Estrategias para el buen desarrollo de la lectura expresiva
La lectura expresiva requiere una serie de operaciones y habilidades específicas
complementarias a las indicadas de codificación y decodificación. 1. Personalización de la lectura: la lectura expresiva implica dos modos de expresión: la expresión escrita del texto, propia del autor, y la expresión oral, propias del lector. Dentro de lo razonable es un derecho del lector realizar una interpretación personal del contenido del texto, valorar el contexto en que la va a realizar y, en consecuencia, utilizar aquella expresión que él considere que mejor lo transmite. Es conveniente hacer correcciones sobre la calidad de la lectura, pero hay que ser flexible y respetar la agresión lectora dando margen a la creatividad y autonomía en la expresión. 2. La lectura expresiva: La lectura más habitual en la escuela es la lectura oral intuitiva en la que el lector según su experiencia sonoriza un texto. La didáctica de la lectura expresiva exige, sin embargo, cierta planificación de este proceso, facilitando una mejora sistemática de la calidad. Es conveniente que el lector sea consciente de las estrategias que debe utilizar, realizando proceso de planificación, control y evaluación de la misma. A lo largo del proceso lector, hay que tener en cuenta las siguientes tareas: 1. Seleccionar los objetivos comunicativos de la lectura expresiva según el texto y el contexto: divertir, informar, convencer, deleitar, concienciar, etc. 2. Ajustarla a las capacidades y personalidad del propio lector, así como al objetivo comunicativo. 3. Adoptar una lectura diferenciada para cada tipo contextual (expositivo, narrativo, descriptivo, lírico, dramático, etc.). 4. Si es posible, dar al texto un formato de alta legibilidad, ya sea tipográfica (tipo y tamaño de letra, márgenes y espacios, etc.) o lingüística (modificar las frases difíciles u oscuras, sustituir el vocabulario ambiguo o arcaico, etc.). 5. Automatizar los procesos de recodificación. 6. Comprender e interpretar el texto, ajustando la lectura expresiva al mensaje (fondo y forma). 7. Ensayar la lectura con atención e interés perfeccionándola cuanto sea posible (revisión). 8. Concretar un “plan de lectura expresiva del texto”, es decir, marcar el texto con acotaciones y signos (convencionales o personales) que indiquen las conductas de lectura expresiva el lector decide realizar. La realización de este plan prefijado será una “versión” o forma expresiva relativamente estable y diferenciada de otras posibles. 3. Paralectura: Si la lectura se realiza en directo ante un auditorio presente, debe ir acompañada de aquellas conductas externas que favorezcan la máxima expresividad (paralenguaje), actuando como soporte o complemento de la estructura lingüística. Lectura y paralectura deben estar coordinadas e integradas al servicio de la transmisión eficaz. La lectura exige de por sí tener un texto en las manos o sobre un soporte, lo que impide cierta libertad de movimientos, sin embargo, son posibles una gran diversidad de conductas paralectoras. No es apropiado, por ejemplo, estar inmóvil con la mirada fija en el papel durante toda la lectura. O en una conferencia leída, es preciso mirar alternativamente a todos los sectores del público, apoyar con movimientos suaves de las manos lo que se dice, sonreír, etc. Algunas conductas que hay que tener en cuenta son: 1. Realizar la recepción visual del texto y la aproximación al mismo correctamente (evitando movimientos parásitos o distractores cómo seguir la línea con el dedo, mover la cabeza, etc.). 2. Utilizar expresiones faciales y gestos: miradas, rostro, posición de los labios, etc. que apoyen o subrayen el mensaje (mirar al interlocutor, sonreír, arquear las cejas, etc.) 3. Realizar conductas motrices, ademanes y posturas apropiadas a la situación comunicativa y el contexto. 4. Situarse a la distancia adecuada con respecto al destinatario. 5. Prestar atención a las variables fisiológicas durante el proceso lector (respiración, relajación, etc.). 6. Es preciso usar la voz de modo correcto y flexible, atendiendo al contenido y forma del texto. El volumen medio debe ajustarse de tal manera que la lectura puede ser percibida por todo el auditorio. Sin embargo, será conveniente realizar variaciones de volumen o timbre según el texto, el tipo de enunciado, los personajes que intervienen, etc. en los momentos precisos. Hay que graduar la voz con pequeños matices diferentes dando vivacidad y favoreciendo el interés de los oyentes. La “sobreactuación” o lectura hiperexpresiva tampoco es pertinente. Recordemos que la expresión adecuada es aquella que tiene como finalidad la máxima comprensión y disfrute del texto, en su fondo y su forma, no el lucimiento del lector o la mera diversión de los oyentes.
4. Actitudes lectoras: Nos referimos al papel de las actitudes en todo el
proceso lector. Si éstas son negativas difícilmente se conseguirá la expresividad, no olvidarse que la lectura es un objetivo educativo, pero en el mundo real, es un instrumento útil si sirve para conseguir un objetivo comunicativo: aprender, divertirse, resolver un problema, analizar una situación, etc. La lectura expresiva se realiza eficazmente cuando El lector tiende por ejemplo a ajustar la actitud apropiada para la lectura oral del texto poniendo de manifiesto la motivación necesaria en la lectura. COMPONENTES ESPECIFICOS DE LA LECTURA EXPRESIVA El Ritmo: El Lector debe ser capaz no sólo de conocer los signos sino de reconocerlos que no es lo mismo, para llegar a comenzar a decodificar una lectura. Pero no alcanza con esto pues necesita tener la rapidez de reflejos entre el signo que ve , su interpretación, su sonido . Tiene que tener una anticipación necesaria para alcanzar la verdadera lectura, que el ojo tenga una visión global de lo escrito y una velocidad de barrido para que logre leer como si estuviera hablando. Los temas serios, complejos y trascendentes se prestan a una menor velocidad, ya que exigen mayor reflexión. Los superficiales, humorísticos o de fuerte carga emocional favorecen mayor velocidad y dinamismo expresivo. Es preciso entonces estudiar atentamente el texto, la acción, la psicología de los personajes, etc., y decidir qué enunciados o frases sufrirán variaciones en tal velocidad. Algunos contrastes de ritmo razonables enriquecen la expresividad y facilitan la atención y la comprensión de los oyentes, aunque sin duda han de evitarse las variaciones continuas desorientan y aburren. El ritmo adecuado de la expresión se logra mediante una adecuada interacción de la velocidad, el acento, las pausas y la entonación. El acento Ya se ha hablado anteriormente de la recodificación fonológica, pero únicamente se ha hecho referencia a la fonología segmental. El lector debe también prestar atención a la fonología suprasegmental, es decir, a aquellos signos que van más allá de una letra o un segmento y actúan sobre grupos de signos (palabras y enunciados), hacen referencia a la entonación de palabras y frases. Es necesario preparar la acentuación del texto de las palabras desconocidas, de los grupos de intensidad y de los grupos fónicos. El acento es un elemento principal de la entonación ya que las variaciones adecuadas de tono en cada sílaba, palabra o frase configuran globalmente una melodía, que hace vivo, musical y expresivo el texto, pero también contribuye a facilitar su comprensión. Podemos subrayar cuatro tipos de acento: palabra, grupo de intensidad, grupo fónico y relieve expresivo. El acento de palabra marca una oposición significativa y funcional público/publico/publicó). Las sílabas acentuadas (/niño/) se caracterizan por un aumento de tono y duración, alargando y articulando en tono agudo las vocales tónicas, y haciendo lo contrario en las átonas. El acento del grupo de intensidad (/elniño/) tiene lugar en grupos formados por una palabra tónica, unida a veces a otras palabras átonas, formando un bloque con un acento dominante o acento paradigmático que deben marcarse en la lectura expresiva. El acento de grupo fónico es el acento principal que se produce dentro de un grupo de palabras articuladas entre dos pautas (/elnìñorùso/) y tiene especial importancia en la lectura expresiva ya que es una unidad de articulación al leer el texto. Finalmente, el lector puede dar relieve expresivo o énfasis a aquellas ideas, palabras o frases más importantes e interesantes del texto, subrayando fragmentos textuales mediante variaciones del volumen y el tono. Debe limitarse a fragmento realmente interesante ya que el énfasis continuo no supone contraste. 3 Las pausas La pronunciación y la lectura oral de un texto exigen la realización de pausas, tanto por razones físicas como comunicativas. Por ello, es preciso parar previamente el texto marcando las pausas necesarias, ya sean explícitas o marcadas en el texto (coma, punto, punto y coma, mayúsculas después de punto, etc.); ya sean implícitas o decididas por el lector, para respirar, para dar énfasis, para realzar el sentido, para dar un tiempo de reflexión al oyente, etc. La duración de las causas puede ser muy variada. Hay que advertir, por otra parte, que las pausas son matices expresivos que afectan a la dinámica del discurso (fluidez y ritmo), por lo que además de un valor convencional, será preciso asignarles una duración de naturaleza subjetiva o afectiva dependiendo del objetivo comunicativo del lector, del propio texto y del contexto en que se desarrolla la lectura. El lector debe decidir qué pausas o silencios a realizar para resaltar el sentido, para favorecer la recepción por parte del lector o para resaltar la carga emocional, evitando una lectura monótona. - 4 la entonación Cada persona utiliza un tono medio normal según su voz que va desde los tonos graves hasta los agudos. Sin embargo, al decir una frase determinada se dan sobre ese tono medio, variaciones de altura en la cadena de sonidos formando lo que se denomina la “curva melódica de entonación”. Cada entonación conforma un signo más o menos claro que nos permite expresar ideas y actitudes variadas: declaración, interrogación, mandato, orden, ruego, etc., pero a la vez, damos al mensaje un sentido o tinte emocional (serenidad, enfado, alegría, ironía, etc.) Sabemos por intuición, que los tonos agudos se asocian a estados anímicos de mayor carga emocional (alegría, enfado), mientras los graves a la objetividad o la depresión. Se trata, pues, de un signo de tipo suprasegmental asociado a cada enunciado, de modo que una entonación inadecuada puede cambiar totalmente el sentido de un enunciado con un significado explícito, dificultando su lectura expresiva y la comprensión. Imaginemos con qué con qué sentido y entonación, a qué personas y en cuántos contextos podemos decir: ¡Qué simpático! La lectura monótona, además de poner de manifiesto una insuficiente competencia lectora, puede indicar un problema de comprensión, desinterés, falta de atención, dificultades intelectuales, problemas afectivos, etc. En muchos casos, la causa de la falta de expresividad se debe también a un tratamiento educativo insuficiente de la misma: poca dedicación de tiempo, insuficiente ejercitación, abuso de la lectura mecánica, etc. 5.Matices expresivos complementarios La proporción adecuada de los factores anteriores da lugar a la lectura expresiva. Sin embargo, todavía son posibles muchos matices no convencionales que dependen de las habilidades expresivas del lector y de la interpretación del texto. Los niveles de complejidad y de precisión que pueden alcanzarse son infinitos, como saben muy bien los actores profesionales o los directores escénicos. En el ámbito escolar, podemos limitarnos a partir de la comprensión a seleccionar algunos matices que le den vida e interés hasta donde ello sea posible. En la medida en que alcancemos niveles elevados de calidad consiguiendo la máxima vivenciacion, comprensión y disfrute del texto por parte del auditorio, nos acercaremos a la “lectura artística”. Un texto, un personaje o un enunciado puede presentar matices expresivos, muy diversos que además pueden combinarse en una amalgama: alegre/ triste; optimista/ pesimista; miedoso/ valiente; extrovertido/ introvertido; espontáneo/ artificial; maduro/ inmaduro, etc. Estos y otros muchos matices (a veces indicados por el mismo texto) pueden ser reflejados en la entonación de modos muy diferentes. Cada lector podrá experimentar y seleccionar aquellos que le parezcan más apropiados y enriquecer su “versión lectora”. Importancia de la lectura expresiva En la etapa de alumno y se realiza esta actividad comunicativa puede perfeccionar progresivamente la fluidez, dicción y entonación de los textos, y acercarse cada vez con mayor facilidad al ritmo del lenguaje literario, o a otros textos de la vida cotidiana, laboral o académica. La preparación adecuada de la expresión lectora ayudará al lector a mejorar su vocabulario, su sintaxis, así como conocer mejor una gran diversidad de tipos textuales que suscitan frecuentemente una lectura expresiva (poemas, cuentos, teatro, exposiciones, informes, artículos, cartas, etc.) La competencia literaria también se desarrolla de una manera natural, ya que el lector y sus oyentes entran en contacto directo y vivo con textos fundamentales de nuestro acervo cultural, desarrollándose su interés por la literatura y los hábitos lectores. Un niño que disfruta leyendo, que es capaz de dar vida a los textos, se acerca a los libros con frecuencia, con placer y sin prejuicios. No hemos de olvidar que la lectura silenciosa, la lectura privada -y los lectores experimentados lo sabemos- ha de ser comprensiva, pero también expresiva. La lectura silenciosa puramente mecánica nos aleja del libro y de la literatura. Es preciso enseñar a nuestros alumnos la lectura oral, externa, social y expresiva, para que luego puedan interiorizarla y realmente disfrutar leyendo. En la vertiente afectiva, la práctica de esta modalidad de lectura mediante un enfoque didáctico apropiado, no por obligación o de modo improvisado, favorece el interés hacia los temas y los textos, incluso puede ser un excelente recurso motivador para el estudio de muchos aspectos del programa escolar de materias diversas: todos nos sentimos atraídos hacia un asunto, un sentimiento, un problema o una cultura tras escuchar una lectura viva y expresiva de un texto que lo refleja. Por otra parte, el alumno que participa en ella mejorará sin duda sus habilidades sociales, atendiendo a la cortesía, aprendiendo a escuchar, matizando los sentimientos y emociones propios o patentes en el texto a través de la expresión oral, e incluso Corporal, y a la vez, mejorando del propio autoconcepto y la seguridad en sí mismo, superando paulatinamente la timidez o el aislamiento social. No podemos tampoco ignorar el perfeccionamiento y la matización progresiva de aspectos expresivos complementarios que acompañan a la expresión lectora oral, el exigir la expresión corporal y el paralenguaje, como más adelante veremos. Además, la lectura expresiva influye directamente en el desarrollo de otras habilidades de lectura y escritura. Un lector, según su competencia, cuidará con detalle su comprensión, su velocidad, su ritmo, su entonación, su interpretación, etc., si sabe que va a transmitir ese texto a un auditorio. Este componente comunicativo y social incide positivamente en la responsabilización y el esfuerzo. No tratará el texto del mismo modo quién desarrolla unos ejercicios del libro de texto que el que ha de leer ante un auditorio. El lector interesado procurará superar todas las dificultades que suscite la mecánica lectora del texto (letras o palabras difíciles de leer, frases complejas, etc.) e, igualmente, se preocupará de entender bien su sentido. Esta tarea, a veces difícil para muchos de nuestros alumnos, debe ser facilitada preparando la lectura con ellos y evaluando la adecuadamente. En cuanto a la relación con la escritura, no cabe duda de que la lectura expresiva asociada especialmente a aspectos suprasegmentales del lenguaje oral que se reflejan en la escritura mediante los signos de puntuación, las mayúsculas y los acentos. La representación oral de los mismos le permitirá al alumno ver con mayor claridad su sentido y función: Leer mejor es escribir mejor. Por otro lado, esta actividad le impulsará a escribir y leer en público sus propios textos. Referentes y modelos Es muy importante buscar un modelo a seguir o referente, de cual podamos aprender sus cualidades respecto a la lectura o a su forma de hablar ; no necesariamente significa que lleguemos a leer como dichos ejemplos sino que aprendamos de ellos y le pongamos nuestro sello personal a dichas cualidades aprendidas, por eso es muy importante darle hincapié a esto desde la niñez para no tener dificultades en edades avanzadas. Un maestro que esté enamorado de la lectura en voz alta, la prepare, la viva y comunique su experiencia a los alumnos, provocará en ellos el interés y constituirá una motivación ya que se contagiarán y se impregnarán de esta vivencia que se transmite de esta forma mejor que con explicaciones teóricas, discursos y consejos. Difícil será transferirles el gusto por esta forma de lectura si no lo posee el profesorado. "Maestros y maestras deberán leer mucho en clase en voz alta. Srnith y Dahl,” los maestros desempeñan un papel crítico a la hora de influir en las actitudes de los alumnos hacia la lectura y la escritura. Su estímulo e influencia ayudan a que los alumnos adopten una actitud positiva hacia estos dos procesos. Son modelos que los niños observan y de los que aprenden... Cuando los maestros leen libros en voz alta a toda la clase -algo que vienen haciendo desde siempre- están modelando el interés por la lectura. Algunos de los mejores momentos de clase son aquellos en los que se comparte la experiencia de descubrir, por ejemplo, lo triste que termina una historia o lo divertidas que resultan las peripecias del protagonista de otra. El mensaje implícito en estas experiencias compartidas al escuchar la lectura del relato es que el maestro también piensa que el libro es interesante" Isabel Solé “Los padres ejercen un influjo importante en el punto de vista de sus niños sobre el lenguaje y sobre la lectura y la escritura en particular. Los padres que leen y valoran los libros, que los leen a sus niños y que los llevan a la biblioteca pueden transferirles de modo efectivo su satisfacción e interés por la lectura”