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DERECHO DE FAMILIA

LECCIÓN 2. LAS OBLIGACIONES FAMILIARES BÁSICAS

1. CONCEPTO Y FUNDAMENTO DE LA OBLIGACIÓN LEGAL DE


ALIMENTOS
La llamada obligación legal de alimentos aparece regulada en los arts. 142 – 153 CC y es un deber legal
que nace del parentesco o la conyugalidad. En virtud de la obligación legal de alimentos, una persona, el
(acreedor) carente de suficientes recursos propios, tiene derecho a reclamar de otra u otras
(deudor/es), a las que está unida por vínculos familiares (matrimonio o parentesco), lo necesario para
su subsistencia en los términos fijados por la ley. Por lo tanto, el acreedor de los alimentos se denomina
alimentista y el deudor se denomina alimentante.
El fundamento de la obligación de alimentos no se encuentra en un deber ético de atender a las
necesidades humanas, pues dicho deber existiría en su caso frente a todos y sólo están sujetos a la
obligación de alimentos los unidos por ciertos vínculos familiares. El fundamento de la obligación de
alimentos es el principio de solidaridad familiar que obliga a atender las necesidades vitales de los
familiares más próximos. Apunta algún autor que, desde el punto de vista constitucional, el fundamento
se encuentra en la necesidad de protección de la familia (art. 39 CE), pero parece discutible cuando la
obligación beneficia a parientes que no integran la familia nuclear.
La obligación de alimentos a que nos referimos tiene su origen en la ley. Debe tenerse en cuenta que el
CC se refiere a otras obligaciones alimenticias de origen legal cuya relación con la obligación genérica
que estudiamos impuesta parece difusa, al basarse también en la existencia de vínculos familiares.
Nos referimos principalmente a la obligación de ayuda y socorro mutuo entre cónyuges no separados y
a la de los padres de velar por sus hijos menores y prestarles alimentos. Esta última obligación está
comprendida en la patria potestad y que también se contempla expresamente por el legislador para los
supuestos de crisis matrimonial.
Se ha discutido si se trata de obligaciones distintas a la de alimentos y con propio régimen, o bien de
modalidades de ésta. La opinión dominante entiende que son obligaciones diversas. Suele afirmarse
que esas otras obligaciones de alimentos basadas en vínculos familiares se regulan en preceptos
diversos porque se fundamentan en deberes más intensos derivados del matrimonio o de la relación
paternofilial, sin consideración a necesidades circunstanciales. Por tanto, en tales casos deben aplicarse
preceptos específicos.
¡! Los arts. 142 y ss CC se refieren exclusivamente a hijos mayores de edad y menores emancipados (no
a los menores sujetos a patria potestad) y a cónyuges separados.
Además, de las indicadas, existen otras obligaciones de alimentos de origen legal.
Por otro lado, pueden existir también obligaciones alimenticias procedentes de la autonomía de la
voluntad. Así, a través del contrato de alimentos o a través del testamento (legado de alimentos).
El CC prevé la aplicación supletoria de las normas previstas para la genérica obligación de alimentos, a
otro tipo de obligaciones alimenticias, siempre que ello sea posible.

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2. CARACTERES
La obligación de alimentos es una obligación peculiar. Su sentido e importancia deriva del sujeto activo,
pues su necesidad es la que justifica la existencia de la obligación. Por tanto, es una obligación cuya
finalidad es personal: la satisfacción de las necesidades vitales del alimentista a cargo de los familiares
más próximos, aunque su contenido sea patrimonial. El aspecto personal es muy relevante y explica los
rasgos o caracteres de la obligación de alimentos o derecho de alimentos, que la apartan, en alguna
media, de la obligación ordinaria. No obstante, debe tenerse en cuenta que una cosa es el derecho de
solicitar la prestación alimenticia cuando el titular del derecho está en situación de necesidad y otra
cada una de las pensiones ya vencidas cuyo régimen puede ser reconducido al de la obligación
ordinaria.
Por tanto, los caracteres de la obligación de alimentos son los siguientes:
a. Es personalísimo. Al concederse en razón de los vínculos de parentesco o los derivados del
matrimonio, para cubrir las necesidades del alimentista, el derecho (y el deber) de alimentos es
intransmisible e irrenunciable (indisponible) y no puede compensarse el derecho a alimentos
con lo que el alimentista deba al alimentante. Afirma algún autor que alimentista y alimentante
pueden llegar a acuerdos relativos a la prestación de alimentos, pero estos acuerdos sólo
vinculan en la medida en que cubren las necesidades del alimentista, tal y como resulta de la
regulación del CC pues, en otro caso, estarían renunciando al derecho. Por otro lado, no cabe
transacción y se extingue el derecho de alimentos por la muerte del acreedor o del deudor.
- Las características reseñadas no afectan a las prestaciones ya vencidas que son
transmisibles y renunciables como cualquier obligación ordinaria: y el alimentista puede
oponer la compensación.
b. Es inembargable, pero la pensión de alimentos puede embargarse según los términos de la LEC.
c. Es recíproco. Las obligaciones alimenticias en principio son recíprocas porque el parentesco es
recíproco y lo mismo sucede con la conyugalidad. Esto no significa que dos personas se deban al
mismo tiempo los alimentos, sino que ambas partes tienen vocación de alimentos. La
reciprocidad no se aplica al derecho actual de alimentos. Hay algún supuesto en que falta la
reciprocidad. Así, en los casos del art. 111 CC en los que el padre queda excluido de la patria
potestad por circunstancias de cierta gravedad: el hijo tiene derecho de alimentos frente al
padre, pero no al contrario. Lo mismo sucede cuando el adoptante queda excluido de las
funciones tuitivas.
d. Es imprescriptible. El derecho a percibir alimentos no prescribe nunca, aunque concurran los
requisitos para su ejercicio y el alimentista no lo ejerza. La duración indefinida del derecho es
consecuencia de su vinculación con las necesidades del alimentista y de que su ejercicio
constituye una mera facultad. Ahora bien, existen límites temporales al ejercicio del derecho:
- Sólo se abonan los alimentos debidos a partir del momento en que se interpuso la
demanda, aunque hubieren sido exigibles con anterioridad.
- Sí prescribe por el transcurso de cinco años la acción para reclamar las pensiones
alimenticias vencidas y no pagadas.
e. Es relativo. Para que entre en juego la obligación no es suficiente la concurrencia de un
determinado vínculo familiar (conyugalidad o parentesco). Es necesario que concurra la
necesidad del alimentista y el caudal suficiente del alimentante obligado.
f. Es variable. La cuantía de la prestación varía al cambiar las circunstancias indicadas, con el matiz
que veremos al hablar de los “alimentos naturales”.
g. No es solidario. En caso de concurrencia de varios obligados, la regla es la mancomunidad, salvo
que el juez ordene otra cosa en caso de urgente necesidad

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3. OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS Y PRESTACIONES SOCIALES


El papel de la obligación de alimentos en orden a garantizar la subsistencia de las personas se ha visto
alterado con la generalización de las prestaciones sociales a cargo de los poderes públicos en el marco
del Estado social. El Estado cubre las necesidades más elementales de los ciudadanos en situación de
necesidad. Un sistema de seguridad social universal debería o podría llevar a la desaparición de la
obligación de alimentos ya que las necesidades de todos los ciudadanos estarían cubiertas. Sin embargo,
entiende la doctrina que la obligación de alimentos no debe desaparecer y tiene todavía importantes
funciones que cumplir porque:
- las prestaciones sociales no protegen a toda la población.
- el alcance de la protección es diferente: más amplio en el caso de la obligación de alimentos que
abarca aspectos no cubiertos por las prestaciones sociales.
- el importante papel de la institución familiar en la satisfacción de las necesidades de sus
miembros, desde el punto de vista práctico y de las convicciones sociales imperantes.
Asimismo, debe plantearse cuál ha de ser la relación entre las prestaciones sociales y las derivadas de
la obligación alimenticia, en caso de darse una eventual concurrencia entre ambas. Como regla, las
prestaciones sociales de carácter contributivo y buena parte de las asistenciales no tienen carácter
subsidiario (respecto de la obligación legal de alimentos), de modo que, si concurren las condiciones
legalmente fijadas para reconocerlas, se obtienen prescindiendo de la eventual existencia de una
obligación de alimentos entre familiares. Sin embargo, el reconocimiento de estas prestaciones sociales
sí puede afectar a la obligación civil de alimentos, pues cuando el eventual alimentista vea cubiertas
sus necesidades con las prestaciones sociales, también verá reducido o desaparecido su derecho a
alimentos.

4. SUJETOS OBLIGADOS A PRESTARSE ALIMENTOS


4.1. OBLIGADOS
1. CÓNYUGES
Si el cónyuge está casado y no hay crisis matrimonial, el deber de alimentos se reconduce al deber
conyugal de socorro mutuo. Si se ha producido el divorcio o la nulidad del matrimonio no existe
derecho de alimentos porque falta la conyugalidad y no procede ninguna solidaridad familiar, sin
perjuicio de que, en caso de divorcio, pueda proceder una compensación por desequilibrio (pensión
compensatoria), y, en caso de nulidad, una indemnización si uno de los contrayentes fue de mala fe.
El derecho de alimentos corresponde al cónyuge separado en estado de necesidad. Se acepta sin
dificultad que el cónyuge separado legalmente tiene derecho a alimentos conforme a los arts. 142 y ss.
CC, alimentos que son compatibles, en su caso, con una eventual pensión compensatoria. Sin embargo,
con relación al separado de hecho, se discute si le corresponden alimentos conforme a dicho régimen
(opinión mayoritaria) o conforme al propio del matrimonio.
2. ASCENDIENTES Y DESCENDIENTES

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Aparecen llamados todos los parientes en línea recta (consanguíneos o adoptivos). Como ya sabemos, si
los hijos son menores, el deber de alimentos se encuentra comprendido en la patria potestad y es más
específico.
Los hijos con derecho a alimentos son los hijos mayores de edad o menores emancipados, cualquiera
que sea su filiación (matrimonial, extramatrimonial o adoptiva). Sin embargo, los hijos mayores
discapaces resultan excluidos por la jurisprudencia al equipararlos a los menores mientras convivan en
el domicilio familiar y carezcan de ingresos.
En caso de adopción, quedan excluidas las relaciones paternofiliales entre el adoptado y sus padres
anteriores, con algunas excepciones y, por tanto, la obligación de alimentos respecto de la familia de
origen.
Para el supuesto de crisis matrimoniales, se prevé un régimen específico en el art. 93.II CC: en los
supuestos de nulidad del matrimonio, separación o divorcio, los alimentos de los hijos mayores o
emancipados que convivan en el domicilio familiar y carezcan de ingresos propios, pueden cuantificarse
en la misma sentencia (de nulidad, separación o divorcio), y se legitima a los progenitores para ostentar
su representación, pero, en cualquier caso, los alimentos que les corresponden son los recogidos en los
arts. 142 y ss. CC.
3. HERMANOS
El deber de alimentos para los hermanos consanguíneos o adoptivos es más restringido (auxilios
necesarios para la vida y los precisos para la educación) y condicionado a la ausencia de culpa en el
estado de necesidad.
Quedan excluidos los hermanos (biológicos) del adoptado cuando se produce la extinción de los
vínculos jurídicos entre el adoptado y su familia de origen.
4.2. ORDEN DE PRELACIÓN
¿A quién demandamos primero? La solución se encuentra en el art. 144 CC y, según este precepto, el
orden es: cónyuge  descendientes de grado más próximo  ascendientes de grado más próximo 
hermanos (primero los de doble vínculo y luego los de vínculo sencillo).
Existe abundante jurisprudencia en la que se señala que no hay necesidad de guardar el orden ya
mencionado del art. 144 CC en procedimientos sucesivos, y cabe dirigir la acción contra cualquiera de
los comprendidos en la escala, con tal de que se justifique que los llamados antes carecen de medios
para satisfacer los alimentos. Podrá llamarse, por tanto, a quien se considere, provocando, en su caso, la
intervención en el proceso de los llamados con anterioridad a prestar los alimentos (art. 14 LEC).
¡! El art. 144.II aclara cómo han de ser la gradación en la línea descendiente o ascendiente.
El orden de los llamados no se determina exactamente por la proximidad del parentesco, sino que se
tiene en cuenta la proximidad de grado sucesorio.
 p.e.: si el alimentista tiene un hijo vivo y nietos de otro, los nietos asumen la misma posición que
habría tenido el padre vivo (derecho de representación en la sucesión intestada).
4.3. EXISTENCIA DE VARIOS ALIMENTANTES U OBLIGADOS
Si la obligación de dar alimentos recae simultáneamente sobre dos o más personas (p.e.: varios hijos del
alimentista), el pago de la pensión se reparte entre ellos en proporción a los medios de que dispongan,
es decir, se establece la regla de la mancomunidad y, por tanto, la necesidad de demandar a todos
(litisconsorcio pasivo necesario). Pero también se establece la regla de la proporcionalidad, atendido el

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caudal de cada uno de los obligados. Por otro lado, es posible que ante una insuficiencia parcial de
caudal de un obligado pueda completarse su aportación a los alimentos con el llamado en siguiente
lugar, en proporción a su caudal y a las necesidades del alimentista que aún queden por cubrir.
A pesar de que la mancomunidad sea la regla, en caso de urgente necesidad y por circunstancias
especiales, se establece una medida cautelar para que los pueda prestar uno provisionalmente, sin
perjuicio de su derecho de repetición.
4.4. EXISTENCIA DE VARIOS ALIMENTISTAS O ACREEDORES
Es posible que existan varios alimentistas (de diferente grado) y el alimentante no tenga fortuna
bastante para proporcionar alimentos a todos. Como, regla se aplica el orden de preferencia del art.
144 CC de modo que deberán ser alimentado por este orden: cónyuges, descendientes, ascendientes y
hermanos. No obstante, se contempla una excepción: si concurren como alimentistas el cónyuge y un
hijo sometido a patria potestad, será preferido este último.
El CC no dice qué pasa cuándo concurren varios alimentistas del mismo grado (varios hijos) y la fortuna
del alimentante es insuficiente. Propone la doctrina que se aplique el criterio de la proporcionalidad
del art. 145.I CC (para concurrencia de alimentantes del mismo grado), de manera, que se repartan los
alimentos entre los alimentistas en función de sus necesidades.

5. CUANTÍA Y MODALIDADES DE LA PRESTACIÓN


5.1. CONTENIDO GENÉRICO (ART. 142 CC)
El art. 142 CC se refiere a los conceptos que deben ser tenidos en cuenta para calcularlos. Además,
debe tenerse en cuenta que quienes en vida habrían tenido obligación de alimentar a una persona
fallecida, tienen la obligación de hacer frente a los gastos funerarios proporcionados a la calidad de la
persona y a los usos de la localidad, si no existen bienes bastantes en la herencia.
Téngase en cuenta, en cuanto a la educación e instrucción, que se comprenden entre los alimentos
cuando el alimentista sea menor, pero también después, si no ha finalizado estudios por causas que no
le sean imputables (como ocurre habitualmente con estudios universitarios). En todo caso, se exige una
cierta regularidad en los resultados para acceder a los alimentos.
Con relación a los gastos de embarazo y parto, apunta un sector de la doctrina que la previsión es
superflua, pues tales gastos ya estarían comprendidos en la asistencia médica. Sin embargo, se esfuerza
algún autor en dar sentido a dicha previsión, entendiendo que, en este caso, el alimentista es el hijo, al
que se deben alimentos ya antes de nacer.
5.2. CUANTÍA
Suele distinguir la doctrina por razón de la cuantía entre alimentos civiles o amplios (los debidos al
cónyuge y parientes en línea recta), que se calculan según las circunstancias del caso (fortuna del
alimentante y necesidades del alimentista), y los naturales o estrictos (los debidos a los hermanos), que
no dependen de la fortuna o posición del deudor y cubren las necesidades mínimas del acreedor.
A. ALIMENTOS AMPLIOS (ART. 142.I CC)
Su cuantía será proporcional al caudal o medios del alimentante y a las necesidades del alimentista.
1. EL CAUDAL DEL ALIMENTANTE

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Está formado por las rentas de trabajo y el capital del que pueda disponer. Se ha de tener en cuenta, en
su caso, su participación en bienes gananciales (si está casado), pero no se pueden computar los bienes
de su cónyuge. Estos últimos, solo sirven para valorar las necesidades de la familia del alimentante
que, de algún modo, también se han de tener en cuenta.
Si es elevado el nivel económico del alimentante, lo será también la pensión de alimentos, pero el
alimentista no tiene un derecho a participar plenamente en el nivel de vida del alimentante. En
cualquier caso, pueden seguir obligados a prestar alimentos, tanto el concursado, como el embargado
en sueldos y pensiones.
2. LAS NECESIDADES DEL ALIMENTISTA
Se deben tener en cuenta los conceptos del art. 142 CC. Parece claro que se atienden las necesidades
del alimentista y no las de las personas que convivan con él y a su cargo. Para determinar las
necesidades del alimentista han detenerse en cuenta las posibles prestaciones de Seguridad Social,
aunque resulten compatibles. También influye la existencia de una posible compensación por
desequilibrio (pensión compensatoria). Sin embargo, no han de considerarse posibles prestaciones
personales (asistentes personales que requieran sus necesidades) porque la obligación de alimentos no
las comprende.
Los alimentos se reducen o aumentan proporcionalmente al aumento o disminución de la fortuna del
alimentante y las necesidades del alimentista (art. 147 CC).
B. ALIMENTOS ESTRICTOS
Como ya hemos dicho, estos alimentos debidos a los hermanos son más reducidos y se restringen a “los
auxilios necesarios para la vida”. Comprenden los bienes imprescindibles para atender con razonable
dignidad la subsistencia del alimentista (se cubre el mínimo vital y, en su caso, la educación, pero la
enseñanza básica que sería la incluida es gratuita en España). Por tanto, no se aplican a estos alimentos
los arts. 146 y 147 CC.
La cuantía de los alimentos solo depende de las necesidades del alimentista (no de la fortuna del
alimentante, pues ésta solo juega para negar los alimentos si la fortuna es insuficiente) y no cabe la
modificación de la cuantía por cambios en dicha fortuna, solo por alteraciones en las necesidades del
acreedor.
5.3. NACIMIENTO, EXIGIBILIDAD Y ABONO

A. NACIMIENTO
En realidad, son tres los requisitos que deben concurrir para que surja la obligación de alimentos:
- Existencia de una relación de carácter familiar de las señaladas por el CC.
- La existencia de un estado de necesidad. Esto puede estar unido a la imposibilidad actual de
obtener recursos con los que hacerle frente a la subsistencia, debiendo valorarse los recursos
potenciales del alimentista, incluida la posibilidad concreta de obtener los medios de
subsistencia mediante su trabajo. Sin embargo, según la jurisprudencia, no basta la aptitud para
encontrar un trabajo, si faltan posibilidades de desarrollarla. En cualquier caso, el concepto de
necesidad es relativo y ha de juzgarse en relación con la persona concreta.
o La obligación de alimentos atiende a necesidades socialmente aceptables y no es un
remedio para no asumir las propias responsabilidades. En este sentido, cabe destacar
que, en ocasiones se niegan alimentos a los hijos mayores que abandonan el hogar

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familiar y están en condiciones de trabajar, o a los que superan cierta edad (en torno a 30
años).
- Capacidad económica del alimentante.
B. EXIGIBILIDAD
Se produce cuando concurren los requisitos ya señalados y, a partir de ese momento, se pueden
reclamar judicialmente. Desde entonces, la obligación puede ser objeto de cumplimiento voluntario. Sin
embargo, en caso de que se haya interpuesto una demanda judicial, la sentencia condenará a pagar los
alimentos debidos únicamente desde la fecha de la interposición de la demanda y no desde que nació
la obligación cuyo cumplimiento se reclama. La limitación se refiere a los alimentos que no estaban
reconocidos, pero no a los reconocidos que no han sido abonados.
C. ABONO (ART. 149 CC)
ART. 149 CC: “1. El obligado a prestar alimentos podrá, a su elección, satisfacerlos, o pagando la pensión
que se fije, o recibiendo y manteniendo en su propia casa al que tiene derecho a ellos
2. Esta elección no será posible en cuanto contradiga la situación de convivencia determinada para el
alimentista por las normas aplicables o por resolución judicial. También podrá ser rechazada cuando
concurra justa causa o perjudique el interés del alimentista menor de edad”.
Por tanto, son dos posibilidades por las que puede optar en principio el alimentante: pagar una pensión
o recibir en su casa al alimentista (más excepcional). Sin embargo, hay casos en que esta elección no es
posible (art. 149.2 CC). A pesar del tenor literal del precepto (menor de edad), señala la doctrina que el
interés perjudicado puede ser el de cualquier alimentista y referido a su estabilidad social, educativa o
afectiva. Esta última previsión, que permite eliminar la opción en ciertos casos, se introdujo con la LO
Protección Jurídica del Menor (1996) y pretende evitar, por ejemplo que cuando uno de los cónyuges
separados deba alimentos, al otro se imponga la convivencia (contrario a la situación de separación).
Tratándose de una pensión (regla general), conforme al art. 148.II CC, el pago se verifica por meses
anticipados y, cuando fallece el alimentista, sus herederos no están obligados a devolver lo que
hubiesen recibido anticipadamente. Además, los causahabientes del alimentista pueden reclamar las
pensiones vencidas no prescritas. Debe tenerse en cuenta, por otro lado, que el art. 148.III CC establece
una regla relativa al aseguramiento de los alimentos debidos: “El juez, a petición del alimentista o del
Ministerio Fiscal, ordenará con urgencia las medidas cautelares oportunas para asegurar los anticipos
que haga una entidad pública u otra persona y proveer a las necesidades futuras”. El precepto se refiere
inicialmente a los anticipos hechos por terceros, pero su finalidad permite darle un campo de aplicación
más amplio. Así, cabe el aseguramiento de los alimentos debidos por el obligado e, incluso, según la
doctrina, el señalamiento provisional y urgente de alimentos cuando nadie estuviere atendiendo las
necesidades del alimentista. En este sentido, la posibilidad de pedir alimentos provisionales a cargo de
quien resultaría obligado está prevista en el caso concreto de las acciones de filiación por el art. 768.II
LEC: “Reclamada judicialmente la filiación, el tribunal podrá acordar alimentos provisionales a cargo del
demandado”.
El incumplimiento del deber de alimentos constituye una infracción que es sancionada de diversas
maneras por la ley: delito, causa de privación de la patria potestad, causa de desheredación de los
legitimarios, causa de indignidad para suceder al discapaz y justa causa para la revocación de las
donaciones.

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6. EL PAGO POR TERCERO (ART. 1894.II CC)


ART. 1894.I CC: “Cuando, sin conocimiento del obligado a prestar alimentos, los diese un extraño, éste
tendrá derecho a reclamarlos de aquél, a no constar que los dio por oficio de piedad y sin ánimo de
reclamarlos”.  se incluye dentro de la gestión de negocios ajenos
Se presume la onerosidad en la prestación de alimentos, aunque se admite prueba en contrario. No
obstante, según algún autor cuando se prestan los alimentos por un pariente muy próximo, cabría
inducir el ánimo de liberalidad. Llama la atención que el precepto incluya como presupuesto que el
tercero haya dado los alimentos “sin conocimiento del obligado a prestarlos”.
La doctrina entiende que el conocimiento del obligado no impide que el tercero pueda dirigirse contra
él para recuperar lo pagado. Serían suficientes para fundamentar la reclamación las reglas sobre pago
hecho por un tercero o las reglas sobre enriquecimiento sin causa (puede el tercero dirigirse contra el
deudor, aunque conociera el hecho del pago. Además, el art. 148.III CC, sobre aseguramiento de los
alimentos, presupone que el tercero puede recuperar con independencia del conocimiento del
obligado.

7. EXTINCIÓN (ART. 152 CC)


Las causas de extinción del derecho de alimentos son 4:
- Muerte. Puede ser tanto del acreedor alimentista, como la del deudor alimentante, aunque
preste los alimentos en virtud de sentencia firme. El fundamento de la regla se encuentra en el
carácter personalísimo de la obligación.
- Sobrevenida insuficiencia patrimonial del deudor (alimentante). Se extingue la obligación
cuando la fortuna del obligado se hubiere reducido hasta el punto de no poder satisfacerlos sin
desatender sus propias necesidades y las de su familia.
- Desaparición de la necesidad del alimentista. El CC describe esta causa de forma casuística:
“puede ejercer un oficio, profesión, industria, ha adquirido un destino o mejorado de fortuna”.
Pero lo importante es la fórmula general que se recoge en el último inciso: “de suerte que no le
sea necesaria la pensión” (se valora la aptitud para el trabajo para determinar la necesidad).
- Sanción del alimentista por su mala conducta. A modo de sanción civil se priva al alimentista del
derecho a los alimentos cuando ha cometido alguna falta, sea o no heredero forzoso, de las que
dan lugar a desheredación. También cuando siendo descendiente del alimentante, la necesidad
proviene de su mala conducta o de falta de aplicación para el trabajo, mientras subsista la
causa.
A diferencia de lo que ocurre con los hermanos, respecto de los cuales la imputabilidad de la causa de
necesidad impide el nacimiento del derecho, la obligación a favor de los descendientes puede renacer
si desaparece la mala conducta o la falta de aplicación en el trabajo, pero subsiste la situación de
necesidad.

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8. EL CONTRATO DE ALIMENTOS (ART. 1791 CC)


ART. 1791 CC: “Por el contrato de alimentos una de las partes se obliga a proporcionar vivienda,
manutención y asistencia de todo tipo a una persona durante su vida, a cambio de la transmisión de un
capital en cualquier clase de bienes y derechos”.
El deber de alimentos o puede tener su origen en el contrato. La Ley 41/2003, de 18 de noviembre, de
protección patrimonial de las personas con discapacidad incorporó al CC el contrato de alimentos,
tradicionalmente conocido como contrato de vitalicio.

Cedente de bienes (alimentista o tercero)  Cesionario de bienes (alimentante)


A diferencia de lo que ocurre con la obligación legal de alimentos, la prestación no depende de la
fortuna el obligado, ni de las necesidades del alimentista, sino que las partes del contrato la cuantifican
libremente en función de las necesidades vitales del alimentista. Por tanto, el contrato es de interés
para atender a las necesidades económicas de las personas con discapacidad y, en general, de las
personas con dependencia, como las que afectan a muchos ancianos. El alimentista puede no ser parte
del contrato, sino un beneficiado por el mismo (p.e.: si los padres de una persona con discapacidad
transmiten al alimentante el capital en bienes muebles o inmuebles en beneficio de su hijo con
discapacidad).
El contrato de alimentos es un contrato asistencial (comprende cuidados de todo tipo) y aleatorio que
se extingue por la muerte del alimentista (“durante su vida”).
De producirse la muerte del obligado a prestar los alimentos o de concurrir cualquier circunstancia grave
que impida la pacífica convivencia de las partes, cualquiera de ellas podrá pedir que la prestación de
alimentos convenida se pague exclusivamente en forma monetaria, en los términos de contrato y, en
defecto de previsión, en la forma que fije el juez.
Si se incumple la obligación de alimentos el alimentista (aunque no sea parte del contrato), puede optar
entre exigir el cumplimiento o la resolución del contrato. Si opta por la resolución, el juez podrá
acordar, en favor de quien tiene derecho a alimentos que se aplace la restitución total o parcialmente,
con las garantías que se determinen. Además, en caso de resolución, el alimentista deberá obtener al
menos lo suficiente para recibir una prestación análoga por el tiempo que le quede de vida.
El contrato de alimentos no debe confundirse con el contrato de renta vitalicia que tiene una
estructura similar. Es el contrato por el que una de las partes (deudor), se obliga a pagar una pensión o
rédito anual durante la vida de una o más personas determinadas, por un capital o patrimonio, cuyo
dominio se le transmite con la carga de la pensión. En el contrato de alimentos la prestación principal
del cesionario es el cuidado del cedente (o beneficiario), en atención a sus circunstancias, mientras que
en la renta vitalicia consiste simplemente en abonar una suma de dinero. La diferencia es
importantísima, pues mientras que la renta vitalicia puede ser insuficiente para satisfacer las
necesidades del cedente, en el contrato de vitalicio, el alimentista siempre será cuidado.

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