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MATERIA: LEGISLACIÓN LABORAL.

TEMA 4: CONDICIONES GENERALES DE TRABAJO.

ACTIVIDAD 4-1: ENSAYO.

Alumnos: # de Control:
Valeria Nolasco Caballero 22610130
Raquel Reyes Regalado 21610255
Stefany López Sáenz 22610156
Ramón Medrano Rivas 22610122
Laura Ochoa Meraz 22610

GRUPO: 2°S
CARRERA: INGENIERÍA EN GESTION EMPRESARIAL

DOCENTE: M.A. LILIANA SÁENZ FLORES

Cd. Cuauhtémoc, Chih., 10 de marzo del 2023


INTRODUCCIÓN.

La protección de la mujer trabajadora en el derecho laboral ha sufrido una


transformación vertiginosa en el último siglo, como consecuencia de la mejor
comprensión del valor del trabajo en sí mismo, así como de la identidad femenina
y del reparto de las responsabilidades en la vida familiar.

El carácter tuitivo del derecho del trabajo, que desde su origen estuvo marcado
por la impronta social de custodiar la dignidad de la persona que trabaja para otra
en forma dependiente, viene experimentado una continua revisión de sus
fundamentos e instituciones.

Si bien la perspectiva de género incluye tanto a lo masculino como a lo femenino,


es de nuestro interés particular enfocarnos en el desarrollo que la mujer tiene en el
ámbito laboral.

El feminismo y los movimientos de mujeres han desplegado desde hace mucho


tiempo un recorrido que parte de la constatación de que, a los rasgos biológicos
propios de cada sexo, se les asigno la exclusividad de ciertos roles sociales.

El Trabajo de menores de edad, es una triste realidad en el mundo con múltiples


causas y consecuencias. Entre las causas, se destacan principalmente la pobreza,
la violencia intrafamiliar, las costumbres culturales, la falta de oportunidades y la
falta de cobertura, calidad y cumplimiento de la obligación sobre la educación. A
esto se debe añadir la carencia de capacidades institucionales para combatirlo de
manera efectiva, la presencia de lagunas y contradicciones normativas en algunos
países. Generalmente, estas causas no se presentan de forma independiente,
sino que se combinan de las más diversas formas, lo cual dificulta la identificación
de jerarquías o determinantes principales.
Derechos de las mujeres, con perspectiva de género y trabajo de los
menores de edad.

1-Mujer y trabajo.

La tradición judeo-cristiana, que caracteriza a los ordenamientos occidentales, ha


considerado desde antaño la mujer como pieza fundamental, insustituible para la
vida familiar, con un papel protagónico en la educación de los hijos y en la
atención del hogar. Sin embargo, es también innegable que el relato de la creación
del hombre y de la mujer, basado en el simbolismo de la costilla de Adán, fue
interpretado por muchos como si la mujer fuera inferior o sierva del hombre, lo cual
degeneró en una actitud machista, que relegó a las mujeres las tareas más duras
del hogar, dejándole la responsabilidad de la educación y atención de los hijos,
casi en exclusiva, no considerándola apta para intervenir activamente en la vida
pública de la sociedad.

Al varón, por el contrario, se le asignó la responsabilidad de la marcha económica


del hogar y, consecuentemente, el trabajar en actividades extra domésticas que
fueran, además, lucrativas, a fin de sostener a la familia. Esta disparidad cristalizó,
en algunos ordenamientos, el exigir a la mujer contar con el consentimiento
expreso del marido para trabajar fuera del hogar o con autorización judicial en
caso que aquél se negará injustificadamente. Al marido le correspondía, en
cambio, la representación del hogar y la administración del patrimonio familiar por
considerársele el representante del hogar conyugal.

La diferencia varón-mujer no es una mera diferenciación de funciones sociales,


sino más bien ontológica: sexuadas son las células, los sentimientos y los
pensamientos. No se trata de una orientación personal de tipo social sino de una
determinación psicofísica que deviene de la estructura genética de la persona. El
varón y la mujer están hechos naturalmente el uno para el otro, lo cual se
manifiesta en la mutua atracción entre los sexos que experimentan las personas
normalmente constituidas: esta tendencia comporta una forma específica de
unión, que a su vez se ordena también naturalmente a la función reproductora.
El acceso de la mujer a los estudios superiores y al trabajo fuera del hogar es, el
que ha transformado las estructuras sociales, de trabajo y jurídicas a nivel
mundial. Esta mayor participación de la mujer ha evolucionado de la tolerancia a la
promoción por parte de los Estados, que mediante los Convenios de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), Directivas Comunitarias, en el caso
de la Unión Europea, y disposiciones de derecho nacional, que buscan resolver la
injusticia de sistemas de trabajo que niegan la igualdad de oportunidades a la
mujer.

2-Derechos humanos vs igualdad de género.

Los derechos humanos son el conjunto de prerrogativas inherentes a la naturaleza


de la persona, cuya realización efectiva resulta indispensable para el desarrollo
integral del individuo que vive en una sociedad jurídicamente organizada. Estos
derechos, establecidos en la Constitución y en las leyes, deben ser reconocidos y
garantizados por el estado.

Podemos entender como derechos humanos laborales, todo lo que, a hombres y


mujeres dependientes del trabajo asalariado, posibilita el reconocimiento y
ejercicio de la dignidad humana, permitiéndoles alcanzar el bienestar material,
desarrollarse como individuos y como organización, en condiciones de libertad y
dignidad, de seguridad económica y en igualdad de oportunidades.

La igualdad se entiende, como la capacidad de toda persona para disfrutar de


derechos, así como para contraer obligaciones, con las limitaciones que la propia
ley señala en forma específica. En este sentido el ordenamiento jurídico reconoce
y garantiza, para hombres y mujeres por igual, el ejercicio de facultades y
cumplimiento de obligaciones independientemente del sexo, genero, edad, estado
civil, raza, creencia religiosa o condición social. El principio de igualdad ha sido
redefinido, coincidiendo con el principio de dignidad de las personas, así como con
el carácter universal de los derechos fundamentales.
La igualdad en el trabajo o igualdad laboral debe entenderse como la práctica de
las mismas condiciones de trabajo, para todos los trabajadores, hombres y
mujeres, menores y mayores, sin importar el sexo, el estado civil, su origen étnico
o su raza, la clase social a la cual pertenezcan ni la religión que profesen o su
ideología política.

Las nuevas masculinidades se hacen presentes mostrando estereotipos que


toman un papel esencial en la lucha contra las desigualdades sociales.

El ser hombre responde a una expectativa social que define los comportamientos
aprobados por la comunidad masculina; como tener un trabajo bien remunerado,
la preferencia de los deportes sobre las artes, no expresar más emoción que la
euforia o la rabia, entre otros.

3-Equidad de género.

La perspectiva de género puede entenderse como un punto de vista, a partir del


cual se visualizan los distintos fenómenos de la realidad (científica, académica,
social o política), que tiene en cuenta las implicaciones y efectos de las relaciones
sociales de poder entre los géneros masculino y femenino, en un nivel, y hombres
y mujeres en otro.

Se busca institucionalizar las políticas de equidad de género y propiciar la igualdad


de oportunidades entre hombres y mujeres en el acceso al empleo, condiciones de
trabajo, así como, desarrollo profesional, capacitación y participación en los
procesos de toma de decisiones.

4-Trabajo para menores de edad.

Son los que participan directamente en una actividad generadora de ingresos a


nivel formal, informal o familiar. Dicho trabajo debe ser equitativamente
remunerado y realizado en condiciones adecuadas para su edad, capacidad,
estado físico y desarrollo intelectual, así como acorde a sus valores morales,
culturales y no deberá interferir con su asistencia a la escuela.

EDAD MINIMA PARA TRABAJAR

La edad mínima de admisión a todo tipo de empleo o trabajo que por su


naturaleza o las condiciones en que se realice pueda resultar peligroso para la
salud, la seguridad o la moralidad de los menores no deberá ser inferior a
dieciocho años. “Convenio sobre la Edad Mínima, 1973".

Sin embargo, con base en el código de trabajo, no existe ninguna limitación a


personas de 14 a 17 años cumplidos. Por otra parte, de hecho, en las Instituciones
del Estado: descentralizadas, autónomas y semiautónomas y la mayoría de
empresas privadas, es requisito indispensable que el solicitante haya cumplido la
mayoría de edad (18 años).

El empleador debe celebrar el contrato de trabajo con los representantes del


menor y en su defecto tener autorización de la Inspección General de Trabajo
quien analiza esta situación especial.

JORNADAS LABORALES PARA MENORES DE EDAD

- Para los trabajadores mayores de 14 años, debe de reducírseles una hora de


trabajo diario, seis horas a la semana.

- Para los trabajadores menores de 14 años, debe de reducírseles dos horas de


trabajo diarias, un total de doce horas a la semana, 13 siempre que la Inspección
General de Trabajo extienda por escrito la autorización para permitir esta clase de
trabajo especial diurno.

- Jornada laboral diurna para trabajadores mayores de 14 años, no puede ser


mayor de siete horas diarias, ni exceder de 38 horas a la semana.

En el artículo 22 Bis de la LFT se establece que el trabajo para los menores de 15


años está prohibido y que no se puede utilizar el trabajo de mayores de 15 y
menores de 18 años que no hayan concluido su educación básica obligatoria
(preescolar, primaria y secundaria).

Sin embargo, hay excepciones contempladas en la legislación. Los jóvenes en


este rango de edad pueden trabajar después de que la autoridad laboral
correspondiente considere que existe compatibilidad entre los estudios y el trabajo
del adolescente.

CONCLUSIÓN.

El desmontaje analítico del derecho del trabajo, a la luz de su desarrollo en el


último siglo y en el primer decenio del actual, permite concluir que la protección a
la mujer trabajadora ha devenido en la protección a la "madre trabajadora" y a la
titularidad conjunta con el "padre trabajador" de los derechos-deberes que se
derivan de la procreación y cuidado de los hijos.

La valoración del trabajo femenino fuera del hogar está íntimamente relacionada
con la mejor comprensión de la función humanizadora del trabajo. El trabajo
realizado en condiciones de dignidad permite comprender el sentido del mundo y
de la propia existencia. Al cumplir adecuadamente con el derecho-deber de
trabajar se fraguan personalidades maduras, solidarias, capaces de lograr un
desarrollo sostenible a largo plazo.

Somos herederos de una tradición donde social y jurídicamente los derechos y


obligaciones se han dotado de un enfoque sexual, atendiendo a los roles
establecidos donde, en su mayoría, a las mujeres les ha correspondido el cuidado
de la familia realizando así, en términos generales, tareas no remuneradas en el
ámbito del hogar; mientras que, por otro lado, los hombres han tenido la
posibilidad de desarrollarse en el ámbito laboral, considerando su carácter
histórico de proveedores económicos.
En este orden de ideas, la finalidad última debe ser la búsqueda de la igualdad de
oportunidades, lo cual es fundamental para la liberación de la mujer, en el que el
reconocimiento de su valor implica romper con la barrera de la discriminación por
género en materia laboral.

No todas las tareas realizadas por los niños deben clasificarse como trabajo
infantil que se ha de eliminar. Por lo general, la participación de los niños o los
adolescentes, por encima de la edad mínima de admisión al empleo, en trabajos
que no atentan contra su salud y su desarrollo personal ni interfieren con su
escolarización se considera positiva. Entre otras actividades, cabe citar la
colaboración en un negocio familiar o las tareas que realizan fuera del horario
escolar o durante las vacaciones para ganar dinero de bolsillo. Este tipo de
actividades son provechosas para el desarrollo de los pequeños y el bienestar de
la familia; les proporcionan calificaciones y experiencia, y les ayuda a prepararse
para ser miembros productivos de la sociedad en la edad adulta.

REFERENCIAS:

(Zerga, 2012) (Romero, 2020) (Rosaura, 2013)

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