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* Espiritualidad pascual
Abril * Eucaristía, sacerdocio y oración
Centre de Pastoral Litúrgica
Nàpols 346, 1 - 08025 Barcelona
2017/4 * Silencio sagrado
933 022 235 933 184 218
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LyE
Liturgia Espiritualidad y
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REVISTA MENSUAL VINCULADA AL
INSTITUTO SUPERIOR DE LITURGIA DE BARCELONA,
DE LA FACULTAD DE TEOLOGÍA DE CATALUNYA
Publicada por
Centre de Pastoral Litúrgica
Nàpols 346, 1 . 08025 Barcelona
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Foto de la portada: sede del arzobispo de Barcelona
Depósito legal: B - 9.497 - 1973 Imprenta: Open Print, S.L. (catedral basílica metropolitana de la Santa Creu y Santa Eulalia de Barcelona).
liturgia y espiritualidad
Lye abril2017.indb 185 23/03/17 8:05:20
El Consejo de Redacción
de Liturgia y Espiritualidad
desea a los lectores y
lectoras una vivencia
profunda del Misterio
Pascual de Cristo muerto,
sepultado y resucitado.
Santa y feliz Pascua
de Resurrección.
«Por muchos»
L
a actualidad de la vida litúrgica viene marcada por la entrada
en vigor de la versión española de la tercera edición del Misal
Romano cuyo uso es preceptivo desde el primer domingo de
Cuaresma, día 5 del pasado mes de marzo empezando el día 4 por la
tarde. Los fieles que participan en las celebraciones en lengua caste-
llana se irán familiarizando con las novedades que aporta dicha tercera
edición y, de manera especial, con la traducción «por muchos» (pro
multis) en la consagración del cáliz.
Con referencia a este punto, el cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo
de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, en
carta del 17 de enero solicitó a la Congregación del Culto la aprobación
de las traducciones gallega, catalana y vascuence de dichas palabras
para que se diga lo mismo en todas las misas celebradas en las len-
guas habladas en diferentes comunidades autonómicas de España. La
Congregación respondió aprobando dichas traducciones el día 3 de
marzo.
Para su entrada en vigor era necesario el decreto de cada obispo en
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«Por muchos»
Adolfo Lucas
Q
uizá uno de los cambios más llamativos, para los fieles y sacer-
dotes, en la publicación de la Tercera Edición del Misal Romano,
sea en las palabras de la consagración del cáliz: se sustituirá por
todos los hombres, para decir por muchos.
2. El contexto bíblico
Los estudiosos, en concreto, los biblistas y exegetas consensuaron que
la palabra «los muchos» (la multitud), «muchos», que figura en el texto
bíblico de Isaías 53,11s, era una forma de expresión hebrea que indi-
caba la totalidad, «todos». Ellos entendie-
Las palabras de la consagración ron que por todos y por muchos, venía a
significar lo mismo.
del Canon Romano unen las dos
tradiciones bíblicas: por vosotros La tradición de Mateo y Marcos usa la
y por muchos, fórmula que fue palabra por muchos en el relato de la insti-
tución. Ellos, de corte semítico (hebraico),
retomada luego por la reforma
lo concibieron en el sentido de todos, al
litúrgica en todas las plegarias estilo de Isaías 53,11s. Cuando la Biblia
eucarísticas. se tradujo al latín conservó el pro multis
con su sentido de totalidad; pero también
algunas traducciones aplicaron la interpretación pasando a algunas
Biblias con el término por todos. Por tanto, ese consenso exegético fue
desapareciendo.
Por otro lado, la tradición de Lucas y Pablo usa la palabra por vosotros.
Esta expresión también remite a la totalidad (por todos). Por vosotros se
extiende al pasado y al futuro. Se refiere a los apóstoles reunidos en la
Última Cena, pero también a mí de manera totalmente personal y a la
comunidad actual que celebra la Eucaristía unida en el amor de Jesús.
Las palabras de la consagración del Canon Romano unen las dos tradi-
ciones bíblicas: por vosotros y por muchos, fórmula que fue retomada
luego por la reforma litúrgica en todas las plegarias eucarísticas.
Por tanto, las palabras por vosotros hace que la misión de Jesús apa-
rezca de forma absolutamente concreta por los presentes.
3. El contexto litúrgico
Otro punto que motivó el cambio de las palabras fue la Instrucción
Liturgiam authenticam (2001) sobre las traducciones y el uso de las
lenguas vernáculas en la edición de los libros de la liturgia romana.
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La espiritualidad benedictina,
una espiritualidad pascual
Josep Maria Soler
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ay un capítulo de la Regla de san Benito que permite apreciar
un aspecto importante de la espiritualidad benedictina. Me
refiero al capítulo 15, que lleva por título «En qué tiempos se dirá
el Aleluya».
Puede sorprender que una Regla monástica tenga un capítulo dedi-
cado a regular el canto del Aleluya. Pero, san Benito lo hace. No explica
la teoría del Aleluya, simplemente regula su uso.
En cuanto al domingo, el día de la Pascua semanal, toma la práctica
de la liturgia romana de su tiempo, que cantaba el Aleluya a todas las
horas del Oficio, excepto en vísperas. Y, evidentemente, durante el
Tiempo Pascual lo pone en todas las horas, tanto en las antífonas de
los salmos como en los responsorios. Pero se separa del uso romano
al prescribir que el Aleluya se diga como antífona en el segundo noc-
turno de las vigilias de todos los días del año, excepto en Cuaresma.
Es como una resonancia diaria de la vigilia pascual, que, como dice
san Agustín, es «la madre de todas las vigilias» (Sermón 219), también,
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El sacerdote,
hombre de oración
Pedro Fernández
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eseo, con la ayuda de Dios, responder a dos cuestiones: primera,
la necesidad de la oración en la vida sacerdotal y, segunda, la
oración litúrgica en la vida sacerdotal.
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E
n los albores del nuevo milenio, el papa san Juan Pablo II, sostenía
en la Carta apostólica Novo Millennio Ineunte, «El nuevo milenio»
(núm. 33-34) que, a pesar del inexorable proceso de secularización
al que están sometidos muchos de los países del ámbito occidental,
también es perceptible en ellos una difusa exigencia de espiritualidad.
La Iglesia debe responder con interés a esa solicitud, volcando sus
esfuerzos en la programación de una acción pastoral que tenga como
finalidad proponer la oración auténticamente cristiana como opción
ante la seducción que ejercen sucedáneos de movimientos supuesta-
mente espirituales de dudoso origen que se erigen en alternativa ante
los que se consideran anacrónicos modelos que aporta la Iglesia. Para
ello el Papa formulaba una interpelación que no ha perdido ni un ápice
de su actualidad ya adentrados en el nuevo milenio: que hagamos de
nuestras comunidades cristianas unas auténticas escuelas de oración.
A su entender, en esa escuela, debe enseñarse una oración en la que
el encuentro con Cristo tenga variadas
expresiones: petición, acción de gracias, Antonio Astigarraga, presbítero,
alabanza, adoración, contemplación, licenciado por el Instituto Superior de
escucha, intensidad cordial, comunión… Liturgia de Barcelona, párroco en Irún y
y sin que suponga aislarse del mundo y canónigo de la catedral del Buen Pastor
de San Sebastián.
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Hermanas
Terciarias Franciscanas
del Rebaño de María
Rasgos característicos de nuestra espiritualidad
Rosario Raigón
V
ivir la vida evangélica con simplicidad y alegría de corazón, para
promover la gloria de Dios y ser testigos del Reino:
Fraternidad
Fundamentada en Jesús como centro vivo de la fraternidad, es el lugar
donde se llega a ser hermanas, la que une a los hombres en el amor de
un mismo Padre, y se convierte en fraternidad por la acción del Espíritu
Santo. «Donde dos o más se reúnen en mi Nombre, allí estoy yo en
medio de ellos».
Oración
Nuestra vocación cristiana nos coloca
ante una de las realidades que configu-
ran la vocación del mismo Jesús, que
oraba a su Padre Dios desde la soledad
y el silencio, desde la tribulación perso-
nal y las necesidades de los hombres y
la creación. Esta apertura diaria a Dios a
través de la Palabra y la oración, nos urge
a dar un testimonio coherente de vida
evangélica.
Pobreza
La vivencia de la pobreza como opción, es de tipo cristológico a imita-
ción del Señor, el cual siendo rico «se hizo pobre para enriquecernos
con su pobreza» imitando a san Francisco, «nada poesía, nada necesi-
taba». De ahí la necesidad de saberse empobrecer para compartir con
todos, sin reclamar derechos, dar la vida en amor, y dar toda la gloria
a Dios.
Misiones
Sintiéndonos Iglesia universal y urgidas por el ardor misionero de nues-
tra fundadora, nos comprometemos en la tarea de encarnar a Cristo en
la historia, tratamos de testimoniar con nuestra vida, con la oración y
con el anuncio de la palabra, una nueva forma de ser, llamar y de com-
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El silencio sagrado
F. Xavier Aróztegui
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n los artículos de esta sección dedicada a la Liturgia de las Horas
me propongo alternar el comentario de algún punto de la Orde-
nación General de la Liturgia de las Horas (IGLH) con el comenta-
rio de un salmo.
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Dimensión comunitaria
El silencio nos ayuda a asimilar personalmente los salmos o las lecturas
breves (antes llamadas capítulas). Pero esta personalización no rompe
el carácter comunitario: es un silencio compartido por la comunidad,
un callar juntos en la presencia de Dios. Un ejemplo de silencio com-
partido fue el que se produjo en la Plaza de San Pedro cuando el papa
Francisco, recién elegido, pidió a los presentes una oración implorando
la bendición de Dios sobre él, que luego impartiría por primera vez la
bendición papal. Gracias a la televisión podemos decir que todo el
mundo escuchó el silencio.
Silencio total
Conviene que los momentos de silencio para la meditación no sean
acompañados por una música de fondo, que puede ser adecuada en
otros momentos, como el ofertorio de la misa. Hemos de percibir y
darnos cuenta de que todo está callado.
Silencio en la iglesia
Actualmente se está extendiendo en algunas partes la costumbre de
hablar dentro de la iglesia antes y / o después de la celebración de la
misa o de un sacramento. Tal vez se haga como signo de fraternidad.
Y hay quien no se limita a un saludo sino que entabla una auténtica
conversación.
Deberíamos fomentar de nuevo el silencio, respetarlo para dejar
espacio a la oración personal o, al menos, a recoger la atención. En
aquellos momentos pueden ser una ayuda los acordes musicales.
También aquí puede ayudarnos san Benito quien, retomando un
tema de san Agustín y de Casiano, indica en su Regla la importancia
del oratorio:
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23 de abril:
San Jorge, mártir
Bernabé Dalmau
N
o figura en nuestro abigarrado calendario litúrgico universal.
Su memoria desapareció –¡como tantas cosas!– en la reforma
conciliar. Pero los orientales le llaman megalomártir y, a decir
verdad, su grandeza queda justificada si hacemos caso de san Andrés
de Creta, que habla del mártir como si no hubiera otro personaje en
el santoral del Tiempo Pascual: «En medio de estas fiestas, como en
medio de dos soles que, con su propio movimiento, siguen su órbita, la
fiesta de san Jorge es como una luna que recibe la luz de ambos soles
e ilumina al mundo con rayos semejantes a los de Cristo».
Se trata de un mártir venerado en Siria y en Palestina ya en el siglo iv.
Hoy en día los pelegrinos a Tierra Santa, si se fijan bien, verán al santo
representado en los portales de las viviendas cristianas de Belén. Lo
que no suelen visitar los pelegrinos es su sepulcro en la antigua Lydda,
la actual Lod (el municipio del aeropuerto israelí). El cenotafio se
encuentra en una iglesia ortodoxa, sencilla y pobre, con una pequeña,
muy limpia, cripta que contiene un blanco sepulcro marmóreo con su
nombre en griego. ¡Pude venerarlo en un remoto 23 de abril!
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E
l cardenal Tomasi (1659-1713), siciliano,
fue el quinto de ocho hermanos. Su
familia perteneció a la nobleza de la isla
de Lampedusa. En su infancia, leía la vida de
los santos, sobre todo la de san Francisco de
Sales. Además era muy devoto de la Virgen, y
se retiraba en soledad y silencio absorto en sus
lecturas y oraciones.
Un tal Buenaventura Murquio le aconsejó que
se hiciese teatino, como su tío Carlos. Con ello
renunció a todo su patrimonio y herencia.
Pronto destacó por su pasión hacia la liturgia, en aquella época mani-
festada en las rúbricas. Y se dedicó a la publicación de libros y textos
litúrgicos antiguos que hasta entonces habían estado ocultos en las
bibliotecas.
Escribió mucho sobre el Sacramentario (Gelasiano y Gregoriano) y el
Misal Gótico, y sobre el rito del fermen-
tum y el estipendio de las misas. Además, Adolfo Lucas, presbítero, es doctor en
sagrada liturgia.
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Cáligas
Las cáligas eran unos zapatos lujosos que llevaban los emperadores y
patricios romanos. Con el tiempo, este calzado pasó a la jerarquía ecle-
siástica (papas y obispos), sobre todo, durante la dominación bizan-
tina en Italia. Los mosaicos de Rávena muestran al obispo Maximiano
y a un diácono con ricas cáligas. Los mismos papas podían conceder
el honor de llevarlas a los abades, presbíteros
y diáconos. San Gregorio Magno las prohibió a
los diáconos de Catania, porque solo los papas
anteriores a él, se lo habían concedido a los diá-
conos de Mesina.
Por lo general, hasta el siglo xiii eran de cuero;
más tarde se confeccionaron de telas ricas,
recamadas de oro y piedras preciosas, hasta
que aparecieron según los distintos colores
litúrgicos. Así quedaron para el uso exclusivo
de las celebraciones litúrgicas presididas por el
obispo ya que el episcopado no perdió tal pri-
vilegio. El Concilio Vaticano II las suprimió defi-
nitivamente.
Quizá un vestigio de las antiguas cáligas imperiales lo conserven los
papas con su famoso calzado rojo que siempre usan, incluso fuera del
ámbito litúrgico. Y es que este color representaba el máximo rango
social de emperadores, emperatrices y papas.
Cronógrafo
Para la Iglesia antigua, un cronógrafo (que escribe el tiempo) era una
especie de calendario. El más famoso fue el cronógrafo de Filócalo
(año 354): un almanaque lujoso, compilado, redactado e ilustrado
por el calígrafo y artista griego Furio Dionisio Filócalo (amigo del papa
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Recrear la Pascua
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l 16 de abril es día de Pascua! A partir de entonces tenemos siete
semanas celebradas como un solo día con un tono variado y fes-
tivo. Sin embargo, todos los esfuerzos parecen agotarse con la
Cuaresma y Semana Santa. Por eso, planteemos bien el Tiempo Pas-
cual (desde la Vigilia Pascual al día de Pentecostés), centro del año cris-
tiano. Estos días son diferentes a los demás: celebramos la victoria del
Señor resucitado.
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Recuerdos sugerentes
– La Pascua es el tiempo de los sacramentos; el Resucitado nos
comunica con ellos su vida y su gracia.
– La Pascua también es el tiempo del Espíritu Santo que culminará
en Pentecostés. Hablar del Espíritu en alguna homilía, puede ser
beneficioso.
– Tampoco faltan motivos para recordar a María en este tiempo
cuya espiritualidad debe estar marcada por su ejemplo. La colec-
ción de misas de la Virgen María puede ayudarnos.
– La Pascua termina con la última celebración litúrgica del día de
Pentecostés. Para resaltar este momento puede realizarse un rito
donde se apague el Cirio solemnemente dando por concluidas
las fiestas pascuales.
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E
l viernes día 17 de febrero tuvo lugar, en la sede del Centre de Pas-
toral Litúrgica de Barcelona, la reunión del Consejo de Redacción
de la revista Liturgia y Espiritualidad.
La reunión dio comienzo a les 10 de la mañana con el rezo de la hora de
Tercia. Tras unas palabras introductorias del nuevo director y la justifi-
cación de alguna ausencia, se dio lectura al acta de la reunión del año
2016 que fue aprobada.
Siguió el diálogo sobre los temas a tratar que fueron perfilándose:
Eucaristía, sacramentos, Liturgia de las Horas –alternando el comenta-
rio de un salmo con artículos sobre puntos de la Institución General de
la Liturgia de las Horas–. Seguirá la sección sobre Vida religiosa. Se pro-
curarán colaboraciones desde Hispanoamérica por parte de alumnos y
exalumnos del Instituto Superior de Liturgia de Barcelona.
Se vio conveniente que además de los artículos de fondo, la última
parte de cada número se dedique a colaboraciones más breves: un
aspecto litúrgico de un santo del mes, un personaje que haya traba-
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¿Solo antífonas
antes de los salmos?
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Liturgia Espiritualidad y
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