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DIÓCESIS DE GARZÓN

“ESCUELA TEOLÓGICA PARA LAICOS”


ETEL

PENTATEUCO - HISTÓRICOS
Pentateuco - Histórico

TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO


1. ¿Cuál es el contenido del Antiguo Testamento?
2. ¿A qué acontecimientos se refiere el A. T.?
3. ¿Cómo está dividido el Antiguo Testamento?

PRIMERA PARTE: PENTATEUCO


1. EL GÉNESIS
1.1 Interpretación religiosa de los orígenes:
1.2 Aspectos generales
1.2.1 ¿Por qué se llama “Génesis”?
1.2.2 ¿El Génesis fue el primer libro bíblico que se escribió?
1.2.3 ¿Los relatos del Génesis son “historia”?
1.3 ¿Quién fue el autor del Génesis?
1.4 ¿Qué tan original es el Génesis?
1.5 ¿Cómo se divide el Génesis?
1.6 Enseñanza y contenido del Génesis

2. EL ÉXODO
2.1 Aspectos generales
2.1.1 ¿Por qué se llama Éxodo?
2.1.2 ¿Son históricos los hechos que narra?
2.1.3 ¿Cómo surgió y quién fue el autor del Éxodo?
2.1.4 ¿Qué importancia tiene el libro del Éxodo?
2.3 Estructura y contenido del Libro
2.4 Enseñanza teológica del Éxodo

LEVÍTICO – NÚMEROS - DEUTERONOMIO

3. ¿Cuál es el contenido general de estos tres libros?


3.1 ¿Quién fue el autor de estos libros?

4. EL LEVÍTICO
4.1 ¿Qué significa el título del libro?
4.2 Estructura y contenido del Levítico
4.3 ¿Cuál es el argumento fundamental del Levítico?
4.4 Enseñanza teológica del Levítico

5. LIBRO DE LOS NÚMEROS


5.1 ¿Por qué se llama así?
5.2 Estructura y contenido del libro:

6. EL DEUTERONOMIO
6.2 ¿Por qué se llama así?
6.3 Contenido del libro

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Pentateuco - Histórico

6.4 Estructura literaria


6.5 Enseñanza teológica

SEGUNDA PARTE: LIBROS HISTÓRICOS

1. INTRODUCCION
1.1 ¿Historia o teología?
1. 2 Ideas claves

LIBROS HISTÓRICOS: Primer Grupo

1. JOSUÉ
1.2 ¿Quién era Josué?
1.3 Aspectos literarios
1.4 Contenido del libro
1.5 Enseñanzas de Josué

2. LIBRO DE LOS JUECES


2.1 Aspectos literarios
2.2 Contenido del libro
2.3 Enseñanzas del libro de los Jueces

3. LOS LIBROS DE SAMUEL


3.1 Aspectos literarios
3.2 Contenido y estructura
3.3 La monarquía en Israel
3.4 Los protagonistas

LIBROS HISTÓRICOS: Segundo Grupo

INTRODUCCION
1. LIBROS DE LOS REYES
1.1. Composición del libro
1.2. División y contenido del libro
1.3. Finalidad y enseñanzas del libro
3. LIBROS DE LAS CRÓNICAS:
3.1. Estructura y contenido:
3.2. Finalidad de Las Crónicas y mensaje religioso

4. LIBROS DE ESDRAS Y NEHEMÍAS


4.1. Ambiente histórico-religioso de Esdras y Nehemías
4.2. Enseñanza religiosa

5. LIBROS DE LOS MACABEOS


5.1. Contenido de los Libros
5.2. Género literario de los Libros
5.3. Mensaje y enseñanza

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LIBROS HISTÓRICOS: Tercer Grupo

INTRODUCCION
1 LIBRO DE RUT
1.1 Composición del libro de Rut
1.2 Enseñanza teológica del libro de Rut

2. EL LIBRO DE TOBÍAS
2.1 Composición del libro y género literario
2.2 Autor, fecha y lugar
2.3 Enseñanzas teológicas de Tobías

3. EL LIBRO DE JUDIT
3.1 Autor y fecha de composición
3.2 Enseñanza teológica de Judit

4. EL LIBRO DE ESTER.
4.1 Argumento y personaje
4.2 Autor y fecha de composición
4.3. Enseñanzas del libro de Ester

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PENTATEUCO - HISTÓRICOS

INTRODUCCIÓN:

Iniciando más detalladamente nuestro estudio de los libros bíblicos, comenzaremos a ver los dos primeros
bloques de libros que componen una parte del Antiguo Testamento: Pentateuco y Históricos.

En los dos primeros semestres se miró: Introducción a la Biblia (I) y ahora comenzamos una
profundización más detallada de los Libros sagrados.

En este tratado se pretende presentar una guía para los estudiantes de las ESCUELAS DE TEOLOGIA de
una manera muy breve, resaltando las características esenciales de cada uno de los libros que pertenecen a
este importante grupo del Antiguo Testamento como lo son el Pentateuco y los libros Históricos. Son
muchos los datos que encontramos acerca de estos libros, pero se ha querido resaltar estas características
fundamentales de ellos.

Vale la pena reconocer que nos podemos enriquecer con los comentarios e introducciones de las ediciones
de la Biblia: América y Jerusalén.

Por tanto, adentrémonos en este nuevo mundo de la Historia Sagrada como es esta parte de los Libros
Pentateuco e Históricos.

Antes de comenzar a estudiar y profundizar en este tratado del Pentateuco – Libros


Históricos, vamos a recordar rápidamente algunas ideas generales sobre el A.T que
creo que son necesarias recordar y tener en cuenta.

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INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO

Después de haber hecho un recorrido por el mundo del Nuevo Testamento, nos disponemos ahora a
emprender un acercamiento al Antiguo Testamento, con la certeza de que éste puede ser mejor
comprendido y aprovechado a la luz del Nuevo. En efecto, desde la perspectiva de Cristo, como
cumplimiento y realización de las promesas y anuncios hechos por Dios, puede ser mejor
interpretado todo el mensaje contenido en el Antiguo Testamento.

Ante todo, procuraremos presentar una visión global de los 46 libros sagrados que representan la
Antigua Alianza, para que después sí podamos afrontar cada uno de dichos libros más
detenidamente. No perdamos de vista, apreciados lectores, todo lo que ya hemos logrado asimilar
acerca de la Biblia en general, y del Nuevo Testamento en particular; para que podamos asimilar
mejor la enseñanza y el mensaje salvífico del Antiguo Testamento.

1. ¿Cuál es el contenido del Antiguo Testamento?


Los 46 libros que conforman el A. T. contienen informaciones y detalles acerca de la manera como
Dios eligió un pueblo, el de Israel, para confiarle la tarea de preparar la venida del Mesías, y cómo lo
guió y acompañó a lo largo de su historia, estableciendo con él una Alianza en función de la salvación
universal. A través de la historia de este pequeño pueblo, el Señor se fue revelando progresivamente
a la humanidad y fue manifestando su voluntad de que todos sus hijos vivamos en comunión entre
nosotros y con nuestro Creador. Este proyecto de Dios convierte la historia de Israel en “historia de
salvación”, y se expresa, ante todo, en la Alianza.

2. ¿A qué acontecimientos se refiere el A. T.?


Los acontecimientos que relata el A. T., como ya quedó dicho, tienen que ver con la historia de
Israel, un pequeño pueblo que habitaba la llanura de Canaán. Esta nación empezó siendo un clan
familiar nómada en torno a Abraham; luego se fue desarrollando en doce pequeñas tribus que se
establecieron en Canaán, después de un período de permanencia en Egipto, donde sufrieron la
esclavitud y la explotación. Por la posición geográfica de su territorio (en medio de las dos grandes
potencias de la época: Egipto y Siria), Israel tuvo que soportar frecuentes invasiones de otras
naciones. Posteriormente es víctima del poder del imperio persa, después del griego y finalmente del
romano, llegando a convertirse en una pequeña colonia del Imperio Romano.

Las vicisitudes de la historia de este pueblo, aparentemente insignificante, adquirieron importancia


mundial por el hecho de ser el pueblo en el que se manifestó la acción salvífica de Dios, y su historia
se identificó en buena parte con la historia de dicha salvación. Los escritos del A. T. tienen su origen
en tradiciones orales de la literatura de Israel, hasta llegar a quedar plasmada por escrito,
convirtiéndose en Palabra de Dios.

3. ¿Cómo está dividido el Antiguo Testamento?

Los 46 libros del A. T., según sus temas y características, se dividen en tres grandes grupos:
• Libros del Pentateuco: Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio.
• Libros históricos: Josué, Jueces, Rut, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes, 1 y 2 Crónicas, Esdras,
Nehemías, Tobías, Judit, Ester, 1 y 2 Macabeos
• Libros sapienciales: Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Sabiduría,
Eclesiástico.
• Libros proféticos: Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Baruc, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós,
Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías.

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Conviene saber que los mismos judíos dividían su Biblia de la siguiente manera:
• La Ley (o Torá), que comprendía los cinco primeros libros de la Biblia, llamado el Pentateuco.
• Los Profetas (o Nebiim), que eran los libros de los profetas.
• Los Escritos (o Ketubim), que correspondían a los Salmos, los Proverbios, Cantar de los
Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés, Ester, Daniel, Esdras y Crónicas.

PRIMERA PARTE
PENTATEUCO
1. EL GÉNESIS

1.1 Interpretación religiosa de los orígenes: Sin lugar a dudas, el Génesis es uno de los libros más
atrayentes e importantes de toda la Biblia; no sólo por la belleza literaria que lo caracteriza, sino
también y ante todo, por la riqueza de su mensaje acerca de realidades fundamentales como la
existencia de Dios, el origen del mundo, de la historia y del hombre, las causas y consecuencias del
mal en la historia humana. Conviene saber leer e interpretar correctamente las enseñanzas de este
libro, para captarle su verdadero sentido y evitar nocivas confusiones.

1.2. Aspectos generales

1.2.1 ¿Por qué se llama “Génesis”? El término “Génesis” viene del griego que significa inicio u
origen; por eso este libro se llama así, porque su contenido trata acerca de los orígenes del mundo,
del hombre y del pueblo de Israel. Es muy importante entender que el Génesis no pretende hacer
una crónica histórica de los orígenes, sino que contiene, más bien, una interpretación religiosa, es
decir, desde la fe monoteísta del pueblo de Israel, de aquellas realidades originales y fundamentales
de la existencia. El Génesis, como todo el conjunto de la Biblia, no es un libro científico; es un libro
de fe que transmite verdades religiosas a partir de la experiencia concreta de un pueblo, y usando un
lenguaje muchas veces figurado.

1.2.2 ¿El Génesis fue el primer libro bíblico que se escribió? Aunque lo encontremos al principio de
la Biblia, no significa que haya sido el primer libro que se escribió. Sabemos que fue hacia el siglo X
a.C., en tiempos del rey Salomón, cuando el pueblo de Israel comenzó a poner por escrito algunas
tradiciones acerca de su historia. Y a partir de su propia experiencia e historia fue paulatinamente
reflexionando también sobre la historia de los otros pueblos y del mundo en general.

1.2.3 ¿Los relatos del Génesis son “historia”? Hemos ya insistido en que la Biblia no es libro
científico, como tampoco lo es el Génesis; por lo tanto, no tienen el interés de hacer una narración
cronológica, histórica, de los hechos; sin embargo, conviene precisar algunos términos. Los relatos
de los orígenes son respuestas inspiradas a los problemas que el hombre se plantea desde siempre,
acerca de las realidades fundamentales de la existencia; en este sentido, al autor bíblico no le
interesan los hechos en sí mismos, sino en cuanto puedan servir para comunicar una enseñanza de
fe; los acontecimientos son importantes para el autor sagrado, en la medida en que sean útiles para
explicar e interpretar el Plan divino.

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Muchos de los datos que encontramos en el Génesis, como nombres de personajes, edades, fechas,
cifras, etc., son simbólicos.

1.3 ¿Quién fue el autor del Génesis? Desde el punto de vista humano, el libro del Génesis no tiene
un solo autor, sino que es el resultado de antiguas tradiciones orales populares, y de la compilación
de documentos correspondientes a diversas fuentes o escuelas, llamadas también tradiciones. Según
esto, son muchas las personas que intervinieron directa e indirectamente en la elaboración y
redacción del Génesis, desde el siglo X a.C., hasta el siglo VI a.C. Siendo un libro inspirado por el
Espíritu Santo, queda claro, en todo caso, que el autor principal del Génesis es Dios mismo, quien
quiso servirse de varios colaboradores humanos para comunicar en él su enseñanza acerca de los
orígenes del mundo, del hombre, del mal, de la historia del pueblo de Israel, etc.

1.4 ¿Qué tan original es el Génesis? Lo que deseamos preguntarnos aquí es si los relatos que se
contienen en el Génesis, especialmente en los primeros once capítulos, acerca de los orígenes del
mundo y del desarrollo de la humanidad son originales de la Biblia o no. La respuesta más sencilla
sería decir que no, sin embargo, conviene hacer algunas aclaraciones: es verdad que en la literatura
antigua de los pueblos vecinos de Israel existían mitos, leyendas y relatos populares que hablan de
los orígenes del mundo con imágenes muy similares a las usadas por los autores bíblicos.

La principal originalidad del texto bíblico, respecto de las leyendas de los otros pueblos, consiste en
el monoteísmo. En efecto, los mitos babilónicos o egipcios hablan de varios dioses, muchas veces
arbitrarios, egoístas y caprichosos que crean al hombre para ponerlo a su servicio, como un juguete;
el Génesis, en cambio, presenta a un único Dios de amor, que crea al hombre para hacerlo rey de la
creación, con capacidad de ser libre y amar. En conclusión, podemos afirmar que el relato bíblico no
en la forma literaria que usa, sino en la enseñanza fundamental que transmite acerca de Dios, del
hombre y de la naturaleza.

1.5 ¿Cómo se divide el Génesis? Sobre la estructura del libro del Génesis, la más sencilla y clara es
la que propone dividirlo en dos grandes partes, a saber:
a) Capítulos 1 – 11: contienen los relatos acerca de los orígenes del mundo y del hombre,
incluyendo las reflexiones sobre las realidades anteriores a la historia del pueblo de Israel;
es decir, la creación, el pecado, el progreso del mal en la humanidad, etc.
b) Capítulos 12 – 50: relatan los comienzos de la historia de Israel y los patriarcas: Abraham,
Isaac, Jacob y José.

A partir de estas dos grandes partes, podríamos dividir los 50 capítulos del Génesis así:

Primera Parte: caps. 1-11


1. Primer relato de la creación: 1,1 – 2,4a
2. Segundo relato de la creación: 2,4b-25
3. La caída del hombre en el pecado: 3,1-24
4. Caín y Abel: 4,1-26
5. Patriarcas anteriores al Diluvio: 5,1-32
6. El Diluvio universal e historia de Noé: 6,1 – 9,29
7. El mapa de todas las naciones: 10,1-32
8. La torre de Babel: 11,1-32
Segunda parte: caps. 12-50
1. Historia de Abraham: 12,1 – 25,18
2. Historia de Isaac: 25,19 – 27,46
3. Historia de Jacob: 28,1 – 35,29
4. Descendientes de Esaú: 36,1-43
5. Historia de José: 37,1 – 50,26

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1.6. Enseñanza y contenido del Génesis No es tarea fácil tratar de resumir en pocas ideas las
abundantes y profundas enseñanzas del libro del Génesis, por eso, los conceptos que expresamos a
continuación son sólo pistas de reflexión para una posterior profundización del valor religioso del
primer libro de la Biblia.

Existe un único Dios, que es el Creador: La primera enseñanza fundamental del Génesis; Hay sólo
un Dios distinto de todas las cosas y anterior a ellas. Dios está al comienzo de todo: del mundo, de
la vida, del hombre y de la historia. Dios crea mediante su Palabra eficaz. Él ha querido poner toda
su creación al servicio del hombre y de su bienestar integral; por eso es responsabilidad del hombre
saber cuidar, proteger y administrar sensatamente la creación, para el bien de todos.

La persona humana es imagen y semejanza de Dios: El hombre y la mujer deben su existencia a la


libre acción creadora de Dios. Esto significa que el hombre no se hizo a sí mismo ni es fruto de la
simple casualidad, sino que apareció en respuesta al diseño amoroso de Dios. No se discute la
fragilidad radical del hombre, creado del polvo de la tierra (cf Gn 2,7), pero esa fragilidad en lugar de
restar valor al hombre, lo que acentúa es su necesaria y total dependencia de Dios.

Sustancial igualdad entre el hombre y la mujer: Las imágenes bíblicas demuestra la radical igualdad
entre ellos: los dos tienen la misma naturaleza y dignidad (“hueso de mis huesos y carne de mi
carne”: Gn 2,23). La mujer es la “ayuda adecuada” del hombre, no es cuanto un objeto a su servicio,
sino en cuanto a la necesaria integración afectiva: en la pareja humana se realiza plenamente el
ideal de la vida afectiva del hombre, o sea, su necesidad y capacidad de amar y ser amados, por eso
“dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos un solo ser” (Gn
2,24).

La sexualidad es buena: “Varón y mujer los creó” (Gn 1,27), por lo tanto, la sexualidad es
sustancialmente buena, por ser obra del Creador. Creados como hombre y como mujer, las personas
están llamadas a vivir en comunidad de vida y de amor, y a multiplicarse para perpetuar la especie y
continuar la acción misma de Dios en el mundo, siendo comunicadores de la vida cuya fuente por
excelencia es Dios. El ser humano es sexuado por naturaleza: masculino-femenino, y por lo tanto,
complementarios y recíprocos. En todo caso, siendo buena la sexualidad, por estar en los planes de
Dios, no significa que sea un valor absoluto: toda idolatría del cuerpo, del placer o de la sexualidad
contradice el plan de Dios y destruye a la persona.

1.6.5 La caída original y su sentido: Los relatos bíblicos acerca de la caída y del pecado original
quieren enseñarnos que el mal no viene de Dios; la causa del sufrimiento y del mal moral debe
situarse en el misterio de la libertad del hombre; o mejor aún, en el abuso de su libertad por parte
del hombre (cf Gn 3,1-4). El pecado de los orígenes consiste en la pretensión de “ser igual a Dios”
(3,4), es decir, de querer establecer las fronteras entre el bien y el mal, lo cual corresponde sólo a
Dios. Es también un pecado de soberbia, de rebelión y desobediencia.

El mal no tendrá la última palabra: En la historia de la salvación, que anima y da sentido a la


historia humana, la última palabra no es la del mal. La sentencia de Dios está cargada de realismo y
de esperanza: “Dijo Dios a la serpiente: pongo enemistad entre tú y la mujer, entre tu linaje y el
suyo; éste te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón” (3,15). En efecto, en este oráculo está
presente el anuncio de la continua lucha entre la humanidad, representada por la mujer, y el mal,
simbolizado en la serpiente. Pero el resultado de la lucha es esperanzador: la victoria será del
descendiente de la mujer.

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El mal sigue presente en la historia: Los relatos del Génesis sobre Caín y Abel, el Diluvio universal y
la Torre de Babel, quieren enseñarnos a ser realistas. Es verdad que Dios sigue acompañando al
hombre, pero éste, continúa abusando de su libertad, cometiendo el mal que lo destruye a sí mismo,
y que por lo tanto ofende a Dios. El pecado lleva a la violencia, incluso entre hermanos, y
desencadena un proceso de muerte y de división (cf Gn 4,1-16).

Dios escoge y acompaña al pueblo de la Alianza: Con Abraham inicia la historia del pueblo de Israel,
que se va desarrollando por la intervención directa de Dios y la colaboración humana de los
patriarcas (Gn 12-50). Se va gestando y creando un pueblo destinado a ser germen de salvación
para toda la humanidad. Dios acompaña la evolución y crecimiento de este pueblo, aparentemente
insignificante pero llamado a ser el pueblo privilegiado de la Alianza, el pueblo de las promesas, del
cual nacerá siglos después el Mesías, el Liberador.

2. EL ÉXODO

Un camino de liberación: En nuestro recorrido por el apasionante mundo de la Biblia, nos


proponemos considerar ahora el segundo libro que encontramos en el orden tradicional de nuestras
biblias, es decir, el libro del Éxodo. Varios son los conceptos de riquísima significación religiosa que
podrían sintetizar anticipadamente el contenido y la enseñanza de este precioso libro: Pascua,
Liberación, Desierto, Alianza.

2.1 Aspectos generales

2.1.1 ¿Por qué se llama Éxodo? Este nombre que lleva el segundo libro de la Biblia viene de una
palabra latina que quiere decir “salida”, lo cual refiere al acontecimiento principal que narra el libro;
es decir, la salida del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, por obra de Dios, mediante la
intervención de Moisés. Con esta salida de la opresión, se inicia para el pueblo de Dios un proceso de
liberación, que no está exento de pruebas y dificultades, como las que implica la larga peregrinación
por el desierto; pero animado siempre por la esperanza de estar avanzando hacia la Tierra Prometida
de la paz y la prosperidad.

2.1.2 ¿Son históricos los hechos que narra?: Debemos partir del mismo principio que se aplica a
toda la Biblia, en cuanto al tema de la historicidad: o sea, el Éxodo no es un libro de historia, sino
una interpretación religiosa de acontecimientos históricos de Israel. En este sentido, el libro contiene
muchas imprecisiones y lagunas; no aporta datos que serían fundamentales en una crónica histórica.
Además, fuera del libro no encontramos en la literatura de los pueblos vecinos de la época
referencias precisas a los hechos narrados por el Éxodo.

2.1.3 ¿Cómo surgió y quién fue el autor del Éxodo?: El origen de este libro es bastante complejo y
constituido por diversas etapas de elaboración. Muy probablemente tuvo inicio con diversas
tradiciones orales, que se fueron formando a partir de los hechos históricos que dieron origen a
Israel como Pueblo Elegido, especialmente la salida de Egipto y la Alianza en el Sinaí. La forma final
del libro revela la presencia de varias tradiciones; como para todo el Pentateuco; o sea los cinco
primeros libros de la Biblia, los estudiosos encuentran las clásicas fuentes o escuelas: la Yahvista (=
J), que se remite probablemente al siglo X a.C., cuando el pueblo gozaba del mayor apogeo de su
reinado, con David y Salomón; la Elohísta (= E), que pudiéramos ubicar en torno a los siglos IX y
VIII a.C., cuando Israel sufre la confusión producida por la división de los reinos y los malos
gobiernos; la Sacerdotal (= P), posiblemente perteneciente al período del exilio, hacia el siglo VI
a.C.; y huellas de otras tradiciones independientes, algunas emparentadas con el lenguaje y el estilo
de la escuela Deuteronomista (=Dt).

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Según lo que venimos diciendo, queda claro que el autor del Éxodo no es uno solo, sino muchos y de
diversas épocas.

2.1.4 ¿Qué importancia tiene el libro del Éxodo?: La salida de la esclavitud de Egipto y la Alianza
sellada entre Dios y el pueblo en el monte Sinaí fueron siempre considerados por Israel como los
momentos fundadores de su historia. El Éxodo es realmente el momento en que es creado como
pueblo. Cuando se quiera comprender el sentido de la historia del pueblo elegido, o de sus ritos e
instituciones fundamentales; cuando se quiera explicar la existencia misma de Israel, siempre hay
que referirse a estos acontecimientos del Éxodo. En esos hechos Israel empezó a descubrir quién era
su Dios, cuál era su Nombre.

En efecto, la experiencia de liberación y los eventos subsiguientes son la experiencia fundamental del
pueblo de Dios. A partir de la experiencia del Dios Liberador, Israel empieza a descubrir la identidad
del Dios de su fe. De este modo, primero conocieron al Dios Liberador, y sólo después llegarán al
concepto del Dios Creador.

2.3 Estructura y contenido del Libro: No es fácil de percibir una estructura propiamente dicha, pero
a partir del contenido del libro podríamos distribuir el material en seis grandes partes:

1. Israel en Egipto (1,1 – 12,32): en esta sección encontramos el crecimiento del pueblo y su
opresión por parte de los egipcios; el nacimiento y vocación de Moisés, la lucha por la
liberación, las diez plagas de Egipto, la primera pascua y la muerte de los primogénitos de
Egipto.
2. Liberación del pueblo (12,33 – 18,27): aquí se narra la salida de los israelitas de la
esclavitud de Egipto; el paso del Mar Rojo; la peregrinación a través del desierto, como
camino de purificación del pueblo.
3. La Alianza en el Sinaí (19,1 – 24,18): es el corazón y la parte más importante de todo el
libro, pues contiene el pacto de mutua fidelidad entre Dios y el pueblo elegido.
4. Legislación acerca del culto (25,1 – 31,18): contiene normas y leyes sobre el culto y la
institución divina del sacerdocio.
5. Apostasía y reconciliación (32,1 – 34,35): continúa la narración de los hechos registrados
durante la Alianza en el desierto, como la idolatría del becerro de oro, el castigo y la
intercesión de Moisés a favor del pueblo, el consiguiente perdón por parte de Dios y la
renovación de la Alianza.
6. Construcción del santuario (35,1 – 40,38): describe la ejecución de las órdenes divinas
acerca del culto y el santuario, que habían sido expuestas en los capítulos 25-31.

2.4 Enseñanza teológica del Éxodo: Muy someramente ya hemos mencionado algunos de los temas y
enseñanzas fundamentales que se encuentran en el Libro del Éxodo, que ahora queremos afrontar
con mayor cuidado, aunque sin la pretensión de ser exhaustivos, pues este tema de la enseñanza
teológica del Éxodo daría para tratados sin número.

Dios se revela y da a conocer su Nombre: Es una de las primeras enseñanzas que nos transmite el
libro del Éxodo: Dios toma la iniciativa de salir al encuentro del hombre y dársele a conocer. De
hecho, sólo con la persona de Moisés y en el nacimiento oficial de Israel como pueblo acontece esta
revelación del Nombre divino. Debemos recordar que en la mentalidad bíblica, el nombre no es una
realidad accesoria, como una etiqueta o escarapela cualquiera; para el mundo semita, el Nombre era
una especia de sacramento de la persona misma; el nombre es la representación de lo más profundo
de la persona; cuando se habla del nombre, se habla es de la persona como tal.

En concreto, el nombre que Dios da a conocer a Moisés para que el pueblo lo reconozca no es un
sustantivo, sino una forma verbal: Yhwh, que trae consigo la idea de ser, causar el ser, continuar

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siendo; en este sentido, las significaciones del nombre divino pueden ser variadas pero al mismo
tiempo complementarias: “Yo soy”, “Yo soy el que soy”, “Yo soy el que es siempre”, “Yo soy el que
estoy siempre (junto al hombre)”, “Yo soy el que siempre es fiel”, “Yo soy el que causa el ser”, etc.
O sea que a Dios se le conoce por sus obras maravillosas, por sus intervenciones en la historia. Es
“Dios-con-nosotros”, como Isaías llamará al prometido Mesías (cf. Is 7,14).

La experiencia de liberación, una experiencia religiosa: Lo hemos ya mencionado: la experiencia de


liberación de la esclavitud en Egipto, fue para el pueblo de Israel un punto de partida fundamental en
su camino de fe; a partir del hecho de sentirse liberados, fueron descubriendo que el Dios que los
había sacado de Egipto era el mismo que los había creado desde los orígenes de la historia. Todos
los atributos de Dios que van descubriendo los judíos tienen su fuente en la experiencia del Dios
Liberador de la Pascua y de la Alianza. Precisamente, los dos elementos básicos del Credo judío son
éstos: que Yhwh los liberó de la esclavitud, y que los condujo hasta la Tierra Prometida.

La Pascua: paso del Dios liberador: Este es otro de los grandes temas teológicos del Éxodo. En este
sentido, el capítulo 12 del libro es importantísimo para la historia y la fe de Israel, como también
para los cristianos. Muchas páginas bíblicas están llenas de alusiones y recuerdos de este hecho
maravilloso de la Pascua, tan estrechamente unida a la salida de la esclavitud. La Pascua significó,
en efecto, el paso de los israelitas de la esclavitud a la libertad, del no-ser-pueblo a ser pueblo de
hermanos; pero fue y es también el paso de Dios, que se acercó a ellos para liberarlos y
acompañarlos hacia la prosperidad y la paz de la Tierra Prometida.

La Pascua es el punto de partida de la vida del Pueblo de Dios. A partir de entonces comienzan a
contarse los años (cf Ex 12,2). Es el centro y el punto de referencia de la historia de Israel como
pueblo elegido. Las indicaciones que da el libro para la celebración de la pascua y de los panes
ácimos (cf. 12,1-28.40-51; 13,1-10), así como la enorme cantidad de espacio que dedicará más
adelante a las instrucciones para construir el santuario y su ejecución (cf. Caps. 25-31; 35-40),
enfatizan el carácter central del culto en la vida del pueblo de Israel e invitan al pueblo a reconocer a
Dios tanto en la historia como en la liturgia.

Las aguas salvadoras del Mar Rojo: Todos los particulares que ofrece el Éxodo acerca de este paso
por el Mar nos dan la idea de lo grandioso que fue este acontecimiento para el pueblo judío, y dejó
una huella imborrable en la conciencia nacional. El Salmo 136,13-15; Sabiduría 19,1-9 e Is 51,10-
11, entre las muchas páginas bíblicas que podríamos mencionar, tomaron este tema para demostrar
la especial providencia de Dios en favor de su pueblo. El mismo “Cántico de Moisés”, del capítulo 15
del Éxodo es un hermoso poema de alabanza por las maravillas de Yhwh.

El desierto, lugar de prueba: Israel sale de Egipto, después de haber vencido la resistencia hostil del
Faraón, gracias al poder de Dios manifestado en Moisés. Inicia así un largo período de 40 años de
peregrinación por el desierto (cf. Ex 16,35; Dt 8,2; Neh 9,21; Sal 95,10). El número de 40 años
probablemente es simbólico: puede significar el especio de tiempo que dura una generación o dos.
En toda la Biblia, especialmente en los Profetas y el Evangelio, el tiempo y permanencia en el
desierto tienen un profundo significado religioso.

El desierto es la etapa de purificación y de contacto íntimo con Dios (cf. Os 2,16); es el tiempo de la
prueba, es el examen de madurez en la libertad, donde el hombre, personal y comunitariamente,
acepta el proyecto de Dios; es el lugar del “noviazgo” apasionado entre Dios y el pueblo (cf. Os caps.
1-3), pero también es lugar de tentación y de rechazo (cf. Sal 95,10-11; Mc 1,12-13; Hb 3,7-19).

El Maná y el agua que vertía de la roca (cf. Ex 16,1-21; 17,1-7) son signos de la Providencia de Dios
que no abandona al pueblo durante su marcha por el desierto: comida y bebida que sostienen en el
camino y que recuerdan el don gratuito de Dios que hace historia con el hombre. Precisamente estos

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Pentateuco - Histórico

dos signos fueron interpretados en clave cristológica en el Nuevo Testamento: el maná, alimento
prodigioso del desierto, es anticipación del “verdadero pan del cielo que da vida al mundo” (cf. Jn
6,31-33), y la roca de donde brota el agua que restaura y conserva la vida es figura de Cristo
mismo, de quien brota el agua viva, como lo recuerda san Pablo (cf. 1 Cor 10,1-4).

La Alianza, compromiso de mutua fidelidad y amor: Sin lugar a dudas el tema de la Alianza es el
más importante de todo el Antiguo Testamento. La Alianza es el vínculo personal por el cual Israel se
convierte en el pueblo de Yhwh, y Yhwh se convierte en el Dios de Israel. Este es el hecho que da
identidad al pueblo y lo distingue en medio de los demás pueblos del antiguo Oriente Próximo. El
monte Sinaí es el escenario geográfico en el cual acontece la maravillosa teofanía; es decir, la
manifestación de Dios que toma la iniciativa de escogerse un pueblo y hacer un pacto especial con
él.

Israel juzgaba toda su historia a la luz de la Alianza: los momentos de prosperidad, de paz, de
bienestar eran considerados la consecuencia de mantenerse fieles a los términos del pacto sellado
con Dios, mientras que las situaciones de crisis que debían afrontar, las calamidades nacionales, las
conquistas que sufrían por parte de otros pueblos e imperios, el destierro o exilio, se interpretaban
como las consecuencias de su infidelidad a la Alianza. El monoteísmo es la enseñanza doctrinal más
importante que nos deja el evento de la Alianza en el Sinaí, lo cual es un dato muy importante e
interesante, si se considera que Israel vivía rodeado de pueblos todos politeístas.

Después de haber estudiado el Génesis y el Éxodo, nos proponemos ahora considerar los
otros tres libros que conforman el Pentateuco; es decir, el Levítico, los Números y el
Deuteronomio. Podríamos considerarlos como el compendio de la legislación hebrea, dado
que en ellos encontramos leyes morales, cívicas y litúrgicas, destinadas a regir la vida
social y religiosa del pueblo de Israel. Si bien es cierto que no resulta fácil la lectura de
estos libros, conviene conocerlos por el valor que tienen como fundamento de una
legislación que, aunque luego será ampliamente superada y perfeccionada por la Ley de
Jesús, expresó en su momento la voluntad de Dios.

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LEVÍTICO – NÚMEROS - DEUTERONOMIO

3. ¿CUÁL ES EL CONTENIDO GENERAL DE ESTOS TRES LIBROS?

De modo muy general, antes de tratar libro por libro, podríamos resumir el contenido de Levítico,
Números y Deuteronomio de la siguiente manera:
• El Levítico contiene las leyes litúrgicas o de culto judío.
• El libro de los Números recuerda la peregrinación del pueblo a través del desierto, con algunas
leyes y estadísticas de censos del pueblo de Israel en aquella época.
• El Deuteronomio contiene, en su mayor parte, leyes de conducta moral y de justicia para el
pueblo.

3.1 ¿Quién fue el autor de estos libros? Tanto la tradición judía como la cristiana han asociado
siempre el nombre de Moisés a estos libros, como su autor principal; pero, a lo largo de los tiempos,
ciertamente se ha añadido muchas partes nuevas, de otras fuentes o tradiciones, especialmente la
sacerdotal. Podemos decir que Levítico, Números y Deuteronomio son el resultado de la reunión de
varias fuentes inspiradas por Dios, con aportes de diferentes épocas y, por supuesto, de diferentes
autores. Sigue siendo cierto, en todo caso, que la figura de Moisés permanece en el trasfondo de
estos libros, como el inspirador humano de toda la Ley judía o Torá.

4. EL LEVÍTICO

4.1 ¿Qué significa el título del libro? Se le ha dado este nombre al libro, porque contiene las leyes
de culto y las leyes de los sacerdotes o Levitas. Los sacerdotes israelitas pertenecían todos a la tribu
de Leví y eran los ministros del culto en Israel. En la Biblia hebrea, el Levítico es llamado Wayyiqra’,
que significa “Y Él llamó”, dado que el texto hebreo comienza con esta expresión. El título usado por
los cristianos viene del latín, que a su vez se remite al término griego Leveitikon, que es como
aparece denominado este libro en la Biblia griega de los Setenta (LXX), o Septuaginta.

4.2 Estructura y contenido del Levítico: No es fácil encontrar en el libro una estructura clara y
definitiva, entre otras cosas porque las leyes del Levítico se encuentran en el contexto de un relato
histórico que describe la conclusión de la Alianza en el monte Sinaí. Pese a ello, podríamos sugerir
una estructura básica, de acuerdo a las temáticas tratadas, de la siguiente manera:

* Leyes acerca de los sacrificios: 1,1 – 7,38


* La consagración de los sacerdotes: 8,1 – 10,20
* Leyes acerca de la purificación ritual: 11,1 – 16,34
* La ley de santidad: 17,1 – 26,46
* Apéndice sobre aranceles y tasaciones: 27,1-34

4.3 ¿Cuál es el argumento fundamental del Levítico? El Levítico, fundamentalmente, se propone


destacar la santidad de Dios, la cual exige un estado ritual y moral de santidad por parte de sus
ministros y del pueblo. Aquello que busca transmitir como mensaje central es que Israel, como
pueblo escogido para servir a Yahvé, debe ser puro y santo. Debe serlo para imitar a Dios:
“Sean santos como yo, su Dios, soy santo” (Lv 19,2). En efecto, Dios es santo y es fuente de toda
santidad, y su presencia en el pueblo de Israel irradia santidad a todo lo que está cerca de Él. En
este sentido, el libro del Lv es, ante todo, un ritual: ritual acerca de los sacrificios, de la ordenación
de los sacerdotes, de la expiación y purificación de los pecados de todo el pueblo.

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4.4 Enseñanza teológica del Levítico: Al leer el libro nos damos cuenta de algo extraño para
nuestra mentalidad cristiana: mientras el Éxodo era sorprendentemente sobrio en la formulación de
los mandamientos de Dios y las leyes morales para el pueblo, el levítico, al hablar del culto se vuelve
extremadamente detallado y solemne. Y es que el pueblo de Israel era consciente de ser un pueblo
consagrado y elegido, y esta condición le exigía un compromiso de purificación, para vivir en
santidad moral y ritual. En este sentido, las mayores enseñanzas del libro del Levítico se enmarcan
en el contexto del culto, como tendremos ocasión de especificarlo a continuación.

 El centro del culto es el Templo: Desde la época de la peregrinación por el desierto, Dios
había pedido que se dedicara un lugar especial para la reunión de la asamblea litúrgica y para la
oración del pueblo. Este lugar recibió el nombre de “Santuario” (Ex 25,8), “Morada” (Ex 26,1),
“Tienda del Encuentro” (Ex 29,42-45) o “Tabernáculo” (2 Sam 7,6). Dios prohibió a los judíos
construir más templos que el de Jerusalén (cfr. Dt 12,2-14), para evitar el peligro de la idolatría,
ya que se podría pensar que existiera un dios en cada templo. Así pues, el templo de Jerusalén,
construido por el rey Salomón, llegó a ser el centro físico del culto hebreo, a donde todo israelita
acudía en procesión para la oración y los sacrificios. Dentro del Templo, que estaba dividido en
varios patios, se encontraba el lugar llamado “Santo de los santos” (o “Sancta sanctorum”), que
era un pequeño cuarto oscuro, separado por una cortina (cfr. Mc 15,38) en donde se conservaba
el Arca de la Alianza, y donde entraba sólo el sumo sacerdote una vez al año.

 Los sacrificios: En todo el Antiguo testamento, el sacrificio aparece como el acto de culto más
agradable a Dios. Ofreciendo los dones de la tierra o sacrificando animales sobre el altar, el
pueblo de Dios expresaba su homenaje de sumisión a Yahvé. Ofrecían dones materiales, sin
defectos, con generosidad, como signo de adoración y alabanza a Dios (Lv 7,12), o de
agradecimiento (Lv 2,14-16), de purificación o reparación (Lv 7,1-6), o para pedir algo a Yahvé
(Lv 22,18-19), o como expresión del deseo de unirse en comunión con Dios (Lv 3,1ss). En los
sacrificios, normalmente, sólo una parte de las cosas o animales ofrecidos se quemaba sobre el
altar, la otra parte se guardaba para el sustento de los sacerdotes (Lv 2,3; 6,9-11); sin
embargo, la ofrenda más pura era el holocausto, en el que se quemaba toda la víctima ofrecida
(Lv 1,3-17).
 La oración: Junto con los sacrificios, la oración es la forma sublime del culto a Dios. Además del
Levítico, toda la Biblia contiene el testimonio de la oración del pueblo de Dios. Sin duda, los
modelos más hermosos de oración, tanto personal como comunitaria, los encontramos en los
Salmos.
 Las fiestas judías: Tanto en el Levítico como en otros libros bíblicos, encontramos los días de
celebración religiosa del pueblo de Israel, a saber:
• El Sábado: Es la fiesta semanal por excelencia; el día consagrado a Dios en el cual se prohíbe
cualquier otra actividad (cfr. Lv 23,3).
• La Pascua: Es la más destacada de las fiestas anuales de los judíos, y se complementa con la
fiesta de los Ázimos (cfr. Lv 23,4-8).
• Pentecostés: Es la segunda fiesta anual en importancia, se le llama también fiesta de las
Semanas o fiesta de la siega (cfr. Lv 23,15-21); era celebración con la cual se daba gracias por la
cosecha del trigo.
• La Fiesta de las Tiendas o de los Tabernáculos: era la tercera fiesta anual en la que se
reunía el pueblo durante siete días para habitar en carpas, en el campo, en recuerdo de la vida
nómada en el desierto (cfr. Lv 23,39ss).
• Otras fiestas anuales: el Día de las Primicias, con la ofrenda de la primera gavilla (cfr. Lv
23,9-14); La Fiesta del Año Nuevo (cfr. Lv 23,24-25), y el gran Día de la Expiación, llamado
Yom Kippur (cfr. Lv 16,1-34), que se celebraba con un ayuno general.

Las Normas de pureza e impureza legal: Todo el Levítico, pero en particular los capítulos del 11
al 15, nos hablan de prescripciones acerca de las impurezas legales, en un lenguaje que casi no

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comprendemos o hasta puede llegar a comprendernos ridículo. Conviene, entonces hacer algunas
aclaraciones: cuando nosotros hablamos de “pureza”, generalmente entendemos una virtud moral de
nuestro comportamiento, relacionada con la dimensión sexual. Para nosotros no hay cosas impuras,
sino actitudes impuras de las personas; o sea, que la pureza o impureza está en la manera de ver,
sentir, pensar o actuar de la persona, no en las cosas como tal. No es así para la Ley de Israel.
“Puro” para el autor del Levítico es una característica de las cosas o animales, pero no como valor
moral, sino sólo legal; “puro” en Lv equivale a sano, bueno, higiénico, santo. Sería difícil explicar
más detenidamente los criterios que tenían los judíos para distinguir entre una cosa o animal puro de
uno impuro; pudo ser en base a sus reglas higiénicas o creencias populares del tiempo.

5. LIBRO DE LOS NÚMEROS

5.1 ¿Por qué se llama así? Seguramente nos ha causado curiosidad y nos hemos preguntado
muchas veces porqué este libro bíblico lleva semejante título, como si se tratara de un texto de
matemáticas. En realidad el nombre “Números” se lo dio al libro la versión griega del Antiguo
Testamento, llamada Biblia de los Setenta (LXX) o Septuaginta, porque el primer capítulo inicia con
el censo de los hijos de Israel, con sus respectivas cifras y cuentas.

5.2 Estructura y contenido del libro: Este libro bíblico relata los hechos ocurridos durante la
peregrinación de Israel a través del desierto hacia la Tierra Prometida, lo cual abarca un período
aproximado de 38 años. Estos relatos históricos son interrumpidos de vez en cuando por unas series
de leyes sin mucho orden. Podemos considerar, pues, al libro de los Números como una continuación
del Éxodo, acentuando mucho el valor religioso de aquellos hechos durante el desierto, como tiempo
de prueba y purificación para el pueblo, y como un tiempo de gracia y de continuas intervenciones
salvíficas de parte de Dios.

Aunque no sea clara la estructura literaria subyacente al libro, de acuerdo a su contenido y temática,
podríamos distribuir el contenido del libro así:

* El censo del pueblo: 1,1 – 4,49


* Leyes diversas: 5,1 – 6,27
* Ofrenda de los jefes y consagración de los levitas: 7,1 – 8,26
* La Pascua y la partida: 9,1 – 10,36
* Etapas en el desierto: 11,1 – 14,45
* Disposiciones acerca de los sacrificios y los sacerdotes: 15,1 – 19,21
* Marcha del pueblo de Cadés a Moab: 20,1 – 25,18
* Nuevas disposiciones sobre el culto y las fiestas: 25,19 – 30,17
* Conquistas y reparto del botín y los territorios: 31,1 – 36,13

 Pasos importantes:

Sin negar el mérito que todo el libro tiene, existen algunos pasajes que son particularmente
significativos para nosotros, cuya lectura atenta aconsejamos, dada la enseñanza que puede
dejarnos y sus aplicaciones a nuestra vida cristiana. Y son los siguientes:

• Nm 13,16 – 14,25: donde se narra la exploración de la Tierra Prometida, con su abundancia de


bienes y las contrastantes rebeliones por parte del pueblo.
• Nm 20,1-13: narra el episodio de las aguas de Meribá, un capítulo famoso porque recuerda la
Roca del Éxodo, la bondad de Dios ante las infidelidades del pueblo, y una misteriosa
desconfianza de Moisés.

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• Nm 21,4-9: Contiene el relato de “la serpiente de bronce”, símbolo de Cristo salvador en la cruz
(cfr. Jn 3,14-15).
• Nm 22,1-35: Es la historia de Balaam y su burra; una graciosa narración de la participación en
la historia sagrada de un adivino extranjero, y por lo mismo pagano, llamado a maldecir a Israel,
pero al cual una misteriosa intervención de Dios lo convierte en profeta de un oráculo divino de
bendición mesiánica (cfr. Nm caps. 23-24).

6. EL DEUTERONOMIO

6.2 ¿Por qué se llama así? El nombre “Deuteronomio” significa “Segunda Ley” o “Ley repetida”, en
base a la traducción que hizo la Biblia griega (Septuaginta) de Dt 17,18, donde se manda que el rey
escriba esta “ley segunda o repetida” en un libro que deberá leerse todos los días. De hecho,
mientras que la primera Ley había tenido lugar en el Sinaí (que el Deuteronomio llama Horeb), este
libro hace referencia a una segunda alianza realizada en las llanuras de Moab (cfr. Dt 28,69). Los
hebreos llaman “Debarim”, o sea, palabras; porque el libro se presenta como todo un largo discurso
de Moisés. El Deuteronomio correspondería al “Libro de la Ley” encontrado por el rey Josías en el año
622 a.C. entre las ruinas del templo de Jerusalén (cfr. 2 Re 22,1-13).

6.3 Contenido del libro: En muchos aspectos, el Dt es un libro distinto de los otros cuatro
anteriores, con los cuales conforma el Pentateuco, ya que no es ni una narración histórica ni una
serie de leyes, y al mismo tiempo es algo de lo uno y de lo otro. En efecto, el Dt se presenta como
una continua exhortación, en estilo de oratoria solemne, en donde se recuerdan los hechos del
desierto para fomentar la fe del pueblo, al considerar las maravillas que Dios obra a favor de Israel,
y al mismo tiempo exhorta al cumplimiento de la Ley como respuesta del pueblo al amor de Dios.

El libro recoge los discursos de Moisés en Moab, antes de ingresar a Canaán, la Tierra Prometida,
como anhelado término de la peregrinación por el desierto. Es como una síntesis de los hechos
maravillosos ocurridos desde la primera Ley en el Sinaí, y una nueva proclamación de las principales
leyes para el pueblo de Israel. En este sentido, el autor sagrado recuerda las leyes más importantes
que se han de guardar para mantener buenas relaciones con Yahvé. Para los israelitas era el libro
más importante, que les recordaba la Alianza con Dios y las principales actitudes de obediencia y
fidelidad. No por casualidad, el Dt es uno de los libros del A. T. más citados en el Nuevo Testamento,
junto a los Salmos y el profeta Isaías

6.4 Estructura literaria: En términos generales, podemos considerar el Dt dividido en 5 partes, a las
cuales se antepone una brevísima introducción y se le agrega el capítulo 34, que se trata de un
apéndice en tercera persona:

• Introducción (1,1-5): ubica el discurso de Moisés en su contexto histórico y geográfico.


• Primer discurso de Moisés (1,6 – 4,43): contiene dos partes; la primera ofrece recuerdos
históricos vistos retrospectivamente, y la segunda es una exhortación al cumplimiento de la Ley.
• Segundo discurso de Moisés (4,44 – 11,32): En esta parte se reviven espiritualmente los hechos
más importantes de la Alianza entre Dios y su Pueblo.
• El Código Deuteronomístico (12,1 – 28,68): Es la parte central del libro; representa la ley
constitucional de Israel, pues reúne las leyes dadas por Dios para su pueblo elegido.
• Tercer discurso de Moisés (28,69 – 30,20): contiene nuevas exhortaciones a guardar con
fidelidad la Ley de Dios.
• Últimos días de Moisés (31,1 – 33,29): Son las últimas instrucciones de Moisés como legislador
representante de Dios, y las bendiciones dirigidas al pueblo.
• Apéndice (34,1-12): relata la muerte de Moisés, su sepelio y el luto del pueblo ante la muerte de
su caudillo; asimismo se presenta a Josué como su sucesor.

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Pentateuco - Histórico

6.5 Enseñanza teológica: El Deuteronomio es uno de los libros del A. T. con mayor riqueza teológica
y ética. El tema predominante es el de la Alianza, que se expresa en el código jurídico que rige la
vida del pueblo. La fidelidad al Señor se traduce en el cumplimiento de la Torá o Ley. Resumiendo a
grandes líneas la enseñanza del Dt, podemos condensarlas así:

a) El amor de Dios por su pueblo: Es la enseñanza central de libro. La Alianza se explica sólo
desde la certeza del amor y la fidelidad incondicional de Dios a favor de su pueblo; un pueblo
elegido con amor de predilección para manifestar ante el mundo la gloria y bondad del Dios
Creador y Liberador.
b) La respuesta del pueblo: Si Dios se ha manifestado tan misericordioso, el pueblo debe
corresponderle en la obediencia a sus preceptos y normas, que concretizan el espíritu de la
Alianza. En este mismo sentido, el pueblo debe mantenerse alejado de toda forma de idolatría e
infidelidad respecto de su único y verdadero Dios. El culto y la oración expresan la respuesta al
amor providente y fiel de Yahvé.
c) Amor fraterno y justicia social: El pueblo de Dios debe distinguirse entre todos los pueblos, en
razón de su elección como pueblo de la Alianza y de las promesas. Las consecuencias de dicho
pacto con Dios, en el plano social, se demuestran en el amor y la justicia entre los hermanos, con
una especial sensibilidad respecto de los más pobres y necesitados, los desvalidos, los
extranjeros y esclavos. En este sentido, las leyes morales del Dt que defienden la justicia social,
se acercan mucho al mensaje de los profetas y es una excelente preparación del evangelio
cristiano. Se puede, en este aspecto, considerar el Dt como la culminación y el punto más alto de
la teología del Antiguo Testamento.

SEGUNDA PARTE
LIBROS HISTÓRICOS

1. INTRODUCCION

Después de habernos acercado al núcleo fundamental de la Ley judía (o Torah), recogida en los cinco
primeros libros de la Biblia –Pentateuco-, iniciamos ahora el estudio de los libros llamados históricos
porque relatan acontecimientos de la vida del pueblo de Israel, concretamente aquellos que van
desde la conquista de la Tierra Prometida o Canaán, pasando por el período de los jueces, la
monarquía, la división de Israel en dos reinos y la caída de cada uno de ellos, hasta los tiempos ya
muy cercanos al Nuevo Testamento, cuando el pueblo judío se encontraba bajo el dominio del
imperio griego o helenístico.

1.1. ¿Historia o teología?

Todos los autores sagrados que intervinieron en la escritura de estos libros históricos (que son:
Josué, Jueces, Samuel, Reyes, Crónicas, Esdras, Nehemías y Macabeos), como es natural tienen
el propósito de mantener viva en su pueblo la conciencia de sus raíces históricas. Sin
embargo, el verdadero valor de estos libros más allá de los hechos históricos en sí. Al fin y al cabo,
no se trata de la historia de un pueblo cualquiera con sus vicisitudes, sino que es la historia del

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Pentateuco - Histórico

Pueblo de Dios, del pueblo que lleva en sus entrañas la Alianza de Yahvé y las promesas
del Mesías para todo el mundo. Los autores inspirados de estos libros, son ante todo hombres de
fe, profundamente convencidos de pertenecer a un pueblo elegido, por eso cuentan la historia de
Israel con una mentalidad teológica, más que con una mentalidad histórica.

Como ya lo hemos afirmado tantas veces, los acontecimientos narrados en la Biblia son presentados
e interpretados desde la perspectiva de la fe, por lo tanto, más que ser crónica histórica, son
interpretación teológica de la historia, a partir de conceptos fundamentales como la Alianza y la
promesa mesiánica. No les interesa la precisión científica de los hechos, sino el valor religioso de tal
historia. Por eso se comprende que estos autores inspirados hayan seleccionado datos, omiten o
repiten episodios, siempre atentos a todo lo que pueda concientizar al pueblo sobre la idea central de
la Alianza: Dios es fiel a sus promesas y exige la misma fidelidad en la respuesta del pueblo. Esto
tampoco significa que haya que negarle valor histórico a los eventos narrados; al contrario, los
autores parten de hechos reales, pero no con el interés del historiador, sino con el del hombre de fe
que los lee desde la óptica del diseño de Dios.

1. 2. Ideas claves

A lo largo de todos los libros históricos de la Biblia, subyacen dos ideas básicas, que si les tenemos
presentes al ir leyendo o estudiando los libros, nos ayudarán a interpretarlos mejor. Esos dos
conceptos fundamentales son: la Alianza y el Mesías.

a) La Alianza: El pacto que había sido sellado entre Dios y el pueblo de Israel en el Sinaí, en
tiempos de Moisés, es recordado y renovado a lo largo de la historia del pueblo de Dios, como
centro y fuente de su experiencia religiosa. Los momentos decisivos de la vida de Israel, están
marcados por la Alianza renovada con Dios, que garantiza la vida y la esperanza del pueblo.
El Mesías: la idea mesiánica, que en los profetas alcanzará su más alta representatividad, se va
profundizando en la historia de Israel, especialmente a partir de la institución de la monarquía: el rey
David se convertirá en el prototipo máximo del Mesías. Y los anuncios posteriores de la venida del
Mesías, insisten en que dicho Mesías que vendrá deberá pertenecer a la estirpe de David.

LIBROS HISTÓRICOS
Primer Grupo

1. JOSUÉ

1.1 ¿Quién era Josué? Josué, hijo de Nun, había sido el ayudante y discípulo de Moisés (cfr. Ex
24,13; 32,17; 33,11) en la tarea profética (cfr. Eclo 46,1). Después de la muerte de Moisés, el
liderazgo en el pueblo lo asume Josué, a quien le corresponde la tarea de guiar a Israel en la
conquista de la Tierra Prometida y organización como pueblo en Canaán. Su nombre (Josué),
significa “Yahvé salva”: en su personalidad y en su misión anuncia la salvación definitiva de Dios que
Jesús vendrá a llevar a plenitud. La imagen de todas las tribus reunidas bajo su mando, se convierte
en símbolo de la unidad del Nuevo Israel (la Iglesia), bajo su verdadero jefe y pastor (Jesús).

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Pentateuco - Histórico

1.3 Aspectos literarios El libro de Josué se sitúa en la frontera entre el relato maravilloso, la epopeya
y la exposición histórica. La geografía misma a que se refiere es imaginaria. Y aunque la historia
pareciera referirse a la época de la conquista y asentamiento de Israel en Canaán (siglo XII a.C.), en
realidad, el libro parece haberse formado en época post-exílica; es decir, después de retorno del
exilio en Babilonia (s. VI a.C.). Casi todo el material del capítulo 6 al 12 podría representar bien el
género literario de epopeya (toma de Jericó y conquista de Canaán).

La narración insiste en la destrucción total de las poblaciones autóctonas, con las consiguientes
victorias militares de Josué, dando la impresión de que la conquista fue total y portentosa; sin
embargo en el siguiente libro, el de los Jueces, se deja entender que no fue tan fácil como lo
presentó Josué. Esto se debe, justamente, a que el libro de Josué invita al lector a pasar de lo
histórico a lo teológico; a descubrir en el corazón de la actividad humana cotidiana las
interpelaciones de Dios, a marchar por sus sendas y permanecer unidos a Él.

1.4 Contenido del libro. El libro de Josué hace empalmar los acontecimientos del Pentateuco, en el
desierto y en las llanuras de Moab, con el asentamiento de Israel en la Tierra Prometida. Con un
estilo épico, grandioso y solemne la ocupación de la tierra de Canaán, la distribución del territorio
entre las doce tribus y las últimas disposiciones de Josué. Lo interesante es que presenta la
conquista de Palestina como un acontecimiento religioso: se trata de la realización de las promesas
hechas por Dios a los “padres”, acerca de una tierra buena, que garantizaría estabilidad, prosperidad
y bienestar al entero pueblo de Israel.

1.5 Enseñanzas de Josué: Podríamos resumirlas, básicamente en las siguientes:

A. La misión de Josué subraya una constante en la acción divina: en cada momento histórico,
Dios se hace ayudar por una persona humana para llevar a cabo su proyecto divino a favor de su
pueblo y de todos los pueblos.
B. En Josué se realiza el ideal de docilidad a la voluntad de Dios y a sus planes de
salvación. Sus victorias manifiestan la acción divina, por encima de los medios humanos: como
el paso del Jordán y la toma de Jericó (caps. 3-5), en que el arca de la Alianza y la procesión
alrededor de la ciudad son símbolos claros de la presencia de Yahvé.
C. La unidad de todas las tribus tiene un valor profético: Dios hace siempre una obra de
unidad en su pueblo; esto exige la participación de todos en la tarea

2. LIBRO DE LOS JUECES.

2.1 Aspectos literarios. El libro de los Jueces narra episodios escritos más de seis siglos después de
los verdaderos eventos (que se remontan al siglo XII a.C.), y en un contexto muy difícil para el
pueblo, después de la catástrofe que significó el exilio en Babilonia (s. VI a.C.). El corazón del libro
contiene noticias sumarias y narraciones más elaboradas que tienen por protagonistas doce
personajes tradicionalmente llamados jueces, pero que en realidad eran más bien “jefes de guerra”,
una especie de líderes militares, que gobernaron al pueblo de Israel antes de la monarquía.

Los redactores, en su intento de releer la historia, hacen uso de dichas tradiciones, pero le infunden
su propio punto de vista, a partir de un interesante esquema en cuatro tiempos:
• El pueblo traiciona a Yahvé
• En castigo, Dios abandona al pueblo en poder de los enemigos
• El pueblo oprimido clama a Yahvé para ser liberado
• Dios, entonces, suscita para el pueblo un liberador (cfr. 2,11-19).

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Pentateuco - Histórico

Y este esquema va repitiéndose a lo largo del libro.

2.2 Contenido del libro. Aunque ya hemos mencionado algo de esto, conviene precisar: el libro de
los Jueces narra los acontecimientos de Israel desde la muerte de Josué hasta el nacimiento de
Samuel, a quien la Biblia considera como último juez y a la vez profeta que inaugurará la época de
la monarquía al consagrar el primer rey, Saúl.

El pueblo se ha asentado en Canaán o Palestina, ocupando cada tribu un territorio, según la


distribución liderada por Josué. De ser un pueblo nómada de pastores, Israel debe transformarse
poco a poco en pueblo sedentario de agricultores. Las tribus no tienen un jefe que las una y
coordine, especialmente en momentos de peligro, de modo que cuando algún enemigo buscaba
sorprenderles, Dios suscitaba y elegía una persona para congregar al pueblo y animarlo a ser fiel a
Yahvé (cfr. Juec 2,13-18). Estas personas toman el nombre de jueces, no en el sentido moderno de
la palabra, sino porque fueron instrumento de la justicia de Dios que corregía al pueblo pero también
lo salvaba del acecho de los invasores. Entre estos doce personajes, los más conocidos fueron
Gedeón, Sansón y Débora.

2.3 Enseñanzas del libro de los Jueces.

 En todos los relatos de los Jueces aparece una clara teología de la historia; es decir, una
explicación e interpretación de los eventos históricos a la luz de la fe y del diseño salvífico de
Dios. Esto se manifiesta especialmente en el esquema en cuatro tiempos a que hemos hecho
referencia: el pueblo peca, especialmente de idolatría, influenciado por los cultos paganos de los
pueblos vecinos; por eso es castigado con una opresión de parte de algún pueblo extranjero, que
lo saquea y destruye sus campos; Israel se arrepiente y pide auxilio a Yahvé, el cual envía un
juez que lo libere del yugo extranjero. De este modo, el libro presenta a Dios como el
protagonista de la historia humana; un Dios temible, que exige fidelidad absoluta a la alianza,
pero es también un Dios misericordioso, dispuesto a perdonar y escuchar los ruegos de
liberación.

 En los relatos de las vocaciones de los Jueces se manifiesta visiblemente un elemento


carismático: el Espíritu de Yahvé desciende sobre ellos, los guía con eficacia, a través de algún
don especial, como la fuerza de Sansón, el “ángel” de Gedeón, la valentía y sabiduría de Débora.

3. LOS LIBROS DE SAMUEL

3.1 Aspectos literarios. Aunque encontramos dos libros en nuestras biblias, hay que saber que
originalmente se trata de un solo libro, sólo que, en la traducción griega de los Setenta, fue dividido
en dos partes casi iguales, por facilidad para guardarlo como rollos, en época antigua. Lo mejor,
entonces, es considerarlo como una sola obra. El texto de este libro presenta muchos problemas. No
sabemos nada acerca de su autor o sus autores; tiene muchas repeticiones y contradicciones en sus
relatos.

3.2 Contenido y estructura: Los dos tomos que forman el libro de Samuel narran la historia de Israel
en un momento muy importante: la institución de la monarquía y la unificación del pueblo bajo un
solo rey: primero Saúl y después David. Podríamos dividir, en general, el material de la entera obra
así:
• 1 Sam 1-7: Narra la vida de Samuel como escogido de Yahvé y como profeta y último juez.
• 1 Sam 8-15: Después de poner en evidencia la figura y autoridad de Samuel, el libro se dedica a
narrar la institución de la monarquía, con Saúl como rey.

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Pentateuco - Histórico

• 1 Sam 16-31: Saúl y David. La inconstancia e infidelidad de Saúl obligan a Samuel a ungir al
joven pastor David como rey de Israel. Se narran los acontecimientos y relaciones entre el rey
aún en el poder (Saúl) con David, que va creciendo en importancia. Por eso Saúl busca matarlo.
El primer tomo del libro se cierra con la muerte de Saúl, en la batalla de Gelboé.
• 2 Sam 1-8: David es rey de Judá e Israel, que aunque representan dos regiones con
características propias (sur y norte, respectivamente), forman todavía un solo reino.
• 2 Sam 9-24: Se entrelazan las hazañas de David con los hechos de la sucesión al trono, entre
sus hijos, hasta la elección de Salomón como rey.

3.3 La monarquía en Israel: La instauración de la monarquía en Israel cambió notablemente la


vida del pueblo de Dios: de nómadas se convirtieron en sedentarios; de pastores se hicieron
agricultores. Y este cambio generó nuevas estructuras sociales. Para defenderse y organizarse como
pueblo unido, sintieron la necesidad de unificarse bajo un solo jefe, un rey (cfr 1 Sam 8,5). Este
hecho, surgido como una necesidad social, Yahvé lo eleva a etapa importante en la historia de
salvación; el rey (especialmente David) será el precursor y símbolo de otro Rey y pastor del pueblo:
el Mesías, Jesucristo.

Sin embargo, la cosa no fue tan sencilla, porque la necesidad de un rey y el ideal de la unidad del
pueblo no se alcanzó inmediatamente; continuaban las divisiones entre las tribus (que años más
tarde conducirá a la división del reino, después de la muerte de Salomón). Además, la influencia de
los pueblos vecinos, ponía continuamente en peligro la fe del pueblo elegido en el único Dios. Sin
embargo, David quedó siempre en la mentalidad del pueblo y en la tradición bíblica como modelo y
símbolo del rey por excelencia, el ungido, figura del Mesías.

3.4 Los protagonistas: En este período histórico, dos grandes “llamados” personifican la realización
de las promesas de Dios: el profeta Samuel y el rey David.
• Samuel: Su personalidad es tan importante que da el nombre al libro. Es el último de los jueces y
pionero de la profecía en Israel. Su vida y su obra marcan la historia del pueblo durante un largo
tiempo: primero como guía del pueblo, y luego como asesor espiritual de los reyes Saúl y David.
Es el “hombre de Dios” con gran poder carismático sobre el pueblo y sobre los reyes. En él se
destaca también su oración (1 Sam 12,17-23) y su constante obediencia a Dios, elogiando o
condenando, según el caso, las acciones del pueblo y del rey.
• David: Es la figura más compleja y rica de enseñanza en el libro. Su personalidad aparece en
toda su grandeza y fragilidad, al mismo tiempo: es magnánimo en el perdón con Saúl (1 Sam
24,1-12), tiene gran capacidad de liderazgo (2 Sam 5,1-10), íntimo amigo de Jonatán (1 Sam
18,1-9), busca sinceramente a Dios, con exquisita religiosidad (2 Sam 6,1-23). Pero también es
pasional, capaz hasta de matar en un momento de debilidad (2 Sam 11,1-26) e igualmente capaz
de arrepentirse y hacer penitencia (2 Sam 12,1-25). Es muy fuerte con los enemigos (2 Sam 8,1-
6), pero muy débil ante las faltas de los hijos (2 Sam 13,1-22; 15,10-30). Además de estos
rasgos de su cautivadora personalidad, David es muy importante por ser prototipo de Mesías. A
su persona Dios confía la revelación futura: de su familia real nacerá el Salvador eterno, el
Mesías por excelencia (2 Sam 7,5-16).

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Pentateuco - Histórico

LIBROS HISTÓRICOS
Segundo Grupo

INTRODUCCION:

Luego de haber hecho una breve presentación de la primera parte de los libros de la historia de
Israel (Josué, Jueces y Samuel), queremos ahora detenernos a considerar someramente la
segunda parte, constituida por los libros de los Reyes, las Crónicas, Esdras y Nehemías, y
los libros de los Macabeos. Esta sección abarca la historia del pueblo de Dios desde la muerte de
David (971 a.C.), hasta mediados del siglo II antes de Cristo, donde podemos ubicar la época de los
Macabeos. Se trata de un período de tiempo en el cual hubo acontecimientos muy significativos, que
marcaron la vida y la fe de Israel. Por eso, conviene iniciar precisando el contexto histórico.

1. LIBROS DE LOS REYES.

Los libros de los Reyes forman en realidad un solo libro; fue dividido en dos partes, sólo por razones
prácticas, para conservarlos en rollos y facilitar su lectura. El libro se refiere a un período de tiempo
de unos cuatrocientos años, pues narra la historia del Pueblo de Dios desde la muerte de David (971
a.C.) hasta el destierro de Judá a Babilonia (587 a.C.).

1.1. Composición del libro:

Junto con el libro de los Jueces, el libro de los Reyes es uno de los escritos del Antiguo
Testamento donde más ha quedado marcada la huella de la teología deuteronomística. La
narración de este libro va siguiendo un esquema que se repite con cada uno de los reyes,
del siguiente modo:
• Una introducción: donde se presenta al rey y se ubica en el tiempo que le tocó reinar (cfr. 1 Re
14,21-22).
• Un juicio: en el cual se califica su gestión de gobierno, a partir del criterio de su adecuación o no
a la voluntad de Dios (cfr. 1 Re 15,11-14; 2 Re 12,3-4; 15,3-4.34-35; 18,3; 22,2).
• Y una conclusión: en la cual se remite a documentos donde se encuentra escrito el resto de los
hechos del rey en cuestión, ya sea el libro de los “Hechos de Salomón” (cfr. 1 Re 11,41), o a los
“Anales de los reyes de Judá”, o “de los reyes de Israel” (cfr. 14,19.29). Seguidamente se
registra su muerte, su sepultura y quién lo sucedió en el trono.

La formación del libro de los Reyes tuvo una larga historia. Al inicio fueron redactados documentos
muy cercanos a los acontecimientos referidos, como el ciclo de Salomón, la historia de Yehú y Atalía,
el ciclo de Elías y Eliseo, la invasión de Senaquerib. Estos documentos existentes por separado
fueron agrupados y organizados, el conjunto iba recibiendo retoques que enriquecían y
profundizaban los datos iniciales. En el siglo VII a.C., después de la publicación del Deuteronomio,
uno o más redactores de esta escuela deuteronomística recogieron y dieron unidad a los varios
documentos, imprimiéndoles su propio estilo y su visión teológica. Y durante el tiempo del exilio y
después de éste, se hicieron otras adiciones al libro.

1.2. División y contenido del libro.

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La narración, tal como se presenta a nosotros en su forma final, puede ser dividida en cuatro
grandes partes:

1. Historia del reino de Salomón (1 Re 1-11): pone en evidencia la gloria alcanzada por
Salomón, su sabiduría, la construcción del Templo y sus relaciones comerciales con otros
países.
2. Historia de la división del reino en dos: Israel y Judá (1 Re 12-16): Después de la
muerte de Salomón, las tribus del norte se rebelan contra Roboam y forman un reino
separado, bajo el liderazgo de Jeroboam.
3. Ciclo de Elías y Eliseo (1 Re 17 – 2 Re 17): narra las actividades proféticas de los dos,
dentro de la historia del reino del norte (Israel).
4. Historia del reino del sur o Judá ( 2 Re 18-25): una vez destruido el reino del norte,
en el 722 a.C., el libro dedica su atención a los últimos reyes de Judá, hasta la caída de
Jerusalén, en el 587 a.C.

1.3. Finalidad y enseñanzas del libro: Conviene recordar algo que ya hemos afirmado en otras
ocasiones: que aunque este libro es llamado histórico, la intención del autor bíblico no es hacer una
historia política, sino dar una enseñanza religiosa a través de la historia. Se trata siempre de una
interpretación teológica o religiosa de los acontecimientos del pueblo. Entre los puntos
fundamentales de la enseñanza de fe que se encuentra en los libros de los Reyes, podemos destacar
los más importantes:

• Fidelidad e infidelidad: Los fracasos que tuvo que afrontar el pueblo de Dios (como la división
del reino y posteriormente la deportación y todos los sufrimientos que ésta produjo), tuvieron
como causa, según la interpretación del libro, la infidelidad de los reyes que se sucedieron en el
gobierno, y de todo el pueblo que caía frecuentemente en idolatría, olvidándose del único y
verdadero Dios. En este mismo sentido, los tres pecados más fustigados son: el pecado de
Jeroboam, o culto ilegítimo a Yahvé en Betel y Dan (cfr. 1 Re 12,26-32; 15,26.34; 16,19), el
pecado de Ajab, o culto idolátrico a Baal (cfr. 1 Re 16,31; 22,53-54) y el culto a las “alturas
sagradas” (cfr. 1 Re 14,21-24; 15,11-14; 22,43-44).
• Infalibilidad del proyecto de Dios: A pesar de la maldad de los reyes y de las infidelidades del
pueblo, la Palabra y el proyecto de Dios se realizan y siguen su curso en beneficio de la salvación
de toda la humanidad. Es Dios y su palabra que construye la historia de Israel, a través de la voz
de los profetas (Elías y Eliseo). Este mensaje es repetido en los libros de los Reyes en 45 diversas
historias de profetas que predicen acontecimientos que se realizan infaliblemente.
• La promesa hecha a David: En 2 Sam 7,12-16 se encontraba ya una promesa de parte de Dios
para David, según la cual su descendencia sería eterna. No obstante la división del reino de David
y los malos gobiernos de los reyes, y no obstante también la tremenda crisis que significó el
exilio, esta promesa de Dios tiene que realizarse. A causa de los acontecimientos tristes que
afronta el pueblo, el autor inspirado no puede indicar cómo se realizará la promesa, pero la
Palabra de Yahvé es materia y motivo de fe. (Para nosotros es más fácil determinar el cómo se
realizará la promesa hecha a David: la descendencia eterna se realizará en el Mesías, y en el
nacimiento de un nuevo pueblo de Dios: la Iglesia).
• Invitación a la conversión: Cuando el autor sagrado insiste en la infidelidad del pueblo
respecto de Dios como causa de los males que está sufriendo, no lo hace por atormentar a los
destinatarios de sus denuncias, sino ante todo para invitarlos a volver a Yahvé, conducirlos a la
fidelidad a la Alianza; alejarlos de los cultos idolátricos y exhortarlos a vivir en la unidad en torno
al único y verdadero Dios.

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3. LIBROS DE LAS CRÓNICAS:

Como en el caso de los Reyes, estos dos libros, en realidad forman uno solo, que ha llegado hasta
nosotros con el nombre de “Crónicas” o “Paralipómenos”, que significa “libro de las cosas
omisas”. Este nombre quiere indicar el contenido de todo el libro, en cuanto que el autor sagrado
recogería en él noticias de la historia del pueblo que no están presentes en los otros libros históricos.
En realidad, esta designación no es tan exacta, pues se fundamenta en una comparación superficial
con los libros de Samuel y Reyes.

3.1. Estructura y contenido: Las dos partes del libro contienen toda la historia de Israel, desde la
creación hasta el edicto de Ciro, rey persa, permitiendo el retorno del pueblo del exilio a su propia
tierra. En este libro se encuentra una clara división en cuatro partes:

• 1 Cro 1-9: Estos nueve capítulos contienen una introducción a partir de las genealogías de las
tribus de Israel. La finalidad del autor es presentar al pueblo de Israel como parte escogida por
Dios de entre toda la humanidad.
• 1 Cro 10-29: Esta parte está dedicada a David, que comenzó a organizar el culto, preparó la
construcción del Templo y la formación del personal al servicio del santuario.
• 2 Cro 1-9: estos capítulos describen el reino de Salomón, poniendo de relieve la actividad cultual
del monarca: la construcción del Templo, la preparación del mobiliario sagrado y la fiesta de la
dedicación del santuario.
• 2 Cro 10-36: Esta última parte se refiere a la historia del reino de Judá, desde la muerte de
Salomón hasta el exilio en Babilonia. Son puestas en realce las figuras de los reyes que
intentaron reformas en el pueblo, y se concluye con el edicto de Ciro.

3.2. Finalidad de Las Crónicas y mensaje religioso: Como lo hemos dicho ya, la finalidad del autor
sagrado no es hacer una historia científica de los acontecimientos, sino dar una enseñanza religiosa
precisa, a través de los hechos. En este sentido, es una obra representativa del género literario
llamado “midrash”, que consiste en extraer de un hecho narrado todas las posibles enseñanzas
morales para instruir religiosamente al pueblo. Lo más importante no es el acontecimiento en sí
mismo, sino las reflexiones y mensajes que se derivan de éste, haciendo de este modo una historia
idealizada y edificante.

• Historia humana e historia de salvación: En este sentido, la enseñanza teológica de Las


Crónicas es profunda y rica; el Dios trascendente interviene activamente en la historia humana,
pero especialmente en la historia de aquel pueblo que, escogido desde la creación, recibió las
promesas en Abraham y David, y sobrevive ahora en las tribus de Judá y Benjamín, después de
haber superado con éxito la trágica experiencia del exilio en Babilonia.
• El Templo como centro del culto: Núcleo vital del pueblo y corazón de la nación es el Templo
de Jerusalén, en el cual se da gloria a Yahvé y se le ofrecen los sacrificios. Junto a los sacerdotes,
son puestos en singular relieve los levitas, a los cuales se les atribuyen funciones antiguamente
reservadas a los sacerdotes.
• Importancia de los profetas: En la obra del Cronista gozan de gran consideración los profetas,
que revelan la Palabra de Dios, dan consejos a los reyes e interpretan todos los acontecimientos
importantes de la historia a la luz del juicio divino. Como custodios de la moral, los profetas
denuncian a los poderosos sus desviaciones e injusticias, y se preocupan por invitar
permanentemente al pueblo a mantenerse en fidelidad a la Alianza.
• Ideal de la comunidad: el Cronista presenta el ideal de la comunidad que forma el pueblo de
Dios; es una comunidad de fe, de oración, de culto, observante de la ley de Moisés, una
comunidad sacerdotal fiel al Dios de Abraham que elige un descendiente de David para ungirlo

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como Mesías. Es una comunidad visible que vive sobre la tierra anclada a la tradición antigua,
segura de la protección divina en la medida en que sabe escuchar la Palabra divina trasmitida por
los profetas. Meditando sobre la historia de la dinastía davídica, el Cronista discierne
proféticamente en ella los rasgos de una teología de la Iglesia de Cristo.

4. LIBROS DE ESDRAS Y NEHEMÍAS:

Los dos libros se refieren a los hechos del regreso del exilio en el año 538 a.C., y a la reorganización político-
religiosa de Israel; en otras palabras, describen la etapa de la restauración del pueblo después de regresar a su patria.

4.1. Ambiente histórico-religioso de Esdras y Nehemías: La parte del pueblo escogido que fue
llevada al exilio vivía en varios distritos, en los alrededores de Babilonia. No es de pensar que fueran
esclavos: vivían en una relativa libertad, dedicados al comercio y la agricultura (cfr. Esd 2). La
mayoría del pueblo había permanecido fiel a su fe y a sus tradiciones (cfr. Sal 137). Esta parte del
pueblo se considera como el “resto”, o sea, la parte escogida, heredera de las promesas del Señor,
fiel a la Alianza.

En Judá, mientras tanto, había quedado un núcleo de población hebrea que, abandonada a sí misma,
se había mezclado con los otros pueblos, adoptando sus costumbres y religión. Cuando regresan los
exiliados, encuentran, entonces, una situación política y religiosa desastrosa. El grito de júbilo por la
liberación se transformó pronto en desilusión. La patria tan anhelada no era independiente, sino que
estaba bajo el dominio de los Persas, sucesores de los Asirios. Lo único que quedaba de libertad al
pueblo era su autonomía religiosa, su fe en el Dios de la Ley y su culto.

La comunidad asume entonces un carácter específicamente religioso. La Ley, el Templo y el culto son
el objeto de la búsqueda y de la reconstrucción. Lentamente el pueblo se orienta hacia la santidad
moral, poniendo aparta sus anhelos de libertad política. Con este espíritu nacen en este tiempo las
sinagogas, o lugares de culto, los escribas, consagrados al estudio de la Ley, y el sanedrín como
autoridad interna, espiritual y jurídica.

4.2. Enseñanza religiosa: La restauración postexílica representa una nueva etapa, después de la
alianza y el exilio, en la constitución del pueblo de Dios sobre la tierra. El centro de la comunidad
restaurada es el Templo reedificado; el lugar donde se celebra el culto es el signo real y físico de la
presencia de Dios en medio del pueblo. Jerusalén, ciudad del Templo, es la Ciudad Santa del
presente y del futuro; es la ciudad de Dios y de su pueblo santo. La nación judía, privada de la
independencia política, tenía la misión de dar cuerpo a una comunidad religiosa que, manteniéndose
fiel a la antigua tradición, afrontara con valentía las exigencias requeridas por la nueva situación.
Este testimonio debía basarse en la fiel observancia de la ley mosaica, leída y explicada al pueblo.

5. LIBROS DE LOS MACABEOS:

Después de Esdras y Nehemías, el pueblo judío queda en el silencio de la historia, reducido a ser una
provincia del imperio persa. Un siglo después, hacia el año 300 a.C., cambió de dueño: pasó bajo el
dominio griego de Alejandro Magno, luego al de los Tolomeos y de los Antíocos de Siria.
Especialmente Antíoco IV Epífanes (170 a.C.) desató una violenta persecución en Palestina,
queriendo imponer sus cultos de religión pagana. La feroz persecución causó un levantamiento de los
judíos, encabezado por la familia de los Macabeos, que da el nombre a los dos libros sagrados.

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5.1. Contenido de los Libros: El Primer Libro de los Macabeos narra luchas que abarcan un período
de 40 años, del 170 al 130 a.C.; es decir, desde Antíoco IV hasta la muerte de Simón, el último
hermano de Judas Macabeo. El Segundo Libro de los Macabeos se desarrolla en grandes escenas
alrededor del Templo, como símbolo de unidad e identidad del pueblo de Dios.

5.2. Género literario de los Libros: Como ya lo hemos dicho para los otros libros históricos, más
que una historia escueta de los hechos, el autor bíblico quiere dar una lección didáctica y religiosa;
escribe una historia edificante y patética para ensalzar la fe de la familia de los Macabeos, a favor de
la propia identidad religiosa judía.

5.3. Mensaje y enseñanza: El autor inspirado, en estos dos libros, quiere transmitir algunos
mensajes importantes como estos:

• La fidelidad al Dios de los Padres y a lo más puro del judaísmo, frente a los cultos
paganos y el atractivo de la cultura helenística. Si se quiere conservar la unidad y la
identidad como pueblo escogido por Dios para las grandes promesas, el pueblo debe mantenerse
fiel a Yahvé (cfr. 2 Mac 4,7-17).
• La lucha por la fe empieza en esta tierra y tiene su victoria definitiva sólo más allá del
tiempo (cfr. 2 Mac 7,1-46). Ya se plantea claramente la perspectiva de la resurrección futura
para los justos (cfr. 2 Mac 7,14).
• Mientras que antiguamente, en la mentalidad judía no se aceptaba la idea de una vida más allá
de la muerte, en estos libros se comienza a hablar de la inmortalidad personal y del valor
de la oración a favor de los muertos (cfr. 2 Mac 12,43-46).
• El autor invita a un absoluto monoteísmo: Yahvé es el único Dios a quien se debe adorar y
servir. A este Dios se le puede encontrar en la oración (cfr. 1 Mac 3,50-58) o en la Ley (cfr. 1
Mac 3,18-21).
• Dios es justo remunerador, no deja a los justos sin ayuda (cfr. 2 Mac 3,23-30; 10,29-31).
Los que caen en batalla o sufren la persecución y el martirio resucitarán a la vida (cfr. 2 Mac 7,9-
23), mientras que los impíos recibirán castigo eterno (cfr. 2 Mac 5,9-10; 7,13-17; 9,18; 13,7-8).

LIBROS HISTÓRICOS
Tercer Grupo
INTRODUCCION

Estos cuatro libros forman un conjunto homogéneo en la literatura bíblica. Algunos los
consideran parte de los libros sapienciales, precisamente por que tienen el propósito de enseñar al
pueblo; otros creen que conviene catalogarlos como representantes del género literario de la novela,
lo cierto es que son narraciones en prosa con interés teológico. Aunque parezca que relatan
hechos históricos, los autores inspirados recogen historias antiguas y las adaptan
libremente para transmitir su enseñanza.

Son libros escritos durante la época posterior al exilio en Babilonia, a manera de historias
edificantes (que en la tradición judía se denominan “midrash”), recordando antiguos personajes o
situaciones de la historia de Israel. Fueron escritos para fortalecer la fe de los judíos que
vivían en la Diáspora (o sea, en la dispersión, fuera de su patria), proponiendo las virtudes
de sus mensajes como ejemplo de vida para las comunidades judías. Es elocuente el interés

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Pentateuco - Histórico

de los autores sagrados por la figura y función de la mujer en la historia de la salvación, que en
estos libros es protagónica.

1. LIBRO DE RUT

Esta breve obra bíblica nos presenta un relato encantador, lleno de profunda humanidad, en un
ambiente de sencilla vida campesina, que recuerda la historia del pueblo de Dios en los tiempos de
los Jueces, cuando Israel se asentó en la tierra prometida de Canaán. Como escenario geográfico, la
historia se desarrolla en Belén de Judá.

El relato narra una admirable relación de afecto y cordialidad entre Noemí y sus dos nueras, sobre
todo Rut. Esta mujer permanece firmemente fiel a la familia de su esposo y de Noemí su suegra. La
fidelidad y laboriosidad de Rut, sostenidas por la experiencia de Noemí, terminan con las bodas entre
Booz y Rut. Así esta mujer extranjera reencuentra una casa, una descendencia y el honor de entrar
entre los antepasados de David y del mismo Cristo. El libro de Rut se leía públicamente cada año en
Pentecostés, en las fiestas de agradecimiento a Dios por la siega del trigo.

1.1. Composición del libro de Rut:

Como ya lo dijimos para todos estos 4 libros de narrativa bíblica, el género literario en el que se
presentan se llama “midrash”; o sea, una historia edificante con clara intención pedagógica y
moralizante. Muy probablemente ya desde el tiempo de David circulaban en Israel relatos
semejantes, demostrando cómo una familia elegida se salvó de la extinción, por la muerte del jefe
de familia, sin tener descendencia. El autor inspirado recogió el relato tradicional, adaptándolo a sus
fines, y nos dejó este precioso libro, escrito alrededor del siglo IV a.C.

1.2. Enseñanza teológica del libro de Rut: Entre las diversas enseñanzas de esta obra de arte de la
literatura judía, podemos mencionar las siguientes:

• Misericordia y bendición de Dios: Aunque Dios parezca ausente en esta historia, y se eviten
relatos de milagros divinos o elementos extraordinarios, el grande tema de esta obra es la
misericordia (cfr. Rut 1,8; 2,20; 3,10) y la bendición. Son dos intervenciones explícitas de Dios
las que encierran (como en una inclusión) todo el libro: la noticia acerca de la providencia de
Dios, en 1,6, y la acción de Dios para que Rut concibiera un hijo, en 4,13. La bondad y
misericordia practicada por los personajes de la historia no quedaron sin recompensa divina (cfr.
2,11-12.20; 3,10).
• Apertura universalista: En efecto, en el libro se encuentran expresiones de grande respeto
hacia los extranjeros; comenzando por el hecho mismo de que Rut no era israelita sino moabita.
Puede ser que el libro de Rut sea también una reacción a las reformas de Esdras y Nehemías,
quienes, con el afán de eliminar el contagio con otras religiones, habían prohibido a los israelitas
casarse con extranjeros, y habían promovido un nacionalismo que lindaba con el fanatismo (cfr.
Esd 9,10-12). El libro de Rut demuestra, en cambio, que hasta el mismo rey David tuvo una
moabita entre sus antepasados.
• Sentido de solidaridad familiar: Este es uno de los ejes de todo el libro; se pone de relieve la
nobleza de los vínculos familiares de afecto, que sobrepasan prejuicios culturales, étnicos e
incluso religiosos. Además, el libro busca defender la “ley del Levirato” (cfr. Dt 25,5-10), según la
cual, si un judío moría sin dejar hijos, un hermano suyo debía desposar a la viuda, y el primer
hijo que naciera de tal unión era considerado hijo del muerto, heredero de sus pertenencias. Con
esta ley se buscaba impedir que los bienes de una familia pasaran a extraños (cfr. Lv 25,25). En

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el caso de Rut se demuestra esa solidaridad familiar en su casamiento con Booz, un pariente de
su esposo difunto (cfr. Rut 4,7-17).
• Teología de la providencia divina: Podríamos decir que el libro de Rut demuestra cómo Dios
actúa y se manifiesta de forma escondida en la vida ordinaria, y dirige los acontecimientos de la
historia sin necesidad de grandes exhibiciones de poder, más bien a través de su amorosa y
cotidiana providencia.
• La descendencia davídica: Este es un tema que también forma parte de la teología de este
libro. La ascendencia moabita de David no puede ser una invención, dado el odio y la aversión
que Israel sentía hacia Moab. Algunos piensan que el objetivo del libro era preservar la tradición
de los antepasados de David, hasta tal punto es benevolente el trato que el narrador da en el
libro a Rut la moabita. De este modo, este pequeño libro, además de proponer a nuestra
reflexión los ejemplos de fidelidad, prudencia, nobleza y generosidad de sus personajes, quiere
poner de relieve el designio salvífico de Dios que quiso a Rut entre los antepasados de Cristo.

2. EL LIBRO DE TOBÍAS:

Este es uno de los libros más populares entre los “deuterocanónicos”. Narra la historia de una familia
israelita deportada en Asiria. El protagonista es Tobías, un judío piadoso, caritativo y observante,
quien, guiado por el ángel Rafael, cumple un viaje para recuperar una suma de dinero. Durante el
viaje se casa con Sara, su pariente, liberándola de un maleficio que había provocado la muerte
consecutiva de sus siete maridos, gracias a la intervención de Rafael, que significa “medicina de
Dios” o “Dios cura”. El ángel le sugiere también el remedio para la ceguera del padre. Tobit muere
después de haber descrito al hijo, Tobías, el cumplimiento de la era mesiánica.

2.1 Composición del libro y género literario: El libro de Tobías es un relato midráshico, o sea un
escrito sapiencial y didáctico que describe una situación histórica (la de los judíos que vivían en la
diáspora). Como ha pasado con otros libros bíblicos semejantes, el autor recoge una historia
conocida por los contemporáneos y la idealiza, añadiendo personajes y relatos aptos para transmitir
una enseñanza y su doctrina.

Para componer esta historia, el autor parece haberse inspirado en las narraciones del Génesis,
especialmente los relatos acerca de los patriarcas (cfr. Gn 24). De hecho, la lectura de Tobías tiene
características semejantes a la historia de los patriarcas. Por eso se le ha llamado también “el libro
de las bendiciones”, pues a lo largo del relato abundan las fórmulas de bendición que usaban los
israelitas (cfr. Tob 3,11; 9,6; 11,14-15.17).

2.2 Autor, fecha y lugar: El autor del libro era un judío del cual desconocemos datos más
precisos. Ha habido diversas opiniones al respecto, pues algunos sugieren que pudo ser un
samaritano, otros creen que se trataba de un saduceo, y otros, en fin, sostienen que era un esenio
de Qumrán. El libro pudo haber sido escrito entre el siglo VII y el s. III a.C. La mayoría de los
estudiosos, sin embargo, considera como fecha de referencia el período comprendido entre el 225 y
el 175 a.C., es decir, anterior al período de los Macabeos. También se han propuesto muchos
lugares como escenario geográfico de composición del libro: Egipto, Media, Persia, Asiria, Palestina,
etc. Lo que parece más cierto es que el libro fue escrito en algún lugar de la diáspora,
según lo que el mismo texto refleja.

2.3 Enseñanzas teológicas de Tobías:

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• El camino de la felicidad: Podemos afirmar que este es el tema central del libro,
representado simbólicamente en el viaje de Tobías bajo la guía del ángel. El camino de la
felicidad consiste en esto: temor de Dios en la obediencia a sus mandamientos (temor entendido
no como miedo, sino como mezcla de respeto, amor y confianza); respeto y piedad hacia los
padres, práctica de las obras de misericordia, oración y ayuno, justicia y honestidad (cfr. Tob 4).
• La providencia divina: en la lectura de Tobías se percibe la bondad y la providencia del buen
Dios que cuida de sus hijos. Frente al problema de los justos acechados por la desgracia, como
Tobit y Sara, el autor sagrado proclama la providencia de Dios: Dios no es responsable del mal
de los hombres, sino que siempre acude en su ayuda. En este sentido, Tobías afronta un
problema típicamente sapiencial como es el del sufrimiento del justo (cfr. Job y Eclesiastés).
• Misión de los ángeles: El libro de Tobías sigue la tradicional doctrina sobre los ángeles, tanto
buenos como malos. Los nombres de los ángeles son simbólicos: el ángel malo, Asmodeo,
significa destructor; mientras el nombre del ángel bueno, Rafael, como ya quedó dicho significa
“Yahvé cura, o medicina de Dios”. Este libro enseña que los ángeles son seres espirituales
dedicados al servicio de Dios y al cuidado de los hombres, por eso tienen poder sobre los
demonios (cfr. Tob 8,3; 12,14ss).
• Valor de la familia: Es otro aspecto original del libro: la descripción de las virtudes familiares,
no tan presentes en los demás libros bíblicos. Se describen los sentimientos del padre, del hijo,
de la esposa, etc.; sentimientos probados por la separación, exaltados en los reencuentros, en un
clima de profunda religiosidad; el matrimonio es concebido como una unión santa ante Dios (con
características casi cristianas: cfr. Tob 6,18-19).

3. EL LIBRO DE JUDIT

Es uno de los libros bíblicos que ha gozado de mayor popularidad entre la literatura tardía.
Narra la historia de una liberación: el pueblo de Dios es liberado de un grave peligro por la
intervención de una mujer viuda, piadosa, sabia y decidida, llamada Judit. Su argumento, los trazos
de la heroína y las acciones de contexto bélico, han suscitado el interés literario, artístico, pictórico e
incluso cinematográfico. El nombre de Judit, que significa “judía”, aunque no es muy común en la
Biblia, se había ya encontrado como nombre de la esposa de Esaú (cfr. Gn 26,34).

3.1 Autor y fecha de composición: Se piensa que este libro pudo ser escrito por un judío palestino de
la escuela farisea de los primeros tiempos; esto se demostraría aceptando la existencia de un texto
original hebreo, además los eventos que narra son localizados en la misma Palestina, así como las
ideas teológicas del libro son de tinte palestino fariseo. Datar el libro es cuestión difícil y discutida.
En general se cree que Judit haya podido ser escrito entre los años 135 al 163 a.C., es decir
los años que siguen a la rebelión macabea. Esto se piensa a partir de la presencia de algunas
costumbres helenísticas (como reclinarse para comer, o divinizar al rey: cfr. Jdt 12,15; 3,8), o
elementos que eran propios de aquella época (como los poderes del sumo sacerdote o la supremacía
del consejo de Jerusalén sobre otros consejos judíos; cfr. 4,6.8; 11,14).

3.2 Enseñanza teológica de Judit: En la época del post-exilio, caracterizada por los peligros para la fe
y el desconcierto por nuevas ideologías paganas, el libro de Judit es un canto de fe y confianza en el
poder de Dios, el Señor de la historia. Algunos de sus mensajes religiosos más importantes
podríamos resumirlos así:
• Dios es el Señor de la historia: El autor sagrado pone en evidencia cómo Yahvé, el Dios de los
padres, está presente, guía y da sentido a la historia humana. Todo es conducido por el Señor,

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para los mejores intereses de su pueblo (cfr. Jdt 9,5-14). En las manos de Yahvé, Judit es
instrumento de su justicia divina.
• Importancia de la mujer en el designio de Dios: Al presentar la liberación de todo un pueblo
por obra de una mujer, el libro demuestra que Dios “elige lo que es débil para confundir a los
fuertes” (cfr. 1 Cor 1,27-29; Jdt 9,9-10). El relato pone en evidencia la sabiduría de la mujer, su
fe en Dios, elogiando las virtudes de la mujer viuda y piadosa, y anticipa la alabanza de las
virtudes de Ana (Lc 2,36-37), de María y de las viudas cristianas (1 Tm 5,5).
• Acción de gracias en las pruebas: Un aspecto especial del libro de Judit es que considera las
calamidades como necesario efecto del pecado contra Dios. En los libros históricos una idea
característica era que las adversidades se consideraban castigo por la infidelidad a Dios. Aquí se
está purificando poco a poco la mentalidad religiosa: el peligro que amenaza al pueblo es
considerado como una prueba para la fe del pueblo (Jdt 8,18-27). Por eso es importante la
invitación de Judit a dar gracias a Dios porque la prueba que están pasando es signo del favor de
Dios (Jdt 8,12-16). Esta postura anticipa la actitud cristiana de los discípulos que son invitados a
alegrarse en las persecuciones (cfr. Mt 5,11-12; Lc 6,22-23; Hch 5,41; Rm 5,3, etc.).

4. EL LIBRO DE ESTER.

En la literatura narrativa bíblica, encontramos este otro relato que puede ser considerado entre las
más bellas narraciones antiguas. Aunque su trama es aparentemente sencilla, el libro de Ester
contiene una complejidad de personajes y argumento que puede pasar desapercibida si no se tienen
en cuenta algunas de sus claves literarias, como la exageración y la ironía que dan profundidad al
texto y permiten entrever los valores religiosos y un trasfondo teológico que, al menos en el texto
hebreo, están lejos de ser explícitos, ya que Dios no aparece nombrado ni una sola vez.

4.1. Argumento y personaje.

En Susa, capital del reino persa se desarrollan los hechos: a causa de una ley establecida por el cruel
Amán, fue decretado el exterminio de los judíos en la región. Ester, una judía del harén del rey
Asuero que llega a ser reina, por designio de Dios, sola y frágil, arriesga la propia vida para implorar
delante del rey a favor de su pueblo. La joven obtiene los favores del rey, el plan de Amán es
descubierto y él castigado. Para recordar la victoria es instituida la fiesta de los “Purim”; llamada así
porque el perseguidor de los judíos había echado las suertes sobre el pueblo judío (purim quiere
decir suerte); pero el día de las suertes se cambió en día de liberación (cfr. Est 9,20-32).

4.2. Autor y fecha de composición: Por cuanto se refiere al texto hebreo, no cabe duda de que su
autor fue un judío culto e ilustrado. Sin embargo, tampoco sería absurdo pensar en que el autor de
la versión griega haya sido también un judío. Para el texto hebreo, algunas tradiciones judías han
propuesto como posibles autores al mismo Mardoqueo, e incluso a Esdras, pero la mayoría de
estudiosos piensan que se trata de un judío desconocido, más de ámbito occidental que oriental
(persa). Sobre el autor de la versión griega, ha habido un buen consenso en atribuir su autoría a
Lisímaco, un judío egipcio, pero esto queda en todo caso a nivel de la hipótesis.

Si se admite que el libro se formó en diversas etapas, se puede pensar en dos fechas límites: la
última posible es el año 94 d.C., cuando Flavio Josefo escribió las “Antigüedades Judías”, donde
parafrasea la versión de los LXX del libro. Sin embargo, si nos atenemos a cuanto dice Est 11,1,
habría que pensar en el año 114 a.C.. A partir de esta fecha podemos remontarnos dos siglos atrás,
como límite de tiempo en el que habría empezado a formarse el libro. Para la versión hebrea algunos

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ponen límites más amplios: del siglo V al II a.C., en todo caso antes del 114 a.C., que sería el año
más probable de la composición del Ester griego.

4.3 Enseñanzas del libro de Ester:


a) Sacralidad de Israel: El autor sagrado destaca la dramática liberación del pueblo de
Dios frente al poder de un gran imperio, para subrayar la inviolabilidad del pueblo de
Israel en la historia; es decir que el Pueblo de Dios, aunque pequeño y perseguido, lleva
en sí la bendición y el favor de Dios y es portador de una promesa de salvación que no
puede desaparecer.
b) Providencia de Dios: en todo el libro los hechos declaran que Dios interviene en la
historia para salvar a su pueblo perseguido, como se afirma explícitamente en las
oraciones de Mardoqueo y de Ester (cfr. Est 13-14).

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