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27-03-2023
Abarcaremos ya no 23 temas, sino 25, pero los temas añadidos son desdoblamientos,
temas que ya eran tratados durante las clases, a excepción del arbitraje de sucesiones,
que es el que se incorporará como el tema 25, y el tema de los contratos sobre sucesión
futura, que es el tema 24. Este último tema antes era desarrollado entre los temas 1, 2 y
3, pero se vio por conveniente darle un mayor análisis crítico a lo que ha ocurrido en
nuestro país en cuanto a la incorporación de la figura de los contratos sobre sucesión
futura en tres artículos, pero no hubo ningún tipo de desarrollo posterior a esta tercera
forma de sucesión. Como veremos, la forma clásica en la que se divide el mundo del
Derecho Sucesorio en el derecho común, no en el derecho anglosajón sino en el derecho
continental, que así se denomina al derecho francés, español, alemán, italiano y, desde
luego, la propagación y expansión de las formas bajo las cuales los países recientemente
independizados de las ex colonias tanto españolas como otras, adoptaron los modelos y
formas codificadoras que se encontraban en ese momento en vigencia en esos países; de
ahí es que, cuando nos llegan a Latinoamérica, la República de Bolivia, durante la
presidencia del Mariscal Andrés de Santa Cruz, adoptamos y adaptamos el código civil
francés de 1804 casi en su integridad, con algún tipo de variables, inclusive con defectos
de repetición de ciertos artículos y de otros de inclusive estaban en blanco. En la materia
que a nosotros nos toca, el código civil de Napoleón solo reconocía dos formas de
sucesión y no se reconocía ninguna otra forma aparte de las dos: la sucesión legal,
legítima, ab intestato, sin testamento, que no estaba basada en la voluntad de la persona
que es titular de un derecho subjetivo; y la segunda, que sí depende de la voluntad del
testador, de acuerdo con las normas y los requisitos tanto de forma como de fondo y las
solemnidades necesarias de las que está rodeado el derecho sucesorio testamentario.
Recién a partir de 1900 hacia adelante, con la promulgación del BGB o código civil
alemán, que tiene raigambres propiamente romanas y, desde luego, tomadas en cuenta
por Savigny para la elaboración del código civil alemán, basados en el código de
Napoleón pero con la inclusión del propio desarrollo del derecho, de esa vocación del
siglo, que decía Savigny antes de que se produzca la promulgación del BGB, del código
civil alemán, donde se vislumbra el reconocimiento de algunas instituciones, más que todo
la institución contractual, para que el sujeto activo de la relación jurídica pueda realizar, a
través de los derechos que le asisten, actos jurídicos válidos de transmisión con efectos
hereditarios, utilizando el mecanismo contractual. Esa tercera forma es la que en el código
civil de 1831, vigente hasta el 6 de agosto de 1975 y la vacatio legis para su entrada en
vigencia efectiva luego de esa vacatio legis el 2 de abril de 1976, hasta lo que tenemos
ahora, pasando inclusive por la modificación que se hizo a través de la elevación, la
recategorización de una forma jurídica fruto de la expresión de un gobierno de facto, como
fue la del año 1975, donde se utilizó el mecanismo del Decreto Ley, es decir que nuestro
Código Civil fue promulgado mediante un Decreto Ley 12760 de 6 de agosto de 1975, y
vigente desde el 2 de abril de 1976. La ley 1071 de 18 de julio de 2018 eleva a rango de
ley el D.S. 12760, por lo que el Código Civil actual adquiere una legitimidad plena,
surgiendo una serie de comentarios, ensayos, de parte de nuestros tratadistas, en cuanto
a la forma en la que nuestro Código Civil, el código más importante del sistema jurídica
nacional, una codificación muy difícil, compleja, una colección de leyes a través de su
sistematización y su ordenación por materias, hizo que tenga una vigencia desde el 1976
hasta el 2018, con un caparazón jurídico que los legisladores, luego de la recuperación de
la democracia en 1982 a la fecha, estábamos gobernados por una forma jurídica de
vigencia que era el Decreto Ley, típico de los gobiernos de facto, y durante todo ese
tiempo solo se materializó el intento, probablemente de muchos, de la ley 1071 del 2018,
por lo que, en la actualidad, el código de 1976, promulgado bajo la forma de un decreto
ley, ahora sí tiene la forma de una ley de la República que ha cumplido con todos los
requerimientos y necesidades de la hermenéutica legislativa. Por lo tanto, lo que tenemos
es que ha habido un cambio de un estatus jurídico que en esa época es una cuestión de
hecho, pero que tuvo trascendencias jurídicas muy importantes por más de 40 años en
nuestro país, hasta ya tener, a partir del 2018 a la fecha, 5 años, la vigencia de un modelo
plenamente correspondiente a un Estado de Derecho; lo anterior no correspondía a una
modalidad de un Estado de Derecho.
El otro tema que será incorporado es el de aplicar a la sucesión el tema del arbitraje, o
sea, el arbitraje hereditario, que sí hace mención la ley actual como la ley anterior, es
decir, la ley 1770 como la actual, 708. Utilizando el mecanismo arbitral en caso de surgir
conflictos entre los herederos, de acuerdo con lo que señala la propia ley de arbitraje,
podría ser objeto de una arbitrabilidad, teniendo plena validez el fallo que pueda ser
emitido por un árbitro o por un conjunto de árbitros a través de un tribunal arbitral. Esa
parte la estudiaremos con un poquito de discernimiento, y podría conducirnos a una
utilización sustitutiva positiva de parte de los que tengan interés, de quienes estén
pasando por un conflicto de carácter sucesorio, y que normalmente está dentro del
derecho público, el derecho de los tribunales y que, como sabemos, lleva demasiado
tiempo, es demasiado costoso, y con una lentitud impresionante.
Hoy tocaremos el lugar donde estamos situados en el contexto del Código Civil Boliviano.
A través de 275 Artículos, se regula toda la cuestión de las sucesiones por causa de
muerte. En el mundo existen tres formas de enfocar este tema; primero, a través de la
propia norma, la ley, es decir, la disposición o la transmisión hereditaria se realiza bajo los
designios de la propia norma, del Código Civil, donde no interviene la voluntad del
testador o de la persona que fallece con anterioridad a su fallecimiento con la utilización
del mecanismo del testamento, siendo esta la segunda forma; y también tenemos, de
manera indicativa, la tercera forma, que son los contratos sobre sucesión futura,
establecidos en los Artículo 1004, 1005 y 1006 del Código Civil. Entonces, estudiaremos
toda la cuestión que se encuentra ya establecida en nuestro Código Civil.
¿A qué llamamos sucesión? Esto debe analizarse desde un punto de vista tanto doctrinal
como legislativo o material, que viene a ser nuestro Código Civil, así como los
componentes en los cuales se lleva adelante este fenómeno o el fenómeno sucesorio, o
los componentes de esta estructura por la cual un conjunto de bienes, acciones y
derechos, el patrimonio que tiene una persona, pasa a otra persona en su integridad o en
parte, como veremos posteriormente. Desde el punto de vista legislativo, codificado en
nuestro código, desde el Art. 1000 hacia adelante, no se hace mención a lo que es la
sucesión, sino que se ingresa directamente a considerar la estructura misma por la cual
se va interactuando en el Derecho Sucesorio. Es así que en el Art. 1 llega a considerarse
el momento en el que una persona ingresa a ocupar el lugar que tenía otra que
previamente fallece, en la totalidad de sus relaciones jurídicas. Si bien, cuando una
persona fallece, transmite la totalidad de su patrimonio a otra u otras personas llamadas
por ley, que tienen aquello que la doctrina denomina vocación sucesoria, es decir, esas
personas que llegarán a ocupar el lugar que tenía una persona en vida y que, por vínculos
de parentesco, ingresan a la sucesión, o por voluntad de la persona que fallece, habiendo
preexistentemente utilizado el mecanismo testamental para que, esas personas así
nombradas dentro de testamento, o las que han sido llamadas por ley, puedan ocupar el
lugar en la relación jurídica que se tenía, utilizando el derecho subjetivo tanto personal
como relacionado con otras personas, para dar nacimiento a ciertos hechos jurídicos,
como posteriormente a ciertos actos jurídicos, que veremos a lo largo del curso.
Desde la premisa del Código Civil, no existe un concepto de lo que viene a ser la
sucesión, sin embargo, en el mismo código si existe una parte interesante, referida a la
adquisición del patrimonio, de ciertos derechos por parte de las personas; es decir,
cuando ocurre la incorporación de un derecho al patrimonio de una persona, se da lugar a
lo que se llama la adquisición, y se debe a distintas causas, pero las más relevantes se
presentan cuando el derecho nace en la cabeza del adquirente, como habla la doctrina, y
fundamentalmente Jorge Maffía, en su libro “Manual de Derecho Sucesorio”, quien
menciona que existen los derechos que nacen en la cabeza del adquirente, denominados
también adquisición de derechos a título originario, es decir, el derecho es objeto de un
acto de creación, no es un acto de derivación, como veremos posteriormente, es decir, no
hay una derivación, sino más bien una constitución nueva de ella, y que no nace a
consecuencia de una relación jurídica.
El mismo profesor, Jorge Maffía, también nos habla de los fundamentos por los cuales las
personas ingresan a la sucesión, o sea, los fundamentos en los que se basa la materia
que estamos estudiando. Para esto, él plantea una serie de teorías que están más que
todo sistematizadas en lo siguiente:
- Teoría del derecho natural: Este es un tema del derecho natural que, más que
pertenecer al campo del Derecho Sucesorio o del Derecho Civil en particular, es
de una connotación mucho más amplia; es parte de un estudio inclusive del
fundamento mismo del Derecho y del cuestionamiento y tratamiento de lo que es
un derecho natural, es decir, un derecho que tenemos y al que recibimos porque
es parte así de la naturaleza, es una concepción más filosófica, y señala que
nosotros entramos a la sucesión porque es un derecho que, en virtud de ser seres
humanos, de nacer a la vida humana, la misma sociedad ya nos tiene que
reconocer a nosotros como personas que podemos ingresara a una relación
jurídica. Este concepto fue criticado y polemizado, y lleva muchos rasgos de una
generalidad, de mucha generalización, por tanto, si bien puede ser objeto de un
fundamento del derecho natural para los iusnaturalistas, le salen al frente los
utilitarios o los normativistas, cuestionando que aquello no es cuestión de un
derecho natural, sino de una creación del hombre a través de una norma jurídica;
es la norma jurídica la que dice quién es sucesor y quién no lo es, y el derecho
natural no tiene nada que ver. Si bien puede servir de base, es muy genérica y
amplia, por lo que trataremos de buscar el fundamento de nuestra disciplina.
Cuando lleguemos a nuestro análisis, veremos que no solamente es una
conformación unívoca, sino que hay varias formas y explicaciones del por qué el
Derecho Sucesorio existe y se da, y cuales son sus bases y fundamentos.
Entonces, el primer fundamento es el del derecho natural, que es muy amplio y
muy criticado.
- Teoría biológica: Establece que nosotros, los seres humanos, no somos más que
una consecuencia de un orden biológico por el cual nacemos, nos reproducimos y
luego viene el fin de la existencia; ese ciclo biológico es el fundamento del
Derecho de Sucesiones, pero tampoco es una posición que haya satisfecho a los
autores doctrinarios y escolásticos. Si bien los elementos que puedan conformar el
fenómeno sucesorio son personas naturales en cuanto a realizar actos positivos,
no debe perderse de vista que existen otro tipo de personas, las personas
jurídicas, que, si bien no pueden realizar actos de carácter sucesorio, a las
personas jurídicas no se les permite, por ejemplo, hacer testamento, o que se
arme la sucesión de una persona jurídica. En todo caso, esta se disolverá, luego
de la disolución se verá que se hace con el patrimonio, se liquidará el patrimonio,
se hará la repartición hacia las personas que han ido a conformar aquel patrimonio
de esa persona jurídica, en fin. Pero hay una parte importante, porque las
personas jurídicas si pueden ser destinatarios de una posición hereditaria, es
decir, son personas que se encuentran habilitadas para recibir un determinado
patrimonio como consecuencia del fallecimiento de una persona. Cuando una
persona hace testamento y señala como uno de sus sucesores a título particular,
el caso de los legados, a una institución de carácter jurídico (asilos de ancianos,
organizaciones no gubernamentales), pero ese es un tema que se analiza más
que todo desde el punto de vista de la recepción de un determinado patrimonio a
título de una asignación particular que realiza, a cambio de nada; es como si
estuviera haciendo una donación, pero a través del mecanismo testamental,
surtiendo efectos cuando esa persona fallezca. Es decir, puede destinar la
totalidad o parte de su patrimonio, dependiendo las circunstancias, si no tiene
herederos, ascendientes o descendientes, ni colateral, ni cónyuge, ni conviviente,
esa persona puede disponer libremente de la totalidad de su patrimonio en favor
de una persona jurídica; o, teniendo ascendientes, descendientes, los cuales
tienen vocación sucesoria, pueden ingresar pero, también, por un acto de
liberalidad que realiza el testador, puede señalar que una determinada persona
pueda ingresar a la sucesión, pero hasta un cierto límite; hablamos del concepto
de la legítima, que estudiaremos posteriormente, donde una persona tiene la
facultad de, en testamento, establecer como herederos a título particular a
personas que no tengan relación o vinculación familiar, o, teniéndola, que no
exceda los márgenes establecidos por la ley. En nuestro ordenamiento jurídico, la
totalidad del patrimonio se compone de una parte indisponible y de una parte
disponible; la parte indisponible, destinada exclusivamente para las personas con
vocación sucesoria, en nuestro país, es de las cuatro quintas partes, es decir, un
80% del cual el testador no puede, bajo ninguna circunstancia, dejar que esa parte
del patrimonio no lo reciban los herederos, es decir, forzosamente tienen que
recibir los herederos; un porcentaje mayor que signifique la violación de los
derechos de la legítima, corresponderá realizar una acción de reintegro de la
legítima, de tal manera que se equilibre lo que es la porción indisponible del 80%,
las cuatro quintas partes del total del patrimonio, y una quinta parte, el 20%, es la
porción disponible, que puede destinarla a liberalidades; donaciones, en vida; y al
establecimiento del legado, en muerte. Pero, también, el testador se encuentra
libre de que, entre los que tienen vocación sucesoria e ingresarán a la sucesión
dentro del 80%, el sucesor puede dividir este 80% entre sus tres hijos, y destinar
para cualquiera de ellos un 20% adicional, lo que normalmente se llama la
“mejora”, es decir, ha sido mejorado, como se dice en el léxico común en esta
materia; ha recibido más que los demás, pero sin violentar o infringir derechos que
puedan tener los herederos con relación a la legítima. Entonces, la teoría de la
parte biológica tiene su explicación, pero no es satisfactoria; tenemos que ver que
uno de los componentes del fenómeno vo está dado por las personas, es decir,
por los elementos personales, subjetivos, que son las personas, y que son de dos
clases: la persona que fallece y los herederos. El componente material del
fenómeno sucesorio está dado por el patrimonio, aquél conjunto de bienes,
acciones y derechos, que son evaluables en dinero, que pueden ser calculados, y
que será dividido entre los herederos, en caso de haber una pluralidad de
herederos, o, en caso de haber un heredero singular, la totalidad de ese
patrimonio irá a parar a ese heredero singular, sin la necesidad de que haya
división y partición de ese bien; pero, cuando hay pluralidad, cuando hay muchos
herederos o coherederos, entonces si amerita una división y partición de carácter
obligatorio.
- Teoría del afecto presunto del causante: Cuando media el testamento, el
causante es quien señalará quienes ingresarán a la sucesión, y tendrán vocación
sucesoria todos aquellos llamados por ley y que no hayan realizado actos en
contra del de cujus, cuando hablamos de una sucesión testada, es decir, que ha
sido señalada, establecida por el mecanismo del testamento. Pero cuando se trata
de una sucesión intestada, una persona se ve privada de ingresar a la sucesión,
teniendo vocación sucesoria, cuando no hay testamento; ahí es que las
legislaciones de los países de los países establecen mecanismos de exclusión
legal, como una sanción de carácter legal, a las personas que realizan ciertos
actos que en algunas legislaciones son más amplios y en otras mucho más
restrictivos. En nuestro país, nos situamos en el Art. 1009, a través de 5 incisos,
donde una persona que realiza actos en contra del de cujus puede caer en los
denominados actos de indignidad; o sea, la indignidad se aplica como una sanción
legal a una persona que, cometiendo actos en contra del de cujus, pueda ser
excluido de la sucesión. Esa persona puede tener vocación sucesoria plena, pero,
poniendo como ejemplo el inciso uno del Art. 1009, “quien fuere condenado por
haber voluntariamente dado muerte o intentado matar al de cujus, a su cónyuge,
ascendientes o descendientes, o a uno cualquiera de sus hermanos o sobrinos
consanguíneos. Esta indignidad comprende también al cómplice”. En su momento,
cuando lleguemos a analizar la exclusión a través de la indignidad, veremos cuál
es el efecto de todo esto. A través de cinco incisos, la ley establece quiénes son
las personas que no van a ingresar a la sucesión, eso en sucesión ab intestato. En
cuanto a la sucesión testamentaria, la cosa es diferente; la ley permite a la
persona, también por actos que realiza un heredero o sucesor en contra del de
cujus, pueda ser excluido utilizando el mecanismo del testamento, denominado
desheredación. Una persona puede ser desheredada de acuerdo, inclusive, a los
motivos generales y especiales que menciona nuestro código, pero eso lo
veremos con posterioridad. Entonces, cuando la teoría habla del afecto presunto
del causante, es la ley la que presuntivamente dice “estas son las personas que
van a entrar a la sucesión”, y cuando el de cujus utiliza el mecanismo del
testamento, con mayor razón, de manera mucho más explícita, se manifiesta este
afecto presunto, y deja de ser presunto, llegando a materializarse, y no hay la
presunción de ingresar a la sucesión porque así hubiera pensado o razonado el de
cujus en caso de que hubiese hecho testamento, pero como no lo hizo, debemos
apegarnos a lo que dice la norma, estableciendo quiénes entrarán a la sucesión.
Esta teoría también ha recibido una serie de críticas. Se la toma en cuenta, pero
no es una de las bases fundamentales para ser llamada la naturaleza jurídica o la
composición jurídica fundamental de un derecho como es el derecho de ingresar a
la sucesión, o el derecho de la concepción de la sucesión de manera general.
- Teoría utilitaria: Sostiene que el Estado tiene mucho interés en que estas
relaciones entre las personas, hagan o no testamento, presten utilidad, sean de
utilidad, y que haya movilidad, un movimiento de los bienes que pueden estar en el
comercio; una persona que recibe algo por testamento será una persona que
puede utilizarla ella o puede disponer, porque es un título habilitante para poder
ser titular de ciertos derechos de carácter patrimonial o de carácter
extrapatrimonial, como pueden ser en algunos casos que se dan en la práctica.
Pero si estamos hablando de bienes tanto materiales como inmateriales, como
pueden ser todos aquellos relacionados con los derechos de autor, con las marcas
de fábrica, denominaciones de origen, etc., una serie de otras que son los objetos
que constituyen la propiedad intelectual.
¿Dónde está la base de todo esto?, no hay una sola base, y la mayoría de los tratadistas
están de acuerdo con esto, sino que tenemos que encontrar la naturaleza jurídica de
nuestra institución en la conjunción de varios aspectos, pero fundamentalmente en los
elementos que conforman el fenómeno sucesorio; primero, debe haber una persona que
fallece; segundo, las personas que puedan ingresar a la sucesión en su lugar; y, tercero,
el patrimonio, lo que se transmite, la parte transmitible o de disposición de los bienes que
pueda tener la persona que fallece, una persona que tiene libre disposición de los bienes
es la persona que ejerce o tiene un título habilitante que le permite disponer de esos
bienes, y disponer de la forma que él estime por conveniencia, dentro de los límites que la
ley establece. Si una persona dispone de la totalidad de sus bienes antes del
fallecimiento, es decir, si tiene una casa, un terreno, una cuenta corriente, si vende el
terreno, lo que hay es la fungibilidad, entrega el terreno en propiedad y recibe a cambio
dinero, la compraventa. Si se realiza la donación de un bien inmueble hacia la Facultad de
Derecho, ahí no existe la contraprestación de recibir dinero. Si tiene dinero en el banco y
lo juega en Las Vegas, perdiendo el dinero, esa persona, al momento de su fallecimiento,
no tiene patrimonio que repartir, pero como veremos después, el concepto de patrimonio
es mucho más amplio; inclusive la teoría patrimonialista de Aubry y Rau, los franceses,
nos dice que toda persona tiene, necesariamente, un patrimonio, pero se llega ya a las
posiciones actuales de tratadistas italianos, españoles, los mismos franceses y muchos
latinoamericanos, que el concepto de patrimonio es un concepto que tiene y recibe
diversas interpretaciones y por tanto se puede decir que una persona no es que no tenga
patrimonio, sino que no tiene bienes; si fallece una persona que no tiene bienes, ¿qué
patrimonio van a recibir los herederos? Existen bienes que se extinguen por el
fallecimiento de una persona; en otras legislaciones, fallece una persona y los herederos
tienen el derecho de reclamar lo que haya ahorrado o haya sido descontado, o una
persona que estaba dentro del régimen de la seguridad social, o que haya contratado una
póliza de seguros, pero, si no tiene nada de eso, el elemento de suceder, es decir, sale
una persona e ingresa otra, pero, ¿ingresa para qué?, si el tercer elemento no está
físicamente identificado como para poder repartir. Si una persona no tiene casa, un
homeless, como llaman los americanos e ingleses, fallece, no repartirá nada, los
herederos no reclamarán alguna posición hereditaria; incluso en nuestro medio, existen
personas que fallecen y no dejan bienes, porque la casa no era de su propiedad, sino que
era alquilada, tenía acreedores particulares, es decir, tenía deudas, y pues, en lugar de
dejar un patrimonio, deja algunas situaciones difíciles para los herederos, y quienes tienen
un derecho para poder reclamar serán los acreedores para perseguir a los herederos, y si
los herederos no tienen bienes, también; pero eso no implica que no tengamos que tener
o no hayan las bases para poder hablar de un Derecho Sucesorio, necesariamente tiene
que haber un Derecho Sucesorio, y así está reconocido en la mayoría de los países.
Preguntas
Si la persona que falleció tenía su bien hipotecado en el banco, ¿los herederos que
reclamen ese bien tendrían que dividirse la deuda?
A los herederos les corresponde pagar esa deuda poniendo a la venta el bien, y al estar
gravado y haber algún interesado, fruto de la compraventa se paga al banco y éste libera
la hipoteca, pudiendo estar el inmueble alodial.
Si ninguno de los herederos tiene el dinero para pagar al banco, tendrán que ponerlo en
venta, y quien desee comprar dará el dinero para levantar la hipoteca, y recibirá el
inmueble alodial.
En caso de que el testador fallezca y quien quiera declararse heredero tiene cinco
años, al transcurrir los diez años, ¿prescribe su derecho?
Cuando existe testamento no se requiere hacer declaratoria de herederos. El testamento
es el instrumento por el cual se determina y se señala con toda claridad quiénes son los
herederos. No debe mezclarse la sucesión testada con la sucesión intestada.
Las personas que no quieren ser herederos tienen que manifestar ante la autoridad
competente que renuncian a la herencia. Existe un principio en el Derecho Sucesorio no
solo nacional, sino internacional: heredero es la persona que quiere ser heredero, la
persona que no quiere ser heredero, la renuncia, y existen los mecanismos de la renuncia
de la herencia. Ahora bien, la persona que no esté presente en el país puede interponer
una demanda de reintegro de la legítima o de división y partición y entrega de la parte que
le corresponde a una persona que, siendo heredero, no está en el país, no se entera, pero
aparece después de mucho tiempo.
El Código Civil habla de diez años para la declaratoria de herederos. Es un problema que
veremos posteriormente.