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GIRARDI, G.

La encarnación en la espiritualidad dehoniana -


Evocando "la experiencia espiritual" del P.
Dehon en Loreto en 1877 y 1894
Dehoniana 2002/1, 89-101
Per la citazione: DEH2002-08-ES

La encarnación
en la espiritualidad dehoniana
Evocando "la experiencia espiritual" del P. Dehon
en Loreto en 1877 y 1894
Oliviero Giuseppe Girardi, scj

PREMISA
1 ¿Por qué este tema? Porque el encuentro del joven canónigo Dehon con
la "inspiración originaria" de la que nacerá, primero, la Congregación de los
"Oblatos del Sagrado Corazón de Jesús", después la "Familia Dehoniana",
aconteció en la santa Casa de Loreto, lugar histórico de la Encarnación.
Omitiendo eventuales reservas sobre la cuestión de la S. Casa, ella es, sin
duda, el lugar que evoca el gran acontecimiento de la "Anunciación del
Señor". Por eso, sobre el frente del altar, en la S. Casa, también el P. Dehon
pudo leer: Hic Verbum caro factum est (Aquí el Verbo se hizo carne).
2 El P. Dehon, el 3 de abril de 1894, escribirá al P. Falleur con un
acercamiento significativo: "Aquí nació la Congregación en 1877". La carta,
conservada en el Archivo Dehoniano, comienza con la fecha: "Loreto, junto
a la Santa Casa, 3 de abril (1894)".
3 ¿Por qué el P. Dehon, a 16 años de su Profesión como "primer Oblato
del Sagrado Corazón" (1878-1894) escribió esta línea tan precisa e
importante? ¿Qué relación veía entre "Aquí el Verbo se hizo carne" y "Aquí
nació la Congregación, la futura Familia Dehoniana"?
4 Encontraremos la respuesta recorriendo su "camino vocacional":
- como persona (hacia 1877),
- como Fundador y Padre de la Familia Dehoniana (de febrero de 1877
al 12 de agosto de 1925).
5 Describiremos las razones y la riqueza del contenido de ésta, su rápido
pero intenso recuerdo aquí, en la S. Casa de Loreto, donde tuvo comienzo el

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extraordinario acontecimiento de la Encarnación; aquí se encuentra


precisamente la "fuente carismática" de aquélla que él llamó la Congregación
y que, hoy, nosotros decimos "Familia Dehoniana".
6 Cuán importante es redescubrir los "manantiales" del agua viva del
Espíritu, de la "savia" que alimenta el árbol de la Familia Dehoniana, es
evidente: el P. Dehon, "raíz" de esta planta, custodia la preciosa "savia" del
Espíritu que le "movió" (LG 45 habla de "impulso del Espíritu" que está al
comienzo de toda fundación) a tomar la iniciativa de la fundación de una
nueva Congregación, que se desarrollaría en una "Familia de vocaciones", la
Familia Dehoniana. Pablo VI, en el inmediato post-concilio, lo decía con
fuerza: "Queréis renovaros en el espíritu, en la vida, en las obras, id a sacar
la ‘savia’ en la ‘raíz’, el Fundador, el Padre de la Familia Dehoniana". En la
carta del 3 de abril de 1894, volviendo con emoción a Loreto en un momento
particularmente difícil y doloroso (en 1889 al 1896) sufrí -según sus palabras-
"una prueba muy dolorosa del Consummatum est", es decir, la supresión de
la Congregación en 1883, después de haber escrito: "Es aquí donde nació la
Congregación en 1877", añade: "¡Pueda la Congregación encontrar hoy una
nueva vida!". Sentía, también él, la importancia de sacar todavía del
"manantial".
7 Acompañamos, por tanto, esta su "experiencia espiritual", desarrollando
nuestro tema en tres partes:
I. El camino vocacional de León Dehon:
- como persona
- como Fundador y Padre de la Familia Dehoniana
II. La dinámica de la Encarnación:
- el Ecce venio del Verbo que entra en el mundo
- el Ecce ancilla de María que lo acoge y lo da
III. La dinámica de la transformación y "consagración" del mundo:
- es siempre el encuentro de "dos oblaciones"
- vocación y misión de los Laicos Dehonianos (LG 34: "Así, también
los laicos, dondequiera que trabajen santamente, consagran el mundo
a Dios").

I. El camino vocacional del P. Dehon


Como persona
Como Fundador y Padre de la Familia Dehoniana
8 Al recorrer este camino no permite individualizar las líneas carismáticas
del Proyecto que está en el origen de la Familia Dehoniana y motiva la
presencia y la misión en la Iglesia y en la sociedad de hoy.

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9 Y porque, en este lugar particular, nos es grato ver a Loreto en el centro


y en los orígenes de una historia de fundación que nos envuelve a todos.
10 Comprenderemos mejor, así, cuál sea el "núcleo" vital de nuestra
vocación dehoniana:
- porque, partiendo de Loreto, y entrando en su diócesis de Soissons,
en San Quintín, el joven canónigo Dehon dice a su obispo sentirse
llamado a fundar los "Oblatos del S. Corazón";
- porque, cuando la haya fundado pondrá en el centro de su programa
de vida que escribirá en el "Directorio Espiritual" bajo el título "El
don de Sí" (n. 8): "En las palabras Ecce venio - Ecce ancilla se
encuentra toda nuestra vocación, nuestro fin, nuestra misión, nuestro
compromiso espiritual y apostólico".
11 El camino vocacional de León Dehon, como persona, va de la Navidad
de 1856 a 1876.
- Navidad 1856, León tiene 13 años; percibe clara y decidida la
"vocación al sacerdocio".
- 1865, a la vuelta del viaje a Oriente que, en la intención de su padre,
habría debido distraerlo de la idea de la vocación; León Dehon, en
cambio, no vuelve a casa; se queda en Roma, va a Pío IX, le confía
lo que siente y el Papa le invita a entrar en el Seminario Francés de
Santa Clara.
- 19 diciembre 1868 es ordenado sacerdote en la Basílica de San Juan
de Letrán, presentes sus padres.
- 1871, durante la experiencia como taquígrafo en el Concilio
Vaticano I había conocido al P. D'Alzon. Era atraído por su proyecto
de dar un alma cristiana a la cultura. Pero su director espiritual, P.
Freyd, le exhorta a ponerse a disposición de su obispo, el cual le
nombra vicario (el 7°, el último) de la basílica de San Quintín.
- 1873, una primera "vuelta" que marcará las futuras opciones de León
Dehon: es designado como director espiritual y confesor de las
"Siervas del S. Corazón" en San Quintín; primer encuentro con León
Harmel en el Congreso de las Asociaciones Obreras en Nantes. Dos
"experiencias", una más espiritual, la otra social, que se convertirán
en estímulo a los dos componentes centrales del Proyecto
Dehoniano, como el P. Dehon lo describirá en sus "Souvenirs" y que
recordaremos más adelante.
- 1876, retiro de Laon donde el discernimiento sobre su atracción a la
"vida religiosa" le prepara para la próxima etapa; llega el nuevo
obispo, Mons. Thibaudier, que le nombra Secretario del Oficio
Diocesano de las Obras Católicas; le quiere también recompensar por
las distintas iniciativas apostólicas y sociales que está promoviendo

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y le nombra canónigo honorario de la catedral de Soissons; le invita


a su primer viaje a Roma y, juntos, pasarán por Loreto.
12 (NB. Mientras tanto, la Fundadora de las Siervas del S. Corazón piensa
en una Congregación de Sacerdotes junto a las Siervas; y la M. Verónica,
con el P. Andrés Prévot, todavía en el clero diocesano, está intentando
precisamente una Congregación sacerdotal. Un cuadro de acontecimientos
en los cuales se mueve la maduración de la "inspiración originaria" del P.
Dehon).
13 El camino vocacional de León Dehon como Fundador y Padre de la
Familia Dehoniana:
- En 1873, como se ha dicho, comenzó de modo embrionario. Pero en
febrero de 18771 que, con una "intuición de fe" (la que el Vaticano II
llamará "impulso del Espíritu" -LG 45- e "inspiración originaria" -
PC 2- el joven canónigo Dehon descubre su vocación de Fundador:
"Aquí, junto a la S. Casa de Loreto".
- Un encuentro profundamente místico con el Misterio de la
Encarnación leído, hoy se diría, "en clave dehoniana". Pasarán 17
años desde aquel febrero de 1877. El P. Dehon había recorrido ya un
camino bastante largo (¡y accidentado!: el "Consumatum est" de la
supresión del Instituto, en 1883; la "resurrección" en marzo de 1884;
y ahora, "la prueba más dolorosa" comenzada en 1889...)2
- El 3 de abril de 1894, él está de nuevo "en Loreto en la Santa Casa".
Fue providencial incluso para nosotros: sin aquello que escribió
entonces, quizá nosotros no habríamos sabido nada de aquella
"iluminación" que, en Loreto, en febrero de 1877, dio "el impulso"
decisivo al canónigo Dehon para dar comienzo a los "Oblatos del S.

1 En el Archivo Dehoniano se conserva una carta que el joven canónigo Dehon escribía

desde "Nuestra Sra. de Loreto, el 14 de febrero de 1877". La carta está dirigida a un amigo
sacerdote que, por el contexto, aparece como su colaborador en el cuidado del Patronato San
José, al que Dehon había dedicado tanto empeño desde 1872 (cfr. G. Manzoni, León Dehon y
su mensaje, pp. 189 y ss.). Escribe en efecto llamando con fuertes sentimientos "nuestros
jóvenes": "Hoy (14 de febrero de 1877) es la visita a Nuestra Sra. de Loreto. He celebrado la
Santa Misa en la casa de la Santa Familia... El pensamiento de nuestros jóvenes me acompaña
por doquier. He pedido a Jesús adolescente, que vivió en este santuario, formarlos a su
semejanza".
2 Quien quiera conocer esta "prueba más dolorosa del Consumatum est" encuentra la

descripción en el cap. 16 de la citada biografía escrita por el P. Manzoni (pp. 301-327); y, con
más amplia documentación en la positio, sobre la fama de santidad y las virtudes del P. Dehon
(vol. I, Biografía documentada, cap. IX, pp. 168-247). Se trata de "tres cuestiones" que ponían
obstáculo a la Causa de beatificación del P. Dehon y que el Proceso Adicional de Soissons
(1958-1961) resolvió plenamente, acrecentando la estima y la veneración por su persona y sus
virtudes.

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Corazón" y, de estos, a la "Familia Dehoniana": "Aquí, en la Santa


Casa de Loreto nació la Congregación en 1877".
14 ¿Qué había acontecido? En febrero de 1877, el joven canónigo,
encontrándose con su obispo en la S. Casa, mientras ya estaba cultivando su
propensión por la "vida religiosa", vio esculpidas, sobre el altar, las palabras
que están en el centro del grandioso evento, del que siempre es memoria viva
esta "Santa Casa": "HIC VERBUM CARO FACTUM EST".
15 Aquí, el don del Padre, que amó tanto a los hombres (Jn 3,16) tomó
carne en el seno virginal de María de Nazaret.
16 Pero cada uno "lee" el Misterio de Cristo y de María, el Misterio de la
Encarnación, a la luz del propio "carisma": ya que ésta es la razón de los
"carismas" que el Espíritu distribuye, ayudar a acoger en la Palabra de Dios,
en el Misterio de Cristo y en los signos de los tiempos el "perfil" de
espiritualidad y de misión que dará identidad a las personas y a las
comunidades de personas llamadas por el Espíritu a un característico
testimonio evangélico y apostólico.
17 Y he aquí, como se verá de las opciones del canónigo Dehon, qué "luz"
invade su ánimo.
18 AQUÍ el Verbo se hizo carne. AQUÍ los comienzos de la grandiosa
historia de la Encarnación que habría obrado la tan esperada esperanza de
"Redención-Reparación".
19 Pero, ¿cómo pudo acontecer todo esto? Con el encuentro de dos
OBLACIONES:
- Al entrar en el mundo el Verbo dijo: "Heme aquí que vengo, oh
Padre, para hacer tu voluntad... En esta voluntad fuimos todos
santificados" (Heb 10, 5-10).
- Pero, ¿cómo llegaría a ser fecunda la Oblación del Verbo si no fuese
acogida la oblación de María? Ecce venio - Ecce ancilla... Y el Verbo
se hizo carne...

II. La dinámica de la Encarnación


El Ecce venio del Verbo que entra en el mundo
El Ecce ancilla de María, que le acoge y lo da
20 Cuando escriba, para sus discípulos, el "Directorio Espiritual", el P.
Dehon precisará sobre el frontispicio: "Estas páginas expresan el espíritu de
nuestra obra como la habíamos concebido ("inspiración originaria") desde
los comienzos: 1877-1881". Dos fechas significativas: la de Loreto y la de la
primera redacción de las Constituciones en San Quintín; la de la primera
transmisión (de 1881 son los "cuadernos" escritos por el entonces novicio del

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P. Dehon, P. Falleur, al que dirigirá la carta desde Loreto, el 3 de abril de


1894).
21 Y en las primeras páginas del Directorio, en el n. 8, el P. Dehon dirá
enseguida que la vocación dehoniana se compendia en el "don de sí" sobre el
modelo del Ecce venio - Ecce ancilla: "En las palabras Ecce venio - Ecce
ancilla se encuentra toda nuestra vocación, nuestro fin, nuestra misión".
22 Como en el encuentro de las "dos oblaciones", del Verbo y de María, se
realizó la Encarnación, principio de la historia de la salvación, así en el
encuentro de nuestra oblación ("don de sí") por Amor, con aquella incesante
del Corazón de Cristo, habremos realizado la característica nuestra "vocación
y misión" en la Iglesia y en el mundo.
23 Lo que había acontecido en Loreto, en febrero de 1877, se manifiesta
claramente en las iniciativas que el canónigo Dehon toma a su vuelta a San
Quintín y con sus mismas palabras:
- En el domingo después de Pascua de aquel año 1877 en la homilía
que él nos transmite en sus "Memorias" (NHV, VII, p. 13) evoca "las
emociones tan dulces que le había dejado la reciente peregrinación a
Loreto: "Había celebrado en el altar del ángel (de la Anunciación),
en el altar del Ave María...".
- Y a su obispo, Mons. Thibaudier, le dice sentirse llamado a fundar la
Congregación de los "OBLATOS del Sagrado Corazón"; nombre que
le será siempre querido y que expresaba para él aquella "inspiración
originaria" que había tomado en la contemplación del Misterio de la
Encarnación, fruto de las "dos oblaciones". Y él buscará proponerse
de nuevo aquel "nombre" que el decreto de la Santa Sede le había
quitado en 1883. No lo conseguirá. Pero la importancia carismática
de aquel "nombre" aparece, para él, por ejemplo, cuando en 1891, da
al "Thesaurus" (recolección de oraciones de la Congregación) el
título "Thesaurus de los Sacerdotes-Oblatos del Sagrado Corazón".
- El 13 de julio de 1877, Mons. Thibaudier dará su consentimiento al
canónigo Dehon para que dé comienzo a la Congregación de los
"Oblatos del Sagrado Corazón", en un colegio para la educación
cristiana de la juventud, el "San Juan" de San Quintín. Y allá, el 28
de junio de 1878, fiesta del Sagrado Corazón, el P. Dehon emitirá su
Profesión Religiosa como "primer Oblato del Sagrado Corazón"
expresando la propia comunión con la oblación de Cristo y de María
mediante el "Pacto de Amor" (su Asistente general, P. Philippe, lo
encontrará entre las cartas del P. Dehon después de su muerte, el 12
de agosto de 1925).
24 Cuan viva fuese la intuición habida en Loreto, en febrero de 1887, se
puede leer también en sus "Memorias" (NHV). El P. Dehon comenzó a
escribirlas en marzo de 1886. Evoca con particulares acentos la coincidencia

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entre su bautismo y la fiesta de la Anunciación. "Fui bautizado el 24 de marzo


(1843)... Eran las primeras vísperas de la fiesta de la Anunciación. Fui feliz,
más tarde, al unir el recuerdo de mi bautismo al del Ecce venio de Nuestro
Señor, y saqué una gran confianza en este acercamiento. El Ecce venio del
Corazón de Jesús ha protegido y bendecido mi ingreso en la vida cristiana...
Allí descubro una atención de la Providencia con vistas a mi vocación actual
de Sacerdote-Hostia (Oblato), Sacerdote Oblato del Corazón de Jesús".
25 De Loreto (febrero 1877) a San Quintín, a Roma, en los países de
misión, hasta los últimos años, en Bruselas, donde en enero de 1925
compendia su fiel "oblación" ratificada por el Pacto de Amor. En el último
cuaderno de su Diario (NQ) en el n. 45 escribe: "El ideal de mi vida, el voto
que formulaba entre lágrimas en mi juventud, era ser misionero y mártir. Me
parece que esto se ha realizado. Misionero lo soy a través de los 100
misioneros y más que tengo en todas las partes del mundo. Mártir, por el
apoyo de Nuestro Señor a mi voto de víctima (Pacto de amor) sobre todo en
los años 1878-1884 hasta el "Consumatum est".
26 El P. Dehon nos dio el ejemplo: En las palabras, en las actitudes del Ecce
venio, del Ecce ancilla, en la disponibilidad generosa del "don de sí", por
amor a Dios y a los hermanos, "está toda nuestra vocación y misión".
27 Él nos presenta una síntesis completa, como una "encarnación" histórica
y fecunda de sus ideales cuando, en 1912, escribe para nosotros sus
"Souvenirs", que considera "su testamento espiritual". Traza el programa de
apostolado, que su generosa disponibilidad le ha permitido realizar y que deja
"en herencia" a sus hijos. "Dos grandes iniciativas, dice, la de conducir
Sacerdotes y fieles al Corazón de Jesús para ofrecerle adoración y amor, y la
de promover, entre el pueblo, el reino de la justicia y de la caridad cristiana".
28 Como es conocido, desde el comienzo de la Revista de la Congregación,
en 1889, […] elegía un título que evidenciaba esta doble perspectiva: El
Reino del Corazón de Jesús en las Almas y en las Sociedades […]
29 Esta prolongación apostólica, misionera de la Encarnación, […] que el
P. Dehon realizó, con la generosa oblación de toda su vida, nos introduce en
las perspectivas abiertas a la Iglesia en la sociedad y en el mundo de hoy, del
Vaticano II, en la reciente Carta Apostólica de Juan Pablo II al abrirse el
nuevo Milenio.

III. La dinámica de la transformación


y "consagración" del mundo

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Es siempre el encuentro de "dos oblaciones"


Misión de los laicos cristianos en el mundo
30 La Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte (Epifanía 2001) parte de
las celebraciones jubilares de la Encarnación, para exhortarnos a dejarnos
comprometer en el "movimiento de la Encarnación" (n. 2) que el Papa ve
concretamente en "enraizarse la Iglesia en el tiempo y en el espacio".
31 Es una apremiante invitación a toda la comunidad eclesial a "entrar en
la historia" al modo del Verbo que se encarna en la historia de la humanidad
con el ardiente deseo de llevar a cabo el proyecto del Padre: Ecce venio para
hacer, oh Dios, tu voluntad. Y la comunidad eclesial lo acoge al modo de
María en la Anunciación: He aquí la esclava del Señor, cúmplase en mí tu
Palabra.
32 El misterio de la Encarnación, fuente del gran proyecto de la
"Reparación" querido por el Amor misericordioso del Padre, pasa siempre en
la historia a través del encuentro de las dos Oblaciones que iluminó al joven
canónigo Dehon en la S. Casa de Loreto: cuando al Ecce venio del Verbo
responde el Ecce ancilla de María, de la comunidad cristiana, la Encarnación
llega a ser Redención del mundo. Esto nos lo recuerda el Papa: comenzó con
su primera encíclica, en 1978 (Redemptor Hominis: Cristo, Redentor del
hombre); aceleró una cada vez más amplia apertura misionera (Redemptoris
Missio, 1990) exhortando a todos los cristianos a compartir la misión del
Redentor en el mundo contemporáneo.
33 Ahora, en esta Carta Apostólica que nos introduce en el tercer milenio,
el Papa vuelve a tomar el tema central del Vaticano II: la realidad dinámica
de la Iglesia-comunión, en la que todas las vocaciones deben ser valoradas
como componentes activos de la misión de la Iglesia en el mundo. Y entre
éstas, se subraya la actualidad y la urgencia de la participación de los laicos.
34 Sería necesario tener presente el n. 46, unido al 47, sobre la pastoral de
la familia. Encontramos aquí una conclusión eficaz y concreta para la
evocación de la experiencia espiritual y apostólica del P. Dehon, evidenciada
por él mismo, con la carta del 3 de abril de 1894, y que le guió en la fundación
de los "Oblatos del Sagrado Corazón", de la futura Familia Dehoniana. En
este "movimiento de la Encarnación" encontramos la dinámica de la vocación
y misión de los dehonianos en la Iglesia y en el mundo.
35 En el n. 46 el Papa reclama la importancia de la "variedad de las
vocaciones" e insiste para que haya "en la comunidad cristiana la capacidad
de hacer un lugar a todos los dones del Espíritu": "Es necesario, escribe el
Papa, que la Iglesia del Tercer Milenio estimule a todos los bautizados y
crismados a tomar conciencia de la propia activa responsabilidad en la vida
y en la misión eclesial... En este contexto alcanza todo su relieve toda
vocación enraizada en la nueva vida recibida en el Bautismo. En particular

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habrá que descubrir mejor la vocación que es propia de los laicos, llamados
como tales a "buscar el reino de Dios tratando las cosas temporales y
ordenándolas a Dios" (LG 31) "y a desarrollar los cometidos propios en la
Iglesia y en el mundo con su acción de evangelización y la santificación del
mundo" (Decreto sobre el Apostolado de los laicos, n. 2).
36 Añade el Santo Padre: "En esta línea, reviste gran importancia el deber
de promover las distintas realidades agregadas tanto en las formas
tradicionales como en aquellas nuevas de movimientos eclesiales".
37 Y en el n. 47: "Debe asegurarse una atención especial a la pastoral de la
Familia tanto más necesaria en un momento histórico como el presente, que
está registrando una crisis difundida enraizada en esta institución
fundamental.
38 ¿No os parece que de esta "S. Casa de Nazaret", primera "iglesia
doméstica" debe tomar nuevo impulso nuestra colaboración para restaurar los
valores cristianos y sociales, en la comunidad humana, a partir de la pastoral
de la Familia?

CONCLUSIÓN
39 Al recobrar "la inspiración originaria" del P. Dehon, iluminada por el
encuentro con la S. Casa de Loreto en febrero de 1877, debemos recordar que
la espiritualidad dehoniana, sin embargo, no es sólo y genéricamente una
"espiritualidad de la Encarnación" sino una espiritualidad que el Espíritu
condujo a la "raíz" del misterio de la Encarnación. Aquello que el canónigo
Dehon comprendió bien, bajo el "impulso del Espíritu" es que sin el ECCE
VENIO del Verbo y sin el ECCE ANCILLA de María, no habría dado
comienzo el Misterio de la Encarnación para la historia de la salvación.
40 El P. Dehon comprendió, pues, que en la "raíz" de la Encarnación hay
una "espiritualidad de oblación", animada por el Amor capaz de hacerse
"don" para activar, en la historia, el designio "reparador" del Padre.
41 La riqueza de esta "intuición dehoniana" encuentra la mejor y más
autorizada confirmación precisamente en el cap. 4º de LG que trata de los
laicos en la misión de la Iglesia. Una misión centrada en la participación de
todos los "consagrados por el Espíritu" en la triple misión (sacerdotal-
profética-real) del Verbo hecho carne, el Cristo. El n. 34 de LG es la
espléndida página "constitutiva" de la misión de los Laicos, que se dejan
implicar por el "movimiento de la Encarnación" hasta la "raíz" de su ser y de
su proyecto de vida, uniéndola, es decir, según el perfil dehoniano al Ecce
venio y al Ecce ancilla de María. En efecto, a estos, dice el n. 34 de LG, (el
sumo y eterno sacerdote Jesucristo), últimamente los une a su vida y a su
misión, concede también parte de su oficio sacerdotal para ejercer un culto
espiritual, a fin de que Dios sea glorificado y los hombres sean salvados.

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42 Por eso, los Laicos, al estar dedicados a Cristo y consagrados por el


Espíritu Santo, son de modo admirable llamados y habilitados para producir
siempre frutos más copiosos por el Espíritu. En efecto, todas sus obras, las
ocasiones y las iniciativas apostólicas, la vida conyugal y familiar, el trabajo
diario, el alivio espiritual y corporal, son realidades en el Espíritu, y todavía
más las molestias de la vida se soportan con paciencia, llegando a ser
sacrificios espirituales agradables a Dios por Jesucristo (cfr. 1Pe 2,5).
43 Y estas cosas, en la celebración de la Eucaristía, son piadosamente
ofrecidas al Padre junto a la Oblación del Cuerpo del Señor.
44 Así, también los Laicos, en cuanto adoradores dondequiera que operen
consagran a Dios el mundo mismo.
45 Esta luminosa conclusión demuestra, al máximo nivel, cuál es la
fecundidad espiritual y apostólica de una vida "en comunión con la Oblación
del Señor" y, por tanto, de una auténtica "vocación-misión dehoniana" vivida
en el mundo, agradable a Dios y fuente de salvación, de "consagración del
mismo mundo a Dios".
46 Es ésta la misión característica de los Laicos cristianos, como nos
recordaba con LG 31, la Carta Apostólica Novo Millennio ineunte en el n. 46
y que LG 33 completa con estas elocuentes expresiones: "Los Laicos están
llamados, sobre todo, a hacer presente y activa la Iglesia en aquellos lugares
y circunstancias en los que ella no pueda llegar a ser sal de la tierra sino por
medio de ellos".
47 Por eso, el cap. IV sobre los Laicos, en LG concluye con las célebres
palabras de la carta a Diogneto: "Lo que es el alma en el cuerpo, esto sean
los cristianos en el mundo".
48 Los Laicos Dehonianos, al sacar de las "fuentes" de la inspiración que
iluminó y guió la obra del P. Dehon y, por tanto, viviendo en comunión con
el Ecce venio de Jesús y el Ecce ancilla de María, harán de "Cristo el Corazón
del mundo".

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P. Olivero Giuseppe Girardi scj (Provincia Italiana Septentrional),


Consejero General (1967-1979) y Procurador General (1979-1998), es
actualmente Procurador general de la Congregación (desde 1981). Desde
1963 ha acompañado el camino de los Laicos Dehonianos, comenzando por
el apostolado de la Reparación en Bolonia, y después a nivel internacional
desde la Curia General.

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