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IDEAS PARA UNA POLÍTICA EXTERIOR

ACORDE A UN PROYECTO DEMOCRÁTICO Y SOCIAL DEL SIGLO XXI

Índice de contenidos:

I. Introducción

II. El Mundo del Siglo XXI

1. Los DDHH y la Justicia Internacional


2. La Globalidad y la Digitalidad
3. El Desarrollo
4. Identidades Complejas

III. La Política Exterior como herramienta de Estado

1. La Política Exterior como política pública


2. El Interés Nacional

IV. La Política Exterior Venezolana

1. Política Exterior como expresión de un proyecto democrático


2. Relaciones bilaterales
2.1. Colombia
2.2. Brasil
2.3. Caribe
2.4. Estados Unidos
2.5. Unión Europea
2.6. China
3. Integración
4. Paz y Seguridad
5. Petróleo
6. El aparato para la política exterior
7. Diplomacia Ciudadana

V. Consideraciones Finales.

1
I Introducción
I.1. Toda política pública se desarrolla e implementa en un contexto concreto. En el caso de la
política exterior, su contexto es el resultado de las relaciones entre actores estatales y no
estatales, dentro de esquemas complejos de interacción, acuerdos comerciales y políticos,
transformación pacífica de conflictos y controversias, mecanismos de integración, e
influenciados por la situación política doméstica de cada país. La pregunta sobre cómo
Venezuela puede proyectar internacionalmente sus intereses como Estado y el de sus habitantes
como sociedad, servirá de hilo conductor a este documento.
I.2. Venezuela llegó a contar con prestigio entre las naciones del continente y del mundo debido
al ejercicio de una política exterior coherente con la promoción de la democracia y de los
derechos de todos los pueblos, además de tener un rol activo en el fomento de procesos de
entendimiento y acuerdos de paz1. La crisis política que atraviesa Venezuela desde finales de la
década de los años 80 del siglo XX y, especialmente, desde inicios del siglo XXI, ha trastocado
el sistema sociopolítico del país, lo que ha tenido su expresión también en la política exterior
venezolana.
I.3. La reinstitucionalización de la política exterior democrática en Venezuela dependerá del
retorno a un ambiente de institucionalidad, pluralidad y libertades inexistente en el país en este
momento. Sin embargo, no se puede esperar hasta que las condiciones ideales hayan sido
alcanzadas, para asumir la reflexión rigurosa y sostenida sobre los inmensos desafíos que
enfrentará el país ante una realidad internacional en constante transformación y que exige cada
vez más, creatividad por parte de los Estados democráticos para, simultáneamente, defender y
promover sus intereses, manteniendo la estabilidad, la paz y la seguridad internacionales.
I.4. El mundo que espera a una Venezuela reinstitucionalizada y dispuesta a proyectar, a través
de su política exterior, los intereses y valores de la República, es un mundo con unas
características muy diferentes a aquellas que lo caracterizaban cuando el país todavía buscaba
tener una participación constructiva y conducente a lograr un sistema internacional marcado por
la cooperación y el respeto a las normas internacionales. A la caracterización de este mundo
dedicaremos, por ello, la primera parte de este documento, de modo de poder sumar a las
reflexiones necesarias, los datos más relevantes del escenario en el cual deberá desplegarse la
política exterior de Venezuela en lo que queda del siglo XXI.
Sirvan estas proposiciones que se presentan a continuación, como insumos para el fomento de
los debates necesarios de cara a la necesidad de construir una política exterior de Estado y, por lo
tanto, con vocación incluyente de la mayor pluralidad posible de actores y voces de la vida
pública nacional.

1
Venezuela fue parte durante la década de los 80 del siglo XX del Grupo Contadora, instancia multilateral que buscaba la paz en el marco de los
conflictos armados en países centroamericanos, El Salvador, Nicaragua y Guatemala.
Además, fue bajo la presidencia en el Consejo de Seguridad de la ONU del diplomático venezolano, Diego Arria, que se implementó la conocida
como ‘Fórmula Arria’, un mecanismo de consultas al margen del funcionamiento oficial del Consejo de Seguridad, el cual puede llegar a ser muy
rígido y que en no pocas oportunidades requiere de mayor agilidad y flexibilidad, para lo cual el mecanismo es muy adecuado.

2
II El mundo del siglo XXI
Las transformaciones que se han dado en el mundo entre el siglo XX y las dos décadas
transcurridas del siglo XXI son, muy probablemente, las transformaciones más profundas y
radicales que ha experimentado la humanidad en toda su historia.
1. Los derechos humanos y la justicia internacional ocupan un espacio sin precedentes.
1.1. Luego de la Segunda Guerra Mundial 2, varios hitos sirvieron como linderos para la
actuación de los Estados, entre ellos y frente a sus ciudadanos. La Carta de la Organización de
las Naciones Unidas3 y el Tribunal Militar Internacional de Núremberg de 1945 4, el Tribunal
Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente de 19465, la Declaración Universal de los
Derechos Humanos de 19486, los Convenios de Ginebra y sus Protocolos Adicionales de 1949 7,
los Pactos Internacionales de Derechos Civiles, Políticos, Económicos, Sociales y Culturales de
19668 y el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de 19989, son algunos de los
instrumentos normativos de carácter internacional que dan cuenta del giro que se dio en estos
asuntos, entre otras razones, como consecuencia del horror que causaron episodios como
Auschwitz, Ruanda y Srebrenica, pero también, las dictaduras militares que sistematizaron la
tortura y la desaparición forzada en América Latina.10
1.2. Ni la soberanía de los Estados, ni la investidura de sus mandatarios, pueden justificar hoy
violaciones de DD.HH. o crímenes de lesa humanidad en ningún lugar del mundo. Las relaciones
internacionales son un espacio privilegiado para avanzar en la consolidación de principios y
herramientas que permitan evitar hechos de esta naturaleza en el futuro. Venezuela, coherente
con sus valores históricos, debe incluir estos asuntos en el núcleo de su política exterior.
2. La globalidad y la digitalidad son el marco de las interacciones humanas.
2.1. La libre circulación de mercancías, capitales, información, y en algunos casos, de personas
ha configurado un mundo de oportunidades, desafíos y nuevas amenazas transfronterizas que
requieren medidas regionales y globales. El cambio climático, la esclavitud moderna, la trata de
personas, las pandemias, el terrorismo, el crimen internacional, así como el riesgo del aumento
2
1939 - 1945
3
La Carta de San Francisco fue firmada el 26 de junio de 1945 al terminar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización
Internacional, y entró en vigor el 24 de octubre del mismo año. El Estatuto de la Corte Internacional de Justicia es parte integrante de la Carta.
4
El Tribunal de Núremberg fue creado con la finalidad de juzgar a los principales criminales nazis. Fue creado por el Reino Unido de Gran
Bretaña e Irlanda del Norte, los Estados Unidos de América, Francia y la Unión Soviética.
5
El Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente fue el órgano jurisdiccional ante el que se desarrollaron los juicios organizados
contra los criminales de guerra japoneses una vez terminada la Segunda Guerra Mundial.
6
La Declaración Universal de los Derechos Humanos es un documento que marca un hito en la historia de los derechos humanos. Fue
proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948
7
Los Convenios de Ginebra y sus Protocolos adicionales son tratados internacionales que contienen las principales normas destinadas a limitar
la barbarie de la guerra. Protegen a las personas que no participan en las hostilidades y a los que ya no pueden seguir participando.
8
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, son dos tratados
internacionales adoptados por la Asamblea General de la ONU. Entraron en vigor en 1976. Venezuela ha suscrito ambos tratados.
9
El 17 de julio de 1998, en la Conferencia Diplomática de plenipotenciarios de las Naciones Unidas en Roma sobre el establecimiento de una
Corte Penal Internacional y permanente. Entró en vigor el 1 de julio de 2002. El Estatuto de Roma es el instrumento mediante el cual se
constituye la Corte Penal Internacional (CPI). Venezuela suscribe el Estatuto de Roma.
10
Autores indican que en el caso de las dictaduras militares latinoamericanas se estaría frente a lo que se ha llamado ‘terrorismo de Estado’.

3
de las brechas entre el norte y el sur global, tienen lugar en un mundo interdependiente, lo que
amplifica sus efectos y hace a todos los Estados responsables en la búsqueda de estrategias para
el abordaje de estos asuntos.
2.3. La política exterior de Venezuela debe ser el reflejo de una conciencia clara del rol que
Venezuela y la región a la que pertenece podrían tener en estas dinámicas de acuerdo a sus
características.
3. El desarrollo incorpora una mirada ética a su reflexión.
3.1. El siglo XX dejó claro que la relación entre desarrollo, derechos y democracia es estrecha 11.
En este marco se da el paso del enfoque de los Objetivos del Milenio del año 2000, concentrados
en el sur global, a la concepción de los Objetivos del Desarrollo Sostenible 12 2015 - 2030, que
reconoce responsabilidades también en los países del norte global, en cuanto a tareas pendientes
relacionadas, por ejemplo, con la sostenibilidad de los modelos de desarrollo de esos países.
3.2. Satisfacer los derechos de las sociedades presentes, teniendo en cuenta las posibilidades de
hacer lo propio de cara a las generaciones futuras, es el resultado de una reflexión ética 13 sobre el
desarrollo que debe verse reflejada en los acuerdos y tratados internacionales.
3.3. La política exterior de Venezuela debe dar a los contenidos de los ODS un sitio especial en
su diseño e implementación, por ejemplo, haciendo énfasis en temas como la igualdad de género,
las lucha frente al cambio climático y la eficiencia de los gobiernos en la garantía de los DD.HH.
4. Las identidades políticas, sociales y culturales son cada vez más complejas.
4.1. El colapso de la U.R.S.S.14 fue interpretado por algunos autores como el fin de la historia 15.
Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 rompieron en muchos sentidos esa
sensación, y trajeron consigo nuevos clivajes como posibles causas de conflictos internacionales,
lo cual algunos autores16 ya habían propuesto en la década de los 90 del siglo pasado.

11
Trabajos como los de los galardonados con el Premio Nobel, Amartya Sen y Joseph Stiglitz han demostrado que el desarrollo está, por
diversas razones, sostenido en las garantías a los derechos fundamentales, del mismo modo en que lo hace la democracia.
12
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), también conocidos como Objetivos Globales, fueron adoptados por las Naciones Unidas en
2015 como un llamamiento universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que para el 2030 todas las personas disfruten
de paz y prosperidad.
13
Una reflexión significa, en este contexto, aquella que trascienda a una lógica de maximización e inmediatez, y sea capaz de poner en la
agenda de las preocupaciones, a seres humanos que aunque aún no nacen y no tienen manera alguna de manifestarse ante las políticas que
hoy sean implementadas, importan, e importan porque entendemos que los recursos que tenemos a nuestra disposición, son también de ellos.
14
La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas fue una federación de repúblicas comunistas, que nació de la Revolución de 1917 en contra
contra de los Zares, y que ocupaba los territorios de la actual Rusia y de las repúblicas colindantes. Su duración fue desde 1922 hasta 1991,
cuando se desplomó el bloque soviético que había protagonizado la llamada Guerra Fría en contra de los EE.UU.
15
El politólogo estadounidense F. Fukuyama publicó un ensayo en 1989, bajo el título “¿El fin de la historia?” en la revista The National Interest.
En el artículo se planteaba la tesis de la victoria de las democracias liberales una vez desmantelada la URSS.
16
El politólogo y profesor de la Universidad de Harvard, Samuel Huntington, publicó en 1993 un artículo en la revista Foreign Affairs bajo el
nombre ‘Choque de Civilizaciones’, que luego se convertiría en un libro con el mismo título. Según él, los choques que se darán en el mundo
una vez caída la Unión Soviética, no se darán entre ideologías opuestas, sino entre ‘civilizaciones’, basadas éstas en religiones.

4
4.2 El poder blando17 norteamericano parece haber retrocedido durante estas primeras dos
décadas del siglo XXI, y algunos estudios 18 apuntan a que nuevos actores, en cambio, han sido
capaces de aumentar el suyo y, con ellos, sus capacidades de influenciar dinámicas en la política
internacional. Entre estos nuevos actores se encuentran algunos que no pertenecen al mundo
occidental, por lo que hay quienes comienzan a vislumbrar un mundo pos occidental19.
4.3. En los planos domésticos, las sociedades también experimentan transformaciones que,
especialmente en el caso de los Estados democráticos, tendrán sus propias expresiones en la
política exterior. Estas transformaciones han traído consigo, partidos políticos menos orientados
por valores ideológicos y cuyas políticas exteriores resultan difíciles de circunscribir
programáticamente del modo en que podía hacerse en el siglo XX.
4.4. Es posible que estemos frente a la consolidación de un nuevo sistema internacional distinto
al que se produjo luego del fin de la Guerra Fría, configurado por los elementos que hemos
mencionado. En ese escenario global Venezuela deberá implementar su política exterior.
Ante estos cuatro ámbitos descritos, cabe preguntarse:
¿Cómo ha sido la evolución de la política exterior venezolana durante las primeras dos décadas
del siglo XX, en relación con cada uno de estos elementos?
¿Cómo incorporar al diseño de la política exterior venezolana los aspectos más gruesos de estas
realidades, por ejemplo, aquellas que tienen que ver con los DDHH., el desarrollo y la
conformación de nuevos bloques políticos y económicos internacionales?
¿Cómo pueden servir estos elementos para la recuperación del prestigio y la confianza de
Venezuela ante sus pares internacionales, especialmente, en nuestra región?
¿Qué papel debería tener Venezuela en una nueva reconfiguración de los espacios de poder en el
mundo y qué rol jugarán los valores democráticos en esa definición?
III. La Política Exterior como herramienta de Estado
La política exterior es una herramienta para la expresión, en términos políticos, de los valores
que los gobiernos y las sociedades abrigan.
1. La política exterior es una política pública y, por lo tanto, el resultado de procesos e
interacciones entre diversos actores. Es un hecho político y no es reducible a una pura elección
racional que busque maximizar beneficios de acuerdo con lo que pudiera parecer lógico, dado
que limitantes cognitivas e información incompleta pueden generar decisiones de política
exterior no comprensibles. Por esta razón, la disciplina encargada de analizar la política exterior
de los Estados es una de las más complejas.

17
Joseph Nye, politólogo académico y parte del staff de asuntos exteriores, seguridad e inteligencia del gobierno de Bill Clinton, creó en la
década de los 80 del siglo pasado el concepto de Poder Blando, para referirse a la capacidad de los Estados de atraer a otros Estados hacia sus
posiciones, sin coerción de ningún tipo.
18
Por ejemplo, los publicados por Global Soft Power Index 2022, The Soft Power 2030
19
El politólogo brasileño – alemán Oliver Stuenkel, desarrolla en su libro ‘Post Western World’ la tesis sobre un mundo en el que la reflexión
sobre las relaciones internacionales deja de hacerse en clave occidental o eurocéntrica, para dar paso a un mayor protagonismo a países como
China, India o Brasil.

5
2. El interés nacional, definido formalmente como la suma de los objetivos económicos,
militares, culturales, y políticos de un Estado, es una guía útil para orientar el comportamiento de
los países, en tanto tal definición sea el resultado de amplios debates que incluyan a actores
públicos y privados bajo esquemas formales y transparentes, y no del arbitrio de pocos.
IV. La Política Exterior Venezolana
Venezuela tiene características que favorecen su proyección como una potencia intermedia en la
región y en el mundo, mientras que su ubicación geográfica le permite aspirar ser un espacio
multidimensional de encuentro para el norte y el sur de nuestro continente.
1. Entre los años 1959 y 1999, la política exterior venezolana se desarrolló en un contexto
marcado por el enfrentamiento entre el bloque democrático capitalista y el comunismo,
por un lado, y la existencia de dictaduras militares por el otro. Durante la primera década
de este periodo, Venezuela privilegió la promoción de la democracia como eje de su
política exterior, llegando a no reconocer a aquellos gobiernos de origen no democrático.
Con el tiempo, la política exterior de Venezuela redujo sus pretensiones normativas 20
manteniendo, sin embargo, compromisos vinculados a los derechos humanos y la
autodeterminación de los pueblos. Diría el canciller Simón Alberto Consalvi (AD) en
1986: “Nos esforzamos por lograr un equilibrio en nuestra política exterior que
responda, de un lado, a la necesidad de afrontar al mundo tal cual es y de otro lado, a la
aspiración de transformarlo positivamente para el beneficio de todos.” 21 Es decir, una
mirada pragmática fundamentada en principios éticos y democráticos.

2. Durante la primera presidencia de Carlos Andrés Pérez (AD)22 se desarrolla uno de los
momentos más relevantes de la política exterior venezolana. El carisma del presidente
Pérez, su cercanía personal a líderes mundiales como el presidente del gobierno español
Felipe González (PSOE), o el canciller federal alemán Willy Brandt (SPD), se conjugan
con la relevancia que adquiere la OPEP en esa década, motivada por conflictos que hacen
que se disparen los precios del petróleo. Todo ello, acompañado de una cancillería
profesional, da a Venezuela una capacidad de proyección excepcional.
3.
Desde 1999 hasta el presente, la política exterior venezolana fue transformada en una
política de partido y desprofesionalizada, desconectada de la sociedad venezolana y de
sus intereses.
1.1. Venezuela debe concebir su política exterior como expresión externa de su proyecto
democrático, conciliando el compromiso con los valores democráticos y los DD.HH., con los
intereses materiales de la República.

20
Pretensiones que encarnaba, por ejemplo, la llamada Doctrina Betancourt, que proponía la ruptura de relaciones con aquellos Estados cuyos
gobiernos tuvieran un origen de facto. Esta posición nos llevó, por ejemplo, a romper relaciones diplomáticas con Brasil en 1964 mientras ese
país era gobernado por una dictadura militar y en Venezuela era presidente Raúl Leoni (AD). En 1969, con la llegada de Rafael Caldera (COPEI)
al poder en Venezuela, esta posición cambiaría bajo lo que se conoció como pluralismo ideológico.
21
Conferencia dictada en el Instituto Internacional de Estudios Avanzados, en Caracas el 21 de mayo de 1986.
22
Entre los años 1974 y 1979.

6
1.2. Venezuela tiene características que le permitirían proyectarse como una potencia intermedia
con influencia en la subregión a la que pertenece, circunscrita a la esfera del Caribe, de los países
andinos y la región amazónica. En este sentido, la materialización de sus intereses nacionales
tendrá que ver con estas relaciones subregionales. La calidad de las relaciones con países como
Colombia y Brasil, así como con la región del Caribe, debe contar con una especial atención por
parte de la Cancillería de Venezuela.
1.3. La política exterior venezolana debe reservar un espacio privilegiado al compromiso con las
personas afectadas por crisis internas, humanitarias, migratorias y de salud, que países de la
región pudieran sufrir en el futuro, testimoniando con ello lo que pueden llegar a sufrir los
pueblos cuando son irresponsablemente gobernados. Dicho compromiso debe verse reflejado en
acuerdos que suscriba la República, posicionamientos de altos funcionarios del Estado, etc.
2. Relaciones bilaterales
2.1 Colombia
2.1.1. Según su propia Cancillería 23, Colombia se plantea liderar un proceso de revitalización del
sistema interamericano, y en particular, del compromiso de la región con la defensa de la
democracia, profundizando sus relaciones históricas. Además, Colombia manifiesta querer
desarrollar una activa diplomacia para el desarrollo sostenible. En todos estos ámbitos, las
relaciones con Venezuela pueden ser de suma relevancia, si entre ambos Estados se establecen
relaciones que trasciendan las orientaciones ideológicas de sus presidencias.
2.1.2. La protección de la población civil binacional, así como de aquella que siendo nacional de
un Estado hace vida en el otro, los intercambios entre las poblaciones fronterizas, la existencia de
grupos irregulares armados vinculados a actividades delictivas, hacen de las relaciones entre
ambos Estados un elemento que no debe ser dejado a la deriva de ánimos coyunturales.
2.2. Brasil
2.2.1. Con una economía que se ubica entre las quince más grandes del mundo 24 y una
importante proyección global como potencia intermedia ya constituida, Brasil es un actor
relevante en las relaciones bilaterales de Venezuela.
2.2.2. En los últimos años, las relaciones entre ambos países han sido procíclicas, es decir, han
ido de la mano de la calidad de las relaciones políticas entre sus gobiernos. Esto trajo como
consecuencia que, en determinado momento, durante las presidencias de Lula Da Silva y Dilma
Rousseff en Brasil, los acuerdos comerciales no hayan respondido siempre a criterios técnicos y
de mutua conveniencia desde una perspectiva venezolana. Muchos de estos acuerdos deberán ser
revisados a fondo por las instituciones venezolanas competentes.
2.2.3. Con una sólida política exterior de Estado, sostenida en Itamaraty, su Ministerio de
Relaciones Exteriores, debería ser posible el rediseño de relaciones estratégicas a nivel de
nuestras cancillerías, una vez Venezuela esté preparada para ello. La promoción de programas de
intercambio entre nuestros diplomáticos y los funcionarios brasileños sería deseable.
23
www.cancilleria.gov.co/
24
Razón por la cual forma parte de los llamados BRICS (grupo formado por Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica).

7
2.3. Caribe
2.3.1 Con más de cuatro mil kilómetros de costas, Venezuela tiene una proyección natural hacia
el mar Caribe que hace de esta región un espacio sobre el cual nuestro país puede ejercer una
positiva influencia, propiciando siempre el diálogo provechoso y respetuoso.
2.3.2. Durante la etapa 1959 – 1999. Venezuela participó activamente en esta región en ámbitos
como la economía y la cultura a través, por ejemplo, de los Institutos Venezolanos para la
Cultura y la Cooperación, los cuales servían para el intercambio entre actores relevantes de las
sociedades venezolana y de los países del Caribe, al tiempo que se promovía el idioma español
como segunda lengua, en países que tienen como lengua oficial el inglés, el francés o el
neerlandés. El ejercicio del canciller venezolano Arístides Calvani (COPEI), en el cargo entre los
años 1969 y 1974, fue uno de los grandes impulsores de esta activa política hacia el Caribe.
2.4. Estados Unidos de Norteamérica
2.4.1. La recomposición de las relaciones bilaterales con los EE. UU. debe atender a la necesidad
de Venezuela y de la región, de plantear una relación basada en el respeto y en el intercambio
fructífero para todas las partes involucradas en ella. Las dimensiones, económica, política y
militar de los EE. UU. hacen necesario asumir esta relación sin ningún tipo de prejuicios
ideológicos, ni favorables ni contrarios a ese país. Ni el aislacionismo de los asuntos globales, ni
el ejercicio de una política exterior avasallante deben ser deseados o aceptados a los EE. UU. por
parte de Venezuela o los países de la región.
2.5. Unión Europea
2.5.1. La naturaleza política y económica de la UE, sus enseñanzas en el ámbito de la integración
y la garantía de la paz son para Venezuela y para nuestra región, un referente obligado a la hora
de pensar procesos políticos similares.
2.5.2. En materias como la energética, tecnologías verdes, digitalización, la Unión Europea tiene
mucho de lo cual nuestro país puede aprender. Lamentablemente, las barreras idiomáticas han
circunscrito este diálogo necesario al ámbito Iberoamericano, del cual forma parte España. Por
esta razón, la ampliación y profundización de las relaciones con Europa por parte de Venezuela
debe ser parte de una estrategia detenidamente concebida que contemple, por ejemplo, los
beneficios que pudiera tener para nuestro país la incorporación a organismos como la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos25.
2.6. China
2.6.1. Venezuela forma parte de los planes de inversión chinos enmarcados en la Iniciativa de la
Franja y la Ruta, política de inversión desde China hacia unos 70 países del mundo. Depende de
cómo sea manejado este ámbito por nuestra Cancillería, así como por nuestros ministerios
vinculados al área económica y de comercio exterior, este hecho puede sernos muy provechoso
o, por el contrario, generar cargas innecesarias.

25
La OCDE reúne a países miembros y socios que colaboran a escala local, nacional y regional en cuestiones fundamentales de ámbito global.
Chile, Colombia y Costa Rica y México, por ejemplo, forman parte de la organización.

8
3.6.2. La intensa relación entre China y Venezuela durante los últimos años ha estado concebida
bajo un esquema clásico de exportación de materias primas, por una parte, y una suerte de
cooperación, por la otra. Este esquema, además de su opacidad, no ha significado para Venezuela
transferencia de tecnologías26 que pudieran hacer que, en el mediano plazo, Venezuela sea capaz
de reproducir o innovar en estos ámbitos.
3.6.3. Como en el caso de los acuerdos firmados con Brasil, muchos de estos instrumentos
deberán ser revisados por las instituciones competentes de la República.
3. Integración:
4.1. La participación de Venezuela en mecanismos de integración regional durante las últimas
dos décadas ha estado marcada por la preeminencia de la figura presidencial y una notable
debilidad institucional. Los mismos rasgos pueden encontrarse en los mecanismos que han sido
impulsados por el gobierno venezolano27 que, además, añaden a su naturaleza un claro tinte
ideológico, a diferencia de mecanismos como la UNASUR impulsada por Brasil y concebida
desde su política exterior hace ya unas cuatro décadas. La UNASUR ha sido, de algún modo, el
corolario de varios intentos por parte de Brasil, muy intensos durante la presidencia de Fernando
Henrique Cardoso28 por constituir espacios para la negociación entre los países de la región sin la
influencia de los EE.UU.
Por su parte, la participación de la sociedad civil y de actores no estatales en los procesos de
integración promovidos por Venezuela en los últimos años, ha estado supeditada a la
identificación política de los actores, lo que ha excluido en la práctica a amplios sectores de las
sociedades a integrar, y ha imposibilitado articular una viva diplomacia ciudadana. La
integración política, económica y social en la región debe considerar los temas que nos son
comunes, tales como las diversas formas de inseguridades, la pobreza, la desigualdad, la
debilidad institucional, el cambio climático y la corrupción.

4. Paz y Seguridad
5.1. La realidad social, económica y política de nuestra región, requiere una aproximación a las
nociones de paz y seguridad acordes a nuestras propias condiciones. A la necesidad de garantizar
las capacidades de Venezuela de defender su soberanía territorial ante la posibilidad de
intromisión de fuerzas extranjeras, se suma la necesidad de ubicar al ser humano en el centro de
las preocupaciones públicas relacionadas con la seguridad, evitando su securitización29.
5.1.1 Venezuela no puede, sin embargo, desatender situaciones como la planteada con la
República Cooperativa de Guyana y sus pretensiones sobre el territorio Esequibo, o el diferendo
limítrofe con Colombia en el Golfo de Venezuela. Éstas y todas las situaciones similares deben
26
En 2011, por ejemplo, se anunció la creación del Complejo Industrial de Electrodomésticos Haier en los Valles del Tuy, en el cual debían
producirse electrodomésticos en suelo venezolano. Sin embargo, nunca sucedió, y las importaciones de esta marca desde Venezuela rondaron
los mil millones de dólares americanos ya en tiempos de la presidencia de Hugo Chávez.
27
La ALBA es un ejemplo paradigmático de esto.
28
Presidente de Brasil entre 1995 y 2003
29
Por securitización se ha entendido en casos como el colombiano y su conflicto interno, o el mexicano y la lucha contra las bandas criminales,
la identificación de los espacios y las dinámicas civiles como amenazas o componentes militares.

9
ser abordadas por el Estado venezolano y su Cancillería, con la firmeza que requiere la
naturaleza de los casos, con vocación pacífica y el apego al Derecho Internacional que ha
caracterizado en el pasado a nuestro país.
5. Petróleo
6.1. El petróleo ha sido desde el siglo XX parte del motor material de nuestra política exterior.
Por ello, la transición energética que experimenta el mundo tendrá un efecto notable, no
solamente en la economía venezolana, sino también en sus capacidades de proyectarse
internacionalmente. Venezuela se enfrenta a una paradoja urgente: Dar el paso a un mundo que
prescinde de las energías fósiles, mientras el país se apalanca en ellas. El activo rol que tuvo
Venezuela en la creación de la OPEP, debería servir de impronta para el país a la hora de pensar
nuevos esquemas energéticos de los que forme parte desde sus inicios, y no corra el riesgo de
quedarse atrás en unas transformaciones que parecen inevitables.
6. El aparato para la Política Exterior
7.1. La necesaria profesionalización de la Política Exterior venezolana pasa por la
despartidización de nuestra Cancillería. Es necesario apuntalar la construcción de un servicio
exterior regido por criterios técnicos y de méritos profesionales, así como un aparato
multidisciplinario que sea capaz, junto a otras instituciones nacionales, de diseñar una política
exterior de Estado basada en la protección de los intereses de la República.
7.2. La Ley del Servicio Exterior debe ser detenidamente revisada y reformada. Desde 1962 y
por un lapso de 39 años, esta Ley en su versión de entonces, sirvió junto a la Constitución de la
República como marco para el ejercicio profesional del servicio y la política exterior. Su
derogación y las reformas que ha sufrido en las últimas dos décadas (2001, 2005 y 2013) no han
servido, sino para entregar a personas sin los méritos necesarios la conducción de nuestra política
internacional.
7.2.3 Por su parte, el Instituto de Altos Estudios Diplomáticos “Pedro Gual”, debe ser
reestructurado para convertirse en un espacio de formación de alto nivel para futuros
diplomáticos y funcionarios de carrera, apegados a las instituciones democráticas de la República
y no a parcialidad política o ideología alguna.
8. Diplomacia Ciudadana
8.1. La diplomacia ciudadana implica la presencia de la sociedad civil organizada en la
deliberación de temas de la agenda de política exterior, dado que la sociedad civil es un actor
esencial de la vida democrática, que favorece el diseño e implementación de mejores políticas
públicas. DD.HH., lucha contra el cambio climático, políticas de género, transparencia en la
gestión pública, son temas en los cuales la sociedad civil puede tener gran incidencia y cuyos
aportes son valiosos en el puente entre lo local y lo global que encarna la política exterior.

10
8.2. En contextos de conflictos –armados o no- las llamadas negociaciones a nivel de Track
Three30 pueden generar espacios de encuentro entre las partes, que serían imposibles de
conseguir a niveles oficiales.
8.3. Por estas razones, y por la historia reciente de limitaciones sistemáticas al ejercicio de la
sociedad civil organizada impuestas desde el Estado venezolano durante las primeras dos
décadas del siglo XXI, es importante que el diseño, la implementación y la evaluación de la
política exterior involucre el trabajo y las opiniones de las organizaciones de la sociedad civil.
Esto incluye también a la academia y a las universidades.

V Consideraciones finales

La política exterior que se diseñe e implemente en Venezuela una vez recuperada la


institucionalidad democrática en el país, tendrá un desafío inmenso por delante, pues será una
política exterior que se diseñará y se implementará, mientras importantes tensiones políticas,
sociales y económicas deberán ser atendidas a lo interno de nuestro país. El duro reto que tiene la
sociedad venezolana delante de sí no podrá ser exitosamente superado sin el acompañamiento de
aliados regionales y extra regionales, por lo que la política exterior será una herramienta
fundamental en la tarea de reconstrucción democrática y del Estado.
Venezuela se reincorporará a un mundo en el cual las democracias y ciertas nociones del orden
internacional liberal son interpelados, y no lo hará más desde la acera de aquellos que aspiran el
desmoronamiento del sistema, sino junto a aquellos que trabajan para su mejora sustancial. Para
que esto pueda ser llevado a cabo de manera satisfactoria, Venezuela debe comprender muy bien
la naturaleza real del mundo y las relaciones que en él están planteadas, sin miradas maniqueas,
sino con la capacidad de interpretar matices en las dinámicas globales. El Estado venezolano
necesitará a sus mejores hombres y mujeres para llevar a cabo esta obra.
Los partidos políticos, los centros de pensamiento y de producción de ideas vinculados o no a
corrientes políticas concretas, así como la academia, tienen, entre sus diversas tareas la de
reflexionar de manera coordinada sobre los aspectos que constituyen, por un lado la definición
de los intereses de la nación y, por el otro, el diseño del andamiaje institucional necesario para la
implementación de las estrategias para la consecución de esos intereses. Un Nuevo Tiempo,
como partido político nacional tiene, también, esa responsabilidad delante de sí.

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Negociaciones a nivel Track One corresponden a aquellas que se dan entre funcionarios de Estado de alto nivel, mientras que las Track Two,
son llevadas a cabo por individualidades o grupos influyentes en la construcción de la opinión pública. Algunos autores hablan también de un
nivel Track 1 ½, compuesto por ex altos funcionarios, quienes, por sus pasados en la estructura oficial de los Estados, tendrían aún un rol
relevante en los procesos de diálogo y acercamiento necesarios ante conflictos y eventuales escaladas.

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