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Asignatura:
Auditoria Tributaria
Estudiante:
Nivel y paralelo:
5 Semestre ‘‘C’’
Docente:
JIPIJAPA-MANABÍ-ECUADOR
OBJETIVOS
– Orientación de la auditoría
– Ejecución del trabajo de auditoría
– Informe final del auditor
El propósito de la auditoría tributaria es verificar y comprobar el cumplimiento y
determinación, entendiéndose por verificar el acto de comprobar la exactitud de los montos que
tienen que ver con los tributos, así como comprobar la revisión de los tributos, sus aspectos
legales o cotejo con el objeto de lograr si es correcta o incorrecta la determinación realizada en
las organizaciones.
1) Obtener la seguridad razonable sobre la declaración del hecho imponible que dio
origen a la obligación tributaria.
El concepto de seguridad razonable, en auditoría tributaria, se refiere a la autenticidad del
enriquecimiento, momento y lugar en que se produjo el hecho imponible establecido en la leyes
tributarias. La realización en una organización del hecho imponible conduce al nacimiento de la
obligación tributaria, de allí la importancia que deben tener los auditores por su examen.
Los deberes formales están dados de manera tal para que la administración tributaria
pueda tomar acciones que conlleven en forma segura a que el tributo se transforme en tributo
percibido.
Entre los deberes formales más comunes que deben cumplir los contribuyentes,
responsables y terceros están:
– Identificar los distintos tributos que están obligados a cumplir por parte de la
organización, sean nacionales, estadales o municipales e inclusive los extranjeros para evitar la
doble tributación.
– Los años sujetos a revisión según la contratación de la auditoría.
– Situaciones significativas fiscales relacionadas con los tributos ocurridos en los años sujetos a
revisión.
– Últimas declaraciones de los tributos que tiene su efecto en la organización.
– Naturaleza y monto de las diferencias de tiempo que resultan en registro de partidas en
diferido.
– Método contable para el registro de impuestos diferidos.
– Asientos que se realizan para el pago de tributos, ajustes de revisiones efectuadas internamente,
por auditoría externa o por la administración tributaria correspondiente.
La auditoría financiera se realiza casi siempre a finales del año. Mientras que la auditoría
fiscal se realiza en cualquier momento del ejercicio contable.
Toda empresa o entidad busca mejorar su capacidad de desarrollo de forma
organizacional y de manera económica, para lo cual debe implementar opciones como la
ejecución de auditorías que la ayuden a examinar si los procesos establecidos están siendo
aplicados adecuadamente. El objetivo fundamental de este trabajo es realzar la importancia de la
ejecución de una auditaría, tomando como referencia a la auditoría tributaria para el análisis de
sus objetivos, sus funciones, el alcance, sus métodos para desarrollar el proceso de auditoría y
determinar cuál es su campo de aplicación, la cual debe ser desarrollada de manera apropiada de
acuerdo a las necesidades que se presenten. Una auditoria es considerada una herramienta que
mediante la ejecución de una serie de procesos, sirve para analizar, verificar, controlar y evaluar
el correcto funcionamiento de los sistemas financieros, operacionales y tributarios de una
entidad, por lo cual se debe establecer un análisis de los diversos tipos de auditorías en cuanto a
sus diferencias y semejanzas en su ámbito de aplicación, basándonos en la conceptualización de
diversos autores para determinar cuáles son las funciones y objetivos de cada tipo de auditoria,
así como también el papel que debe desempeñar el auditor el cual debe ser un profesional
capacitado y con un alto nivel de análisis para desarrollar y emitir el informe de los resultados
obtenidos de la auditoria conforme a las evidencias encontradas, la correcta aplicación de una
auditoria en base a sus necesidades permitirá obtener los resultados esperados y así tomar
decisiones correctivas.
DELITOS TRIBUTARIOS
Cuando hablamos de evasión nos referimos a maniobras utilizadas por los contribuyentes
para evitar el pago de impuestos violando para ello la ley. En la evasión tributaria simple y
llanamente no se cumple con la ley, lo cual indudablemente es ilegal. Esta es distinta de la
elusión de impuestos, la cual consiste en conductas del contribuyente que busca evitar el pago
de impuestos utilizando para ello maniobras o estrategias permitidas por la misma ley o por los
vacíos de esta, por lo cual no es técnicamente ilegal.
La palabra sistema implica armonía entre los impuestos entre sí y entre los objetivos
fiscales y extra-fiscales del estado.
Por su propia definición sistema implica que existan distintos elementos, que haya un
enlace entre los mismos, un orden o forma específico, objetivos preestablecidos y comunes. Por
eso, la mayoría de las doctrinas afirman que llegar al sistema tributario es el ideal, pero lo que se
tiene son regímenes tributarios, los cuales en muchos países se caracterizan por la
imprevisibilidad, el cambio permanente y reformas tributarias con el único fin recaudatorio.
Algunos de los principios que debería respetar un sistema tributario ideal son:
En primer lugar, la propuesta de reforma fiscal debe contar con una descripción del
sistema impositivo ideal propuesto, es decir, qué se pretende hacer y a dónde se pretende llegar
con la reforma. Es clave realizar un muy buen diagnóstico del sistema vigente.
Al respecto en un trabajo titulado: Política Tributaria ¿Qué Gravar, Cómo Gravar, Qué
Objetivos debe Procurar el Sistema Tributario?, escrito por Santiago Díaz de Sarralde Miguez[1]
se realiza un diagnóstico de la situación fiscal de América Latina y el Caribe; el mismo concluye
de que existe presión fiscal relativamente baja: el 22,8% del PIB, 11,5% menos que la OCDE
(2015). Sin embargo, existen grandes diferencias entre países en niveles de tributación (oscilan
entre un 12,4% en Guatemala y 13,7% en la República Dominicana; hasta un 32,0% en Brasil,
32,1% en Argentina y 38,6% en Cuba). Además, hay en la región una mayor dependencia de la
imposición indirecta (casi el 50% del total) y de la tributación sobre la renta de las sociedades
que la OCDE. Por otra parte, hay una menor participación de la imposición sobre la renta
personal (8,8% del total, 24% en la OCDE) y cotizaciones sociales (16,4% frente al 26,2%).
También, se alerta de la alta informalidad (un 41% frente al 17% de la OCDE) y una
elevada evasión, especialmente, en el impuesto sobre la renta de las personas jurídicas.
Según el último estudio publicado de CEPAL la evasión en la región es del 6,7% del
PIB. Todo ello produce un alto impacto de la erosión de las bases imponibles y el
desplazamiento de los beneficios para evitar la tributación. Por otra parte, se destacan los
elevados gastos tributarios (en torno a un 30% de la recaudación potencial). En el documento
sintéticamente se dice hay que partir de la economía y luego, ver el gasto público.
De esta forma, se deberán determinar los ingresos públicos y los impuestos. Allí, se
afirma el papel fundamental del impuesto a la renta personal como mecanismo para reducir la
desigualdad.
Es muy importante estimar los gastos tributarios para aportar transparencia a la política
fiscal, medir el potencial del sistema tributario y el desempeño de la administración.
Al igual que en los gastos tributarios, en el gasto público se torna imprescindible revisar
en forma permanente la eficiencia del mismo y proponer las correcciones necesarias; siendo
clave la transparencia de los mismos.
Estoy convencido que una de las formas de ser más eficientes en estos aspectos es
transparentar los mismos, ya que ello es el mejor aliado para luchar contra uno de los principales
males, que es la corrupción.
Allí se analizó más de 180 países y lo interesante del estudio es que se concluyó que los
países más corruptos recaudan menos impuestos, ya que la gente paga sobornos para eludirlos,
por ejemplo, mediante lagunas tributarias concebidas a cambio de coimas. Además, cuando los
contribuyentes creen que el Estado es corrupto, la evasión impositiva se hace más probable.
En el estudio se dice que, globalmente, los gobiernos menos corruptos recaudan 4% más
del PIB en ingresos tributarios, que los países en el mismo nivel de desarrollo que tienen los
niveles más altos de corrupción.