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TEMA 3. COSTES SOCIALES DE LA DELINCUENCIA.

Los costes sociales o repercusión sobre la sociedad de los comportamientos delictivos son, para muchos
autores como Becker y sus seguidores, la base de diseño de la Política Criminal. El objetivo de todo el
sistema es hacer mínimo el coste social derivado de delinquir.

Tipos de costes sociales de la delincuencia:

 COSTES DIRECTOS  son los costes sobre las víctimas que, a su vez, pueden ser de distinta índole:
daños sobre bienes y propiedades, daños no tan visibles como la sensación de pérdida de seguridad
o pérdida bienestar de sensación de seguridad ciudadana.

 COSTES INDIRECTOS  son los costes sobre el resto de la sociedad, debido a la comisión de delitos
la sociedad tiene que dedicar recursos económicos, personales y materiales que han de destinarse
y desviarse a combatir la delincuencia. En función de su alcance y de quien lo soporte:

o Públicos: soportados colectivamente a través de presupuestos públicos. Son los que influyen en

la probabilidad de arresto y condena y en la magnitud de la pena.

Cuantos más recursos se destinen al sistema policial y judicial, más alto será para el delincuente
el coste de delinquir y más contribuiremos a reducir la delincuencia.

Incrementar el coste esperado de la pena supone el incremento del coste social público.

o Privados: son los costes derivados de la protección privada (ej.: cámaras, servicios de seguridad

privada, etc.). El efecto es restringido, sale del presupuesto familiar o individual de cada uno, p
ero también se tienen que computar. Igual que en los beneficios, habrá costes sociales difíciles
de monetizar.

Algunos autores incluyen más costes: como los relacionados con la demora en la resolución de los
procesos, con errores judiciales, pérdida de credibilidad en justicia criminal, etc.

Un problema importante que se presenta a la hora de elaborar una función de costes sociales (identificar,
cuantificar, ver de qué dependen…) es la incapacidad de incorporar todos los costes, especialmente los del
tipo no monetarios.

Los autores del análisis económico del derecho, más economistas, dicen que como no podemos identificar
todos los costes solo computamos los cuantificables, los que se puede pedir con dinero. Supone una visión
reduccionista y una infraestimación muy grande de los costes sociales.
¿CUÁL ES EL ÓPTIMO SOCIAL?

El conocer los costes sociales, nos lleva a determinar cuál es el óptimo social.

La determinación del óptimo social lo ligamos a lo que llamamos la tasa de criminalidad óptima o
inevitabilidad del delito, refiriéndonos con esto a que la sociedad debe dedicar una serie de recursos para
combatir la criminalidad y los recursos son limitados, por ello lo que hace la sociedad es repartirlos entre
distintos objetivos.

Esa escasez de recursos lleva a que en términos económicos el nivel eficiente, deseable u óptimo de delitos
desde el punto de vista social es distinto de 0. Tendrá un nivel de delincuencia positivo ya que la sociedad
tiene que repartir de manera eficiente los recursos escasos entre distintos fines.

El volumen de recursos necesario para conseguir 0 delincuencia sería tan elevado, que los miembros de la
sociedad no estarían dispuestos a pagarlo ya que tendrían que renunciar a todos los demás usos
alternativos de esos fondos. Lo que la sociedad debe hacer es utilizar los recursos de forma eficiente y
repartirlos entre todos los objetivos.

La cuestión es definir el nivel de recursos que deseo emplear en la criminalidad. El resultado es que la
sociedad convivirá con un nivel de delincuencia que dependerá del volumen de recursos que decida
emplear para conseguir la tasa de criminalidad óptima.

Ese volumen óptimo de tasa de criminalidad dependerá del lugar que ocupe la seguridad en la escala de
preferencias sociales y esto a su vez dependerá de muchas variables como el nivel de renta del país, qué
puesto ocupa la seguridad en ese país, etc.

Quizás en algunos países de renta más baja (más pobres), ese suministro de seguridad sea parecido a lo
que en economía se denomina un bien de lujo, algo que no se puede atender de forma inminente porque
hay otras cosas que requieren atención inminente. Cada sociedad decide el nivel de recursos que destina,
eligiendo el nivel de criminalidad que va a vivir.

¿Cuál es la cantidad óptima de recursos destinados hacia la criminalidad?


 Costes directos sobre las víctimas: DECRECIENTE. Cuantos más recursos destinemos al sistema, menos
costes sobre las víctimas, menos víctimas y menos delitos.

 Costes sociales indirectos: CRECIENTE. Cuantos más recursos destinemos al sistema, más costes
sociales indirectos tendremos (más le cuesta a la sociedad financiarlo). Costes sobre la sociedad para
protegerse (policías, jueces, instituciones penitenciarias…).

 La curva de costes sociales totales es la suma de estas dos (CTS): Muy elevada por el lado izquierdo
porque es muy elevado los efectos de las víctimas si dedicamos pocos recursos sobre las víctimas y
elevado a la derecha por los costes indirectos, es decir, por los grandes gastos hacia el sistema. El
objetivo de la sociedad se plantea en temas de minimizar esos costes sociales totales, entonces habrá
que destinar X (R*) recursos al sistema.

R*: El óptimo corresponde donde se encuentra el mínimo R.

¿Por qué ese mínimo de la curva que tiene forma de U no concuerda con el cruce de CSI y CSD? El
mínimo del total tiene que coincidir con el mínimo de CSI y CSD.

El mínimo de la curva coincide con el cruce de otras variables, no con el cruce de costes indirectos y
directos.

Cuando minimizamos los costes de algo (costes de la delincuencia) hacemos un análisis marginal. Mientras
los costes marginales de aplicar la ley cada vez van a ser mayores, va a acostar más destinar recursos de
otros fines para luchar contra la delincuencia, los beneficios marginales generados por reducciones
adicionales de delincuencia van a ser más pequeños. A partir de determinado número de delitos lo que
supone reducir una unidad de delincuencia va a superar el beneficio de hacerlo.

Será óptimo para la sociedad permitir cierto número de delitos, no porque el delito tenga ninguna función
social, sino porque los costes adicionales de combatir la delincuencia superarán los beneficios adicionales
de no tener delincuencia. La fundamentación económica que hay detrás de este razonamiento, se basa en
el análisis marginal que representan las curvas, es decir, mientras que los costes marginales derivados de
la aplicación de la ley aumentan (cuanta más aplicación de la ley, más costoso), los beneficios marginales
generados por reducciones adicionales de delincuencia son cada vez menores: el coste marginal es
creciente y el beneficio marginal es decreciente. De esta manera, a partir de determinado número de
delitos, los costes marginales de aplicar la ley son mayores que los beneficios marginales de aplicar la
ley.

El número de recursos que destinamos se intenta realizar de forma eficiente. En el momento que el coste
marginal supere el beneficio marginal comenzamos a destinar en otro lado.

Si los beneficios que obtiene un delincuente cuando delinque (beneficio positivo), si ese beneficio neto que
es algo positivo ha de computarse dentro de los costes sociales o no. Si se cuentan sus beneficios esos
costes sociales serían más bajos.

Beneficio neto = beneficio – costes.


EL VALOR SOCIAL DE LOS BENEFICIOS PARA EL DELINCUENTE.

Como los costes sociales son los daños derivados del delito, ¿los beneficios que obtiene el delincuente de
su actividad delictiva deben considerarse parte de los beneficios de la sociedad, puesto que el
delincuente es parte de la sociedad? ¿Se pueden restar de los costes de la sociedad?

La mayoría de los autores no abogan por darle un valor 0.

Posturas de los autores:

 BECKER: desde un punto de vista totalmente aséptico, utilitarista (por intentar maximizar el beneficio
social) y economista, evitando todas las cuestiones éticas o morales, se enmarca en una postura
extrema.

Si las ganancias del delincuente superaran los costes generados a la víctima, la conclusión de esta
postura sería que la comisión de ese delito habría aumentado los beneficios sociales.

 POSNER: padre del análisis económico del delito como Becker. Presta más atención a la eficiencia,
maximización de la renta y riqueza. Parte de su objetivo es: cuantos menos recursos desaprovechemos
mejor, en su opinión un sistema criminal eficiente reservaría las penas privativas de libertad para
aquellos que no pudiera pagar multas y por tanto convierte el problema de ganancias para el
delincuente en una cuestión que depende del nivel de renta del delincuente. Esa multa debe ser al
menos el beneficio del delincuente. Se valora los beneficios para aquellos que se pueda computar el
beneficio, aquellos que tengan multa. Las ganancias de los delincuentes con más renta- son los que
pueden pagar la multa-, se computaría.

 Un tercer enfoque introduce la necesidad de incorporar elementos normativos como la decisión


política o los juicios éticos. Algunos autores como KLEVORICK reconocen que en toda sociedad hay una
estructura de transacciones que tienen un valor social, de modo que todas las transacciones que se
realicen fuera de esa cultura carecerían de valor social. De este modo, lo que haría falta sería una
estructura política que definiera el valor social.

 MISHAN: entiende que hay que acudir a los casos concretos para determinar discrecionalmente a qué
ganancias derivadas del delito se les atribuye un valor social y a cuáles no.

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