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ARNAIZ ECKER, J. J.

El corazón descubierto, el alma oculta


Dehoniana 2011, 73-85

Per la citazione: DEH2011-05-ES

El corazón descubierto, el alma oculta


Juan José Arnaiz Ecker, scj

1. PUNTO DE PARTIDA, ELOGIO, OBJETIVO, DISCULPA Y


DEMÁS PREÁMBULOS
1 La experiencia de fe del P. León Dehon es un acontecimiento personal,
íntimo, al que podemos acceder solo en la medida en que uno de sus
protagonistas, nuestro fundador, ha querido, sabido o podido compartir datos,
señales, informaciones sobre ella.
2 En 1990 publicaba nuestro romano Centro Studi un muy buen trabajo: la
STD 231. El trabajo contenía el estudio y la interpretación que, de la
experiencia espiritual de León Dehon, evento significativo para los miembros
de la familia religiosa fundada por él en cuanto que compartimos su
experiencia de fe y su carisma, hacía el P. Albert Bourgeois, quien fuera sexto
Superior general (quinto tras el fundador) de nuestra Congregación.
3 En las líneas que siguen ofrezco solo las impresiones que la lectura de este
libro me ha producido. No aporto soluciones sólidas a las preguntas que me
surgen, ni mucho menos aporto datos que hagan referencia a la experiencia
espiritual del P. Dehon según yo la interpreto. ¡Qué más quisiera, pero aún
no es tiempo! Me ciño a lo que me ha pedido el responsable de este número
de Dehoniana para esta colaboración; una colaboración, por otra parte, que
creo puede dejar mucho que desear en el lector ya que ha sido elaborada con
excesiva rapidez debido a la irrupción en la vida de quien escribe de

1
El juicio sobre la obra no puede ser más que altamente positivo. Tan solo me permito
señalar una posible y leve dificultad. A lo largo de las páginas de la obra se da en ocasiones
una mezcla de términos tales como “espiritual”, “pío”, “religioso” que, si bien pertenecen al
mismo campo semántico no siempre se refieren a los mismos referentes. Cuidar el uso de cada
término es indispensable para nuestro objetivo de delimitar la experiencia espiritual. Puede
verse esto en la p. 59 o en la p. 62 cuando el autor afirma en un comentario a NHV III,147:
“La nota está evidentemente más elaborada espiritualmente”, cuando posiblemente debería
decirse “más teológicamente”.
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Dehoniana

responsabilidades que no estaban previstas cuando aceptó poner su granito


de arena. Vaya, pues, por delante la petición de perdón, así como el aviso
para quien no quiera desperdiciar su preciado tiempo.

2. ¿OBJETIVO CUMPLIDO? DE LA BIOGRAFÍA A LA


EXPERIENCIA
4 En la p. 5 de su obra, Bourgeois, al establecer el objetivo de su trabajo, se
pregunta: ¿de qué Dios hizo experiencia Dehon? Y aquí se abre mi primera
pregunta: ¿logra Bourgeois colmar esta pretensión? Mi sensación tras leer la
obra, lo adelanto ya, es que no. No se me ofrece una descripción profunda
del Dios en que cree y en quien vive León Dehon. O al menos lo que yo
necesitaría para saciar mi curiosidad conforme a lo que, entiendo, sería una
respuesta a la cuestión. Pero la pregunta inmediata es: ¿permite el P. Dehon
al P. Bourgeois, con lo que ha dejado en sus NHV, NQT y correspondencia,
responder a semejante pregunta? Más brevemente, ¿nos describe Dehon al
Dios que experimenta?
5 Mi sensación es que Dehon me deja siempre en lo exterior de su alma, me
deja al margen de la relación personal con Dios: o me la oculta, o no es capaz
de contármela o, simplemente, me invita a darla por evidente… Permítaseme
una serie de ejemplos que justifiquen mi postura. En la p. 65, tras haber citado
el autor NHV III,148, comenta (añado junto al original francés mis
preguntas): “A cette priére, on l’a vu, les “notes” fond çá et la une bréve
allusion objective. Les NHV, elles, sont et se veulent beaucoup plus précises
et personnelles: “Je donne encore ici mon récit jour par jour, est-il dit au
début de la Semaine Sainte; je regarde ces journées-lá comme importantes
dans ma vie! (bien, pero yo me pregunto, me gustaría saber exactamente, por
qué son importantes esos días: ¡no me dejes P. Dehon con la conclusión a la
que tú llegas!, permíteme caminar por esos días, dame a conocer tu
interpretación de los acontecimientos que justifica que sean tan importantes
para ti). Elles ont si bien fortifié ma foi! (no tengo por qué dudarlo, pero
¿cómo se llevó a cabo esa fortificación de tu fe, en qué consistió, qué
elementos se concitaron?) Elles m’ont laissé des touchants souvenirs (pero,
¿cuáles exactamente?). Elles m’ont fourni tant d’éléments (pero, ¿para qué?)
pour instruire et édifier dans mes conversations et mes sermons (a esta
pregunta sí que se da respuesta, ¿por qué no a las demás?) (III, 148)”.
6 Otro ejemplo, pero esta vez para iluminar el temor que me surge de que
el P. Bourgeois se resigna y se rinde ante este “secreto dehoniano”, cuando
en la p. 81 escribe: “Revivant ses souvenirs et sans doute relisant ses ‘notes’
d’alors, le P. Dehon mémorialiste fait allusion á de grandes luttes, parfois
avec tension d’esprit et quelques maux de tête: ‘violence á faire á la
mauvaise nature et á de longues habitudes de laisser-aller dans la vie

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intérieure’, bref, un travail de purification poursuivi tout au long de cette


année, avec examens minutieux... confession... contrition jusqu’aux larmes
(cf. NHV IV,187-l88). En somme, les fameux exercices de la vie purgative,
selon les exposés et catalogues des traités de théologie spirituelle”. Buen
resumen, pero se priva al lector de narración, de enumeración, de más
explicaciones… al final solo se ofrece teoría espiritual… es más, tan solo el
índice del particular manual de teología ascética y mística de Dehon. Escribe
de nuevo el fundador: “En décrivant ces grâces divines (avec les mots du P.
Libermann, devrait-il ajouter [apostilla Bourgeois]), j’ai décrit, si je ne me
fais pas illusion, ce que l’infinie miséricorde de Dieu a opéré dans mon âme
par degrés et avec quelques lacunes qu’y mettaient mes résistances et mes
imperfections. La grâce de Dieu me conduisit bientôt à l’oraison d’affection
qui me consuma d’un grand amour pour Notre-Seigneur et elle versa dans
mon cœur une profonde douleur pour mes péchés. Le souvenir de ces grâces
me confond et m’humilie” (NHV V,11)” (cita tomada de la p. 87 del libro).
Tienen valor las opciones que hace el autor para conocer las herramientas
útiles a Dehon (este dato tiene un valor importantísimo), pero para el objetivo
de conocer al Dios que experimenta Dehon y cómo lo experimenta hecho de
menos la enumeración, la descripción apasionada (y apasionante) de esos
grados trabajosamente superados, descubiertos en determinados
acontecimientos de la vida personal de Dehon; la descripción de las lagunas,
las resistencias, las imperfecciones que vive y que tanto bien podrían hacerme
si coinciden con las mías… Las soluciones de Dehon podrían ayudarme
como indicaciones no solo del fundador del instituto del que soy profeso, sino
como indicaciones de mi maestro de vida espiritual.
7 A la luz de este Año Santo Compostelano de 2010, se me ocurre afirmar
que Bourgeois traza las señales del camino que recorrió el fundador,
reproduce el mapa de los caminos por los que anduvo, elabora la guía…, pero
las aventuras interiores y exteriores que se producen en ese camino (que es
igual para todos) se eluden. Quizás sean simplemente las exigencias de este
lector particular. Pero en la p. 101, el autor parece compartir mi temor. Lo
afirma en varios lugares, como las pp. 110-111, pero es más explícito en la
p. 119 cuando analiza las fuentes de que dispone: “L’organisation des notes
en « directoire » offre certes un cadre permettant d’en résumer, en quelque
sorte, systématiquement le contenu et les orientations principales reconnues
par le P. Dehon lui-même. Cependant, cette organisation et cette
systématisation même risquent de dépersonnaliser quelque peu ces notes.
Celles-ci, le plus souvent d’ailleurs, apparaissent comme des exhortations,
invitations ou recommandations générales á la première personne du pluriel:
une sorte de “journal en nous” et des notes qui, par la forme et le style,
ressemblent assez á des extraits de conférences spirituelles, “lectures
spirituelles” du séminaire, homélies ou sermons. Il faut, en effet, une sorte

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d’attention intuitive pour saisir, sous ce qui apparait comme les notes prises
par un séminariste attentif et soigneux, la vibration personnelle que rendrait
certainement plus sensible la première personne du singulier d’un “journal
en je”...” Y esto es lo que me gustaría tener. Como sigue diciendo el P.
Albert, es la vibración personal de Dehon la que quisiéramos intentar
reconquistar. Es lo que hecho de menos: Bourgeois arranca datos para
conformar una biografía fiable, un esqueleto de experiencia espiritual si se
quiere, pero, ¿la carne vivida, los nervios, los sentidos…, al fin y al cabo, la
experiencia (o mejor, lo experimentado)? ¿Quién me impide alcanzar eso que
quisiera tener: Bourgeois o Dehon?

3. RIGOR EN EL MÉTODO, ¿SE HA ACABADO LA ETAPA DE LOS


HISTORIADORES?
8 Quizás por mi impericia personal para encontrar títulos adecuados que
poner a las reflexiones que me atrevo a escribir2, quisiera continuar este
comentario sobre la interpretación del P. Bourgeois, subrayando la
coherencia entre el título y el contenido de su obra. “Au fil des années…
L’expérience spirituelle du Père Dehon –Les années de formation 1843-
1871– Essai d’analyse historico-critique”. El libro se atiene a ese hilo
conductor que son los primeros 28 años de vida y formación de Dehon, para
extraer de la maraña de datos vitales, intelectuales, afectivos, sociológicos y
psicológicos los elementos que nos acerquen a su experiencia espiritual; y lo
hace a partir de un método analítico de corte histórico-crítico. También es
coherente el autor con la descripción que de sí mismo hizo en la carta que
dirigió al Capítulo general que le eligió Superior general, cuando decía de sí
mismo: “tengo cultura literaria y artística más que teológica”. Destacar su
competencia humanista, no significa delatar incompetencia teológica.
Nuestro autor se ciñe a aquello que mejor domina: la comparación crítica de
las fuentes y obtener de ellas una fidelidad y una fiabilidad para el fruto de
sus descripciones e interpretaciones.
9 Así pues, este punto lo valoro positivamente. El texto muestra esa seriedad
y madurez con la que se afrontó, por parte del nutrido grupo de especialistas
del momento (y del que ya pocos exponentes nos quedan), el problema de las
“fuentes”. Especialmente, el problema crítico, muy conocido y tratado ya por
distintos autores dehonianos, que suscita el uso de NQT y NHV.
10 Lo deja muy claro el autor en la p. 74 cuando escribe: “Pour nous, avec
le P. Dehon, nous voudrions reconnaître l’action de Dieu dans sa vie; non
pas tant á partir de ce qu’il nous en dit lui-même dans ses “mémoires” qu’á
partir des documents contemporains, relativement abondants, dont nous

2
Para ejemplo el título de este mismo trabajo.

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disposons: “Notes Quotidiennes”, correspondances et quelques documents


d’archives. Notre méthode de lecture et d’interprétation sera d’abord
analytique et, si l’on veut, inductive: des signes extérieurs et des expressions
qui en sont données á l’expérience intérieure elle-même et á la personnalité.
Cela, évidemment, dans le but de mieux comprendre, non par simple
déduction, certes, mais par une sorte d’intuition communiante, les
comportements et l’évolution ultérieurs”.
11 Desde el punto de visto histórico y crítico, constatar las diferencias que
surgen de la lectura sinóptica de acontecimientos y fechas concretas en ambas
fuentes ha hecho arrojar una “sospecha” sobre la fiabilidad de las NHV
(memorias, relectura… donde se detectan recortes de información,
reinterpretaciones, justificaciones, etc.) frente a la presumible mayor
fiabilidad de NQT (reflejo inmediato del diario fragor de la vida). Es
indudable que, como dice Bourgeois en la p. 39, los datos que extraigamos
de NHV cuentan con la sabiduría, la experiencia, los arrepentimientos, las
correcciones de rumbo, las certezas y las seguridades de quien hace memoria,
en nuestro caso de un religioso sacerdote fundador, hombre de proyectos de
largo alcance, que reconstruye sus recuerdos a la luz de sus preocupaciones
y de los compromisos que afronta en el momento de la redacción. Pero esta
reflexión quiere servir a la pregunta no satisfecha: ¿ofrece Dehon, y por lo
tanto el libro de Bourgeois, un retrato del Dios que experimenta?
12 Hasta ahora tengo claro que la obra del P. Bourgeois me dota de los
cimientos, de las líneas de espiritualidad, de la disciplina de Dehon, pero me
falta la narración espiritual personal. ¿Me la puede ofrecer un libro que se
concentra en analizar los 28 años primeros de vida de Dehon, en los que solo
voy a poder encontrar la descripción del instrumental con el que se hace León
Dehon para vivir, prácticamente, el resto de su vida? Creo que sería un error
tomar como referencia única al joven Dehon, porque en ese momento todo
son posibilidades. Perderíamos al Dehon maduro, el que vivió y que, en base
a esa “experiencia experimentada”, recopila y nos ofrece su lectura propia.
13 Se va perfilando así una respuesta. Para poder contestar a la pregunta
acerca del Dios del que hizo experiencia Dehon, quizás debamos partir de los
cimientos, de las bases que Bourgeois sí que logra delimitar. Es decir, la obra
no nos da la experiencia espiritual, nos da las bases para poder acceder,
entender e interpretar el resto de sus años sobre esta tierra: la verdadera
experiencia espiritual (con sus combates, retrocesos, desiertos, consuelos,
logros, estados de paz, etc.) comienza donde acaba el libro.
14 Por eso, la reflexión a la que nos lleva atender al debate de crítica textual
sobre NHV y NQT nos ilumina acerca del modo de acceder a la experiencia
espiritual completa de Dehon. Es decir, partiendo y aceptando los datos del
análisis crítico, lejos de arrojar una “sospecha” sobre la fiabilidad de acceso
a la verdad de NHV frente a NQT, puede que, finalmente, sea más de fiar el

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Dehoniana

Dehon adulto que revisa su vida en NHV que no el Dehon que consigna los
datos iníciales en NQT o en las cartas de esos años. Ciertamente, NHV ofrece
problemas para la fiabilidad del dato histórico, pero quizás la relectura global
que encontramos en las NHV sea más atendible para el análisis de la
experiencia espiritual; relectura a la que es tan aficionado el P. Dehon y que
hace en distintos lugares y momentos.
15 Y quizás, seguro, más que simple afición: una auténtica actitud y técnica
espiritual. Permítaseme un brevísimo excursus sobre este punto. Mi personal
acercamiento al P. Dehon comenzó con motivo de mi licenciatura en teología
de la vida consagrada en la que estudié la Recordatio mysteriorum3. Por eso
no puedo resistirme a recordar lo que escribe Bourgeois en las pp. 64-65 de
su obra. En ellas vincula el desarrollo de la experiencia espiritual dehoniana
a la importancia que revistió en la vida y experiencia íntima del P. Dehon la
meditación o, más exactamente, la “recordatio”, el recuerdo y la evocación
‘cordial’ de los misterios de la vida de Cristo. Un “ejercicio” para el que fue
formado metódicamente en sus años de seminario. Ejercicio que quedó
anclado en sus recuerdos más personales y que testimonian que esta
“recordatio” era más que un “ejercicio”: una verdadera experiencia.
16 ¿Se ha acabado, entonces, la etapa de búsqueda histórica, el momento de
los historiadores? Seguro que no, pero sí que el trabajo histórico da ya
suficientes datos para que los teólogos espirituales caminen con seguridad y
con criterios suficientes como para desentrañar y mostrar una respuesta a la
pregunta que nos sirve de hilo conductor y, a estas alturas, casi de “dolor de
cabeza”… Se inicia un nuevo tiempo para el teólogo espiritual. Sin su trabajo,
difícil lo tendrán los teólogos de la vida consagrada y mucho más, y
especialmente, los formadores, que se tendrán que conformar con enseñar y
trabajar en base a biografías históricas (mejores o peores) de la vida de León
Dehon. Esto no es un problema, pero sí lo es que continuemos sin poder
darles la posibilidad de ofrecer una iniciación a la aventura interior de Dehon
(una descripción de teoría espiritual, sin pasión de vida vivida, lejos de atraer
provoca rechazo). Y así, León Dehon seguirá siendo nuestro fundador,
nuestro legislador u organizador primero (exponentes históricos), pero no
nuestro maestro y acompañante de vida espiritual; o si se prefiere; mi maestro
y mi acompañante espiritual.

3
Se ha publicado recientemente junto con las tesinas de los PP. Jesús Crescenciano García
y Olav Hamelijnck en STD 54 (2010), 3-239. Mi acercamiento se centraba en buscar cómo
los valores centrales de un carisma se “derrama” en toda la dimensión orante del instituto,
siendo éste el modo en el que se mantiene vivo y se profundiza el carisma, alimentando la
cotidianidad de los religiosos. La aplicación netamente espiritual que Bourgeois apunta no es
considerada en el trabajo citado.

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Dehoniana

4. GRANDES APORTACIONES: UNA CLAVE, UNA INFLEXIÓN,


UNA DECISIÓN
17 Las espléndidas 218 páginas de la obra de Bourgeois nos ofrecen, cuanto
menos, tres grandes aportaciones: un concepto clave para interpretar toda la
aventura espiritual de Dehon (“la unión con Nuestro Señor”), un punto de
inflexión para las interpretaciones (la ordenación sacerdotal de León Dehon)
y la necesidad de llegar a dar razón de la decisión final sobre su vida (el
sentido y el alcance de su proyecto de vida religiosa). Acerquémonos
sumariamente a cada uno de ellos.
4.1. Una clave
18 Conforme a los datos que circunscriben al Dehon niño (cf. p. 26), no
podemos esperar encontrar una gran experiencia de llamada. Pero sí que
aparece ya una palabra que se convertirá en clave de compresión para muchos
textos dehonianos (cf. p. 32). Dehon usa el término “impression”. Lo usa en
momentos esenciales de la vida de Dehon, tan dispares e importantes como
la fundación de la Congregación (p. 45) o, mucho antes, la experiencia de
encuentro con motivo de su primera comunión el 4 de junio de 1854.
19 Pero el término “impression” posee una ambigüedad intrínseca. Por
ejemplo, en la p. 31, mientras narra la estancia de León en Hazebrouck,
Bourgeois cita NHV I,28v en la que el adulto Dehon recuerda que “la primera
llamada divina es oscura”. Pero, ¿quién oscurece a quién: la adolescencia a
la llamada, o viceversa? O cuando narra en la p. 33 la impresión que le
provoca su visita a un monasterio que activa su inclinación por la vida
religiosa: ¿qué es lo que le impresiona?: ¿una cierta forma de vida, un ideal
moral o espiritual que le entusiasma y que lee como signo de vocación, como
llamada de Dios?
20 Esa ambigüedad se despeja ya en la infancia y adolescencia, según el P.
Bourgeois, cuando irrumpe el concepto clave de la “unión con Nuestro
Señor”. Es el concepto capaz de describir la experiencia religiosa de Dehon,
captar su mirada sobre Dios y el mundo, explicar sus compromisos, el sentido
de su vida, su vocación y su misión (cf. p. 35). Concepto que continúa
usándose, matizándose y explicitándose durante el periodo parisino de
estudios (cf. p. 37), especialmente con la aparición de su primera “cruz”: la
oposición del padre a su vocación (cf. p. 38).
21 Este concepto clave nos ayuda a describir a la persona, sus capacidades y
su camino. Así, podemos afirmar que Dehon siempre poseyó una “capacidad
de sorprenderse” (cf. p. 48) que puede ser el instrumento natural que le
habilita para hacer su peculiar búsqueda espiritual. Igualmente, podemos
hablar de un instrumento espiritual: lo que llama su “gracia”, es decir, un

7
Dehoniana

temperamento profundamente afectivo y sensible que, junto con la gracia


divina, le predispone a una oración de afecto4 (p. 86).
22 El concepto “unión con Nuestro Señor”, por lo tanto, sostiene todo el
entramado espiritual dehoniano. Además, todo lo que rodea a este concepto
quiere profundizar esa llamada a la interioridad: las opciones de regularidad
y de ascesis (inspiradas en los padres del desierto) que hace en el seminario,
los contenidos de formación espiritual (especialmente, la santa humanidad de
Jesús que Dehon experimenta y vive en la unión con Dios como la gran
orientación y ley de su experiencia espiritual y que se condensa en la
expresión de Gal 2,20 que encontramos estudiada en la p. 128), la selección
y las lecturas que hace de maestros espirituales (Libermann y la Escuela
francesa con Berulle y Olier, cf. p. 88), la entrada en la Tercera Orden de San
Francisco el 21 de marzo de 1886 (p. 89), y todos los intentos por proteger
esta experiencia espiritual, especialmente la elección de la vida religiosa (pp.
43 y 84).
23 El autor nos ha dejado en su obra los trazos de la formación intelectual,
las orientaciones teológicas, la formación y la vida espiritual inicial de León
Dehon. Todo ello se estructura en la experiencia-meta de la unión con Cristo
en su Humanidad y en la Eucaristía, y de sus exigencias ascéticas inherentes:
pureza de corazón, humildad, conformación con la voluntad divina; la
Iglesia, el amor a Cristo y las actividades apostólicas (cf. pp. 210-211).
24 Este concepto interpretativo clave es una de las grandes aportaciones de
este trabajo. Pero para completar el cuadro expositivo, tenemos que añadir
con el autor: “Nous oserions parler d’une tension dialectique dans
l’expérience spirituelle de Léon Dehon, à l’intérieur même de son
tempérament et de sa grâce, entre le gout de l’intimité dans l’union et la
nécessité ou le besoin d’une extériorisation ou concrétisation dans l’écriture
et dans l’action” (p. 210). La ambigüedad de los términos se convierte en
dialéctica, en lucha: una de las líneas por las que podemos descubrir el drama
de la vida espiritual de Dehon.
4.2. Una inflexión
25 Para introducir este segundo aporte, retomo con palabras del P. Albert, lo
afirmado hasta aquí: “Quoi qu’il en soit, le P. Dehon y a trouvé aussi ce qui
a proprement structuré, inspiré et animé toute sa vie: le sens et la pratique
de l’union avec Dieu, et plus précisément encore avec l’humanité de Jésus,
le sens de l’amour pur et de ses exigences de pureté d’intention, le sens de la
vie et de la présence active de l’amour du Christ en Lui. Toutes choses qu’il

4
Esta oración de afecto está muy vinculada con la meditación de los misterios de Nuestro
Señor (p. 126). Además, sabemos que Dehon posee una referencia, un modelo bíblico personal
muy claro: San Juan Evangelista (p. 127).

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devait appliquer, concrétiser et vivre dans une profonde dévotion au Cœur


de Jésus et une vie d’oblation continue dans l’union pratique. Ii sera, á sa
manière, un de ces “saints incendiaires” appelés par Libermann” (p. 98).
26 El sentido y la práctica, esa posible dialéctica señalada anteriormente, se
superan a través de la síntesis vital, a través del punto de inflexión que supone
su ordenación ministerial y la consiguiente vida sacerdotal, que se constituye
en el centro de la experiencia espiritual de Dehon en cuanto relación estrecha
y necesaria de su orientación apostólica y de la vida de unión con Cristo (p.
167).
27 Sólo a partir de la p. 155 de este libro, momento en el que encontramos el
ciclo formativo de Dehon (al menos el primario y más importante por su
alcance) casi cerrado y se habla del joven sacerdote, se observa un giro. Todo
el bagaje adquirido, todo lo que Dehon “sabe”, ahora es sometido al fuego de
la prueba. El “ahora” al que nos referimos es un “ahora” huracanado: la
Iglesia del Concilio Vaticano I (con sus sordos enfrentamientos y
posicionamientos) y la crisis de una Francia que entra en guerra y giro
institucional. Todo ello mientras el sacerdote sin diócesis Dehon comienza a
preguntarse por su futuro.
28 En mi lectura percibo aquí un paso de lo “artificial” (en el mejor de los
sentidos, es decir, en el sentido de lo adquirido, lo recibido, lo aprendido) a
la entrada en contacto con lo “real”. Es entonces cuando se demuestra la
debilidad que florece en quien vive de lo solo aprendido y la necesaria puesta
a prueba de su verdad. Y a prueba es puesto Dehon: tras las efusiones de la
ordenación comienzan las sensaciones de que el espíritu no progresa a la
misma velocidad que el cuerpo (ante lo cual reacciona con una respuesta
clara: la necesidad de una vida reglada) o, estando en casa de vacaciones,
percibe cómo se distrae de su objetivo (y su único consuelo es saber que ese
tiempo vacacional tendrá un final, cf. p. 157).
29 En base a esta lectura, ciertamente, parece que la ordenación sacerdotal
marca un antes y un después en el recorrido espiritual de Dehon: irrumpe la
vida real, o como dice el autor, emerge un nuevo régimen de relaciones con
Cristo (p. 160): es la conciencia de la propia debilidad y la exigencia de una
unión íntima y renovada con Cristo (p. 161). A mi parecer, es ahí donde
empieza la verdadera experiencia espiritual, que ahora se convierte en vida
espiritual: en una vida inspirada y animada por el Espíritu de Jesús (cf. p.
136) y no ya los esfuerzos teóricos de aplicar lo que otros autores espirituales
logran describir su propio periplo espiritual. El trabajo está entonces por
hacer.
30 Es ahora cuando se intuye la presencia eficaz de una experiencia de Cristo,
que es Salvador para Dehon a través de los misterios de su vida histórica, de
su vida eucarística y de su vida eclesial. Son tres patas de un posible trípode

9
Dehoniana

que alimente y constituya la base de la experiencia dehoniana que podemos


describir (p. 163).
31 Esta aproximación me permite describir un poco mejor la sensación que
se crea en mí leyendo algunos textos que recopila el P. Bourgeois. Algunas,
no pocas, de las expresiones que se recopilan, por ejemplo en la p. 164, dan
la sensación de que exista como un “ideal espiritual” a vivir que se eleva en
el horizonte como la gran meta de Dehon. Un ideal que, curiosamente, se
convierte en contenido de la oración personal de Dehon, pero con una
intensidad y unos matices chocantes: en su oración suplica a Dios que le
conceda un instrumento (ese diseño humano de vida ascética y mística) que
le lleve, justamente, ¡a Él!, es decir, al Dios al que está rezando, al que ya
habla y con quien tiene la suficiente confianza como para participarle sus
anhelos. Parece que el medio toma el puesto del fin.
32 Quizás sea una lectura forzada, lo reconozco, pero no la traigo a colación
sin más. Ese extraño abismo que parece abrirse en Dehon (siendo tan
insistente en su súplica de lograr manejar un mero instrumento espiritual que
le permita superar la separación entre su “yo” y “Dios” a través de la unión)
parece cerrarse y vehicularse mucho mejor con la irrupción de la devoción y
espiritualidad del Corazón de Jesús en su vida (cf. pp. 164 y 168). Se cierra
así el círculo de sentido, pero se abre la pregunta por el cómo se declina
vitalmente este añadido. Es un elemento más del esqueleto, pero nos queda
buscar la carne vivida que va a sostener este nuevo elemento.
4.3. Una decisión
33 Desde los primeros recuerdos de discernimiento vocacional, Dehon siente
y tiene presente una inclinación por la vida religiosa. Es una “herida” que
permanece siempre abierta.
34 Cerrada, más o menos, una primera parte de su recorrido espiritual-
vocacional-formativo, se dibuja el que creo que es el otro gran punto de
inflexión, íntimamente unido al anterior, y que Dehon llama la “gran
decisión” (cf. p. 195ss.). Una vez incardinado en el clero de la diócesis de
Soissons, ante la frustración por su destino pastoral a San Quintín descrita en
NHV IX,71 (“C’était absolument le contraire de ce que j’avais désiré depuis
des années, une vie de recueillement et d’étude. Fiat!”), y ante la absorción
de fuerzas físicas, psicológicas y espirituales que el ministerio pastoral
provoca en Dehon, emerge la vieja pregunta por la vida religiosa.
35 Como sabemos y hemos dicho, el proyecto de vida religiosa no es nuevo
si no que parece tener unas raíces idealizadas desde el comienzo (como en su
visita de adolescente a la Trapa de Chimay narrada en NHV I,30v, cf. p. 201).
Este inicio presenta una inclinación muy de línea contemplativa (coherente
con su vocación de unión) y martirial (heroica, rápida, contunde, plena…).
Estas inclinaciones se reducen en el Dehon adulto a la necesidad de proteger

10
Dehoniana

su vocación de interioridad a través de una estructura de vida religiosa que la


garantice. Además, fruto de su formación sacerdotal inicial y de sus análisis
de la realidad eclesial y civil francesa, se añade el llamado proyecto de los
estudios.
36 El entretejerse de estos dos hilos es la luz a la cual pueden analizarse los
pasajes biográficos que nos hablan de los intentos de “engañar” a su obispo
para ir a hacer el noviciado de los Padres Espiritanos en Roma (p. 195) o
dejarle partir a Lille para trabajar en la incipiente Universidad católica que
allí se constituye, o sus devaneos con el P. D’Alzon. En esa trama biográfica
vemos repetirse las preguntas: cómo compaginar una estructura que sostenga,
a la vez, su vocación interior (ideal monástico-contemplativo) con el empuje
apostólico (que puede representar ese proyecto de estudios).
37 Pero lo más interesante para nuestro argumento es, a mi parecer, examinar
cómo resuelve esta “gran decisión”, porque se nos evidenciará una dinámica
espiritual más recia, fruto del entrenamiento en el laboratorio seminarístico.
Vemos así cómo renuncia a la propuesta de D’Alzon (tras angustias
inexpresables que cita en NHV IX,65), reconociendo en esta “aventura” una
intervención decisiva de la Providencia (cf. p. 203). Esto ya suena más a una
vida espiritual “real” en la que quien tiene la iniciativa, a quien se obedece es
al Dios “real” ante quien se está sin auxilios, sin protecciones, sin mapas de
ruta previos, con la sola vitalidad de un “ser yo mismo” ya formado.
38 Aunque seguimos sin conocer lo profundo del drama vital, del rostro de
Dios que se dibuja en el alma de Dehon… pese a ello, coincido con el P.
Bourgeois cuando, en sus conclusiones de la p. 204, afirma que esta “gran
cuestión” de la obra de estudios debe centrar nuestra atención, porque es
cuando se revela la verdadera personalidad de León Dehon. A partir de ella
podemos trazar las etapas espirituales en que podemos volver a ver esa fe
probada y vivida en su corazón. Una experiencia que posiblemente no esté
muy descrita, pero sí puesta a prueba. Y esas pruebas no serán pocas ni
pequeñas: la supresión de la Congregación en 1883, tener que renunciar a
dirigir el Colegio San Juan en 1893, las oposiciones internas en el seno de la
Congregación en 1896-97, así como en 1903 acerca del abandono de su
compromiso social.

5. EL CORAZÓN DESCUBIERTO, EL ALMA OCULTA


39 Es arriesgado este título de nuestras últimas líneas. Si por “corazón”
entendemos la persona entera de León Dehon que, a lo largo de las páginas
de NQT y NHV, nos va mostrando su periplo vital, con apuntes suaves acerca
de su estado anímico, físico, espiritual, intelectual, etc. ciertamente podemos
afirmar que el corazón está descubierto. Y si por “alma” entendemos esa
profundidad mayor, esa intimidad tan personal de una criatura puesta ante su

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Dehoniana

Creador, ante su Amor, ante su Amigo, ante su Plenitud… quizás podamos


afirmar también que el alma está oculta. El P. Albert Bourgeois logra
llevarnos a descubrir el corazón de nuestro Fundador, nos da las claves
suficientes para interpretar lo que será una vida espiritual que no se reduce a
sus 28 años de vida iniciales sino que abarcan y dan razón de los 82 años de
León Dehon, fundador de nuestra familia, orientador de nuestros esfuerzos,
maestro de la vida en el Espíritu que lleva a una unión íntima, de corazón a
corazón, de amor a amor, con nuestro Redentor, el Hombre del Costado
abierto y el Corazón nuevo, Jesucristo, nuestro Señor.

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