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CAPÍTULO 2: EL DESARROLLO DEMOGRÁFICO ENTRE ELECCIÓN Y CONSTRICCIÓN

1. Constricción, elección, adaptación.

En el capítulo anterior hablamos de tres grandes ciclos de poblamiento: de los primeros habitantes a
la transición del neolítico, del neolítico a la revolución industrial y de la revolución industrial hasta
nuestros días. Dentro de estas fases el desarrollo demográfico se produce irregularmente, con
períodos de aceleración, estancamiento o de regresión.
¿Qué determina estas fases?
Desde un punto de vista conceptual, el desarrollo demográfico depende de dos grandes sistemas de
fuerzas: las de constricción y las de elección.
1. Son fuerzas de constricción el clima, las patologías, la tierra, la energía, los alimentos, el espacio
y las formas de asentamiento. Estas fuerzas se unen bajo dos perfiles: el primero está constituido
por su relevancia en el cambio demográfico; el segundo por su lenta modificación.

a) Primer aspecto. El espacio influye sobre las formas de asentamiento humano y de él también
depende la disponibilidad de la tierra. De la tierra se derivan los alimentos, las materias primas y
fuentes de energía que condicionan la supervivencia de una población. El clima condiciona el
aprovechamiento de tierra, etc. En definitiva hay una compleja red de relaciones que enlazan entre sí
las grandes categorías de las fuerzas de constricción y tienen gran importancia en la dinámica
demográfica.
b) Segundo aspecto que tienen en común las fuerzas de constricción es su no modificabilidad o lenta
modificabilidad en el tiempo. Por lo tanto, son fuerzas relativamente fijas y sus efectos solo pueden
ser modificados muy lentamente por la acción humana. En el corto y medio plazo, la población debe
adaptarse y convivir con los factores constrictivos.

2. Este proceso de adaptación implica adecuar o adaptar los comportamientos al crecimiento y las
dimensiones de la población y a los factores constrictivos. Esos comportamientos son en parte:
automáticos, determinados socialmente y derivados de elecciones precisas. Por ejemplo: el
déficit alimentario disminuye el crecimiento corporal produciendo adultos con menores
necesidades nutritivas.

Conclusión: el ambiente establece obstáculos al crecimiento demográfico ejerciendo fuerzas


constrictivas. Sin embargo, existen mecanismos reequilibradores, pero no quiere decir que las
poblaciones tengan mecanismos reguladores providenciales que mantengan el crecimiento y todas
las dimensiones en equilibrio con los recursos. Prueba de ello es la extinción de muchas poblaciones
o el crecimiento desmesurado de otras.

2. De cazadores a agricultores: la transición demográfica del neolítico

A partir del décimo milenio a.C. se desarrolla la revolución del neolítico, y los cazadores-
recolectores se hacen agricultores, y con el tiempo pasan de nómadas a sedentarios.
Al difundirse la agricultura, la población se multiplica en gran medida de manera estable, y el límite
de los recursos aumenta considerablemente. Según el texto se pasa de 6 millones dehabitantes a 250
aproximadamente, con una tasa de crecimiento de 0,37 unidades por cada mil habitantes.
Ante estas cifras antropólogos y demógrafos han discutido mucho sobre las causas y mecanismos de
esta aceleración. El descenso compromete la reproductividad y la supervivencia de la colectividad.
En cambio, el crecimiento puede provocar la escisión y la formación de un nuevo núcleo.
Encontramos en el texto dos teorías opuestas que intentan resolver las causas que han producido esa
aceleración:
a. Teoría clásica: la aceleración es consecuencia del mejor nivel nutritivo asegurado por el
sistema agrícola y, por consiguiente, de la disminución de la mortalidad.
La sedentarización y el inicio de la agricultura y la ganadería permiten aumentar la cantidad
de alimentos, mejora la salud y la supervivencia, disminuye la mortalidad, y la capacidad de
crecimiento se refuerza y estabiliza.
b. Otra teoría más reciente: considera que la dependencia de cultivos poco variados disminuye
la calidad de la alimentación, que la sedentarización y la mayor densidad aumentarían los
riesgos de transmisión de enfermedades infecciosas y su incidencia, y que disminuiría el
coste de la crianza de los hijos y aumentaría la fecundidad.
La primera teoría se ha puesto en duda en las últimas décadas. Asmelagos y otros llegan a la
conclusión de que poblaciones como los nubias, más recientes y dedicadas a la agricultura intensiva,
sufrían deficiencia nutritiva, las pruebas se encuentran en los exámenes de los esqueletos que
presentaban defectos en la dentadura o disminución del cráneo.
El segundo soporte de la teoría es más convincente, y es que el sedentarismo aumenta la
transmisibilidad de las infecciones provocadas por vectores cuyo ciclo vital se ve interrumpido por
los desplazamientos humanos frecuentes (como las pulgas). Además con la sedentarización los
animales se domestican y aumenta el parasitismo.
En general, la pequeña dimensión y la movilidad de los modernos grupos de caza y recolección
parecen una defensa contra el parasitismo, así como el relativo aislamiento parece una buena defensa
contra la difusión de epidemias.
En definitiva, una alimentación más pobre y menos variada, y condiciones favorables a las patologías
infecciosas justificarían la hipótesis de una mayor mortalidad entre los agricultores respecto a sus
ascendientes cazadores.
Pero si la mortalidad de los agricultores era mayor, su rápido aumento numérico solo podía derivar
de una mayor fecundidad. La hipótesis está fundamentada en los cambios del orden social que
intervinieron en las sociedades convertidas en sedentarias por el desarrollo de la agricultura. Esta
hipótesis de un aumento de la fecundidad con el paso de la caza a la agricultura se ha confirmado
mediante investigaciones concernientes a diversas poblaciones contemporáneas.
Los postulados de las dos teorías se resumen en la figura 2.2 (página 61).
La hipótesis relativa a las variaciones del nivel de nutrición tiene respuestas opuestas en las dos
teorías. Es posible que los cazadores-recolectores se nutriesen de manera más variada, es difícil
admitir que el nivel nutritivo empeorase con el desarrollo de la agricultura. Podría ser que el nivel de
nutrición tuviera una influencia, sobre la mortalidad, mucho menor de la que pensamos. Por el
contrario, la hipótesis de la transmisibilidad de las infecciones con el incremento de densidad y la
estabilidad está más fundada. En cuanto a la fecundidad, se produce un aumento de la prolificidad al
producirse la sedentarización.

3. La gran peste y el declive demográfico de Europa

Alrededor del año 1000, la población europea inicia una fase de crecimiento destinada a durar tres
siglos (la población europea se multiplica por 2 o por 3). Hacia finales del siglo XIII y principios del
XIV, hay una clara evidencia de que el ciclo de crecimiento agota su impulso: las crisis se hacen más
frecuentes, cesa la expansión de nuevos asentamientos y la población se estanca en numerosos
lugares. Esta fase no fue transitoria, hacia la mitad del siglo XIV, un devastador acontecimiento
catastrófico de larga duración (la peste) provoca una clara disminución de la población, que habría
descendido 1/3 entre 1340 y 1400, para disminuir una vez más en la primera mitad del siglo
siguiente, antes de iniciar una recuperación que volverá a situar a la población al nivel anterior a la
crisis hacia mediados del siglo XVI.
Naturaleza, intensidad y cronología: El bacilo responsable de la peste se llama Yersiniapestis, y se
transmite por medio de la pulga, parásito de ratas y ratones. El bacilo no mata a la pulga, pero ésta
infecta a su huésped (el ratón) mordiéndolo. Cuando el ratón muere la pulga busca otra huésped (otro
ratón o el hombre), difundiendo la infección. La peste provoca inflamación (bubón) de las glándulas
linfáticas del cuello, las axilas y de las ingles, y se manifiesta por fiebre alta o inflamación de los
órganos internos. Morían de 2/3 a 4/5 de los infectados. Su transmisión sobrevenía fácilmente
mediante el transporte de mercancías que albergaban pulgas o ratones infectados (alimentos,
vestuario). No existen individuos inmunes a la peste, pero sí pueden adquirir una inmunidad de corta
duración si la han superado. La peste aparece en Europa a finales de 1347 (en Oriente siete siglos
antes), cuando desembarcan en Messina unas galeras genovesas procedentes de los puertos del mar
Negro, atacados por la peste venida de Oriente. En el transcurso de cinco años, la peste afecta a todo
el continente, y a partir de ahí transcurren oleadas epidémicas sucesivas hasta 1400. En el siglo XV
tanto la frecuencia como la intensidad de las crisis de mortalidad pasan a ser menores, a la vez que se
atenúa el sincronismo geográfico de sus apariciones. Con la epidemia de 1663-1670 la peste
desaparece de Europa, con pequeñas excepciones de áreas limitadas.
La función de freno de la peste al crecimiento demográfico perdura hasta su práctica desaparición en
la 2ª mitad del siglo XVI. Sus dimensiones de disminución entre 1348 y su desaparición, aunque no
existen datos precisos, investigadores locales corroboran que fue una pérdida del 30-40%.
La peste fue un factor de limitación del crecimiento exógeno, es decir, independiente de la
organización de la sociedad o su nivel de desarrollo. Su capacidad infecciosa no se relaciona con el
estado de salud, la edad o el nivel nutritivo. Afectó por igual a poblaciones urbanas y rurales. La
movilidad de las personas y el tráfico de mercancías fueron suficientes para que se extendiera por
todo el continente. Además los infectados que se curaban no adquirían una inmunidad permanente.
Con el tiempo, la frecuencia de las crisis se atenúa, aunque ninguna de las explicaciones
mencionadas es suficiente para explicar el fenómeno (regulaciones sociales, inmunidad o selección).
Por razones no del todo esclarecidas, la peste se somete a un proceso de adaptación mutua entre los
agentes patógenos (Yersinia), vector (pulga) y huésped-víctima (hombre).
Otro de los proceso de adaptación y reacción a la peste fue de naturaleza social y demográfica:
Un fuerte aumento de la mortalidad tiene doble efecto a corto plazo: el contagio provoca
disminución de los nacimientos, matrimonios y destrucción de los núcleos familiares. Al final de la
crisis se produce un contra efecto (aunque no pueden anularse sus efectos negativos). Se recuperan
los matrimonios y la fecundidad de las parejas con un aumento de natalidad. La mortalidad tiende a
ser inferior y por tanto mejora el saldo entre nacimientos y defunciones.
A largo plazo (intervienen otros factores): el despoblamiento crea abundancia de tierra y
demanda de trabajo. Los nuevos núcleos familiares tienen acceso a recursos para sustentarse.
Aumenta la nupcialidad y la natalidad.
Las reacciones a corto y largo plazo tienden, de alguna manera, a minimizar los daños.

4. La catástrofe de los Indios de América: microbios antiguos, poblaciones nuevas

Colón desembarcó en Santo Domingo en 1492 (la isla fue bautizada entonces como La Española). Se
desconoce el número de sus habitantes, los taínos, pero era una región muy poblada. Algunos
estudios proporcionan estimaciones que cubren un increíble intervalo que va de 60.000 a 8 millones.
¿Qué determinó la veloz decadencia de la población indígena en los 30 años posteriores a la
conquista y su extinción algunas décadas después?
Una de las causas principales de la decadencia de las poblaciones indígenas del Nuevo Mundo estaba
determinada por la falta de inmunidad ante una serie de patologías que en América no se conocían,
pero que eran corrientes en Eurasia, y respecto a las que los conquistadores europeos habían
desarrollado una buena adaptación. Enfermedades que en Europa eran relativamente inofensivas
(como el sarampión, la gripe) se volvieron mortales para los indígenas. A este hecho se le llama
efecto “terreno virgen”.
Al comienzo de la 2ª década del siglo XVI, cuando se hicieron evidentes las consecuencias negativas
de la decadencia de la población indígena sobre la economía de la isla, se produjo un intenso debate
sobre las causas de la catástrofe demográfica en curso. La búsqueda de oro a toda costa y el sistema
de las encomiendas (la práctica de entregar a los indígenas a los españoles en calidad de siervos) eran
considerados por todos como las principales causas de la catástrofe. En esas condiciones, los indios
frecuentemente huían a las montañas, en un ambiente hostil y lejos de sus normales fuentes de
subsistencia, con lo que su supervivencia se volvía aún más precaria, llegando hasta el suicidio, o
bien se rebelaban abiertamente y se convertían en víctimas de la violencia.
En resumen, la conquista española determinó un fuerte desarraigo económico y social, y creó las
condiciones para la elevada mortandad y la mermada fecundidad. Estas causas generales tuvieron
graves consecuencias sobre la demografía de los taínos. Al igual que el sistema económico-social,
también la demografía indígena se colapsó. Cuba, Puerto Rico y Jamaica, menos pobladas que La
Española, sufrieron idénticos desastres. En otros sitios, el contacto con los intrusos europeos tuvo
consecuencias catastróficas, pero los indígenas no fueron barridos.

Es el caso de México central (pasó de 6,3 millones de indios en 1548 a 1,9 en 1580 y 1 millón en
1605) o de Perú (pasó de 1,3 millones en 1572 a 0,6 en 1620).
Para todos estos grupos, la disminución demográfica a partir del “contacto” con los europeos parece
ser la norma general. Existen ejemplos más recientes como la desaparición de los habitantes de
Tasmania o de los aborígenes australianos. No se necesitan más ejemplos. La ruina demográfica de
las poblaciones indígenas, como consecuencia del contacto con grupos de origen europeo, es un
fenómeno documentado y extendido desde América a Oceanía.
El ritmo, la entidad de la disminución y su duración varían, naturalmente, según las situaciones
históricas, pero el mecanismo de base es relativamente simple. Cuando el “contacto”, a través de un
explorador, conquistador o colono, efectúa la trasmisión del agente patógeno de la población de
origen (expuesta a la infección durante largas generaciones) a la de llegada (virgen), la enfermedad
se difunde con gran virulencia debido, principalmente, a tres factores:
a. En una población virgen, teóricamente, todos los individuos son susceptibles de ser
contagiados (no están inmunizados) y por tanto la introducción de una enfermedad nueva
produce daños inmensos.
b. La gravedad de la infección resulta mayor en una población virgen porque no hay proceso de
selección como en las poblaciones no vírgenes.
c. En las poblaciones vírgenes la convivencia entre el agente patógeno y el organismo infestado
no ha tenido tiempo de realizarse, por lo que no se atenúa la virulencia de la enfermedad.
En la base del declive numérico de las poblaciones vírgenes (si son muy pequeñas o débiles a veces
ha causado su extinción) se encuentran casi siempre los efectos devastadores de enfermedades
infecciosas.
El caso de Mesoamérica se presta al estudio. Los investigadores más prudentes, sitúan la población
anterior a la conquista muy por debajo de los 10 millones. Ninguno de ellos discute la rápida
disminución de la población india, hasta su punto más bajo alcanzado en las primeras décadas del
siglo XVII, ya que hay innumerables documentos que lo prueban.
o La primera oleada epidémica grave fue la de la viruela que, llegada al Caribe en 1518, ya
había exterminado lo que quedaba de la población de La Española, Cuba, Puerto Rico y
Jamaica, antes de pasar a México.
o La segunda epidemia grave fue de sarampión, que entre 1529 y 1535 pasó del Caribe a
México y América Central.
o A continuación hay noticias de un término azteca que tal vez se refiera al tifus, que en 1545
recorrió el continente.
o También hay noticias de una variedad de gripe en 1557, de la viruela en 1563, una vez más
del tifus en 1575-1576 y de la viruela en 1588 y 1595.
La teoría del terreno virgen se encuentra así confirmada por los hechos. Las epidemias en terreno
virgen constituyen la explicación principal de la conmoción demográfica indígena, aunque otras
explicaciones como la violencia, el trabajo forzado, la reestructuración productiva y el desarraigo
social, también fueron importantes.
Un segundo aspecto que ha de ponerse de relieve es la variedad de las enfermedades letales que
afectaron al Nuevo Mundo. Entre éstas, no sólo se encuentran la viruela y, probablemente, el tifus,
sino también la tuberculosis, el sarampión, la gripe y la varicela.

5. Los franceses del Canadá, artífices de un éxito demográfico

Después de la historia de las dos catástrofes, la gran peste y el exterminio de los indios, analicemos
la historia de un éxito demográfico.
En la provincia de Quebec (Canadá), unos pocos miles de pioneros inmigrantes en el siglo XVII
fueron los progenitores de la mayor parte de los 6,5 millones de habitantes de hoy en día. Al éxito
demográfico de gran parte de la población americana y australiana, también ha contribuido el flujo
continuo de inmigración.
En 1608 se funda Quebec. Entre 1608 y 1700 los inmigrantes a Canadá fueron aproximadamente
15.000, muy pocos considerando la población francesa de la época.
Considerando únicamente a los verdaderos “pioneros” biológicos que fundaron una familia antes de
1608, se obtienen 3.380, de los que descienden la gran mayoría de los canadienses franceses
actuales. Las razones de su éxito demográfico se sintetizan en tres elementos:
o Elevada nupcialidad: debido a la baja edad en el momento del matrimonio. Las mujeres que
llegaban se casaban más jóvenes que las demás francesas.
o Alta fecundidad natural: en el matrimonio la fecundidad era mayor entre los pioneros, con
intervalos más cortos entre partos y una descendencia más numerosa.
o Mortalidad relativamente baja: la esperanza de vida de los pioneros era mucho más alta (casi 5
años), además la densidad de población era bajísima por lo que las infecciones y epidemias no se
transmitían fácilmente.
Estas ventajosas condiciones de los pioneros permitieron tener a cada pareja una media de 6,3 hijos,
llevando al matrimonio a 4,2 de ellos, lo que conduce a una duplicación de la población en menos de
30 años. Los hijos de los pioneros tuvieron a su vez 28 hijos. Así, 1/3 de los pioneros tuvo más de 50
hijos y nietos.
La alta reproductividad y el intenso crecimiento prosiguieron también en las generaciones que
siguieron a la de los pioneros. Las hijas de los pioneros, nacidas en Canadá e integradas en la nueva
sociedad, tuvieron una fecundidad aún más elevada que la de sus madres.
Diversos mecanismos de selección al principio, una fuerte cohesión social y diversos factores
ambientales favorables fundamentan el éxito demográfico de la inmigración francesa en Canadá.
Unos pocos miles de pioneros llegados en la 2ª mitad del siglo XVII son el origen, medio siglo más
tarde, de 50.000 descendientes, constituyendo el motor inicial del crecimiento demográfico.
La gran divergencia en lo que respecta a la suerte de las poblaciones autóctonas y de los
colonizadores (crisis demográfica para las primeras y éxito para las segundas) se debe a la
superioridad tecnológica y la capacidad de “conquistar el entorno” (entre los siglos XVI y XVII) de
la colonización europea en el continente americano y en Oceanía.

6. Irlanda y Japón: dos islas, dos historias

A largo plazo, la población y los recursos acaban por desarrollarse de una manera aproximadamente
paralela. Aunque no todos los cambios del sistema de recursos se reflejan en la evolución
demográfica, y una parte de los factores que influyen en el cambio demográfico son exógenos al
sistema de recursos e independientes de éste.
Analizaremos dos casos en los que resulta muy evidente este mecanismo de interrelación
entre sistema de recursos y sistema demográfico.

o Irlanda es uno de los países más pobres de Europa occidental, sometida a Inglaterra, sus gentes
viven en condiciones de grave atraso. A pesar de la miseria su población aumenta rápidamente,
con 2 millones de irlandeses hacia finales del siglo XVI que se convierten en 8 millones en el
censo de 1841, poco antes de la gran hambruna que trastorno el orden demográfico.
o Japón, a pesar de mantenerse aislado de la influencia extranjera, conoce una notable renovación
interna; la población se triplica en 120 años, con un posterior estancamiento hasta el segundo
tercio del siglo XIX.
¿Cuáles son las razones del veloz aumento y posteriormente la catástrofe de Irlanda y el
estancamiento de Japón?
 El caso de IRLANDA
Caso analizado por Connell. Su tesis sostiene que la disposición innata de los irlandeses a
casarse jóvenes se habría visto obstaculizada por la dificultad de adquirir una tierra de labor
en la que les fuera posible construir una casa y fundar una familia. Estos obstáculos
desaparecen en la 2ª mitad del siglo XVIII por una serie de factores (el más importante fue la
gran difusión de la patata como alimento), que permitieron la extensión y la fragmentación de
la tierra de labor y, como consecuencia de todo ello, aumenta el número de matrimonios,
produciéndose al mismo tiempo una alta fecundidad natural y una mortalidad no demasiado
alta que determinan una elevada tasa de crecimiento. Este equilibrio acaba por convertirse en
precario por el excesivo incremento demográfico, hasta el punto de que la gran hambruna
(causada por un hongo que dañó gravemente las cosechas), en 1846 y 1847, trastornó
permanentemente el orden demográfico anterior.
La gran hambruna señala el fin de un régimen demográfico; la patata, que había favorecido el
alto crecimiento demográfico, hizo que la población que se alimentaba exclusivamente de
ella pasara a ser vulnerable en épocas de escasez. La población de la isla descendió
rápidamente de 8,2 millones en 1841 a 4,5 en 1901.

 El caso de JAPÓN
Evoluciona, en una primera etapa, siguiendo mecanismos análogos a los descritos para
Irlanda, aunque dentro de un contexto muy diferente.
El régimen Tokugawa (1603 a 1867) fue un largo periodo en el que la sociedad se prepara
para la modernización, transformándose progresivamente la vida de los habitantes.
Se produce un proceso de liberación de recursos económicos (nuevas tierras, nuevas técnicas
de cultivo) acompañado de un crecimiento demográfico sostenido. La población en el siglo
XVII era de 10 millones, con un rápido crecimiento hasta 30 millones hacia 1720.
En el siglo y medio posterior, el crecimiento se interrumpe. En 1870, una vez caído el
régimen Tokugawa, la población se situaba en torno a los 35 millones (ritmo 0,2% anual).
Los mecanismos y las causas de este estancamiento son tema de amplio debate. Una de las
explicaciones de la baja reproductividad de la población durante esa última etapa, además del
aborto y el infanticidio (practicados ampliamente por todas las clases sociales), contempla las
transformaciones agrícolas, que supuso un aumento de trabajo para los hombres y aún más
para las mujeres.
Conclusión: el recorrido del sistema demográfico japonés diverge del irlandés en la “respuesta” que
se ofrece a la presión gradual sobre el sistema de recursos.
En Irlanda, el sistema se desmorona con la gran hambruna y la gran emigración, que producen
cambios en el régimen nupcial (elevada edad al matrimonio, celibato elevado) de consecuencias
menos traumáticas. En Japón, la “respuesta” es gradual, y no viene impuesta por acontecimientos
dramáticos.
7. En los umbrales del mundo contemporáneo

Con el siglo XVIII Europa entra en una fase de transformación económica, demográfica y social de
gran importancia.
En una primera fase, las fuerzas de constricción aún son muy fuertes; el control de nacimientos es
aún desconocido y la actividad médica y sanitaria no ha contribuido especialmente a reducir la
mortalidad. Pero entre 1750 y 1850 la población europea experimenta una gran aceleración que
afecta a todos los grandes países.
Sobre las causas de la aceleración demográfica a partir de mediados del siglo XVIII existe debate
que todavía permanece abierto, debido a que los mecanismos demográficos no se han aclarado
completamente todavía. En algunos casos la aceleración se debe a un aumento de la natalidad, y en
otros a una reducción de la mortalidad.
En gran parte de Europa, la transición entre los siglos XVIII y XIX conduce a una disminución de la
mortalidad. Las causas de la atenuación de las grandes crisis de mortalidad son de naturaleza
biológica (adaptación entre agente patógeno y huésped), económica (progreso técnico y mejora del
sistema de trasporte) y social (mayor higiene privada y pública). Aunque también por otras razones,
distintas a la desaparición de los años de crisis, como el aumenta de la esperanza de vida.
Indudablemente, la disminución de la mortalidad es responsable de la aceleración del crecimiento
demográfico. Una de las hipótesis más acreditadas es la propuesta por Mckeown. Según esta
hipótesis la aceleración demográfica del siglo XVIII sería consecuencia de la disminución de la
mortalidad, que se explicaría por la mejora del nivel alimentario de la población. Estas mejoras
alimentarias se producen debido al progreso de la productividad en la agricultura y la introducción de
nuevos cultivos, del maíz y la patata, y, por tanto, de una producción más abundante.
Esta tesis entra en conflicto con algunas consideraciones, y es que a menudo, como ocurrió en
Irlanda con la patata, los nuevos cultivos permitieron alimentar a población adicional, pero
provocaron el abandono de productos más apreciados (cereales) empobreciendo la dieta.
La mejor producción agrícola sostuvo el aumento demográfico pero no mejoró mucho el nivel
nutritivo. Y aunque no fueron responsables de la disminución de la mortalidad permitieron el
aumento de la población agrícola, creando nuevos núcleos y acelerando la nupcialidad. En definitiva,
el crecimiento demográfico del siglo XVIII se produjo bajo el signo de la puesta en cultivo de nuevas
tierras.

CAPÍTULO 3:TIERRA, TRABAJO Y POBLACIÓN

1. Rendimientos decrecientes y crecimiento demográfico

Las consecuencias del desarrollo demográfico en el desarrollo económico de las sociedades agrícolas
adquiere dos puntos de vista: (1) connotación negativa, el incremento demográfico genera una
disminución de la relación entre recursos fijos o limitados, y población, y provoca un
empobrecimiento; (2) connotación positiva, la palanca del desarrollo es la capacidad de invención
humana y esta es estimulada por el crecimiento demográfico, hasta anular las limitaciones impuestas
por el stock de recursos limitados.

La productividad del trabajo no es constante y así sucedió en la agricultura como por ejemplo cuando
los utensilios de metal sustituyeron a los de madera, etc. La adopción de una invención implica un
aumento de los recursos disponibles. Los efectos positivos de este aumento son temporales porque el
crecimiento demográfico tiende a anular los beneficios obtenidos. No existe progreso que pueda
incrementar indefinidamente la productividad de recursos, como la tierra, que es fija.

Malthus: ensayo sobre la irreconciliabilidad entre la potencialidad del crecimiento de la población y


la de los recursos necesarios para la supervivencia. La capacidad reproductiva de la población
conduce al deterioro de la relación entre recursos y habitantes hasta el momento en el que se activan
los frenos que Malthus denomina represivos (por ejemplo epidemias).

La capacidad reproductiva de la población conduce al deterioro de la relación entre recursos y


habitantes hasta el momento en que se activan los frenos –que Malthus llama represivos- al
crecimiento demográfico: hambre, epidemias y guerras, y restablecen una relación más adecuada con
los recursos, hasta que un nuevo ciclo negativo se instaura si la capacidad reproductiva de la
población no encuentra un freno de otra naturaleza. Este freno existe y es de naturaleza preventiva y
virtuosa, consistente en la renuncia al matrimonio, retardándolo y evitándolo, y por consiguiente en
la ralentización de la capacidad reproductiva de la población que sabiamente lo utiliza.

Del modelo malthusiano se deducen varios puntos: 

• Los alimentos constituyen el recurso principal. Su escasez provoca un aumento de la mortalidad y


por consiguiente la ralentización del crecimiento de la población, restableciendo la situación de
equilibrio.

• La ley de rendimientos decrecientes actúa inexorablemente, el cultivo de nuevas tierras y la


intensificación del trabajo, "agobiados" por el crecimiento demográfico, conducen a producciones
progresivamente menores por unidad adicional de tierra y trabajo.

• Los aumentos de producción y de productividad como consecuencia de invenciones e innovaciones


se traducen en alivios solo temporales y el efecto benéfico es reabsorbido inevitablemente por el
incremento demográfico.

• El conocimiento de los efectos perversos del círculo vicioso; frenos represivos puede inducir a
frenar la procreación y, por tanto, el crecimiento demográfico. Este freno de procreación se realiza
mediante la limitación de la nupcialidad.

Comentario del esquema: el empeoramiento de las condiciones de vida provoca la reducción de la


población como consecuencia del aumento de la mortalidad o de la reducción de la nupcialidad y la
natalidad y, por tanto, tiende a la restauración del equilibrio población/recursos.

Los innovaciones y solamente retardan la acción del mecanismo reequilibrador e introducen un


elemento de discontinuidad en el esquema, sin alterar su funcionamiento. Este esquema encuentra su
aplicación más adecuada en las economías agrícolas, aproximadamente hasta la época de Malthus y
la revolución industrial.

Pero la lógica malthusiana se disuelve cuando se confronta con los procesos industriales,
sometidos a la continua innovación tecnológica y a menores limitaciones impuestas por los recursos
sustituibles.

2. Las confirmaciones de la historia


El esquema propuesto por Malthus postula que en ausencia de la acción de virtuosos frenos
preventivos, la población se ve constreñida periódicamente a un aumento de la mortalidad, debido al
deterioro de las condiciones de vida. Sin embargo, si se activan estos frenos prudenciales, el
crecimiento se somete a control y puede continuar el proceso de acumulación de riqueza y de mejora
estable de las condiciones de vida. Los frenos preventivos actúan lentamente y solo en poblaciones
muy civilizadas. La acción prevalente en la historia ha sido la de los frenos represivos como
demuestran la frecuencia y la gravedad de las catástrofes y crisis de mortalidad. 

Uno de los indicadores de la existencia de relaciones entre población y economía lo constituye la


evolución de los precios y los salarios. En las fases de recesión demográfica, la disminución o el
estancamiento a población, y, por tanto, de la demanda, es uno de los componentes de la reducción
de los precios, a la vez que la reducción demográfica provoca un aumento de la demanda de trabajo,
y, por tanto, un aumento de los salarios. La reducción demográfica hace que escasee la mano de
obra, provocando así un aumento considerable de los salarios reales. En la base de todas las
interpretaciones se encuentra la constatación de que el incremento demográfico y los efectos de los
rendimientos decrecientes impulsan al deterioro de la producción per cápita y al empobrecimiento, y
que está espiral, o "trampa", puede ser eludida o retardada en su acción por la innovación o por la
interrupción del crecimiento demográfico.

3. Presión demográfica y crecimiento económico

La lógica de los rendimientos decrecientes implica una carrera continua entre crecimiento de los
recursos y crecimiento demográfico, a menos que éste, frenado por la prudencia reproductiva, no
permita la acumulación y el aumento del bienestar. Pero en todos los casos, el crecimiento
demográfico actual de freno el desarrollo.

Si los recursos fijos son sustitutivos o abundantes, el desarrollo demográfico podría generar
desarrollo económico. Es necesario comprender la relación entre desarrollo y crecimiento
demográfico; es necesario explicar porque una presión demográfica un aumento sobre los recursos
podría crear por sí misma las premisas del desarrollo. Una teoría reciente propuesta por Ester
Boserup explica las razones en lo referente a las economías agrícolas. Es natural atribuir la variable
densidad de población en las áreas rurales al lado de fertilidad del suelo (densidad máxima en Arias
más favorecidas y decide decreciente en áreas progresivamente menos adecuadas). Sin embargo, esta
interpretación puede invertirse: es el incremento de la población lo que genera las condiciones para
la adopción de métodos y técnicas de explotación del suelo cada vez más intensivos, y por
consiguiente el crecimiento demográfico es la causa, y no la consecuencia, del cambio en los
métodos de cultivo. El vínculo entre sistemas agrícolas y densidad de población también sería
evidente de vida que la relación es reversible, y en los periodos históricos de disminución
demográfica la menor densidad hace conveniente la vuelta a sistemas menos intensivos. El esquema
de Ester Boserup se aplica a las lindas transformaciones de las sociedades del pasado sometidas a la
presión del crecimiento demográfico, que es considerada como una variable autónoma.

4. Sobre la presión demográfica y desarrollo: ejemplos de la edad de piedra y de la época


contemporánea

La Teoría positiva de la presión demográfica surge tras la rápida transición de la caza recolección a
la agricultura. Esta transición ha permitido pasar en pocos miles de años al sistema de producción
artificial de los recursos. La explicación de esta transición se confía, en la teoría tradicional, a dos
mecanismos: el de la invención o la innovación y el de su difusión. La invención tiene que ver con
las nuevas técnicas vinculadas a una mayor producción y más estable lo que provoca una aceleración
demográfica. El hombre, en definitiva, modifica el ambiente y crea las condiciones para el aumento
de la población. La transición a la agricultura tiene dos tesis principales; el primer argumento afirma
que la agricultura constituye una serie de comportamientos y de técnicas conocidas por los cazadores
recolectores, pero que no se adoptaban porque no eran necesarias. El segundo argumento concierne a
la calidad de la alimentación y al trabajo invertido su obtención con la transición a la agricultura. Por
un lado la dieta se había deteriorado en calidad y variedad y por otro hay que añadir que el trabajo
necesario en una agricultura estable sería mucho más intenso que el que necesitaban los cazadores
recolectores en su actividad de búsqueda de alimento, a menudo considerada no como una actividad
penosa, sino como una manera natural de vivir. La conclusión es que la agricultura permite producir
mayor cantidad de alimentos que sustentan poblaciones más densas y unidades sociales de mayores
dimensiones, pero a costa de una reducción de la calidad de la dieta, una menor estabilidad de las
cosechas y una cantidad de trabajo igual o probablemente mayor por unidad de alimento. Por
consiguiente, la agricultura se difunde cuando el crecimiento demográfico impone una mayor
producción por unidad de espacio. La intensificación de la agricultura implica más trabajo por
unidad de tierra cultivada y más trabajo por unidad de producción. Esta tendencia,
contemporáneamente, se ha contrarrestado eficazmente mediante la innovación tecnológica.

Espacio tierra y desarrollo

Durante gran parte de la historia de la humanidad, el bienestar de la población ha dependido de la


disponibilidad de espacio de tierra. El estudio del desarrollo demográfico de largo periodo no se
puede llevar a cabo si no teniendo en cuenta la dimensión espacio en la que se sintetiza todo aquello
que con éste está relacionado, especialmente la tierra y los productos de la tierra y las características
que moldean las formas de asentamiento. Consideremos a Europa como un continente en el que las
interrelaciones entre espacio y demografía se podrían estudiar con abundancia de elementos. Tres
son al menos las características relevantes del continente, su fácil acceso la conveniencia de sus
condiciones climáticas y la gran variabilidad de las características ambientales que requieren
adaptación de las poblaciones pero, al mismo tiempo, estimula la especialización. Para comprender
mejor las relaciones entre espacio y cambio demográfico allá falta profundizar por lo menos 3 líneas
de análisis. La primera se refiere a la ocupación de espacios vacíos o semi vacíos, la segunda a la
transformación del espacio ya existente mediante rotulaciones, caras de bosque, saneamientos de
marismas etc y la tercera a la expansión fuera del área de asentamiento por emigración y por
colonización de nuevos territorios. 

• Asentamientos en espacios vacíos o semi vacíos, es el fenómeno que acompaña al crecimiento


medieval del siglo 11 al 13. Un periodo en el que la población europea se multiplica por 2 o por 3,
gran parte de Europa estaba cubierta de bosques pero en los siglos siguientes fueron talados para
permitir la expansión de la superficie cultivada. Este proceso ocurre en todas partes, mediante la
expansión de territorios ya sentados con el cultivo de nuevas tierras, a menudo acompañada por la
consolidación de la población mediante la construcción de aldeas, castillos o ciudades nuevas. La
creciente demanda de recursos exigida por una población en expansión se satisfizo también mediante
saneamientos, asentamientos en costas más elevadas y costosas transformaciones del territorio.

• Transformaciones y saneamientos, con costes mucho más elevados, los saneamientos contribuyen a
sostener el poblamiento medieval. Se construyen terraplenes para regular los ríos y protegen las
tierras bajas tanto de los ríos como del mar. Los saneamientos vuelve aparecer con fuerza tras la
crisis del siglo 14 y 15. El despertar demográfico de la segunda mitad del siglo 18 va acompañado,
en todas partes, por la reactivación de las obras de saneamiento.
• Expansión exterior. La existencia de espacios exteriores accesibles desde las zonas de asentamiento
es el tercer elemento de la compleja relación entre espacio y poblamiento. Europa recibe población y
proporciona población. La accesibilidad de espacios y su fuerza de atracción es uno de los dos
factores de las grandes migraciones, el otro es la existencia de factores de expulsión relacionados con
dificultades económicas en las áreas de origen. El movimiento se atenúa y se repliega con la crisis de
la gran peste, pero no se extiende. Los emigrantes eran jóvenes trabajadores, a menudo sin familia, y
representaban una porción no desdeñable de la población en edad reproductiva, y, por lo tanto, una
salida consistente para los excedentes demográficos. La segunda gran desembocadura migratoria la
constituye el continente americano coma al romperse el sistema colonial, el continente americano
tiene modestos pero significativos asentamientos europeos. Esos asentamientos debidos a la
inmigración desde España y las Islas Británicas con contribuciones menos de Portugal, son modestos
comparados con las dimensiones físicas del continente, pero constituyen un tercio su población. El
tercer movimiento consiste en el desplazamiento de la frontera rusa hacia los frentes meridional y
oriental.

6. Número y bienestar

El número de habitantes sobre el bienestar de una sociedad se conoce como el optimum de la


población. Podría definirse como la población teórica que maximiza el bienestar individual y que, si
se acrecienta o se disminuye en una unidad, lo disminuiría en una fracción, es un concepto
esencialmente estático difícilmente aplicable a poblaciones dinámicas. Las dimensiones de una
población producen sus efectos mediante dos mecanismos, uno se relaciona con el principio de la
división del trabajo y, por lo tanto, con la mejor utilización de las capacidades individuales. El
segundo se relaciona con la constatación de que la complejidad de la organización de una sociedad es
función también de las dimensiones demográficas absolutas, relativas en una determinada unidad de
territorio (densidad). La división del trabajo es función de las dimensiones del mercado, si este
reducido, la dimensión es modesta y modesta la ventaja que se consigue. Únicamente cuando la
población adquiere cierta densidad respecto al territorio se vuelve imposible el desarrollo de sistemas
más favorables de utilización o producción de recursos. El crecimiento de las ciudades tiene también
relación evidente con la demografía, hay ventaja en la formación de las ciudades para la organización
de la sociedad y la economía, debido a la especialización de funciones del desarrollo de las
actividades que éstas permiten. Estas ventajas están en crisis debido a las deseconomías de escala
que generan las grandes metrópolis. Las relaciones entre división del trabajo, economías de escala y
dimensiones demográficas pueden incluirse fácilmente, y la historia ofrece numerosos ejemplos de
ello. Cuando la escasez de recursos es un dato, el desarrollo está en función de lo que Kuznets llama
conocimiento experimentado. Los creadores de nuevos conocimientos es decir los innovadores cómo
se cuentan, haciendo una hipótesis restrictiva, proporcionalmente a la población total. La creación de
nuevos conocimientos se ve favorecida por factores de escala y, por lo tanto, disfruta de
rendimientos crecientes al crecer la población. Por esta vía, el incremento de población provoca un
aumento de producto per cápita.

7. ¿Rendimientos crecientes o decrecientes? 

La historia de los últimos 10000 años enseña que la humanidad ha conseguido multiplicar su propio
número por 1000 y, al mismo tiempo, aumentar los recursos a disposición de cada individuo. Los
defensores de los rendimientos decrecientes consideran que esto ha sucedido porque los límites de
los recursos fijos no han sido alcanzados, ya sea porque éstos se han desplazado, poniendo un cultivo
a nuevas tierras o poblando continentes desiertos, o bien porque los recursos se han utilizado de
manera más productiva gracias a innovaciones y descubrimientos. El punto de vista opuesto sostiene
que no existen razones para considerar inevitable el advenimiento de la fase de rendimientos
decrecientes. Una población más numerosa implica un mayor número de intelectos creativos y de
productores, tanto de bienes producidos según esquemas experimentados como de nuevos
conocimientos e inventos. Los eventuales rendimientos decrecientes de los recursos fijos estarían,
más que compensados por el rendimiento creciente del intelecto humano, y por las condiciones de
vida cada vez más favorables producidas por las mayores dimensiones demográficas. La escala
temporal tiene una importancia primordial. La interposición de los rendimientos decrecientes puede
generar obstáculos insuperables a corto medio plazo, lo que ocasiona costes de difícil evaluación.
Estos costes se manifiestan en un empobrecimiento general que solo a la larga puede aliviarse o
invertirse mediante inventos o innovaciones. El rápido crecimiento demográfico puede acompañarse
a la larga de un desarrollo intenso. Aquello que es negativo a medio plazo puede ser positivo o largo
plazo y viceversa.

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