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Actividad 2.

CONTRATO DE VENTA CON MENOR DE EDAD

Por escritura pública de 3 de mayo de 2017 otorgada ante el Notario de Fe Pública y


Registrada en Derechos Reales, “SG” compra de su anterior propietario “GPG”, una
casa situada en la Av. "R" de esta ciudad, en la suma y condiciones constantes en dicha
escritura. A los 6 meses aproximadamente y luego de comprobar que la casa es de
construcción antigua, de adobe y alejada del centro de la ciudad, interpone demanda de
nulidad de venta contra el vendedor, porque éste en el momento de suscribir el contrato
era menor de edad y sin capacidad para contratar.

La demanda está dirigida contra el adolescente “GPG”, a quien pide se le nombre un


curador ad litem, designación que recae en la persona de “LP”, padre del adolescente,
para que él intervenga en la substanciación del proceso con suficiente personería.

“LP”, como curador ad litem designado, contesta la demanda y opone excepciones de


falsedad, ilegalidad e improcedencia de la demanda; falta de acción y derecho en el
actor y finalmente pide se le absuelva a su representado, con expresa condenación en
costas.

Criterios a considerar:

Como el planteamiento hace mención a un contrato suscrito por un adolescente de 17


años, es indispensable hacer algunas consideraciones previas sobre las Leyes de orden
público, la capacidad jurídica, capacidad de obrar y el consentimiento, para recién dar la
respuesta que corresponda, citando las Leyes que rigen sobre el caso controvertido y,
finalmente, dando la solución legal y justa.

El orden público, se halla integrado por normas que, inspirándose en razones de interés
general y siendo consideradas como esenciales por la sociedad, no pueden ser derogadas
por los particulares.

Ahora bien, teniendo en cuenta, lo expuesto, en el negocio jurídico, cuyo desacuerdo da


lugar a las controversias particulares, existan casos en los que la Ley actúa
imperativamente, aún contra la voluntad de los sujetos, mientras que en otros pueden
eximirse, sin ser motivo de sanción alguna. En los primeros su cumplimiento es
obligatorio, si se pretende la validez de una relación jurídica substancial, o de un acto
procesal.

Por ello, determinar si una norma es de orden público tiene importancia por las
consecuencias que de ello derivan. Ya sabemos que las disposiciones de orden público
no pueden renunciarse ni con el consentimiento de las partes o del Juez, mientras que
las
establecidas en favor exclusivo de los litigantes, pueden dejarse sin efecto.

Los anteriores conceptos como las normas legales citadas, fuera de otros aspectos que
atañen a los intereses generales de la sociedad, se refieren con mayor preferencia a la
protección del menor de edad y a sus bienes. Esta protección, no solamente se encuentra
en el Código de las Familias, sino que además, constituye un principio constitucional.
Teniendo en cuenta los conceptos que preceden, afirmamos que para el ejercicio de los
derechos y el cumplimiento de las obligaciones, se precisa tener una aptitud especial
que recibe el nombre de capacidad de obrar el que en términos jurídicos es la
posibilidad de intervenir como sujeto activo o pasivo de una relación jurídica, tal como
prescribe el Art. 3 del Código Civil.

El Derecho Subjetivo, concede el poder de titularidad que otorga la posibilidad de gozar


de determinados beneficios los que pueden recaer sobre las cosas, personas, etc. Para
gozar de esos beneficios, el sujeto ha de poseer aquello que se denomina capacidad
jurídica.

El segundo poder es la facultad de actuación o de ejercicio, mediante el cual los


particulares pueden hacer reales, ejercitar y llevar a la vida práctica esos derechos que
les otorga el poder de titularidad. Mediante el, se ejercita el contenido de los Derechos
Subjetivos, dando lugar a la llamada capacidad de obrar que no es mas que el poder de
realizar actos con eficacia jurídica.

Las condiciones indicadas, se desenvuelven teniendo en cuenta la edad, la que tiene


particular importancia en el ejercicio de los Derechos Civiles, porque conforme
progresa el desarrollo moral, intelectual y físico, aumenta la capacidad de obrar, la que
más tarde da paso a la capacidad procesal. Ejemplo: un menor de edad puede ser titular
de un derecho o de varios, pero no tiene capacidad procesal para defenderlo.

Es regla general de que "a la capacidad de derecho corresponde la capacidad de hecho,


o sea, quien se considera titular de un derecho puede defenderlo personalmente en la
substanciación del proceso; pero, a la incapacidad de hecho corresponde la incapacidad
procesal. En ambos se trata de una incapacidad de obrar".

Con los fundamentos que preceden, la edad se considera como una de las causas que
modifica la capacidad de obrar, pero en algunos casos es también la limitación de la
capacidad jurídica, tal como sucede con la prohibición del matrimonio antes obtener la
mayoría de edad, salvo autorización expresa de sus padres, tutores o la autoridad
encargada de la defensa de los NNA.

Por lo expuesto, el menor de edad que aún no tiene los 18 años cumplidos, no tiene
capacidad jurídica para vender o hipotecar sus bienes, actos para los cuales debe tener la
edad indicada de conformidad con lo previsto por el art. 4 del Código Civil, modificado
por el art. 1 de la Ley 2089 de 05/05/2000.

En consecuencia, los bienes que corresponden a los NNA, se hallan protegidos por
Leyes especiales como las citadas anteriormente. En otros términos para vender o
hipotecar, es indispensable la autorización judicial, previa declaratoria de necesidad y
utilidad para la venta o hipoteca. En el primer caso, la venta debe llevarse a efecto en
pública subasta.

Esas limitaciones a la actuación del menor de edad, son consecuencia de que éste, aún
no tiene la competencia y capacidad suficientes para ejercer por si mismo sus Derechos
Civiles, motivo suficiente para protegerlo civil y naturalmente.
La protección se consigue por intermedio del tutor, quien en representación de su
pupilo, en caso de que los bienes del menor hayan sufrido lesión o engaño, etc., puede
interponer la acción que crea conveniente hasta conseguir la reparación o la
consiguiente nulidad.

Entonces, los menores de 18 años no pueden vender, hipotecar, ni realizar ningún acto
de propiedad. Sin embargo de ello, en la práctica frecuentemente suceden casos en los
que el NNA a instancias del comprador, vende sus bienes sin la intervención de su tutor,
menos de la autoridad judicial. En esos casos, como ya hemos dicho, es procedente una
acción ordinaria de nulidad fundada en la falta de capacidad del menor vendedor,
requisito indispensable y esencial para la validez de los contratos

Tenemos entendido que la antedicha acción debe ser interpuesta por el tutor o
representante legal del NNA, porque si la capacidad de obrar, no es más que el poder
que cada sujeto de derecho tiene para realizar actos con eficacia jurídica, en los casos en
que aquella es insuficiente, el consentimiento se halla también viciado, por falta de esa
capacidad.

El consentimiento constituye, pues, otro de los requisitos esenciales, comunes y


necesarios para la existencia del contrato, porque éste importa "un encuentro de dos
declaraciones de voluntad que, partiendo de dos sujetos diversos se dirigen a un fin
común y se unen. Una de ellas se dirige a prometer y la otra a aceptar, dando lugar a una
nueva y única voluntad, que es la llamada voluntad contractual, y que es el resultado, no
la suma de las voluntades individuales y que constituyen una entidad nueva, capaz de
producir por sí el efecto jurídico querido y sustraído a las posibles veleidades de una
sola de las partes, de la cual deriva la irrevocabilidad del contrato."

Resumiendo tenemos que, finalizada la suscripción de una relación jurídica cumpliendo


con todas las formalidades legales, ella es inamovible e irrevocable, a no ser que las
mismas partes de común acuerdo rescindan del contrato dejando sin valor los efectos
jurídicos del instrumento que lo originó. En ese caso, no hay litis o controversia.

Con la explicación que precede, teniendo en cuenta lo sostenido y entrando ya al caso


controvertido que anota el planteamiento, partimos de que el vendedor a tiempo de
suscribir la escritura pública de 3 de mayo de 2017, era menor de edad, pero, quien
interpone la demanda de nulidad no es él, ni su tutor, sino el comprador que invoca la
razón legal de que el vendedor era y es menor de edad y como tal incapaz para suscribir
un contrato de venta de conformidad con lo prescrito en el numeral 1) del Art. 5 del
Código Civil.

Contestada la demanda por el curador ad litem, el demandante ha probado el extremo


demandado, o sea que, el vendedor en el momento de la suscripción del contrato de
venta de 3 de mayo de 2017 tenía 17 años, según convence el certificado de nacimiento
acompañado como prueba documental y que hace plena fe de conformidad con lo
previsto en el Código Procesal Civil y Art. 1534 del Código Civil.

El padre del menor, en su calidad de tutor legal y curador ad litem, ha probado también
con la confesión provocada del actor que, éste adquirió el inmueble sin que mediara
presión alguna y, por el contrario a exigencias y súplicas del mismo. Esta prueba
importa una confesión y hace plena fe en función de lo determinado por los Arts. 1321
del Código Civil
Finalmente, la escritura pública de 3 de mayo de 2017 registrada en Derechos Reales,
no solamente hace fe entre las partes contratantes, sino también contra terceros, de
conformidad con lo previsto en los Arts. 1289 y 1538 del Código Civil.

Así substanciado el proceso y examinadas las pruebas del mismo, corresponde


determinar la norma aplicable al caso controvertido, hecho que importa la valoración o
significación jurídica de los hechos averiguados, vale decir, fisonomizándolos como
actos jurídicos reconocidos por la Ley.

Es en este momento y teniendo en cuenta los principios sustentados, encontramos el


contenido del numeral 2) del Art. 554 del Código Civil que establece lo siguiente: "El
contrato será anulable: por incapacidad de una de las partes contratantes. En este caso la
persona capaz no podrá reclamar la incapacidad del prohibido con quien ha contratado".
La norma sustantiva citada nos lleva al convencimiento de que el mayor de edad que
suscribió un contrato con un menor, no puede demandar dicha nulidad, porque se
llegaría al absurdo jurídico de que aquél demanda la nulidad de sus propios actos y ello
es inadmisible dentro de nuestra organización jurídica.

Por lo anotado, la demanda debe declararse improbada, con costas. En lo tocante a que
el
bien vendido es de construcción antigua y que se encuentra alejado del centro de la
ciudad, según se afirma en la demanda, corresponde desestimarla, porque no son
causales de nulidad.

Actividad

1. Señale la base legal (normas y artículos) a los cuales hace referencia el caso
planteado (CC, CFPF, CNNA, CPC, etc.)
2. Señale los derechos subjetivos mencionados en el caso
3. Señale las capacidades e incapacidades referidas en el caso
4. Señale los institutos jurídicos referidos en el caso (emancipación, tutela)
5. Señale las causales de nulidad referidos en el caso

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