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Por otra parte, aunque la conciliación y el arbitraje en la formalidad como en la

práctica, sean los más frecuentemente utilizados, estos no extinguen el listado de


mecanismos alternativos de resolución de conflictos que ha previsto el legislador
para garantizar el acceso a la justicia, y que se interrelacionan. Siguiendo la línea
de pensamiento de la Corte Constitucional, estos mecanismos atienden a
promover la resolución pacífica de los conflictos cuando la complejidad de los
procedimientos exigidas por el legislador restringen la capacidad de alcanzar el
goce efectivo de los derechos cuya protección se busca al acudir a las instancias
judiciales (C-1195/01). Esta providencia sustenta y marca unos lineamientos para
la materialización de otros mecanismos de descongestión judicial y solución
pacífica de los conflictos entre los que se destacan la mediación, la transacción y
el arreglo directo y que poseen unos objetivos distintos en su forma y en su
esencia.

Para empezar, la importancia de la mediación se encuentra en la amplitud


conceputal que ha tenido y al ser entendida como un mecanismo en el que ambas
partes, consensualmente, designan a un tercero neutral calificado, para encontrar
una solución conjunta al conflicto. La Corte defiende esta amplia definición con el
objetivo de enmarcar otros mecanismos de la misma especie –autocompositivos–
tales como la facilitación, la conciliación y la regulación negociada. Sin embargo, la
mediación no se limita a la mera abstracción teórica general, sino que también ha
sido desarrollada por la doctrina y la jurisprudencia, evidenciado en la distinción
entre dos tipos de la misma: voluntaria u obligatoria, siendo la primera facultativa
de las partes para acudir libremente a un mediador, o juez, para resolver una
controversia; y la segunda un requisito procedimental para ciertos asuntos que la
ley establece, y que halla sentido en ser un mecanismo de descongestión judicial
previo a instancias judiciales. En materia penal, este mecanismo se encuentra
contemplado en el artículo 523 del Código de Procedimiento Penal junto con su
procedimiento propio, sin embargo, ha sido la Corte Constitucional, la que le ha
dado una mayor connotación en la resolución pacifica de conflictos y su
aceptación y legitimidad la comprueba esta corporación en la experiencia
estadounidense y latinoamericana.

Por su parte, el arreglo directo es un mecanismo que busca la resolución del


conflicto entre dos o más personas sin la necesidad de un tercero y
extrajudicialmente, por lo que lo podriamos enmarcar dentro de los mecanismos
autocompositivos. Tiene fundamentación legal en el artículo 432 del Código
Sustantivo del Trabajo, y en el Código de Infancia y Adolescencia, y en materia
laboral se utiliza frecuentemente como forma de solucionar los conflictos
colectivos, instrumentalizando el derecho de sindicalización para resolver una
controversia que pueda resultar en la suspensión del trabajo entre otras, en una
etapa previa para llegar a un acuerdo que deben firmar entre las partes en un
contrato de transacción.

En tercer lugar, la transacción opera de manera diferente a las anteriores, siendo


esta última aunque otro mecanismo alternativo de solución de conflictos, es al
tiempo transversal a otros mecanismos tanto autocompositivos como
heterocompositivos. La transacción es, entonces un contrato mediante el cual las
partes finalizan o deciden transigir extrajudicialmente un litigio o precaven un litigio
eventual (Art. 2469, Código Civil), a la vez que se presenta como una terminación
anormal en cualquier estado del proceso según el Código General del Proceso
(arts. 312, 313), y que tiene efecto de cosa juzgada, lo que genera varias
impresiones. En primer lugar, el legislador previó para este mecanismo un uso
amplio al no establecer taxativamente los asuntos para los cuales tiene efectos
este metodo de solución de conflictos. De esto se explica la presencia de este
contrato en mecanismos autocompositivos como heterocompositivos. El artículo
65 de la Ley 446 de 1998, establece que son asuntos conciliables todos aquellos
que sean susceptibles de Transacción como aquellos que expresamente
determine la ley, y así mismo en el 131 le otorga efectos de transacción al acuerdo
producto de la amigable composición, y su modelo se repite en métodos
heterocompositivos como sucede en el arbitraje. Por ú

Por último, los mecanismos expuestos han desempeñado un papel importante en


materias, civil, penal, laboral entre otras, respondiendo así con la creciente
demanda de acceso a la justicia, empero, para examinar correctamente su
efectividad debemos remitirnos a las estadísticas de gestión judicial y en donde los
resultados pueden vislumbrar la utilidad de los M.A.S.C.. Para esto analizaremos
brevemente el siguiente recuadro extraido de la Unidad de Desarrollo y Análisis
Estadístico del Consejo Superior de la Judicatura.

En cuanto a la congestión judicial, criterio basado en el porcentaje de despachos


judiciales que presentan una necesidad de atención inmediata debido al alto
número de procesos recibidos, y en donde parece estar presente una estabilidad a
pesar de la demanda creciente anual de procesos, pero que sin lugar a dudas
tampoco refleja una eficacia clara en el uso de los mecanismos alternativos de
solución de conflictos. Esta problemática se agudiza más al examinar el
decrecimiento en el porcentaje de eficacia, es decir el índice de despachos que
logran des acumular procesos en el inventario, en donde claramente no se está
llegando a un progresivo cumplimiento de las expectativas de la gestión judicial en
la garantía del derecho a acceder a la justicia. Estas cifras aunque no pueden
esclarecer directamente el papel de todos los MASC en la solución de conflictos
en el país, si representa una insuficiencia en la pretensión del legislador y la
jurisprudencia para lograr una descongestión judicial y que puede responder a
varios factores, como la legitimidad, confianza, y eficacia que dan las partes
envueltas en un conflicto a dichos mecanismos.

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