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La subinformación y desinformación pueden darse intencionalmente para manipular a la audiencia o por desconocimiento de las normas periodísticas. La subinformación reduce excesivamente la información o elimina datos e involucra, mientras que la desinformación distorsiona la información para inducir a engaño. El derecho a la información contribuye a un mayor conocimiento de la audiencia y su participación en la sociedad, permitiendo el desarrollo de la ciudadanía y la defensa de otros derechos.
La subinformación y desinformación pueden darse intencionalmente para manipular a la audiencia o por desconocimiento de las normas periodísticas. La subinformación reduce excesivamente la información o elimina datos e involucra, mientras que la desinformación distorsiona la información para inducir a engaño. El derecho a la información contribuye a un mayor conocimiento de la audiencia y su participación en la sociedad, permitiendo el desarrollo de la ciudadanía y la defensa de otros derechos.
La subinformación y desinformación pueden darse intencionalmente para manipular a la audiencia o por desconocimiento de las normas periodísticas. La subinformación reduce excesivamente la información o elimina datos e involucra, mientras que la desinformación distorsiona la información para inducir a engaño. El derecho a la información contribuye a un mayor conocimiento de la audiencia y su participación en la sociedad, permitiendo el desarrollo de la ciudadanía y la defensa de otros derechos.
Un derecho de Protección en Contra de la Desinformación y Subinformación
J. Gunnar Zapata Zurita*
Los informadores como todo ciudadano, tienen el derecho a opinar y difundir su libre pensamiento; sin embargo, por el hecho de ser percibida en medios de comunicación social, como la radio, televisión, prensa e Internet, la opinión o cualquier expresión de los informadores ante cámaras, goza de una credibilidad otorgada por la audiencia, quienes asumen los datos emitidos en un medio como datos verdaderos aunque su nivel de certidumbre sea discutible. Resulta común encontrarse con posiciones de la población atribuyendo veracidad a datos difundidos por los medios de comunicación social, sobre todo en la televisión: “Si salió en la tele o la prensa, es cierto.” La libertad de expresión abarca la facultad de expresar opiniones, argumentos o aseveraciones sin restricción alguna, pero no toda expresión emitida en un medio de comunicación se constituye en información. Suelen difundirse en determinadas ocasiones, datos generados en la manipulación o excesiva simplificación del contenido informativo, lo cual genera la subinformación o desinformación. La subinformación significa reducir en exceso la noticia. Subinformar representa difundir datos totalmente insuficientes que empobrece demasiado la noticia que difundida, la pura y simple eliminación de datos, no dar cobertura ni participación a fuentes de información involucradas en la temática de la noticia. La Subinformación puede señalarse como el resultado de la escasa sensibilidad frente a lo noticioso, reduciendo la noticia se reduce a datos provenientes de un cierto sector, favoreciendo intereses de sectores particulares en contra posición al bien social. La desinformación es una distorsión de la información: dar noticias o mensajes falseados que inducen a engaño al que las escucha. Desinformar representa difundir datos con una intensión manipuladora que induce a engaño a la audiencia. La desinformación no involucra sólo a las noticias sino además a los mensajes publicitarios y propagandas, cualquier dato difundido como información. La publicidad difunde información referente a un producto para su compra o contratación, la propaganda difunde información para su apoyo o rechazo, por lo que no sólo la noticia puede atribuirse exclusivamente el carácter de ser información. Exceptuando el caso señalado, la subinformación y la desinformación pueden darse por dos motivos: el desconocimiento de las normas, sobre todo éticas, de periodismo o por el interés de manipular el comportamiento de una audiencia. Considerando este último aspecto, la subinformación y desinformación no son de exclusiva responsabilidad de quienes presentan, coordinan o jerarquizan la información periodística en un medio, las posibilidades de caer en estas deformidades de la información, pueden ser mayores si se involucrarían los propietarios, socios u accionistas de los medios, en el manejo informativo. La información no debe ser censurada por el Estado pero tampoco puede ser regulada por las fuerzas del mercado, donde personas que acceden a la propiedad de medios, quisieran influir de manera indirecta o directa en la oferta mediática. La problemática surge en la definición de qué datos se difunden en el medio, sobre todo en los casos donde los intereses personales de los empresarios podrían interponerse a los intereses del periodista por difundir la verdad. Estas situaciones son expresadas como supuestos latentes en la gestión periodística. Desde este punto de vista, el ejercicio del derecho a la información contribuye al logro de un mayor nivel de conocimiento en la audiencia y esto a su vez, motiva a la audiencia a una mayor participación en la sociedad y en la programación de los medios. La in-formación percibida por la población posibilita un proceso de formación y ejercicio de la ciudadanía en la población. El
* Investigador Social, Responsable de la investigación “Derecho a la Información: Situación Actual y Reformas a la Legislación Boliviana” desarrollada en la UMSS.
Gunnar Zapata Zurita Cel. 70344214 Email: gzapata@supernet.com.bo
público informado podrá conocer sus derechos y buscará los medios posibles para hacerlos respetar. El derecho a la información permite un rol activo de la audiencia y el desarrollo y con ello, la defensa de otros derechos de la misma. La audiencia tiene más opciones que “prender, apagar o cambiar de canal o una radioemisora o comprar otro periódico”, ante todo la audiencia, una vez consciente de sus derechos, puede desarrollar cualquier acción lícita para defenderlos y mucho más si se organiza colectivamente por ello, como señala la inscripción impresa en nuestra moneda nacional “La Unión es la Fuerza”.