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Las lecturas son importantes, cada una tiene funciones específicas y objetivos concretos, entre
una y otra existe un denominador común, un fin superior que las iguala: ser formativas para el
ser humano. A continuación, se señalarán ciertos aspectos esenciales a considerar en lo
concerniente a la lectura oral, objeto de nuestra labor en el Carrusel de lectura.
Lectura oral:
La palabra, antes de ser sonido y ser oída, tiene que ser pronunciada, por lo tanto, antes, es
movimiento muscular laríngeo, bucal y nasal. Lo decisivo en la lectura oral son los gestos
expresivos y el elemento auditivo de la palabra escrita.
Por medio de la lectura oral se adiestra a quien nos escucha a articular y pronunciar
correctamente las palabras y hacer uso adecuado de la voz. La lectura oral es importante como
creadora de hábitos adecuados para el dominio de la lectura silenciosa, no debería realizarse
de manera superflua y mecánica, puesto que constituye un proceso intelectual y recreativo
que permite dar continuidad y en muchos casos abrir el apetito por la lectura.
Así pues, para que la lectura oral rinda los frutos apetecidos exige, entre otros requisitos, los
siguientes:
La lectura oral requiere de una debida preparación previa, la cual implica en primer lugar:
elegir el material o el libro adecuado para el público al que será dirigido; una vez seleccionado
el libro, el lector deberá hacer una lectura previa en la que lleve a cabo el reconocimiento del
texto, así como la comprensión del mismo. Esta actividad, implica prever la aparición de los
distintos personajes que aparecen en la historia e identificar sus diálogos (en caso de
haberlos), de esta manera, el narrador estará preparado para hacer las voces pertinentes y las
demás entonaciones necesarias al momento de realizar la lectura frente al público.
Por otra parte, la lectura previa y el reconocimiento del libro permitirán al lector prescindir de
la lectura completa del texto, lo que le facilitará conocer el desarrollo de la historia, y narrarla
sin necesidad de seguir el texto todo el tiempo, conocerá la ubicación de las ilustraciones y, en
general, podrá tener un mayor control sobre su narración.
Los movimientos que se hagan siempre deberán estar relacionados al contenido del relato, de
esta manera se captará mejor la atención de la audiencia y además, se enriquecerá en gran
medida la lectura, pues son la gesticulación, acompañada de la entonación, dos elementos
fundamentales para la lectura oral.
3. Clara pronunciación
La buena dicción, entendida como la pronunciación clara y limpia de las palabras, resulta de
gran importancia para la comprensión de la lectura, debido a que, en ocasiones, por las
condiciones del espacio en el que se lee o el público mismo, pueden estar presentes diversos
distractores con los que hay que combatir (ruidos externos, o bien una audiencia numerosa),
para ello, es necesario contar con un volumen adecuado de voz, además de una pronunciación
precisa.
4. Fluidez de la lectura.
La fluidez de la lectura implica procurar que el ritmo de la lectura sea moderado, es decir,
evitando leer tan rápido al grado que no se pueda comprender bien lo que se dijo, y por otro
lado, evitando leer tan lento que se pierda la atención del público.
El narrador oral debe preocuparse por mantener siempre una fluidez adecuada, en muchas
ocasiones habrá gran interacción del público, es conveniente respetar esta participación e
incluso favorecerla para enriquecer la atención y el contenido, pero se deberá tener cuidado
de no perderse en la participación del público y seguir el curso de la lectura
convenientemente.
5. Entonación adecuada.
La entonación tiene que ver directamente con el contenido y con la manera de leer y
reproducir la acción a través de la palabra. Como narrador oral es conveniente conocer el texto
y saber hacer un silencio cuando sea necesario, realizar una pausa en el momento indicado,
subir más el volumen de la voz en momentos cúspide, así como hacer cambios de voz para
distinguir el diálogo de los distintos personajes. ¡¡Imaginen si no se hiciera la entonación
adecuada, cuán difícil sería distinguir el diálogo del dragón del de la princesa!! (además de que
la narración caería en la monotonía de no hacerse tales flexiones).
Una posición correcta del cuerpo significa mucho en cuanto a la presencia del narrador ante el
público. Una posición erguida, pero flexible a la vez, le dará autoridad ante la audiencia y
reflejará un mayor dominio sobre la misma.
La posición del cuerpo debe también estar orientada hacia las miradas del público y
coordinarse con la gesticulación y la expresión oral en relación a la historia que se lee. En este
punto es conveniente señalar la importancia de no permanecer estático todo el tiempo, al
contrario, se debe ser dinámico, desplazarse de un lado a otro entre el público, y utilizar bien
el escenario o todo el espacio que se tenga dispuesto para leer y, mediante una forma
adecuada de tomar el libro, hacerle ver su contenido a todo el público.
En primer lugar, el libro se debe tratar de tomar siempre con las dos manos, preferentemente
una mano en la parte del pie del libro (abajo) que le de soporte, y la otra mano dedicada a
pasar las páginas y a señalar el texto o las ilustraciones entre el mismo.
En segundo lugar, si se va a realizar una narración oral, es decir, ya con el texto conocido a
plenitud y los diálogos bien identificados, es de suma importancia que el contenido del libro -
especialmente ante la presencia de ilustraciones- debe estar de cara al público, esto permite
una conexión entre el libro, el narrador y los escuchas, pues es el lector quien está realizando
la tarea de mediar y transmitir lo que el libro tiene para decirles.