pueden presentarse en circunstancias y
lugares geográficamente diferentes.
2
Juan Enrique Medina Pabón, Derecho civil: derecho de personas, Ed. Universidad del Rosario, p. 496 (2014)
3
Los bienes propios y la mitad de los del hijo.
2. Elementos de la situación de conmoriencia
a. Pluralidad de personas fallecidas, unidas por un vínculo transmisivo o adquisitivo de
derechos. El primer elemento es de naturaleza subjetiva. Aunque se requiere la muerte de
más de una persona, no se hace referencia a cualquier persona, sino cuando los conmorientes
están unidos por un vínculo transmisivo o adquisitivo de derecho. De ahí que tenga
relevancia jurídica la sobrevivencia de uno de ellos.4
b. El acontecimiento causante de los fallecimientos. Es un requisito objetivo que para
establecer una situación de conmoriencia, ambas personas han muerto en un mismo lugar y a
consecuencia de una misma causa.5
c. La duda o incerteza del orden cronológico de los fallecimientos. Este requisito de
naturaleza causal es el de mayor relevancia. Además de los requisitos anteriores, debe
desconocerse, o dudarse sobre el momento cronológico de cada fallecimiento. Puesto que
existe una incerteza, no se conoce la prioridad de los decesos (quién murió primero que el
otro).6
3. Conmoriencia y premoriencia en el Derecho Romano
En el Derecho romano clásico se solucionaba esta situación aplicando los principios sobre la
prueba. Esto quiere decir que cuando se presentara la conmoriencia, el interesado que invocara
un derecho en la prioridad de la muerte, debía probar tal prioridad. Lo podemos ver en el
Digesto, libro XXXIV, en el título V “De las cosas dudosas”, fragmento 18:
“Pero también se pregunta en este caso, si, habiendo fallecido juntamente el pupilo y el hermano
que le había sido substituido como heredero necesario, quedará el hermano heredero del
hermano, o al contrario; ó si habiendo sido substituidos recíprocamente dos herederos necesarios,
y habiendo fallecido al mismo tiempo, se considerará que quedaron herederos, ó que uno lo fue
de otro, esto es, si se les hubiere rogado que recíprocamente se restituyeran la herencia. En
cuyos casos, si hubiesen fallecido a un mismo tiempo, y no apareciera quién murió primero,
no se considera que el uno sobrevivió al otro”7
En este punto del desarrollo histórico no se había establecido una presunción como tal, sino que
se presenta el resultado de la no existencia de prueba sobre la prioridad de la muerte. Era una
aplicación establecida de las reglas generales sobre la carga de la prueba. Más adelante la
situación de conmoriencia estipulaba nuevas hipótesis que constituyeron presunciones para
despejar la incertidumbre. En el derecho Justinianeo sí se consolida un sistema de presunciones
que se fundaba en criterios naturalistas de la edad y sexo de quienes convergían, basándose en
una presumible fragilidad o debilidad física de los fallecidos.
Este sistema se encuentra en el Digesto, Libro XXXIV, título V, fragmento 22 y ss:
“Una madre pereció con un hijo púbero en un naufragio, no pudiéndose investigar cuál de
los dos haya muerto primero, es más humano creer que el hijo vivió más tiempo”.8

4
Juan Espinoza Espinoza, Derecho de las Personas, Ed. Rhodas, pp. 684-685. (2006)
5
A. Valencia Zea & Á. Ortiz Monsalve, Derecho Civil, tomo I – Parte general y personas, Ed. Temis. (2006)
6
Ibidem
7
Digesto de Justiniano, D. 34.5.18
8
Ibidem, D. 34.5.22
En la muerte conjunta de la madre con un hijo púbero se consideraba sobreviviente al hijo varón
adulto, bajo el paradigma de la debilidad de la mujer.
“Si la mujer pareció con el hijo impúbero en un naufragio, se entiende que el hijo murió
primero”9
En la muerte conjunta de la madre con un hijo impúbero, se consideraba sobreviviente la madre
fundándose en la presunta debilidad del niño.
A partir de estas disposiciones, se establece un criterio sobre el orden de los fallecimientos. Entre
la mayor o menor debilidad corporal, se entendían como premorientes los más débiles.
Estableciendo una presunción de orden sucesivo de muertes que ayudaba a darle un destino
cierto a la sucesión. En el Derecho Común (Ius Gentium) las presunciones de conmoriencia se
dieron en relación con designadas cuestiones particulares como sustitución testamentaria o
sucesión legal, pues no tenía precisamente una presunción de muerte con eficacia general.
Planteando otras hipótesis de presunciones en establecidos fragmentos del Digesto que
reglamentan situaciones de conmoriencia. Verbigracia, los jóvenes sobreviven a los viejos en el
Libro XXXIV, título 5, fragmento 9 parágrafo 1º:
“Habiendo muerto en una batalle un padre con su hijo, y reivindicando la madre los
bienes del hijo, como si hubiese muerto después, y los agnados del padre, como si el hijo
hubiese perecido antes, creyó el Divino Adriano que el padre murió primero”10
Igualmente para los cónyuges en el mismo fragmento, en el parágrafo 3º suponiendo que el
marido sobrevive:
“Si juntamente hubieren parecido marido y mujer, tendrá lugar la estipulación sobre la
dote en virtud de este capítulo: “si la mujer fallecido en el matrimonio”, si no se prueba
que ella sobrevivió al marido.”11
5. Desarrollo histórico de la conmoriencia
A partir del sistema de presunciones del Digesto, diversos textos legales adoptaron este sistema.
Las Siete Partidas del Rey Don Alfonso X, el Sabio afirmaba que en la conmoriencia de marido
y mujer, debía entenderse premuerta la mujer por sus condiciones morfológicas. Entre padre o
madre y un hijo mayor de 14 años, se entendían premuertos los progenitores. Sin embargo, si el
hijo era menor de 14 años se le consideraba premuerto en consideración de la debilidad del
niño.12
En Francia con el Code Civil que promulgó Napoleón el 21 de marzo de 1804, en los artículos
720 y subsiguientes también se acoge al sistema de las presunciones, sin prejuicio que se
determine la presunción de supervivencia por las circunstancias del hecho.
“Si muchas personas llamadas respectivamente a la herencia una de la otra perece en un
mismo suceso, sin que se pueda saber de fijo cuál murió la primera, se determina la

9
Digesto de Justiniano, D.34.5.23.
10
Ibidem, D.34.5.9 §1.
11
Ibidem, D.34.5.9 §3.
12
Alfonso X Rey de Castilla, Las Siete Partidas, P. 7, 33, 12, Editorial Castalia, (1807).
presunción de supervivencia por las circunstancias del hecho, y en su defecto por la
fuerza de la edad o del sexo”13
En desarrollo del artículo antecedente, el 721 determina las hipótesis de acuerdo con la edad:
“Si los que perecieron juntos tenían menos de 15 años, se presume que sobrevivió el que
tenía más edad.
Si todos eran mayores de 60 años, se presume que sobrevivió el de menos edad.
Si los unos tenían menos de 15 años y los otros más de 60, se presume que sobrevivieron
los primeros.”14
Y el 722 determina las hipótesis de acuerdo con el sexo. Cuando un hombre y una mujer de edad
adulta, contemporáneos en edades, perecen en situación de conmoriencia, se presume que
sobrevivió el varón.
“Si los que perecieron juntos tenían 15 años cumplidos y menos de 60, se presume
siempre que sobrevivió el varón cuando hay igualdad de edad, o si la diferencia de edades
no es más que de un año.
Si eran del mismo sexo, debe admitirse la presunción de sobrevivencia que en el orden de
la naturaleza defiere las herencias: de consiguiente se presume que el más joven
sobrevivió al de más edad.”15
Esta norma inspirada en el sistema de presunciones de Justiniano, demuestra la influencia
axiológica del Derecho Romano en el derecho civil moderno. Pues el código civil colombiano, se
estableció a partir del código de Bello, el cual fue escrito conforme al código civil francés, el
cual se fundamenta en las fuentes del Corpus Iuris Civilis del Derecho Romano, del que hace
parte el Digesto anteriormente citado.
Conmoriencia en el Derecho colombiano
En el Código Civil Colombiano, el artículo 95 establece la presunción de conmoriencia y el 1015
la exclusión de sucesión por conmoriencia.
“Si por haber perecido dos o más personas en un mismo acontecimiento, como en un naufragio,
incendio, ruina o batalla o por otra causa cualquiera, no pudiere saberse el orden en que han
ocurrido sus fallecimientos, se procederá en todos los casos (sic) como si dichas personas
hubiesen perecido en un mismo momento y ninguna de ellas hubiese sobrevivido a las otras.”16
Podemos observar que el Código Civil se limita a establecer una presunción de conmoriencia,
solucionando la incertidumbre sobre el momento de la muerte de cada uno de los fallecidos
presumiendo que han perecido en un mismo momento. Por lo tanto, no es admisible la
premoriencia por lo que ninguna de ellas sobrevive a las otras.
El artículo 1015 sobre la exclusión de sucesión por conmoriencia estipula las consecuencias de
cara al derecho sucesorial:

13
Código Civil Francés [CCF]. Ley de 21 de marzo de 1804. Art. 720. (Francia)
14
Código Civil Francés [CCF]. Ley de 21 de marzo de 1804. Art. 721. (Francia)
15
Código Civil Francés [CCF]. Ley de 21 de marzo de 1804. Art. 722. (Francia)
16
Código Civil Colombiano [CCC]. Ley 57 de 1887. Art. 95. 15 de abril de 1887 (Colombia)
“Si dos o más personas, llamadas a suceder una a otra, se hallan en el caso del artículo 95,
ninguna de ellas sucederá en los bienes de las otras”.17
De esta forma, el código reconoce la conmoriencia mediante una formulación legal sin
discriminación. Porque desde la concepción de las presunciones de supervivencia en el Derecho
romano, se daba un trato desfavorable hacia la mujer, y a los menores y los discapacitados.
Presunción que no está verdaderamente justificada, porque la supervivencia no está supeditada a
la debilidad corporal.18
En conclusión, estudiando el desarrollo histórico y las formulaciones legales entorno la
conmoriencia, las fuentes del derecho romano han tenido una influencia importante desde su
concepción. Sin embargo, el legislador en el Código Civil Colombiano le dio una solución
diferente en aras de eliminar la incertidumbre. Además de precisar que perecieron en un mismo
momento, sin sobrevivir una a las otras, también se excluyó la sucesión entre ellas. Por lo tanto
no habría discusión sobre la premoriencia, y ofrece un trato igualitario frente la duda.
Recordándonos que el derecho está en constante desarrollo a través de la historia.

Bibliografía
17
Código Civil Colombiano [CCC]. Ley 57 de 1887. Art. 1015. 15 de abril de 1887 (Colombia)
18
La supervivencia está condicionada por circunstancias fortuitas o accidentales de las cuales el hombre no tiene
control, en la actualidad entendemos que la fortaleza de los individuos está definida por su naturaleza y constitución
física e intelecto. Al contrato del criterio naturalista en función de la edad y del sexo, no resulta adecuado para los
casos en que las muertes convergen en el tiempo pero en circunstancias y lugares geográficamente diferentes.
A. Valencia Zea & A. Ortiz Monsalve, Derecho Civil, tomo I – Parte general y personas, Ed.
Temis. (2006)
Alfonso X Rey de Castilla, Las Siete Partidas, Editorial Castalia, (1555)
Código Civil Colombiano [CCC]. Ley 57 de 1887. Art. 95 y 1015. 15 de abril de 1887
(Colombia)
Código Civil Francés [CCF]. Ley de 21 de marzo de 1804. Art. 720, 721 y 722. (Francia)
Juan Enrique Medina Pabón, Derecho civil: derecho de personas, Ed. Universidad del Rosario, p.
496 (2014)
Juan Espinoza Espinoza, Derecho de las Personas, Ed. Rhodas, pp. 684-685. (2006)
ldefonso L. García del Corral, Cuerpo del derecho civil romano, t. II Primera parte: Digesto, Ed.
Lex Nova. (1892)

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