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Resumen

– La psique preconsciente no está vacía; puesto que lo psíquico es


preformado, existen “predisposiciones inconscientes” a las que
pertenece toda “fantasía creadora” de la cual se desprenden los
arquetipos. Los arquetipos no se difunden por tradición, lenguaje o
migración, sino que pueden volver espontáneamente en toda época y
lugar sin ser influidos por ninguna transmisión exterior.
– Los arquetipos no están determinados en cuanto a su contenido
sino sólo formalmente, y de este modo muy limitado. El arquetipo es
un elemento es un elemento formal vacío, una posibilidad a priori de
la representación, que corresponden a los instintos Sólo se puede
comprobar su existencia en el terreno de lo consciente.)
-“El saber si la estructura psíquica y sus elementos, los arquetipos,
se formaron en algún momento es un problema metafísico y al que
por lo tanto no debemos dar respuesta. La estructura es lo que
siempre se encuentra ya, es decir, es lo que en todos los casos ya
estaba, es la precondición”.
-“No se sabe cómo funciona ese inconsciente , pero partiendo de la
presunción de que es un sistema psíquico, podemos pensar que
probablemente ha de tener todo lo que tiene la conciencia, es decir:
percepción, apercepción, memoria, fantasía, voluntad, afecto,
sentimiento, reflexión, juicio, etcétera, pero todo esto en forma
subliminal”.
-“Existen ciertas condiciones inconscientes colectivas que actúan
como reguladoras y propulsores de la actividad creadora de la
fantasía y que, al poner al servicio de sus fines el material existente
en la conciencia, producen configuraciones correspondientes.
Actúan exactamente como motores de los sueños”.
:
Jung sobre el inconsciente colectivo:
– La existencia de estos reguladores inconscientes (dominantes)
fundamentan la teoría de Jung sobre el inconsciente colectivo.
-De este modo, los arquetipos regulan y modifican la configuración
de los contenidos conscientes, y se comportan como instintos.
-Para Jung, el contenido esencial de todas las mitologías, de todas
las religiones y de todos los istmos es de naturaleza arquetípica.
-El arquetipo, como imagen del instinto, es psicológicamente una
meta espiritual hacia la cual tiende la naturaleza del hombre; el mar
hacia el cual todos los ríos trazan sus sinuosos cauces.
– La conciencia del yo aparece como dependiente de: las
condiciones de la conciencia colectiva los arquetipos.

Apuntes
“Un estrato en cierta medida de lo inconsciente es, sin duda,
personal. Lo llamamos inconsciente personal. Pero ese estrato
descansa sobre otro más profundo que no se origina en la
experiencia y la adquisición personal, sino que es innato: lo llamado
inconsciente colectivo”. (p.10)
“La existencia psíquica se reconoce sólo por la presencia de
contenidos conciencializables (…) Los contenidos de los
inconsciente personal son en lo fundamental los llamados complejos
de carga afectiva, que forman parte de la intimidad de la vida
anímica. En cambio, los contenidos de lo inconsciente colectivo los
denominamos arquetipos”. (p.10)
“Por lo tanto, el concepto ‘arquetipo’ sólo indirectamente puede
aplicarse a las representaciones colectivas, ya que en verdad designa
contenidos psíquicos no sometidos aún a elaboración consciente
alguna, y representa entonces un dato psíquico inmediato”. (p.11)
“Lo inconsciente colectivo, como hoy lo llamamos, nunca fue
psicológico, puesto que mucho antes de la iglesia católica, ya en
tiempos prehistóricos del neolítico, existieron misterios. Nunca le
faltaron a la humanidad imágenes poderosas que le dieran
protección contra la vida inquietante de las honduras del alma.
Siempre fueron expresadas las figuras de lo inconsciente mediante
imágenes protectoras y benéficas que permitían expulsar el drama
anímico hacia el espacio cósmico-extraanímico”. (p.18)
“Las imágenes arquetípicas son ya a priori tan significativas, que el
hombre nunca pregunta qué podrían en rigor significar. Por eso
mueren de tanto en tanto los dioses, porque de repente se descubre
que no significan nada, que son inutilidades hechas de madera y de
piedra, fabricadas por la mano del hombre”. (p.19)
“Lo inconsciente es esa psique que va desde la claridad diurna de
una conciencia espiritual y moral hasta ese sistema nervioso
denominado simpático desde mucho tiempo atrás. Este sistema que
gobierna la percepción y actividad muscular como el sistema
cerebro-espinal y por eso no puede controlar el espacio circundante,
pero que manienten en cambio el equilibrio vital sin valerse de
órganos sensoriales y que siguiendo secretos caminos no sólo nos da
noticias sobre la naturaleza íntima de otra vida sino que también
provoca en ella un efecto interno. En este sentido es un sistema
extremadamente colectivo, es la verdadera base de toda participation
mystique”. (p.25)
“Pero apenas nos toca lo inconsciente ya somos inconscientes, pues
nos volvemos inconscientes de nosotros mismos. Este es el peligro
primordialque el hombre primitivo, que tan cerca está todavía de ese
pleroma, conoce instintivamente, y ante el cual siente terror. Su
conciencia es todavía insegura y vacilante, es todavía infantil y
apenas despunta sobre las aguas primitivas. Fácilmente puede
barrerla una ola de lo inconsciente, y ese hombre olvida entonces
quién era él y hace cosas en las cuales ya no se reconoce. Por esa
causa temen los primitivos las pasiones incontenidas, ya que en ellas
desaparece con facilidad la conciencia y puede tener lugar la
posesión. De ahí que los esfuerzos de la humanidad se dirijan
siempre al fortalecimiento de la conciencia”. (p.28).
“El hombre ha despertado en un mundo que no comprende, y por
eso trata de interpretarlo”. (p.38)
“El proceso simbólico es un vivenciar en imagen y de la imagen”.
(p.45)
“A mi parecer, es un gran error admitir que el alma del recién nacido
es una tabula rasa y afirmar en consecuencia que en ella no hay
absolutamente nada. Puesto que el niño llega al mundo con un
cerebro predeterminado por la herencia y diferenciado, y por lo tanto
también individualizado, no se enfrenta a los estímulos de los
sentidos con cualquier disposición sino con una disposición
específica, que ya condiciona una selección y configuración peculiar
(individual) de la apercepción. Se puede comprobar que estas
disposiciones son institntos y preformaciones heredadas. Estas
preformaciones son las condiciones a priori y formales, basadas en
los instintos, de la apercepción. Su existencia estampa en el mundo
del niño y del soñador el sello antropomórfico. Son los arquetipos.
Los arquetipos señalan vías determinadas a toda la actividad de la
fantasía y producen de ese modo asombrosos paralelos mitológicos,
tanto en las creaciones de la fantasía onírica infantil, como en los
delirios de esquizofrenia, así como también, aunque en menor
medida, en los sueños de los normales y neuróticos. No se trata
entonces de representaciones heredadas sino de posibilidades de
representaciones”. (p.62)
“Hay un a priori de todas las actividades humanas y ese a priori es la
estructura individual de la psique, estructura innata y por eso
preconsciente e inconsciente. La psique preconsciente, como por
ejemplo la del recién nacido, de ningún modo es una nada vacía, la
cual, dadas circunstancias favorables, ha de adquirir todo por el
aprendizaje: esa psique es, por lo contrario, una condición previa
enormemente complicada y determinada individualmente en
extremo, que sólo aparece como nada oscura porque no podemos
verla directamente”. (p.72)
“Puesto que todo lo psíquico es preformado, también lo son sus
funciones particulares, en especial aquellas que provienen
directamente de predisposiciones inconscientes. A ese campo
pertenece ante todo la fantasía creadora. En los productos de la
fantasía se hacen visibles las ‘imágenes primordiales’ y es aquí
donde encuentra su aplicación específica el concepto arquetípico”.
(p.73)
“Si alguna parte me toca de estos descubrimientos, esa parte consiste
en haber demostrado que los arquetipos no se difunden meramente
por la tradición, el lenguaje o la migración, sino que pueden volver a
surgir espontáneamente en toda época y lugar sin ser influidos por
ninguna transmisión exterior” (p.73). (“Un hombre sin una
representación colectiva dominante sería un fenómeno por completo
anormal” p.58)
“El arquetipo es un elemento formal en sí vacío, que no es sino una
facultas praeformandi, una posibilidad dada a priori de la forma de
la representación. No se heredan las representaciones, sino las
formas, que desde este punto de vista corresponden exactamente a
los institntos, los cuales también están determinados formalmente.
Así como es imposible comprobar la existencia de arquetipos en sí,
tampoco puede comprobarse la de los instintos en tanto estos no
actúen in concreto”. (p.74)
“Todos los símbolos pueden tener un sentido positivo, favorable, o
un sentido negativo, nefasto”. (p.75)
“El conflicto produce el fuego de los afectos y emociones, y como
todo fuego, también éste tiene dos aspectos: el de la combustión y el
de la producción de luz. La emoción es el fuego alqumístico, cuyo
calor es lo que hace aparecer todo y cuyo ardor quema todo lo
superfluo, y es también, por otro lado, ese momento en el cual es
eslabón golpea sobre el pedernal y se produce una chispa: la
emoción es la fuente madre de toda conciencialización. Sin emoción
no se produce transformación alguna de las tinieblas en la luz y de la
inercia en movimiento”. (p. 89-90).
“Todo lo exterior es también interior, se podría decir con Goethe.
Sólo que ese ‘interior’, que tanto le gusta al moderno racionalismo
derivar de lo ‘exterior’, tiene su propia estructura, que precede como
un a priori a toda experiencia consciente”. (p.94)
“La psique es esencialmente conflicto entre el instinto ciego y la
voluntad, o sea libertad de elección”. (p.128)
(Para Jung, la manera en que la psique ordena las imágenes
arquetípicas son las siguientes:)
“Menciono como características fundamentales la multiplicidad
caótica y el orden; la posición de claridad y oscuridad, arriba y
abajo, derecha e izquierda; la unificación de los contrarios en un
tercero; la cuaternidad (cuadrilátero, cruz), la rotación (círculo,
esfera) y finalmente la ordenación radial, por lo general, de acuerdo
con un sistema cuaternario”. (p.147)
(Sobre las estructuras del imaginario)
“Existen ciertas condiciones inconscientes colectivas que actúan
como reguladores y propulsores de la actividad creadora de la
fantasía y que, al poner al servicio de sus fines el material existente
en la conciencia, producen configuraciones correspondientes.
Actúan exactamente como motores de los sueños, por lo cual la
imaginación activa -nombre que he dado a este método- reemplaza
hasta cierto grado los sueños. La existencia de estos reguladores
inconscientes -que en ciertas ocasiones también he designado como
dominantes a causa de su forma funcional- me pareció tan
importante que fundé sobre ello mi hipótesis respecto del llamado
inconsciente colectivo, impersonal”. (p.149)
(Sobre la dialéctica de la mente)
“La psique consiste en procesos cuya energía puede provenir de la
compensación de los más variados opuestos”. (p.151)
(El arquetipo es una proyección simbólica del inconsciente hacia la
búsqueda de la realización, el bienestar, y por lo tanto, de la
espiritualidad).
“El arquetipo, como imagen del instinto, es psicológicamente una
meta espiritual hacia la cual tiende la naturaleza del hombre”.
(p.157)
(La valoración del inconsciente en Jung)
En lugar de la medida exacta de cantidades, en la psicología se
realiza una determinación aproximada de intensidades, para lo cual
se hace uso de la función del sentimiento (valoración). Esta ocupa en
la psicología el lugar de la medición en la física. Las intensidades
psíquicas y sus graduales diferencias indican la presencia de
procesos dotados de carácter cuantitativo, pero inaccesibles a la
observación directa y a la medición”. (p.181).
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