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Nombre: Gladys Rodriguez Islas

Grupo:501

Evolución de la población

urbana y rural

En los dos últimos siglos se ha acentuado el crecimiento de la población mundial. Su número, que se calculó en mil millones a principios del
siglo XIX, pasa ya los 7 mil millones.
La toma de conciencia de la “explosión demográfica” ha permitido construir un modelo llamado de “la transición demográfica”, que se
caracteriza por el descenso progresivo de los índices de mortalidad y de natalidad.
La transición comienza –según el Atlas de Le Monde Diplomatique- con un período de reducción de las tasas de mortalidad, en el que las
tasas de natalidad siguen siendo elevadas.
En esa primera fase la población aumenta a medida que se profundiza la distancia entre ambas tasas. Luego, las tasas de natalidad y el
ritmo de crecimiento de la población se desaceleran.
Esta segunda fase termina cuando ambas tasas se acercan y la población se estabiliza. Se considera que hoy, en casi todos los países, la
amplitud de la brecha entre las tasas de natalidad y mortalidad desembocará en crecimientos cada vez menos importantes.
La transición permitió que en Francia la población se duplicara en dos siglos, y en Suecia se multiplicara por 3,5 en un siglo y medio.
Facilitados por los progresos técnicos, en contextos diferentes, esos procesos van a ser más rápidos: en México la multiplicación será por 7
u 8 y en Kenia por 13 o 15.
• En el ritmo de crecimiento de una población incide directamente la estructura etaria de los habitantes. Los países
europeos o los mayoritariamente poblados por descendientes de europeos (como Estados Unidos, Canadá, Australia y
Nueva Zelanda,) que fueron los primeros en comenzar con el proceso, tienen una población que envejece: la edad
promedio se sitúa entre los 35 y 41 años.

• En Asia Oriental, el proceso de transición que comenzó en la década de 1970 está terminando, y la edad promedio, que
gira en torno a los 35 años, aumenta rápidamente. En el resto de Asia, en la mayoría de los países de América Latina, de
Medio Oriente y en el Magrheb, regiones donde se está desarrollando la segunda fase de la transformación, las edades
promedio evolucionan entre 23 y 28 años.

• Por último, la mayoría de los países de África subsahariana se encuentra aún en el umbral de la segunda fase de la
transición. En las últimas décadas vivieron el crecimiento más rápido de su historia, pero a fines del siglo XX iniciaron
la desaceleración. La juventud de su población refleja esa historia reciente, con edades promedio comprendidas entre
16 y 18 años. Pero en estos países jóvenes se está desarrollando un proceso de envejecimiento.

• Se estima que en este siglo, al fin de la transición demográfica, se producirá una estabilización del número de
habitantes del planeta en un nivel que en forma verosímil se puede prever entre los 10 y 11 mil millones.

• También será el siglo de la desaceleración del envejecimiento. A pesar de las diferencias internas, América del Norte y
Europa ya no garantizan la renovación de la población y deben apelar cada vez más a la inmigración.

• A lo largo de todo el siglo XX los desfases cronológicos del desarrollo de la transición provocaron variaciones en la
distribución espacial de la población. En 1950, el 29 por ciento de los habitantes de la Tierra vivía en los “países
nuevos” (Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda, Australia) que habían atraído a muchos europeos.
• Esta proporción cayó actualmente al 17 por ciento y seguirá disminuyendo hasta un 12 por ciento en 2050, según las
previsiones de los demógrafos de la Organización de las Naciones Unidas que no se aventuran a tomar en cuenta las
migraciones.

• En cambio, África, que sólo abrigaba el 9 por ciento de la población mundial en 1950, deberá sumar el 22 por ciento de
los habitantes del planeta, exceptuando las migraciones.

• En todos los continentes, una parte cada vez mayor de las poblaciones vive en las ciudades. En 1950 eran cuatro de
cada diez de las 200 aglomeraciones que superaban los 10 millones de habitantes, 15 se situaban en los países en vías
de desarrollo: diez en Asia, tres en América Latina y dos en África.

• Este año 2010 el número de habitantes urbanos supera al de los rurales. La mayoría de los citadinos -2.700 millones, es
decir, siete de cada diez moradores en centros poblados- vive en un país en vías de desarrollo. En apenas seis décadas
esa relación se invirtió.

• A medida que la tierra y sus actividades productivas van siendo acaparadas por las corporaciones de la agroindustria,
el vaciamiento del campo se acelera y se extiende. La humanidad enfrentará pronto una carencia crónica de
trabajadores y trabajadoras para el campo, de familias agricultoras, y apenas existirán las actividades productivas que
decidan desarrollar las corporaciones transnacionales.
• Uno de los criterios para distinguir la población urbana de la rural, es su función. La población rural tiene, como
ocupación principal, cultivar la tierra; la urbana se dedica esencialmente al comercio y a la industria.

• En México se sigue el criterio de considerar a una población urbana cuando la localidad tiene más de 2 500 habitantes;
cuando son menos de 2 500 se considera como rural, sin tomar en cuenta el criterio señalado antes.

• Varios autores coinciden en calificar de arbitrario el límite numérico de 2 500, para distinguir una población de otra.
Entre ellos se encuentra Whetten (1948), quien dice que, para que en México una población sea considerada urbana,
debe tener, por lo menos, 10 000 habitantes.

• Con base en el concepto de Whetten y en los argumentos que expone; por considerar que está más cercano a la
realidad de nuestro país, ya que la mayoría de las localidades con menos de 10 000 habitantes la actividad
predominante es la agrícola, y que además no cuentan con los requisitos mínimos, tales como servicios públicos: de
alumbrado, agua potable, drenaje, comunicaciones, y servicios médicos, sanitarios y de higiene suficientes; se ha
creído conveniente en este trabajo, para clasificar la población urbana, considerar únicamente el dato numérico de 10
000 habitantes, en tanto no se haga un estudio detallado de las características de la población de México, que nos
permita fijar un límite preciso.

• Si se consideran urbanas todas aquellas localidades con más de 2 500 habitantes, se obtiene, según el censo de 1960,
una población urbana de 17 705 118, que equivale al 51% del total de la población; si por el contrario se toma como
base 10 000 habitantes, se obtiene, para el mismo censo, una población de 13 258 237 habitantes, o sea 38% del total
de la población. El primer porcentaje nos ofrece una visión más optimista del desarrollo urbano de México, pero el
segundo nos la da más cercana a la realidad, en la que debemos basarnos para formular estudios económicos, sociales
y políticos.
• Es muy halagador para los mexicanos decir que nuestra población urbana es más numerosa que la rural, lo que
significaría un gran adelanto industrial; no se puede negar que el desarrollo urbano en nuestro país es acelerado y con
tendencia a sobrepasar el rural, pero, en la actualidad, México sigue siendo un país eminentemente rural.

• Para facilitar el análisis de localidades que tienen 10 000 o más habitantes, según el censo de 1960, se han hecho cinco
grupos, con localidades cuya población fluctúa entre:

❖ 1º. 10 000 y 25 000 habitantes


❖ 2º. 25 001 y 50 000 habitantes
❖ 3º. 50 001 y 100 000 habitantes
❖ 4º. 100 001 y 1 000 000 de habitantes
❖ 5º. Más de un millón de habitantes

• Hay entidades en las que predominan las localidades pequeñas, correspondientes al primer grupo, como son: Veracruz,
Guanajuato y Michoacán. Otras entidades se componen exclusivamente de localidades que corresponden al primer
grupo, como Tlaxcala, territorios de Baja California y Quintana Roo y México, aunque según el censo de 1960, en esta
última entidad aparecen registradas dos localidades: Tlalnepantla de Comonfort y Naucalpan de Juárez, con 25 868 y 10
365 habitantes respectivamente, Hay, además, entidades formadas únicamente por localidades grandes, con más de
100 000 habitantes, como sucede con Baja California y Aguascalientes. Por último, se cita el caso especial del Distrito
Federal, que tiene la única localidad con más de 1 000 000 de habitantes

• Esta clasificación es importante, pues los problemas que presente una entidad que tiene gran número de poblados
urbanos pequeños, serán diferentes de aquéllas que cuenten únicamente con poblados urbanos grandes y, en
consecuencia, los medios que se empleen para resolverlos tendrán que ser diferentes.
• Para evitar repeticiones, siempre que en este estudio se haga referencia a la población urbana, debe entenderse que se
refiere a la que se obtuvo de sumar la población de las localidades con 10 000 o más habitantes.

• En México no existe un criterio preciso, ni uniforme, para determinar la categoría política de las localidades; por ello se
ha pensado en la conveniencia de adoptar la clasificación de las aglomeraciones y ciudades, por su tamaño, categoría y
órdenes de magnitud, de acuerdo con Ángel Rubio ((1957) quien las agrupa en siete clases, subdivididas en varios
órdenes. Las clases son:

I. Grandes Metrópolis, de más de 1 000 000 de habitantes


II. Metrópolis de 100 001 a 1 000 000 habitantes
III. Ciudades de 10 001 a 100 000 habitantes
IV. Villas de 1 501 a 10 000 habitantes
V. Pueblos de 151 a 1 500 habitantes
VI. Aldeas y caseríos de 15 a 150 habitantes
VII. Fincas aisladas y viviendas aisladas.

• En este trabajo únicamente se van a considerar las tres primeras clases, con sus respectivos órdenes, que
corresponden a localidades con 10 000 o más habitantes.

• Se observa que la mayor parte de la población urbana se concentra en la considerada como Grandes Metrópolis o
Megalópolis, en este caso corresponde a la Gran Ciudad de México, que tiene el 38.2% del total de la población urbana.
Sigue en importancia la columna correspondiente a las Ciudades, con un porcentaje de 35.7 y, por último, se tienen las
Metrópolis.

• https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-46112003000100010
Migración
• La migración de retorno es un fenómeno que ha existido desde sus inicios como parte de la dualidad que se plantea en
la circularidad migratoria. Su evolución ha sido influenciada por diversos factores, tanto por el entorno social, político y
económico, como por la decisión propia del migrante. No obstante, existen pocos estudios dedicados a observar y
analizar los flujos de retorno, aunque debe reconocerse que recientemente el fenómeno ha cobrado un inusitado interés
académico y político. Además, se conocen pocos avances respecto a la discusión teórica y empírica acerca del porqué
regresan los migrantes. Las principales preocupaciones se han dado en los últimos años debido a la crisis económica
de Estados Unidos y el recrudecimiento de las leyes de migración en dicho país. Existen diferentes perspectivas desde
las cuales se puede analizar este fenómeno migratorio, como las causas de retorno, las vías por las cuales retorna el
migrante (aérea o terrestre) y las características sociodemográficas del retornado, entre otros. El presente artículo se
enfoca a analizar las principales razones o las causas por las cuales los migrantes retornan a México. La población
objetivo para este estudio son los migrantes procedentes de Estados Unidos que arriban a México por vía terrestre.
• Cuando un migrante decide salir de su país de origen existe la posibilidad de que regrese. Incluso en el enfoque de
circularidad, se establece que en algún momento en el tiempo o punto del círculo migratorio, el migrante retorna a su
país de origen (Bustamante, 1997: 318-353).

• Algunos estudios argumentan que la decisión de volver al lugar de origen es similar a la que se toma en el momento de
emigrar, es decir, "se reinicia el proceso migratorio en sentido inverso y se ingresa nuevamente a una fase de toma de
decisiones" (Durand, 2004: 104).

• Desde el siglo XIX se reconocía que los flujos migratorios con frecuencia tienden a producir "contraflujos" de migración,
en su mayoría, inmigrantes retornados. Esto puede deberse en parte al hecho de que, en el pasado, muchos retornos se
daban de manera espontánea y por tanto, se registraban y no se percibían como un aspecto que requiriese el mismo
nivel de supervisión como los casos que implicaban el reasentamiento y la integración (OIM/INM, 2009).
• Los factores de la emigración que resume Benítez (1998) son los siguientes: i) la necesidad del mercado de trabajo de
los países desarrollados; ii) la posibilidad de emigración en cadena por razones familiares; iii) la eficiencia de las
políticas restrictivas de admisión; iii) la inestabilidad de los países en desarrollo; iv) las perspectivas de desarrollo en
los países de origen; v) la integración económica y vi) los medios de comunicación.
• El recrudecimiento de las políticas migratorias unilaterales estadunidenses después de los atentados terroristas de
septiembre de 2001, como la Ley para el control de la inmigración, el antiterrorismo y la protección de las fronteras de
2005 y la crisis económica que inició en 2007, influyeron en las decisiones y el comportamiento de la migración de
retorno.

• Algunos estudiosos identifican que

• tres acontecimientos coyunturales han revitalizado las investigaciones sobre el retorno y sus consecuencias en las
comunidades en México: la reciente crisis económica de Estados Unidos, que afectó negativamente las oportunidades
de empleo en los mercados de trabajo en los que tradicionalmente laboraban los inmigrantes mexicanos en aquel país;
la proliferación de leyes estatales anti-inmigrantes en Estados Unidos, especialmente dirigidas hacia los mexicanos y el
incremento sin precedentes de las expulsiones ocurridas desde el interior del territorio estadunidense que han
aquejado a residentes y trabajadores mexicanos no autorizados (Anguiano et al., 2013).
• El retorno y las salidas son las dos caras de la misma moneda de la migración. Los factores han variado según etapas
históricas y de acuerdo con particularidades como coyunturas sociales, políticas y económicas, una ha prevalecido
sobre la otra o incluso se han equilibrado. Este al parecer es el caso de los flujos en los últimos años. Las salidas y los
retornos de migrantes mexicanos han llegado a una especie de impasse, donde ambas oscilan en alrededor de 280 mil
por año en el último quinquenio (López, 2012).

• La Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte de México, 2005 (EMIF, 2005) registró 708 927 migrantes procedentes
de México con destino a Estados Unidos; en contraparte hubo 825 539 migrantes procedentes de aquel país que
regresaron a México, es decir, por cada migrante que cruzó a Estados Unidos, retornaron 1.15 en 2005.

• En el estudio The US/Mexico Cycle. The End of an Era (2014) realizado por Mexicans and Americans Thinking Together
(MATT) se encontró que entre 2005 y 2010, 1.39 millones de personas migraron de Estados Unidos a México; de ese
total, 70 por ciento (985 mil) corresponde a migrantes de retorno y el restante 30 por ciento (405 mil) a miembros de la
familia de migrantes mexicanos nacidos en Estados Unidos.
• A pesar de que el estudio de la migración de retorno representa un reto en términos de material por consultar, debido a
la escasez de investigaciones sobre dicho tema, es posible encontrar esfuerzos institucionales para generar fuentes de
información propias, como el caso de la EMMEU (Encuesta sobre Migración Mexiquense a Estados Unidos CIEAP, 2009).
Si bien la EMMEU no tiene como objetivo único o principal la migración de retorno, dedica una sección especial que
denomina "Tabulados de Migración de población presente y ausente, migración de retorno de Estados Unidos", que
sirve como marco de referencia sobre cómo podría analizarse la información y cómo la han analizado los estudios que
existen sobre el tema.

• Es claro que las altas tasas de migración de retorno responden a una serie compleja de factores estructurales, políticos
y sociales en ambos lados de la frontera, cuyo resultado es una evidente reincorporación de personas a los hogares, a
las comunidades y a las regiones; estos son emigrantes retornados que requieren de servicios, que demandan empleos
y que, traigan o no recursos monetarios o de capital humano, con justo derecho presionan sobre los recursos
disponibles localmente (López, 2012).

• Estos antecedentes plantean la necesidad de indagar y explorar la temática de las causas de la migración de retorno de
Estados Unidos a México y en particular a la entidad mexiquense.

• https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-74252015000300003
El envejecimiento social
• El envejecimiento se caracteriza por cambios y transformaciones producidos por la interrelación entre factores
intrínsecos (genéticos) y extrínsecos (ambientales), protectores o agresores (factores de riesgo) durante la vida.1,2
Estos cambios se manifiestan en declinaciones en el estado de salud, condicionantes de su deterioro funcional, lo cual
lleva a los adultos mayores a situaciones de incapacidad, como inmovilidad, inestabilidad y deterioro intelectual.

• Este proceso también involucra a Cuba; según estimaciones, para el año 2025 nuestro país será el más envejecido de la
región latinoamericana, y para el 2050 se convertirá en uno de los más envejecidos del mundo, con más de 11 millones
de habitantes y 19 % con 60 años y más; se estima que, para esa fecha, esta población supere el 34 %, lo que
aumentará el riesgo de discapacidad y costo social que se deriva de esta circunstancia, donde los trastornos músculo-
esqueléticos constituyen la primera causa.3

• A la par, se ha percibido estadísticamente una disminución de las tasas de natalidad y de mortalidad perinatal e infantil,
así como mejoras en la alimentación, la atención médica y el control de enfermedades infecciosas. La combinación de
dichos factores ha permitido que un mayor número y proporción de personas alcancen edades avanzadas, con mayor
calidad de vida.

• Para el año 2035, se prevé que una de cada tres personas pertenecerá al grupo de la tercera edad en nuestro país, lo
que incrementará las necesidades de atención de salud. En el año 2014, el proceso de envejecimiento poblacional
nacional alcanzó un 19 % en el grupo etario de 60 años y más; Villa Clara, la provincia más envejecida del país, con una
población de 792 338 habitantes, es un ejemplo de esta tendencia,4 por lo que el bienestar de los adultos mayores en el
futuro dependerá de las condiciones de vida que se creen en el medio en que se desenvuelven, las cuales deben
permitir satisfacer las creciente necesidades psicológicas, socioeconómicas, biológicas y funcionales, factores que
tienen una indisoluble interrelación con la aparición de procesos patológicos.
• Entre las políticas que proyectan los Estados para enfrentar el envejecimiento, se pueden mencionar: mejoramiento de
las condiciones de vida, mantenimiento de la autonomía para evitar la dependencia, revaloración de todas las etapas
del ciclo vital según sus diferencias, adopción de estilos de vida saludables desde edades tempranas, mayor cobertura
de atención primaria de salud, programas de asistencia social que superen la idea de la mendicidad, fomentar la
participación de las personas mayores en la decisiones sociales y familiares, y hacer un mayor aprovechamiento del
capital intelectual y cultural depositado en los adultos mayores.

• Envejecer no es un fenómeno exclusivo de las sociedades modernas: ha estado presente en todas las etapas del
desarrollo social y ha sido siempre de interés para la filosofía, el arte y la medicina. Sin embargo, durante el presente
siglo se asiste a una situación singular: más y más personas sobrepasan las barreras cronológicas que el hombre ha
situado como etapa de vejez, lo que ha convertido al envejecimiento de la población en un desafío para las sociedades
contemporáneas.5

• Nuestro sistema de salud pública, en conjunto con las instituciones sociales, la familia y la comunidad, deben prestar
atención integral y continuada a los adultos mayores, con la finalidad de satisfacer sus necesidades básicas,
biopsicosociales y espirituales, así como evitar en ellos la incidencia de enfermedades crónicas, lo que propiciará un
mejor estado de salud en el presente, con vistas a enfrentar los cambios que se avecinan en nuestra sociedad, en un
futuro cercano.
• http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1029-30432016000300015
• El envejecimiento humano constituye un proceso multidimensional de los seres humanos que se caracteriza por ser
heterogéneo, intrínseco e irreversible; inicia con la concepción, se desarrolla durante el curso de vida y termina con la
muerte. Es un proceso complejo de cambios biológicos y psicológicos de los individuos en interacción continua con la
vida social, económica, cultural y ecológica de las comunidades, durante el transcurso del tiempo.

¿Cómo se presenta el envejecimiento social?


• Estos cambios se manifiestan en declinaciones en el estado de salud, condicionantes de su deterioro funcional, lo cual
lleva a los adultos mayores a situaciones de incapacidad, como inmovilidad, inestabilidad y deterioro intelectual.

¿Cuáles son los tipos de envejecimiento?


• MATERIAL Y MÉTODOS: Se establecen cuatro tipos o formas de envejecimiento: ideal, activo, habitual y patológico, a
partir de indicadores que incluyen enfermedades crónicas diagnosticadas, deterioro cognitivo, capacidad funcional,
autopercepción del estado de salud, consumo de alcohol y tabaco y actividad física.

Edad social.
• Es la edad en función de ciertas circunstancias vitales: cambios laborales, familiares, económicos… Un ejemplo usado
a menudo para explicar qué es la edad social, es el de la jubilación. La jubilación marca una edad social particular,
pasamos a formar parte de un grupo con características comunes

• https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0036-36342007001000003

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