Está en la página 1de 4

María José Hernández García

Poéticas y Textos del Siglo de Oro

Primavera 2022

Análisis de un Poema
Soneto VII
No pierda más quien ha tanto perdido;
Basta, amor, lo que ha por mi pasado;
Válgame ora jamás haber probado,
A defenderme de lo que has querido.

Tu templo y sus paredes he vestido


De mis mojada ropas y adornada,
Como acontece a quien ha ya escapado,
Libre de la tormenta en que se vido.

Yo había jurado nunca más meterme,


A poder mío y a mi consentimiento,
En otro tal peligro como vano;

Más del que viene no podré valerme,


Y en esto no voy contra el juramento,
Que no es como los otros ni en mi mano.
Hernández, 1
Es un soneto (como lo dice el título) de catorce versos endecasílabos. Dos estrofas de
cuatro versos y dos estrofas de tres versos. El acento se ubica en la primera sílaba del verso, y
tiene rima consonante.
Hace uso de la metáfora, ya que hace mención de “haber vestido con sus mojadas ropas”
las paredes de un templo. También hace una comparación entre el enamoramiento con una
tormenta, como un sentimiento que arrasa con todo a su paso, y lo empapa. Expresa el
enamorarse como un peligro al que no será capaz de enfrentarse.
Desde la primera estrofa, el autor nos dice que ha pasado por bastante dolor y sufrimiento
por amor, sin embargo, siempre fue obediente a la voluntad de este. Es debido a esto que, como
podemos encontrar en la segunda estrofa, él ha jurado en “tu templo” no volver a enamorarse; por
todo lo que ha perecido y todo lo que esa “tormenta” le ha provocado.
Sin embargo, en la tercera estrofa empieza a justificarse, la razón de por qué ha roto su
juramento, diciendo que si estuviera en su poder continuaría con su promesa, para no volver a
meterse en otro “peligro” como lo es el amar. Sin embargo, aquello que lo hace enamorarse de
nuevo es una fuerza que lo sobrepasa, es aún más grande que su propia fuerza de voluntad, un
amor que no se puede comparar con otros.
En un principio este poema me fue difícil y me costó bastante el entenderlo. Desde mi
punto de vista, el autor debió haber perecido bastante en sus relaciones amorosas anteriores,
razón que lo llevó a hacer el juramento de no volver a enamorarse. Aunque su lealtad a la
promesa misma fue débil, ya que, en contra de todo pronóstico, parece haber vuelto a
enamorarse.
Desde mi punto de vista, ve al amor como una deidad, pues desde el inicio parece
“reclamarle” por aquello que ha vivido, sin embargo, siempre se doblegó a la voluntad de lo que
el amor, como si de un Dios se tratase, le ha impuesto. Incluso hace mención de un templo, tal
cual, si fuera a rezarle al amor, sin embargo, le juró a este mismo el no volver a caer en sus redes.
Y a pesar de su juramento y de todo el dolor al que el mismo amor le sometió, rompe este
mismo, reconociendo que el amor es una fuerza mayor a él mismo, a su voluntad y al juramento.
Tal cual lo hace en el poema, el amor es aquella tormenta que hace que todas estas paredes se
quiebren.
Es un poema bonito, creo que demuestra de cierta forma que, aunque nos hayan roto el
corazón o hayamos tenido una mala experiencia, no puedes ignorar ese sentimiento intenso que
Hernández, 1
nos inunda al amar a alguien, ni las Mariposas en el estómago o las noches de desvelo. A veces el
amor es más fuerte que ciertas voluntades.
Hernández, 1
Trabajo Citado

De la Vega, Garcilazo. Soneto VII. Poemas del Alma. S. f. Web. 25/02/2022.

También podría gustarte