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1 Concepto de liderazgo
El liderazgo es la función que ocupa una persona que se distingue del resto y es
capaz de tomar decisiones acertadas para el grupo, equipo u organización que
preceda, inspirando al resto de los que participan de ese grupo a alcanzar una
meta común. Por esta razón, se dice que el liderazgo implica a más de una
persona, quien dirige (el líder) y aquellos que lo apoyen (los subordinados) y
permitan que desarrolle su posición de forma eficiente.
La
palabra liderazgo define
a una influencia que se
ejerce sobre las personas
y que permite
incentivarlas para que
trabajen en forma
entusiasta por un
objetivo común. Quien
ejerce el liderazgo se
conoce como líder.
Las relaciones de
conducción se basan en
influencias
multidireccionales. Lo
que significa que todos
los integrantes de una
organización o
comunidad modelan en
conjunto, unos con
otros, sus
comportamientos, su
aprendizaje y su
desempeño. O sea que,
influyen entre sí, de
manera tal que no
necesariamente se
influye desde arriba
hacia abajo de cualquier
estructura
organizacional.
La relación es
interpersonal. No son
“sistemas” o “procesos”
los que se vinculan,
sino: es la gente, y no
sus sistemas, los que
están interconectados
(utilizando esos
sistemas). Los líderes
con sus seguidores son
actores vinculados
(implicados) en las
relaciones de
conducción. Si la
conducción se define
como “relación”,
entonces los líderes y
sus seguidores están
construyendo,
mancomunadamente: a
la dirección. Esto no
significa que todos los
roles de una
organización poseen
igual jerarquía, pero se
expresa que todos los
jugadores ejercen
influencias recíprocas.
En general, hay más de
un seguidor y más de un
líder en la dinámica de
las relaciones
organizacionales de
conducción.
Antes de saber cómo podemos ser mejores líderes, hemos de cuestionarnos si, de
hecho, lo somos. ¿Damos ejemplo con nuestro trabajo? ¿Sabemos delegar y
confiar en el equipo de profesionales con los que trabajamos? Éstas y otras
habilidades son indispensables para ser, no sólo respetados, sino valorados.
A grandes rasgos, entendemos por liderazgo, como el proceso de influir en
otros y apoyarlos para que trabajen con entusiasmo en el logro de objetivos
comunes. Un líder es, por lo tanto, la persona que ha desarrollado la capacidad
de tomar la iniciativa, gestionar, convocar, promover, incentivar, motivar
y evaluar a un grupo o equipo. Pocas personas son líderes naturales, es decir,
no tienen que esforzarse para serlo. La inmensa mayoría debe de desarrollar sus
destrezas y habilidades de liderazgo, potenciando además su carisma personal.
Algunas destrezas que pueden mejorar nuestro papel como líderes, son las
siguientes:
Dar ejemplo
Predicar con el ejemplo ha sido siempre una de las maneras más efectivas de
liderar un grupo o una organización. No seremos buenos líderes si nuestros
empleados o nuestro grupo o circulo, perciben que no nos esforzamos, que
trabajamos menos que ellos o que aprovechamos cualquier ocasión para asignar
tareas ingratas que muy bien podríamos resolver nosotros.
Pongámonos en los
zapatos del grupo o del
empleado: no sería
agradable para nosotros
que nuestro líder sea una
persona que haga lo
contrario a lo que
predica por decirlo así,
no nos motivaría a
caminar en la misma
dirección, o dirigirnos al
objetivo general que se
tiene como visión.
Entonces hay que ser
coherente en nuestros
actos ya que si no lo
somos enviamos un
efecto secundario
negativo a nuestro grupo
o empleados.
Entusiasmo
El líder ha de creer en el proyecto común, y debe transmitir su pasión y
entusiasmo al resto del grupo. Un líder desganado o desmotivado no es la mejor
imagen que puede transmitir una empresa. El carisma y la acción son dos
cualidades esenciales de todo emprendedor que aspire a ser un buen líder.
Organización
Comentan muy acertadamente en el blog, “Apuntes de gestión”, que un líder
desorganizado es como un perro persiguiendo su cola. Quiere decir que
nosotros transmitiremos nuestra forma de trabajar al grupo. Si somos
desorganizados, nuestro grupo será caótico; si hacemos lo posible por mantener
el orden, el grupo se esforzará al máximo para que no haya imprevistos.
¿Qué nos aleja? Hay actitudes que nos distancian de los objetivos. Esto ocurre
cuando las personas se acomodan, el aprendizaje no es un estímulo para su
crecimiento, sus creencias y su poca tolerancia al cambio impiden que se
cuestionen si lo que hacen es lo más efectivo. Ser proactivo no está entre sus
planes y encuentran un millón de excusas para no serlo. ¿Por qué? No querer
traspasar sus miedos implica perder la oportunidad de enfrentarse a sus
limitaciones. Instalados en la comodidad, les impide crecer, buscar nuevas fuentes
de aprendizaje, nuevos horizontes y nuevas formas de pensamiento. Son
personas que están lideradas por su entorno.
Nunca es tarde para elegir una nueva forma de dirigir su vida, elegir una actitud
proactiva que le motive a alcanzar objetivos. El primer paso es ser consciente de
la necesidad de cambio; después, querer hacerlo, y, por último, volcar todos los
esfuerzos para que se produzca. El camino para alcanzar el éxito no es un viaje
sencillo, incluso para los que consideramos líderes. Elegir cambiar algún aspecto
de nuestra vida implica renunciar a otros. La frustración, el fracaso, la
incertidumbre y el riesgo son elementos que activan nuestro miedo, a unos los
paraliza, pero a otros hace poner en alerta todos sus sentidos. El miedo se
convierte así para algunos en una excelente herramienta que activa la pro
actividad y permite buscar recursos donde otros no hubieran imaginado que
pudiesen existir.
Tenemos la capacidad de elegir cómo queremos vivir nuestras vidas más allá de
las circunstancias. Algunos líderes la tienen innata para ser tolerantes ante la
frustración, las dificultades y los cambios. También es posible adquirir esa
capacidad a lo largo de nuestro desarrollo. Para ello, la necesidad de cambio ha
de ser consciente. Es posible pensar que la condición de líder es un don
concedido a unos pocos privilegiados. Pero afortunadamente no es así, todos
tenemos uno incorporado en nuestros genes, sólo tenemos que elegir cuándo
estimularlo. La autoconciencia y nuestra capacidad de elección nos permiten
desarrollarlo. No somos felices por conseguir lo que nos proponemos, lo somos
cuando estamos recorriendo ese camino. Conformarse con lo que uno tiene no es
una condición que defina a un líder.
Los líderes en el sentido tradicional del término saltan desde la mente sin dificultad
porque son sinónimo de grandes hombres (Alejandro Magno, Julio César, Gandhi,
etc.) Más recientemente podríamos decir Einstein, John F. Kennedy, Juan Pablo II,
Gorbachov, la Madre Teresa de Calcuta, , Mandela, o unos cuantos grandes
generales, deportistas o científicos. Figuras de primer orden que ha ejercido una
influencia notoria como forjadores de la sociedad actual.