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En las cadenas de suministro de cerdos, las personas que trabajan en cada nivel
pueden estar expuestas al riesgo de una enfermedad laboral debido a su trabajo con
los cerdos. Los granjeros, veterinarios o transportistas pueden ser mordidos por un
animal, pero más allá del peligro del daño físico, los cerdos pueden ser portadores de
enfermedades que son potencialmente infecciosas para los humanos y pueden ser
transmitidas a través del contacto o la manipulación de animales infectados (figura
1). El nivel de exposición en la granja o durante el transporte depende en gran
medida del tipo de producción, por ejemplo, los granjeros comerciales con granjas
de cientos o miles de animales generalmente no tienen un contacto tan cercano con
sus animales y, si lo hacen, usan habitualmente equipos de protección. En países de
bajos ingresos donde los cerdos son criados principalmente por pequeños
agricultores en sistemas de producción extensivos y en contacto con el medio
ambiente, las infecciones por enfermedades que tienen su origen en los cerdos son
mucho más comunes y abarcan un amplio espectro que va desde los gusanos
gastrointestinales, la brucelosis, las infecciones por el virus de la influenza porcina
zoonótica, etc (Tabla 1).
Figura 1. Rutas de transmisión de las enfermedades zoonóticas. Las zoonosis son
enfermedades infecciosas que pueden transmitirse de animales a humanos, pero
también de humanos a animales. Fuente: London School of Hygiene and Tropical
Medicine.
Tabla 1: Principales zoonosis transmitidas por los cerdos en países en desarrollo*
En los humanos, la infección puede limitarse a una semana o dos. Sin embargo,
también puede provocar una dolorosa infección cutánea (llamada erisipeloide), a
menudo en las manos, que puede tratarse con bastante facilidad con un tratamiento
antibiótico. Si no se trata, puede causar fiebre, dolor en las articulaciones, septicemia
y, en el peor de los casos, la muerte debido a una infección cardíaca. La erisipela
porcina ya no es un problema común en Europa Central porque la vacunación contra
las cepas causantes de enfermedad en cerdas y primerizas está disponible y
ampliamente implementada en la mayoría de las granjas; el equipo de protección en
matadero es obligatorio y la población humana está generalmente sana y por lo tanto
no tan susceptible La erisipela como una enfermedad profesional en carniceros y
personal que manipula carne cruda parece estar emergiendo en países de ingresos
bajos y medios (Musewa et al., en prensa) donde los sistemas de producción porcina
son menos rigurosos y hay poblaciones humanas de riesgo, potencialmente
inmunocomprometidas (p. ej. mala nutrición o presencia de enfermedades que
comprometen el sistema inmune). La bacteria puede destruirse fácilmente con una
cocción adecuada, pero los manipuladores de carne cruda de cerdo, incluyendo los
que la cocinan, deben tenerlo en cuenta.
Conclusiones
Hay muchas más enfermedades que pueden afectar a los humanos a través del
consumo de carne de cerdo, conocidas como infecciones alimentarias y que solo
causan enfermedad cuando se ingieren a través del consumo. Estas incluyen, pero no
se limitan, a infecciones con Campylobacter, Listeria, Salmonella, Yersinia o
Escherichia coli toxigénica, ciertos complejos de Staphylococcus aureus y
Mycobacterium avium intracellulare (MAIC). Cuando los consumidores preparan
ellos mismos la carne, en sus casas, deben observar reglas similares a las de los
chefs profesionales en los restaurantes: nunca hay que usar los mismos instrumentos
para cortar alimentos crudos y cocidos, o carne y vegetales, hay que protegerse la
piel de cortes y rasguños, evitar tocarse la boca y lavarse las manos con agua
caliente y jabón al final de la preparación de los alimentos.
Con diferencia, el riesgo para la salud más común y más obvio para productores y
trabajadores relacionados con el porcino, son los pinchazos accidentales con las
agujas. Este artículo se centrará en l los pinchazos accidentales con agujas, los
riesgos que representan y cómo prevenirlos.
Kelley J. Donham
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10 octubre 2017
2. La aguja en sí misma puede causar daño en el tejido, ya que algunas son grandes,
y pueden estar romas y algo astilladas después de haber sido usadas varias veces
(figura 1). Las inyecciones con agujas muy usadas crean un riesgo mucho mayor de
lesiones e infecciones.
Figura 1: Fotos de agujas hipodérmicas que demuestra como se vuelven romas y se
astillan.
Seis personas fueron hospitalizadas durante varios días. A cuatro se les tuvo que
practicar una cirugía para drenar la herida y eliminar el tejido dañado e infectado
(figura 3). Uno tenía una infección ósea, y una persona necesitó cirugía en la mano
para poder salvar un dedo. El producto inyectado en, al menos, dos de los casos fue
una vacuna combinada de circovirus + micoplasma. Como estos productos son
vacunas muertas, la lesión resultó del traumatismo de la aguja junto con la
inflamación causada por el adyuvante oleoso.
En resumen, los pinchazos con aguja son comunes y pueden causar discapacidad
importante, tiempo de baja en los trabajadores, y pérdidas económicas. Son
evitables. Sin embargo, la prevención requiere preparar un protocolo específico para
la operación, respetando los principios anteriores y con una educación y
capacitación permanente de los trabajadores.
Riesgos respiratorios
Gases
En un artículo anterior describimos el riesgo que suponen los gases
peligrosos del purín (sulfuro de hidrógeno (H S), amoníaco (NH ) y metano
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(CH )).
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1. Si hay un problema persistente de H2S, hay que analizar si el agua utilizada contiene
sulfatos. Si la concentración es alta (más de 250 ppm), potencialmente habrá una
cantidad elevada de H2S en el purín. Habrá que cambiar el origen del agua: usar la
municipal o perforar un nuevo pozo.
2. Hay que utilizar un suelo liso y fácil de limpiar ya que el 40% del NH 3 en el aire de la
granja procede de los suelos cubiertos por purín. Un suelo limpio ayudará a mantener
bajos los niveles de amoníaco, por lo que hay que adoptar una rutina de lavado a
presión cada 3- 4 semanas para reducir el NH3.
3. El riesgo de una liberación brusca de H2S del purín líquido aumenta con la agitación
producida al bombearlo. Cuanto mayor es la agitación más probable es que se liberen
concentraciones tóxicas de sulfuro de hidrógeno. Por lo tanto hay que empezar la
agitación lentamente y asegurándose que la ventilación funciona al máximo. NO DEBE
PERMANECERSE EN EL INTERIOR DE LA NAVE MIENTRAS SE AGITE. Hay que
observar desde el exterior si los cerdos parecen agitados o nerviosos. Si esto sucede,
hay que detener la agitación, esperar unos minutos y empezar lentamente de nuevo y
seguir observando desde el exterior. Si es imposible bombear la fosa sin dañar a los
cerdos, se puede añadir cal apagada para reducir el pH, y mantener más H 2S en
disolución y evitar su liberación al aire.
4. No hay que dejar que la fosa se llene en exceso. Si es posible, hay que vaciarla varias
veces al año para reducir el riesgo.
5. El uso de una media máscara con un filtro para partículas y amoníaco ayudará a
reducir la inhalación de amoníaco, así como de polvo (ver imagen).
6. Sin embargo sólo es seguro bajar a una fosa, o entrar en una nave en la que se ha
liberado H2S durante el bombeo, si se usa un equipo de respiración autónomo (como
los utilizados por los bomberos).
7. También hay riesgo de envenenamiento por H2S cuando se bombean balsas
exteriores de almacenamiento de purines si la persona se sitúa en la dirección del
viento.
Un productor casi pierde la vida en esta granja cuando entró para inspeccionar a sus
cerdos mientras agitaba y bombeaba la fosa.
Izquierda: Las concentraciones de H2S pueden ser peligrosas para las personas que
se sitúan en la dirección del viento cuando se agita el purín. Derecha: Una señal de
advertencia como ésta, situada en el exterior de la nave de cerdos puede ayudar a los
trabajadores a recordar las medidas de seguridad a seguir.
Polvo
El polvo es el principal riesgo para la enfermedad respiratoria crónica en
porcicultores. La prevención incluye dos medidas: 1) mantener el aire libre
de polvo y 2) llevar una mascarilla ajustada correctamente.
1. Añadir un 1% de aceite al pienso (p.e.: aceite de soja, de canola u otro tipo de aceite
de origen vegetal o animal).
2. Lavado a presión de los suelos, paredes, vallas y jaulas cada 3-4 semanas, ya que
gran parte del polvo del aire de las naves se levanta desde el suelo y otras superficies.
3. Tener slats que se mantengan limpios fácilmente.
4. Establecer rotaciones de trabajadores entre las tareas que levantan mucho polvo (p.e.:
mover, clasificar, cargar, salas de engorde...) y las que levantan poco (p.e.: sala de
partos, gestación).
5. Establecer la prohibición de fumar y/o ofrecer acceso a programas para dejar de fumar
a los trabajadores (el humo del tabaco duplica el riesgo de padecer enfermedad
respiratoria en los trabajadores de porcino).
6. Asegúrese de que el sistema de ventilación esté en buenas condiciones de
funcionamiento en todo momento.
7. Suministrar mascarillas a los trabajadores, especialmente a los que realizan tareas
polvorientas como mover, clasificar y cargar cerdos o las de las salas de engorde.
8. Implementar algún sistema de reducción de polvo (ver las referencias al final):
o Instalar un sistema de rociado con aceite vegetal puede reducir el polvo en un
75%
o Instalar un sistema de filtrado de polvo.
Pinchazos de aguja
Tal como expliqué en profundidad en mi anterior artículo, los pinchazos por
aguja son frecuentes en los trabajadores de porcino y pueden causar
enfermedades importantes, pérdida de tiempo de trabajo y gastos médicos.
Ruido
1. Alejar a los trabajadores de las tareas más ruidosas, por ejemplo el uso de un sistema
de distribución automática de pienso para las cerdas gestantes.
2. Instalar materiales que absorban el ruido (por ejemplo, placas de techo
amortiguadoras de ruido) en las áreas más ruidosas como la sala de gestación y de
partos y donde se tomen muestras de sangre;
3. Llevar protección auditiva durante las tareas más ruidosas como el sangrado,
alimentación en gestación y maternidad o el movimiento y la carga de los cerdos.