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Danzas típicas

Las danzas populares yucatecas se realizan con motivo de la festividad religiosa del santo
patrono de cada pueblo. Danzas como: la jarana yucateca, el degollete, el tunkuluchu-hu, la
danza de las cintas y bomba; cabe mencionar que para estos bailes, utilizan un solo traje
regional de esta región.

La vestimenta del hombre es una guayabera, sombrero de palma, pantalón blanco y sobre este
se lleva un ceñidor tejido de colores y se lleva un paliacate. Las mujeres usan un hipil, bata
blanca con bordados de colores, un moño en el cabello y para perfeccionar con algunas joyas.

La jarana:

Este baile se caracteriza por la verticalidad de las posturas de sus intérpretes, que en las partes
balseadas realizan giros mientras levantan los brazos en ángulo recto. La jarana atrae y
conquista; ya sea por el movimiento y elegancia de los pasos, por la alegría de la música, o por
la actitud ceremoniosa de los bailadores que zapatean sobre el suelo.

La coreografía de la jarana consiste en un zapateado sin pasos fijos ni diferenciación entre los
de hombre y los de mujer. En ciertas regiones o comunidades yucatecas predominan
determinados pasos, localmente tradicionales, sin que ello excluya otros diferentes, propios de
la fantasía de los danzantes, ya que cada uno puede realizar sus propias creaciones.

Predomina en el baile de la jarana la verticalidad de las posturas de sus intérpretes, que en las
partes valseadas realizan giros mientras levantan los brazos en ángulo recto y efectúan
tranquidos con los dedos simulando las castañuelas españolas. Con esta sola excepción, el
baile de la jarana se limita a las extremidades inferiores; el tronco del bailador permanece
erguido, al grado de que se puede danzar con un objeto en la cabeza sin que éste caiga.

El baile de la jarana es por parejas y si en algunas ocasiones los hombres se alinean en fila,
delante de las mujeres, también en fila, para iniciar el baile, cada pareja conserva su
autonomía y su propio espacio de terreno en el cual se cruzan y entrecruzan los bailadores,
realizando todas las figuras que su fantasía les dicta. En cuanto al traje con que se baila, es el
de gala del mestizo.

El degollete:

Es el baile más íntimamente ligado a la historia de Yucatán ya que fue utilizado como himno de
batalla durante el enfrentamiento civil denominado, "Guerra de Castas". El Degollete consta
de tres partes musicales de 8 compases cada uno. Cada pasaje musical está identificado con
cada uno de los grupos característicos de Yucatán del siglo XIX: criollos, mestizos y mayas. Los
mayas en este bailable se burlaron del atrevimiento de los criollos y el romanticismo mestizo y
conservan una actitud de protesta por las injusticias de que fueron objeto durante tres siglos
de dominación española, con gritos y silbidos acompañados del agitado movimiento de sus
brazos y pañuelos.
El Tunkuluchú-hu:

Tunkuluchú significa en maya, búho y hu es la expresión de su ulular. Es el baile de


apareamiento de los búhos, consiste en dos pasajes musicales. En el primero se hace
referencia a la unión de picos, juntando ligeramente las narices de las parejas. Y en la segunda,
se imita el vuelo nupcial del ave, mientras se grita: ju, ju, ju.

La danza de las cintas:

Es de origen europeo. Se inició esta danza en la región de Bavaria en el siglo XIV con el nombre
de Palo de Mayo. La parte sobresaliente es cuando van entrelazándose listones de varios
colores que son sostenidos por diez bailarines, hasta formar en la parte superior del mástil un
bonito tejido de petatillo, que desharán, con el mismo ritmo.

Bombas:

Generalmente es una cuarteta, que se dice como piropo a la mujer con quien se baila o
haciendo alusión al momento que se disfruta. Puede ser romántica o chusca, pero nunca
grosera.

Las danzas populares yucatecas tienen obligado teatro en las verbenas peninsulares que se
designan con el nombre regional de vaquerías, las cuales tuvieron su origen en las fiestas que
hacían los ganaderos con motivo del recuento anual de reses y su herradero. Hoy día las
vaquerías se realizan con motivo de la festividad religiosa del santo patrono de cada pueblo o
de cada finca; durante ellas, la concurrencia danza especialmente el baile regional más
importante: la jarana yucateca.

Las galas

En la duración de las jaranas, que no tienen límite fijo de tiempo, se realiza una especie de
competencia relacionada con la resistencia de los bailadores, quienes se afanan por ser los
últimos en sentarse. Cuando al final de cada pieza se quedan dos parejas disputándose el
último lugar, se desborda la animación y se enciende el alborozo de todos los asistentes
divididos en dos bandos, cada uno de los cuales estimula a su pareja, particularmente a la
bailadora, a la que se alienta por medio de las clásicas galas, que consisten en ponerle
sombreros, uno sobre otro, en la cabeza, a manera de corona simbólica.

Los sones de jaleo

Como remate en los bailes, los sones de jaleo remedan el enfrentamiento del torero (el
hombre) con el toro (la mujer). En el momento que suena la fanfarria y conservando el ritmo
de su zapateado, el hombre toma como capote el paliacate rojo que porta colgando por una
de las puntas de la bolsa derecha del pantalón, y ejecuta la cita al toro (la mujer) quien embiste
con gracia y elegancia tratando de derribar a su contrincante, ya sea con un golpe de hombro o
de cadera, o echándole una zancadilla.

Las suertes

Las suertes son muestras de destreza o habilidad que algunos jaraneros realizan
ocasionalmente en la fiesta de la vaquería; requieren precisión y equilibrio. La más conocida de
estas suertes consiste en bailar con una botella de cerveza o de licor encima de la cabeza, o
incluso una charola, cuatro vasos y una botella.
La Danza de la cabeza del cochino

La Danza de la Cabeza de Cochino es con la que concluye la jarana. Algunos investigadores han
sostenido que esta danza proviene de un ritual maya que se hacía con la cabeza del venado.
Tradicionalmente esta danza implicaba trasladar la cabeza de cochino ya cocinada a una casa
en la que se le adornaba con papeles de colores, panes alrededor y en la boca, monedas de oro
y plata en los ojos, mazorcas cocidas o en pib y otros elementos decorativos; de esta casa salía
la cabeza con las cintas que llevaban las mujeres, la procesión la presidía un chic que casi
desnudo y con el cuerpo pintado llevaba en la cabeza una corona de plumas de pavo real; a
este personaje lo acompañaba su esposa y otras mujeres que hacían sonar una jícara para
despertar al cochino para que él también cantara, llevaban asimismo otra jícara para pedir
limosna ; la procesión acompañada de sus respectivos voladores llegaba a la Casa Principal
donde la cabeza se entrega y se rociaba a los presentes con balché y ahí mismo se elegía a los
"diputados" para que el próximo año organizaran el festejo.

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