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ESTEREOTIPO DE GÉNERO

Los estereotipos de género son el conjunto de ideas utilizadas para explicar el comportamiento tanto de los
hombres como las mujeres, cómo deben comportarse y los papeles que deben desempeñar en el trabajo, la
familia y el espacio público, además de cómo deben relacionarse entre sí.1 El estereotipo es una idea
generalizada basada en suposiciones de cómo es o debe ser una persona a partir de características como su
sexo biológico, su orientación sexual o su identidad o expresión de género.2
Cada cultura elabora sus propios estereotipos de género que dependen de los roles en los marcos sociales en
los que se construyen; sin embargo, numerosos estudios han encontrado elementos en común universales. 1
Los estereotipos de género se incorporan a través del aprendizaje en la socialización y no existe justificación
racional; sin embargo, influyen en actitudes y conductas; por ello son utilizados con frecuencia en
la mercadotecnia, la publicidad, el cine y los medios de comunicación. Las concepciones de género al ser
estereotipadas cumplen la función, entre otras, de completar la información cuando ésta es ambigua con
respecto a determinado grupo social. Se pueden clasificar en positivos, negativos y neutros.
Cualquier estereotipo, sin importar sus características, es irracional y podría suponer consecuencias negativas
para los afectados. Los estereotipos de género definen el rol de una persona en función de su sexo y, con ello,
están estableciendo las metas y expectativas sociales tanto del hombre como de la mujer. De este modo se
marcan una evolución y desarrollo diferentes desde la infancia que podrían dar lugar a situaciones
de desigualdad y de discriminación.

Estereotipos
Estereotipar ayuda a simplificar el entendimiento y organizar y categorizar la información; sin embargo,
resulta problemático cuando opera para marcar, para ignorar habilidades y circunstancias de las personas que
puedan traducirse en la restricción o negación de los derechos fundamentales, por un lado, y en la
jerarquización entre grupos sociales, por el otro.3 Asimismo los estereotipos basados en las relaciones de
género contribuyen en la construcción simbólica de roles y atributos de las personas a partir del sexo
asignado al nacer estableciendo así una jerarquía entre ellos
Estereotipo masculino
Se construye con la imagen referente al dominio, agresión y realización. Imagen del que por obligación debe
salir a trabajar y ganar dinero para mantener a su mujer e hijos, dentro del ámbito laboral están encasillados
en la realización de los trabajos más costosos y peligrosos, minería, construcción, pesca, etc. Tienen
asignado el lugar en la batalla, son los hombres los que son llamados a filas en tiempos de guerra, mientras
las mujeres quedan en casa cuidando de los hijos.
Los términos frecuentemente utilizados para la descripción de masculinidad son: independientes, muestran
una fortaleza emocional, son rudos, aguantan el dolor, competitivo, experimentado, fuerte, activo, seguro de
sí mismo, tienen un carácter duro.5
Estereotipo femenino
Los términos que suelen usarse para describir la feminidad son: dependiente, emocional, pasiva, sensible,
tranquila, débil, insinuante, suave, tierna, sexualmente sumisa y complaciente.5
Relaciona a las mujeres con el cuidado, la dependencia y la afiliación. Sobre la base del estereotipo de que
las mujeres son más protectoras, las responsabilidades del cuidado de los hijos suelen recaer sobre ellas de
manera casi exclusiva.6
En el ámbito del trabajo, Incide en su acceso, trayectoria y liderazgo.7 Asimismo, los estereotipos femeninos
establecen la falsa creencia de que las mujeres hacen mejor trabajos minuciosos y rutinarios con las manos,
que una mujer no tiene la misma autoridad para dirigir a un equipo de trabajo, que los hombres están más
capacitados para llevar la dirección porque son más racionales, que tienen menor absentismo laboral, que las
mujeres temen ocupar espacios de poder, que la maternidad impide a las mujeres centrarse en su trabajo, etc.

Igualdad de derechos entre hombres y mujeres


Según el artículo 2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, todas las personas tienen los
mismos derechos y libertades, sin hacer distinción por raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o
de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición
Además, el artículo 3 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales señala
que los firmantes se comprometen a garantizar que hombres y mujeres gocen por igual de los derechos
económicos, sociales y culturales relatados en el documento.

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