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ARQUITECTURA ES RECREAR

“Hace algún tiempo me visitó un joven arquitecto francés. Quería que yo le explicara cómo
se podía hacer arquitectura. El había estudiado muchos años y sólo le pedían resolver algo
que bajo su punto de vista no era arquitectura: cocinas, baños, habitaciones... Le contesté
que sólo cuando resolviera bien y puntualmente esos problemas funcionales, técnicos y
constructivos, el halo poético que podría agregar era la arquitectura.

Le dije que para ello era necesario cumplir algunas reglas: por ejemplo observar bien el sitio
para lograr el lugar, que tuviera el mayor cuidado con la implantación, pues un edificio mal
implantado destruiría el sitio y no lograría el lugar.

García Márquez, en una entrevista, dijo que para hacer literatura se necesita conocer la
literatura. Estoy de acuerdo con él. Para hacer arquitectura se necesita conocer la
arquitectura. No se hace bien lo que no se conoce. Por el contrario es el conocimiento el
que permite la escogencia y la selección. Es el gran momento de la creación, en el que al
igual que en la música, se empieza a componer, a transformar lo existente, a elaborar la
forma, a establecer la espiritualidad de la arquitectura y a definir la espacialidad particular
de cada obra.

Le sugerí además mirar bien su entorno, natural y humano. Ver bien de lejos, ver todo de
cerca, como en el poema de apollinaire. Y tener paciencia. Le recordé que toda
arquitectura debe ser construida pero que no toda construcción es arquitectura. De todas
maneras para diseñar es importante conocer bien la construcción. Muchas sorpresas se han
llevado aquellos que creen que basta una buena composición para lograr una buena obra
de arquitectura.

Claro está que estas eran algunas sugerencias. El quería saber de otras posibilidades. Le dije
que si él fuera americano, yo le sugeriría conocer la arquitectura de América... Los grandes
conjuntos abiertos prehispánicos la sutileza de la arquitectura colonial, la riqueza del
mestizaje, y la sencillez de la arquitectura popular... ¡pero cuidado con copiar ¡ se trata de
recrear y de transformar. Le aconsejé, como lo hice, caminar por plazas, patios, galerías y
zaguanes, para encontrar en su silencio su propia resonancia... medir cada espacio, dibujar
cada lugar encontrado que lo hubiese emocionado (la emoción no engaña), y guardar en
la memoria ese lugar, esa medida, esa resonancia, para algún día extraerlo, rememorando,
y componer la obra arquitectónica.

Por último le dije que se puede componer con el material, con la luz y la penumbra, con la
humedad, con las transparencias y con los sesgos, para lograr una espacialidad
enriquecedora para los sentidos, la sorpresa, la armonía y el encuentro también forman
parte de la arquitectura, esa es su profunda poética. "

Arq. Rogelio Salmona


Prólogo de la conferencia pronunciada en el 7º S.A.L., de San Pablo, agosto de 1995

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