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DERECHO DE FAMILIA
2. CARACTERES
La obligación de alimentos es una obligación peculiar. Su sentido e importancia deriva del sujeto activo,
pues su necesidad es la que justifica la existencia de la obligación. Por tanto, es una obligación cuya
finalidad es personal: la satisfacción de las necesidades vitales del alimentista a cargo de los familiares
más próximos, aunque su contenido sea patrimonial. El aspecto personal es muy relevante y explica los
rasgos o caracteres de la obligación de alimentos o derecho de alimentos, que la apartan, en alguna
media, de la obligación ordinaria. No obstante, debe tenerse en cuenta que una cosa es el derecho de
solicitar la prestación alimenticia cuando el titular del derecho está en situación de necesidad y otra
cada una de las pensiones ya vencidas cuyo régimen puede ser reconducido al de la obligación
ordinaria.
Por tanto, los caracteres de la obligación de alimentos son los siguientes:
a. Es personalísimo. Al concederse en razón de los vínculos de parentesco o los derivados del
matrimonio, para cubrir las necesidades del alimentista, el derecho (y el deber) de alimentos es
intransmisible e irrenunciable (indisponible) y no puede compensarse el derecho a alimentos
con lo que el alimentista deba al alimentante. Afirma algún autor que alimentista y alimentante
pueden llegar a acuerdos relativos a la prestación de alimentos, pero estos acuerdos sólo
vinculan en la medida en que cubren las necesidades del alimentista, tal y como resulta de la
regulación del CC pues, en otro caso, estarían renunciando al derecho. Por otro lado, no cabe
transacción y se extingue el derecho de alimentos por la muerte del acreedor o del deudor.
- Las características reseñadas no afectan a las prestaciones ya vencidas que son
transmisibles y renunciables como cualquier obligación ordinaria: y el alimentista puede
oponer la compensación.
b. Es inembargable, pero la pensión de alimentos puede embargarse según los términos de la LEC.
c. Es recíproco. Las obligaciones alimenticias en principio son recíprocas porque el parentesco es
recíproco y lo mismo sucede con la conyugalidad. Esto no significa que dos personas se deban al
mismo tiempo los alimentos, sino que ambas partes tienen vocación de alimentos. La
reciprocidad no se aplica al derecho actual de alimentos. Hay algún supuesto en que falta la
reciprocidad. Así, en los casos del art. 111 CC en los que el padre queda excluido de la patria
potestad por circunstancias de cierta gravedad: el hijo tiene derecho de alimentos frente al
padre, pero no al contrario. Lo mismo sucede cuando el adoptante queda excluido de las
funciones tuitivas.
d. Es imprescriptible. El derecho a percibir alimentos no prescribe nunca, aunque concurran los
requisitos para su ejercicio y el alimentista no lo ejerza. La duración indefinida del derecho es
consecuencia de su vinculación con las necesidades del alimentista y de que su ejercicio
constituye una mera facultad. Ahora bien, existen límites temporales al ejercicio del derecho:
- Sólo se abonan los alimentos debidos a partir del momento en que se interpuso la
demanda, aunque hubieren sido exigibles con anterioridad.
- Sí prescribe por el transcurso de cinco años la acción para reclamar las pensiones
alimenticias vencidas y no pagadas.
e. Es relativo. Para que entre en juego la obligación no es suficiente la concurrencia de un
determinado vínculo familiar (conyugalidad o parentesco). Es necesario que concurra la
necesidad del alimentista y el caudal suficiente del alimentante obligado.
f. Es variable. La cuantía de la prestación varía al cambiar las circunstancias indicadas, con el matiz
que veremos al hablar de los “alimentos naturales”.
g. No es solidario. En caso de concurrencia de varios obligados, la regla es la mancomunidad, salvo
que el juez ordene otra cosa en caso de urgente necesidad
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Aparecen llamados todos los parientes en línea recta (consanguíneos o adoptivos). Como ya sabemos, si
los hijos son menores, el deber de alimentos se encuentra comprendido en la patria potestad y es más
específico.
Los hijos con derecho a alimentos son los hijos mayores de edad o menores emancipados, cualquiera
que sea su filiación (matrimonial, extramatrimonial o adoptiva). Sin embargo, los hijos mayores
discapaces resultan excluidos por la jurisprudencia al equipararlos a los menores mientras convivan en
el domicilio familiar y carezcan de ingresos.
En caso de adopción, quedan excluidas las relaciones paternofiliales entre el adoptado y sus padres
anteriores, con algunas excepciones y, por tanto, la obligación de alimentos respecto de la familia de
origen.
Para el supuesto de crisis matrimoniales, se prevé un régimen específico en el art. 93.II CC: en los
supuestos de nulidad del matrimonio, separación o divorcio, los alimentos de los hijos mayores o
emancipados que convivan en el domicilio familiar y carezcan de ingresos propios, pueden cuantificarse
en la misma sentencia (de nulidad, separación o divorcio), y se legitima a los progenitores para ostentar
su representación, pero, en cualquier caso, los alimentos que les corresponden son los recogidos en los
arts. 142 y ss. CC.
3. HERMANOS
El deber de alimentos para los hermanos consanguíneos o adoptivos es más restringido (auxilios
necesarios para la vida y los precisos para la educación) y condicionado a la ausencia de culpa en el
estado de necesidad.
Quedan excluidos los hermanos (biológicos) del adoptado cuando se produce la extinción de los
vínculos jurídicos entre el adoptado y su familia de origen.
4.2. ORDEN DE PRELACIÓN
¿A quién demandamos primero? La solución se encuentra en el art. 144 CC y, según este precepto, el
orden es: cónyuge descendientes de grado más próximo ascendientes de grado más próximo
hermanos (primero los de doble vínculo y luego los de vínculo sencillo).
Existe abundante jurisprudencia en la que se señala que no hay necesidad de guardar el orden ya
mencionado del art. 144 CC en procedimientos sucesivos, y cabe dirigir la acción contra cualquiera de
los comprendidos en la escala, con tal de que se justifique que los llamados antes carecen de medios
para satisfacer los alimentos. Podrá llamarse, por tanto, a quien se considere, provocando, en su caso, la
intervención en el proceso de los llamados con anterioridad a prestar los alimentos (art. 14 LEC).
¡! El art. 144.II aclara cómo han de ser la gradación en la línea descendiente o ascendiente.
El orden de los llamados no se determina exactamente por la proximidad del parentesco, sino que se
tiene en cuenta la proximidad de grado sucesorio.
p.e.: si el alimentista tiene un hijo vivo y nietos de otro, los nietos asumen la misma posición que
habría tenido el padre vivo (derecho de representación en la sucesión intestada).
4.3. EXISTENCIA DE VARIOS ALIMENTANTES U OBLIGADOS
Si la obligación de dar alimentos recae simultáneamente sobre dos o más personas (p.e.: varios hijos del
alimentista), el pago de la pensión se reparte entre ellos en proporción a los medios de que dispongan,
es decir, se establece la regla de la mancomunidad y, por tanto, la necesidad de demandar a todos
(litisconsorcio pasivo necesario). Pero también se establece la regla de la proporcionalidad, atendido el
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caudal de cada uno de los obligados. Por otro lado, es posible que ante una insuficiencia parcial de
caudal de un obligado pueda completarse su aportación a los alimentos con el llamado en siguiente
lugar, en proporción a su caudal y a las necesidades del alimentista que aún queden por cubrir.
A pesar de que la mancomunidad sea la regla, en caso de urgente necesidad y por circunstancias
especiales, se establece una medida cautelar para que los pueda prestar uno provisionalmente, sin
perjuicio de su derecho de repetición.
4.4. EXISTENCIA DE VARIOS ALIMENTISTAS O ACREEDORES
Es posible que existan varios alimentistas (de diferente grado) y el alimentante no tenga fortuna
bastante para proporcionar alimentos a todos. Como, regla se aplica el orden de preferencia del art.
144 CC de modo que deberán ser alimentado por este orden: cónyuges, descendientes, ascendientes y
hermanos. No obstante, se contempla una excepción: si concurren como alimentistas el cónyuge y un
hijo sometido a patria potestad, será preferido este último.
El CC no dice qué pasa cuándo concurren varios alimentistas del mismo grado (varios hijos) y la fortuna
del alimentante es insuficiente. Propone la doctrina que se aplique el criterio de la proporcionalidad
del art. 145.I CC (para concurrencia de alimentantes del mismo grado), de manera, que se repartan los
alimentos entre los alimentistas en función de sus necesidades.
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Está formado por las rentas de trabajo y el capital del que pueda disponer. Se ha de tener en cuenta, en
su caso, su participación en bienes gananciales (si está casado), pero no se pueden computar los bienes
de su cónyuge. Estos últimos, solo sirven para valorar las necesidades de la familia del alimentante
que, de algún modo, también se han de tener en cuenta.
Si es elevado el nivel económico del alimentante, lo será también la pensión de alimentos, pero el
alimentista no tiene un derecho a participar plenamente en el nivel de vida del alimentante. En
cualquier caso, pueden seguir obligados a prestar alimentos, tanto el concursado, como el embargado
en sueldos y pensiones.
2. LAS NECESIDADES DEL ALIMENTISTA
Se deben tener en cuenta los conceptos del art. 142 CC. Parece claro que se atienden las necesidades
del alimentista y no las de las personas que convivan con él y a su cargo. Para determinar las
necesidades del alimentista han detenerse en cuenta las posibles prestaciones de Seguridad Social,
aunque resulten compatibles. También influye la existencia de una posible compensación por
desequilibrio (pensión compensatoria). Sin embargo, no han de considerarse posibles prestaciones
personales (asistentes personales que requieran sus necesidades) porque la obligación de alimentos no
las comprende.
Los alimentos se reducen o aumentan proporcionalmente al aumento o disminución de la fortuna del
alimentante y las necesidades del alimentista (art. 147 CC).
B. ALIMENTOS ESTRICTOS
Como ya hemos dicho, estos alimentos debidos a los hermanos son más reducidos y se restringen a “los
auxilios necesarios para la vida”. Comprenden los bienes imprescindibles para atender con razonable
dignidad la subsistencia del alimentista (se cubre el mínimo vital y, en su caso, la educación, pero la
enseñanza básica que sería la incluida es gratuita en España). Por tanto, no se aplican a estos alimentos
los arts. 146 y 147 CC.
La cuantía de los alimentos solo depende de las necesidades del alimentista (no de la fortuna del
alimentante, pues ésta solo juega para negar los alimentos si la fortuna es insuficiente) y no cabe la
modificación de la cuantía por cambios en dicha fortuna, solo por alteraciones en las necesidades del
acreedor.
5.3. NACIMIENTO, EXIGIBILIDAD Y ABONO
A. NACIMIENTO
En realidad, son tres los requisitos que deben concurrir para que surja la obligación de alimentos:
- Existencia de una relación de carácter familiar de las señaladas por el CC.
- La existencia de un estado de necesidad. Esto puede estar unido a la imposibilidad actual de
obtener recursos con los que hacerle frente a la subsistencia, debiendo valorarse los recursos
potenciales del alimentista, incluida la posibilidad concreta de obtener los medios de
subsistencia mediante su trabajo. Sin embargo, según la jurisprudencia, no basta la aptitud para
encontrar un trabajo, si faltan posibilidades de desarrollarla. En cualquier caso, el concepto de
necesidad es relativo y ha de juzgarse en relación con la persona concreta.
o La obligación de alimentos atiende a necesidades socialmente aceptables y no es un
remedio para no asumir las propias responsabilidades. En este sentido, cabe destacar
que, en ocasiones se niegan alimentos a los hijos mayores que abandonan el hogar
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familiar y están en condiciones de trabajar, o a los que superan cierta edad (en torno a 30
años).
- Capacidad económica del alimentante.
B. EXIGIBILIDAD
Se produce cuando concurren los requisitos ya señalados y, a partir de ese momento, se pueden
reclamar judicialmente. Desde entonces, la obligación puede ser objeto de cumplimiento voluntario. Sin
embargo, en caso de que se haya interpuesto una demanda judicial, la sentencia condenará a pagar los
alimentos debidos únicamente desde la fecha de la interposición de la demanda y no desde que nació
la obligación cuyo cumplimiento se reclama. La limitación se refiere a los alimentos que no estaban
reconocidos, pero no a los reconocidos que no han sido abonados.
C. ABONO (ART. 149 CC)
ART. 149 CC: “1. El obligado a prestar alimentos podrá, a su elección, satisfacerlos, o pagando la pensión
que se fije, o recibiendo y manteniendo en su propia casa al que tiene derecho a ellos
2. Esta elección no será posible en cuanto contradiga la situación de convivencia determinada para el
alimentista por las normas aplicables o por resolución judicial. También podrá ser rechazada cuando
concurra justa causa o perjudique el interés del alimentista menor de edad”.
Por tanto, son dos posibilidades por las que puede optar en principio el alimentante: pagar una pensión
o recibir en su casa al alimentista (más excepcional). Sin embargo, hay casos en que esta elección no es
posible (art. 149.2 CC). A pesar del tenor literal del precepto (menor de edad), señala la doctrina que el
interés perjudicado puede ser el de cualquier alimentista y referido a su estabilidad social, educativa o
afectiva. Esta última previsión, que permite eliminar la opción en ciertos casos, se introdujo con la LO
Protección Jurídica del Menor (1996) y pretende evitar, por ejemplo que cuando uno de los cónyuges
separados deba alimentos, al otro se imponga la convivencia (contrario a la situación de separación).
Tratándose de una pensión (regla general), conforme al art. 148.II CC, el pago se verifica por meses
anticipados y, cuando fallece el alimentista, sus herederos no están obligados a devolver lo que
hubiesen recibido anticipadamente. Además, los causahabientes del alimentista pueden reclamar las
pensiones vencidas no prescritas. Debe tenerse en cuenta, por otro lado, que el art. 148.III CC establece
una regla relativa al aseguramiento de los alimentos debidos: “El juez, a petición del alimentista o del
Ministerio Fiscal, ordenará con urgencia las medidas cautelares oportunas para asegurar los anticipos
que haga una entidad pública u otra persona y proveer a las necesidades futuras”. El precepto se refiere
inicialmente a los anticipos hechos por terceros, pero su finalidad permite darle un campo de aplicación
más amplio. Así, cabe el aseguramiento de los alimentos debidos por el obligado e, incluso, según la
doctrina, el señalamiento provisional y urgente de alimentos cuando nadie estuviere atendiendo las
necesidades del alimentista. En este sentido, la posibilidad de pedir alimentos provisionales a cargo de
quien resultaría obligado está prevista en el caso concreto de las acciones de filiación por el art. 768.II
LEC: “Reclamada judicialmente la filiación, el tribunal podrá acordar alimentos provisionales a cargo del
demandado”.
El incumplimiento del deber de alimentos constituye una infracción que es sancionada de diversas
maneras por la ley: delito, causa de privación de la patria potestad, causa de desheredación de los
legitimarios, causa de indignidad para suceder al discapaz y justa causa para la revocación de las
donaciones.
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