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CAPACITACIÓN

LEY MICAELA

Módulo 1:
Introducción a la perspectiva de género y diversidad.
Conceptos básicos.

Gobierno de Río Negro.


Ministerio de Gobierno y Comunidad.
Secretaría de Coordinación en Políticas Públicas con Perspectiva de Género.
Instituto Provincial de la Administración Pública. RN
ÍNDICE

Módulo 1. Resumen de contenidos 3

¿Por qué es necesario tener un enfoque crítico de género? 4

¿Para qué transformar nuestra forma de pensar al género? 5

¿Qué es el género? 6

¿Cómo se relaciona el género con la identidad? 7

¿Qué son los estereotipos de género? 8

División sexual del trabajo ¿qué es y qué implica? 9

¿Por qué genera desigualdad la división sexual del trabajo? 10

¿Qué pasa con el trabajo en el ámbito reproductivo o doméstico? 11


Módulo 1
Contenidos: Aprender el género: la socialización genérica.
Los roles y los estereotipos de género.
División sexual del trabajo.

Metodología: Autogestionado. Evaluación de opción múltiple autocorregida.

Contenido Sugerido:
LA EXPERIENCIA DE MÉXICO
https://www.youtube.com/watch?v=dmwrneT_ jP4&feature=youtu.be

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¿ POR QUÉ ES NECESARIO TENER UN
ENFOQUE CRÍTICO DE GÉNERO ?
Porque el enfoque de género es la mirada que permite problematizar cómo una
persona llega a ser varón o mujer. Permite preguntarse por qué existen man-
datos acerca de cómo se debe ser varón o mujer, y cómo esos mandatos gene-
ran relaciones desiguales y violentas que vulneran la libertad, la autonomía y la
igualdad de las personas.

Se trata de un enfoque crítico porque no sólo busca describir estas relaciones de


género, sino también aportar herramientas para reflexionar y problematizar por
qué son injustas, para comenzar a modificar nuestras prácticas en un sentido
igualitario, así como para denunciar las formas de violencia y discriminación que
se desprenden de esas relaciones desiguales.
Por eso, a lo largo de este módulo vamos a trabajar para entender qué es el gé-
nero y cómo llega a generar estas desigualdades que queremos modificar.

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PARA QUÉ TRANSFORMAR NUESTRA
FORMA DE PENSAR AL GÉNERO

Para terminar con las desigualdades sociales que limitan las oportunidades de
las personas. Incorporar la perspectiva de género a través de un enfoque de de-
rechos a nuestra cotidianeidad y práctica laboral ayuda a garantizar la equidad
e igualdad y el acceso a derechos de todas las personas.
Sabemos que somos expresiones del momento histórico en que vivimos.
Quizás nuestras creencias y prácticas en torno al género no coincidan con
nuestras ideas: estas últimas pueden orientarse hacia la igualdad y la diversi-
dad y las creencias que movilizan nuestras prácticas pueden no hacerlo. En ese
sentido, este espacio pedagógico y de reflexión apunta a repensar nuestras
prácticas y nuestras relaciones en el ámbito del trabajo. En tanto agentes
del Estado, no debemos perder de vista que tenemos obligaciones, y sobre
todo la responsabilidad de garantizar derechos.

Las perspectivas de género y diversidad se insertan en un enfoque de derechos huma-


nos que pone en el centro de la escena a las personas (especialmente a las discrimi-
nadas históricamente) bajo el principio de igualdad y no discriminación. Asimismo, las
identifica como las titulares indiscutibles de los derechos y considera al Estado como
el principal obligado para su cumplimiento y garantía.

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? QUÉ ES EL GÉNERO
El género es un concepto social y culturalmente construido, que describe el conjunto de ideas, creencias y
atribuciones sociales que definen lo que significa ser varón o ser mujer en una cultura y en un momento his-
tórico determinado. Estas ideas luego se convierten en parámetros para definir las formas de ser y de sentir,
las oportunidades y las responsabilidades de las personas. Con el género podemos entender qué es masculi-
no y qué es femenino para una sociedad y en un momento histórico determinado.

El género es una condición social y cultural construida históricamente, es decir no viene dado por la natu-
raleza. Es el conjunto de actitudes, roles, valores y comportamientos, que determinan cómo deben ser un va-
rón y una mujer, impuestos a cada sexo mediante el proceso de socialización, que comienza al nacer. A par-
tir de allí vamos aprendiendo las formas “adecuadas” y posibles –así como las formas “inadecuadas”- por ser

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varón o mujer de sentir, de comportarse, de vestir, de actuar en el trabajo, en la pareja o con las amistades.
? POR QUÉ EL GÉNERO PUEDE PROVOCAR OPRESIÓN
La socialización de género es opresiva porque aunque no nos demos cuenta, nos va condicionando poco a
poco para que deseemos unas cosas y rechacemos otras, naturalizando ideas construidas artificialmente de
cómo se debe ser mujer o varón. De esta manera tendemos a expresarnos, vestirnos y desenvolvernos según
un parámetro que establece qué cosas son “de varón” y cuáles “de mujer”. De ese modo, se vulneran nues-
tros derechos a desarrollarnos libremente y de forma autónoma.

Esa socialización no nos hace simplemente diferentes; también nos hace desiguales: mientras la mas-
culinidad incita a los varones a competir por lugares de prestigio y de poder y les otorga la violencia
como herramienta para acceder a ellos y sostenerlos, la feminidad exige de las mujeres sensibilidad y
atención por las necesidades ajenas y no cuestionar los privilegios de los varones.

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COMÓ SE RELACIONA
EL GÉNERO CON LA IDENTIDAD
Tal como vimos antes en relación a la definición de género, la identidad singular de una
persona también podría cambiar a lo largo del tiempo. De hecho, desde el año 2012
contamos con una Ley Nacional de Identidad de Género (nº 26.743) que permite acceder al
cambio registral en la partida de nacimiento y el DNI, e incluso modificar nuestros cuerpos,
a través del acceso público a tratamientos hormonales y quirúrgicos en el proceso de tran-
sicionar a un género distinto al asignado al momento del nacimiento.
En tal caso, lo más importante es el trato digno y el respeto por la identificación de cada
persona con el género autopercibido. Aunque para tratar a una persona trans en forma
digna y respetando su identidad no debería ser necesario que lo diga una ley, Argentina
tiene este marco legal para garantizar estas condiciones.

Este reconocimiento incluye por supuesto considerar los artículos y


los pronombres como LA, UNA, ELLA, ELLAS para las personas trans
femeninas y EL, UN, EL, ELLOS para las personas trans masculinas.
Una mujer trans que se llama Claudia, es ELLA. Será UNA paciente o
UNA empleada o UNA enfermera, y así LA deberíamos tratar.

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QUÉ SON LOS ESTEREOTIPOS
DE GÉNERO
Los estereotipos de género son ideas simplificadas, socialmente construidas, pero fuertemente
asumidas, sobre las características propias de los hombres y de las mujeres. Es importante en-
tender que estas pautas sociales (“las mujeres se quedan en casa y cuidan a los hijos y el hombre sale
a trabajar y trae plata”) no hablan de lo que está “bien” sino de costumbres que esconden desigual-
dades. Estas pautas influyen en las actitudes y en la conducta de las personas. Como vimos, además
de expresarse y asumir roles, las personas sienten, se perciben y se identifican con un determi-
nado género. Esta profunda identificación que cada persona tiene con un género u otro es lo que
se llama identidad de género y puede corresponderse o no con el género asignado al momento del
nacimiento.

Los estereotipos de género y la discriminación por identidad y expresión de género consecuentes siguen pro-
vocando tal grado de vulneración, exclusión y violencia que la población travesti-trans tiene un promedio de
vida de entre 35 y 40 años en nuestro país. Es decir, menos de la mitad que la esperanza de vida prome­dio
que tiene, en general, la población cis-género.

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DIVISION SEXUAL DEL TRABAJO

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QUÉ ES Y QUÉ SIGNIFICA

A lo largo de la historia, se fue configurando una división sexual del trabajo


que atraviesa las actividades que se realizan tanto en el ámbito público como
en el privado o familiar.

La división social y sexual del trabajo define tareas y responsabilidades como propias
de cada género, las valoriza de manera diferente y esto se traduce en una distribución
desigual de poder y autoridad entre mujeres y varones.

La división sexual del trabajo no sólo determina qué actividades deben ser cum-
plidas por varones o mujeres, sino que también les asigna un valor diferente
que crea desigualdades en el acceso a recursos y a derechos.

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POR QUÉ GENERA DESIGUALDAD LA
DIVISIÓN SEXUAL DEL TRABAJO
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Para las mujeres, educarse, trabajar fuera de casa, tener una carrera profesional y participar
en la vida política y sindical, son todas tareas que se han sumado a sus actividades repro-
ductivas y son poco acompañadas por la incorporación de los varones a las activida-
des de cuidado y de reproducción de la vida familiar, reproductivo o doméstico.

Por un lado, separa a las personas según su sexo (varones, por un lado, mujeres por otro) y les asig-
na ciertos roles, características y mandatos de género que deben cumplir. Por el otro, define que
uno de ellos, el masculino, es más importante lo que se traduce en beneficios y privilegios.

Cuando las mujeres, además de hacerse cargo de los trabajos reproductivos o de cuidado salen al
mercado de trabajo, se encuentran con situaciones que las ponen en desventaja respecto de los
varones.

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QUÉ PASA CON EL TRABAJO EN EL ÁMBITO
REPRODUCTIVO O DOMÉSTICO
A las tareas que se realizan en el ámbito reproductivo o doméstico no se las reconoce valor económi-
co mediante un salario. Este trabajo, realizado mayoritariamente por las mujeres, es condición indis-
pensable para el desarrollo de las fuerzas productivas, ya que aseguran que ese varón que sale a tra-
bajar tenga todo lo necesario para descansar y sus necesidades básicas garantizadas. Es un trabajo
no remunerado. En el ámbito productivo se desarrolla el trabajo que tiene valor económico (sala-
rio) y reconocimiento social, que implica la interacción con otros y el contacto con las innovaciones
tecnológicas y el conocimiento, que facilita la independencia económica y que promueve el ascenso y
el desarrollo personal.

La división sexual del trabajo, donde se asignan tareas para varones y tareas para mujeres, que no son
naturales sino construidas socialmente, implican desigualdades e inequidades. Aceptarlas, además,
impide el desarrollo libre de deseos, intereses y habilidades tanto para varones como para mujeres.

Contenido sugerido
https://www.youtube.com/watch?v=vXWtw-FRAOk&ab_channel=Econom%C3%ADaFeminista

La orientación sexual y la identidad de género de las personas también son motivos de discriminacio-
nes y exclusiones muy importantes en el trabajo. Las personas del colectivo LGTBIQ+ suelen tener mu-
chas dificultades para acceder al trabajo ya que éstos ámbitos de trabajo están organizados según
patrones culturales cisheteronormativos.

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Bibliografía

https. //www.argentina.gob.ar/justicia/lecturafacil/ley-micaela-en-lectura-facil

https://www.youtube.com/watch?v=dmwrneT_ jP4&feature=youtu.be

Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. (2016). De la ley a la práctica. Conceptos desde un paradigma
igualitario. CABA: Coordinación Nacional de Diversidad Sexual. https://www.desarrollosocial.gob.ar/wp-con-
tent/uploads/2015/08/5.-De-la-Ley-a-la-pr%C3%A1ctica-cuadernillo.pdf

Economía Feminista. (2018). “Eso que llaman amor es trabajo no pago”. https://www.youtube.com/watch?v=-
vXWtw-FRAOk

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