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UNVERSIDAD TÉCNICA DE BABAHOYO

Facultad de Ciencias Jurídica, Sociales y de la Educación


Escuela de Ciencias Sociales, Periodismo, información y Derecho

LA EQUIDAD DE GÉNERO Y SU INCIDENCIA EN EL COMPORTAMIENTO SOCIAL

Estudiante: BRIONES MANZABA JULISSA JAMILET


Asignatura: METODOLOGIAS DE LA INVESTIGACIÓN
Profesor: HIDALGO TROYA FAUSTO
Periodo: Noviembre 2022 – Abril 2023
Curso: Primero B Jornada : Vespertina

Babahoyo, 14 Diciembre de 2022


LA EQUIDAD DE GÉNERO Y SU INCIDENCIA EN EL COMPORTAMIENTO SOCIAL

INTRODUCCIÓN
¿QUE ES LA EQUIDAD DE GENERO?
La equidad de género significa que mujeres y hombres, independientemente de sus diferencias biológicas,
tienen derecho a acceder con justicia e igualdad al uso, control y beneficio de los mismos bienes y
servicios de la sociedad, así como a la toma de decisiones en los ámbitos de la vida social, económica,
política, cultural y familiar. Es la aceptación de diferencias entre hombres y mujeres, y aceptación
también de derechos, buscando el ideal de un equilibrio en el que ninguno de ambos sexos se beneficie de
manera injusta en prejuicio del otro.
¿Dónde se encuentra? Está muy presente en la humanidad, desde los inicios de la vida social, económica,
política, desde aquel entonces la mujer no tenía derecho a ser escuchado, ni a opinar, mucho menos a ser
parte de una familia y sociedad. El sexo se define como las diferencias entre hombres y mujeres dadas por su
condición biológica y fisiológica. Genero se define como el conjunto de atributos sociales que se le asignan a
las personas (formas de comportarse, valores, normas, actividades a realizar, recompensas, su lugar en el
mundo) según haya sido identificado como hombre o como mujer.
Dichos atributos son socialmente construidos, por lo que cada cultura, según la época y el grupo social, le da
un sentido diferente a lo que significa ser hombre y ser mujer Los diferentes comportamientos, aspiraciones
y necesidades de mujeres y hombres son considerados, valorados y favorecidos de la misma. Los derechos,
responsabilidades y oportunidades de cada uno dependerán de si la persona hombre o mujer. Debemos tener
presentes que equidad de género significa crear estándares para aquellas oportunidades existentes y
repartirlas justamente entre ambos sexos.
La discriminación positiva se traduce en una legislación específica ideada para igualarlas oportunidades
laborales, ejercicio de los derechos democráticos, participación en las instituciones estatales y órganos de
gobierno, así como el acceso a la educación. Una mujer no debe obtener menos que un hombre ante un
mismo trabajo. Cualquier persona debe ganar lo que propio de acuerdo a sus méritos y no puede ser
favorecida en perjuicio del prójimo. Un hombre y una mujer deben recibir la misma remuneración ante un
mismo trabajo que contemple idénticas obligaciones y responsabilidades.
Esta situación de equidad debe alcanzarse sin descuidar las características de género. Las mujeres, por
ejemplo, tienen derecho a una extensa licencia por maternidad, mientras que la licencia por paternidad es
más breve. En La equidad de género es la capacidad de ser equitativo, justo y correcto en el trato de mujeres
y hombres según sus necesidades respectivas. La equidad de género se refiere a la justicia necesaria para
ofrecer el acceso y el control de recursos a mujeres y hombres por parte del gobierno, de las instituciones
educativas y de la sociedad en su conjunto.
La equidad de género representa el respeto a nuestros derechos como seres humanos y la tolerancia de
nuestras diferencias como mujeres y hombres, representa la igualdad de oportunidades en todos los sectores
importantes y en cualquier ámbito, sea este social, cultural o político. Es en este último donde es necesario
que la mujer haga valer su lugar, sus capacidades y sus conocimientos, su voto, su voz. En el terreno
económico, es también de vital importancia lograr la equidad de género, ya que, si a la mujer se le restringe
el acceso al campo productivo, al campo laboral o al campo comercial, se genera pobreza. En el caso de
mujeres estudiantes y trabajadoras, las madres solteras que son el pilar de la familia.
¿Qué pasa si no tienen una fuente generadora de ingresos? Se restringe la educación, el esparcimiento,
la recreación, la salud y sobretodo la alimentación.

Actualmente la desigualdad de géneros es una problemática que los gobiernos y organismos nacionales e
internacionales tratan de erradicar, pero si bien es cierto que se han tenido grandes avances en el tema,
también es cierto que cada día surgen nuevos sectores donde la desigualdad de género, de etnia y de clase
social obstaculizan el crecimiento económico y el desarrollo social y humano.

DESARROLLO
A escala global, lograr la igualdad de género también requiere la eliminación de prácticas dañinas contra las
mujeres y las niñas, que incluyen el tráfico sexual, el feminicidio, la violencia sexual durante la guerra y
otras prácticas de violencia contra la mujer. Declararon que a pesar de que muchos acuerdos internacionales
afirman sus derechos humanos, Las mujeres son mucho más propensas que los hombres a sr políticamente
activas y mucho más propensas a ser víctimas de violencia doméstica. La organización de las naciones
unidas reconoce que el papel de la mujer es muy importante para el desarrollo, debido a ello mediante el
programa de las naciones unidas, se busca incentivar distintas intervenciones y políticas públicas que
mejoren la calidad de vida de la mujer en el mundo.
La igualdad entre hombres y mujeres es una cuestión de derechos humanos y una condición de justicia
social. Es también una cuestión básica, indispensable y fundamental para la igualdad entre las personas para
el desarrollo y la paz. Es una herramienta de análisis que nos permite identificar las desigualdades de trato y
oportunidades entre mujeres y hombres. También es útil para proponer cambios en la organización y
estructura de las instituciones y concientizar a las mujeres de la importancia de conocer y ejercer sus
derechos. Algunos ejemplos de equidad de género son el derecho al voto de ambos sexos, libertad de
prendas de vestir, mismas oportunidades laborales o la independencia económica.
A pesar de que hoy en día se puede evidenciar como las mujeres han ganado más poder y fuerza dentro de
las sociedades, la equidad de género continúa siendo una promesa sin cumplir en muchos países, donde las
mujeres no tienen los mismos derechos de los hombres y son sometidas diariamente a la voluntad de agentes
externos sin que sus opiniones o deseos sean tenidos en cuenta. Este concepto esencialmente promueve la
aceptación de las diferencias y busca atender las necesidades específicas de cada género sin que esto
implique ninguna forma de discriminación.
Ejemplos destacados de equidad de género:
- Acceso a las mismas oportunidades y ofertas laborales sin importar el género.
- Que los hombres y las mujeres puedan ganar los mismos salarios por realizar las mismas labores
- Implementación de una licencia de maternidad que permita tanto a los hombres con a las mujeres pasar más
tiempo con sus hijos en el momento en el que estos nacen
- Que los hombres y las mujeres puedan elegir con quien quieren casarse
- La libre elección sobre el estado civil, el matrimonio, el noviazgo y el tipo de pareja que se quiere tener sin
importar el género
- El derecho a viajar y a desplazarse libremente d un lugar a otro sin que se requiera aprobación por parte
del género opuesto.
- La libre elección de la orientación sexual y la pareja, sin que esto implique un asunto por razones de
género.
- Que los hombres y las mujeres puedan elegir libremente a que religión quieren pertenecer. En una situación
de equidad de equidad de género implica que no se otorgan iguales derechos, responsabilidades y
oportunidades a hombres, y mujeres.
Actualmente, la discriminación de géneros se puede observar en la violencia cotidiana hacia las mujeres, la
discriminación laboral, la falta de acceso a ciertas posiciones laborales, a la educación, a la propiedad
privada, etc. Las diferencias físicas entre el hombre y la mujer llevaron a las sociedades primitivas a
organizaciones sociales en las que la mujer no estaba en una situación de equidad en relación al hombre, con
menos derechos en la vida familiar, económica y política. La opinión de la mujer era considerada inferior, y
usualmente se consideraba que la mujer debía obedecer las órdenes de su pareja. En relación al trabajo, era
común que hombre se dedique a obtener recursos mientras que la mujer se dedique a las tareas del hogar.
Estos comportamientos se fueron transmitiendo a través de las generaciones, con el paso del tiempo la idea
de las capacidades inferiores de la mujer fue rebatidas por el avance en el conocimiento, se demostró y
comprobó que, si bien existen diferencias entre hombres y mujeres, estas no implican una inferioridad de
capacidades, si no que el sexo no es determinante de la eficiencia o la eficacia de las personas en los diversos
ámbitos de la vida social, política, familiar y laboral
El esfuerzo por la igualdad de género y por la democracia es un esfuerzo de cada día y sin fin, cuando se
trata de logros alcanzados por un grupo aún sometido a discriminación y excluido del poder. Al igual que la
mayoría de los temas y asuntos públicos, la equidad de género es producto de la intersubjetividad que se
establece en la vida diaria; es producto de la formulación de significados que se van construyendo y
reconstruyendo entre todos. Por supuesto que el aspecto cultural juega un papel importante en la concepción
de la equidad de género, por ejemplo, en la actualidad las mujeres que quieren lograr una estabilidad laboral
aplazan su maternidad o matrimonio para así poderse dedicar a lo laboral sin descuidarlo; si lo hacen ya
teniendo hijos es cuando estos ya están grandes y no requieren tantos cuidados.
Hay ciertas regiones del país y del mundo donde las actividades de casa son para las mujeres y es mal visto
si las realizan los hombres; y si los hombres quisieran hacer actividades extra domésticas se complica por la
jornada laboral. En este sentido, los avances que sobre equidad se han logrado no son homogéneos en tiempo
y espacio, dado que los avances dependen de la intensidad con la que se definen las intersubjetividades y la
forma en cómo se internaliza la discusión o problema. De ahí que se puedan ver lugares con un avance
significativo en la integración de la mujer a la actividad productiva, y lugares en donde aún no se le
consiente vida pública y política. La participación de la mujer en la política y en la administración pública
ha estado condicionada a estos vaivenes de la discusión y significación de la mujer misma y su rol social.

Las relaciones entre las mujeres y los hombres desempeñan un papel importante tanto en la plasmación
como en la evolución y transformación de los valores, las normas y las prácticas culturales de una sociedad,
los cuales, a su vez, determinan dichas relaciones. De hecho, son relaciones que evolucionan con el tiempo y
en las que influye una matriz de factores socioeconómicos, políticos y culturales. Los cambios en la
combinación de esos factores pueden afectarlas de manera positiva o negativa. Por ejemplo, durante el siglo
pasado cambios importantes, como la incorporación de un gran número de mujeres a la fuerza de trabajo y a
la política, o su mayor disponibilidad de medios de control de la reproducción, alteraron considerablemente
las relaciones entre las mujeres y los hombres. Un aspecto básico de esta dimensión se refiere a la manera en
que esos factores socioeconómicos y políticos evolucionan y se combinan para incidir en las relaciones entre
mujeres y hombres y, a su vez, contribuir a la configuración de los valores, las normas y las prácticas
culturales.
Por “género” se entienden las construcciones socioculturales que diferencian y configuran los roles, las
percepciones y los estatus de las mujeres y de los hombres en una sociedad. Por “igualdad de género” se
entiende la existencia de una igualdad de oportunidades y de derechos entre las mujeres y los hombres en las
esferas privada y pública que les brinde y garantice la posibilidad de realizar la vida que deseen.
Actualmente, se reconoce a nivel internacional que la igualdad de género es una pieza clave del desarrollo
sostenible. Durante los últimos cincuenta años los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil han
desplegado esfuerzos concertados a fin de formular y aplicar políticas capaces de crear un “terreno de juego”
más justo y equilibrado para las mujeres y los hombres teniendo en cuenta los aspectos específicos de cada
sexo (por ejemplo, la reproducción) y abordando los principales obstáculos para la consecución de la
igualdad de género. Gracias a la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación
contra la mujer (CEDAW), la Plataforma de Acción de Beijing y otros acuerdos e iniciativas internacionales
se ha creado un consenso y marco de acción internacional que ha permitido lograr avances notables para
subsanar las disparidades de género en ámbitos como los resultados educativos y los salarios, entre otros
aspectos. Sin embargo, en ningún país la igualdad de género se ha convertido en la norma y aún quedan
importantes disparidades por subsanar.
Por lo general los progresos en materia de igualdad de género se evalúan analizando medidas de resultados
clave, como el porcentaje de acceso en pie de igualdad a los recursos y las oportunidades y a su distribución.
Gracias a estos indicadores objetivos es posible saber en qué medida las mujeres y los hombres pueden gozar
de los mismos derechos fundamentales y posibilidades de progreso personal y profesional y contribuir al
desarrollo de su país. Esa imagen empírica de la situación en materia de igualdad de género es importante
para entender su relación con el desarrollo, puesto que la capacidad de las mujeres y los hombres de
participar en pie de igualdad en la vida social, cultural, política y económica garantiza que tanto las políticas
públicas como los valores, las normas y las prácticas culturales reflejen los intereses y experiencias de
ambos sexos y los tengan en cuenta.
Las políticas, medidas y prácticas que solo tienen en cuenta los intereses de la mitad de la población generan
desequilibrios que socavan el desarrollo sostenible de un país.3 Las actitudes y percepciones culturales con
respecto a la igualdad de género han evolucionado considerablemente como consecuencia de estas
intervenciones focalizadas y de los progresos realizados en la medición de los resultados. Esta evolución es
fundamental en lo que respecta tanto a la sostenibilidad de la igualdad de género como a la comprensión, la
implicación y el apoyo de la comunidad para su realización: solo hay igualdad de género cuando las medidas
aplicadas “de arriba abajo” se complementan plenamente con el apoyo recibido “de abajo arriba”.
Ahora bien, en muchos países las actitudes y percepciones con respecto a la igualdad de género y el
empoderamiento de la mujer siguen siendo negativas y a menudo se invocan tradiciones, valores y prácticas
culturales para mantener una situación de status quo. Sin embargo, como sostiene el Fondo de Población de
las Naciones Unidas (UNFPA), “los valores culturales deben armonizar con las expectativas acerca de los
derechos humanos”, es decir, las prácticas o tradiciones que estén conflicto con los derechos universales de
las personas deben adaptarse a las normas y los marcos establecidos universalmente y acordados por la
comunidad internacional (por ejemplo, la Declaración Universal de Derechos Humanos, la CEDAW, la
Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, etc.).
En otras palabras, el respeto de la diversidad cultural y los derechos culturales es del todo compatible con la
igualdad de género si se inscribe en un marco de derechos humanos que favorezca la integración y el acceso
en pie de igualdad a los derechos y las oportunidades. Como lo han demostrado las intervenciones destinadas
a combatir la violencia contra la mujer, la cultura puede ser un instrumento muy eficaz para impugnar las
prácticas negativas y misóginas mediante un proceso de diálogo, consenso y acción basado en la comunidad.
De hecho, la cultura y los valores y actitudes culturales no son factores estáticos, sino factores dinámicos
capaces de impulsar considerablemente la transformación social, la cual favorece tanto a las mujeres como a
los hombres.
Como se afirma en la Convención sobre la Protección y la Promoción de la Diversidad de las Expresiones
Culturales, la cultura encierra importantes “posibilidades […] para la mejora de la condición de la mujer y su
papel en la sociedad
Los IUCD y los Objetivos de Desarrollo del Milenio: esta dimensión está relacionada con el ODM:
“Promover la igualdad entre los sexos y la autonomía de la mujer.”6 La igualdad de género, cuya
repercusión positiva en todos los aspectos del desarrollo ha sido reconocida por la comunidad internacional,
también constituye de por sí un objetivo de desarrollo, como lo demuestra la posición que ocupa entre los
ODM. Esta dimensión se basa en la premisa de que la promoción y valorización de la igualdad de género
está directamente relacionada con el respeto de la dignidad humana, el disfrute de los talentos que existen en
todos los niveles de la sociedad y el aprovechamiento de toda la gama de puntos de vista, obras y desafíos
para lograr una vida cultural realmente plena.
El objetivo de esta dimensión es determinar en qué grado la igualdad de género se percibe como algo
importante para el desarrollo nacional, el respeto de los derechos humanos (incluidos los derechos
culturales) y la construcción de sociedades abiertas e integradoras. Esto puede medirse por el grado de
igualdad con que las mujeres y los hombres gozan de las oportunidades, los recursos y los resultados en
áreas clave, como la participación política, la educación y la participación en la fuerza de trabajo, así como
por el grado en que las actitudes personales son favorables a la igualdad de género. La valorización de la
igualdad de género mediante políticas, intervenciones e inversiones focalizadas puede influir
considerablemente en las actitudes y percepciones acerca de los roles de uno y otro género y mejorar los
niveles de igualdad en la práctica.
En este sentido, es importante reconocer la función que desempeñan las actitudes y percepciones culturales
en la orientación y el diseño de políticas, acciones y otras medidas de promoción tanto en materia de
igualdad de género como en otras esferas. Porque no basta con establecer políticas: las actitudes negativas de
las personas pueden obstaculizar o socavar las políticas, acciones y medidas públicas en favor de la igualdad
de género, cuyo éxito y sostenibilidad requiere la implicación y el pleno apoyo de los miembros de la
comunidad. Por consiguiente, a fin de entender los procesos de cambio social y los criterios conexos, en esta
dimensión se procura comprender las correlaciones o divergencias que existen a nivel nacional entre la
promoción y valorización de la igualdad de género mediante políticas y acciones focalizadas encaminadas a
lograr los resultados previstos para las mujeres y los hombres en las cuatro esferas seleccionadas, por una
parte, y las percepciones de la igualdad de género, por la otra.
Durante los últimos cincuenta años se han realizado considerables mejoras e inversiones para reducir las
disparidades tanto entre las mujeres y los hombres como entre los niños y las niñas en áreas sociales clave,
como la salud y la educación. Esta labor se centró fundamentalmente en el empoderamiento de las mujeres y
las niñas habida cuenta de la situación existente y considerando los efectos externos resultantes de la
eliminación de las desigualdades y discriminaciones por motivos de sexo. Las desigualdades y disparidades
de género en las áreas educativas, políticas, económicas y sociales afectan negativamente tanto a las
personas como a sus comunidades.
De hecho, como se afirma en el Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD, la desigualdad de género es
un factor que obstaculiza el desarrollo humano; por ejemplo, los países con altos niveles de desigualdad
entre mujeres y hombres también se caracterizan por tener bajos índices de desarrollo humano. Y viceversa:
cuanto más alto es el nivel de igualdad de género mayor es el PIB per cápita. Las cuatro áreas abarcadas en
este indicador (participación política, educación y participación en la fuerza de trabajo, así como la
existencia de marcos legislativos focalizados en cuestiones relacionadas con la equidad de género)
corresponden a algunas de las esferas clave en las que el logro de la igualdad de género con respecto a los
resultados y a las oportunidades ha tenido repercusiones positivas en una variedad de procesos de desarrollo
y que revisten importancia decisiva tanto para el respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos
culturales, como para la construcción de sociedades abiertas e integradoras.

La participación de la mujer en la vida política, ya sea mediante el voto, la intervención en los procesos
de adopción de decisiones o el desempeño de cargos públicos, ha tenido resultados significativos en la buena
gobernanza que afectan a toda la comunidad. Por ejemplo, los estudios de casos y las investigaciones indican
que la mayor participación de la mujer en los procesos de adopción de decisiones se ha reflejado en un
incremento del gasto público en actividades relacionadas con el medio ambiente (p. ej., agua salubre) y con
la salud (salud de los adolescentes, nutrición) y en una mejora de la gobernanza. Por esta razón, en diversos
instrumentos jurídicos y recomendaciones internacionales (p. ej., la CEDAW, la Plataforma de Acción de
Beijing, la resolución A/66/455 de la Asamblea General de las Naciones Unidas) se fomenta activamente la
adopción de medidas normativas de transición para promover una mayor participación de la mujer en la vida
política.

La educación es un instrumento para empoderar a las personas dotándolas de conocimientos teóricos y


prácticos, que ayudan a las mujeres y los hombres a realizar elecciones informadas sobre su vida profesional
y privada. De hecho, se ha comprobado que el tiempo que las niñas dedican a la educación guarda relación
directa con sus perspectivas de salud (p. ej., menor incidencia de los matrimonios precoces y de la
mortalidad materna) y con la educación y las perspectivas de salud de sus hijos. También existe una relación
muy estrecha entre el tiempo dedicado a la educación y el empoderamiento social y económico de las
mujeres y de sus comunidades: “La educación de las niñas tiene una tasa de rentabilidad mayor que la de
cualquier otra inversión en el mundo en desarrollo.”

La participación en la fuerza de trabajo es fundamental para el empoderamiento social y económico de


las personas y de sus comunidades ya que les ofrece más opciones y recursos, así como una mayor
autonomía para realizar la vida que desean. Ahora bien, pese al incremento de la participación de las mujeres
durante las tres últimas décadas, las disparidades de género siguen siendo considerables. Si bien se estima
que las mujeres representan más del 40% de la población activa, siguen tropezando con barreras invisibles
en cuanto a los ingresos y salarios y al acceso a puestos directivos, y es muy probable que estén
excesivamente representadas en los sectores económicos de baja productividad y/o en la economía informal.

La legislación y otras medidas legales en materia de equidad de género indican si el Estado ha


reconocido la existencia de desigualdades que requieren la adopción de medidas diferenciadas en función del
sexo para garantizar la igualdad y el respeto de los derechos humanos. Normalmente, dichas medidas se
incluyen en el concepto de “equidad de género”. En este sentido, las violaciones, el acoso sexual y la
violencia en el hogar son problemas que, estadísticamente, es más probable que afecten en mayor medida a
las mujeres y que, por lo tanto, requieren medidas legislativas (y programas) especiales para proteger sus
derechos humanos, su dignidad y su integridad física.
El establecimiento de sistemas de cupos también es una medida legislativa temporal destinada a allanar y
equilibrar el terreno de juego en la esfera política y combatir los estereotipos negativos y otros tabúes
sociales que impiden la plena participación de las mujeres en la vida política de su país. El derecho a
participar en la vida política del país está protegido por la Declaración Universal de Derechos Humanos
(artículo 21); en la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer
(CEDAW) y en la Plataforma de Acción de Beijing (sección G, párr. 191) se recomienda el establecimiento
de sistemas de cupos y otras medidas temporales similares en pro de la mujer.
CONCLUSIÓN
El objetivo de la equidad o igualdad de género: Ofrecer a todas las personas, independientemente de su
género, las mismas condiciones, oportunidades y tratamiento, pero teniendo en cuenta las
características particulares de cada uno para garantizar el acceso de las personas a sus derechos. No se trata,
por lo tanto, de eliminar las diferencias, sino en valorarlas y darles un trato equivalente para superar
las condiciones que mantienen las desigualdades sociales. Por último, la equidad de género, es dar a
cada quien lo que le corresponde, dejando a un lado las discriminaciones hacia hombres o mujeres, siendo la
base de la justicia social, lo cual permite el desarrollo de una sociedad justa, equilibrada, donde predomina
los Derechos Humanos
En referencia a este tema se ha visto a lo largo de los años una discriminación hacia las mujeres, la cual no
podía opinar, y su rol dentro de la vida de la sociedad era diferenciada con respecto al hombre, ya que este
era visto con capacidades para trabajar, y por su parte, la mujer se dedicaba únicamente a la casa y a la
familia.
Sim embargo, con el transcurrir de los años las mujeres han demostrado que poseen capacidades y
habilidades para el ámbito económico, político, y social, debido a grandes decisiones en los mencionados
contextos por parte de mujeres.
De igual forma, es de aclarar que las mujeres siguen en lucha constante, debido a la existencia de grupos
donde se evidencia una falta de EQUIDAD DE GÉNEROS.
REFERENCIAS

1. D. Cliche et al., “Women and cultural policies”, en Conferencia Intergubernamental


sobre Políticas Culturales para el Desarrollo, Estocolmo (UNESCO, 1997). 2. “Cualquier
cambio serio hacia el desarrollo sostenible requiere la equidad de género. La inteligencia y
la capacidad colectivas de la mitad de la humanidad es un recurso que debemos nutrir y
desarrollar, por el bien de todas las generaciones futuras.” Gente resiliente en un planeta
resiliente, Informe del Grupo de alto nivel del Secretario General de las Naciones Unidas
sobre la sostenibilidad mundial, (2012), pág. 6. http://
www.un.org/gsp/sites/default/files/attachments/Overview%20-%20Spanish.pdf 3. “La
igualdad entre mujeres y hombres es una cuestión de derechos y constituye una condición
para el logro de la justicia social, además de ser un requisito previo necesario y
fundamental para la igualdad, el desarrollo y la paz.” Convención sobre la eliminación de
todas las formas de discriminación contra la mujer, 1979.
4. UNFPA, Estado de la población mundial. Ámbitos de convergencia: cultura, género y
derechos humanos. (2008), pág. 9.
5. UNFPA, Estado de la población mundial. Ámbitos de convergencia: cultura, género y
derechos humanos. (2008), pág 30.
6. Más información en el sitio: http://www.un.org/millenniumgoals/gender.shtml (en inglés).
7. D. Cliché et al, “Women and cultural policies”, pág. 4.
8. Oficina del Asesor Especial en Cuestiones de Género y Adelanto de la Mujer (OSAGI)
http://www.un.org/womenwatch/osagi/conceptsandefinitions.htm (en inglés).
9. Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA):
http://www.ifad.org/gender/glossary.htm (en inglés).
10. Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer (1993), art. 1
(resolución A/RES/48/104 de la Asamblea General de las Naciones Unidas).
11. “Participación de las mujeres y los hombres en pie de igualdad en los procesos de
toma de decisiones, con particular hincapié en la participación y el liderazgo políticos”,
Documento de antecedentes (Naciones Unidas, DAES, 2005), pág. 6.
http://iknowpolitics.org/sites/default/files/women20and20men_decision_making_daw.pdf
(en inglés).
12. Ver http://hdr.undp.org/es/estadisticas/idg.
13. Foro Económico Mundial, Global Gender Gap Report 2011, citado en Michelle
Bachelet, “Beyond Equal Rights”, Americas Quarterly, julio de 2012.
14. Para evaluar los niveles de igualdad de género en una sociedad también es importante
considerar otras esferas, en particular la salud. Sin embargo, a los efectos de los IUCD, y
teniendo en cuenta la limitación de los datos disponibles, se ha optado por centrar esta
dimensión en las cuatro esferas que se indican a continuación.
15. Informe sobre el desarrollo mundial 2012, (Banco Mundial), págs. 68 y 69 (versión en
inglés).
16. “La consecución del objetivo de igualdad de participación de la mujer y el hombre en la
adopción de decisiones proporcionará un equilibrio que reflejará de una manera más
exacta la composición de la sociedad y se necesita para reforzar la democracia y
promover su correcto funcionamiento”. Plataforma de Acción de Beijing, sección G, párr.
181.
17. Adelanto de la mujer, Informe de la Tercera Comisión (documento A/66/455 de la
Asamblea General de las Naciones Unidas), http://www.un.org/ ga/search/view_doc.asp?
symbol=A/66/455&referer=http://www.un.org/News/fr-press/docs//2011/
AG11198.doc.htm&Lang=E.
18. Por esta razón, en los Objetivos de Desarrollo del Milenio se ha establecido una serie
de metas que tienen en cuenta la vinculación entre la salud materna, la mortalidad de los
menores de un año y la educación.
19. Laurence Summers, ex Economista Jefe del Banco Mundial en 1992. Citado en
http://web.worldbank.org/WBSITE/EXTERNAL/TOPICS/
EXTEDUCATION/0,,contentMDK:21054645~menuPK:617572~pagePK:148956~piPK:216
618~theSitePK:282386,00.html (en inglés).
20. Igualdad de género y desarrollo (Informe sobre el desarrollo mundial 2012), pág. 10
(Panorama general en español)
>> Participación política: ■ Base de datos Women in National Parliaments, Unión
Interparlamentaria: http://www.ipu.org/wmn-e/classif.htm
>> Educación: ■ Base de datos Barro and Lee: http://www.barrolee.com ■ Fuentes
nacionales facilitadas por el Ministerio de Educación. ■ Instituto de Estadística de la
UNESCO (disponible próximamente)
>> Participación en la fuerza de trabajo: ■ Anexo estadístico 4, ”Índice de desigualdad de
género e indicadores relacionados” en el Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD:
http://hdr.undp.org/en/reports
>> Legislación en materia de equidad de género: ■ Gender, Institutions, and Development
database (GID-DB); http://stats.oecd.org/Index.aspx?datasetcode=GIDDB2012

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