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INDEPENDENCIA NACIONAL.
Entre 1806 y 1814, España fue invadida por Napoleón Bonaparte, lo que
ocasionó una gran inestabilidad en dicho país y, por lo tanto, se fue debilitando
el dominio español en América.
Las tropas de Napoleón llevaron a los lugares conquistados las ideas liberales
de los pensadores, que ejercieron gran influencia en los territorios coloniales de
España en América. Estas ideas fueron muy estudiadas por los miembros del
clero y la burguesía criolla de Hispanoamérica.
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Durante más de 10 años de sucesivos administradores ineficientes, Santo
Domingo degenera hasta su desmembramiento social y económico. Pero no
será hasta 1821, cuando una revuelta encabezada por José Núñez de Cáceres
(1772-1846) proclame la independencia de la Parte Española de Haití. Intentó
que el nuevo estado quedase bajo la protección de la Gran Colombia de Bolívar
para evitar una invasión de sus vecinos haitianos, pero sus intentos fracasaron
y la temida ocupación se produjo meses después.
La independencia efímera.
Según historiadores, Simón Bolívar, quien mantenía buenas relaciones con los
gobernantes de Haití, nunca llegó a recibir la petición de auxilio por parte de los
dominicanos, por encontrarse en esos momentos en la campaña para la
liberación de Perú.
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En aquellos meses, varios poblados del oeste dominicano incluso solicitaron la
anexión del territorio a Haití, en contra de las pretensiones de los gobernantes
en Santo Domingo.
El gobierno de Boyer.
(Puerto Príncipe, 1776 - París, 1850) Político haitiano que presidió el país desde
1818 hasta 1843. Tras conquistar los negros y mulatos haitianos la
independencia de su país, estalló entre ellos mismos una lucha racial que habría
de tener por protagonista, entre otros, a Jean-Pierre Boyer.
Nacido en Puerto Príncipe hacia el año 1776, Jean-Pierre Boyer procedía de una
familia de mulatos libres. Tas estudiar en Francia, fue uno de los primeros que
tomaron las armas cuando se produjo la rebelión de 1794 en contra de los
esclavistas franceses. Fiel al líder mulato André Rigaud, que fue derrotado por
el general negro Toussaint-Louverture, Jean-Pierre Boyer hubo de refugiarse en
Francia, de donde regresó en 1802 con la expedición napoleónica que se
proponía reconquistar la isla.
Sin embargo, la pretensión de los franceses de reintroducir la esclavitud movió
a Boyer a combatir por los negros, prestando grandes servicios a la causa de la
independencia del país. Apoyó al general Alexandre Pétion en la lucha que llevó
al derrocamiento en 1806 del dictador Jean Jacques Dessalines. En 1818, tras
la muerte de Pétion, Boyer fue proclamado presidente del sur de Haití, que
unificó con el norte tras la rebelión que acabó con el tiránico mandato de Henri
Christophe (1920).
Su gran ambición era reunificar la isla, lo que consiguió en 1822 tras invadir
Santo Domingo, país independiente desde el año anterior. En 1825 logró el
reconocimiento de la soberanía de Haití por Francia a cambio de una
considerable indemnización económica, lo que lo forzó a elevar los impuestos.
El gobierno de Boyer duró veinticinco años, y dio a Haití una estabilidad política
y una organización administrativa perdurable. Sin embargo, sus inclinaciones
hacia un gobierno despótico, las constantes luchas entre negros y mulatos y la
ausencia de reformas sociales que aliviaran la situación de los campesinos
llevaron a los liberales a derrocarlo en 1843. El ex presidente huyó a Francia,
donde murió el 9 de julio de 1850 en París.
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La crisis del régimen social, política económica y cultural en
el régimen de Boyer.
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influida por el elemento militar y la mentalidad castrense. Debe recordarse que
Haití mantuvo un gran ejército en pie de guerra por lo menos hasta 1825,
esperando una invasión francesa que nunca llegó.
Es cierto que en los años anteriores a su derrocamiento, Boyer había permitido
que sus diputados y senadores cuestionaran críticamente algunos aspectos de
su régimen, particularmente a partir de la crisis económica y financiera de 1838,
pero los límites de esas libertades se hicieron prontamente evidentes en octubre
de 1839, cuando los principales diputados y senadores antiboyeristas fueron
expulsados del Congreso mediante diversas maniobras dirigidas por el mismo
Presidente de la República.
Es importante mencionar dos de esos líderes por su nombre, pues ambos, David
Saint Preux y Hérard Dumesle, jugaron un papel muy importante en la
conspiración que culminó con el derrocamiento de Boyer e, inmediatamente
después, en la constitución y conducción del gobierno de Charles Hérard ainé,
el sucesor de Boyer.
La crisis haitiana que siguió a la caída de Boyer fue también una crisis social y
racial, pues hasta entonces los generales y políticos mulatos habían controlado
el Estado, aun cuando en el norte y en algunas localidades del centro de Haití
los generales negros eran preponderantes, como ocurría con en Cabo Haitiano
en donde el poder local del General Louis Pierrot era incontestable.
La caída del régimen mulato de Boyer levantó los ánimos de los generales
negros que hasta entonces se sentían marginados y muy pronto se establecieron
redes conspirativas para contestar la continuidad de los mulatos en el poder,
ahora bajo el liderazgo de Hérard.
Para encabezar la revolución antiboyerista, Hérard fue nombrado como "Jefe de
Ejecución de las Voluntades del Pueblo Soberano", pero tan pronto fue
promulgada de la Constitución, Hérard fue elegido Presidente de la República.
Fue en su condición de Jefe de Ejecución que Hérard hizo su famoso recorrido
militar por la parte oriental de la isla en julio de 1843 para reprimir el movimiento
separatista organizado por los trinitarios y descubierto a raíz de las elecciones
municipales de junio de ese año.
Durante ese período, cuenta Jean Chrisostome Dorsainvil siguiendo al
historiador Thomas Madiou, los líderes civiles del movimiento antiboyerista se
hicieron "otorgar grados en el ejército: Hérard Dumesle tenía rango de General.
David Saint Preux, Coronel. El contagio fue tal que en Puerto Príncipe sólo se
oyó de pronto 'la sinfonía de los sables y de las espuelas martilleando al unísono
las calles de la ciudad'. Aquellos portadores de charreteras brillantes, aquellos
intrusos, fueron muy mal vistos por el verdadero ejército: sus jefes, casi todos
veteranos de 1804, ya mayores, analfabetos, desgraciadamente, no querían a
ningún precio encontrarse bajo las órdenes de administradores civiles, o jóvenes
sin experiencia."
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Había más todavía: los liberales proponían elecciones populares para elegir
representantes al Congreso y a los ayuntamientos, así como a los puestos de la
judicatura. Dice Dorsainvil que "muchos burgueses no concebían que un pueblo
que no sabía leer ni escribir fuese llamado a escoger por sí mismo a sus alcaldes,
diputados, senadores, jueces, hasta el Jefe del Estado."
Sobre este punto había un extendido consenso en la elite mulata, tanto entre
boyeristas como antiboyeristas. Ese exclusivimo político, que descansaba sobre
consideraciones raciales, irritaba mucho a los jefes militares negros que desde
los lejanos días de la revolución haitiana estuvieron en constante pugna con sus
contrapartes mulatos como se hizo evidente durante la guerra civil encabezada
por Toussaint Louverture y André Rigaud entre 1798 y 1800.
La Asamblea Constituyente sirvió de ocasión para la reconstitución del partido
boyerista bajo la dirección de los hermanos Celigny y Beaubrun Ardouin. Este
último había sido Senador bajo Boyer y un ferviente partidario de este
gobernante, como también su hermano quien emergió como un influyente actor
en los sucesos que siguieron al derrocamiento de Boyer.
Los boyeristas contaban con una extendida red de generales que se negaron a
aceptar la nueva Constitución desde los primeros días de enero de 1844,
mientras el mismo Hérard, sintiendo que la nueva Carta Magna limitaba
demasiado sus poderes, estimulaba a los generales, negros y mulatos, a
protestar contra la nueva ley suprema, llegando a decir públicamente que "la
Constitución era impracticable".
La confusión no podía ser mayor. La organización de los nuevos ayuntamientos,
con regidores elegidos popularmente, produjo numerosos conflictos con los jefes
militares locales acostumbrados ejercer el poder político de manera personalista
y absoluta.
Cuenta Madiou que el General Thomas Héctor informó a sus superiores que la
efervescencia popular en el Valle del Artibonito "era tan grande que no se podía
contener", y que había tenido que enviar tropas a Gonaïves para contener la
agitación.
Allí, uno de los diputados, de nombre Bazin, "intentó sublevar a los habitantes
de la Petite Riviere para imponer las doctrinas constitucionales. Fue al
ayuntamiento y apeló a los ciudadanos, pero éstos no le respondieron; entonces
quiso convocar a la guardia nacional, pero la autoridad militar se opuso a sus
designios. Insistió y arengó a sus escasos partidarios mientras el Coronel Jean
Giles Gonave le exhortaba, en vano, a someterse a la autoridad militar". Bazin
respondió disparando sobre los soldados, y éstos respondieron al fuego matando
a Bazin. Junto con Bazin cayeron también un juez y varios de sus parientes o
amigos.
Sucesos parecidos se repetían en otras partes del país, mientras la popularidad
de Hérard se desvanecía. Según Dorsainvil, "un golpe de Estado parecía
inminente cuando llegó la muy grave noticia de que la parte del Este se había
declarado independiente de Haití" el 27 de febrero de 1844.
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Hérard tenía ahora que enfrentar una nueva crisis, mientras la Oposición
"trabajaba en todas partes para fomentar insurrecciones, tanto en el Sur, como
en el Norte y la parte del Este. La Oposición, dice Madiou, no ignoraba el
proyecto de los habitantes de la parte del Este de separarse de la República; sin
embargo, no hizo nada por contrariarla porque lo único que tenía en mente era
el derrocamiento de Riviere Herard."
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Realice una actividad, creando un mural con los
personajes más relevantes de la época.