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DESCENTRALIZACIÓN
Cubrió la etapa final de la historia corta del Perú moderno, 1990-2010.
Después de una seria crisis, los empresarios nacionales recuperados de la hecatombe que
sufrieron en la década de 1970, fueron recomponiéndose en la década de 1980 y,
actualmente, constituyen un grupo importante de poder nacional. Trabajan sobre todo en
la industria ligera, la pesca, los servicios, la banca y el comercio, siendo los más dinámicos
los dedicados a la exportación, muchas de sus empresas están vinculadas a
transnacionales.
Su riqueza no es impresionante, comparada con empresarios vecinos de América Latina y
El Caribe, pero tienen peso a nivel nacional. Su influencia desplaza a los partidos políticos,
sobre todo a los dos o tres más limeños que nacionales. Es el nuevo poder que ha
desplazado a las fuerzas armadas y a la Iglesia católica, las que están en declive como
núcleos de influencia política y económica nacional. En un segundo nivel, tal como
expresamos antes, está la creciente y nueva clase media compartiendo posiciones con los
trabajadores estables de la empresa formal y el Estado y con los pequeños empresarios y
emprendedores de éxito en el comercio y los servicios. Esta vasta población ha
desarrollado una economía contestataria, no legal, preponderante, de gran complejidad y
composición que involucra totalmente a sus pobladores. Con lo cual tienen acceso al
crédito bancario y comercial en mayor magnitud y condiciones que los otros sectores
tradicionales de la ciudad por su cumplimiento puntual, aceptación de las reglas de juego
capitalistas e incesante trabajo de día y de noche. También están en este nivel los
agricultores modernos y empresarios y trabajadores estables provincianos.
Por último, en el tercer escalón de subsistencia están los campesinos serranos y selváticos,
y los desempleados urbanos que se encuentran en pobreza extrema. Dentro de esta
configuración, el Otro Perú, limeño y provinciano, es el mayoritario y el que le da su
carácter a la nueva sociedad nacional.
Como sucedió en las ciudades del mundo, el estilo de vida en ellas cambió radicalmente a
partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, debido al acelerado progreso de la ciencia y
la tecnología y al comienzo del proceso de globalización. En el Perú este cambio tuvo
connotaciones peculiares, porque en setenta años no solamente se cambió el ordenamiento
territorial predominantemente rural y costeño existente a lo largo del proceso colonial y
republicano, sino el estilo de vida tradicional y criollo de las ciudades grandes y medianas,
especialmente el de la capital del país.
Pero esto no sería sino “herbores”, como diría José María Arguedas, pues el gran cambio
comenzó en la década de 1960 con la expansión de los medios de comunicación,
especialmente la televisión, que por medio de contenidos culturales exóticos a nuestra
realidad relativizaron el patrón oligárquico de conductas, sociales e individuales, vigente
por siglos. Luego vendría lo ya conocido: el cambio radical en el estilo de vida. En siete
décadas nuestra manera de vivir, valorar, pensar, sentir y conocer ha sufrido alteraciones
sustantivas e impresionantes.
Sobre todo en las dos últimas décadas donde el ritmo acelerado de hacer, actuar y
disponer del adelanto científico y tecnológico, del progreso, en el curso del vertiginoso
ritmo de la globalización que vivimos, supera y sobrecoge las capacidades y posibilidades
individuales, y aun la imaginación del ser humano cuando piensa en lo que será su futuro.
Casi sin darnos cuenta, la década de 1940 es ahora un hito histórico, porque desde
entonces millones de peruanos procedentes de las tres regiones del país se benefician de
los adelantos científicos y tecnológicos que hoy discurren a un ritmo abrumador,
competitivo, cambiante y veloz en el mundo.
EL ESTADO DESBORDADO
El Perú oficial tuvo en esta segunda etapa del emergente Perú moderno, cuatro
presidentes civiles elegidos democráticamente, dos de ellos líderes sin partido (recién
involucrados en la política, conocidos como outsider).
Pero, una vez más, el Perú y América Latina están perdiendo una oportunidad excepcional.
Pudo el Perú contribuir a crear una comunidad latinoamericana fuerte, como Europa con
la comunidad europea. Contexto que plantea el desafío de establecer políticas y
estrategias de desarrollo nacional en función de relaciones con los bloques regionales, y
especiales con los países de nuestra área próxima: América el sur, en un juego de
interconexiones transversales que permiten integrar el actual eje moderno costeño del
Pacífico con las dos grandes regiones transversales: la Macro Región Andina y la Macro
Región Amazónica, y unirnos con la Cuenca del Océano Atlántico.
En esta primera década del siglo XXI estamos frente a un nuevo Perú y un nuevo mundo
urbano, donde el contraste y la escisión milenaria entre costa, sierra y Amazonía, y el Perú
oficial como lo representativo de lo que era la República peruana y el otro Perú,
dominado, discriminado y mayoritario, está desapareciendo como debió haber sido al
fundarse la República entre 1821 y 1824.
La meta es un Buen gobierno a nivel nacional, regional y local, que considere el trato a
organizaciones de la sociedad civil y realice cambios estructurales para pasar del
crecimiento al desarrollo
Existen todavía serios problemas de exclusión acumulados que deben ser resueltos por el
Perú oficial y el conjunto emergente de sectores populares y medios limeños y provincianos,
en conjunción con los otros estamentos de la nueva sociedad nacional peruana del siglo
XXI, pero no por las vías convencionales. El principal de ellos es la integración, integración
física que debería ser la prioridad presupuestal del estado y traducirse en gigantesco plan
de construcción de carreteras principales y secundarias en todas las provincias del país.
Este plan al requerir de un contingente laboral de miles de trabajadores no solo sería una
fuente de empleo sino un canal de movilización que podría convertirlos en la punta de
lanza de la modernización rural. El segundo gran problema pendiente es el de la
seguridad de la sociedad ante la amonia y el delito y, en especial, frente al descomunal
crecimiento del narcotráfico que corroe la estructura del estado nacional y la
gobernabilidad.
El primer bastión del otro Perú estaba constituido por la comunidad campesina y sus
formas asociativas y reciprocidad andina existentes en todo el país. El cual hoy en día la
mayoría de ellas, sobre todo las serranías, son mayoritariamente distritos. Todo un
conjunto de comunidades andinas de nuevo cuño, esperando recrearse y participar en el
despertar y presenciar la provincia nacional a su estilo y manera de vivir.
Es importante tener presente las reminiscencias históricas, dado que en que sus décadas
iniciales gestaron mayormente a los migrantes en el mundo a lo urbano. Lo cual hace
posible comprender mucho lo sucedido en sus últimas 7 décadas. En la costa, las
comunidades que integran el mundo andino antiguo tienen otra historia, derrotero y
porvenir, hicieron en la costa norte, central y sur, el cual explica el acto desarrollo al que
llegaron los grupos étnicos costeños.
El racional y sano proceso del futuro es recrear y potenciar este binomio, a fin de afianzar
las identidades y valores micro espaciales de defensa, conservación y uso racional del
medio ambiente, así como la participación, creación, recreación y desarrollo. Esta
población constituye una rica reserva de creatividades y potencialidades que esperan
recreación, integración y plena participación en el del despertar de la provincia.
Hasta aquí este análisis de la presencia del Otro Perú en el mundo urbano, los de
abajo, los olvidados forjando una alternativa paralela al Perú Oficial y, con ello,
contribuyendo al desarrollo integral del Perú, formación de las barriadas limeñas
más representativas, dando a conocer cómo fue la inserción y acomodo urbano de
millones de pobladores mayoritariamente rurales y pobres a las ciudades costeras
representantes de la modernidad y el bienestar. Perú como provincianos olvidados
y discriminados con el estigma de colonos, analfabetos e idólatras, porque desde la
llegada de los primeros pobladores al espacio llamado Perú, hace 115 siglos, vivieron
como grupos étnicos en desarrollos regionales desiguales, con identidades e
interacciones propias y un estilo de vida o cultura compartida de creatividades, y que
en un continuum habían logrado forjar una civilización que no fue reconocida.
Reitero, en siete décadas, los emigrantes del Otro Perú han tenido éxito, pero lo
conseguido es insuficiente para lograr los cambios estructurales que el Perú requiere.
Enfrentar y rebasar al Perú Oficial y al poder económico nacional centrado en la gran
ciudad capital y luchar por el cambio estructural que forje una sociedad desarrollada
necesitará todavía sobrepasar un contexto precario, pobre, apabullante, anómico e
individualista.
INTEGRANTES:
● Alvarado Portal,Thais
● Arenas Solis, Liliana
● Chilcon Vidarte,Cesly
● Flores Lopez, Evita
● Hurtado Jimenez,Johane
● Villacorta Castro, Milene
NRC: 1480