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Esquizofrenia y otros trastornos psicóticos

La esquizofrenia es un grupo de trastornos que se caracteriza por procesos cognitivos


gravemente alterados, desintegración de la personalidad, trastornos afectivos y aislamiento
social, las personas con esquizofrenia pueden perder el contacto con la realidad, ver o escuchar
cosas que no existen en verdad o desarrollar falsas creencias acerca de sí mismas o los demás.

El diagnóstico del trastorno de esquizofrenia incluye síntomas positivos como delirios,


alucinaciones, discurso desorganizado o incoherencia, comportamiento motor muy
desorganizado o catatonía y síntomas negativos como aplanamiento afectivo, confusión mental o
apatía.

Tradicionalmente se distinguen entre 5 tipos de esquizofrenia que son: paranoide, desorganizado,


catatónica, indiferenciado y residual.

Existen también otros trastornos psicóticos entre los cuales se encuentran: el trastorno psicótico
breve y el trastorno esquizofreniforme, que se distinguen de la esquizofrenia por su duración.
Por otra parte, están el trastorno delirante, el cual se caracteriza por delirios persistentes que no
son extraños (situaciones que podrían ocurrir), y que no están acompañados por otras conductas
inusuales o raras; y el trastorno esquizoafectivo incluye un trastorno del estado de ánimo
(depresión mayor o trastorno bipolar) además de síntomas psicóticos por lo menos durante dos
semanas sin tener síntomas prominentes del estado de ánimo. También se menciona el trastorno
psicótico compartido, en este una persona que tiene una relación cercana con un individuo que
tiene creencias delirantes o psicóticas comienza a aceptarlos. Este último trastorno es raro y más
prevalente entre aquellos que están aislados en el aspecto social.

En cuanto al curso del trastorno en la mayoría de los casos la personalidad premórbida del
individuo muestra algún impedimento. La mayoría de las personas con esquizofrenia se
recuperan gradualmente y no de repente. Los factores asociados a una recuperación positiva
incluyen el género (las mujeres se recuperan más), estar casado, tener un nivel de
funcionamiento premórbido más alto y una mejor formación educativa.

Sobre la etiología de la esquizofrenia está claro que la genética juega un papel importante, en
estudios con gemelos monocigóticos se ha encontrado un 49% de riesgo de morbilidad, entre
otros factores biológicos que influyen están la desregulación de neurotransmisores y daños
físicos. Los factores psicológicos incluyen traumas infantiles, depresión, baja autoestima, uso de
drogas, entre los aspectos sociales y culturales: estar expuesto al maltrato, interacciones
disfuncionales familiares, pobreza, migración, adversidades sociales, género (diferencias en la
edad de inicio).

La esquizofrenia se trata con fármacos antipsicóticos en conjunto con algún tipo de terapia
psicosocial.

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