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Clase Nro 2

27-03-2023

Continuación del Tema 1 – Introducción al Derecho Sucesorio

Modificaciones al programa de la materia

Abarcaremos ya no 23 temas, sino 25, pero los temas añadidos son desdoblamientos,
temas que ya eran tratados durante las clases, a excepción del arbitraje de sucesiones,
que es el que se incorporará como el tema 25, y el tema de los contratos sobre sucesión
futura, que es el tema 24. Este último tema antes era desarrollado entre los temas 1, 2 y
3, pero se vio por conveniente darle un mayor análisis crítico a lo que ha ocurrido en
nuestro país en cuanto a la incorporación de la figura de los contratos sobre sucesión
futura en tres artículos, pero no hubo ningún tipo de desarrollo posterior a esta tercera
forma de sucesión. Como veremos, la forma clásica en la que se divide el mundo del
Derecho Sucesorio en el derecho común, no en el derecho anglosajón sino en el derecho
continental, que así se denomina al derecho francés, español, alemán, italiano y, desde
luego, la propagación y expansión de las formas bajo las cuales los países recientemente
independizados de las ex colonias tanto españolas como otras, adoptaron los modelos y
formas codificadoras que se encontraban en ese momento en vigencia en esos países; de
ahí es que, cuando nos llegan a Latinoamérica, la República de Bolivia, durante la
presidencia del Mariscal Andrés de Santa Cruz, adoptamos y adaptamos el código civil
francés de 1804 casi en su integridad, con algún tipo de variables, inclusive con defectos
de repetición de ciertos artículos y de otros de inclusive estaban en blanco. En la materia
que a nosotros nos toca, el código civil de Napoleón solo reconocía dos formas de
sucesión y no se reconocía ninguna otra forma aparte de las dos: la sucesión legal,
legítima, ab intestato, sin testamento, que no estaba basada en la voluntad de la persona
que es titular de un derecho subjetivo; y la segunda, que sí depende de la voluntad del
testador, de acuerdo con las normas y los requisitos tanto de forma como de fondo y las
solemnidades necesarias de las que está rodeado el derecho sucesorio testamentario.
Recién a partir de 1900 hacia adelante, con la promulgación del BGB o código civil
alemán, que tiene raigambres propiamente romanas y, desde luego, tomadas en cuenta
por Savigny para la elaboración del código civil alemán, basados en el código de
Napoleón pero con la inclusión del propio desarrollo del derecho, de esa vocación del
siglo, que decía Savigny antes de que se produzca la promulgación del BGB, del código
civil alemán, donde se vislumbra el reconocimiento de algunas instituciones, más que todo
la institución contractual, para que el sujeto activo de la relación jurídica pueda realizar, a
través de los derechos que le asisten, actos jurídicos válidos de transmisión con efectos
hereditarios, utilizando el mecanismo contractual. Esa tercera forma es la que en el código
civil de 1831, vigente hasta el 6 de agosto de 1975 y la vacatio legis para su entrada en
vigencia efectiva luego de esa vacatio legis el 2 de abril de 1976, hasta lo que tenemos
ahora, pasando inclusive por la modificación que se hizo a través de la elevación, la
recategorización de una forma jurídica fruto de la expresión de un gobierno de facto, como
fue la del año 1975, donde se utilizó el mecanismo del Decreto Ley, es decir que nuestro
Código Civil fue promulgado mediante un Decreto Ley 12760 de 6 de agosto de 1975, y
vigente desde el 2 de abril de 1976. La ley 1071 de 18 de julio de 2018 eleva a rango de
ley el D.S. 12760, por lo que el Código Civil actual adquiere una legitimidad plena,
surgiendo una serie de comentarios, ensayos, de parte de nuestros tratadistas, en cuanto
a la forma en la que nuestro Código Civil, el código más importante del sistema jurídica
nacional, una codificación muy difícil, compleja, una colección de leyes a través de su
sistematización y su ordenación por materias, hizo que tenga una vigencia desde el 1976
hasta el 2018, con un caparazón jurídico que los legisladores, luego de la recuperación de
la democracia en 1982 a la fecha, estábamos gobernados por una forma jurídica de
vigencia que era el Decreto Ley, típico de los gobiernos de facto, y durante todo ese
tiempo solo se materializó el intento, probablemente de muchos, de la ley 1071 del 2018,
por lo que, en la actualidad, el código de 1976, promulgado bajo la forma de un decreto
ley, ahora sí tiene la forma de una ley de la República que ha cumplido con todos los
requerimientos y necesidades de la hermenéutica legislativa. Por lo tanto, lo que tenemos
es que ha habido un cambio de un estatus jurídico que en esa época es una cuestión de
hecho, pero que tuvo trascendencias jurídicas muy importantes por más de 40 años en
nuestro país, hasta ya tener, a partir del 2018 a la fecha, 5 años, la vigencia de un modelo
plenamente correspondiente a un Estado de Derecho; lo anterior no correspondía a una
modalidad de un Estado de Derecho.

En la Constitución Política vigente en esa época se fijaba la mayoría de edad en los 18


años, y el Código Civil se fijaba la mayoría de edad en 21 años, existiendo una
contradicción. Con la promulgación de la ley 1071, que quizá sea la única modificación
importante, que quizá hubiera podido servir para la modificación de algunas instituciones,
teniendo un código más moderno, acorde con la realidad y las necesidades que se dan no
solo en nuestro país, sino en los fenómenos jurídicos de diversa naturaleza; por ejemplo,
en nuestra materia hubiera sido interesante introducir el concepto de la muerte cerebral y
la apertura de la sucesión en esos casos, además de la validez plena de los testamentos
realizados a través de medios electrónicos modernos, como puede ser la utilización de
plataformas digitales o programas de computación bastante ágiles que nos permitan
realizar testamentos grabados en celular, a través de la tecnología que sea necesaria,
pero vemos que no estamos actualizados como sí lo están en otros países, sin que eso
venga a significar una modificación de los códigos que tienen ellos, sino simplemente es
realizar una modificación complementaria de lo que se tiene en el Código Civil. Eso no ha
ocurrido en nuestro país, pero es de esperar que en el futuro podamos tener una cosa
parecida.

El otro tema que será incorporado es el de aplicar a la sucesión el tema del arbitraje, o
sea, el arbitraje hereditario, que sí hace mención la ley actual como la ley anterior, es
decir, la ley 1770 como la actual, 708. Utilizando el mecanismo arbitral en caso de surgir
conflictos entre los herederos, de acuerdo con lo que señala la propia ley de arbitraje,
podría ser objeto de una arbitrabilidad, teniendo plena validez el fallo que pueda ser
emitido por un árbitro o por un conjunto de árbitros a través de un tribunal arbitral. Esa
parte la estudiaremos con un poquito de discernimiento, y podría conducirnos a una
utilización sustitutiva positiva de parte de los que tengan interés, de quienes estén
pasando por un conflicto de carácter sucesorio, y que normalmente está dentro del
derecho público, el derecho de los tribunales y que, como sabemos, lleva demasiado
tiempo, es demasiado costoso, y con una lentitud impresionante.

Inicio del avance

Hoy tocaremos el lugar donde estamos situados en el contexto del Código Civil Boliviano.
A través de 275 Artículos, se regula toda la cuestión de las sucesiones por causa de
muerte. En el mundo existen tres formas de enfocar este tema; primero, a través de la
propia norma, la ley, es decir, la disposición o la transmisión hereditaria se realiza bajo los
designios de la propia norma, del Código Civil, donde no interviene la voluntad del
testador o de la persona que fallece con anterioridad a su fallecimiento con la utilización
del mecanismo del testamento, siendo esta la segunda forma; y también tenemos, de
manera indicativa, la tercera forma, que son los contratos sobre sucesión futura,
establecidos en los Artículo 1004, 1005 y 1006 del Código Civil. Entonces, estudiaremos
toda la cuestión que se encuentra ya establecida en nuestro Código Civil.

¿A qué llamamos sucesión? Esto debe analizarse desde un punto de vista tanto doctrinal
como legislativo o material, que viene a ser nuestro Código Civil, así como los
componentes en los cuales se lleva adelante este fenómeno o el fenómeno sucesorio, o
los componentes de esta estructura por la cual un conjunto de bienes, acciones y
derechos, el patrimonio que tiene una persona, pasa a otra persona en su integridad o en
parte, como veremos posteriormente. Desde el punto de vista legislativo, codificado en
nuestro código, desde el Art. 1000 hacia adelante, no se hace mención a lo que es la
sucesión, sino que se ingresa directamente a considerar la estructura misma por la cual
se va interactuando en el Derecho Sucesorio. Es así que en el Art. 1 llega a considerarse
el momento en el que una persona ingresa a ocupar el lugar que tenía otra que
previamente fallece, en la totalidad de sus relaciones jurídicas. Si bien, cuando una
persona fallece, transmite la totalidad de su patrimonio a otra u otras personas llamadas
por ley, que tienen aquello que la doctrina denomina vocación sucesoria, es decir, esas
personas que llegarán a ocupar el lugar que tenía una persona en vida y que, por vínculos
de parentesco, ingresan a la sucesión, o por voluntad de la persona que fallece, habiendo
preexistentemente utilizado el mecanismo testamental para que, esas personas así
nombradas dentro de testamento, o las que han sido llamadas por ley, puedan ocupar el
lugar en la relación jurídica que se tenía, utilizando el derecho subjetivo tanto personal
como relacionado con otras personas, para dar nacimiento a ciertos hechos jurídicos,
como posteriormente a ciertos actos jurídicos, que veremos a lo largo del curso.

Desde la premisa del Código Civil, no existe un concepto de lo que viene a ser la
sucesión, sin embargo, en el mismo código si existe una parte interesante, referida a la
adquisición del patrimonio, de ciertos derechos por parte de las personas; es decir,
cuando ocurre la incorporación de un derecho al patrimonio de una persona, se da lugar a
lo que se llama la adquisición, y se debe a distintas causas, pero las más relevantes se
presentan cuando el derecho nace en la cabeza del adquirente, como habla la doctrina, y
fundamentalmente Jorge Maffía, en su libro “Manual de Derecho Sucesorio”, quien
menciona que existen los derechos que nacen en la cabeza del adquirente, denominados
también adquisición de derechos a título originario, es decir, el derecho es objeto de un
acto de creación, no es un acto de derivación, como veremos posteriormente, es decir, no
hay una derivación, sino más bien una constitución nueva de ella, y que no nace a
consecuencia de una relación jurídica.

En el Código Civil no existe una conceptualización, no existe una definición de lo que es


sucesión, a diferencia de otros códigos, como el argentino, que sí da una
conceptualización cabal de lo que se entiende por sucesión, bien sea de carácter
originaria, bien sea de carácter derivativa. El tratadista Jorge Maffía, da una orientación
bastante interesante de lo que es la palabra “sucesión”, y enfoca la misma desde dos
puntos de vista, primero, desde lo que son los derechos originarios u originales, y
manifiesta que cuando existe una incorporación de un derecho al patrimonio de una
persona, siempre hablamos de una adquisición, o sea, el cómo se adquiere un derecho, y
esto viene de dos maneras: de una manera originaria, donde no hay ninguna derivación,
donde la extinción de una relación jurídica no tiene preexistencia anterior; y la otra, que es
una relación de carácter eminentemente derivado, que deriva de un acuerdo de
voluntades y la manifestación subjetiva de los derechos subjetivos que la ley le reconoce
a las personas para la creación, modificación o extinción de relaciones jurídicas, o sea, los
actos jurídicos y los de carácter patrimonial, que son ya, propiamente, los contratos o
negocios jurídicos. La cuestión de la sucesión no está en el campo de los derechos que
tienen emergencia originaria, pues es de su naturaleza, en el derecho sucesorio, que hay
una relación o un conjunto de relaciones jurídicas en las cuales hay un sujeto activo y un
sujeto pasivo y, desde luego, hay varias relaciones jurídicas que pueden darse; cuando en
esa relación jurídica una persona desaparece o sale del escenario de la subjetividad que
le reconoce la ley, es decir, deja de ser componente de esa relación jurídica porque ha
ocurrido un hecho jurídico trascendental, y es que la persona, el ser humano, que tiene
existencia efímera, temporal, pero a quien se le reconoce una serie de derechos que la
habilitan a ser sujetos activos en la sociedad en general, y en lo particular, en la
realización de diversos actos de contenido jurídico, unos de carácter patrimonial y otros
que no tienen carácter patrimonial, y, desde luego, los contratos y negocios jurídicos. O
sea, el carácter derivado que tiene nuestra disciplina deriva u ocurre cuando una persona
fallece o cuando una autoridad llamada por ley, un juez competente, declara mediante
una sentencia declarativa que, en merito a la ausencia prolongada de una persona, esta
no da manifestaciones de continuidad a su existencia, por lo que ocurre la declaración de
muerte presunta o muerte presuntiva, dando lugar a la apertura de la sucesión, concepto
que ampliaremos posteriormente. El derecho originario, que no se da en Derecho de
Sucesiones, sino en otras formas por las cuales un derecho es incorporado al patrimonio
de una persona, no es fruto de ninguna sustitución de una relación jurídica establecida
entre dos personas, sino que se da cuando hay ausencia de esa relación, pero existe un
hecho fáctico, positivo, por el cual una persona adquiere una posición jurídica que la ley le
reconoce como un derecho subjetivo para poder tener sobre algo, sobre un patrimonio, un
bien determinado, los derechos que le reconoce la ley. Si hablamos del tema de la
propiedad, la ley le reconoce la utilización del inmueble, todo el provecho que pueda tener
en cuanto a las características de usar, gozar y disponer de un determinado bien, pero
que no proviene de un acuerdo de voluntades, de una relación jurídica, sino más de una
relación que ya se encuentra propiamente al inicio, Maffía habla de la cabeza; es el caso,
más que todo, de los modos de adquisición de la propiedad, que están dados en el
Artículo 110 de nuestro Código Civil

ARTÍCULO 110. (MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD).- La propiedad se


adquiere por ocupación, por accesión, por usucapión, por efecto de los contratos,
por sucesión mortis causa, por la posesión de buena fe y por los otros modos
establecidos por la ley.

En nuestro Código tampoco se hace mención a la forma originaria u original, o a la forma


derivada de adquirir la propiedad. En el libro del Dr. Maffía, él habla de lo que en el
anterior código civil argentino, el código Vélez Sarsfield, se conocía por sucesión; en el
Artículo 3262 del referido código se establecía lo siguiente: “las personas a las cuales se
transmitan los derechos de otras persona, de tal manera que en adelante puedan
ejercerlos en su propio nombre, se llaman sucesores. Ellas tienen ese carácter, o por la
ley, o por voluntad del individuo en cuyos derechos suceden”. En la cita de este Artículo,
Maffía menciona que en la legislación argentina si se da un concepto de lo que es
sucesión; en cambio, en la nuestra no. Nosotros debemos concatenar el Artículo 1000,
referido a la apertura de la sucesión, es decir, cómo las personas, dentro de esa relación
jurídica establecida entre dos personas, una sale del escenario por fallecimiento y cómo
entra, cómo se habilita para que esa relación jurídica continúe, porque si sale una persona
de esa relación jurídica, alguien tiene que seguir esa forma de relación que se tiene,
porque sino estaríamos muy cercanos a un caos o anarquía de carácter jurídico, y eso no
le hace bien, para nada, al sistema jurídico de ningún país. Entonces, esas personas que
fallecen, basadas en derechos más de lazos familiares, es que se reestablece otra vez la
relación jurídica, pero la persona que la tenía anteriormente ya no es la misma, es otra;
quienes ingresan a ocupar su lugar son los sucesores, y estos, a su vez, son aquellas
personas que por vínculos de parentesco o por voluntad del de cujus entran a ocupar el
lugar de esa relación jurídica, y desde luego que son los que adquieren un derecho o un
conjunto de derechos de propiedad, fruto de la sucesión mortis causa, del fallecimiento de
esa persona, y que, desde luego, esté sujeta a muchas características y peculiaridades
que brinda el Derecho Sucesorio, como tener, en muchos de los casos, de manera
indefectible, vínculos de parentesco, o sea, es el fundamento familiar, la base de la
familia, como institución de fundamento de la sociedad y de los Estados, es que esas
personas son llamadas a ocupar el lugar que esa persona deja en la relación jurídica, y
ellos entran a ser parte de esa relación jurídica. De ahí es que surge una serie de
consecuencias de carácter jurídico, porque las personas que entran a ocupar esa relación
jurídica, muchas veces no han participado ni han sido ni actores, desde el punto positivo,
o, desde el punto de vista del otro lado, una parte y la contraparte, para que resulten
obligados. Una persona resulta obligada por la asunción de una deuda que hubiese tenido
una persona que fallece; cuando hablamos de asunción de una deuda, es que media
previamente un contrato, un acuerdo de voluntades que hizo una persona en vida con
otra, y una, el obligado, fallece, entonces, los herederos son llamados por ley para
responder por su causante en esa relación jurídica; es un principio general del Derecho
que proviene del adagio romanístico “el que contrata por sí, contrata por sus herederos”.
Entonces, en el Artículo 110 se señalan los modos de adquirir la propiedad, mencionando
a la ocupación, la accesión y la usucapión, hasta ahí serían modos originarios; los
restantes, es decir, por efecto de los contratos, donde existe una relación jurídica
establecida que no es originaria, sino que deriva de algo, de la voluntad expresada de
acuerdo con los derechos subjetivos reconocidos por ley a cada una de las personas que
entran y son partícipes de esa relación jurídica. La quinta forma de adquisición de la
propiedad es por sucesión mortis causa; sabemos que la muerte es la cesación de las
funciones biológicas fundamentales, dando lugar a que ninguno de los órganos vitales del
cuerpo humano responda o tengan signos de vida, de estar todavía respirando, pero acá
entramos un poco a la modernidad y nos preguntamos qué sucede con las personas que
están en coma permanente, no han fallecido, pero se encuentran asistidos de
mecanismos artificiales, como respiradores, etc., de tal manera que, si se les quita estos
auxiliares tecnológicos o técnicos, esa persona va a cesar en sus funciones
fundamentales de la respiración, del corazón, etc. Entonces, cuando una persona fallece,
la consecuencia directa e inmediata es el cese de la personalidad jurídica con todos los
efectos que tenía esa persona que adquirió, por el hecho de nacimiento, también por el
hecho de la concepción, como fue explicado en la anterior clase. Más adelante
abordaremos la cuestión de la persona que no estando ni existente ni concebida puede
ser sujeto activo de una relación jurídica de carácter sucesorio, cuando por la utilización
del testamento se señala que, aparte de los hijos que ya están existentes, una persona
que no ha nacido ni que no está concebida pudiera entrar a ocupar el lugar, como
sucesor, de una persona que todavía no ha fallecido, y que cuando fallezca sí se
encuentre en la capacidad de poder ingresar y poder ser parte de esa relación jurídica.
Entonces, volviendo a las formas de adquisición de la propiedad, las anteriores a que
hace mención el código en el Artículo 110 ya fueron objeto de análisis en materias
anteriores, inclusive los efectos de los contratos, la transmisión de la propiedad por efecto
de los contratos, la compraventa o la permuta, en fin, donde implique una
contraprestación por parte de una persona hacia otra; si estamos en la compraventa,
alguien estará en la obligación de proporcionar dinero, y la otra de hacerlo propietario de
un determinado bien. En materia sucesoria es diferente; quienes ingresan a la relación
jurídica son personas que el testador, la persona que hace testamento, la instituye como
heredera de sí mismo, de la persona que fallece, y que por efecto del mecanismo
testamental, esa persona, identificada de acuerdo con los requisitos que manda la ley,
entrará a ocupar el lugar que tenía esa persona en una relación jurídica. Pero si no utiliza
el mecanismo del testamento, nos encontramos en que la ley es la encargada de realizar
todo ese mecanismo de la adquisición de la propiedad de una persona que no ha dejado
testamento pero que, sin embargo, tiene vínculos de parentesco, dependiendo si son
cercanos; nuestro código habla hasta del cuarto grado de consanguinidad tanto en la
línea ascendente como descendente, pero es la ley la que está encargada de toda esa
estructuración y, desde luego, la propia ley es la que indica quienes son los que van a
ingresar a la sucesión producido el fallecimiento, vía cesación de las funciones biológicas
fundamentales, o a través de la declaración judicial de la muerte presunta, o sea, la
muerte natural y el fallecimiento declarado presuntivamente por la autoridad competente.
Entonces, ¿cómo podemos materializar el concepto de la sucesión?, si hablamos desde
un punto de vista estrictamente doctrinal, la sucesión es más propiamente, aquella que se
refiere a que una persona adquiere cierto patrimonio, un determinado patrimonio, de una
persona que fallece, y que esa persona tiene vínculos de parentesco, es decir, tiene una
relación de familia relativamente cercana, y que se encuentra habilitada para ocupar el
lugar de esa persona, en otra palabras, que tiene capacidad, es una persona que la ley le
reconoce esa aptitud para poder ingresar, ser parte y continuar en esa relación jurídica
que establecemos los hombres en nuestra vida, porque como seres perecederos,
nacemos y también nos extinguimos, es decir, fallecemos por efecto de la muerte.

1.4. Fundamentos del derecho sucesorio

El mismo profesor, Jorge Maffía, también nos habla de los fundamentos por los cuales las
personas ingresan a la sucesión, o sea, los fundamentos en los que se basa la materia
que estamos estudiando. Para esto, él plantea una serie de teorías que están más que
todo sistematizadas en lo siguiente:

- Teoría del derecho natural: Este es un tema del derecho natural que, más que
pertenecer al campo del Derecho Sucesorio o del Derecho Civil en particular, es
de una connotación mucho más amplia; es parte de un estudio inclusive del
fundamento mismo del Derecho y del cuestionamiento y tratamiento de lo que es
un derecho natural, es decir, un derecho que tenemos y al que recibimos porque
es parte así de la naturaleza, es una concepción más filosófica, y señala que
nosotros entramos a la sucesión porque es un derecho que, en virtud de ser seres
humanos, de nacer a la vida humana, la misma sociedad ya nos tiene que
reconocer a nosotros como personas que podemos ingresara a una relación
jurídica. Este concepto fue criticado y polemizado, y lleva muchos rasgos de una
generalidad, de mucha generalización, por tanto, si bien puede ser objeto de un
fundamento del derecho natural para los iusnaturalistas, le salen al frente los
utilitarios o los normativistas, cuestionando que aquello no es cuestión de un
derecho natural, sino de una creación del hombre a través de una norma jurídica;
es la norma jurídica la que dice quién es sucesor y quién no lo es, y el derecho
natural no tiene nada que ver. Si bien puede servir de base, es muy genérica y
amplia, por lo que trataremos de buscar el fundamento de nuestra disciplina.
Cuando lleguemos a nuestro análisis, veremos que no solamente es una
conformación unívoca, sino que hay varias formas y explicaciones del por qué el
Derecho Sucesorio existe y se da, y cuales son sus bases y fundamentos.
Entonces, el primer fundamento es el del derecho natural, que es muy amplio y
muy criticado.
- Teoría biológica: Establece que nosotros, los seres humanos, no somos más que
una consecuencia de un orden biológico por el cual nacemos, nos reproducimos y
luego viene el fin de la existencia; ese ciclo biológico es el fundamento del
Derecho de Sucesiones, pero tampoco es una posición que haya satisfecho a los
autores doctrinarios y escolásticos. Si bien los elementos que puedan conformar el
fenómeno sucesorio son personas naturales en cuanto a realizar actos positivos,
no debe perderse de vista que existen otro tipo de personas, las personas
jurídicas, que, si bien no pueden realizar actos de carácter sucesorio, a las
personas jurídicas no se les permite, por ejemplo, hacer testamento, o que se
arme la sucesión de una persona jurídica. En todo caso, esta se disolverá, luego
de la disolución se verá que se hace con el patrimonio, se liquidará el patrimonio,
se hará la repartición hacia las personas que han ido a conformar aquel patrimonio
de esa persona jurídica, en fin. Pero hay una parte importante, porque las
personas jurídicas si pueden ser destinatarios de una posición hereditaria, es
decir, son personas que se encuentran habilitadas para recibir un determinado
patrimonio como consecuencia del fallecimiento de una persona. Cuando una
persona hace testamento y señala como uno de sus sucesores a título particular,
el caso de los legados, a una institución de carácter jurídico (asilos de ancianos,
organizaciones no gubernamentales), pero ese es un tema que se analiza más
que todo desde el punto de vista de la recepción de un determinado patrimonio a
título de una asignación particular que realiza, a cambio de nada; es como si
estuviera haciendo una donación, pero a través del mecanismo testamental,
surtiendo efectos cuando esa persona fallezca. Es decir, puede destinar la
totalidad o parte de su patrimonio, dependiendo las circunstancias, si no tiene
herederos, ascendientes o descendientes, ni colateral, ni cónyuge, ni conviviente,
esa persona puede disponer libremente de la totalidad de su patrimonio en favor
de una persona jurídica; o, teniendo ascendientes, descendientes, los cuales
tienen vocación sucesoria, pueden ingresar pero, también, por un acto de
liberalidad que realiza el testador, puede señalar que una determinada persona
pueda ingresar a la sucesión, pero hasta un cierto límite; hablamos del concepto
de la legítima, que estudiaremos posteriormente, donde una persona tiene la
facultad de, en testamento, establecer como herederos a título particular a
personas que no tengan relación o vinculación familiar, o, teniéndola, que no
exceda los márgenes establecidos por la ley. En nuestro ordenamiento jurídico, la
totalidad del patrimonio se compone de una parte indisponible y de una parte
disponible; la parte indisponible, destinada exclusivamente para las personas con
vocación sucesoria, en nuestro país, es de las cuatro quintas partes, es decir, un
80% del cual el testador no puede, bajo ninguna circunstancia, dejar que esa parte
del patrimonio no lo reciban los herederos, es decir, forzosamente tienen que
recibir los herederos; un porcentaje mayor que signifique la violación de los
derechos de la legítima, corresponderá realizar una acción de reintegro de la
legítima, de tal manera que se equilibre lo que es la porción indisponible del 80%,
las cuatro quintas partes del total del patrimonio, y una quinta parte, el 20%, es la
porción disponible, que puede destinarla a liberalidades; donaciones, en vida; y al
establecimiento del legado, en muerte. Pero, también, el testador se encuentra
libre de que, entre los que tienen vocación sucesoria e ingresarán a la sucesión
dentro del 80%, el sucesor puede dividir este 80% entre sus tres hijos, y destinar
para cualquiera de ellos un 20% adicional, lo que normalmente se llama la
“mejora”, es decir, ha sido mejorado, como se dice en el léxico común en esta
materia; ha recibido más que los demás, pero sin violentar o infringir derechos que
puedan tener los herederos con relación a la legítima. Entonces, la teoría de la
parte biológica tiene su explicación, pero no es satisfactoria; tenemos que ver que
uno de los componentes del fenómeno vo está dado por las personas, es decir,
por los elementos personales, subjetivos, que son las personas, y que son de dos
clases: la persona que fallece y los herederos. El componente material del
fenómeno sucesorio está dado por el patrimonio, aquél conjunto de bienes,
acciones y derechos, que son evaluables en dinero, que pueden ser calculados, y
que será dividido entre los herederos, en caso de haber una pluralidad de
herederos, o, en caso de haber un heredero singular, la totalidad de ese
patrimonio irá a parar a ese heredero singular, sin la necesidad de que haya
división y partición de ese bien; pero, cuando hay pluralidad, cuando hay muchos
herederos o coherederos, entonces si amerita una división y partición de carácter
obligatorio.
- Teoría del afecto presunto del causante: Cuando media el testamento, el
causante es quien señalará quienes ingresarán a la sucesión, y tendrán vocación
sucesoria todos aquellos llamados por ley y que no hayan realizado actos en
contra del de cujus, cuando hablamos de una sucesión testada, es decir, que ha
sido señalada, establecida por el mecanismo del testamento. Pero cuando se trata
de una sucesión intestada, una persona se ve privada de ingresar a la sucesión,
teniendo vocación sucesoria, cuando no hay testamento; ahí es que las
legislaciones de los países de los países establecen mecanismos de exclusión
legal, como una sanción de carácter legal, a las personas que realizan ciertos
actos que en algunas legislaciones son más amplios y en otras mucho más
restrictivos. En nuestro país, nos situamos en el Art. 1009, a través de 5 incisos,
donde una persona que realiza actos en contra del de cujus puede caer en los
denominados actos de indignidad; o sea, la indignidad se aplica como una sanción
legal a una persona que, cometiendo actos en contra del de cujus, pueda ser
excluido de la sucesión. Esa persona puede tener vocación sucesoria plena, pero,
poniendo como ejemplo el inciso uno del Art. 1009, “quien fuere condenado por
haber voluntariamente dado muerte o intentado matar al de cujus, a su cónyuge,
ascendientes o descendientes, o a uno cualquiera de sus hermanos o sobrinos
consanguíneos. Esta indignidad comprende también al cómplice”. En su momento,
cuando lleguemos a analizar la exclusión a través de la indignidad, veremos cuál
es el efecto de todo esto. A través de cinco incisos, la ley establece quiénes son
las personas que no van a ingresar a la sucesión, eso en sucesión ab intestato. En
cuanto a la sucesión testamentaria, la cosa es diferente; la ley permite a la
persona, también por actos que realiza un heredero o sucesor en contra del de
cujus, pueda ser excluido utilizando el mecanismo del testamento, denominado
desheredación. Una persona puede ser desheredada de acuerdo, inclusive, a los
motivos generales y especiales que menciona nuestro código, pero eso lo
veremos con posterioridad. Entonces, cuando la teoría habla del afecto presunto
del causante, es la ley la que presuntivamente dice “estas son las personas que
van a entrar a la sucesión”, y cuando el de cujus utiliza el mecanismo del
testamento, con mayor razón, de manera mucho más explícita, se manifiesta este
afecto presunto, y deja de ser presunto, llegando a materializarse, y no hay la
presunción de ingresar a la sucesión porque así hubiera pensado o razonado el de
cujus en caso de que hubiese hecho testamento, pero como no lo hizo, debemos
apegarnos a lo que dice la norma, estableciendo quiénes entrarán a la sucesión.
Esta teoría también ha recibido una serie de críticas. Se la toma en cuenta, pero
no es una de las bases fundamentales para ser llamada la naturaleza jurídica o la
composición jurídica fundamental de un derecho como es el derecho de ingresar a
la sucesión, o el derecho de la concepción de la sucesión de manera general.
- Teoría utilitaria: Sostiene que el Estado tiene mucho interés en que estas
relaciones entre las personas, hagan o no testamento, presten utilidad, sean de
utilidad, y que haya movilidad, un movimiento de los bienes que pueden estar en el
comercio; una persona que recibe algo por testamento será una persona que
puede utilizarla ella o puede disponer, porque es un título habilitante para poder
ser titular de ciertos derechos de carácter patrimonial o de carácter
extrapatrimonial, como pueden ser en algunos casos que se dan en la práctica.
Pero si estamos hablando de bienes tanto materiales como inmateriales, como
pueden ser todos aquellos relacionados con los derechos de autor, con las marcas
de fábrica, denominaciones de origen, etc., una serie de otras que son los objetos
que constituyen la propiedad intelectual.

1.5. Teorías negatorias del derecho sucesorio

La teoría negatoria está simplemente como un enunciado, es un cliché que no ha sido


puesto en la práctica ni siquiera en países que tenían regímenes diferentes, como
socialistas o comunistas, que tal vez en un principio, en la revolución rusa, si se negó el
derecho de sucesión, desapareciendo del código civil ruso el tema de la sucesión
hereditaria, para luego ser repuesta en 1924, pero con muchas restricciones. Si hablamos
de países socialistas, como China, que tiene una composición bastante peculiar, se
permite la sucesión de ciertos bienes de carácter patrimonial de parte del de cujus hacia
sus herederos, de la misma manera en que sucede en ciertos países occidentales, en
cierta clase de bienes, mayormente bienes muebles, como objetos de arte, bienes
muebles sujetos a registro, aeronaves, vehículos, barcos; pero en ciertos bienes de
carácter estratégico que la misma ley China los reserva, o aquellos que pertenezcan al
patrimonio nacional de China, no pueden ser objeto de sucesión testamentaria, igual lo
que ocurre en Cuba o tal vez en Vietnam, donde se dan ciertas aperturas pero no con el
carácter dispositivo casi total, como puede existir en los países occidentales.

Entonces, de esta conjunción de varias teorías que se han suscitado a lo largo de la


análisis de la evolución que ha tenido el Derecho Sucesorio desde antes del derecho
romano, con las cultura griega, la cultura china, culturas milenarias de la Mesopotamia,
donde esto si ha servido de fundamento para que los romanos lleguen a una
sistematización sobre la cual se han tomado muchas de las instituciones que tenemos en
la actualidad, y fueron recogidas fundamentalmente a través del contenido del código civil
de napoleón y, desde luego, con la evolución que se viene teniendo en la actualidad.

¿Dónde está la base de todo esto?, no hay una sola base, y la mayoría de los tratadistas
están de acuerdo con esto, sino que tenemos que encontrar la naturaleza jurídica de
nuestra institución en la conjunción de varios aspectos, pero fundamentalmente en los
elementos que conforman el fenómeno sucesorio; primero, debe haber una persona que
fallece; segundo, las personas que puedan ingresar a la sucesión en su lugar; y, tercero,
el patrimonio, lo que se transmite, la parte transmitible o de disposición de los bienes que
pueda tener la persona que fallece, una persona que tiene libre disposición de los bienes
es la persona que ejerce o tiene un título habilitante que le permite disponer de esos
bienes, y disponer de la forma que él estime por conveniencia, dentro de los límites que la
ley establece. Si una persona dispone de la totalidad de sus bienes antes del
fallecimiento, es decir, si tiene una casa, un terreno, una cuenta corriente, si vende el
terreno, lo que hay es la fungibilidad, entrega el terreno en propiedad y recibe a cambio
dinero, la compraventa. Si se realiza la donación de un bien inmueble hacia la Facultad de
Derecho, ahí no existe la contraprestación de recibir dinero. Si tiene dinero en el banco y
lo juega en Las Vegas, perdiendo el dinero, esa persona, al momento de su fallecimiento,
no tiene patrimonio que repartir, pero como veremos después, el concepto de patrimonio
es mucho más amplio; inclusive la teoría patrimonialista de Aubry y Rau, los franceses,
nos dice que toda persona tiene, necesariamente, un patrimonio, pero se llega ya a las
posiciones actuales de tratadistas italianos, españoles, los mismos franceses y muchos
latinoamericanos, que el concepto de patrimonio es un concepto que tiene y recibe
diversas interpretaciones y por tanto se puede decir que una persona no es que no tenga
patrimonio, sino que no tiene bienes; si fallece una persona que no tiene bienes, ¿qué
patrimonio van a recibir los herederos? Existen bienes que se extinguen por el
fallecimiento de una persona; en otras legislaciones, fallece una persona y los herederos
tienen el derecho de reclamar lo que haya ahorrado o haya sido descontado, o una
persona que estaba dentro del régimen de la seguridad social, o que haya contratado una
póliza de seguros, pero, si no tiene nada de eso, el elemento de suceder, es decir, sale
una persona e ingresa otra, pero, ¿ingresa para qué?, si el tercer elemento no está
físicamente identificado como para poder repartir. Si una persona no tiene casa, un
homeless, como llaman los americanos e ingleses, fallece, no repartirá nada, los
herederos no reclamarán alguna posición hereditaria; incluso en nuestro medio, existen
personas que fallecen y no dejan bienes, porque la casa no era de su propiedad, sino que
era alquilada, tenía acreedores particulares, es decir, tenía deudas, y pues, en lugar de
dejar un patrimonio, deja algunas situaciones difíciles para los herederos, y quienes tienen
un derecho para poder reclamar serán los acreedores para perseguir a los herederos, y si
los herederos no tienen bienes, también; pero eso no implica que no tengamos que tener
o no hayan las bases para poder hablar de un Derecho Sucesorio, necesariamente tiene
que haber un Derecho Sucesorio, y así está reconocido en la mayoría de los países.

Ahora, lo que sí es importante es el cómo podemos tener un sistema sucesorio eficaz.


Hay muchas legislaciones en el mundo que están renovando o viendo la manera de
facilitar la transmisión mortis causa de una persona que fallece hacia sus herederos. En
nuestro país, vemos que el Código Civil tiene normas muy interesantes, cubriendo
muchas de las expectativas que tal vez los herederos puedan tener la percepción de que
van a recibir y están tomado en cuenta y demás, pero un derecho que puede ser
reconocido o materializado de manera tardía, no es un buen derecho; puede ser que esté
reconocido, que tengamos todos los instrumentos, pero no puede ser que una sucesión
tarde años en dividirse, mucho tiempo. En el caso de Bolivia, la declaratoria de herederos,
es decir, aquel instrumento o herramienta jurídica que antes habilitada como heredero, le
daba el título de heredero, era un proceso voluntario que se realizaba en los estrados
judiciales que, inclusive antes de 1972, cuando estaba vigente, inclusive, el código de
procederes Santa Cruz con todas sus modificaciones, era un trámite que, siendo
voluntario, donde no había contención, se necesitaba inclusive la opinión del fiscal, es
decir, una declaratoria de herederos fácilmente podía tomar entre seis meses y un año.
Con nuestro código se mantiene la declaratoria de herederos en la vía judicial, pero fue
más expedita. Con las reformas realizadas a partir del 2015 con la nueva ley del
notariado, el legislador vio por conveniente no ingresar en procesos por los cuales se
declare que una persona es heredera de otra por la vía judicial, sino que le faculta al
notario para hacer esa declaración, y que sea el título habilitante para poder ejercer los
derechos como titular nombrado, si es testamentario, o, si es ab intestato, esa persona,
con la declaratoria de herederos hecha ante notario, sea el suficiente título habilitante
para ejercer todos los derechos que la ley le reconoce como heredero al fallecimiento de
una determinada persona. Si bien nuestro código en la actualidad tiene una buena
connotación, no está de acuerdo con el tiempo; los tiempos en materia jurídica han
avanzado mucho; incluso conceptos nuevos, como legaltech, la aplicación de medios
tecnológicos al Derecho, hay una evolución impresionante, inclusive con la utilización de
la inteligencia artificial, la blockchain, la cadena de normas, de archivos, en fin, que poco a
poco están siendo incorporadas en las legislaciones de los países. En nuestro país aún
no tenemos esa parte, veremos qué ocurre a futuro.
Es necesario analizar avances dentro de nuestra materia, con el objetivo de proponer
cambios. Por ejemplo, algo del derecho comparado; en Argentina desapareció la
institución de la desheredación, y todo se reduce a la declaratoria de indignidad. Lo que
hicieron en Argentina es fusionar o trasladar con mayor cuidado las causales de
desheredación a lo que es la exclusión por declaratoria de indignidad, para que la persona
que comete ciertos actos pueda quedar fuera de la sucesión. Habrá que ver si se puede o
no se puede, porque el testamento implica parte escrita, hay, luego, testamentos
especiales; analizaremos si corresponde o no. También bajar la cuota de la legítima en
favor de los herederos, como ocurrió en Colombia o México, donde bajaron los
porcentajes; en vez de ser 80% bajaron a 70% o 75%; hay que ver cuál es el efecto
económico de todo esto. Y, desde luego, desburocratizar toda la cuestión que conlleve la
adquisición de bienes vía sucesión mortis causa, más que todo tratándose de bienes
inmuebles, donde la oficina de derechos reales en nuestro país no es muy eficiente.

Preguntas

Si la persona que falleció tenía su bien hipotecado en el banco, ¿los herederos que
reclamen ese bien tendrían que dividirse la deuda?

A los herederos les corresponde pagar esa deuda poniendo a la venta el bien, y al estar
gravado y haber algún interesado, fruto de la compraventa se paga al banco y éste libera
la hipoteca, pudiendo estar el inmueble alodial.

Si ninguno de los herederos tiene el dinero para pagar al banco, tendrán que ponerlo en
venta, y quien desee comprar dará el dinero para levantar la hipoteca, y recibirá el
inmueble alodial.

¿Es necesario hacer una declaratoria de herederos?

La declaratoria de herederos es el título que otorga la autoridad competente, en este caso


el notario a nombre de la ley, de que uno es heredero, por tanto, existe un plazo por el
cual uno debe hacerse declarar heredero, siendo de diez años computables a partir de la
apertura de la sucesión, que ocurre cuando la persona fallece.

En caso de que el testador fallezca y quien quiera declararse heredero tiene cinco
años, al transcurrir los diez años, ¿prescribe su derecho?
Cuando existe testamento no se requiere hacer declaratoria de herederos. El testamento
es el instrumento por el cual se determina y se señala con toda claridad quiénes son los
herederos. No debe mezclarse la sucesión testada con la sucesión intestada.

En caso de existir una pluralidad de herederos, ¿puede excluirse a algunos


herederos que no quieran el patrimonio que se está heredando o estén en el
extranjero?

Las personas que no quieren ser herederos tienen que manifestar ante la autoridad
competente que renuncian a la herencia. Existe un principio en el Derecho Sucesorio no
solo nacional, sino internacional: heredero es la persona que quiere ser heredero, la
persona que no quiere ser heredero, la renuncia, y existen los mecanismos de la renuncia
de la herencia. Ahora bien, la persona que no esté presente en el país puede interponer
una demanda de reintegro de la legítima o de división y partición y entrega de la parte que
le corresponde a una persona que, siendo heredero, no está en el país, no se entera, pero
aparece después de mucho tiempo.

¿Existe la prescripción en el caso de los herederos legales?

El Código Civil habla de diez años para la declaratoria de herederos. Es un problema que
veremos posteriormente.

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