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Una lucha que no cesa

Abuelas de Plaza de Mayo: quiénes son y cuál es su historia

Llevan 42 años buscando restituir niños apropiados durante la última dictadura militar a sus familias. Ya
recuperaron a 130 nietos.

Una marcha de Abuelas de Plaza de Mayo en 1982.

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03/01/2020 19:34 

 Clarín.com

 Sociedad

Actualizado al 03/01/2020 19:34

Abuelas de Plaza de Mayo es una organización civil de derechos humanos fundada en 1977 que tiene como objetivo
localizar y restituir a sus legítimas familias todos los bebés y niños apropiados por la última Dictadura Militar en la
Argentina (1976-1983). Está presidida por Estela de Carlotto y tiene su sede central en Buenos Aires, con filiales en
otras ciudades del país como Mar del Plata, La Plata, Rosario y Córdoba.

En sus 42 años de lucha, hasta junio pasado, la organización logró restituir la identidad de 130 personas. Desde el 24
de marzo de 1976, cuando las Fuerzas Armadas se adueñaron del poder en la Argentina por medio de un golpe de
estado e iniciaron el denominado “Proceso de Reorganización Nacional”, desaparecieron a 30.000 personas de
todas las edades y condiciones sociales. En esa etapa oscura de la historia, fueron secuestrados centenares de bebés
y otros nacieron durante el cautiverio de sus madres embarazadas.

En 2017, integrantes de organismos de Derechos Humanos realizaron un acto en el Congreso para celebrar que la
Cámara de Diputados sancionara un proyecto contra 2x1 en crímenes de lesa humanidad.

Aquella búsqueda desesperada e incesante de las madres y abuelas por encontrar a sus hijos y nietos dejó de ser
individual y cobró poder en 1977 cuando unidas, aquellas mujeres empezaron a juntarse y marchar para alertar y
reclamar por las desapariciones. Comenzaron, además, sus propias investigaciones y recorridas por los juzgados de
menores, orfanatos y oficinas públicas para dar con el paradero de los desaparecidos.
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Las abuelas se fueron constituyendo progresivamente y en silencio como organización. Comenzaron a reunirse en
iglesias o confiterías de Buenos Aires, como si fuesen solamente mujeres mayores tomando el té. También
organizaban encuentros en la parada El Palenque del Parque Pereyra Iraola, en la ruta de Buenos Aires hacia La
Plata. Aunque eran mujeres sin apoyo y sin conocimiento sobre mecanismos institucionales, y debieron moverse en
un contexto donde no existió ningún respeto por los derechos humanos, su lucha nunca se interrumpió. Y luego, con
la llegada de la Democracia, tomó mayor impulso para poder encontrar y restablecer la identidad de chicos y bebés
desaparecidos. Por esta tarea única y titánica han sido nominadas en cinco ocasiones al Premio Nobel de la Paz:
entre el 2008 y el 2012. Y en 2011, además, recibieron el premio Félix Houphouët-Boigny, otorgado por la Unesco,
por su trabajo en materia de Derechos Humanos.
Estela de Carlotto con el músico Sting en 2017 durante una visita del cantante a Buenos Aires. AFP PHOTO / TELAM /
STR

Abuelas de Plaza de Mayo: historia

La ESMA, Campo de Mayo, el Pozo de Banfield y otros centros de detención de la dictadura, funcionaron como
verdaderas maternidades clandestinas durante la Dictadura Militar. No existía por entonces defensa judicial posible
ni apoyo político o de organismos para que los familiares pudieran reclamar o dar con el paradero de sus hijos e
hijas desaparecidos, muchas de ellas embarazadas. Ante esto, en abril de 1977 un grupo de madres, padres y
familiares de los desaparecidos empezaron con un movimiento de protestas no violentas.
En el día de la memoria (24 de marzo) madres, abuelas y miles personas marchan a Plaza Mayo pidiendo MEMORIA,
VERDAD JUSTICIA. Foto Maxi Failla

Cada jueves empezaron a marchar alrededor de la Pirámide de la Plaza de Mayo. Primero se reconocían entre sí con
un pequeño clavo; luego las mujeres decidieron cubrirse el cabello con un pañal de tela blanco. Aquel grupo, que
buscaba dar a conocer y generar presión internacional sobre la violación de los derechos humanos, recibió el
nombre de Madres de Plaza de Mayo.

Poco después, en mayo, un grupo de abuelas encabezadas por María Eugenia Casinelli (consuegra del poeta Juan
Gelman) firmaron un hábeas corpus en forma de carta en el que hacían saber a la Justicia de Morón sobre la
existencia de bebés desaparecidos y solicitaban que se suspendiesen todas las adopciones. Aquella carta se
considera como el antecedente inmediato a la formación de las Abuelas de Plaza de Mayo, que finalmente ocurrió a
fines de 1977.
El Papa Juan Pablo II Estela de Carlotto en una audiencia de 1997. Foto: L'Osservatore Romano

Inicialmente, las fundadoras de las Abuelas fueron 12 madres-abuelas de desaparecidos: Mirta Acuña de Baraválle,


Beatriz Aicardi de Neuhaus, María Eugenia Casinelli de García Irureta Goyena, Eva Márquez de Castillo Barrios,
Chicha Mariani, Delia Giovanola de Califano, Clara Jurado, Leontina Puebla de Pérez, Raquel Radio de Marizcurrena,
Vilma Delinda Sesarego de Gutiérrez, Haydeé Vallino de Lemos y Alicia Licha Zubasnabar de De la Cuadra.
Rosa Tarlovsky de Roisinblit, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. AFP PHOTO / JUAN MABROMATA

Este subgrupo empezó a desprenderse de Las Madres porque entendía que la situación de los niños apropiados por
las fuerzas militares era diferente de la de sus padres desaparecidos y, por lo tanto, debían realizar acciones distintas
para recuperarlos. Armaron carpetas con escritos sobre la situación de cada uno de sus familiares desaparecidos y
se los presentaron a organizaciones nacionales e internacionales, con el fin de solicitar ayuda humanitaria.

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En noviembre de 1977 las Abuelas presentaron su petición ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y por
primera vez permitió la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Al mismo
tiempo, el tradicional diario británico en la Argentina, el Buenos Aires Herald, publicó una carta de las Abuelas donde
revelaba que había chicos desaparecidos en el país.

Entierro de María Isabel Chorobik de Mariani (Chicha Mariani) una de las fundadoras de Abuelas. Foto Mauricio
Nievas

Las primeras nietas recuperadas

El 19 de marzo de 1980, las Abuelas lograron localizar a dos nietas, las primeras en ser recuperadas directamente
por ellas: Tatiana Ruarte Britos y su hermana Laura Jotar Britos, quienes habían quedado abandonadas en una plaza
del Gran Buenos Aires luego de que su madre fuera desaparecida. Ese mismo año llegó a Clamor (Comité de Defensa
de los Derechos Humanos en el Cono Sur) una foto de una niña en el Obelisco con el nombre que estaba usando y
datos aproximados de dónde vivía. Chicha Mariani logró reconocerla y las Abuelas empezaron acciones de
seguimiento e investigación para determinar con certeza su identidad. Finalmente lo lograron: la niña era Paula
Logares, que luego sería la primera restituida por la justicia argentina una vez restablecida la democracia.

Entre 1980 y 1983 localizaron a cinco niños desaparecidos y así fueron reconfirmando las acciones para restituir esos
nietos a sus familias. Y a partir de sus contactos con científicos de la Sociedad Americana para el Avance de la
Ciencia, en Estados Unidos, lograron confirmar que por medio de datos genéticos en la sangre podrían determinar la
inclusión de un niño en una familia.
Conferencia de prensa de Estela de Carlotto y su nieto recuperado numero 114, Ignacio Guido Montoya Carlotto.
Foto Lucia Merle

Luego, en 1987 Abuelas logró la primera restitución de una nena nacida en cautiverio, Elena Gallinari Abinet, quien
había sido anotada ilegalmente como propia por un subcomisario de la policía bonaerense y que era en realidad hija
de María Leonor Abinet, detenida y desaparecida en 1976, cuando tenía siete meses de embarazo. Y en 1989
probaron judicialmente que la adopción de Ximena Vicario se había realizado de manera irregular, por lo que
consiguieron anular una adopción por primera vez en la historia de la justicia argentina.
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En agosto de 2014, se dio uno de los hallazgos más significativos en la historia de Abuelas, cuando Estela de Carlotto
se encontró con su nieto, Ignacio Montoya Carlotto, el 114 por entonces en la nómina de recuperación de identidad
del que lleva registro la institución.

Abuelas de Plaza de Mayo presentó al nieto recuperado 130, Javier Matías Darroux Mijalchuk. Sus padres
desaparecieron en diciembre de 1977. Foto Maxi Failla

Por iniciativa de Abuelas, hoy el Banco Nacional de Datos Genéticos de Argentina guarda información para
establecer la identidad biológica de las víctimas de la Dictadura Militar. Este Banco de Datos Genéticos permite
conocer la identidad biológica de una persona, de quién es hijo, nieto o hermano. Los servicios del Banco son
gratuitos y la información es confidencial.

En 2019, Javier Matías Darroux Mijalchuk conoció su origen gracias a las Abuelas y se convirtió en el nieto
recuperado número 130. Nada menos que 130 historias reconstruidas a partir de su trabajo incansable. Que no cesa
y es un legado perdurará por siempre

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