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1. Es casi tautológico señalar que la focalización del gasto debe centrarse en quienes más lo
necesitan. Al ser escasos, los recursos públicos deben celosamente priorizarse en urgencias
sociales. Sin embargo, en el presente trabajo la evidencia demuestra que el gasto público
del PVL en la MDSJL llega en mayor medida a quienes no califican dentro de la población
objetivo filtración, generándose amplios baches de cobertura.
3. La propuesta respecto a que una mejora en el proceso de selección de beneficiarios, vía una
óptima focalización, puede incidir positivamente en la gestión del programa, se sustenta en
que, al tratarse de un programa de características particulares cuyo sector de atención es
específico, al ser, principalmente, etario, determina que puedan ser claros los criterios de
entrada y salida de dicho programa (se entiende, cumplidos determinados años, o al nacer,
se ingresa al programa; y, cumplida determinada edad, o culminado el período de dación de
lactancia, se egresa, por ejemplo), siempre y cuando estos mecanismos seas canalizados vía
un instrumento adecuado, el cual, por su tecnicidad, debe ser aplicado por el MIDIS.
La intervención de los Comités de Vaso de Leche locales es tal que, inclusive, toman la decisión de
qué tipo de leche y cereales se deben comprar, en base a la preferencia de sus miembros.
BBL - Improving Procurement, Supply Chain Management & Cost Effectiveness in Peru’s
Vaso de Leche Program
Se distribuyen riesgos y recursos preferentemente privados, con el objeto de: crear, desarrollar,
mejorar, operar o mantener infraestructura y/o proveer servicios públicos o servicios vinculados a
éstos, bajo los mecanismos contractuales permitidos por la ley.
Personas que salieron del círculo de la pobrez, siguen siendo usuarios de los programas sociales
Recomendaciones y conclusiones
Subgentencia 4. Desarrollar programas de capacitación y asesoría técnica legal a los comités del
vaso de leche. Para las organizaciones sociales de base, a efectos de sensibilizar
La propuesta sobre el cambio de roles entre los actores partícipes del PVL, involucra la alteración
de las relaciones de poder entre las entidades públicas intervinientes, los proveedores privados y las
organizaciones sociales de base (principalmente, de los influyentes Comités distritales del programa
del Vaso de Leche). Tomando en consideración la oposición que ello puede suponer, se hace
imprescindible, sobre todo, la restricción de la participación de las “lideresas” en la etapa de
selección de beneficiarios del programa, pues -como se concluye tanto de la literatura como de las
entrevistas con expertos (incluyendo las propias dirigentes del programa)- un manejo de carácter
técnico y con la metodología a propósito para este proceso, depuraría los padrones de beneficiarios,
y al constituir el primer peldaño del programa, se tendría lo que técnicamente constituiría el público
objetivo del programa, teniendo como correlato que los niveles de filtración y subcobertura
desciendan.
De la exploración y análisis realizado en fuentes secundarias, podemos establecer, en principio, que
el PVL en San Juan de Lurigancho, se caracteriza por no haber criterios formales claros de entrada
y salida, y en el cual los mecanismos de fiscalización y control no son plenos, porque se alimentan
de información inexacta, incompleta y deficiente proporcionado por las dirigentes encargadas
pertenecientes al Club de Madres del PVL de la Municipalidad en estudio.
Cabe resaltar, que dicha complejidad en el manejo de la gestión del proceso de selección de
beneficiarios del programa se cataliza cuanto mayor es el distrito urbano del que se trate, como el
caso de la municipalidad bajo estudio. En efecto, en el manejo y representatividad de la toma de
decisiones si puede apreciarse en distritos de baja densidad, siendo que la necesidad de bienes
públicos se satisface medianamente, mientras que en aquellos distritos de alta densidad poblacional,
el manejo y la participación se concretan por medio de las dirigencias desenvolviéndose como
grupos de interés, siendo que la propia relación jerárquica con sus organizaciones de base excluye
un clima de carácter democrático.
Todo programa social debe exigir una contraprestación individual, familiar o comunitaria, en
trabajo, bienes, recursos o mínimamente, en cambio de actitudes de higiene, salud o compromiso
con la educación.
El marco normativo del PVL regula la operatividad del referido programa, no establece el uso de la
clasificación socioeconómica como requisito para la evaluación y afiliación de sus beneficiarios.
Las ULE de la MDSJL, conforme los documentos de gestión debería ser el órgano que realice la
incorporación o exclusión de los beneficiarios del PVL. Sin embargo, en la realidad son las
lideresas de los CPVL quienes deciden, conforme a sus propios criterios que son ajenos a los
contemplados en la normativa, quienes permanecen como receptores del programa y quienes son
excluidos, cuenten o no con los requisitos de ley.