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Taller Vicios de la Voluntad.

1 ¿Qué es un vicio del consentimiento?

Los vicios del “consentimiento”, debemos entender que son vicios de la voluntad y en consecuencia
pueden presentarse en actos jurídicos unilaterales o bilaterales.

Son aquellos que causan la anulabilidad del contrato, o incluso una nulidad según la doctrina.

2. ¿Cuáles son los vicios del consentimiento, definir cada uno (en qué consiste)?

El error.

Concepto.

Se define como el concepto equivocado o la ignorancia que se tiene de la ley, de una persona, de un
hecho o una cosa.
Aun cuando no son lo mismo, nuestro Derecho equipara al ignorante con el que incurre en error. En
sentido estricto, el primero no conoce algo; el segundo, lo conoce mal.

Clasificación.
1) Se distingue en primer lugar entre error de derecho y error de hecho. El error de hecho es la
ignorancia o concepto equivocado que se tiene de una persona, de una cosa o de un hecho. El error
de derecho es la ignorancia o el concepto equivocado que se tiene de una ley.

Clases de error de hecho

1º Cuando recae sobre la especie de acto o contrato que se ejecuta o celebra.


2º Cuando recae sobre la identidad de la cosa específica de que se trata.
3º Cuando la substancia o calidad esencial del objeto sobre que versa el acto o contrato, es diversa de
lo que se cree.
4º Cuando recae sobre una cualidad accidental de una cosa, y esa cualidad ha sido el principal motivo
de una de las partes para contratar y ha sido conocido de la otra parte.
5º Cuando la consideración de la persona con quien se ha contratado, ha sido la causa principal del
contrato.

La fuerza.

Concepto.
La fuerza es la presión física o moral ejercida sobre la voluntad de una persona para determinarla a
ejecutar o celebrar un acto o contrato.

Carlos Ducci prefiere definir la fuerza desde el punto de vista de aquel que la sufre. Dice que la fuerza
es el temor que experimenta una persona debido a una presión física o moral, y que la obliga a
manifestar su voluntad en un sentido determinado. Enfatiza que la fuerza está constituida por el temor
y no por el acto que la origina.
Clases.
La fuerza puede ser física o moral.

La fuerza física consiste en el empleo de procedimientos violentos o materiales (vis actual); la fuerza
moral consiste en el empleo de amenazas (vis compulsiva).
Algunos autores consideran que la fuerza, como vicio de la voluntad, es la fuerza moral.
Tratándose de la fuerza material, hay supresión total de la voluntad de la víctima, se reduce a ésta a
un estado puramente pasivo. En tal caso, hay falta de voluntad y no simplemente consentimiento
viciado.
Tal ocurre, por ejemplo, si alguien con más fuerza sujeta la mano de otro y lo obliga a firmar.
Para Pescio, el mismo criterio debe aplicarse cuando la intimidación provoca el pánico o terror en la
víctima. La fuerza moral se traduce en amenazas dirigidas contra una persona, para hacer que en ella
nazca un temor insuperable.

Requisitos que debe reunir la fuerza.

Debe ser injusta o ilegítima. Lo es, cuando el procedimiento o la amenaza de que se vale la persona
que la ejerce, no es aceptado por la ley. No constituye fuerza, por tanto, el anuncio o la amenaza del
ejercicio legítimo de un derecho; por ejemplo, el advertir que se ejercerá una acción judicial, o el
obligar a un individuo que ha sustraído fondos, a firmar un instrumento reconociendo la deuda, o
amenazar con recurrir a la justicia para que se ordene desalojar un inmueble arrendado, por no pago
de las rentas.

Debe ser grave. La fuerza es grave, cuando es capaz de producir una impresión fuerte en una
persona de sano juicio, tomando en cuenta su edad, sexo y condición (art. 1456). En nuestro código
civil la fuerza, o mejor dicho el temor que ella causa, es un concepto relativo. El nacimiento y la
intensidad del temor dependerán de la persona que amenaza y del amenazado.

Determinante. La fuerza debe ser empleada con el fin de obtener la declaración de voluntad; ésta
debe ser efecto de aquella. El art. 1457 señala que la fuerza debe emplearse “con el objeto de
obtener el consentimiento”.

Prueba de la fuerza. Corresponde a quien la alega. La fuerza puede probarse por cualquiera de los
medios de prueba, sin limitaciones.

Quien ejerce la fuerza.


Puede ejercerse por cualquiera persona y no sólo por el beneficiado por ella: art. 1457. Surge aquí
una diferencia respecto al dolo: tratándose del último, y tratándose de
actos jurídicos bilaterales, debe ser necesariamente obra de una de las partes para viciar el
consentimiento. Dos razones explican esta diferencia:
1º La mayor dificultad para defenderse de la fuerza; la víctima del dolo, en cambio, de actuar con
mayor prudencia y perspicacia, podría descubrir las maquinaciones fraudulentas
de la otra parte;
2º La ley estima que usualmente, quien pretende amenazar a otro para celebrar un contrato
o arrancar determinada declaración de voluntad, se vale de un tercero.
El temor reverencial.
El art. 1456 se refiere a esta figura, definiéndola como el solo temor de desagradar a las personas a
quienes se debe sumisión y respeto. Así, por ejemplo, el temor con que
puede actuar el descendiente con respecto al ascendiente, dice Josserand, es legítimo, no vicia la
voluntad o el consentimiento si está inspirado sólo en el temor reverencial, no mediando amenazas
ni violencia física, casos en los cuales si viciaría la voluntad.

Efectos de la fuerza.
Acreditado que sea que el autor de un acto jurídico unilateral o uno de los contratantes, tratándose
de un acto jurídico bilateral, manifestó su voluntad o prestó su consentimiento movido por la fuerza,
el acto jurídico será susceptible de declararse nulo. En este caso, se trata de nulidad relativa.

El dolo

Ámbito de aplicación y concepto.

El dolo puede presentarse en un triple ámbito en el derecho:


1º En el otorgamiento o celebración de los actos y contratos, es decir en el otorgamiento de un
acto jurídico unilateral o en la formación del consentimiento en los actos jurídicos bilaterales.
2º En la ejecución de los contratos, es decir, en la fase de cumplimiento de las obligaciones objeto
de los mismos: el dolo es aquí un agravante de la responsabilidad contractual (art. 1558, de
incurrir en dolo, se responde de los perjuicios directos previstos e imprevistos; en cambio, si el
incumplimiento obedece a culpa, sólo se responde de los perjuicios directos previstos; de los
indirectos, no responde ni siquiera aquél que incurrió en dolo). En este ámbito, el dolo puede
definirse como los actos u omisiones intencionales del deudor para eludir el cumplimiento de su
obligación.
3º En el ámbito de la responsabilidad extracontractual civil: aquí, el dolo es el elemento
constitutivo del delito civil. La definición legal del dolo, consignada en el art. 44, se refiere
a éste último rol del dolo.
Como vicio de la voluntad, el dolo es aquella conducta que se ejercita para obtener una
declaración de voluntad o el consentimiento de la otra parte, o para que esa voluntad o
consentimiento se manifieste o preste, respectivamente, en una forma determinada. El dolo
entonces, es la maquinación fraudulenta empleada para engañar al autor o contraparte de un acto
o contrato, con el fin de arrancarle una declaración de voluntad o modificarla en los
términos deseados por el individuo que actúa dolosamente.

Elementos del dolo.

De las definiciones citadas, se desprende que el dolo tiene dos elementos:


1º Un elemento psicológico: la intención de engañar, defraudar a otro.
2º Un elemento material: la forma de realizar el engaño. Este elemento material puede consistir en
actos, es decir, en maniobras o maquinaciones que lleven al engaño; puede
consistir también en una falsedad o mentira que produzca el mismo efecto; puede por último
consistir en la reticencia, en el silencio de circunstancias que debería haber conocido
la otra parte.
Clasificación del dolo.

Dolo bueno y dolo malo.


Cuando estamos ante lo que se ha llamado dolo bueno, en realidad no hay dolo.
Consiste en la natural astucia que despliegan los contratantes en defensa de sus intereses.
Por ejemplo, la ponderación excesiva o exageración de la calidad de un producto que se intenta
vender, o el minimizar sus aspectos deficientes (salvo que se llegue al caso del art.1858, y
estemos ante vicios redhibitorios o defectos ocultos de la cosa vendida).
El dolo malo es el verdadero dolo. Aquí hay una efectiva intención de engañar. En el mismo
ejemplo de la compraventa, si se manifiesta que el objeto que se vende se
encuentra adornado de cualidades relevantes o esenciales, que en realidad no tiene, o si se
silencian defectos graves o esenciales.

Dolo positivo y dolo negativo.


El dolo positivo consiste en un hecho, en una maquinación que produce un cambio o alteración
de la realidad, en forma sustancial, en términos tales que se impide a la víctima formarse un
conocimiento pleno, real. Por ejemplo, la falsificación de un instrumento.
Se alude al dolo negativo o reticencia, cuando el silencio constituye dolo; a diferencia del dolo
positivo, en el dolo negativo estamos ante un no hacer, ante una abstención maliciosa. Acontece
ello, por regla general, como dice Somarriva, cuando una persona calla estando obligada a hablar
por la ley, la costumbre o las circunstancias del
caso, de manera que por dicho silencio o actitud pasiva, otra persona ejecuta o celebra un acto o
contrato o lo hace de manera diversa a como lo habría hecho de no existir tal silencio.

Bibliografía: Teoría del Acto Jurídico-II Juan Andrés Orrego Acuña


Los vicios de la voluntad o
el consentimiento.

El Error La Fuerza El Dolo La Lesión

Derecho equipara al
ignorante con el que
incurre en error. En sentido
estricto, el primero no
conoce algo; el segundo, lo
conoce mal.

Error de derecho: Error de hecho: concepto


ignorancia o el concepto equivocado que se tiene de
equivocado que se tiene de una persona, de una cosa o
una ley. de un hecho.

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