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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio Nacional de Educación Cristiana


Seminario Evangélico Pentecostal Asamblea de Dios
Instituto Bíblico Oriente Extensión Anaco

Materia:
Evangelio Según San Juan Nivel
III

Estudiantes:
Daniel Mata C.I. N° 12.969.522
Maira Martínez C.I. N° 9.816.760
Aixa Guacaran C.I. N° 19.156.540
Robmar Guzmán C.I. N° 16.667.151
Yurelvis de Medina C.I. N° 19.774.902

Profesora: Vestalia Arreaza

Anaco, 19 de Noviembre 2022


INTRODUCCIÓN

La historia de la mujer samaritana en el pozo es uno de los encuentros más emblemáticos de la Biblia. Narrado
en Juan 4: 1-42, describe cómo Jesús, viajando por Samaria camino a Galilea, se sentó junto a un pozo en la
ciudad de Sicar.

Allí, alrededor del mediodía, mientras sus discípulos estaban en la ciudad comprando comida, se encontró con
una mujer samaritana que venía a sacar agua del pozo. Él le pidió una bebida y la conversación partió de allí,
culminando con su salvación y la de muchos más de su pueblo también.

Se nos cuentan algunos datos clave sobre esta mujer. Si bien su nombre nunca fue revelado, sabemos que era
una mujer samaritana, perteneciente a una raza con la que los judíos no se asociaban, como explica la
Escritura. Había tenido cinco maridos y el hombre que tenía actualmente no era su marido.

También sabemos, gracias a la comprensión de las tradiciones culturales e históricas de esa época, que las
mujeres solían sacar agua en grupos por la mañana y, a menudo, era una ocasión social. El hecho de que
estuviera sacando agua sola, al mediodía, probablemente indica que era una marginada social.

Y también podemos deducir que tenía mucha curiosidad. Se sintió lo suficientemente cómoda no solo para
hablar con Jesús, sino también para hacerle preguntas directas. Sus respuestas a esas preguntas y su diálogo
subsiguiente revelan mucho más, agregando aún más significado a la historia de esta mujer samaritana.

La mujer samaritana con la que Jesús se encuentra en el pozo de Jacob trae consigo muchas enseñanzas.
Cuando descubre su identidad como el Mesías, deja su cántaro de agua, al igual que los discípulos dejaron
sus redes, y se convierte en una evangelista eficaz para su comunidad.

Este estudio bíblico de Juan 4 explora lo que la historia de la mujer samaritana junto al pozo nos puede enseñar
hoy. Ella nunca es nombrada, sin embargo, su encuentro con Jesús es el más largo entre el Mesías y cualquier
otro individuo en el Evangelio de Juan.

Representando lo más bajo de lo bajo, se muestra una mujer en una sociedad donde las mujeres son
degradadas y despreciadas, que además pertenece a una raza tradicionalmente repudiada por los judíos y vive
en la vergüenza como una paria social.

Esta mujer no solo tiene un encuentro con Cristo sino que también recibe la salvación eterna. Y su testimonio
también convence a todo un pueblo para que crea. ¿Cuál fue el significado de la mujer samaritana en el pozo y
por qué es importante su historia para los creyentes cristianos? A lo largo de este estudio que desarrollamos
estaremos explicando con detalle.
DESARROLLO

Cita Bíblica Juan 4:1-42

2 Reyes 17:24-41 Trasfondo

1 Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que
Juan
2 (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos),
3 salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea.
4 Y le era necesario pasar por Samaria.
5 Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José.
6 Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la
hora sexta.
7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.
8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.
9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?
Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.
10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le
pedirías, y él te daría agua viva.
11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus
ganados?
13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;
14 más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él
una fuente de agua que salte para vida eterna.
15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.
16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.
17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido;
18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.
19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.
20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe
adorar.
21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los
judíos.
23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad;
porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las
cosas.
26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.
27 En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo:
¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella?
28 Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:
29 Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?
30 Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.
31 Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come.
32 Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.
33 Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer?
34 Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
35 ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y
mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.
36 Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con
el que siega.
37 Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega.
38 Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus
labores.
39 Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba
testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho.
40 Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días.
41 Y creyeron muchos más por la palabra de él,
42 y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos
que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.

Para entender un poco sobre este pasaje vamos a la historia para ver porque los Samaritanos y judíos no se
trataban entre sí?

En los evangelios se hace evidente la enemistad que había entre judíos y samaritanos, y en Juan 4:9, la mujer
samaritana lo dice directamente: “judíos y samaritanos no se tratan entre sí” (Juan 4:9). Tal era la enemistad
que ella se sorprende de que el Señor Jesús, siendo judío, siquiera le pida agua.

Tal era esta enemistad que los judíos evitaban a toda costa el pasar por territorio samaritano si necesitaban
dirigirse hacia Galilea. En lugar de ir por el camino más directo hacia el norte, se desviaban hacia el Jordán y
cruzaban el río para encaminarse hacia el norte y luego cruzaban el río nuevamente para llegar a Galilea
(posiblemente de allí viene el lenguaje del Señor Jesucristo al relatar la parábola del Buen Samaritano y decir
que tanto el sacerdote como el levita pasaron “por el otro lado”, NBLA). De igual manera, el rechazo era
mutuo, porque los samaritanos no les gustaba que judíos cruzaran su territorio, lo cual explica el por qué el
Señor fue rechazado al tratar de ir por Samaria (Lucas 9:51-53).

Ahora, ¿a qué se debía esta enemistad? Veamos un poco el contexto histórico.

El Reino del Norte

Es necesario trasladarnos al Antiguo Testamento para conocer sobre la historia de Israel. Después del reinado
de Salomón, el reino de Israel se dividió en dos: el reino del norte, mejor conocido como el reino de Israel; y el
reino del sur, mejor conocido como el reino de Judá.
El primer rey del norte fue Jeroboam, quien hizo lo malo ante los ojos de Dios. Jeroboam tenía el temor de que
sus ciudadanos se reconciliaran con Judá debido a que el templo estaba en Jerusalén. Para evitar esto edificó
dos altares, uno en Bet-el y otro en Dan, y esto fue causa de pecado e idolatría en el pueblo, la cual persistió
hasta el tiempo de la cautividad. Todos los reyes del norte, del reino de Israel, hicieron lo malo delante de Dios.

Samaria

Uno de los reyes de Israel fue Omri. Se dice de él: “Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová, e hizo peor que
todos los que habían reinado antes de él” (1 Reyes 16:25). Este fue el rey que edificó Samaria y la hizo capital
del reino: “Omri compró a Semer el monte de Samaria por dos talentos de plata, y edificó en el monte; y
llamó el nombre de la ciudad que edificó, Samaria” (1 Reyes 16:24).

El hijo de Omri fue Acab, otro rey perverso en Israel entregado por completo a la idolatría. De Acab se nos dice
que “hizo altar a Baal, en el templo de Baal que él edificó en Samaria” (1 Reyes 16:32).

Ahora, apenas estamos mencionando los comienzos de esta ciudad Samaria con el fin de ver la progresiva
idolatría bien arraigada, con el fin de entender mejor lo que vamos a explicar ahora.

La mezcla con otras naciones

Debido al pecado de Israel Dios los entregó al rey de Asiria quien conquistó Samaria y llevó cautivo parte del
pueblo que habitaba en la región (2 Reyes 17:5-6).

Luego de llevar cautivo a una parte del pueblo, el rey de Asiria trajo “gente de Babilonia, de Cuta, de Ava, de
Hamat y de Sefarvaim, y los puso en las ciudades de Samaria, en lugar de los hijos de Israel” (2 Reyes 17:24).
Estas personas no eran del pueblo de Israel y tampoco conocían ni respetaban al Dios de Israel. Como ya
hemos visto anteriormente, el declive espiritual del pueblo de Israel hizo que estas naciones hicieran que la
idolatría aumentara.

El rey de Asiria envió sacerdotes que enseñaran a este pueblo a temer a Jehová, así que fueron instruidos en la
ley de Moisés. Esto no vino a ser otra cosa que un conocimiento teórico sobre Dios, pero nunca hubo en ellos
una verdadera conversión ni arrepentimiento, así que lo que hicieron fue seguir a Dios y seguir también con sus
ídolos: “Así temieron a Jehová aquellas gentes, y al mismo tiempo sirvieron a sus ídolos; y también sus hijos
y sus nietos, según como hicieron sus padres, así hacen hasta hoy” (2 Reyes 17:41).

Aunque el pueblo de Israel que había quedado en la tierra al tiempo de la cautividad se mezcló con estas
gentes paganas (algo que Dios había ordenado explícitamente que no hicieran, Deuteronomio 7:1-4), el
contexto de 2 Reyes 17, Esdras y Nehemías nos hace entender que los samaritanos eran mayormente
población extranjera.

La enemistad manifiesta en los tiempos de Esdras y Nehemías

Estas personas se sentían propietarios de la tierra de Samaria, la cual había sido dada al pueblo de Israel por
heredad. Cuando Zorobabel regresa de la cautividad para reconstruir el templo, dice que “vinieron a
Zorobabel y a los jefes de las casas paternas, y les dijeron: Edificaremos con vosotros, porque como vosotros
buscamos a vuestro Dios, y a Él ofrecemos sacrificios desde los días de Esar-hadón rey de Asiria, que nos hizo
venir aquí” (Esdras 4:2).
Zorobabel y los demás de Judá no accedieron a la oferta, ya que sabía que ellos no eran parte del pueblo de
Israel. De hecho, en el v.1 son llamados “los enemigos de Judá y de Benjamín”. Esto hizo que los samaritanos se
ofendieran grandemente y buscaran muchas maneras de detener la obra de la reconstrucción del templo,
intimidando y amenazando al pueblo de Dios.

Lo mismo hicieron en los tiempos de Nehemías cuando éste quiso reconstruir los muros de Jerusalén (Nehemías
4:1-3). Las palabras de Sanbalat hacen ver que los samaritanos no se consideraban a sí mismos judíos: “habló
delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: “¿Qué hacen estos débiles judíos?” De la misma
manera, los judíos no consideraban a esta nueva población de samaria como parte del pueblo de Dios.

La confusión espiritual en Samaria

Además de que las naciones paganas trajeron sus dioses los cuales adoraron junto al Dios de Israel, la idolatría
que estaba tan arraigada en los samaritanos los llevó a un desvío y confusión total sobre la verdadera
adoración.

El diccionario bíblico Vila-Escuain comenta que posiblemente fue Sanbalat quien construyó un templo en el
monte Gerizim. Este Sanbalat es el mencionado en el libro de Nehemías como uno de los que se opusieron a la
reconstrucción de los muros. Este templo lo tomaron como el verdadero templo y lugar donde Dios debía ser
adorado (aunque también adoraban otros dioses falsos). En los tiempos de Antíoco Epífanes los samaritanos se
desligaron completamente de los judíos para ganar el favor del malvado monarca, y consagraron el templo en
Gerizim a Júpiter, ‘defensor de los extranjeros’. Años más tarde Juan Hircano con su ejército tomó Siquem y el
monte Gerizim y destruyó ese templo.

Sin embargo, esta mezcla religiosa entre los samaritanos persistió con el tiempo hasta los días del Señor
Jesucristo. Es a esto a lo que la mujer samaritana hace referencia cuando dice: “nuestros padres adoraron en
este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar” (Juan 4:20). El Señor Jesucristo
le hace ver la confusión que ellos tienen y también le aclara que la salvación viene de los judíos: “Vosotros
adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos” (Juan
4:22).

La compasión del Salvador

En los tiempos del Señor Jesucristo la enemistad había llegado a ser tan grande que usar el término
‘samaritano’ para referirse a otro judío representaba un insulto muy fuerte. Esta ofensa la usaron con el Señor
tratando de buscar una respuesta violenta de parte de Él: “Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No
decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio?” (Juan 8:48). No podía haber un
insulto más severo que llamar a alguien ‘samaritano endemoniado’. El Señor respondió con su característica
mansedumbre y firmeza: “Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis” (v.49).

El Señor muy sabiamente usó a un samaritano en su parábola quien fue el único que se acercó a aquel hombre
moribundo (Lucas 10:33). Los mismos discípulos Jacobo y Juan no podían evitar dejarse llevar por ese mismo
rechazo cuando dijeron: “Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los
consuma?” (Lucas 9:54).
A pesar del rechazo que había entre judíos y samaritanos podemos notar la compasión del Señor cuando se
dice que “le era necesario pasar por Samaria” para hablar con una mujer cuya vida mostraba un gran
desorden y que tampoco estaba buscando la verdad, pero su encuentro con el Señor cambió sus tinieblas en
luz.

A esta mujer Cristo hace ver quién es ella, su pecado y la insatisfacción en su vida. A esta mujer Cristo se revela
al declararle quién es Él: “Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga
nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo” (Juan 4:25-26). ¿No es este el
enfoque mismo del mensaje del evangelio, mostrarnos nuestra culpabilidad y pecado y señalarnos a Cristo
como el Salvador del mundo?

El evangelio llegó a Samaria, no solamente por el testimonio de esta mujer, sino años más tarde por el
evangelista Felipe (Hechos 8). Esto evidencia el amor de Dios igualmente hacia los samaritanos y que Dios no
hace acepción de personas, sino que “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de
la verdad” (1 Timoteo 2:3).

Pregunta

¿Que aprendemos de este pasaje para terminar con nuestros prejuicios que impiden la comunicación del
Evangelio a otros?

Cristo en el pozo de Jacob: Primera visita a Samaria, nos enseña que:

1. Ningún alma está tan PERDIDA SIN QUE EL SEÑOR LA PUEDA ENCONTRAR. La frivolidad era natural en
esta mujer. Había vivido sin restricciones ni moralidad. La mujer tiene una protección contra el pecado:
la delicadeza innata. Esta perdido, todo está perdido; y esto fue así con el samaritano. Cuántos se
habrían apartado de ella como sin esperanza, pero Cristo se vuelve a ella porque es un alma a quien el
Padre le ha dado para salvar.

2. NINGUNA OCASIÓN ES TAN NIVEL PERO EL SEÑOR PUEDE UTILIZARLA. La mujer viene a sacar agua,
un acto común, por un camino común. ¿Quién hubiera pensado que el camino conduciría a la vida
eterna? Lo meno insignificante se puede convertir en la mano de Dios en un medio de salvación: una
palabra dicha al azar, una escena familiar, un obstáculo imprevisto, la monotonía de la vida, la
influencia de un amigo. La gracia de Dios que busca nos rodea como el aire que respiramos.

3. NINGUNA FUERZA ES TAN DÉBIL QUE EL SEÑOR PUEDE AUMENTARLA. Pocos podrían haber sido
moralmente más débiles que esta mujer. Le faltaba el poder de comprender a Cristo y de conocerse a sí
misma. Cristo tenía que despertar todo en ella. Así somos impotentes; pero el Espíritu de Cristo nos
ayuda en nuestras debilidades. Cristo pide para poder dar. Requiere humildad, pero sólo para exaltar,
la entrega de la vida antigua para conferir la vida eterna.

4. NINGÚN PRINCIPIO ES TAN PEQUEÑO PERO EL SEÑOR PUEDE LLEVARLO A UN FIN BENDECIDO. Qué
pequeño comienzo aquí Y, sin embargo, en poco tiempo se encuentra un discípulo y evangelista. No
desprecies los pequeños comienzos y las almas que luchan.
Jesús en el pozo nos enseña:

1. Compartir la enfermedad humana (Juan 4:6)


2. Aceptar suministros humanos (Juan 4:7)
3. Superando las expectativas humanas (Juan 4:9)

Jesús un compañero útil, nos enseña como:

1. Disipar la ignorancia (Juan 4:10)


2. Despertar el deseo (Juan 4:14)
3. Oración engendradora (Juan 4:15)

Jesús nos enseña una divina compañera

1. Saber todas las cosas (Juan 4:17)


2. Ilustrando la adoración verdadera (Juan 4:23)
3. Afirmar el Mesianismo (Juan 4:26)

Jesús en el pozo:

Cuán inmensa la distancia entre “Dame de beber” y “Yo soy Él”

Jesús nos enseña una verdadera lección objetiva en el arte de la conversación religiosa.

1. Jesús en el pozo, No hay deber más difícil que el de entablar una conversación sobre las cosas del alma.
, porque hay que aprenderla con la práctica a través de los errores y el desánimo. Jesús dejó pocos
discursos, porque su enseñanza era sobre todo conversacional, sugerida por las cosas pasajeras.
Empezando aquí con la sed humana y suscitando interrogantes, fue conduciendo poco a poco y con
naturalidad a lo más alto. Verdades.

Nuestro amado Jesucristo nos enseña:

a. Cuán perfectamente entró en la necesidad humana!


b. Tuvo una paciencia infinita con los estrechos, aburridos y terrenales.
c. Con todo esto iba una fe igual en ese poder oculto pero inmortal al que Él apelaba.

Podemos ver verdades que se encontraron en esta conversación:

Nos enseña sobre el Agua viva:

1. La comparación de las bendiciones espirituales con el agua familiar en las Escrituras.


2. La característica de esta agua es que es un regalo. Los hombres no tienen que buscar, comprar, ni
ganar la salvación, sino recibirla.
3. Esta agua de vida no es Cristo, porque Él la da, sino toda la verdad y la gracia que contribuyen a la
salvación.
Nos enseña sobre la Adoración verdadera:

Adoración verdadera.

1. El poder interior vital lo lleva a uno a la verdadera actitud de adoración. El corazón primero, la forma
después.
2. La verdadera adoración debe ser algo secreto interior. Sólo ayudan a los silenciosos movimientos del
alma hacia Dios.
3. La verdadera adoración debe ser fiel a los requisitos de Dios ya nuestras propias necesidades morales,
no sólo honesta y sincera, aunque equivocada, sino de acuerdo con la realidad de las cosas.
4. El Padre busca tal adoración.

Jesucristo nos enseña como La mujer de Samaria:

1. La persona aquí presentada era miembro de una raza especialmente odiada por los judíos; pero Jesús
estaba por encima de los prejuicios de su nación.
2. La samaritana era una mujer. “Nunca hables con una mujer en la calle, aunque sea tu esposa”;
“Quemar las palabras de la ley antes que enseñárselas a una mujer”, eran máximas vigentes en la
sociedad judía. Pero Cristo, en la pureza inmaculada de su virilidad, hizo a un lado como telarañas
todas las normas sociales que tendían a perpetuar la servidumbre femenina.
3. Esta mujer vivía en pecado habitual. Pero Cristo vino a salvar a los pecadores. Observe a Jesucristo

Jesús nos enseña que Iluminado a la mujer. Él la lleva de los temas naturales a los espirituales.

1. Observa Su dulce cortesía. Él abre la conversación, no con una burla o un epíteto despectivo, a la
manera de un judío, sino con una petición; ya pesar de su descortés rechazo, no se le escapa ni una sola
palabra de reprensión. Un extraño muy caballeroso. La verdadera religión nos enseña a ser corteses.
Esta urbanidad la impresionó, y Él se convirtió sucesivamente a sus ojos en judío, Señor, Profeta, Cristo.
La verdad debe decirse con amor, y el amor impresionará tanto como la verdad.
2. Note que la falta de cultura de la mujer no impidió que Cristo hiciera las más grandes revelaciones. Se
comete un error radical cuando se intenta simplificar el evangelio más allá de lo que Cristo ha hecho. Lo
sublime siempre despertará la conciencia correspondiente. Esta es una de las razones por las que las
palabras de Cristo tienen más poder y permanencia que los sistemas de los hombres.

3. El Señor hizo un descubrimiento a esta mujer que nunca le hizo a nadie más: Su Mesianismo. ¿Por qué?
¿Porque eso no hubiera sido seguro en Judea o Galilea? Más bien por las diferentes disposiciones de
aquellos a los que se dirigió.

RECLAMACIÓN DE LA MUJER. El objeto de Su iluminación fue para salvarla.

1. Cristo siempre tuvo como objetivo hacer el bien.


2. Buscó hacer el mayor bien reclamando los peores personajes
3. La última etapa es la de la misericordia plena en Cristo, enseñándonos a compadecernos tanto del que
hiere como del que hiere. Cristo cambió la actitud del mundo con respecto a sus notorios pecadores.
Nuestro amado Jesús nos enseña como Inspiro a la mujer, transmitiéndole su propio entusiasmo.

1. Inmediatamente se dedicó a convertir a sus vecinos. Ella no los sermoneó; ella solo relató su
experiencia. También podemos “decir” si no podemos predicar. No desprecies el día de las cosas
pequeñas. Su “dicho” condujo a la evangelización de toda una ciudad.

2. El éxito de los sencillos esfuerzos de la mujer llenó al Salvador de santo gozo.

Cristo y la mujer de Samaria

1. EL TACTO MEZCLADO Y LA CONDESCENSIÓN DE CRISTO AL TRATAR CON UN PECADOR DESCUIDADO.


Él no comienza con un reproche, sino con un pedido de agua, un tema primordial en sus pensamientos.
Esto arrojó de inmediato un puente sobre el abismo entre ellos. De modo que los obreros cristianos
deben ir a los pecadores y oprimirlos con un espíritu de agresión amistosa, estudiando las mejores
avenidas a sus corazones y evitando cualquier muestra de superioridad.

2. LA DISPOSICIÓN DE CRISTO PARA DAR MISERICORDIA A LOS PECADORES DESCUIDOS. Si ella hubiera
pedido, Él habría dado. “Pide y recibe”.

3. LA EXCELENCIA SIN PRECIO DE LOS DONES DE CRISTO EN COMPARACIÓN CON LAS COSAS DE ESTE
MUNDO (Juan 4:13-14). Miles de hombres tienen todos los bienes temporales y, sin embargo, están
cansados e insatisfechos. Sólo Jesús puede dar una felicidad sólida. Sus aguas pueden tener sus
temporadas de reflujo, pero nunca se secan por completo.

4. LA ABSOLUTA NECESIDAD DE LA CONVICCIÓN A LA CONVERSIÓN. La mujer fue comparativamente


impasible hasta que nuestro Señor expuso su violación del séptimo mandamiento. Desde ese momento
ella es una Indagadora de la verdad. Hasta que un pecador se vea a sí mismo como Dios lo ve, seguirá
siendo descuidado e insignificante. La conciencia debe ser aguijoneada por la predicación de la ley.

5. LA INÚTIL DE CUALQUIER RELIGIÓN QUE SOLO CONSISTE EN FORMALIDAD. La adoración verdadera y


aceptable depende del estado del corazón del adorador.

6. LA GRACIA DISPOSICIÓN DE CRISTO PARA REVELARSE AL PRINCIPAL DE LOS PECADORES. En ninguna


parte de los evangelios encontramos una declaración tan explícita como en Juan 4:26. Cualquiera que
haya sido la vida pasada de un hombre, hay esperanza y un remedio para él en Cristo. Se encargará de
curar lo aparentemente incurable.

Nuestro amado Jesús nos enseña sobre El perdido encontrado y salvado (El viaje)

1. La ocasión (Juan 4:1).


2. La ruta. Había cuatro rutas. Los judíos elegían generalmente la del valle del Jordán, para evitar
Samaria.
3. La razón.
4. El resto. Note la humanidad de Cristo.

En el encuentro nos enseña.

1. La mujer
a. Una samaritana
b. con algún conocimiento de Dios (Juan 4:20)
c. esperando al Mesías (Juan 4:25).

2. El tiempo. Mediodía. No es la hora habitual para sacar agua; pero es hora de que tal persona lo haga sin ser
observado.

3. La solicitud. Su cumplimiento hubiera hecho honor a un arcángel. Cristo se colocó en la posición de quien
desea un beneficio.

4. La respuesta (Juan 4:9). Este hombre no es como otros judíos.

La conversación:

1. El primer destello de luz (Juan 4:10). El agua se vende en Egipto como el “regalo de Dios”.

2. Su recepción (Juan 4:11-12). La mujer está perpleja y parece debatirse entre lo literal y lo espiritual. Ella
cambia su modo de dirigirse: “Señor”. Nuestro Señor no presta atención a su consulta, sino que se dirige a
su estado de ánimo.

3. La conducción (versículos 13, 14). El deseo de la mujer se intensifica. La luz se oscurece. Cuán fiel es el cuadro
de un alma que despierta.

4. La revelación (versículo 16). La petición se concede a la manera de Cristo, no a la de ella. Él ilumina su alma y
su pasado (versículos 18, 29).

5. Su pregunta ansiosa (versículos 19, 20). ¿Cómo se obtiene la salvación? No por formas, lugares, entre otros.

6. El don recibido (versículos 25, 26).

Con cada una de esta enseñanza desarrollada en este Capítulo 4:1-42, Jesús nos muestra como lleno de su
amor, sabiduría y gracia puede dar el mensaje de salvación para con cualquier persona sin poner condiciones,
ni juzgar y sin tener prejuicios algunos.
Conclusiones

Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos
que Juan (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. Y le era
necesario pasar por Samaria.

a. Cuando el Señor entendió….salió de Judea: Todavía no era el tiempo para una confrontación en Jerusalén,
por lo tanto Jesús regresó a Galilea.

b. Le era necesario pasar por Samaria: Aunque el camino que pasaba por Samaria era la ruta más corta para
llegar a Galilea, los judíos piadosos lo evitaban; y lo evitaban porque había una grande desconfianza y
enemistad entre judíos y samaritanos.

Maira Martínez.

La obra me ministro en gran manera donde podemos apreciar el gran amor de Jesús no solo en los Judíos, si no
Samaritanos y al resto de la humanidad. La mujer Samaritana creyó en el señor y no tuvo miedo de contar su
experiencia para la conversión de los hombres de Samaria, al igual doy testimonio de lo que hizo Jesús en
nuestras vidas y presentar a Jesús como el Cristo el hijo de Dios viviente.

Robmar Guzmán.

La obra me ministró que la mujer representa a los que no tienen a Cristo Jesús y que ellos son esas ovejas
perdidas de Israel y que Jesús no le importa nada de que ellos no se hablarán sino que también en ella vio un
alma necesitada de salvación y le presento no solo que era el agua viva sino que le confirmó lo que ella era.
Dios conoce nuestro corazón y sabe todo lo que hemos hechos y lo que haremos y en que fallamos. Estamos
desnudos delante de Él. Y no hay nada que podemos ocultarle y aun así Él sabe que puede transformar cada
parte desordenada de nosotros y hacemos sus discípulos y llevadores de las buenas nuevas

Aixa Guacaran.

Este drama me enseña que Dios es el único que puede saciar y transformar nuestra vida y nuestra alma. No
existe nadie en este mundo que pueda hacernos sentir libres y felices solo la presencia de Dios en nuestras vida
pueda lograrlo sin importar nuestro pasado.

Y como discípulos de Cristo nuestro alimento debe ser, hacerlo que a Dios le agrada y predicar su palabra a
todo aquel sin importarnos la condición de vida de los demás.

Yurelvis de Medina.
Daniel Mata.

¿Qué me ministro la historia de la mujer samaritana?

1. Jesús encuentra a una mujer samaritana en el pozo. En este pasaje me ministró Había un propósito
grande de parte de Dios en ese lugar donde Jesús se sentó a reposar.
2. Cansado del camino (Juan 4:6): Me ministro sobre el cansancio de Jesús. Él se sometió a nuestras
limitaciones humanas.
3. Era como la hora sexta: Esta mujer vino por agua a una hora que no era la usual y lo hizo sola.
Generalmente, las mujeres venían por agua más temprano durante el día y lo hacían en grupos. Podría
haber sido que esta mujer tuvo una necesidad imprevista, o tal vez era una persona aislada de la
sociedad. Ya podemos ver que era necesario ese encuentro entre ambos.
4. Jesús le dijo: Por tradición, un rabino no podía hablar con una mujer en público, ni siquiera a su propia
esposa. Era también muy inusual que un judío de aquel tiempo pidiera un favor o aceptara algo de
tomar de la vasija de un samaritano. Podemos ver que la petición de nuestro amado Jesús sorprendió a
la mujer Samaritana.
5. ¿Cómo tú, siendo judío me pides a mí de beber? (Juan 4:9) me ministró que la mujer inmediatamente
quedó impresionada por la amabilidad de Jesús. Probablemente ésta era la primera vez que ella había
escuchado un saludo amable de parte de un hombre judío.
6. Jesús interesa a la mujer en agua viva. (Juan 4:10-15)
7. Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber: hay Jesús pudo entablar una
conversación con la mujer, y hace que se interese en las cosas de Dios, de quién es Jesús (quién es el que
te dice), y en lo que le puede dar (él te daría agua viva).
Agua viva: En tiempos antiguos, al agua de manantial le llamaban agua viva porque parecía estar
“viva” al salir de la tierra haciendo burbujas. Aparentemente pareciera que Jesús se está refiriendo a un
manantial cercano, pero Jesús hace un juego de palabras con la frase “agua viva” porque se está
refiriendo al agua espiritual que satisface nuestra sed espiritual y da vida.
8. ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob? Es difícil saber si la mujer era sincera al hacer esta
pregunta, o si era una cínica crítica. Todo depende del tono de su voz; al final, sí termina creyendo.
9. Jesús la dirige de su vida pecaminosa a verdadera adoración. (Juan 4:16)
a. Cinco maridos has tenido: Jesús utilizó conocimiento sobrenatural para ministrar a esta mujer.
Todos nosotros deberíamos ser guiados y llenos de poder por el Espíritu Santo cuando
compartimos con otros.
b. Y el que ahora tienes, no es tú marido: ¿Por qué mencionó Jesús un asunto tan vergonzoso?
Porque el asunto de su vida pecaminosa debía ser confrontado. Esta mujer debía decidir a quién
amaba más: a su pecado o al Mesías?
Jesús promete agua viva que da vida eterna y la invita a traer al resto de su familia
específicamente, a su esposo a recibir el bien que él le está ofreciendo. Esto hace que la
conversación se vuelva hacia la historia personal de ella y su situación marital del momento.
10. Nuestros padres adoraron en este monte (Juan 4:20): Al traer este tema, me ministró que con su
respuesta, la mujer está evadiendo el asunto. Es posible que en verdad ésta haya sido una fuente de
confusión y piedra de tropiezo para ella, pero lo más posible es que haya sido simplemente una manera
de evadir.
11. Vosotros adoráis lo que no sabéis: Los samaritanos creían que Moisés había establecido un altar en el
monte Gerizim, el monte de la bendición- esta era su justificación para el sistema de adoración en esa
montaña. Pero como toda fe que trata de combinar elementos de diferentes religiones, ellos adoran lo
que no saben.

12. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que le adoren (Juan 4:24).ahí
nuestro amado Jesús establece la base para una verdadera adoración: y no tiene que ver con lugares o
trampas, sino con espíritu y verdad.
a. Para adorar en espíritu es necesario que estés interesado en las realidades espirituales, no en
sacrificios externos.
b. Para adorar en verdad es necesario que adores de acuerdo a todo el concepto de la Palabra de
Dios, especialmente en la luz de la revelación del Nuevo Testamento.

13. Yo soy, el que habla contigo (Juan 4:26) Aunque esta mujer era pecadora, Jesús me ministra que Él se
reveló a ella. Jesús se revela a los pecadores.

14. Me ministró que los samaritanos creen en el Salvador del mundo. (Juan 4:39)

1. Me dijo todo lo que he hecho: La mujer estaba sorprendida no sólo con lo que Jesús
sabía sobre su vida, pero también de que la amaba aun conociendo los hechos de su
vida. Algunas veces tememos que si alguien supiera todo lo que he hecho, no nos
amarían – pero Jesús amaba a esta mujer.
2. Sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo: me ministró que
la gente de este pueblo Samaritano por fe creyó en Jesús como el Cristo.

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