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La lubricación se puede definir como la aplicación de sustancias aceitosas o grasosas,

también llamadas "lubricantes", para reducir la fricción y permitir que las piezas móviles de
la máquina se deslicen suavemente unas sobre otras. Los lubricantes forman una capa entre
las superficies metálicas de las piezas de la máquina para evitar el contacto de metal con
metal y mantener la máquina funcionando de manera eficiente.
El aceite lubricante elimina el calor y los contaminantes al tiempo que evita el contacto
dañino entre superficies. Es el elemento vital de todas las máquinas de producción y un
sistema de lubricación bien mantenido mantiene la maquinaria en buen estado, como se
mencionó. El contar con la lubricación de manera constante y periódica en los equipos de
trabajo tiene muchas ventajas, por ejemplo: menos averías y paradas y menos variación entre
piezas, por lo que la calidad mejora. En conjunto, el resultado es una producción más alta,
pero eso no es todo. Los costos de fábrica disminuyen, la producción aumenta y se puede
dedicar más tiempo al trabajo de mantenimiento proactivo.
Claro que este proceso se debe de realizar de manera correcta y siguiendo las medidas de
seguridad necesarias para evitar ciertos problemas de lubricación, como pueden ser: exceso
de lubricación, lubricación insuficiente, uso de un lubricante erróneo, uso de alguna mezcla
de lubricantes cuando esta no es necesaria, lubricante contaminado, etc.
Entonces, podemos decir que la lubricación es un elemento crucial en la eficiencia y la vida
útil de cualquier equipo rotativo.

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