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a) La Creación: el Espíritu se cernía sobre las aguas (cf. Gn 1, 1-2 y CEC 1224).
b) El diluvio: con éste se borra el pecado cometido por los hombres (cf. Gn
capítulos 6 a 9).
c) El paso del Mar Rojo: en este milagro la tradición ve una prefiguración del
Bautismo como figura de salvación (cf. Ex 14, 15-31).
Eso sí, el bautismo de Jesús en el río Jordán llevado a cabo por Juan el bautista es la
imagen por excelencia del bautismo en el cristianismo. Pero, podemos preguntarnos
¿cuál es el sentido o el simbolismo del agua? El agua en prácticamente todas las
culturas simboliza la vida pero también la muerte. Gracias al agua crecen las cosechas,
las plantas tienen vida y tanto hombres como animales la necesitamos para vivir, del
mismo modo pueden traer o acarrear muerte y destrucción por las lluvias e
inundaciones. Asimismo el agua limpia, purifica, quita la suciedad. Esto último lo
podemos ver cotidianamente cuando nos lavamos las manos antes de comer, cuando nos
duchamos después de una dura jornada de trabajo o en las abluciones que realizan, por
poner un ejemplo, los musulmanes antes de realizar sus oraciones. En éste último
aspecto vemos una señal de respeto antes de que el fiel se comunique con la divinidad;
la persona ha de estar limpia, purificada.
Su vida sería en realidad toda entera un bautismo, esto es, una continua
purificación expiatoria enraizada en aquella otra inicial del paso por el agua en el
río y orientada a la otra definitiva de la sangre sobre la cruz […] por lo tanto, el
bautismo de Jesús justo comenzó con el agua del Jordán, se prolongó mediante
un comportamiento justo coherente en su ambiente y halló su primer e irrepetible
cumplimiento histórico en el momento en el que se entregó en la carne y en la
sangre sobre el Gólgota para la justificación de todos.
Este sacramento recibe el nombre de Bautismo en razón del carácter del rito
central mediante el que se celebra: bautizar (baptizein en griego) significa
“sumergir”, “introducir dentro del agua”; la “inmersión” en el agua
simboliza el acto de sepultar al catecúmeno en la muerte de Cristo de donde
sale por la resurrección con él como “nueva criatura”.
Por su parte el Código de Derecho Canónico (CIC) en su número 849 nos dice:
Bautismo de adultos
El adulto tiene que tener la intención o voluntad de recibirlo y no puede ser impuesto.
Para que sea lícito tiene que haber fe y deseo de arrepentirse de los pecados. La fe no
ha de ser perfecta sino un comienzo con la cual desarrollarse. El c. 865 del CIC nos dice
que el Bautismo ha de ser y se le pide al sujeto:
Bautismo de niños