Está en la página 1de 82

CRUZAR FRONTERAS EN TIEMPOS DE GLOBALIZACIÓN

ESTUDIOS MIGRATORIOS EN ANTROPOLOGÍA

INTRODUCCIÓN. COMUNIDADES CAMPESINAS, CIUDADES COLONIALES Y METRÓPOLIS GLOBALES


Con la Globalización, procesos socioeconómicos contradictorios (se eliminan barreras para la
circulación del capital y se levantan para refugiados y migrantes). Favoreciendo relaciones
asimétricas entre países y discursos nacionalistas que entienden las migraciones como una amenaza
y un problema. Esto fortifica fronteras geopolíticas (controles de frontera) y endurece las
condiciones de incorporación (fronteras basadas en género, etnicidad, nacionalidad, sexualidad,
estatus migratorio y ciudadanía). “Cruce de fronteras” se concibe en antropología como un
fenómeno social y cultural de carácter multidimensional. Primeras investigaciones de la antropología
en estudio de las migraciones: Escuela Chicago.
Este libro revisa los contextos y desarrollos de los estudios migratorios en la antropología social y
cultural, así como de otras disciplinas afines. Seleccionando algunas de las etnografías más
representativas y contextualizándolas en 3 periodos históricos (entreguerras, Guerra
Fríadescolonización, globalización). Desplazamientos desde comunidades campesinas y aldeas
rurales emisoras hasta ciudades, enclaves coloniales y metrópolis globales de asentamiento.
“Globalización”: como fenómeno social, hace referencia a las interconexiones que, como
consecuencia de la expansión del capitalismo, se han ido dando alrededor del mundo, propiciando
cada vez con mayor intensidad movimientos transfronterizos de capital, mercancías, información y
de personas (pie p.18).
Migraciones campesinas antes de la Primera Guerra Mundial
Entre finales s.XIX y PGM, por la industrialización y extensión agricultura, oleadas migratorias de
trabajadores. Controles fronterizos bastante flexibles.
2 modelos de análisis, en orden cronológico de los estudios:
- Desplazamientos como consecuencia de factores económicos, exclusivamente: estudios de
trabajadores y migrantes en Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda, del campo a la ciudad y de
Europa a América (Las Leyes de Migración de Ravenstein)
- Desplazamientos y nuevas formas de organización que también se explican y analizan
teniendo en cuenta los cambios sociales: en el caso de los trabajadores polacos, cambios
debidos a la dependencia política (estudio campesinos polacos en Europa y América).
Auge nacionalismos tras PGM, las restricciones políticas frenan estas migraciones.
En EEUU se prohíben o limitan las migraciones de Asia y el este y sur de Europa; así, recurren a la
mano de obra de migrantes mexicanos.
Migrantes campesinos en Estados Unidos y México
En este estudio destaca el enfoque en el cambio cultural entendido como asimilación de los
migrantes mexicanos a la sociedad estadounidense y a su retorno como potenciales agentes del
desarrollo del México postrevolucionario.
También se estudian los cambios en entornos rurales de México y los desplazamientos a las
ciudades, a la capital sobre todo. Del continuo “folk-urbano y aculturación” de Robert Redfield, a la
crítica de Oscar Lewis, “cultura de la pobreza”, “urbanización sin ruptura”.
Migraciones africanas a enclaves coloniales (británicas: Sudáfrica y Zambia)
Se estudia el asentamiento de los trabajadores africanos (principalmente hombres) en la ciudad y
sus consecuencias para sus comunidades de origen: escasez de alimentos. Wilson incluye por
primera vez la influencia de la economía mundial en el análisis de estos procesos.
Migraciones a metrópolis globales y familias transnacionales
Hasta los 70: estudios basados en Tª Ravenstein = Tª del equilibrio, consideran factores meramente
económicos/laborales (expulsión/atracción). Desde los 70: aproximaciones de carácter histórico
estructural, teniendo en cuenta problemas relacionados con desigualdades político-económicas
generadas por el capitalismo, el colonialismo y la globalización. Teniendo en cuenta el marco
estructural y los cambios tanto de los países emisores como receptores. Desarrollo de redes
migratorias. Movimientos migratorios como proceso dinámico y acumulativo. Finales de los 80:
aproximaciones de carácter transnacional: migraciones como consecuencia de la globalización. Se
destaca la centralidad de la etnografía y la idea de que los actuales migrantes echan raíces tanto en
las sociedades donde se asientan como en las de origen. Ejemplo migración centroamericana a la
región metropolitana de Whashington DC, que surge en la Guerra Fría; refugiados de las guerras en
Centroamérica, mantienen y reproducen sus familias en espacios transnacionales.

1. MIGRANTES MEXICANOS EN ESTADOS UNIDOS. CRUCE Y RECRUCE DE FRONTERA, RETORNO Y


DESARROLLO NACIONAL p.29
Mediados s.XIX se establece la actual frontera entre México y EEUU. Hasta los años 20 se intensifican
los desplazamientos. Con el “cruce y recruce” de esta frontera emergieron y se desarrollaron
culturas de carácter transfronterizo. Auge nacionalismos tras PGM, en EEUU se prohíben las
migraciones de Asia y se limitan las del este y sur de Europa; así, mano de obra principal: migrantes
mexicanos. Esto termina con la Gran Depresión: aumento deportaciones y retorno de miles de ellos
a México. No obstante, las migraciones de trabajadores mexicanos a EEUU no cesan, situación
estable hasta los sesenta; migraciones que van extendiéndose desde el sur a los estados del norte de
EEUU.

La Escuela de Chicago y las migraciones mexicanas en Estados Unidos


Robert Redfield emplea método para explicar y anticipar conductas y razones por las que la gente
actúa, cómo las piensan y las asumen. Manuel Gamio: primer antropólogo en hacer trabajo de
campo sobre migraciones transnacionales y primer científico social mexicano en estudiar las
migraciones mexicanas en EEUU. De su trabajo destaca: modelo etnográfico de carácter
transnacional, la información que ofrece sobre estos procesos migratorios a partir de las propias
experiencias de los informantes, sus trayectorias migratorias antes, durante y después de cruzar la
frontera, sus incorporaciones al mercado laboral estadounidense, las condiciones para adaptarse y
asentarse en EEUU, sus relaciones con las sociedades de origen, así como sus ideas sobre el retorno
de los migrantes y su potencial contribución al desarrollo económico del México postrevolucionario.

Migraciones, cruces de fronteras y mercado laboral


Migraciones mexicanas entre 1910 y 1920 se intensifican. Manuel Gamio destaca la importancia que
adquiría la información que los potenciales migrantes recibían de familiares y/o paisanos con
respecto a las oportunidades laborales y salarios a los que podían aspirar en EEUU. Este era el
principal motivo que explicaba las migraciones, considerándolos fenómenos eminentemente
económicos, siguiendo el modelo de E.G. Ravenstein. A pesar de considerar otros factores de
carácter histórico, social y cultural, lo importante son las diferencias salariales como factor de
expulsión y la demanda del mercado laboral como factor de atracción. Factor de expulsión en la
segunda mitad s.XX, “desórdenes de los períodos revolucionarios” y de atracción “nuevas
necesidades del mercado laboral”.
Trabajos en condiciones duras, temporales y poco remunerados hacen que los migrantes mexicanos
no decidieran asentarse, como sí lo hicieron otros grupos de inmigrantes. Entre los mexicanos alto
porcentaje de movilidad laboral, cambiando de trabajo o yendo y volviendo de México. Dificultades
para calcular el número de migrantes mexicanos desplazados, cifras oficiales de EEUU incorrectas.
Técnica de obtención de datos de Manuel Gamio: listas de giros postales de las remesas. Aunque los
migrantes mexicanos tenían peores condiciones que otros grupos étnicos, tenían mejores
condiciones de vida que en México. Así, concluye que las migraciones temporales eran beneficiosas
para ambos países (mano de obra para USA, mejores condiciones de vida para los mexicanos).
Migraciones permanentes perjudiciales para ambos países (conflictos laborales y étnicos en USA,
pérdida trabajadores para México).

Identidad nacional, exclusión social y asimilación


Asimilación o exclusión social, en relación con la identidad nacional. En CCSS, el concepto de
asimilación se refiere a los cambios culturales que los miembros de una sociedad modifican o
sustituyen, de manera inducida o impuesta, perdiendo sus rasgos culturales originales para
identificarse con otra cultura generalmente mayoritaria o dominante como consecuencia de las
migraciones o del asentamiento de distintos grupos con culturas diferentes en un mismo territorio.
Estudios de la Escuela de Chicago de inmigrantes europeos en EEUU, consideran la asimilación como
un proceso unilineal e inevitable de pérdida total de las culturas premigratorias que se inicia con el
asentamiento y resocialización de la 1ª generación, y sigue con las siguientes. Desde entonces, el
asentamiento: mayor preocupación de los estudios migratorios. No se consideran en su análisis los
contextos históricos ni las estructuras dominantes que pudieran influir en la adaptación de los
migrantes. Con estas teorías se han propiciado: 1. esencialización de conceptos como “nacionales y
extranjeros”, como binomios analíticos; 2. racialización de conceptos referidos a orígenes nacionales
como valores que han legitimado el “racismo científico” en los estudios migratorios y narrativas
hegemónicas basadas en “raza y nación”. Desde esta tendencia se justifican políticas de “exclusión
social” de ciertos grupos de inmigrantes considerados como “racialmente” diferentes, incapaces de
asimilarse a las sociedades de asentamiento (Wimmer y Schiller, 2003). Tres tipos de inmigrantes
mexicanos: indígenas, mestizos y blancos. Blancos y minoría de mestizos representan el estrato
social más alto. Factores biologicistas relacionados con los rasgos físicos explican una mejor
asimilación. Mayoría de migrantes en EEUU, mestizos. En las narrativas de los informantes de
Manuel Gamio, la identidad mexicana aparece también como una de las máximas expresiones
culturales que impiden su asimilación en EEUU; rechazo a la adquisición de la ciudadanía
estadounidense y sus expresiones culturales. La pérdida de expresiones culturales originales se
interpreta como síntoma “más de desorganización social que de asimilación”, resultado de la
individualización y relajación de los controles del grupo primario. Gamio rechaza el determinismo
biologicista, pero mantiene perspectivas evolucionistas decimonónicas. Se diferencia de la Escuela
de Chicago por su perspectiva transnacional.

Migración, retorno y desarrollo


Retorno como oportunidad de “modernización”. Desarrollo de México vinculado al desarrollo de
USA. Gamio, partidario de migraciones temporales, no permanentes. Retorno a México para
desarrollo/progreso. Con la depresión de los años 30, se agudizan los retornos y las repatriaciones.
Idea de progreso eminentemente tecnológico, sin atender estructuras políticas, económicas y
culturales dominantes. Concepción en México de que los patrones culturales de la población
indígena incompatibles con la “modernización”. Mantiene así cierto evolucionismo eurocéntrico
sobre el desarrollo.
Migraciones y relaciones transnacionales
Estas investigaciones de Manuel Gamio no tuvieron continuidad en la antropología mexicana, no se
conocieron ahí hasta los 70. Además, Manuel Gamio dedicó el resto de su carrera académica y
política a la integración de las poblaciones indígenas mexicanas, en su significado de aculturación, en
el proyecto nacional de “modernización”; considerando a los migrantes expatriados o retornados
como agentes de cambio social y cultural para impulsar el desarrollo agrícola e industrial del país.
Estas investigaciones adquieren mayor interés con la intensificación de las migraciones mexicanas a
EEUU en las últimas décadas del s.XX. Estudian estos movimientos para comprender y comparar
históricamente aspectos relacionados con los modos de incorporación y adaptación, así como sus
relaciones con las sociedades de origen. También adquieren especial interés hoy otros aspectos que
tienen que ver con relaciones de carácter transnacional. Gamio fue pionero en advertir la
importancia del pentecostalismo y el papel de las creencias y prácticas religiosas en los procesos
migratorios. Religión como medio de adaptación y análisis del cambio religioso como consecuencia
de la experiencia migratoria.

2. CAMPESINOS TEPOZTECOS EN LA CIUDAD: COMUNIDADES DE ORIGEN, MIGRACIONES Y


CAMBIO CULTURAL p.51
Robert Redfield, de la Escuela de Chicago y de tradición boasiana de la antropología norteamericana,
inicia su trabajo en Tepoztlán (4.000 habitantes) en 1926 y 1927 (Tepoztlán, a Mexican Village,
1930), centrándose en las transformaciones sociales y cambios culturales de las comunidades
campesinas.
Entre 1931 y 1934 realizó un proyecto comparativo sobre la influencia de las ciudades en las
comunidades campesinas de Yucatán (The Folk Culture of Yucatán, 1941). Compara 2 comunidades
tradicionales y 2 urbanas. Se centra en lo denominado “sociedad y cultura folk” en comunidades
campesinas, proponiendo las ideas de continuo folk-urbano y aculturación como problemas
centrales de estudio sobre el cambio cultural de estas sociedades. Cambios socioculturales como
consecuencia de la influencia de los desplazamientos de sus miembros a las ciudades. La comunidad
campesina de Chan Kom (Yucatán) y la comunidad maya de Tusik, aunque ambos se dedican
exclusivamente a la agricultura, difieren en la aceptación de las influencias de la vida urbana y de las
instituciones nacionales del estado mexicano; mayor aceptación en Chan Kom, reacios a ambas
influencias en Tusik.
10 años más tarde, Oscar Lewis de la Escuela de Chicago continúa con las investigaciones en
Tepoztlán refutando algunos datos de Robert Redfield. Los migrantes, sus familias y comunidades se
convierten en unidades de análisis.
En 1950, 17 años más tarde, Robert R. vuelve a Chan Kom para contrastar sus resultados. Ésta y otras
investigaciones realizadas durante este periodo harán que la revisita o reestudio de campo se
convierta en un género de investigación de la antropología, para comprender mejor los cambios
socioculturales de estas sociedades durante un periodo extenso de tiempo. Otro ejemplo:
investigaciones de Robert van Kemper (1976 y 2010) de la comunidad campesina de Tzinzuntzan y
sus procesos migratorios a Ciudad de México; más tarde a Guadalajara, Tijuana y migraciones
transnacionales. Aunque parte del paradigma funcionalista, replantea estos procesos “en términos
de relaciones políticas-económicas entre la ciudad y el campo”. Se estudian los procesos y
consecuencias tanto en la comunidad de origen como en las ciudades de asentamiento. Redefine las
fronteras de este tipo de comunidad tradicional como “comunidad extendida” al percatarse que, a
pesar de las décadas que los migrantes llevaban fuera, mantenían relaciones socioculturales con su
comunidad de origen y compartían el sentido de pertenencia e identidades culturales.

Tepoztlán, representación de sociedad folk


Las comunidades de Tepoztlán son sociedades folk, y de esta idea parten las investigaciones de
Robert R. Las comunidades de Tusik y Ciudad de México representan dos extremos de las minorías
mexicanas. La cultura folk de Tepoztlán y Chan Kom representa a la mayor parte de la población. “La
desorganización y reorganización de la cultura folk” como consecuencia de la progresiva influencia
que se estaba dando en la ciudad.
Definición concepto “sociedad folk”: sociedades pequeñas, aisladas, ágrafas, homogéneas, basadas
en convenciones dentro de un sistema coherente y con un fuerte sentido de solidaridad de grupo. En
contraste con la sociedad urbana moderna cuya economía se basa en el estatus y la producción de lo
que se consume. El aislamiento hace que la cultura e instituciones de las sociedades folk se
mantenga de generación en generación; cultura bien organizada. El asentamiento de sus migrantes
en ciudades mexicanas se caracteriza por la desorganización social y el desarrollo de normas
individualistas.

Campesinos tepoztecos en la ciudad


Las mayores diferencias culturales no se dan entre regiones sino entre las poblaciones del campo y la
ciudad. En Tepoztlán llaman correctos a los que mayor contacto han tenido con la ciudad y tontos a
los que no. Diferencias que se acentúan en el periodo revolucionario; diferencia entre los que se
refugiaron en las colinas y los que tenían recursos o familia en la ciudad. En la capital, los tepoztecos
se organizan y se reúnen; piensan en el retorno “un proyecto de progreso” para el municipio con el
ideal de recobrar la cultura folk de sus comunidades (idealización romántica de sus lenguas nativas,
revitalización simbólica de un patriotismo de carácter local), consecuencia del impacto o “choque
cultural”. Pero pocos correctos regresaron después de la revolución. Registro de una persona que
volvió, cuya historia de vida muestra “la desorganización cultural” que experimentan los campesinos
migrantes que regresan, marginados por la migración.

Tepoztlán revisitada y reestudiada


Oscar Lewis en los 40, continúa con las investigaciones de Robert R., analizando los cambios
culturales producidos desde entonces, con la finalidad de proveer a las instituciones
gubernamentales relacionadas con áreas rurales del conocimiento adecuado sobre la psicología y
necesidades de las poblaciones campesinas. Más que continuar con la investigación, lo que hace es
reestudiar Tepoztlán.
Discrepancias tanto factuales como fundamentales sobre la sociedad.
Para Lewis, Robert R. prestó poca atención a la pobreza, los problemas económicos y rivalidades
políticas que él había detectado. Observó individualismo, falta de cooperación, tensiones, envidia y
desconfianza en sus relaciones interpersonales. Además, desmiente el hecho de que correctos se
asocie a la vida urbana y tontos a la rural; diferencia de clase social o personalidad, no relativo al
campo o la ciudad.
Otra crítica: al considerar la ciudad como única fuente de cambio cultural de sus miembros, Redfield
excluye o deja de lado otros factores internos y externos. Desmiente que se produzca la
“desorganización” entre las familias tepoztecas, de hecho, se refuerzan algunas instituciones y
costumbres tradicionales.
Según Lewis, Robert R. se centró en un único proceso cultural sobre la evolución de lo folk a lo
urbano, teniendo en cuenta solo de manera incidental el contexto histórico, geográfico y cultural.
Las diferencias y contradicciones entre ambas investigaciones no tienen que ver tanto con la
diferencia temporal, sino con los recursos para su realización y cambios epistemológicos que se
habían dado en la antropología (influencia del psicoanálisis en esta nueva corriente: las culturas se
pueden explicar según patrones de comportamientos propios de las personalidades de los
individuos).
El continuo folk-urbano y la aculturación como cambio cultural
La idea de desorganización social centra las interpretaciones sobre cambio cultural para subrayar la
disminución de la influencia de las reglas sociales de las sociedades de origen de los migrantes,
comunidades campesinas, en sus comportamientos en la ciudad. A partir de estas proposiciones,
además del concepto de desorganización cultural, se desarrollan los de secularización e
individualización, considerándolos casualmente interrelacionados (*discrepo con casual), la idea del
continuo folk-urbano como marco explicativo para analizar los cambios culturales; según este
esquema, las migraciones a la ciudad tienen un impacto positivo en el desarrollo de las comunidades
de origen, ya que sus miembros incorporan las innovaciones y conocimientos que adquieren en la
ciudad. Modelo funcionalista con ideas del difusionismo que se sitúan en un esquema lineal
marcadamente evolucionista (Martínez Veiga, 2010). El cambio cultural de los migrantes y su
influencia se fundamentan en dualismos que contraponen campo/tradición y ciudad/desarrollo. Los
centros urbanos, dinámicos y cambiantes, representan ámbitos de difusión para el desarrollo frente
a la cultura folk, estática y tradicional/conservadora.
Años 50, nuevo marco explicativo: teoría de la modernización, influenciado por teorías económicas
neoclásicas (asociado con el trabajo de Weber). Síntesis de los modelos antropológicos y sociológicos
sobre cambio social y el papel de los migrantes. Concepción eurocéntrica, tiene como única
referencia de desarrollo del capitalismo y los procesos de industrialización que se dan en Europa y
EEUU. Con la idea del continuo folk-urbano, Robert R. se convierte en el punto de partida de la
mayor parte de las investigaciones sobre migración y desarrollo que se llevaron a cabo en EEUU en
los 70. Este continuo folk-urbano se entiende como una progresión que tendría un impacto positivo
en las comunidades de origen al romper con las estructuras tradicionales de sus comunidades de
origen, como consecuencia de la asimilación de sus miembros migrantes en las ciudades.
Otro concepto: aculturación: proceso de reajuste o adaptación de poblaciones que se encuentran
entre dos sistemas socioculturales que repentinamente entran en contacto. En este proceso se
impone la cultura dominante, constriñen su significado a aquellos aspectos del cambio cultural que
resulten del contacto directo entre distintas poblaciones, ya sean de tradición escrita o ágrafa. Este
análisis se impuso como modelo de políticas públicas dirigidas a la asimilación o “integración
nacional” de poblaciones indígenas en América Latina. Críticas al concepto: concepción
reduccionista, unidireccional y eurocéntrica sobre el cambio cultural; y ausencia en su análisis de
condiciones estructurales. Fernando Ortiz (1940) propone como alternativa el concepto de
transculturación (en contraposición con el carácter unilineal de la aculturación). El concepto de
aculturación se sigue empleando en los actuales estudios migratorios, fundamentalmente desde la
sociología y psicología (dimensión psicológica que Robert R. no contempló y que distorsiona su
significado original) (*poder palabras cita 1984). Reproducen marcos teóricos asimilacionistas
vinculados a ideologías nacionalistas que impiden observar la multiplicidad de variables que
intervienen en los procesos de reidentificaciones culturales. A pesar de la controversia, estos
estudios fueron un intento de acercamiento a los problemas sociales y un compromiso de los
antropólogos con aspectos políticos relacionados con la inmigración y el racismo dominante durante
el periodo de entreguerras en las principales sociedades receptoras de migrantes. (*antropología
útil, práctica, profesional)

La migración tepozteca a la Ciudad de México


Oscar Lewis estudió las migraciones de los tepoztecos a Ciudad de México, para llegar a reafirmar su
hipótesis de que los campesinos que se asentaban en las ciudades no sufrían procesos de
desorganización social. Introdujo innovaciones metodológicas en el trabajo de campo; siguiendo el
modelo clásico de la etnografía en antropología, publicó lo que él denomina etnografías realistas,
basadas en historias de vida autobiográficas: Antropología de la pobreza, 1961 (compara 5 familias
de estratos sociales diferentes); y Los hijos de Sánchez, 1964 (autobiografía de Jesús Schez y sus 4
hijos). Ofrece una visión interna de la vida de la familia y de su asentamiento en barrios marginales
de una gran metrópolis como Ciudad de México. En suma, compagina técnicas tradicionales en
antropología en la obtención de datos empíricos, con otras técnicas de la sociología y la psicología.
Otra aportación o innovación: pasa de la comunidad tradicional como unidad de análisis a la familia
en contextos urbanos. Lewis considera que en contextos de dispersión residencial de migrantes
procedentes de una misma comunidad, la familia se convierte en una “unidad natural de estudio”,
aplicando las mismas categorías conceptuales de la antropología en los estudios de comunidades
tradicionales desde distintas aproximaciones: organizando la información de la misma forma (cultura
material, economía, religión, relaciones sociales, etc.) y comparando la cultura de las familias con el
mundo externo. Observa a la familia a través de la perspectiva de cada uno de sus miembros
mediante la técnica de la autobiografía. Incorpora el estudio de las sociedades de origen. Difiere de
los estudios previos de las sociedades de origen en la novedad que supuso la extensión de sus
investigaciones de campo durante dos décadas centradas en una misma comunidad de origen.
3 fases de investigación que le permiten comprender: 1. Procesos de adaptación (urbanización) de
los migrantes. 2. Sus cambios culturales individuales y familiares en la ciudad. 3. Comparaciones de
sus relaciones sociales e interpersonales con sus comunidades de origen; para relacionar estos
análisis con los problemas teóricos más generales que se plantean sobre el cambio cultural en las
ciencias sociales.

Adaptaciones “sin ruptura” y “cultura de la pobreza” en la ciudad


Lewis divide la migración tepozteca en 3 periodos: 1. Antes de la Revolución Mexicana de 1910
(sobre todo varones jóvenes buscando educación superior y mejores oportunidades de empleo, la
mayoría lo consiguió). 2. Durante la Revolución, entre 1910 y 1920 (exilio de las familias de los
caciques que huyeron de los zapatistas y otras familias de todos los niveles sociales que
abandonaron Tepoztlán como consecuencia de la destrucción de sus hogares, la mayoría regresaron
al finalizar el enfrentamiento armado; la mayoría de la muestra de Lewis se desplazó en este
periodo). 3. Después de la Revolución (transformaciones sociales que terminaron con la economía
semifeudal, iniciando políticas de distribución de tierras, fortaleciendo la clase obrera, favoreció la
emancipación de indígenas y extendió la educación pública), entre 1920 y 1950 se ralentizan las
transformaciones y gran crecimiento demográfico en todo el país, políticas encaminadas a la
industrialización; la economía agrícola de los pueblos cambió poco y, junto con el aumento de la
población, muchos emigraron a ciudades mexicanas y EEUU (Programa de Braceros de 1942), para
buscar mejores oportunidades educativas y económicas; estos migrantes representan un cuarto de
la muestra.
Lewis reafirma: los migrantes campesinos no sufren necesariamente cambios traumáticos y
desorganización social en su adaptación a la ciudad. Este proceso “asume formas y significados
diferentes” que dependen de condiciones históricas, económicas, sociales y culturales; dándose
pocas evidencias de desorganización y desintegración; frente a la familia extensa en Tepoztlán, que
muestra su solidaridad solo en tiempos de crisis, ésta aumenta al tener que enfrentarse a las
dificultades que se encuentran en la ciudad. No se debilita la autoridad de los padres, aunque los
hijos tengan mayor libertad; la religión es similar, mayor participación en la ciudad. Es un proceso de
adaptación “sin ruptura”, en el que destaca la importancia de las relaciones que se mantienen con su
comunidad de origen.
Otra consecuencia de las migraciones a la ciudad: asentamiento de muchos campesinos en áreas
residenciales marginales, que favorecía el desarrollo y mantenimiento de lo que denominó “cultura
de la pobreza” como una condición persistente que perpetúa la pobreza en las ciudades. Obligados a
adaptarse desde una posición marginal a los contextos urbanos generados por el capitalismo y su
estructura de clases, los migrantes campesinos desarrollan valores, costumbres y actitudes de esta
cultura que transmiten de una generación a otra limitando la movilidad social. Según Lewis, esta
cultura también se ha desarrollado en otros contextos históricos (y otros países) cuando el sistema
económico de una sociedad estratificada se quiebra o se reemplaza por otro. Esta cultura constituye
una respuesta adaptativa a las condiciones de marginalidad, desarrollando modalidades y patrones
sociopsicológicos específicos.
Posteriores estudios no confirman el desarrollo de la cultura de la pobreza y refutan sus argumentos,
los migrantes más pobres comparten en su proceso de adaptación a las ciudades los mismos valores
culturales que los de la clase media. C.A. Valentine rechaza que la cultura de la pobreza sea una
subcultura de la sociedad occidental, son patrones determinados por condiciones estructurales de la
sociedad más amplia, no como resultado del desarrollo de una cultura. A lo que Lewis responde que
esta cultura era una reacción de los pobres a su posición marginal en sociedades estratificadas en
clases y altamente individualistas. Hace una aproximación estructural de la pobreza, se anticipa al
estructuralismo histórico. Ejemplo de cómo construcciones de carácter eminentemente culturalistas
pueden terminar ocultando otras relaciones sociales de poder. Según Bourgois (1996), la cultura de
la pobreza se ha utilizado para culpabilizar a las víctimas y justificar políticas encaminadas a no
proveer de oportunidades a esta población a través de programas sociales. Las políticas neoliberales
de las últimas décadas rescatan esta idea para justificar recortes de los derechos de los trabajadores
y reformas.

3. DE EAST LONDON COPPERBELT. TRABAJADORES AFRICANOS EN CIUDADES COLONIALES p.73


Descubrimiento de minas en Sudáfrica y Zambia, explotación y expansión colonial que prosigue a
finales del s.XIX, se inicia periodo de rápida industrialización forzando desplazamientos de
trabajadores africanos desde las reservas establecidas durante el colonialismo a las regiones
mineras, a plantaciones, granjas y ciudades coloniales. Trabajadores temporales que estaban
obligados a regresar a sus comunidades de origen; “migrantes circulares”, desplazamientos que se
intensifican tras la SGM. Muchos controles fronterizos, poca infraestructura para su asentamiento,
bajos salarios. “Mercado segmentado de trabajo” que, al tiempo que ofrecía a los trabajadores
europeos las mejores posiciones laborales, relegaba a los africanos a las más bajas, con trabajos
temporales de bajo salario.
En el periodo de entreguerras, primeras investigaciones (Monica Hunter y Audrey I. Richards) de la
antropología social británica en el campo de las migraciones, que apenas tuvieron continuidad; sus
aportaciones: las novedosas aproximaciones epistemológicas en migraciones, estudios urbanos y del
desarrollo; y el distanciamiento de los paradigmas del funcionalismo estructural de la antropología
social británica (seguimiento de los informantes desde sus aldeas rurales a las ciudades coloniales).
Estas investigaciones surgen a partir de la propuesta (funcionalista) de la “antropología del cambio
nativo” que propone Bronislaw Malinowski (2009{1929}).

Antropología del cambio nativo y migraciones


De acuerdo con el paradigma funcionalista del “cambio nativo”, Hunter y Richards inician sus
trabajos en 1930; Hunter de los pondo de Sudáfrica y Richards con los bemba de Zambia.
Investigaciones a las que suceden otras de también estudiantes de Malinowski, sobre Botsuana,
Malawi y otros territorios coloniales.
Migraciones pondo a la ciudad sudafricana de East London
Objetivo: estudiar el cambio cultural en las poblaciones africanas como consecuencia de su contacto
con los europeos. Hunter analiza las instituciones sociales tradicionales de los pondo de la reserva, y
los cambios culturales derivados de las migraciones. Sistema social tradicional muy expuesto
despierta el interés de Hunter en estudiar las migraciones. La creciente falta de tierras, el pago de
impuestos y el deseo de adquirir bienes de consumo europeos lleva a los pondo a trabajar como
asalariados para los europeos en minas, granjas y ciudades. Destaca el aumento de las migraciones
de mujeres para trabajar en el servicio doméstico con familias europeas. Estos migrantes temporales
competían con los permanentes al recibir menores salarios, planes para evitar la competencia. En las
ciudades sudafricanas, la población nativa tenía que residir en “suburbios marginales”. Frente a las
comunidades de origen, los migrantes pondo no contaban con autoridades representativas, lo que
hacía que no se dieran las condiciones que en las aldeas favorecía el mantenimiento de vínculos de
solidaridad entre parientes. Considera que las condiciones económicas que producen la llegada de
los europeos es el primer factor que influye en los cambios culturales, afectando a la pérdida del
sistema tradicional de interdependencia económica. Hunter concluye que los pondo
económicamente pierden por el contacto con los europeos, porque adquieren nuevos hábitos de
consumo y poque su nuevo estatus como asalariados quebraba su sistema tradicional basado en la
reciprocidad. Concluye también que los pondo trabajaban más que sus antepasados, al dejar de ser
propietarios de su ganado y agricultura. Esta comparación histórica criticada por Malinowski, no
consideraba que los antropólogos tuvieran que reconstruir la historia, sólo aportar datos objetivos
de las sociedades que observan en el presente; critica la mezcla de métodos etnográficos de análisis
cultural con ideas difusionistas, marco comparativo inadecuado porque no se pueden utilizar las
mismas técnicas etnográficas para analizar el mismo problema. Lo cual fue, a su vez, rebatido por
Gluckman (1947) por no valorar la importancia de los procesos históricos para el conocimiento de
una cultura. (*Además el último argumento de Malinowski no se sostiene porque sería imposible
ninguna comparación histórica de nada, el conocimiento de la historia en cada época proviene de
fuentes diferentes). Migraciones de varones bemba y escasez de alimentos en sus aldeas
Richards inicia en 1930 sus investigaciones con los bemba de Zambia, población mayoritaria en la
región. Estudia las consecuencias que el contacto con los europeos (desde finales s.XIX),
particularmente a través de las migraciones de varones, estaban teniendo en la producción,
distribución y consumo de alimentos en sus comunidades de origen. Richards, en sus publicaciones,
describe la sociedad matrilineal bemba, su economía agrícola de “tala y quema” (sistema citemene),
su división de género y la alimentación y nutrición según estatus, edad y género. Observa que la
escasez de alimentos entre febrero y abril en las aldeas que visita coincide con el alto porcentaje de
varones que se había desplazado a las minas. La incorporación de los varones bemba al trabajo
asalariado y sus migraciones intermitentes a minas, plantaciones y ciudades habían alterado de
manera “alarmante” la situación nutricional de sus poblaciones, afectando a la reducción de la
producción agrícola en sus aldeas. Crítica a Richards: la generalización o extrapolación de estas
conclusiones. En otras áreas rurales, no solo no hubo escasez de alimentos, sino que su producción
se mantuvo o aumentó, entre otros factores, como consecuencia de las remesas que los migrantes
enviaban, ejemplo de adaptación a ambos sistemas económicos: aldeas mambwe, Zambia.
Otra crítica de Moore y Vaughan (1996), no tiene en cuenta las distintas estrategias empleadas por
los migrantes y sus familias para enfrentarse a estos y otros cambios culturales. Se reconoce, no
obstante, su importante contribución a estudios posteriores, abrió nuevos enfoques analíticos
destacando aspectos relacionados con la desigual distribución del trabajo productivo y reproductivo
que sufrían las mujeres por las migraciones de los hombres; ellas mantuvieron el sistema
económico tradicional.

Industrialización, migraciones y urbanización en Kagwe (Broken Hill)


El RLI, instituto de ciencias sociales establecido en las colonias británicas en África, fundado en 1938.
Décadas más tarde, fundación de la Escuela de Manchester, por Max Gluckman y otros
investigadores que iniciaron su carrera en el RLI. Aportaciones de estas instituciones: estudios sobre
migraciones, redes sociales y urbanización, a partir de la inclusión de factores externos en los análisis
sobre comunidades tradicionales (Wilson, 1941, 1942); y nuevos enfoques epistemológicos sobre
procesos, conflictos y divisiones sociales (Burawoy, 2000; Hanerz, 1980; Schumaker, 2001).
Ciudades coloniales y economía mundial
De su investigación en Broken Hill (kabwe), Wilson escribió las dos partes de An Essay in the
Economics of Detribalization in Northern Rhodesia, mostrando que el cambio desigual que se estaba
dando en la ciudad era el reflejo de de toda la colonia. La concentración de la inversión del capital
mundial en la industria minera había generado, no solo un desequilibrio económico entre áreas
rurales y estos nuevos enclaves económicos europeos, debido a las migraciones, sino también
tensiones sociales entre europeos y africanos. Primera parte del ensayo: análisis de las nuevas
relaciones económicas. Segunda parte: informes detallados de salarios, alimentación, gastos y las
consecuencias de estos cambios para las instituciones sociales tradicionales. Desarrollo de nueva
estructura urbana caracterizada por las tensiones sociales entre europeos y africanos.
Incorporación de la colonia al mercado internacional causa cambios económicos acelerados y
desproporcionados en todo su territorio, que fue empobreciéndose por las migraciones,
desproporción demográfica de género y edad (emigran varones jóvenes). Desarrollo de sistema
social basado en diferencias raciales y de clase. Paradigma funcionalista del equilibrio social como
tendencia inevitable, los desequilibrios son considerados en términos de no adaptación, tensión
social y readaptaciones que tendrán que llevar a una nueva forma de equilibrio. En cuanto a la
economía: revolución industrial en explotaciones mineras que no iba acompañada de una
revolución agrícola necesaria; este desajuste causa del aumento de migraciones. Asentamiento
urbano vs desarrollo rural
Las condiciones laborales, salariales y residenciales de los trabajadores migrantes, les impedían
atender las necesidades de los parientes dependientes que se quedaban en sus aldeas. Tener en
cuenta dos factores culturales sobre esta nueva relación económica: la obligación y la reciprocidad;
si bien los migrantes tenían la obligación moral de asistir a sus familiares, éstos también recibían de
su asistencia cuando se quedaban sin trabajo y regresaban a la aldea. Media de visitas: 3 veces cada
10 años, viajar suponía mucho gasto de tiempo y dinero. Wilson, siguiendo su concepción de la
antropología como “servicio público”, consideraba necesario aplicar políticas encaminadas a la
estabilización de estos trabajadores, a través de planes oficiales de urbanización; que fueron
rechazados por el gobernador de la colonia, conservando la consideración de que los residentes
africanos eran migrantes temporales. Wilson introduce el concepto de “destribalización”; el
concepto de “tribu” lo usa para referirse a “un grupo cultural con cierto sentido tradicional de
unidad”, al margen de que éste tuviera una organización central y que se constituye como una
comunidad local, pequeña, homogénea, relativamente autónoma y con escasos contactos con sus
vecinos. Al entrar, como consecuencia de su incorporación a la economía mundial, en un mundo
heterogéneo, estratificado en clases y dividido en estados-nación, destaca que estas tribus entran en
“proceso histórico de adaptación a las nuevas condiciones” que podría denominarse “proceso de
civilización o proceso de destribalización”. Mitchell (1954) poropone que se utilice estabilización
para la residencia en la ciudad, urbanización para desarrollo de comportamientos estándares en la
ciudad, y destribalización, si se tuviera que utilizar (porque no ocurre en ese momento), para el
cambio general de los estándares de comportamiento “tribales a occidentales”. Al contrario de lo
que muestran estudios posteriores, las remesas no resolvían los problemas económicos de las áreas
rurales: solo la estabilización y el desarrollo del comercio podrían solucionar su pobreza. Esquema
dualista del funcionalismo: contraposición de comunidades tradicionales desestabilizadas y procesos
de adaptación y asentamiento en ciudades; migraciones favorecen la economía mundial, en
detrimento del desarrollo de sus comunidades rurales.
Maridajes teóricos: cambio cultural y factores globales
Según Ferguson (1990), el modelo de Wilson incide en presupuestos de progreso lineal sobre la
modernidad, íntimamente conectadas con las políticas coloniales, enmascaraban una realidad
mucho más compleja. El funcionalismo que todavía impera en estas investigaciones del RLI, hace que
no se tengan en cuenta que las poblaciones africanas, no solo habían tenido experiencias migratorias
anteriores, sino también vinculaciones a estructuras políticas y comerciales más amplias desde siglos
anteriores.
Falta de políticas públicas se justifica por la concepción de los africanos como población tribal/rural.
Después de la 2GM, la administración comienza a promover el establecimiento de los trabajadores y
reconoce el asentamiento de los migrantes. Se permite el asentamiento permanente tras la
independencia de Zambia en 1964, cuando se deroga la legislación colonial que limitaba la
movilidad.
Principal aportación de Wilson: ir más allá al incluir análisis más amplios partiendo de los procesos
de la economía mundial, intentando conectar el desarrollo industrial y las migraciones dentro de un
sistema socioeconómico global. En los análisis de Wilson se da un “maridaje” del funcionalismo con
el marxismo (Brown, 1992; y otros). Para Burawoy (2000),
Wilson establece los fundamentos clásicos de la Escuela de Manchester, como hicieron en Chicago
Thomas y Znaniecki (1918-1920). Ambas etnografías tienen en cuenta factores externos; Thomas y Z.
destacan conexiones globales que se dan como consecuencia de las migraciones, el intercambio
epistolar, las remesas e ideas; Wilson explora cómo las fuerzas de la economía mundial afectan a
comunidades tradicionales. Precedentes de la “etnografía global” o la economía política en la
antropología.

4. MIGRACIONES Y DESARROLLO COLONIAL EN ÁFRICA CENTRAL. CAMPO SOCIAL, MÉTODO DE


CASO EXTENDIDO Y REDES SOCIALES p.99
Después de la 2GM, continúan las migraciones y se intensifican los asentamientos en las ciudades.
También aumentó el interés británico por la utilidad de la antropología en la región centroafricana; a
fin de evitar su independencia, Reino Unido promovió investigaciones para diseñar planes de
desarrollo, centradas en la industrialización y las migraciones.

Antropología, migraciones y desarrollo en las colonias


Gluckman (1945) propone a las instituciones coloniales un plan de siete años para investigaciones,
de carácter interdisciplinar basados en “muestras de áreas”, encaminadas a su desarrollo social. 2
fenómenos principales para investigar: la industrialización y la migración laboral. Perspectiva holista,
análisis económico, demográfico, organización social, políticos, religiosos, legales, médicos,
psicológicos o lingüísticos. Colson y Gluckman (1959{1951}) acentúan, siguiendo las principales líneas
del funcionalismo estructural británico, que los centros urbanos imponen sus propios patrones a los
migrantes africanos procedentes de aldeas rurales. Otras investigaciones señalan que las
consecuencias de estos cambios para las comunidades rurales no fueron negativas, incorporando
nuevas técnicas agrarias; y que muchos migrantes no regresaban nunca. Aportación de estas
investigaciones: concepto de campo social total, vinculando sociedades emisoras y receptoras, y sus
propuestas de análisis situacional, método de caso extendido y redes sociales. Sus investigaciones
acaban teniendo mayor interés académico que práctico.

Migraciones rurales a las ciudades y campo social


Según Gluckman (1955), los principales focos de cambio social eran las ciudades; por eso,
investigadores como Mitchell (1959b) y Epstein (1958) comenzaron a hacer trabajo de campo en
ciudades (antes y durante la SGM, las investigaciones se centraban más en las tradicionales). Ambos
destacan que, puesto que las ciudades se caracterizan por la heterogeneidad étnica, de clase y
orígenes nacionales, el mayor problema de los migrantes centroafricanos para incorporarse a las
ciudades: su asentamiento y adaptación (urbanización), conclusión respaldada por estudios
posteriores en la misma ciudad.
Al rechazar la idea de cambio cultural en el sentido de “aculturación” o “destribalización” en sus
adaptaciones a las ciudades, es decir, como pérdida cultural, intentaron observar estas migraciones
(Glickman, 1960) desde el punto de vista de la economía mundial para destacar que en las ciudades
los migrantes accedían a un mundo más amplio en donde se generaban nuevas relaciones, forjaban
nuevas ideas culturales y adquirían nuevas destrezas y conocimientos que compaginaban con las de
sus comunidades de origen; de ahí el rechazo a la idea de “destribalización” en su significado de
aculturación en su análisis sobre cambio cultural (Mitchell, 1956). Para Watson (1958), este
concepto implica que los migrantes están forzados a elegir entre dos sistemas, algo en que no solía
darse, por ejemplo, en el caso de los mambwe, participaban conjuntamente de ambas esferas de
relaciones socioeconómicas. Van Velsen (1960) estudia a los tonga, destacando que los migrantes no
pierden el interés por sus comunidades de origen, entendiéndolo como una reacción a las
condiciones de asentamiento en los suburbios marginales; es decir, las condiciones de exclusión
social favorecían que se mantuvieran las relaciones de reciprocidad con sus comunidades de origen.
Las observaciones de campo de estos estudios tienen en cuenta tanto las comunidades de origen
como de asentamiento, observando sus adaptaciones más allá de la teoría de la asimilación, como
trabajadores, citadinos o miembros de sus grupos étnicos. Esto permite analizar las migraciones
siguiendo el modelo de campo social total (social field); dos esferas de análisis: rural y urbana.
Destaca, en estos estudios, el mantenimiento de las relaciones con sus comunidades de origen;
mayor seguridad que los trabajadores africanos de origen urbano. Este concepto también se utiliza
para mostrar cómo bajo el colonialismo, la industrialización y las migraciones, se refuerzan los
sistemas sociales de los grupos tradicionales africanos. El concepto de campo social total supera el
dualismo campo/ciudad, así como las limitaciones del concepto “tribu”. Este modelo de análisis
(campo social total) se recupera en los 90, a partir de proposiciones transnacionales.

Análisis situacional y método de caso extendido


Frente a los análisis anteriores del funcionalismo, las siguientes generaciones de antropólogos de la
RLI toman mayor conciencia de las contradicciones y conflictos derivados de las migraciones, el
empleo y el desempleo; lo que hace que se replanteen (como en el caso del campo social total) los
límites de los anteriores estudios basados en la idea de las sociedades tradicionales africanas como
comunidades aisladas, homogéneas y estables (Van Velsen, 1967; 1969). Como en el caso de la
antropología norteamericana, a estos cambios también contribuye la inclusión de técnicas
cuantitativas que aportan mayor validez y representatividad a los análisis, de cara a otras CCSS,
sobre todo.
También empiezan a usar métodos de estudios como el análisis situacional, que tiene origen en un
artículo: “Analysis of a Social Situation in Modern Zululand” (Gluckman, 1940). La situación social
que analiza en las poblaciones zulúes es: inauguración oficial de un puente; describe las
interrelaciones que se establecen entre los distintos grupos de la sociedad sudafricana en la
ceremonia, y contextualiza esta situación social en la Hª y Eª de Sudáfrica y en los conflictos
generados por las políticas racistas (Kapferer, 2008; Frankenberg, 2008). Por estas situaciones,
Gluckman (2002[1940]) propone que los antropólogos abstraigan no solo sus regularidades sociales
(análisis estructural), sino que incluyan en ellos sus anomalías, contradicciones y conflictos
(irregularidades). Con este análisis pretendía demostrar que la población zulú y la europea formaban
“parte de un solo sistema”, y que de situaciones sociales podría deducirse la naturaleza de su
estructura social. Para Gluckman, el “método de caso” que era dominante estaba limitado al no
presentar, entre otros aspectos, conectados entre sí distintos casos. Por eso, después de la SGM,
empieza a utilizarse el modelo de análisis situacional para mostrar cómo los incidentes no regulares
se encuentran interrelacionados en el desarrollo y cambio de los sistemas sociales. Las nuevas
generaciones de antropólogos innovaron la forma de registrar, presentar y analizar los datos
etnográficos en los que incluyen irregularidades, conflictos y dramas sociales dentro de un contexto
histórico y económico más amplio (Werbner 1984, Burawoy 2000, Hannerz 2010, Susser 2010,
Frakenberg 2008, Martínez Veiga 2013). Es Gluckman (1961) quien propone el “método de caso
extendido” para analizar acontecimientos que, afectando a “las mismas personas o grupos durante
un largo periodo de tiempo”, busca comprender, por un lado, cómo éstos influyen en el cambio
social y, por el otro, ofrecer generalizaciones teóricas. Van Velsen (1964) utiliza el término “análisis
situacional” evitando el término “caso” que se estaba utilizando con múltiples significados. Para este
autor, el análisis situacional es útil para tratar aspectos sociales en relación con lo que él llama
“proceso de optación”; es decir, “la selección del individuo en cualquier situación de una variedad de
relaciones posibles (que podrían gobernarse por diferentes normas) que considere que servirá mejor
a sus objetivos”.
Burawoy es quien propone y desarrolla el método de caso extendido en los actuales estudios
migratorios (Ethnography Unbound. Power and Resistance in the Modern Metropolis, 1991). Como
estrategia para examinar “cómo la situación social se forma con factores externos”, intentando
conectar “los problemas personales del entorno” a “los temas públicos de la estructura social”.
Propuesta centrada en (re)construir la Tª social; por eso, basa su método de caso extendido en 4
“extensiones”: 1. Observador (etnógrafo) participante. 2. Observaciones a lo largo del tiempo y el
espacio. 3. Observación de los micro-procesos a las macro-fuerzas. 4. Su extensión a la Tª social
actual (la más importante).

Migraciones y redes sociales


La utilización del concepto de red social en antropología se había dado de manera metafórica, para
relaciones sociales interconectadas, pero sin especificar las propiedades de estas interconexiones.
Barnes (1954, estudio sobre comunidad noruega de pescadores) y Bott (1957, estudio sobre
relaciones conyugales y familias londinenses) superaron esta limitación conceptual del funcionalismo
estructural, primeros en utilizarlo analíticamente. Barnes observa que su población, si bien
compartía valores culturales propios de comunidades tradicionales, en su estructura social también
se mostraban bastantes diferencias; más allá de los límites de sus instituciones formales, sus
habitantes tomaban decisiones a partir de contactos personales externos a ellos. Se distingue así un
“campo social” cuyos elementos no son fijos, sino como una “red” que, traspasando los límites de la
comunidad, se conforma y reconforma a partir de los lazos que cada uno de sus miembros forman
con otras personas. Representaría esta red como un “conjunto de puntos” (personas o grupos)
“unidos por líneas” (interacciones). Bott distingue entre: “redes cercanas o inmediatas” para
referirse a las relaciones que ambos miembros de la pareja establecen cuando residen en las mismas
áreas donde han crecido y en donde comparten relaciones sociales caracterizadas por una alta
conectividad; y “redes sueltas o abiertas”, para relaciones que no comparte la pareja, se establecen
independientemente, antes y después de convivir, y se da escasa conectividad.
El concepto se usa en estudios posteriores sobre relaciones personales (sobre todo de migrantes
africanos) en ciudades de Zambia y Sudáfrica. Epstein (1969) subraya que una red social es siempre
“egocéntrica”; y basándose en el estatus social, distingue “red efectiva” (se minimiza el estatus) y
“red extendida” (el estatus es importante). Mayer (1961) usa “red social” para analizar las
adaptaciones de lo migrantes y los vínculos que mantienen con su comunidad de origen. Funciones
relevantes de las “redes sociales”: por un lado, ayuda y solidaridad entre los que comparten origen, y
por otro lado, control social en el lugar de asentamiento. Dos tipos de redes vinculadas: el del área
rural y el de la ciudad. Mitchell (1969) destaca dos criterios a tener en cuenta a la hora de utilizar
analíticamente “red social”: 1. Morfológico: para conocer el anclaje, accesibilidad, densidad y
alcance de una red social. 2. Interaccional: su contenido, direccionalidad, durabilidad, intensidad y
frecuencia. Este concepto se retoma en los 80 para destacar su importancia en el origen, desarrollo y
mantenimiento de movimientos migratorios internacionales (Massey et al. 1987).

Fronteras coloniales y epistemológicas


Según Burawoy (2000), cuatro fueron las principales innovaciones (de los antropólogos de la RLI y de
la Escuela Manchester) que se interrelacionan en antropología: 1. Idea de proceso social
centrándose en los conflictos y divisiones en las sociedades tradicionales. 2.
Innovaciones técnicas de investigación etnográfica. 3. Inclusión de contextos más amplios en los
análisis. 4. Incorporación de los antropólogos en los estudios urbanos.
Crítica a estos antropólogos y sus trabajos: carecieron de perspectiva histórica más amplia que les
permitiera cuestionar el colonialismo como un sistema político impuesto. De ahí que no previeran ni
el final del sistema colonial ni sus consecuencias. Para Ferguson (1999), esto se debe al enfoque
eurocéntrico que reproducía las “meta-narrativas de la modernización” [Tª de la modernización,
marco teórico para explicar cambios culturales y económicos centrándose en la idea de progreso:
capitalismo occidental (primer mundo) compite con el socialismo de oriente (segundo) por el resto
del mundo (tercero)]; sin prestar atención suficiente a las condiciones políticas y económicas en el
desarrollo y bienestar de las sociedades que estudiaron; esta falta de un marco teórico explícito,
para Burawoy (2014), propició que de sus datos etnográficos hiciesen distintas interpretaciones
contradictorias.

5. GASTARBEITER Y RETORNO A AZTLÁN. DESARROLLO, DEPENDENCIA Y REDES MIGRATORIAS


p.199
Tras SGM, tanto la migración de las antiguas colonias a las metrópolis como los sistemas de
reclutamiento mediados por instituciones o agencias públicas o privadas constituyeron las
modalidades más importantes de los desplazamientos de trabajadores hacia los países más
industrializados de Europa (Castles 2000, 2004; y otros, 1994). Migraciones desde países periféricos
(antigua colonias, sur de Europa, Irlanda y Finlandia): característica estructural de los mercados
laborales de los países más industrializados, crucial para el intenso desarrollo económico. Sistema de
reclutamiento de trabajadores temporales (guest-worker system) en países sin antiguas colonias;
destacó el Gastarbeiter que se desarrolló en la ex República Federal de Alemania (Castls, 1993).
Mercados laborales poco cualificados, segmentados étnicamente y prevalecía la idea del retorno.
Después de crisis petróleo en 1973, producción industrial se desplaza a países en desarrollo fuera de
Europa; y muchos migrantes no regresaron y las sociedades donde se asentaron experimentaron una
diversificación social y cultural sin precedentes. A pesar de ello, las políticas migratorias alemanas
continuaron ancladas en presupuestos basados en las teorías económicas neoclásicas (idea del
retorno). Tras SGM, el reclutamiento oficial de trabajadores temporales también se estableció en
EEUU (Programa Braceros entre 1942 y 1964), basado en presupuestos meramente económicos.
También se evidenció la permanencia de los migrantes previamente reclutados, e ignoraron tanto
sus necesidades sociales básicas como su potencial impacto sociocultural (Castls y Miller
2004, Faist 1994). A partir de los 70: países tradicionalmente receptores de migrantes (EEUU,
Canadá, Australia) experimentan crecimiento espectacular de población extranjera, y diversificación
de su composición y procedencia. Países del sur de Europa, hasta entonces eminentemente
emisores (España, Italia y Grecia) comienzan a recibir migrantes procedentes de otros continentes.
Estos fenómenos hacen que en los 80 las migraciones se convirtieran en campo de estudio
preferente en las CCSS y se hayan ido buscando nuevas propuestas teóricas y metodológicas, como
alternativa al funcionalismo y sus teorías económicas neoclásicas. A partir de los 70: aproximaciones
epistemológicas que analizan las migraciones contextualizándolas en el marco de la economía
mundial capitalista y en las que, además de factores de carácter macroestructural, que vinculan
sociedades emisoras con receptoras, se tienen en cuenta factores de carácter microestructural
(como redes sociales) (Massey et al. 1987).

Migración, cálculos y equilibrio: teorías económicas neoclásicas (libro)

Como se ha destacado previamente, hasta la década de los setenta fueron los modelos económicos
empleados en los análisis de las migraciones internas de trabajadores y sus consecuencias para el
desarrollo económico los que dominaron en los estudios migratorios. Basados en la teoría
neoclásica y en modelos de análisis de expulsión/atracción que ofrecen a partir de la década de los
cincuenta las explicaciones de economistas como Arthur Lewis, Gustav Ranis y John C. H. Fei o
Michel Todaro, las migraciones se conciben como mecanismos reguladores de trabajadores entre
regiones con diferentes niveles salariales mediante acciones individuales de las personas que
deciden desplazarse, a partir de sus propios cálculos racionales, a otros lugares en los que se
ofrezcan mayores oportunidades salariales y condiciones laborales más deseables. Douglas Massey
distingue en la economía neoclásica una teoría macroeconómica, que explica el desarrollo
económico como consecuencia de migraciones internas o nacionales desde ámbitos rurales a
urbanos, y que se extienden a las migraciones internacionales a partir de las proposiciones de los
economistas W. Arthur Lewis y Gustav Ranis y John C. H. Fei, y asociado a éste, un modelo
microeconómico basado en la elección individual que propone Michael P Todaro.
A partir de la dicotomía entre áreas rurales y urbanas, destacada en los capítulos anteriores, el
economista W. Arthur Lewis parte de la idea de que las primeras (áreas rurales), en las que se
incluyen los países en desarrollo, son las que suministran los trabajadores que demandan las
ciudades y países en donde se concentra el capital. Esta relación favorece que a largo plazo las
diferencias salariales que se dan entre ambas áreas lleguen a equilibrarse y que, consecuentemente,
las migraciones de trabajadores tiendan a decrecer. Según este marco teórico, el crecimiento
económico y el pleno empleo en los países más industrializados dependerá de su capacidad para
tener abundante mano de obra de reserva, como fue el caso de Estados Unidos, Francia o Alemania
durante la segunda mitad del siglo XIX. Y en el caso de países en desarrollo emisores, de políticas
que tiendan a reducir la presión de sus excedentes de trabajadores a través de acuerdos
binacionales como los que se llevaron a cabo entre México y Estados Unidos con el Programa de
Braceros, o del Gastarbeiter que la antigua República Federal de Alemania estableció con los países
del Mediterráneo. Tomando como referencia los presupuestos de Lewis, los economistas Ranis y Fei
proponen un modelo explicativo basado en dos sectores: el industrial y el agrario. De tal manera que
el mercado laboral del primer sector se nutre de la mano de obra barata que le proporciona el
segundo. Y el desarrollo «autosostenido» en ambos sectores dependerá, según Ranis y Fei, de la
recolocación de la mano de obra excedente del sector agrícola en el industrial que, al tiempo que
favorece que estos trabajadores se conviertan en «miembros productivos de la fuerza laboral» en el
sector industrial, propicie el equilibrio en ambos sectores. Estos autores consideran, como W. Arthur
Lewis, que si bien los mercados laborales absorben los suministros de mano de obra barata que les
ofrecen las áreas rurales, estas migraciones irían decreciendo al favorecer el aumento de los
salarios, llevando a un equilibrio entre ambos sectores.
Michael P. Todaro, por otra parte, considera que las motivaciones individuales de los migrantes para
desplazarse a trabajar a otras regiones parten de cálculos racionales sobre sus posibilidades de
maximización económica; es decir, al acceso a un mercado laboral con mejores condiciones y
oportunidades que les permita, al mismo tiempo, obtener salarios más altos. Esta perspectiva se
extiende a las migraciones internacionales como respuesta de los potenciales migrantes a las
condiciones de desempleo o subempleo que se dan en países menos industrializados. En el ámbito
de las migraciones internas, Todaro destaca que la decisión de migrar del campo a la ciudad se debe
a dos variables interrelacionadas: la diferencia salarial real y la probabilidad de poder obtener un
trabajo en la ciudad a partir de cálculos sobre riesgos relacionados con el tiempo que supondría
encontrar un trabajo o, después de obtenerlo, perderlo. Desde esta perspectiva, los migrantes como
individuos («racionales» responden a la información sobre sus oportunidades económicas tanto en
sociedades emisoras como receptoras. Estos maximizan sus recursos, la posibilidad de empleo y/u
otras condiciones laborales, así como la búsqueda de mejores oportunidades en las sociedades
donde se asientan. Centrándose en aquellos factores que afectan al aumento de los empleos
precarios 0 de poca calidad en las ciudades, este autor propone incentivar elementos de atracción
en áreas rurales. Más específicamente, John R. Harris y Michael P Todaro arguyen que, en las
ciudades de los países menos industrializados, en las que se dan grandes grupos de desempleados o
empleados con trabajos de poca calidad, la migración supone una respuesta a las diferencias
salariales esperadas 0 percibidas, y al cálculo de las probabilidades de poder asegurarse un trabajo,
sobre todo, en el sector industrial. A partir de esta última proposición, en la que los autores apuntan
más a un plano conductual o comportamental, Se requeriría, no obstante, como han destacado
distintos autores más que de un modelo económico de análisis, de otro tipo de modelos que tengan
en consideración explicaciones de carácter socio-psicológico.
Centrándose en las intensificaciones de las migraciones internas en Estados Unidos, entre condados
y estados desde la década de los cincuenta, el economista Larry Sjaastad concibe la migración como
una inversión en el capital humano. De tal manera que los migrantes toman sus decisiones de
desplazarse a Otros lugares dependiendo de éste y de su experiencia laboral, así como de las
inversiones que pudieran realizar para desplazarse y formarse en nuevas ocupaciones. Más aún, si
se tiene en cuenta que «las fuerzas del mercado» tienden a reducir los salarios de una ocupación
particular llevando a los trabajadores a enfrentarse a la disyuntiva de aceptar salarios más bajos 0
invertir recursos para poder acceder a sectores laborales más favorables. Con la finalidad de
maximizar estas inversiones, los migrantes deben sopesar, según Sjaastad, gastos monetarios y no
monetarios. Los primeros se refieren a los gastos de desplazamientos que, a su vez, dependen de la
distancia que hay entre sociedad emisora y receptora, del número de personas dependientes y de si
la migración se lleva a cabo de manera individual 0 en familia. Entre los gastos no monetarios el
autor destaca «los costos de oportunidad», y en los que se tiene en cuenta la edad de los que
migran, las inversiones que se tienen que realizar durante el desplazamiento, la búsqueda de
empleo 0 la formación en un nuevo oficio, y a los que habría que añadir los costos «psíquicos» que
suponga dejar el hogar, la familia y las amistades. Puesto que estos últimos no pueden medirse y,
por tanto, incluirse como un componente de los gastos migratorios, estos suponen —según el autor
— un problema en los análisis sobre los beneficios de las migraciones. De ahí que Sjaastad proponga
métodos que, más allá de relacionar las diferencias salariales entre sociedades emisoras y
receptoras, estimen gastos y beneficios, tanto públicos como privados, y en los que se incluya este
tipo de <<inversiones complementarias» que para el autor <<son probablemente tan importantes o
más que el proceso migratorio en sí mismo».
Estos modelos de análisis económicos, que se basan en metodologías cuantitativas (estadísticas) e
individualistas, obvian, en cualquiera de los casos, otras unidades de análisis más amplias y la
importancia que los contextos históricos tienen a la hora de comprender las migraciones, no como
actos racionales individuales, sino como procesos sociales dinámicos y más complejos. Enumerar
factores de atracción/expulsión, que solo se puede hacer una vez que se han dado los flujos
migratorios, no posibilita predecir el comienzo de los movimientos migratorios, ni explicar por qué
estos se dan en ciertas regiones y no en otras con condiciones estructurales similares. El carácter
cambiante de estos factores y las actuales dinámicas de las migraciones son consecuencia de los
cambios en la economía mundial y de los modos en los que los distintos grupos de migrantes se
incorporan a las sociedades de asentamiento. De ahí que, más allá de análisis cuantitativos
centrados en cl individuo, se requiera tener en consideración las intersecciones de las estructuras
socioculturales, en distintos niveles de análisis, en sociedades receptoras y emisoras, así como otros
aspectos relacionados con la edad, la clase, el género y la etnicidad.

Migración y mercado laboral dual


Con la finalidad de explicar la estructura del mercado laboral a la que acceden los migrantes
extranjeros, el economista Michael J. Piore propone en el libro Birds of Passage la teoría del
mercado laboral dual también referida como teoría del mercado laboral segmentado. Basándose
en los problemas del mercado laboral entre la población afroamericana, puertorriqueña y los
migrantes indocumentados mexicanos y caribeños en distintas regiones industriales de Estados
Unidos, así como en países receptores en Europa, en vez de centrarse en las diferencias salariales
entre sociedades emisoras y receptoras, Piorc propone analizar las migraciones centrándose, por
una parte, en las características de los trabajos a los que acceden los migrantes extranjeros, y por
otra, en su significado social, tanto en la sociedad receptora como en la emisora. Según el autor, el
análisis de las características de los trabajos que desempeñan muchos de los migrantes mexicanos
en Estados Unidos muestra que, más que las diferencias salariales, es la resistencia de los
trabajadores nativos (ciudadanos) a desempeñar los trabajos que los migrantes están dispuestos a
aceptar 10 que explica estas migraciones internacionales Hasta tal punto que, según Piore, aunque
llegaran a desaparecer las diferencias salariales que se dan entre México y Estados Unidos, y
disminuir en consecuencia, las migraciones de trabajadores mexicanos, los empleadores
estadounidenses buscarían en otros países trabajadores dispuestos a realizar estos trabajos que
rechazan los ciudadanos estadounidenses.
La estructura económica de los países más industrializados favorece —según el autor— la continua
demanda de migrantes procedentes de países en desarrollo para trabajar en un mercado laboral
dual dividido en un sector primario y secundario. El primer sector ofrece trabajos estables, bien
remunerados y con mejores condiciones laborales en corporaciones, compañías o instituciones
públicas y privadas (finanzas, ciencia, administración, etc.), que confieren a sus trabajadores
prestigio y estatus social, y al que, por Otra parte, acceden mayoritariamente los ciudadanos de las
sociedades industrializadas receptoras. Mientras que, por el contrario, el sector secundario ofrece
trabajos para los que se requiere poca preparación, precarios y con bajos salarios en áreas
industriales y de servicios, con muy pocas posibilidades de promoción y de organización sindical,
rechazados por los trabajadores nativos de estos países y al que acceden mayoritariamente los
migrantes extranjeros. Estos últimos aceptan estas condiciones laborales debido al carácter
temporal de sus planes iniciales migratorios —ganar el suficiente dinero para invertir en Sus
sociedades de origen (viviendas, educación de los hijos, adquisición de bienes de consumo, etc.)
para luego regresar. Con todo, a medida que la idea de retorno se va demorando en el tiempo y un
gran número de estos migrantes toman conciencia de que el regreso definitivo no se va a dar, estos
comienzan a traer a sus familias, aspiran a conseguir mejores trabajos y a ofrecer nuevas
oportunidades laborales a otros migrantes de sus comunidades de origen en las que se encuentran
asentados.
Además de estos dos sectores laborales, en Estados Unidos —según Alejandro Portes y Robert L.
Bach— habría que incluir otro sector al que también se incorporan los migrantes extranjeros en
Estados Unidos y que denominan «enclaves étnicos». En estos últimos, que se forman en ciertas
áreas urbanas con la concentración de grupos de migrantes de distintas clases sociales procedentes
de un mismo origen étnico o país emisor, como es el caso de los cubanos en Miami o de los
coreanos en Los Angeles, no solo se desarrollan recursos económicos y servicios para atender las
necesidades de estos grupos, sino un mercado laboral al que se incorporan nuevos migrantes. Estos
enclaves económicos surgen cuando una élite de migrantes o exiliados con suficiente capital
económico, humano y cultural comienza a generar en estas áreas urbanas empresas y trabajos
característicos del sector primario y secundario. Y si bien los nuevos migrantes que se incorporan a
estos enclaves suelen aceptar al comienzo trabajos precarios y bajos salarios (sector primario),
nuevas inversiones económicas (creación de nuevas empresas) y en formación posibilitan que con el
tiempo se pueda dar entre ellos cierta movilidad laboral accediendo a trabajos propios del sector
secundario.

Aproximaciones histórico-estructurales: dependencia, modos de producción y sistemas-


mundo
Como alternativa a los modelos de análisis basados en la economía neoclásica, también surgen en la
década de los setenta otras propuestas que contextualizan históricamente las migraciones; teniendo
en cuenta problemas relacionados con las desigualdades político-económicas que, generadas por la
expansión del capitalismo, propician las migraciones. Desde enfoques históricos más amplios se
cuestionan los planteamientos anteriores, basados en los modelos de la economía neoclásica,
subrayando que, en cualquiera de los casos, ningún movimiento migratorio puede analizarse sin
partir de las dinámicas del capitalismo y sus consecuencias sociales, tanto para sociedades emisoras
como receptoras. Surgen así propuestas de análisis desde aproximaciones históricoestructurales
como la teoría de la dependencia, la articulación de los modos de producción o la teoría de los
sistemas-mundo. En estas nuev'as aproximaciones, la centralidad del concepto de <<desarrollo»,
que se había impuesto desde la Segunda Guerra Mundial de manera positivista como idea de
progreso teniendo como referencia los países más industrializados, se sustituye por cl de
«dependencia» con la finalidad dc explicar el origen, desarrollo y mantenimiento de los
movimientos migratorios a partir de la expansión del capitalismo y de las condiciones estructurales
asimétricas que produce entre regiones y países emisores y receptores.
Según estas aproximaciones, las migraciones son una consecuencia de la penetración del
capitalismo que, al tiempo que desestructura modelos tradicionales de producción en los países
periféricos, desplaza a sus poblaciones desde áreas rurales hacia ciudades y/o países donde se
concentra el capital. Mientras los modelos neoclásicos enfocan sus análisis en factores económicos,
contraponiendo sociedades modernas con tradicionales, estas propuestas incorporan en sus análisis
factores históricos, políticos y culturales al tiempo que favorecen la inclusión de otros de carácter
microestructural. De ahí que, frente a las metodologías individualistas y ahistóricas utilizadas en los
modelos neoclásicos, la etnografía se proponga en estos estudios como un proceso metodológico
capaz de articular factores macro/microestructurales en distintos niveles de análisis.

Procesos históricos, dependencia y migraciones

Una de las propuestas desde las aproximaciones histórico-estructurales es la teoría de la deFndencia


que se desarrolla en Latinoamérica a partir de los planteamientos de Fernando Cardoso y Enzo
Faletto y en Estados Unidos, de André G. Frank. La idea central de esta teoria es que tanto las
regiones «desarrolladas» como «subdesarrolladas» están estructural y sistemáticamente vinculadas
hasta tal punto que unas se dan a expensas de las otras. Las regiones «subdesarrolladas» son
producto del modo de producción capitalista que, como consecuencia de los intereses de clase,
genera, según Raymond E. Wiest, a niveles nacionales e internacionales, estructuras sociales
desiguales y «economías satélites» de cuyos excedentes económicos se apropian «los capitales
comerciales de las metrópolis». Y si bien el desarrollo de esta estructura internacional tiene sus
origenes históricos en la expansión del imperialismo y el colonialismo, a niveles nacionales, como en
el caso de México, se produce —según Wiest— como resultado de un «colonialismo interno» que ha
hecho dependientes las áreas rurales de la ciudad. De ahí que, más allá de las decisiones basadas en
los cálculos económicos de los migrantes, deba tenerse en cuenta en los análisis migratorios
aquellas condiciones estructurales que, como consecuencia de la expanSión del capitalismo,
propician y mantienen relaciones sociopolíticas asimétricas entre sociedades emisoras y receptoras.
Frente al dualismo folk-urbano redfieldiano, se considera que lo central no es poner atención en el
desarrollo, sino contextualizar históricamente la expansión del capitalismo en las regiones
periféricas emisoras de migrantes. Ubaldo Martínez Veiga destaca tres elementos fundamentales en
sus análisis: el sistema capitalista mundial, en los que se relacionan un centro (sociedades donde se
concentra el capital) y una periferia (sociedades dependientes) desde la perspectiva de la periferia y
la superación de los dualismos que se establecieron como distintos estadios entre «desarrollo y
subdesarrollo».
Las investigaciones antropológicas que sobre migraciones se llevan a cabo en la década de los
setenta basándose en la teoría de la dependencia se centraron en desplazamientos internos o
nacionales de trabajadores desde áreas rurales a las ciudades y de trabajadores procedentes de
países en desarrollo a industrializados. Entre las primeras cabe destacar las etnografías de Lourdes
Arizpe sobre migrantes indígenas mexicanos en la capital del país, y entre las segundas, las de
Robert E. Rhoades sobre migraciones internacionales de trabajadores del sur de Europa,
particularmente españoles, en la antigua República Federal de Alemania.
Lourdes Arizpe inicia sus investigaciones etnográficas en 1972, tanto en contextos emisores como
receptores, sobre las condiciones estructurales que hacen que campesinos indígenas de habla
mazahua, otomí y nahua tengan que desplazarse a trabajar a Ciudad de México.
Centrándose en primer lugar en las migraciones de un grupo de mujeres, conocidas popularmente
como «Marías», que en la capital trabajaban como vendedoras ambulantes de fruta, Arizpe enmarca
sus desplazamientos en las condiciones estructurales que genera la dependencia entre sus áreas
rurales de origen con la capital, así como en los recursos socio-culturales que se desarrollan para
enfrentarse a ellas Arizpe contextualiza estas migraciones partiendo de los desplazamientos de los
campesinos ingleses desde finales del siglo XVIII a las ciudades como consecuencia de la
industrialización, de las migraciones de trabajadores africanos a minas y ciudades coloniales, y de las
migraciones del campo a la ciudad en otros países latinoamericanos; ya que, según Lourdes Arizpe,
las migraciones frente a los análisis economicistas anteriores, no suponen «un fenómeno ahistórico,
azaroso e individualista», sino una consecuencia de distintos tipos de industrialización que
«condicionan distintas modalidades históricas de migración»:

Después de la Segunda Guerra Mundial, como se ha destacado al principio, distintas oleadas de


trabajadores fueron reclutados en los países mediterráneos (Italia, Turquía, antigua Yugoslavia,
España, Grecia y Portugal) como migrantes temporales en los países más industrializados de Europa
occidental. Robert E. Rhoades lleva a cabo, entre 1971 y 1977, investigaciones etnográficas sobre
estas «migraciones intraeuropeas», particularmente con españoles en la ciudad industrial de
Geislingen, en el estado de Baden-Württemberg de la antigua República Federal de Alemania y en
distintas localidades rurales emisoras de la provincia de Granada, en España. La mayor parte de
estos trabajadores migrantes eran «gastarbeiters» solteros, a los que se les fueron uniendo
posteriormente mujeres solteras y esposas, y que fueron reclutados en España para trabajar en las
industrias de la construcción, del automóvil, la siderurgia y la textil. Además de estos inmigrantes,
también residían en la ciudad y en sus inmediaciones, según el autor, un número desconocido de
dependientes (hijos, padres y abuelos) y en donde cada uno de los distintos grupos de inmigrantes
europeos fueron estableciendo sus propias organizaciones (vecinales, políticas, sindicales) y lugares
de ocio y económicos (deportes, bares, restaurantes).
A partir de una perspectiva holista y dinámica que, según Rhoades, intentaba compaginar el
«macrocosmo con microcosmo» y teniendo en cuenta los vínculos que estos inmigrantes mantenían
con sus sociedades emisoras, afirma que de esta manera pretendía superar las aproximaciones
ahistóricas anteriores de las investigaciones antropológicas sobre migraciones. Y de ahí que
comience a contextualizar estas migraciones dentro del desarrollo del capitalismo industrial alemán
desde finales del siglo XIX y su histórica y crónica necesidad de reclutar «mano de obra barata de
trabajadores temporales, sin derechos y fácilmente expulsables» entre campesinos polacos e
italianos. Desde entonces en Alemania dominó, según Robert E. Rhoades, una ideología que
concebía estos reclutamientos como una forma de «asistencia» a las regiones periféricas, de la que
podían beneficiarse los trabajadores consiguiendo mayores salarios, formación ocupacional y
disfrutando de los servicios sociales que en Alemania se les ofrecía; al tiempo que sus familias y
comunidades de origen se beneficiaban de sus remesas. De ahí que, hasta la década de 1970, el
Gastarbeiter se considerara en la antigua República Federal de Alemania un sistema migratorio
potencialmente beneficioso para el desarrollo de los países periféricos emisores del sur de Europa.
Así y todo, y a pesar de estos «mitos ideológicos» dominantes en los discursos oficiales alemanes
este sistema de reclutamiento solía ser, según el autor, «altamente selectivo», ya que se solía
contratar a los trabajadores más jóvenes, con mayor preparación y educación de estas regiones
periféricas. En el caso español el autor destaca que solo una minoría de sus informantes había
recibido formación ocupacional, ya que la mayoría de ellos habían sido empleados para desempeñar
trabajos manuales para los que no se requerían especialización y que eran socialmente poco
deseables. Y que aquellos que habían regresado a sus comunidades rurales en Granada, lejos de
invertir sus ahorros para mejorar la productividad agrícola de sus regiones, lo hicieron comprando
bienes inmuebles (viviendas y parcelas), montando pequeños negocios o adquiriendo bienes de
consumo. Robert E. Rhoades concluye que, como había sucedido en el pasado, 10 que estas
migraciones seguían mostrando era la «dependencia asimétrica» entre sociedades emisoras y
receptoras y que, más que favorecer el desarrollo de la «periferia», impulsó el crecimiento
económico del «núcleo».

Migración y articulación de los modos de producción

También en la década de los setenta, y partiendo de los desplazamientos de trabajadores africanos


en contextos coloniales, desde el marxismo estructuralista de la antropología social francesa se
propone la teoría de la articulación de los modos de producción como modelo de análisis en los
estudios migratorios. Según esta teoría, puesto que la expansión del capitalismo no elimina Otros
modos de producción no capitalistas 0 «precapitalistas» en las sociedades que Se integran de
manera asimétrica, éste se beneficia de la reproducción de la fuerza del trabajo que estas
sociedades proporcionan. Éste fue el caso de los trabajadores campesinos europeos que desde
finales del siglo XVIII emigraban a las regiones industriales y a las ciudades europeas, 0 el de los
trabajadores temporales africanos que desde finales del siglo XIX eran reclutados para trabajar en
minas, plantaciones y ciudades coloniales. La preservación, ya sea parcial o total, de los sistemas
económicos tradicionales de estas sociedades no capitalistas, basados fundamentalmente en una
economía de subsistencia, ha favorecido que éstas se conviertan en reservas laborales y lugar de
reproducción de la mano de obra barata de las que el sector capitalista se aprovecha al ahorrarse
«los salarios indirectos» que supondría su mantenimiento y reproducción.
En el caso de las migraciones de trabajadores sudafricanos, Harold Wolpe distingue dos periodos en
las relaciones que se establecen entre modos de producción capitalista y precapitalista». El primero
es el de segregación, que abarca desde finales del siglo XIX hasta la década de los cuarenta del siglo
xx, y el segundo es el del apartheid, que se impone en 1948 cuando el Partido Nacionalista llega al
poder. Durante el primer periodo, las políticas coloniales sudafricanas estuvieron orientadas a
mantener la capacidad productiva de las economías «pre-capitalistas» y su sistema social
redistributivo para asegurarse, según Wolpe, que continuaran proporcionando los «medios de
reproducción» de esta «clase trabajadora migrante». Así y todo, el modo de producción capitalista
tiende a disolver el «precapitalista» cuando amenaza, según Wolpe, las condiciones de reproducción
de esta fuerza de trabajo que, tanto en el caso de Sudáfrica como en el de otras colonias británicas,
provenía de las reservas que se establecieron con la expansión colonial.
Como en otras sociedades basadas en sistemas económicos de subsistencia, las comunidades
emisoras de migrantes de estas reservas, al tiempo que proveían de mano de obra barata al sector
capitalista, desempeñaban funciones de «seguridad social». De esta manera, el sector capitalista y
los estados se ahorran los gastos que supone el cuidado de los más jóvenes y de los mayores,
enfermos y migrantes que retornan, que estas sociedades proporcionan. Los conflictos que se
fueron sucediendo entre la población sudafricana contra el sistema de segregación, mediante las
organizaciones políticas y sindicales y las huelgas, dieron paso, según Wolpe, al segundo periodo, el
del apartheid, que proveyó al capitalismo de los mecanismos necesarios para poder seguir
manteniendo esta fuerza laboral. Estos se desarrollan mediante un sistema de dominación que
controlaba las transformaciones que en estas sociedades sudafricanas se estaban dando mediante
sus políticas racistas y la creación de territorios como los bantustanes. De ahí que el apartheid no
deba solo contemplarse —según Wolpe— como un reflejo de las ideologías raciales sudafricanas, ni
reducirse a una simple extensión del periodo de segregación, sino como la respuesta de las clases
dominantes a las condiciones cambiantes que se dieron durante ambos periodos sosteniendo y
reproduciendo las relaciones de producción capitalista.
En el caso de las migraciones de trabajadores africanos durante el c0Ionialismo, así como en Europa
hasta la década de los sesenta, la articulación en los modos de producción se origina, según Claude
Meillassoux, mediante el desarrollo de dos mecanismos: el «doble mercado de trabajo» y «la
rotación de mano de obra de origen rural». Con el primero, las políticas capitalistas dividen a los
trabajadores en «integrados o estables» y «temporales» a través de políticas de exclusión social
xenófobas y racistas que favorecen el mantenimiento de la precariedad laboral, los bajos salarios y
la exclusión de los migrantes de los beneficios sociales que les correspondería como trabajadores.
Éste permite, a su vez, que se mantenga el segundo mecanismo al forzar a los migrantes, tras
despojarlos de sus derechos laborales, seguridad en el empleo y seguro social, a regresar a sus
sociedades de origen; mecanismos que se refuerzan en el caso de los países industriales receptores
de migrantes en Europa, como se dio en el caso de las migraciones de trabajadores africanos en
Sudáfrica, a través de sus políticas sobre controles de fronteras y permisos de trabajos temporales
que, entre Otros aspectos, favorecen, a su vez, políticas que restringen las reunificaciones familiares
y las prácticas arbitrarias Contra estos trabajadores por parte de empleadores, cuerpos de seguridad
del estado y administraciones públicas.
Sistemas-mundo y migraciones internacionales
Considerando que toda ciencia social debe ser simultáneamente histórica y sistémica, en el primer
volumen de The Modern World-Syszem, publicado en 1974, el sociólogo Immanuel Wallerstein
propone la teoría de sistemas-mundo o «análisis de sistemas-mundo». Teniendo en cuenta éste
como unidad analítica y «sistema social histórico», más allá del estado-nación y su temporalidad
hasta entonces dominante en las ciencias sociales, destaca que «la economía mundial capitalista»
constituye un único sistema total que desde el siglo XVI ha ido penetrando progresivamente en
sociedades no capitalistas incorporándolas a su economía global de mercado. En estos procesos se
han ido estableciendo relaciones asimétricas en la división internacional del trabajo, impulsando,
entre otros fenómenos sociales las migraciones de trabajadores. De ahí que Wallerstein incluya en
sus análisis las estructuras institucionales más importantes en las que se sostiene la economía
capitalista mundial, su sistema interestatal y los ciclos económicos y geoculturales, refiriéndose a
patrones culturales comunes, al tiempo que hace una crítica detallada a la «teoría de la
modernización» como modelo explicativo del desarrollo.
Wallerstein ofrece una reconstrucción de los procesos históricos en los que se han desarrollado de
manera desigual estructuras políticas y económicas alrededor del mundo:

un sistema-mundo es un sistema que tiene fronteras, estructuras, grupos miembros, reglas de


legitimación y coherencia. Su vida está compuesta de las fuerzas conflictivas que lo mantienen unido
por tensión y lo desgarran en tanto cada grupo busca eternamente remodelar en su provecho. Tiene
las características de un organismo, es decir, tiene una vida útil en la cual sus características cambian
en algunos aspectos y permanecen estables en otros... La Vida dentro de él es en gran parte
autónoma, y la dinámica de su desarrollo es en gran parte interna Wallerstein.

Éste divide en «centro», regiones que dominan y se benefician de la división internacional del
trabajo, «periferia», regiones subordinadas con mayor de las naciones del centro y que, entre Otros
fenómenos sociales, explican los desplazamientos de trabajadores desde las regiones periféricas
hacia el centro, y «semiperiferia», regiones menos dependientes. Wallerstein observa el sistema
capitalista compuesto por estados-nación dentro de regiones que se han ido incorporando
progresivamente al sistema y que forman parte del centro (Estados Unidos, Europa, Japón, Australia
y Nueva Zelanda), semiperiferia (Brasil, México, Argentina, Hong Kong, Singapur y Taiwán) y
periferia, la mayor parte del resto de los países Y como sus problemas fundamentales: el desarrollo
de la economía mundial, la expansión del comercio, las inversiones y el trabajo. Y como destaca la
teoría de la dependencia, estos procesos han favorecido que varios países hayan ganado poder
económico, político y fuerza militar a costa de la imposibilidad del resto. De ahí que distintos
autores coincidan en destacar que, en muchos aspectos, la teoría de sistemas-mundo de Wallerstein
fuera en sus inicios, y en sus supuestos básicos, una versión de la teoría de la dependencia 1 . Ambas
teorías apuntan a los orígenes históricos del colonialismo y a cómo el desarrollo de las regiones de la
periferia se ha supeditado desde entonces a las iniciativas del centro. Con todo, mientras la teoría
de la dependencia se centra en aspectos como el «subdesarrollo» de la periferia (colonias), la de
sistemas-mundo desplaza su análisis a un sistema más global, así como a las dinámicas y procesos de
la economía capitalista que se han dado desde sus orígenes desde el centro. Y desde esta dirección
(centro-periferia) se enfoca, como la teoría de la articulación de los modos de producción, en cómo
el centro desestabiliza la economía y la organización social de las sociedades no capitalistas,
afectando de manera particular a los patrones laborales que desencadenan las migraciones de
trabajadores. A partir de este planteamiento, la teoría de los sistemas-mundo considera que las

1
migraciones internacionales surgen como respuesta a los trastornos que origina el capitalismo y
que, a medida que éste se expande desde el centro, genera, entre otros aspectos,
desplazamientos de trabajadores en las regiones periféricas y hacia los centros donde se
concentra el capital.
A partir de la década de los setenta, teóricos de las migraciones internacionales como los sociólogos
Alejandro Portes y John Walton o Saskia Sassen parten de este marco de análisis para explicar sus
orígenes como una consecuencia histórico-estructural de la expansión del capitalismo en las
sociedades emisoras de migrantes. Teniendo en cuenta los planteamientos históricos y sistémicos
de la teoría de sistemas-mundo, Alejandro Portes y John Walton apuntan a la necesidad de llevar a
cabo análisis intermedios basados en la estructura de clase, los modos de producción y las
ideologías dominantes que permitan «recanalizar» sus aproximaciones en el estudio de las
migraciones internacionales. para ello, Portes y Walton se centran en cuatro áreas previamente
identificadas como problemas sustantivos y que, según los autores, aunque no exhaustivos, son
representativos de aquellos que requieren mayor atención para un desarrollo teórico en los estudios
migratorios: la migración internacional, los modos precapitalistas de producción y la reproducción
de la fuerza de trabajo urbana, las ideologías dominantes de la desigualdad y la estructura de clase
en el centro.
Saskia Sassen destaca, por su parte, el auge de «ciudades globales» como consecuencia de las
transformaciones que se están dando en la economía mundial, particularmente en los países más
industrializados receptores de trabajadores migrantes procedentes de países en desarrollo. Según la
autora, la descentralización de la producción industrial, los cambios tecnológicos o el desarrollo del
sector financiero son, entre Otros, factores que han contribuido a la consolidación de estos «nuevos
centros económicos urbanos» desde donde se gestionan, dirigen, controlan y exportan servicios;
reestructurando el mercado laboral que, además de ofrecer trabajos profesionales y técnicos bien
pagados, ofrece empleos poco remunerados que desempeñan los migrantes extranjeros en el sector
servicios de estos centros urbanos o en los enclaves étnicos donde estos se concentran.
En antropología, además de destacar los primeros intentos de Godfrey Wilson de incorporar la
economía mundial en sus análisis sobre las migraciones de las poblaciones africanas a los centros
económicos coloniales, hay que destacar los trabajos de Eric Wolf, Europa y la gente sin historia, y
de Sidney Mintz, Dulzura y poder, como modelos en los que se contextualizan históricamente los
cambios culturales que se producen en distintas sociedades como consecuencia de la expansión del
capitalismo alrededor del mundo. Considerando que la teoría de sistemas-mundo aporta nuevas
aproximaciones al conocimiento antropológico para explicar el fenómeno cultural, Eric Wolf destaca
la importancia de observar relaciones locales en términos de procesos económicos y políticos más
amplios para simultáneamente captar cómo se responde culturalmente a estos procesos desde
comunidades específicas.
En el caso específico del estudio de las migraciones internacionales, otros antropólogos/as también
parten de las aproximaciones planteadas por la teoría de los sistemas-mundo para analizar las
migraciones internacionales de trabajadores. En la compilación de investigaciones etnográficas
editada por June Nash y Patricia Fernández Kelly se parte de este marco de análisis para destacar
cómo la creciente integración de los países emisores en un sistema mundial que, desde la década de
los setenta se caracteriza por la dispersión geográfica de la producción industrial, no solo intensifica
las relaciones desiguales entre países, afectando de manera particular a cambios en la división
internacional del trabajo y, por tanto, a las migraciones, sino entre sectores laborales, tanto en
países emisores como receptores, así como a minorías étnicas, comunidades, familias y a las
relaciones de género. Así y todo, Basch, Glick Schiller y Szanton-Blanc señalan, como se verá en el
próximo capítulo, que los teóricos de los sistemas-mundo han tendido a reducir la migración a la
migración laboral y a los inmigrantes a trabajadores, eliminando toda discusión de las diferentes
identidades «raciales», étnicas o nacionales que configuran las acciones de las personas. Según estas
autoras, si bien los migrantes son proveedores de mano de obra para la producción capitalista en
una economía mundial, también son al mismo tiempo actores activos de cambios sociales y
políticos, tanto en las sociedades en las que se asientan como de las que provienen.

«Regreso a Aztlán»: relaciones estructurales y redes migratorias

En la primera mitad de la década de los ochenta, Massey, Alarcón, Durand y González llevaron a
cabo investigaciones interdisciplinares sobre la migración de trabajadores mexicanos a Estados
Unidos. Combinando metodologías antropológicas y sociológicas, los autores tuvieron como
referencias las investigaciones pioneras que con migrantes mexicanos en Estados Unidos realizaron
en la década de los veinte Manuel Gamio y Paul S. Taylor. Estas investigaciones se llevaron a cabo en
comunidades de los estados occidentales mexicanos tradicionalmente emisores de migrantes en
Estados Unidos, Jalisco, Michoacán, Zacatecas, Colima, Aguascalientes, Nayarit y Guanajuato,
seleccionando en estos estados dos poblaciones agrarias, que denominaron en su reconstrucción
etnográfica Altamira y Chamitlán, y dos ciudades, San Marcos y el barrio obrero que denominaron
Santiago en Guadalajara. Estas se complementaron con distintas encuestas a migrantes mexicanos
procedentes de estas regiones en California.
Según Massey et al., los modelos de la economía neoclásica en el estudio de las migraciones,
centrados en la consideración de éstas como un medio de distribución de trabajadores entre áreas
de bajos y altos salarios, no explican por qué en el caso de las migraciones de trabajadores
mexicanos a Estados Unidos no se dan migraciones en comunidades pobres igualmente distantes
del país del norte, que desde ellas emigren menos trabajadores, o que las migraciones se inicien más
tarde Las explicaciones a estos problemas solo pueden darse, según estos autores, si se tiene en
cuenta que la migración internacional es un proceso dinámico y acumulativo, en el que operan seis
principios; el primero de los cuales tiene que ver con las relaciones estructurales destacadas en el
apartado anterior y que establece que la migración internacional se origina como consecuencia de
transformaciones estructurales que se dan tanto en las sociedades emisoras como receptoras. En
estas últimas, la migración surge, como destaca Michael Piore, de la segmentación del mercado
laboral que se da en los países más industrializados, creando trabajos no cualificados y con bajos
salarios rechazados por sus ciudadanos, que que los empleadores recurran en un principio al
reclutamiento de trabajadores extranjeros. Éste fue de hecho 10 que sucedió en el caso del
reclutamiento de trabajadores mexicanos en Estados Unidos a comienzos del siglo xx, durante la
Primera Guerra Mundial y en la década de los veinte, así como el Programa de Bracero que Estados
Unidos acordó con México a comienzos de la Segunda Guerra Mundial, en 1942, y que se prolongó
hasta 1964. Junto a transformaciones estructurales en los países receptores, hay que tener en
cuenta las que se dan en los países emisores que expliquen estos desplazamientos, y que en el caso
de México tienen que ver, como destaca Lourdes Arizpe, con cambios socioeconómicos que se han
dado en el país y que han favorecido la intensificación de las desigualdades sociales. De ahí que,
aunque a partir de la década de los setenta se intensifican las migraciones de trabajadores
mexicanos a Estados Unidos, este aumento no pueda comprenderse, según Massey et al., sin tener
en cuenta «el desarrollo anterior de una compleja estructura social que la fomentó y sustentó». La
migración mexicana a Estados Unidos no puede explicarse únicamente a partir de factores de
«expulsión», ya que cada periodo en los que ésta se intensifica fue acompañado tanto
por los reclutamientos activos de trabajadores que se dieron desde distintos lugares de Estados
Unidos como de los cambios estructurales políticos y económicos que dieron en México.
Como segundo principio se establece que, una vez que se inician las migraciones internacionales,
éstas desarrollan una infraestructura social que posibilita que con el tiempo crezcan como
consecuencia de los vínculos sociales que se desarrollan entre sociedades emisoras y receptoras. A
través de obligaciones recíprocas, se crea «una red que de manera progresiva reduce los costos del
movimiento internacional», que permiten la incorporación y el asentamiento de los nuevos
migrantes procedentes de una misma comunidad de origen en las sociedades receptoras. Y a medida
que esta red se expande, se intensifica el movimiento migratorio con nuevas incorporaciones que
Massey et al. definen como «redes migratorias»: él y con el tiempo se refuerzan mediante la
experiencia común de la misma migración.

Como se ha destacado en el capítulo anterior, el concepto de red social (social network) había sido
incorporado en la antropología social por los antropólogos británicos en investigaciones que se
llevaron a cabo en Europa, y particularmente con migrantes en África en contextos coloniales y entre
migrantes desde áreas rurales a urbanas en América. En los estudios anteriores sobre las
migraciones mexicanas también se había destacado la concentración de migrantes en ciertas
sociedades receptoras procedentes de una misma comunidad de origen. También se había utilizado
el término de cadenas migratorias (migration chains) para destacar algunas de las funciones de estas
redes migratorias, como la transmisión de información sobre oportunidades laborales en las
sociedades receptoras o las ayudas que los migrantes reciben de Otros para desplazarse y asentarse.
En el caso de las redes migratorias que desarrollan los mexicanos

en Estados Unidos, Massey et al. destacan que éstas se basan principalmente en las relaciones de
parentesco y paisanaje y que, a medida que la migración continúa, estas relaciones «adquieren
nuevos significados y funciones». Siguiendo a James Coleman, los autores consideran que las
conexiones y vínculos que se establecen a través de estas redes migratorias constituyen una forma
de «capital social» al que las personas pueden acceder a través de varios tipos de capital'.
Basándose en la generalización de la literatura académica sobre migraciones, los autores establecen
como un tercer principio que, a medida que la migración internacional se hace más accesible, las
familias recurren a ella como una estrategia para su supervivencia dependiendo de los cambios que
se van dando en los ciclos vitales de sus miembros, tanto trabajadores como dependientes. La
migración internacional como estrategia económica familiar se hace más accesible en aquellas con
menos recursos a medida que previamente se han desarrollado redes en las sociedades de destino.
La migración internacional tiende así a convertirse en un proceso social que se mantiene en el
tiempo (self-sustaining), influyendo en las motivaciones para migrar como expectación en niveles
individuales, estrategia de supervivencia en niveles familiares y, como consecuencia de cambios en
estructuras económicas y sociales una vez que se desencadena el movimiento migratorio, y en
niveles comunitarios. El mantenimiento en el tiempo del movimiento migratorio es considerado por
los autores el cuarto principio que explica la migración internacional.
Más allá que las migraciones comiencen siendo temporales, una vez que se da un flujo migratorio a
un lugar de destino específico, el asentamiento de algunos migrantes es inevitable como
consecuencia, entre otros aspectos, de los vínculos que se van generando en la sociedad de
asentamiento. Considerándolo como el quinto principio, basándose también en generalizaciones de
la literatura académica, los autores destacan que estos asentamientos permanentes de migrantes
procedentes de una misma sociedad de origen inciden en el fortalecimiento de redes ofreciendo
apoyo social y contextos seguros para la incorporación y asentamiento de nuevos migrantes. Y como
sexto principio, que estas redes se mantienen, asimismo, como consecuencia del continuo retorno
de migrantes, ya sea temporal o definitivo, a las sociedades de origen. Más aún, teniendo en cuenta
el fuerte apego que los migrantes suelen sentir y expresar por sus sociedades de origen en los
lugares donde se asientan.

A partir de estos principios, Douglas Massey propone la teoría de la causación acwnulativa


arguyendo que con el tiempo la migración internacional tiende, como se ha señalado previamente, a
sostenerse añadiéndose progresivamente nuevos movimientos. Cada acto de migración genera,
según Massey, la estructura social necesaria para que se mantenga reduciendo los costos y riesgos
de migraciones posteriores de familiares, allegados o amigos que, a su vez, expanden el conjunto de
personas con vínculos en las sociedades receptoras, al tiempo que se amplían los segmentos
sociales para migrar en las sociedades emisoras. Hasta tal punto que influye en valores y
percepciones culturales de estas sociedades y sus comunidades, aumentando la probabilidad de
futuras migraciones, sobre todo cuando los migrantes adquieren una percepción de movilidad social
y tienden a seguir estilos de vida y consumo propios de las sociedades receptoras.
Cruzar tiampos de globalización

6, Transmigrantes y ciudadanos
transfronterizos en contextos de globalización,
Aproximaciones transnacionales en los
estudios migratorios

Si, como consecuencia de la Guerra Fría, miles de refugiados de alrededor del mundo se fueron asentando en
distintas ciudades de Estados Unidos, los cambios de las políticas migratorias que se realizan en la década de los
sesenta, así como el crecimiento económico que experimentan distintas regiones metropolitanas en las siguientes
décadas, hacen que no solo se intensifique la llegada de refugiados y migrantes, sino que se diversifique su
procedencia, particularmente de países asiáticos y latinoamericanos. Hasta el final del siglo xx, las sucesivas oleadas
de migraciones internacionales que se fueron asentando en Estados Unidos representaron la segunda más
importante de su historia, después de las que se dieron en las décadas previas a la Primera Guerra Mundial.
La lucha por los derechos civiles, los procesos de independencia de las antiguas colonias europeas y la Guerra Fría
también influyeron en los cambios de su política migratoria con las reformas que introduce la Ley sobre Inmigración
y Nacionalidad (Immigration and Nationality Act) de 1965; al eliminar definitivamente el sistema de cuota de
orígenes nacionales que se había introducido en la década de los veinte y establecer como criterios básicos para
residir en el país la reunificación familiar y la contratación de trabajadores especializados requeridos. Aunque
durante este periodo emergen nuevas metrópolis como principales «puertas de entrada» de migrantes en Estados
Unidos, la ciudad de Nueva York continuó siendo una de las más importantes y en la que se fueron asentando, con
respecto a la mayoría de inmigrantes de origen europeo a comienzos del siglo xx, un número cada vez mayor de
migrantes procedentes de todo el mundo. Según Constance R. Sutton, a mediados de la década de los ochenta la
tercera parte de la población neoyorquina la constituían inmigrantes y descendientes procedentes de distintos
países asiáticos, latinoamericanos y caribeños. Esta intensificación migratoria, la diversidad de su procedencia y la
concentración de corporaciones financieras, comerciales y políticas hicieron que Nueva York se convirtiera —según
Saskia Sassen — en una «ciudad global» desde la que los distintos grupos de migrantes se interconectan con sus
respectivos países de Origen y forman —según Sutton— «un solo sistema transnacional». En el caso de los distintos
grupos de migrantes caribeños, con una población de unos dos millones, Nueva York se convirtió —según esta
antropóloga— en la ciudad con mayor concentración de población caribeña del mundo y en el centro de encuentro
e intersección de su heterogénea y multicultural población, que interconectaba social, política, económica y
culturalmente esta metrópolis con los diferentes países del Caribe. Para Constance R. Sutton, esta «caribeñización»
social y cultural favorece así «un flujo bidireccional intenso y continuo de gente, ideas, costumbres e ideologías»
entre Nueva York y la región caribeña; generando lo que —según la autora— podría denominarse «un sistema
transnacional sociocultural» que incide en la «criollización de las culturas e identidades caribeñas» tanto en la
región neoyorquina como en los países de origen de sus migrantes.
Estas conexiones de carácter transnacional también fueron destacadas en distintos aspectos, por otros
antropólogos al referirse a comunidades y circuitos transnacionales desarrollados por migrantes mexicanos entre
Estados Unidos y México. Y, desde un marco de análisis cultural más amplio, sobre flujos culturales e identidades
transnacionales.

27
Transmigrantes caribeños y filipinos y etnografía transnacional

Centrándose en las consecuencias de las dinámicas migratorias procedentes de los países caribeños (San Vicente,
Granada y Haití) y Filipinas en Estados Unidos, Linda Basch, Nina Glick Schiller y Cristina Szanton-Blanc proponen el
transnacionalismo como una aproximación analítica para explicar las migraciones contemporáneas y sus
consecuencias socioculturales no solo en las sociedades receptoras, como hasta entonces se había priorizado en las
ciencias sociales desde modelos de análisis funcionalistas, sino también en las de origen, como proponen las
aproximaciones de carácter histórico-estructurales. Según estas autoras, uno de los aspectos que se resaltaba en
sus respectivos trabajos campo con estos grupos de migrantes —como también había resaltado Constance R.
Sutton era que las experiencias cotidianas de sus informantes estaban íntimamente ligadas a los diferentes tipos de
vínculos que mantenían con sus respectivos países de origen. Sin embargo, estos vínculos no impedían —según las
autoras— que estos inmigrantes, estando firmemente arraigados en sus sociedades de asentamiento, participaran
activamente en la construcción de sus respectivas comunidades de origen. De ahí que, a partir de estas
observaciones, propongan «una etnografía de migración transnacional» que tenga en cuenta a los migrantes como
«transmigrantes» o sujetos activos que, además de contribuir al desarrollo tanto de sus sociedades de
asentamiento como de origen, construyen culturas transfronterizas.
Con este trabajo, sus autoras vinculan la migración transnacional con las luchas políticas poscoloniales de los países
de la periferia, la exportación de trabajadores a las metrópolis del centro y la participación de estos migrantes en la
«construcción nacional» de sus países de origen. Y aunque estos sean tratados como proletarios racializados en
Estados Unidos, los inmigrantes haitianos, granadinos y filipinos son también sujetos activos en el mantenimiento
de sus hogares mientras se comprometen contra regímenes nacionales corruptos. Siguiendo el modelo de las
corporaciones transnacionales y los mercados de divisas, Arjun Appadurai había descrito la desterritorialización
como un fenómeno social desarrollado por grupos étnicos, movimientos sectarios y formaciones políticas que
transcienden fronteras territoriales específicas; afectando a las tradicionales lealtades de estos grupos con a los
estados-nación y a las estrategias desarrolladas tanto por los estados emisores como receptores de inmigrantes
para mantener estas lealtades (véase también Harvey 1989). De ahí que considere la desterritorialización un
fenómeno sociocultural propio del mundo contemporáneo protagonizado, de manera particular, por poblaciones
vulnerables, como los trabajadores que se desplazan a las sociedades más ricas para responder a la demanda de su
mercado laboral. Esta realidad favorece—según Appadurai— el desarrollo, entre otros fenómenos socioculturales,
de nuevos mercados (empresas, agencias de viajes, etc.) que facilitan, ante la necesidad de los migrantes de seguir
conectados con sus lugares de origen, el desarrollo de una «cultura transnacional».
Ante estas proposiciones surgen críticas que cuestionan su supuesta novedad como fenómeno social y
epistemológico. Con respecto al primero, se destaca que este tipo de relaciones también había sido desarrollado
por Otros grupos de migrantes en periodos históricos anteriores, apuntando a la heterogeneidad de sus formas y a
sus contingencias como consecuencia de los cambios estructurales originados por la expansión del capitalismo.
Estas criticas también señalan los límites y confusiones con respecto a las categorías de análisis propuestas, así
como al olvido, en sus primeras proposiciones, de la perspectiva de género. A partir de estas criticas, y siguiendo
algunas de las aportaciones de los antropólogos de la Escuela de Manchester, Peggy Levitt y Nina Glick Schiller
redefinen el transnacionalismo como un «campo social» en el que se da «un conjunto de redes entrelazadas de
relaciones sociales a través de las cuales fluyen ideas, prácticas y recursos que se intercambian, organizan y
transforman de manera desigual». Y de acuerdo a Nina Glick Schiller, como un campo social «ilimitado de múltiples
redes egocéntricas conectadas» que se aplica a las cadenas de relaciones sociales que desarrollan y mapean los
individuos. De esta manera el concepto de «campo social» dirige la atención —según la autora— a la simultaneidad
de las conexiones transmigrantes en más de dos estados, proveyendo un espacio conceptual en el que poder
investigar las formas en las que estos forman parte simultáneamente del tejido de la vida cotidiana en su estado de
origen, incluyendo procesos políticos, y de la vida laboral, vecinal, organizacional y política, y del de asentamiento.
Con esta redefinición se pretende destacar, asimismo, su carácter multidimensional (familias, organizaciones,
instituciones y movimientos sociales), incluyendo tanto a los migrantes que se mueven entre fronteras como a los
no migrantes afectados por ellos.
Mayor acuerdo se da, por Otra parte, al hecho de que en los actuales contextos de globalización los estudios
migratorios no pueden confinarse a las fronteras epistemológicas que imponen las lógicas basadas en el estado-

28
6. y ciudadanos transtronterizos
nación. Y de ahi que éste y otros aspectos de las actuales dinámicas de la globalización hayan convertido el
transnacionalismo en una aproximación teórica con la que describir y analizar las migraciones contemporáneas a
partir de los vínculos que los actuales migrantes establecen, desde distintos niveles de análisis, tanto en las
sociedades receptoras como emisoras. La inclusión de la contextualización histórica dentro de un marco más
amplio que tenga en cuenta factores politicos, económicos y culturales a partir de etnografias multilocales ha
favorecido que el transnacionalisrno haya centrado el interés en las últimas décadas a partir de investigaciones
llevadas a cabo sobre comunidades, familias y distintos tipos de Organizaciones de inmigrantes.

Viejos y nuevos transnacionalismos: precedentes históricos y epistemológicos

Como se ha destacado previamente, algunas de las críticas vertidas a las primeras propuestas sobre el
transnacionalismo cuestionan su novedad como fenómeno social. Bryan Roberts, Reane Frank y Fernando Lozano-
Asencio destacan que los mexicanos en Estados Unidos siempre han mantenido vínculos activos con sus sociedades
de origen. Nancy Foner encuentra similitudes entre las estrategias transnacionales desarrolladas por los
inmigrantes asiáticos, caribeños y latinoamericanos en la ciudad de Nueva York con las utilizadas por los
inmigrantes procedentes de Europa del Este e italianos a comienzos del siglo xx en Estados Unidos. Y Sidney Mintz
subraya que no supone novedad alguna, ya que el transnacionalismo tiene claros precedentes destacados en
investigaciones antropológicas en el continente africano, destacando las migraciones de trabajadores como un
aspecto sistemático de la expansión del capitalismo. Y aunque entonces los migrantes no dispusieran de las
actuales tecnologías que posibilitan desplazarse y/o comunicarse con tanta velocidad con sus comunidades de
origen, estos se dieron —de acuerdo con Mintz con la misma intensidad; concluyendo que, como en épocas
anteriores, las nuevas comunidades transnacionales no hacen más que reproducir una actitud instrumental hacia la
perpetuación y la innovación de la cultura.
Desde un punto de vista epistemológico, también se consideran precedentes del transnacionalismo la
proposición de «campo social total» como unidad de análisis propuesta por la Escuela de Manchester (véase el
capítulo 4) y los trabajos de William I. Thomas y Florian Znaniecki en la Escuela de Chicago que destacan los vínculos
que desde finales del siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial mantienen los inmigrantes polacos en Estados
Unidos con sus familias en Europa no solo a través del intercambio epistolar y las remesas, sino también a través de
organizaciones <<supraterritoriales».
De hecho, el término fue acuñado en esta época por el escritor estadounidense Randolph Bourne en su ensayo
«Trans-national America», quien, al tiempo que afirma que Estados Unidos, más que una («nacionalidad», era una
<<transnacionalidad», proponía la aceptación del libre movimiento de migrantes entre Estados Unidos y sus
sociedades de origen. Considerando la idea de Estados Unidos como una federación del mundo en miniatura», el
autor también vislumbró que la «doble nacionalidad» se aceptaría en un futuro, permitiendo a los migrantes viajes
de ida y vuelta a sus países de origen.
También se consideran precedentes de la perspectiva transnacional las proposiciones que sobre transculturación
hace en la década de los cuarenta el antropólogo cubano Fernando Ortiz y los análisis del antropólogo Américo
Paredes sobre identidades transfronterizas. Mientras este último propone estudiar las culturas transfronterizas
como «unidad transnacional» en los análisis sobre el folklore que se da a ambos lados de la frontera
méxicoestadounidense, Fernando Ortiz propone el concepto de «transculturación» como alternativa al de
aculturación, empleado por los antropólogos estadounidenses en la década de los treinta. A este respecto, Ortiz
subrayaba con la utilización de este término que los cambios culturales no solo se dan en una cultura, sino en todas
aquellas que se encuentran conectadas; concepto que también utilizó Bronislaw Malinowski para definir las
dinámicas sobre cambio cultural. En la introducción de Malinowski al libro de Ortiz Contrapunteo cubano del tabaco
y el azúcar, destaca la influencia de Cuba en las Islas Canarias como consecuencia de los migrantes que retornaban
al archipiélago. Este concepto ha sido retomado en las últimas décadas en los estudios sobre culturas
postcoloniales.
Estos precedentes históricos como fenómeno sociocultural y como perspectiva de análisis han posibilitado que
estudios posteriores no solo hayan precisado similitudes y diferencias entre el transnacionalismo pasado y el
presente, sino también la revisión desde una perspectiva transnacional de movimientos sociales transfronterizos y

29
transformaciones históricas que se han ido dando desde el siglo XIX y en distintas disciplinas proponen
contextualizar desde la economía política el transnacionalismo con las tradiciones de estudios postcoloniales
(feminismo, racismo, estudios étnicos). Y el historiador David Thelen sugiere que, puesto que el transnacionalismo
no es un nuevo fenómeno social, y una vez que los académicos han tomado conciencia de estas dinámicas, también
deberían tenerse en cuenta como grupos transnacionales aquellos movimientos que han sido invisibilizados por las
ideologías nacionalistas imperantes en la política y en la academia (contra la esclavitud, a favor de los derechos de
las mujeres y de los trabajadores) desde la Primera Guerra Mundial.

30
Cruzar fronteras en Hampos de globalización

Globalización y transnacionalismo: delimitaciones conceptuales

Además de su novedad histórica, otras de las objeciones que se han dado como perspectiva de análisis
tienen que ver con las ambigüedades etimológicas de sus términos, definiciones y aplicaciones analíticas
que contribuyeron a generalizaciones. Entre estas confusiones se encuentra la utilización del término
«transnacionahsmo» como sinónimo de globalización. Si bien para Bash, Glick Schiller y Szanton-Blanc, el
transnacionalismo coincide con la globalización, el primero tiene un ámbito más limitado, ya que,
mientras los procesos globales están en gran medida descentralizados de territorios nacionales
específicos y tienen lugar en un espacio mundial, los procesos transnacionales están anclados y
transcienden a más de un estado-nación. Y según Michael Kearny, mientras en el «concepto de
global(ización)» se da un carácter universal, el de «transnacional(ismo)» implica dimensiones políticas e
ideológicas. También el término «transnacionalismo» se ha utilizado como sinónimo de internacional 0
multinacional. A este respecto, Alejandro Portes intenta aclarar este uso generalizado definiendo como
«actividades internacionales» aquellas que se llevan a cabo desde los estados o sus instituciones en otros
países; «multinacionales» a las realizadas por instituciones cuyos objetivos transcienden las fronteras del
estado-nación, y «transnacionales» a las llevadas a cabo por miembros de la sociedad civil a través de
fronteras nacionales más allá de sus regulaciones y controles.
En cuanto que el término transnacionalismo implica, por Otra parte, la noción de la nación
necesariamente constituida por el estado-nación, los primeros estudios no precisaron la diferencia de Sus
procesos con respecto a otros de carácter transestatal o translocal. De gran relevancia si se tiene en
cuenta que pueden darse naciones sin estados. A este respecto, Kearny destaca que el término («nación»
hace referencia a aspectos territoriales, sociales y culturales y que, en el caso del transnacionalismo en los
estudios llevados a cabo por los antropólogos, implica procesos transestatales. Rainer Baubôck subraya
que, si desde un punto de vista analítico el concepto implicaría a diferentes estados territorializados en
los estudios migratorios, de la misma manera que los términos internacional, multinacional o
supranacional, desde un punto de vista político debería considerarse como transnacional cuando
diferentes comunidades coexisten entre diferentes estados separados. Siguiendo esta argumentación, el
autor considera que, como propuesta analítica, el transnacionalismo solo podría darse en los estudios
migratorios cuando los migrantes combinan ciudadanía o pertenencia, derechos o prácticas en al menos
dos estados diferentes; es decir, relaciones que desarrollan personas o instituciones sociales a través de
las fronteras de estados-(nación). Y Glick Schiller y Fouron precisan, por su parte, que el
transnacionalismo se refiere a procesos sociales y culturales que se extienden más allá de fronteras de
estados particulares desarrollados por actores sociales, ya sean instituciones o individuos, afectados por
políticas y prácticas institucionales de estados específicos.
Esta generalización conceptual contribuyó, por tanto, a que en los primeros estudios se vieran relaciones
y prácticas transnacionales en todas partes; al tiempo que, como destacan Wimmer y Glick Schiller, se
tendiera a esencializar «las comunidades transnacionales» de la misma manera que se hiciera a partir del
funcionalismo con respecto a comunidades de campesinos» o carácter nacional». A este respecto se ha
destacado que ni todos los (in)migrantes son necesariamente transmigrantes, en cuanto que no todos los
que se establecen en otros países mantienen relaciones con sus sociedades de origen, ni todas las
comunidades de (in)migrantes constituyen necesariamente comunidades transnacionales. A las críticas
sobre la supuesta novedad del transnacionalismo como fenómeno social y su falta de especificación como
herramienta suficientemente analítica, se añadió el olvido de sus autoras a las perspectivas de género.
Más aún, teniendo en cuenta, como distintos estudios estaban subrayando desde la década de los
setenta, la importancia central del género en las migraciones desde los primeros estudios, por otra parte,
relegado en las ciencias sociales hasta entonces.

31
Cruzar fronteras Mampos de globalización

El transnacionalismo como perspectiva de análisis


Las diferencias de las actuales configuraciones transnacionales se establecen, precisamente, en la
modalidad y la intensidad de estas nuevas formas de transnacionalismo íntimamente vinculadas a las
actuales dinámicas del capital y a los avances tecnológicos tanto de los medios de comunicación como del
transporte que posibilitan transformaciones en distintos niveles sociales: transnacional, nacional, local y
familiar. Y aunque no todos los migrantes establecen relaciones transnacionales con sus comunidades de
origen, no puede desligarse la emergencia de éstas como consecuencia de la globalización del capital y la
deslocalización de la producción desde la década de los setenta. En este sentido, y aunque no sea
novedoso, podría situarse su interés como fenómeno social en cuanto que afecta a las dinámicas y
variaciones de los actuales patrones migratorios. Y a estos aspectos apuntan Nancy Foner y Ewa T.
Morawska al destacar que las vinculaciones de los actuales migrantes con sus sociedades de origen son
más significativas, intensas y diversas, en cuanto formas y contenidos, que las de los migrantes a
comienzos del siglo xx, a pesar de sus significativas similitudes desde el punto de vista demográfico,
económico y de los compromisos de los migrantes con las familias en sus comunidades de origen.
Siguiendo las ideologías y políticas dominantes desde el siglo XIX en la construcción de los estados nación,
debe resaltarse, por Otra parte, que en el pasado la asimilación se impuso como única alternativa de
adaptación de los. migrantes a las sociedades receptoras. En este sentido, los migrantes se veían
abocados a abandonar sus costumbres, lenguas y valores siguiendo las premisas y valores
homogeneizadores dominantes. Y desde esta perspectiva, no debe desecharse la importancia que desde
la década de los sesenta ha tenido en los actuales países receptores de migrantes las revisiones de estas
ideologías y políticas asimilacionistas De ahí que, si bien el transnacionalismo no puede considerarse un
fenómeno social novedoso, sí representa, como han destacado distintos autores, una nueva perspectiva
de análisis en los estudios migratorios.
Las críticas vertidas tanto desde la antropología como desde otras disciplinas al transnacionalismo
supusieron, no obstante, una llamada de atención a la necesidad de precisar algunas de sus proposiciones
analíticas para evitar confusiones conceptuales y generalizaciones. La utilización analítica de estos
conceptos, como destaca Ulrich Beck, implica contradicciones enraizadas en las ciencias sociales en las
clásicas divergencias marxistas y weberianas, y en la utilización de marcos teóricos amplios centrados en
lo económico o en lo cultural. Y es en este último aspecto en el que se centra el interés inicial de Basch,
Glick Schiller y Szanton-Blanc al intentar superar, según estas autoras, los enfoques economicistas en los
que todavía se encontraban las propuestas teóricas de los sistemas-mundo tendentes a reducir las
migraciones al ámbito de lo laboral. En éstas, los migrantes se conciben únicamente como trabajadores,
sin prestar atención a cómo las diferencias culturales, étnicas o nacionales afectan a sus procesos de
adaptación en las sociedades de asentamiento. De ahí que Basch, Glick Schiller y Szanton-Blanc se
esfuercen en subrayar que los actuales migrantes no son únicamente proveedores de mano de obra de la
producción capitalista, sino también sujetos activos de los cambios socio-culturales que se generan tanto
en sociedades receptoras como emisoras; participando, como también destacarán estudios posteriores,
en relaciones y actividades heterogéneas transfronterizas en distintos ámbitos sociales, económicos,
políticos, religiosos y civiles, sin que por ello se vean obligados a desarrollar sentidos de pertenencia
exclusivos. De ahí que distintos autores desde diferentes disciplinas hayan destacado el transnacionalismo
como un concepto analítico heurístico y útil en los estudios migratorios que permite superar el
centralismo que el estado-nación ha ocupado en las ciencias sociales. De este modo, la perspectiva
transnacional favorece desnaturalizar el concepto de nación como algo dado y así superar el nacionalismo
metodológico de las ciencias sociales, cuestionado previamente por la teoría de sistemas-mundo, y sus

32
Centroamericanas en Washington D.C. y familias transnacionales

isoformismos, identificando estado-nación con cultura, que, en el caso específico de la antropología, viene
heredado del colonialismo y el orientalismo.
Aunque las relaciones transnacionales pudieran darse como fenómenos sociales transitorios, por otra
parte, no deja de ser relevante desde un punto de vista teórico para comprender su incidencia en las
actuales transformaciones sociales y culturales en diferentes niveles: desde las prácticas de los actuales
migrantes hasta las transformaciones institucionales. A este respecto, Steven Vertovec propone el
transnacionalismo como una herramienta apropiada para analizar «los modos de transformación» que se
dan en los diferentes niveles y ámbitos socioculturales como consecuencia de las prácticas migratorias
(perceptual, conceptual e institucional). Y es que, según el autor, algunas de las transformaciones
socioculturales que observamos en el presente, desde las concepciones legales y políticas de pertenencia
hasta las actuales influencias sobre las familias, son cambios sociales suficientemente significativos como
para tenerlos en cuenta. Desde este punto de vista, el transnacionalismo permite observar cómo algunas
instituciones sociales están cambiando e influyendo en transformaciones sociales y culturales específicas:
familias, doble nacionalidad, políticas migratorias y fronterizas, identidades sociales y culturales o
remesas.

De comunidades a familias transnacionales


Desde los estudios migratorios de la Escuela de Chicago y los de la antropología social británica en las
colonias africanas, la etnografia se ha ido proponiendo Como un modelo metodológico de carácter
intensivo y extensivo en los estudios migratorios. A pesar de estos antecedentes, la etnografia en los
estudios migratorios en antropología ha ido adquiriendo mayor relevancia a partir de la década de los
setenta, y, particularmente, con el auge de los estudios sobre procesos de globalización y sus
consecuencias en sociedades y culturas locales. De la aportación de la tradición etnográfica de la
disciplina en las ciencias sociales, Michael Burawoy destaca, como se ha observado en capítulos
anteriores tres aportaciones: la de revisitar y retomar el trabajo de campo, las relaciones extensas que se
mantienen con los informantes como consecuencias de la vuelta al campo y la relevancia teórica que,
desde Godfrey WIlson, se ha ido otorgando a la contextuahzación de los grupos sociales estudiados
dentro de la economía global. Considerando que el transnacionalismo es un fenómeno social
multidimensional, la etnografia posibilita articular niveles macro/microestructurales y agencia, así como
sus dinámicas y variables socioculturales en distintos niveles sociales Desde esta articulación, el proceso
etnográfico permite, a través de trabajos de campo multilocales, combinar distintas unidades de análisis
en las investigaciones; incluyendo, en el caso de los desplazamientos de población, migrantes y no
migrantes, familias, comunidades, instituciones u organizaciones desde niveles locales a globales.
Debido a la gran complejidad y heterogeneidad del fenómeno transnacional, estas investigaciones
etnográficas han tendido a enfocarse, desde aproximaciones interdisciplinares, en instituciones sociales y
prácticas culturales que los migrantes contemporáneos desarrollan a través de fronteras. Y siguiendo el
principio holista propio del modo de conocer etnográfico en el contexto más amplio de la economía
global, se tienen en cuenta, partiendo de las diferencias basadas en clase, etnicidad, género y generación,
distintos aspectos de carácter social, político, económico y cultural, y cómo estos afectan a la
conformación de comunidades, ciudadanías y familias transnacionales.

A partir de la incidencia de los procesos de globalización y las transformaciones transfronterizas que estos
propician, los primeros estudios transnacionales centraron su atención en los vínculos socioculturales
transfronterizos que distintos grupos de migrantes en Estados Unidos establecen con sus comunidades de
origen en distintos países del Caribe, México, Filipinas y China. Este interés inicial en las «comunidades
transnacionales» propició otros estudios centrados, por una parte, en la incidencia de éstas en el

33
Cruzar fronteras Mampos de globalización

desarrollo de sus localidades y países de origen, a través de las remesas, creación de empresas o
proyectos públicos. Y por otro lado, en el papel que las instituciones religiosas desempeñan en el
desarrollo de espacios prácticas e identidades transnacionales.
Entre las investigaciones llevadas a cabo durante este primer periodo en niveles comunitarios
transnacionales cabe destacar la etnografia The Transnational Villagers que peggy Levitt llevó a cabo con
grupos de migrantes dominicanos de la aldea de Miraflores (República Dominicana) asentados en la
región metropolitana de Boston. En este trabajo, la autora contextualiza estas migraciones en los
procesos de expansión del capitalismo en la República Dominicana y en las estructuras de dependencia
que éstos generan con Estados Unidos que, entre otras consecuencias, desencadena las inmigraciones de
las distintas poblaciones que se han ido asentando en sus diversas regiones metropolitanas.
Desde el punto de vista político, destaca el interés por lo que Anderson denomina «nacionalismo a
distancia», la reconstrucción de identidades transfronterizas y la posibilidad de los actuales migrantes de
obtener doble nacionalidad. Puesto que, como en otros ámbitos sociales, el nacionalismo a larga distancia
también tiene precedentes históricos, se han llevado a cabo revisiones históricas desde una perspectiva
transnacional sobre estos nacionalismos desarrollados en las diásporas desde el siglo XIX. En las últimas
décadas, por otra parte, un número cada vez mayor de gobiernos de países eminentemente emisores,
buscando maximizar los beneficios políticos y económicos de Sus migrantes han establecido ministerios,
secretarías o consulados en aquellas regiones metropolitanas en donde se han ido concentrando
poblaciones migrantes, además de aceptar su doble ciudadanía o el derecho al voto en las nacionales.
Teniendo en cuenta estos aspectos políticos Rainer Baubôck propone el término ciudadania
transnacional, destacando que la extensión de la Frtenencia transnacional que permite la aceptación y
obtención de la doble nacionalidad es una de las mayores transformaciones políticas que se han dado en
las migraciones internacionales contemporáneas. Ésta hace posible, según Baubóck, que en los actuales
migrantes puedan darse sentidos de pertenencias en las que se «superponen territorialidades separadas y
sistemas de gobiernos independientes». De ahí que, más allá de las actividades de los migrantes, este
transnacionalismo político afecte de manera significativa el desarrollo de nuevas identidades sociales
basadas en la ciudadanía. El autor propone, al respecto, analizar este tipo de ciudadanía desde las teorías
normativas de la democracia y sus consecuencias políticas en los países receptores y emisores.
Siguiendo esta perspectiva, y teniendo en cuenta tanto el ejercicio del nacionalismo a larga distancia
como la posibilidad de que algunos migrantes puedan obtener la doble nacionalidad, Glick Schiller y
Georges Fouron proponen el concepto «ciudadanos transfronterizos», a quienes Nina Glick Schiller define
como que, viviendo sus vidas a través de las fronteras de dos o más estados-nación, «participan en el
sistema de régimen normativo, legal e institucional y las prácticas políticas de estos diferentes estados».
Sobre todo partiendo del hecho, según la autora, de que la obtención de esta doble ciudadanía no
significa que estos migrantes reciban la misma consideración social que los ciudadanos nativos por parte
de la sociedad y de sus instituciones en los estados-nación receptores, ya que, como destacaba con la
proposición del concepto de «transmigrante», muchos de ellos tienen que enfrentarse a menudo con
situaciones de exclusión social basadas en procesos de racialización en las sociedades de asentamiento o
debido al género.
Una de las primeras etnografias en el campo de la ciudadanía transnacional es el estudio de Aihwa Ong
sobre grupos de comerciantes y profesionales migrantes chinos en distintos países del Pacífico. Siguiendo
la lógica de la transnacionalidad, en Flexible Citizenship esta antropóloga observa cómo estos migrantes
son capaces de obtener la ciudadanía en distintos países de la región y de asentarse en ellos dependiendo
de las condiciones cambiantes del capitalismo global. Ong arguye que en la era de la globalización, los
individuos y los gobiernos desarrollan una noción flexible de ciudadanía y soberanía como estrategias de
acumulación de poder y capital. Y relaciona la «ciudadanía flexible» entre estos migrantes ricos con las
lógicas culturales de acumulación capitalista que inducen a los sujetos a responder de manera fluida a las
condiciones cambiantes políticas y económicas. En su búsqueda por la acumulación del capital y del

34
Centroamericanas en Washington D.C. y familias transnacionales

prestigio social en la arena global, estos sujetos se regulan mediante prácticas que favorecen la
flexibilidad, la movilidad y la reposición de regímenes del mercado, gobiernos y culturas. Estas lógicas y
sus prácticas se producen dentro de estructuras particulares y sus significados sobre familia, género,
nacionalidad, movilidad de clase y poder social en la búsqueda de localizaciones con diferentes regímenes
estatales (gubernamentalidad foucaultina) que favorezcan sus ganancias económicas y su seguridad
política, y en donde poder invertir, trabajar y recolocar a sus familias.
Con respecto a los anteriores estudios comunitarios, el transnacionalismo desde un punto de vista
político tiene una mayor repercusión en investigaciones que sobre migraciones internacionales se han
llevado a cabo en Europa. En la edición de Cesarini y Fulbrook se analiza desde distintas disciplinas las
interconexiones que en países receptores como Alemania, Francia, Reino Unido e Italia se establecen
entre nación, modos de ciudadanía y políticas migratorias. En el caso de Alemania, Eva Ostergaard-Nielsen
analiza lealtades políticas y actividades de comunidades transnacionales en grupos de migrantes y
refugiados turcos y kurdos, a partir de una investigación etnográfica llevada a cabo a finales de la década
de los noventa, en la que destaca la importancia de las redes y las organizaciones transnacionales kurdas
en la movilización política transfronteriza. En Francia, Paul A. Silverstein estudia el caso del asentamiento
de los argelinos, contextualizándolo con la colonización y descoIonización de Argelia, la construcción de la
etnicidad y el auge del racismo y la xenofobia en el país. A partir de una investigación etnográfica
realizada en la década de los noventa en Granada y Senegal, Liliana Suárez-Navaz centra sus análisis en las
construcciones culturales de las fronteras basadas en identidades políticas, económicas y culturales a
partir de los cambios sociales que se han producido en España (país receptor ), particularmente en la
Comunidad Autónoma de Andalucía, que, siendo hasta recientemente eminentemente emisora de
migrantes, se ha convertido en una de las regiones fronterizas más importantes de la Unión Europea, por
la que cruzan miles de migrantes procedentes de distintos países africanos.
Como consecuencia de las condiciones estructurales que producen los procesos contemporáneos de
globalización, y de manera particular las barreras legales que imponen los actuales países receptores
limitando el asentamiento de refugiados y migrantes, un número cada vez mayor se ven obligados a
conformar «familias transnacionales». Estas son definidas por Salazar Parreña como unidades domésticas
cuyos miembros residen en más de dos estados-nación. Y aunque, según esta definición, tampoco se
pueden considerar estas familias como un fenómeno nuevo entre la población migrante, como también
señala Rhacel Salazar Parreña, la globalización ha intensificado la configuración de este tipo de familia.
Hasta tal punto que las políticas cada vez más restrictivas para la reunificación familiar en los actuales
países receptores hacen cada vez más difíciles a los trabajadores extranjeros migrar, asentarse o
reunificarse con sus familias.
A partir de la década de los noventa, el aumento más que significativo de la migración de mujeres de
países en desarrollo a países industrializados llevó a distintas autoras a proponer el concepto de
«feminización de la migración», considerando la migración como un fenómeno social basado en el género
y resaltando su protagonismo en las actuales dinámicas migratorias. Al analizar la incorporación de los
migrantes y sus consecuencias transnacionales como una experiencia afectada por el género, se subraya
que, si bien los hombres y las mujeres comparten experiencias comunes en sus procesos migratorios, los
factores macro/microestructurales les afectan de manera diferente. Desde esta perspectiva, surgen
estudios centrados en mujeres migrantes que se ven forzadas a dejar a sus hijos en las sociedades de
origen, al tiempo que las políticas migratorias restrictivas obstaculizan la reunificación Con Sus familias.
Estos estudios, además de destacar el aumento y la importancia de las mujeres en las actuales
migraciones internacionales, en muchos de los casos como principales mantenedoras de sus familias en la
distancia, también subrayan la centralidad de las actuales mujeres migrantes en la reproducción de sus
familias a través del ejercicio de lo que se ha denominado «maternidad transnacional». Considerando que
estas mujeres migrantes no solo cruzan fronteras nacionales con responsabilidades familiares, sino que a
la vez se tienen que incorporar a los sectores que les ofrece el mercado laboral doméstico y del cuidado
en los países receptores, más allá de su capital humano o estatus legal. Posteriormente, otros estudios

35
Cruzar fronteras Mampos de globalización

tendrán en cuenta lo que se ha denominado como «paternidad transnacional» entre migrantes


transnacionales varones, y en los que se analizan sus diferencias con respecto a las mujeres.
El interés por las consecuencias de las actuales migraciones para las familias, y de la importancia de
carácter transnacional que las mujeres tienen en los actuales procesos migratorios, también ha llevado a
que los actuales estudios transnacionales tengan en Cuenta a los hijos de las familias migrantes a ambos
lados de las fronteras.
Sobre todo, teniendo en cuenta que hasta recientemente el interés por los hijos de los migrantes se había
centrado únicamente en los de las sociedades de asentamiento y en sus distintas adaptaciones desde el
punto de vista de su asimilación. De ahí que Fouron y Glick Schiller propongan redefinir las «segundas
generaciones» para incluir en éstas a los hijos que se quedan y crecen en las sociedades de origen. A este
respecto, proponen el término de «generación transnacional», que definen como «todas aquellas
personas nacidas en la generación después de que los emigrantes hayan establecido campos sociales
transnacionales» y «que viven dentro o son socializados en estos campos, sin considerar si nacieron o
están viviendo en el país de emigración o en el extranjero».

36
Centroamericanas en Washington D.C. y familias transnacionales

7. Centroamericanas en Washington
D.C. y familias transnacionales.
Modos de incorporación, exclusión
social y transnacionalismo

A partir de la Segunda Guerra Mundial, Washington D.C. pasa de ser una ciudad eminentemente
administrativa como capital de Estados Unidos a emerger como una metrópolis global en donde,
conjuntamente a su internacionalización como consecuencia del nuevo orden político y económico de la
postguerra, se inicia el asentamiento de distintos grupos de refugiados y migrantes procedentes de
dentro y fuera del país. Con una mayoría de población afroamericana en el Distrito de Columbia, este
proceso de transformación, que se inicia en el contexto de la Guerra Fría, fue acompañado por otros de
desegregación y lucha por los derechos civiles en la década de los sesenta. Desde entonces, tanto el
Distrito de Columbia como los condados adyacentes de los estados de Maryland, el norte de Virginia y el
este de West Virginia se han ido convirtiendo en una de las regiones estadounidenses con mayor
recepción de refugiados y migrantes procedentes de distintas regiones del mundo, en la que destacan los
procedentes de países centroamericanos. De ahí que esta población y sus descendientes, conjuntamente
con otras procedentes de otros países latinoamericanos, hayan hecho que la población latina constituya,
como en Otras metrópolis estadounidenses, su minoría social más importante.
La población latina comenzó a asentarse en la capital y sus alrededores a partir de la segunda parte de
la década de los cincuenta, con la llegada de migrantes procedentes del Caribe, Sudamérica y,
particularmente, Centroamérica. De esta primera generación, hay que destacar el protagonismo de
mujeres trabajadoras centroamericanas como pioneras de las posteriores migraciones centroamericanas
que se fueron sucediendo en las siguientes décadas; reclutadas en sus países de origen para responder a la
necesidad cada vez mayor que en el mercado laboral del servicio doméstico y del cuidado se fue dando en
la capital y sus inmediaciones. Con la llegada de estas trabajadoras inmigrantes, que además de
Centroamérica, procedían de países del Caribe y Sudamérica, otros grupos de inmigrantes latinos se
fueron concentrando en vecindarios del noroeste de la ciudad, conocido como el <<barrio latino» , que se
convirtió en el lugar de entrada de posteriores grupos de inmigrantes y refugiados centroamericanos en la
región y en donde se establecieron las primeras organizaciones comunitarias para atender sus necesidades
sociales inmediatas.

La llegada masiva de refugiados centroamericanos durante la década de los ochenta, como consecuencia
de las guerras civiles en El Salvador, Guatemala y Nicaragua, no solo impulsó, como en otras regiones
metropolitanas estadounidenses, el crecimiento de la población centroamericana en la región, sino su
diversificación social y lugares de asentamiento. Este éxodo migratorio coincidió con el fuerte crecimiento
económico que se dio en la región metropolitana que requería entonces de trabajadores no cualificados
para llenar sus vacantes en un mercado laboral caracterizado por su segmentación étnica y por género y
al que han ido incorporándose desde entonces la mayor parte de las mujeres y hombres
centroamericanos que han ido llegando a la región.

37
Cruzar fronteras Mampos de globalización

A través de las migraciones y de la incorporación de los centroamericanos a Estados Unidos, distintas


investigaciones etnográficas llevadas a cabo desde la década de los ochenta han ido discutiendo algunos
de los aspectos que en los estudios migratorios se han ido sucediendo desde aproximaciones histórico-
estructurales, redes sociales, mercado laboral segmentado o transnacionalismo. En la etnografia titulada
Waiting on Washington, Terry A. Repak analiza desde el estructuralismo histórico las condiciones
generadas por la Guerra Fría, los procesos postcoloniales, la lucha por los derechos civiles y las dinámicas
de la globalización para analizar cómo éstas han incidido en los desplazamientos de la población
centroamericana y su incorporación a la región desde la década de los cincuenta hasta comienzos de los
noventa. Centrándose de manera particular en la década de los ochenta, la autora destaca cómo gran
parte de los centroamericanos que llegaron como consecuencia de las guerras civiles en Centroamérica, y
después de tener que cruzar varias fronteras de forma clandestina, tuvieron que asentarse Sin
documentos. Estas circunstancias les llevó a sortear distintos tipos de obstáculos sociales y culturales para
poder adaptarse a esta situación.
La primera consecuencia de estos modos de incorporación para la mayor parte de los refugiados y
migrantes centroamericanos que se han ido asentando en la región washingtoniana, sobre todo a partir
de la década de los ochenta, es la separación de sus familias. Después de cruzar peligrosamente las
fronteras nacionales que separan sus países de origen de Estados Unidos, y de entrar en el país sin
documentos, tanto ellos como sus hijos tienen que adaptarse trasnacionalmente a esta separación que se
ha ido demorando en el tiempo como consecuencia de las políticas migratorias. Y puesto que esta
situación les Obliga a idear distintos tipos de estrategias que les permitan mantener Sus familias en
ámbitos transfronterizos, adquiere especial relevancia su contextualización y Sus consecuencias
socioculturales de carácter transnacional. De ahí que, con respecto a estudios anteriores centrados en
aquellos migrantes con posibilidades de viajar continuamente a sus países de origen como
«transmigrantes», «ciudadanos transmigrantes» o «flexibles», estudios posteriores hayan prestado mayor
atención, como se ha destacado en el capítulo 6, al transnacionalismo que se genera como consecuencia
de esta separación familiar. En el caso específico de los centroamericanos en la región metropolitana de
Washington D.C, gran parte de ellos se ven abocados a mantener este tipo de familias transmcionales
debido, sobre todo, a la imposibilidad de poder regularizar su situación migratoria. De ahí el interés que
desde un principio se ha dado desde la antropología a las consecuencias de estas migraciones sobre los
miembros de las familias que se quedan en las sociedades de origen, prestando especial atención al papel
central que en ellas han desempeñado las mujeres centroamericanas como principales mantenedoras y
reproductoras a través de las fronteras.

Washington D.C.: una ciudad fronteriza de refugio

La llegada de los primeros grupos de migrantes latinos a Washington D.C. debe contextualizarse en los
procesos de internacionalización y desegregación que se producen en la ciudad después de la Segunda
Guerra Mundial como consecuencia de la Guerra Fría y de las luchas y conquistas de los derechos civiles.
Al final de la contienda bélica, en la ciudad se establecen algunos de los organismos multilaterales de
mayor influencia en la economía mundial como consecuencia de los acuerdos que se establecen en
Bretton Woods (New Hampshire) en 1944 entre las potencias industriales aliadas estableciendo las leyes
financieras que, con el dólar como moneda reserva, regularán los tipos de intercambio internacional. De
ahí que ese mismo año se funde en Washington D.C., el Fondo Monetario Internacional y el Banco
Mundial, y, una década más tarde, el Banco Interamericano de Desarrollo.
Siendo geográfica y socialmente una ciudad fronteriza con los estados del sur de la costa este,
Washington D.C. tiene una larga tradición histórica en la recepción de refugiados y migrantes
afroamericanos procedentes de estados como Alabama, Georgia, las Carolinas o Virginia. Después de la

38
Centroamericanas en Washington D.C. y familias transnacionales

Segunda Guerra Mundial, no solo continúan estas migraciones a la ciudad, cuya población mayoritaria es
afroamericana, sino que comienzan a darse sus primeros procesos de desegregación racial. Y puesto que,
hasta entonces, la ciudad y sus alrededores carecían de infraestructura industrial, estos migrantes sureños
solían encontrar trabajos, en un mercado laboral segmentado étnicamente, sobre todo, en el servicio
doméstico.
A comienzos de la década de los sesenta, Elliot Liebow hizo trabajo de campo con migrantes jornaleros
afroamericanos en Washington D.C., reuniéndose con ellos en las esquinas mientras esperaban que
alguien los contratara para realizar trabajos a destajo. Según Liebow, esta demanda laboral,
tanto en la ciudad como en sus alrededores, se caracterizaba, además de por su precariedad, por la
inseguridad y los bajos salarios que recibían estos trabajadores y que generaban en ellos, a pesar de sus
expectativas, bastantes incertidumbres. Y frente a las propuestas de la «cultura de la pobreza» de Oscar
Lewis, que entonces tenía cierta aceptación académica e incluso política, Liebow destacaba la importancia
que las «condiciones sociales» ejercían en el comportamiento de estos trabajadores migrantes. Para
poder adaptarse a ellas, estos desarrollaban otros valores alternativos. Y que, en cualquiera de los casos,
no dejaban de compartir valores culturales similares a los del resto de la ciudad. A finales de la década de
los sesenta, Ulf Hannerz también hace trabajo de campo con migrantes afroamericanos en la ciudad, y
como Liebow, destaca la importancia de las condiciones adversas a las que se tienen que enfrentar.
Centrándose en la naturaleza y las dinámicas del «gueto» y de sus relaciones con el resto de la sociedad,
Hannerz critica mitos y prejuicios dominantes sobre ellos en las ciencias sociales, subrayando su
diversidad y complejidad, la importancia de las culturas de sus comunidades de origen en los estados del
sur y de sus redes sociales.
En la década de los ochenta, Brett Williams también hace trabajo de campo con migrantes
afroamericanos, particularmente procedentes de las Carolinas, que residen en un barrio del noroeste de
la ciudad que etnográficamente la autora denomina «Elm Valley». Frente a los estereotipos sobre
Washington D.C. como ciudad meramente burocrática, Williams destaca el desarrollo de una cultura
vibrante y arraigada generada por los migrantes afroamericanos que, encajada en una economía regional,
nacional y mundial, favorecía la incorporación de nuevos grupos de migrantes nacionales e
internacionales que llegaban a la ciudad buscando refugio y trabajo. Centrando su análisis en los procesos
de gentrificación que se han dado en Washington D.C. desde la década de 1980, Williams subraya la larga
tradición de activismo cívico vinculado a los refugiados y migrantes procedentes de los estados del sur,
particularmente de aquellos que, huyendo de la opresión política y económica, se fueron asentando en la
ciudad desde la década de los cuarenta.

La llegada de trabajadoras centroamericanas


Como se ha destacado al principio, los primeros grupos de migrantes centroamericanos que se asientan
en Washington D.C. fueron principalmente mujres rclutadas en sus países de origen para trabajar en el
sector reproductivo, sobre todo, en los hogares de embajadores, profesionales y funcionarios
internacionales. El estatuto diplomático preferencial de funcionarios extranjeros, tanto de embajadas
como de las organizaciones multilaterales, posibilitó que éstos pudieran extender visados a empleados del
servicio doméstico, y, por tanto, su reclutamiento a través de familias o agencias de contratación en
Centroamérica. La demanda en este sector laboral, al que hasta la década de los sesenta habían accedido
mayoritariamente mujeres afroamericanas, se intensifica en décadas posteriores con el aumento gradual
de la incorporación de las mujeres estadounidenses al mercado laboral fuera del hogar. En este contexto
también se da un mayor acceso de las mujeres afroamericanas, como consecuencia de la lucha por los
derechos civiles, a mejores trabajos fuera del mercado laboral del servicio doméstico. De tal manera que

39
Cruzar fronteras Mampos de globalización

la creciente oferta de trabajos en el servicio doméstico, así como en otros sectores, hace que estas
primeras trabajadoras centroamericanas actúen como mediadoras laborales entre potenciales
empleadores y otros miembros de sus familias. Este contexto favorece que se inicien incipientes redes
migratorias que favorecen la llegada de nuevos migrantes familiares y paisanos procedentes de distintos
países centroamericanos.
El continuo aumento del asentamiento de la población de origen latinoamericano a la ciudad hace, por
Otra parte, que desde finales de la década de los cincuenta se establecieran comercios y restaurantes
para responder a la demanda de consumo de la población hispanohablante, en el que comenzó a como el
«barrio latino» de Washington D.C. Éste está localizado en los vecindarios de Mount Pleasant, Adams
Morgan y Columbia Heights, en el noroeste de la ciudad. Y que en la década de los sesenta comenzaran a
establecerse los primeros centros comunitarios en los que, conjuntamente con parroquias del área, se
iniciaron programas de atención a los inmigrantes latinos en salud, asesoramiento jurídico o enseñanza de
inglés como segunda lengua. Dos décadas más tarde, Olivia Cadaval lleva a cabo una investigación
etnográfica sobre la expansión de estas comunidades y la construcción de la identidad latina en la región
como consecuencia del significativo aumento de su población.
Lucy M. Cohen destaca que los primeros grupos de mujeres que llegaron a Washington D.C. no eran
viudas o solteras, sino mujeres que dejaban establecidos y que se desplazaban a Estados Unidos,
delegando en otros miembros de sus familias, principalmente madres o hermanas, el cuidado de sus hijos.
A este respecto, pone de relieve que con este patrón migratorio se muestra el papel central de estas
mujeres como mantenedoras de sus familias de origen y de sus compromisos con los distintos miembros
de las mismas, incluyendo padres y hermanos, que dejaban en sus comunidades de origen. Y que, en el
caso específico de los hijos, una vez que se establecían en la región, esperaban que se dieran las
condiciones necesarias para reunificarse con ellos en Estados Unidos.
Desde el punto de vista político, el contexto de la lucha por los derechos civiles incide de manera
significativa en la más importante transformación legislativa sobre migración después de la década de los
veinte, con la aprobación de la Ley sobre Inmigración y Nacionalidad de 1965. Ésta supuso una profunda
revisión y cambio en los criterios de admisión de nuevos inmigrantes, eliminando el sistema de cuota de
orígenes nacionales e incluyendo como uno de sus criterios básicos la reunificación familiar. Desde la
entrada en vigor de esta reforma migratoria, Estados Unidos no solo experimentaría uno de los niveles
migratorios más altos de su historia, después de los que se dieron antes de la Primera Guerra Mundial,
sino su mayor diversificación con respecto a las nacionalidades de origen; sobre todo de las procedentes
de países latinoamericanos y asiáticos.
La entrada en vigor de esta legislación favoreció que los primeros grupos de inmigrantes
centroamericanos en Washington D.C. pudieran acogerse a la reunificación familiar con hijos y cónyuges
de manera regular sin demasiada dilación en el tiempo. En cuanto que las políticas migratorias
constituyen uno de los principales aspectos que determinan los modos de incorporación de los
inmigrantes a las sociedades receptoras, los cambios legislativos que desde entonces se llevaron a cabo
en Estados Unidos son claves para comprender las dinámicas posteriores que se dieron en los modos de
incorporación de los centroamericanos en la región, su acceso al mercado laboral y la transnacionalización
de sus familias.

40
Centroamericanas en Washington D.C. y familias transnacionales

La Guerra Fría y la incorporación a una metrópolis global

Las guerras civiles en Centroamérica desencadenan en la década de los ochenta un éxodo migratorio que
hace de Estados Unidos el país de mayor de desplazados de Nicaragua, Guatemala y, sobre todo, El
Salvador. Y aunque Honduras no sufriera entonces una guerra civil, el conflicto armado en los países
limitrofes afectó económica y políticamente a este país en el que, por otra parte, se establecen centros de
operaciones militares y campos de refugiados en sus áreas fronterizas. Hasta tal punto que, en el área
metropolitana de Washington D.C., muchos hondureños siguieron las redes migratorias iniciadas por
salvadoreños y se asentaron en las mismas localidades y vecindarios. Desde entonces, el número de
centroamericanos en la región se ha incrementado de manera vertiginosa, incorporándose a partir de la
ayuda recibida de sus redes más cercanas y las organizaciones comunitarias locales, nacionales y
transnacionales. A diferencia de los anteriores flujos migratorios, esta oleada de refugiados de El Salvador
y Guatemala tuvo que asentarse mayoritariamente como indocumentados al serles negada la posibilidad
de pedir el derecho de asilo.
Ante esta negación, organizaciones civiles y religiosas se unieron a la demanda conocida como American
Baptist Churches v. Thornburgh (ABC) contra la Fiscalía General de Estados Unidos y el entonces Servicio
de Inmigración y Naturalización que se interpuso en 1985 y que se resolvió con un acuerdo entre las
partes en 1990. Éste Frmite reabrir miles de demandas presentadas con anterioridad por salvadoreños y
guatemaltecos y la apertura de Otros cientos de miles de peticiones de asilo. Con este acuerdo, se
reconoce oficialmente la exclusión que sufrieron salvadoreños y guatemaltecos durante este periodo para
poder acceder al estatuto de refugiado. De ahí que se les concediera, con la Ley de Inmigración de 1990,
un Estatuto de Protección Temporal (TPS) hasta que pudiera resolverse su situación legal en el país que,
como consecuencia de estas y otras circunstancias recogidas en este estatuto, se ha ido extendiendo
hasta la actualidad, eximiéndolos de la deportación'. Después de que se firmaran los acuerdos de paz en
Centroamérica, las crisis socio-económicas de la postguerra, los desastres ocasionados por el huracán
Mitch, particularmente en Honduras, así como la expansión de la violencia, sobre todo en El Salvador,
Honduras y Guatemala tras las guerras civiles, son, entre otros, factores estructurales que han incidido en
el continuo aumento de la población centroamericana en la región metropolitana hasta la actualidad.
Así y todo, las distintas legislaciones que se han sucedido desde entonces no han hecho más que dificultar
la entrada de los centroamericanos en Estados Unidos, limitando su proceso de incorporación y
adaptación a la región. Reformas legislativas como Illegal Immigration Refôrm and Immigrant
Responsability Act o The AntiTerrorism and Efféctive Death Penalty Act han incrementado los obstáculos
para entrar en Estados Unidos, limitando la posibilidad de encontrar patrocinadores como consecuencia
del aumento de exigencias y requerimientos burocráticos. Estos cambios legislativos suponen grandes
costos personales para las siguientes oleadas que han continuado migrando a Estados Unidos, al tener
que atravesar sin autorización las fronteras nacionales, en la mayoría de los casos dirigidos por viajeros o
«coyotes», y familiares a ambos lados de las fronteras. Al tener que trabajar una vez que se incorporan a
las sociedades de asentamiento, aquellos que no han conseguido el estatuto de protección temporal
viven con la tensión de poder ser detenidos y deportados.
Mientras en estos países centroamericanos se sufrían las consecuencias políticas, económicas y sociales
de las guerras civiles, el área metropolitana de Washington D.C. experimentaba un crecimiento económico
sin precedentes debido, entre otros factores, a la expansión en la región de industrias informáticas y
biotecnológicas que la convertirían en una de las regiones más prósperas de Estados Unidos. Esta
expansión económica ha hecho de la región una de las que ha tenido mayor crecimiento de población con
la llegada de refugiados y migrantes internacionales. Según el último censo, la región cuenta con más de
seis millones de habitantes, de los cuales una quinta parte procede de países latinoamericanos, asiáticos,

41
Cruzar fronteras Mampos de globalización

africanos y, en menor medida, europeos. Aunque Saskia Sassen señala en un primer momento a Nueva
York, Londres y Tokio como ciudades globales, destacando de ellas la concentración financiera, de
comunicación y los flujos migratorios que reciben, puede considerarse que Washington D.C. y sus
alrededores emerge como una metrópolis global desde finales del siglo xx. En primer lugar, al
concentrarse en ella industrias basadas en las nuevas tecnologías, así como investigaciones científicas y
servicios. En segundo lugar, porque se convierte en un nuevo puerto de entrada de migrantes en Estados
Unidos. Y, en tercer lugar, como centro de poder donde se toman decisiones políticas y financieras de
importancia para la economía mundial.
En las últimas décadas, en la región metropolitana de Washington D.C., por otra parte, se ha intensificado
la demanda laboral de profesionales extranjeros en sectores relacionados con las nuevas industrias
tecnológicas, la investigación científica, las finanzas o el comercio. A diferencia de los centroamericanos,
estos trabajadores suelen ser reclutados en sus países de origen por compañías, centros de investigación o
instituciones multilaterales, y ofrecen contratos de larga duración, altos salarios, beneficios y
oportunidades de movilidad laboral. Conjuntamente a esta demanda, también ha ido aumentando la
oferta de empleos no cualificados en sectores del servicio, la construcción y el servicio doméstico. A estos
empleos acceden mayoritariamente inmigrantes centroamericanos y mexicanos, a menudo sin contrato,
para desempeñar trabajos poco remunerados, sin garantía de estabilidad y sin beneficios laborales. Y la
mayoría de estas mujeres centroamericanas continúan incorporándose al mercado laboral doméstico y
del cuidado. Un sector laboral al que, como en la mayoría de los países postindustriales, se incorporan
mujeres procedentes de países en desarrollo. De ahí que distintas autoras hayan catalogado este
fenómeno, intensificado con los actuales procesos de globalización, como la «feminización de la
migración». Considerando éste como el resultado de la división actual del mercado del trabajo
internacional basado además de en género, en la clase, etnicidad y origen nacional. Los hombres, a su vez,
se han ido incorporando desde la década de los ochenta a la construcción y a otros sectores relacionados.
Y en muchos casos como day laborers (jornaleros), reuniéndose en «nuevas esquinas» esperando trabajos
esporádicos por horas. Este tipo de trabajo que no solo tiene una larga tradición histórica en Estados
Unidos, y particularmente en la capital, sino que se ha extendido en las últimas décadas a toda la región
metropolitana.
El aumento de estos trabajos, consecuencia -de la reestructuración de la economía global basada en
políticas neoliberales, con recortes salariales y/o la contratación de migrantes, reproduce lo que Saskia
Sassen denomina «la periferización del núcleo» y el desarrollo de un mercado laboral en la región
segmentado étnicamente y por género. Aunque sistematizado a partir de la teoría del mercado dual de
Piore, este marco teórico ya había sido propuesto anteriormente por Michael Reich, David Gordon y
Richard Edwards para referirse al mantenimiento en Estados Unidos del desarrollo de este tipo de
mercado en ciertos sectores y al que accedían mujeres y hombres de gupos étnicos específicos. Así y todo,
mientras estas teorías habían centrado su atención en el caso de Estados Unidos, no se habían enfocado
en la división internacional del trabajo, ni en los contextos de los mercados laborales urbanos locales, en
el caso de los migrantes extranjeros, sus países de origen o su estatus migratorio. Pierre Hondagneu-
Sotelo señala las contradicciones de estos cambios en el caso concreto de las mujeres que son contratadas
para trabajar en el mercado laboral domésticos para poder contratar en este sector, debe antes
demostrarse, según la actual legislación, que hay escasez de trabajadores Algo que resulta difícil de
demostrar, en cuanto que este nicho laboral se desarrolla en Estados Unidos, como en otros países
industrializados, en ámbitos de la economía informal.

Transnacionalización de la familia y de la maternidad


Como se ha destacado previamente, las últimas reformas legislativas han contribuido al mantenimiento de
la separación fronteriza de estas familias centroamericanas, al limitar y dificultar las condiciones que
favorezcan su reunificación. Estas condiciones, entre Otras, han hecho que los modos de incorporación de
estos centroamericanos se hayan tornado con el paso de los años más dificiles y que la separación de sus
miembros se prolongue por tiempo indefinido. Estas separaciones implican, como señala Cohen serios
problemas, no solo en las reestructuraciones familiares, sino en los procesos adaptativos de sus

42
Centroamericanas en Washington D.C. y familias transnacionales

miembros, tanto de los inmigrantes como de los familiares que quedan en el lugar de origen. A las
reestructuraciones de estas familias con migrantes en otros países, que han ido aumentando en las
últimas décadas, Salazar Parreña las ha denominado «familias transnacionales». Considerando que las
configuraciones de familias transnacionales constituyen una de las consecuencias socio-culturales más
importantes de las actuales dinámicas migratorias distintos estudios destacan que éstas se establecen
como alternativa a las dificultades que los actuales inmigrantes tienen para emigrar con documentos y,
consecuentemente, con sus hijos. A pesar de la posibilidad de idear estrategias trasnacionales que les
permiten paliar los efectos de la separación espacial, los inmigrantes se esfuerzan en buscar las
condiciones que les faciliten la reunificación con sus hijos. La construcción de familias transnacionales
debe entenderse así como configuración transitoria que los inmigrantes están dispuestos a enfrentar
debido a las circunstancias con las que han tenido que migrar; pero que, en cualquiera de los casos,
quieren superar con el retorno, con la emigración de los hijos siguiendo sus mismos modos de
incorporación, pero, sobre todo, con la reunificación familiar en la sociedad donde trabajan y pueden
sostener a sus hijos una vez que las circunstancias legales se lo permitan.
Después de la guerra civil, los centroamericanos han tenido que enfrentarse con las consecuencias
socio-económicas de la postguerra y los efectos del huracán Mitch y los terremotos del comienzo del 2001
en sus regiones de origen. Estas circunstancias, entre otras, inciden en el incremento del desempleo y
abona el terreno que explicaría, entre otras consecuencias sociales, el aumento de la delincuencia y la
violencia. Estas y otras condiciones influyen no solo en que el retorno definitivo no sea contemplado por
muchos inmigrantes como una alternativa, sino en la continuidad del movimiento migratorio. De ahí que
algunos progenitores continuamente se planteen distintas alternativas para reunirse con sus hijos. Más
aún, cuando algunos de ellos en la actualidad permanecen en el país con el Estatuto de Protección
Temporal (o TPS) que se ha ido extendiendo desde que se promulgara este programa en 1990. Si bien es
verdad que este estatuto les permite residir y trabajar en Estados Unidos de manera regular, les impide,
por una parte, regresar a sus países de origen a visitar a sus hijos, en cuanto que tendrían que cumplir
previamente las condenas que la actual legislación impone por haber entrado en el país sin autorización, o
a sus hijos unirse con Sus padres en Estados Unidos, en Cuanto que no pueden acogerse al derecho de
reunificación que se concede a ciudadanos y residentes. La extensión de este estatuto temporal ha
dificultado y demorado el acceso de muchos centroamericanos y de sus hijos a la residencia permanente o
a la ciudadanía estadounidense.
Puesto que las actuales legislaciones migratorias favorecen la separación de los miembros de la familia
de los inmigrantes durante largos periodos temporales, durante este tiempo de separación todos los
miembros de la familia se ven envueltos en la paradoja de mantener la unidad en espacios dispersos,
ideando estrategias transfronterizas que les permitan reestructurar sus familias a la espera de que la
reunificación pueda efectuarse. El precio que las familias tienen que pagar por esta larga espera implica
un alto coste emocional y adaptativo en todos sus miembros: tanto en los padres que emigran como en
los que se quedan. Cuando son las mujeres las que emigran, éstas, como ha destacado Lucy Cohen, suelen
dejar a Sus hijos al cuidado de familiares o allegados en sus lugares de origen, generalmente con la abuela
materna. El hecho de emigrar supone, por lo tanto, procesos de decisión dentro de las familias que, en la
mayoría de los casos, suelen ser tensos y dificiles, en los que los migrantes tienen que negociar, por una
parte, con las personas que se van a responsabilizar del cuidado de sus hijos y, por otra, con los familiares
o allegados que patrocinan su migración. Más aún, si se tiene en cuenta que estas decisiones se realizan
en contextos futuribles plagados de incertidumbres y con una falta de seguridades mínimas que las
garanticen. Estas circunstancias han favorecido en el caso de estas mujeres centroamericanas el aumento
de lo que distintas autoras han denominado «maternidad transnacional». A este respecto, y como se ha
señalado en el capítulo anterior, estos estudios relacionan el ejercicio de la maternidad a través de
fronteras con su implicación en el trabajo reproductivo en las sociedades donde se asientan, considerando
que estas mujeres migrantes no solo cruzan fronteras nacionales con responsabilidades familiares, sino
que, a su vez, tienen que incorporarse, como en el caso de muchas de estas mujeres centroamericanas, en
los sectores que les ofrece el mercado laboral en los sectores domésticos y del cuidado en los países
receptores, más allá de su capital humano o estatus legal.

43
Cruzar fronteras Mampos de globalización

Como en otras sociedades, por otra parte, en las centroamericanas la maternidad se valora en relación
al contacto y cuidado directo de los hijos en el mismo ámbito residencial; de ahí que el ejercicio de la
maternidad transnacional someta a estas mujeres a fuertes presiones internas y externas que generan
conflictos personales. Más aún, cuando, a la hora de decidir migrar, esta separación de los hijos se
contempla como una etapa transitoria y que, como en el caso de muchas de estas mujeres
centroamericanas en Washington D.C., esta se ha ido alargando en el tiempo. Observamos así que, si bien
las condiciones históricas explican el aumento de la nnigración de estos grupos de trabajadoras
centroamericanas a la región metropolitana de Washington D.C., otros factores basados cn el género y la
etnicidad dilucidan sus modos de incorporación a la región. Y cómo, viéndose forzadas a vivir separadas
de sus hijos, se esfuerzan en mantener sus compromisos económicos, filiales y emocionales con ellos a
través de fronteras nacionales.

44
Centroamericanas en Washington D.C. y familias transnacionales

MANDAR A TRAER
Introducción

El caso de la inmigración de salvadoreños a WDC es un ejemplo de cómo los desplazamientos a gran


escala hacia países industrializados está originando la emergencia de culturas migratorias más globales y
heterogéneas.
Frente al asimilacionismo del pasado, la globalización contribuye a la reivindicación de la diferencia.
Los postulados funcionalistas del S.XX no tenían en cuenta ciertos aspectos socioculturales. Ahora los
inmigrantes nos muestran actividad protagonista de transformaciones socioculturales, tanto de
sociedades emisoras como receptoras.
En la segunda mitad del S.XX los patrones migratorios han experimentado cambios importantes, como la
intensificación y diversificación. Como consecuencia, se ha descubierto limitaciones en la explicación del
fenómeno migratorio: la única explicación no es económica o laboral.
A finales del S.XX entra en juego el estructuralismo histórico en respuesta a la necesidad de contextualizar
las migraciones. Esto supone la superación de planteamientos obsoletos y la incorporación de elementos
microestructurales, como por ejemplo las redes sociales.
Las actuales dinámicas migratorias favorecen la diversificación cultural de las ciudades de acogida y la
emergencia de culturas transnacionales. La teoría del transnacionalismo busca la comprensión del
fenómeno en contextos y conexiones.
En el caso concreto de los salvadoreños, a finales del S.XIX se produce una oleada por la crisis del café. A
finales del S.XX el principal motivo es la guerra civil. Las migraciones se producen a USA por los contactos
históricos y la dependencia política y económica. Las condiciones macroestructurales explican el
surgimiento de las migraciones. El desarrollo de dinámicas reticulares explica el aumento y continuidad
del fenómeno, además del desarrollo de vínculos y relaciones transnacionales.
Las redes son la alternativa que las poblaciones de países periféricos tienen a los procesos de
globalización. Se basan en principios de reciprocidad y en reclutamiento informal para el trabajo.
El estudio de caso que se plantea es representativo, donde se pueden observar factores macro y
microestructurales que explican las dinámicas migratorias y sus consecuencias socioculturales.

45
Cruzar fronteras Mampos de globalización

Como trabajos previos en la misma línea, hay que destacar a Mahler, Menjívar y Landolt.
La intención de esta etnografía es la descripción y análisis de cómo los distintos
MODOS DE INCORPORACIÓN de los inmigrantes al área metropolitana de Washington influyen en el
desarrollo de actividades y configuraciones socioculturales de carácter transnacional.
Importante la interacción de diferentes aspectos culturales:
1)Las políticas migratorias de los países receptores.
2)Los niveles de recepción de la población de los lugares de asentamiento.
3)La importancia sociocultural de las comunidades étnicas para la protección ante prejuicios y para las
oportunidades laborales.
Los periodos migratorios anteriores a 1980 se caracterizan por la asimilación. Ahora se mantienen los
vínculos y pautas culturales.

El contexto etnográfico
El área metropolitana de WDC se caracteriza por una alta concentración de inmigrantes en grandes
núcleos. El resultado es un despliegue de redes sociales que permiten la llegada de nuevos inmigrantes y
el desarrollo de vínculos transnacionales con sus localidades de origen.
Hasta la IIGM, WDC era una ciudad administrativa, y sus migrantes eran mayoritariamente internos.
Después de la IIGM recibió olas de refugiados europeos, latinos, asiáticos y africanos. Aparecen nuevas
embajadas y aumenta la inmigración de latinoamericanos. Surgen a la par investigaciones antropológicas
sobre adaptación y salud de los inmigrantes latinos, la influencia de lo que envían los inmigrantes a sus
países de origen o sus consecuencias en la estructura familiar (COHEN, BOONE, CADAVAL, REPAK…).
El autor divide las trayectorias migratorias de los salvadoreños en tres periodos:
1) 1950-1981: presencia discreta de salvadoreños, principalmente mujeres que facilitan la llegada
de otro perfil de inmigrante.
2) Tras el estallido de la guerra civil, se incrementa la llegada de salvadoreños. La época coincide

con el auge económico de la zona de recepción, lo que propicia nuevos mercados laborales. Las
políticas migratorias se endurecen, lo que propicia la entrada y persecución de
indocumentados.
3) En 1992 se da por terminada la guerra civil en El Salvador y comienza un periodo de crisis

socioeconómica agravada por el paso del huracán Mitch y los terremotos del 2001. Muchos de
los indocumentados que llegaron en ese momento se pudieron acoger al Estatuto de Protección
Temporal.

Modos de incorporación y transnacionalismo.

46
Centroamericanas en Washington D.C. y familias transnacionales

El propósito de esta etnografía es estudiar las consecuencias que las actuales dinámicas migratorias de
los salvadoreños en el área metropolitana de WDC estaban teniendo para las familias. En cuanto a la
técnica metodológica, se conoce como snowball. El autor contactó con este colectivo participando en
proyectos para inmigrantes. Posteriormente realizó varios viajes a El Salvador.
La familia se ha ido revitalizando como unidad de análisis donde observar y articular niveles
macro/microestructurales. La decisión de emigrar ocurre en el seno familiar en contexto de
incertidumbre. La inmigración de un miembro es una estrategia para maximizar recursos. La familia es la
unidad social que mejor puede acercarnos a la comprensión de la conformación de las dinámicas
reticulares y sus consecuencias transnacionales (etnografía multisituada). Se hace posible articular los
cambios en los modos de incorporación de los migrantes a las sociedades de asentamiento y sus
consecuencias socioculturales.
La atención del autor se ha dirigido a los modos de incorporación, vínculos y prácticas que mantienen los
inmigrantes. Las nuevas configuraciones sociales incluyen la formación de familias transnacionales, o el
establecimiento de unidades domésticas multilocales. Con estas configuraciones los inmigrantes se
esfuerzan por mantener sus unidades domésticas premigratorias.
Otro punto a destacar son las configuraciones que idean los inmigrantes para responder a sus
compromisos familiares pre-migratorios.
Estructura de la monografía en siete capítulos en los que se intenta analizar los periodos y los modos de
asimilación. Los casos que se presentan pretenden ilustrar aspectos significativos del hecho, poner de
manifiesto la importancia del género, los ciclos vitales y las identidades étnicas.
1)Etapas, marcos teóricos y metodológicos en los estudios migratorios.
2)Factores macro/microestructurales que influyen en distintas trayectorias migratorias de la población
salvadoreña.
3)Contexto y modos de incorporación de los primeros grupos de inmigrantes salvadoreños.
4) y 5) Modos de incorporación de los salvadoreños en una segunda etapa.
5) y 7) Periodo de la postguerra hasta la actualidad, consecuencias transnacionales debidas a los
cambios de los modos de incorporación de los inmigrantes.

47
lOMoARcPSD|4138806

Antropología, migraciones y transnacionalismo

Los intereses iniciales de la antropología fueron el cambio cultural de las comunidades


inmigrantes. La disciplina se fue alejando del funcionalismo y aumentan las aportaciones
teóricas y metodológicas. Se superan las teorías neoclásicas, lo que favorece un mayor interés
por la etnografía, más que por las propias dinámicas migratorias.
Los primeros estudios sistemáticos sobre migraciones surgieron en UK (RAVENSTEIN, 1885)
sobre desplazamientos nacionales e internacionales de trabajadores hacia las metrópolis
industriales. El autor buscaba leyes universales que explicasen y predijesen patrones
migratorios.
La teoría neoclásica de expulsión-atracción (push&pull) se convirtió en el paradigma
dominante en la década de los 70. Según economistas como LEWIS, RANIS, FEI, SJAASTAD o
TODARO, las migraciones se conciben como mecanismos reguladores de trabajadores. Los
procesos migratorios se analizan desde marcos meramente económicos y como acciones
individuales.
Una vez superados estos principios, destacan las aportaciones de lo antropólogos en el análisis
de las dinámicas reticulares en los actuales flujos migratorios y las consecuencias
transnacionales. Tanto la necesidad de los antropólogos de seguir los desplazamientos como la
incorporación en sus análisis de datos históricos, políticos o económicos explican el creciente
interés de la antropología por los estudios migratorios.

MIGRACIONES DEL CAMPO A LA CIUDAD: CAMBIO CULTURAL Y ASIMILACIÓN


THOMAS, ZNANIECKI y WIRTH fueron referencia obligada en lo estudios migratorios. Su mayor
preocupación fue la asimilación de los inmigrantes en la sociedad estadounidense en una
época restrictiva con las políticas migratorias. Los problemas en este aspecto de los
inmigrantes polacos fueron el principal campo de estudio de THOMAS y ZNANIECKI. Estas
investigaciones fueron referencia por sus metodologías cualitativas. En la misma línea tenemos
los trabajos de WIRTH con inmigrantes judíos en Chicago, que marcaron las pautas de los
estudios sobre discriminación y criminalidad, vinculados estos fenómenos a las dificultades
para la asimilación. También destacan las obras de REDFIELD y LEWIS sobre las migraciones de
campesinos a la Ciudad de México. No obstante, fue GAMIO el pionero con los estudios
migratorios de trabajadores mexicanos a estados limítrofes de USA.
Aparece el esquema del continuum folk-urbano de REDFIELD, según el cual, el efecto de las
migraciones de campesinos a núcleos urbanos tiene consecuencias positivas. Por su parte,
LEWIS considera que la consecuencia más importante de estos desplazamientos es el
desarrollo de la cultura de la pobreza en los inmigrantes en las ciudades: los campesinos,

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

obligados a adaptarse a contextos urbanos capitalistas, desarrollan valores, costumbres y


actitudes que limitan su movilidad social.
En LEWIS y WIRTH, podemos destacar dos aspectos significativos:
- los inmigrantes son considerados sujetos pasivos

- la falta de asimilación se explica en términos de desviación y criminalidad.

Al margen de estos reduccionismos teóricos, LEWIS comienza a utilizar la familia como unidad
de análisis y las historias de vida de sus informantes, lo que fue de gran trascendencia para la
disciplina.
Respecto a los antropólogos británicos, sus primeras referencias fueron los estudios
migratorios en Europa, centrados en el cambio cultural de las sociedades tradicionales
africanas y en la asimilación de los inmigrantes a los contextos urbanos ingleses.
En el contexto institucional, destacan la Escuela de Manchester y el RhodesLivingstone
Institute, y en cuanto al marco teórico, el funcionalismo estructural se afirma como
dominante. Destacan RICHARDS, SCHAPERA y GLUCKMAN.
Aumenta el interés de las administraciones coloniales por las actitudes de los emigrantes y sus
efectos, sobre todo los negativos, en las áreas rurales.
Con la llegada de inmigrantes de las antiguas colonias a las islas, el interés se desvio hacia las
consecuencias de estas migraciones para la sociedad británica: GLASS,
PATTERSON.
En general, apenas se crearon hasta los 70 nuevas corrientes teóricas, pero sí se abrieron
pautas metodológicas y teóricas importantes. El interés por lo rural y lo exótico deja paso a los
estudios de antropología urbana. Las familias y las redes sociales se convierten en unidades
analíticas prioritarias de las etnografías.

CONDICIONES ESTRUCTURALES Y DINÁMICAS RETICULARES


Gastarbeiter: sistema de reclutamiento en la Alemania Federal de trabajadores portugueses,
españoles, italianos y griegos. A raíz de esto se vivió un proceso de transformación social y
diversificación cultural sin precedentes.
A partir de los 70, EEUU experimenta un aumento del número de extranjeros y de la variedad
de su procedencia. Esta diversificación ha hecho de las migraciones y sus consecuencias un
punto de convergencia para todos los científicos sociales, en busca de teorías y metodologías.
El estructuralismo histórico cuestiona al neoclasicismo, subrayando que ningún movimiento
migratorio puede ser analizado sin tener en consideración las dinámicas del capitalismo y sus
consecuencias en las demandas laborales de las sociedades de asentamiento, como plantea la
teoría del mercado laboral dual propuesta por PIORE, o los vínculos de dependencias socio-
culturales entre contextos emisores y receptores de migrantes, como plantea la teoría de los

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

sistemas mundo de WALLERSTEIN. Según estas propuestas, las migraciones deben entenderse
como consecuencia de la expansión del capital, y en esta medida tener en cuenta los contextos
coloniales. Las migraciones desestructuran modelos tradicionales de producción en los países
periféricos, desplaza a sus poblaciones hacia los países del núcleo. La teoría neoclásica enfoca
su análisis en factores económicos; el estructuralismo histórico advierte de la importancia de
otros condicionamientos en los procesos migratorios.
Siguiendo a POLANYI, la migración comienza a considerarse como un fenómeno incrustado
(embedded) en la estructura social. Se permite la incorporación de factores microestructurales
de tipo sociocultural. Se empiezan a valorar las observaciones y datos empíricos que ofrece la
etnografía, desde unidades analíticas como la familia o las redes sociales, al tiempo que se
incluyen otras como la etnicidad y el género. La etnografía se convierte en un medio capaz de
articular factores macro/micro estructurales que permiten nuevas aproximaciones en el
estudio de los actuales patrones y dinámicas migratorias. MEILLASSOUX, por ejemplo, articula
migraciones, unidades domésticas y división del trabajo, teniendo en cuenta el desarrollo del
capitalismo en contextos coloniales. ARIZPE incorpora la etnicidad como nivel de análisis. Los
antropólogos prestan mayor atención a las condiciones estructurales y a las formaciones y
recursos socio-culturales que los migrantes desarrollan para enfrentarse a ellas. LOMNITZ
destaca la importancia que la familia y el compadrazgo tienen en el desarrollo de estrategias
de adaptación, al tiempo que destaca la importancia de las redes sociales de reciprocidad.
COHEN destaca el protagonismo de las mujeres latinas como pioneras de los movimientos
migratorios a Washington D.C. HONDAGNEU-SOTELO trabaja con mujeres inmigrantes
mexicanas en California.

El concepto de red social en la tradición antropológica.


La larga trayectoria del concepto se remonta a los estudios de parentesco. MEYER y PHILPOTT
son los primeros en utilizarlo en trabajos con migrantes en África y Caribe respectivamente.
Ambos emplean en concepto red social como lo describe BOTT, que observó que las relaciones
sociales externas de las familias estudiadas en Londres asumían formas reticulares más que de
grupo organizado. Sin embargo, en la formación de redes sólo algunos miembros mantienen
relaciones directas unos con otros; estos miembros no componen, por tanto, un grupo social al
carecer de fronteras comunes. Viven en redes que vinculan gentes y organizaciones que no
están necesariamente en contacto directo.
Por su parte, PHILPOTT concluye en su trabajo que los migrantes montserrasinos desarrollan
redes sociales densas de familiares, amigos o vecinos, gobernadas por la relación de

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

reciprocidad, destacando la información, la asistencia y el control social. No obstante, explica


estos desplazamientos en términos económicos.
La investigación de MASSEY sobre inmigrantes mexicanos en EEUU también estudia las redes
sociales y nos permite clarificar los factores que motivan y mantienen los movimientos
migratorios, sus condiciones y consecuencias, aunque según MENJÍVAR, éstas se manifiestan
fluidas y contingentes. Ésta destaca sobre los inmigrantes salvadoreños, que sus dinámicas y
funcionamiento no se dan de la misma forma en todos los grupos migratorios ni en todos los
momentos, sino que cambian dependiendo de las condiciones estructurales que los migrantes
encuentran en los contextos del asentamiento.
Tanto el estructuralismo histórico como el estudio de las dinámicas reticulares han permitido
observar cómo las actuales dinámicas migratorias favorecen la diversificación cultural de las
sociedades de acogida y la emergencia de culturas transnacionales mediante el desarrollo de
vínculos diversos con sus sociedades de origen.
En las últimas décadas, el seguimiento transfronterizo de los migrantes ha propiciado nuevas
propuestas como la teoría del transnacionalismo. GRASSMUCK y PESSAR abrieron nuevas
perspectivas analíticas para comprender la migración como una respuesta familiar a los
cambios originados por las condiciones estructurales. Las mujeres desempeñan un papel
fundamental y se observa cómo las familias y las redes sociales favorecen el mantenimiento de
este movimiento migratorio. Esta metodología transnacional permite observar las
consecuencias socioculturales en las sociedades receptoras y emisoras, así como en las
estructuras familiares y los cambios en las relaciones de género en el mismo contexto.

CRUZANDO FRONTERAS: MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO


BASCH, GLICK SCHILLER y SZANTON-BLANC proponen el concepto de transnacionalismo como
categoría analítica para estudiar las consecuencias socioculturales de los actuales flujos
migratorios, en respuesta al creciente interés de la antropología por este tema, y en los
contextos receptores y emisores. SUTTON emplea la idea de sistemas culturales
transnacionales para referirse a las relaciones que los migrantes caribeños en NY mantienen
con sus lugares de origen, y que esto favorece el desarrollo de dobles identidades nacionales.
HANNERZ y APPADURAI tratan el transnacionalismo como consecuencia de la globalización.
BASCH entiende que la migración contemporánea, de manera novedosa, forja y sostiene
múltiples relaciones que vinculan a los migrantes con su lugar de origen, permitiendo el

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

desarrollo de comunidades transnacionales más allá de fronteras geográficas y culturales,


definiendo espacios desterritorializados.
En cuanto a APPADURAI, había descrito la desterritorialización como un fenómeno social como
un fenómeno social desarrollado por grupos étnicos, movimientos sectarios y formaciones
políticas que trascienden las fronteras territoriales, afectando a las lealtades con respecto a los
estados-nación y a las estrategias desarrolladas tanto por los estados emisores como
receptores. De ahí que asocie este fenómeno con poblaciones vulnerables. Esta realidad
favorece el desarrollo de nuevos mercados que facilitan el desarrollo de una cultura
transnacional.
BASCH considera que los actuales estados-nación no se definen en términos de gentes que
comparten cultura y territorio, sino que se incluyen ciudadanos que mantienen fuertes y
diversos vínculos con sus naciones de procedencia. Para BASCH y su equipo, a construcción de
estados-nación desterritorializados es un fenómeno novedoso que surge del post-
colonialismo, reforzando la división del mundo. Los estados-nación desterritorializados
podrían vivir en cualquier parte del mundo y no vivir fuera del estado.
Para estas autoras, los actuales flujos migratorios están vinculados al cambio de las
condiciones del capitalismo global, por lo que deben ser analizados en el contexto de las
relaciones globales trabajo-capital. Al vivir aquí y allá, los migrantes se convierten en
transmigrantes, protagonistas de la construcción de más de un estado-nación. Esta doble
pertenencia está influenciada por identidades que se construyen por la existencia de
categorías hegemónicas como raza y etnicidad. El mantenimiento del vínculo con las
sociedades de origen supone una garantía y seguridad frente a posibles situaciones de
exclusión.

Reacciones a la teoría del transnacionalismo: novedad y heterogeneidad.


Muchos han cuestionado la supuesta novedad del fenómeno, destacando la heterogeneidad
de sus formas, o poniendo el acento en el olvido de la perspectiva de género en su análisis.
MINTZ recordaba que la expansión del capital buscando su acumulación no supone ninguna
novedad, afirmando que el transnacionalismo tiene precedentes. Según este autor, las
comunidades transnacionales desarrollan, como en épocas anteriores, una actitud
instrumental hacia la perpetuación y la innovación de la cultura.
Para PORTES, las diferencias de las actuales configuraciones se establecen en la modalidad y la
intensidad de estas nuevas formas de transnacionalismo vinculadas a las actuales dinámicas
del capital y a los avances tecnológicos de los medios de comunicación y los transportes, que
posibilitan nuevas dinámicas a todos los niveles. En este sentido, se situaría la novedad del
fenómeno en cuanto que afecta a las dinámicas y variaciones de los patrones migratorios. El
transnacionalismo, tal y como concluye PORTES, representa no un fenómeno social
novedoso, sino una nueva perspectiva teórica.

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

No obstante, las críticas al transnacionalismo son una llamada de atención a la necesidad de


mayores precisiones. MENJÍVAR insiste en la necesidad de nuevos esfuerzos en delimitar su
significado. BECK apunta a que la utilización analítica de estos conceptos implica
contradicciones enraizadas en las clásicas divergencias marxistas y weberianas. El interés
inicial de BASCH es precisamente superar los enfoques economicistas de WALLERSTEIN, donde
los migrantes se conciben únicamente como trabajadores. Por eso, estas autoras subrayan con
énfasis que los actuales migrantes no son sólo proveedores de mano de obra, sino también
sujetos activos de los cambios socioculturales en las sociedades de asentamiento y en las de
origen, participando en relaciones y actividades heterogéneas transfronterizas sin tener que
desarrollar sentidos de pertenencia exclusivos, cuestionando las ideologías y prácticas políticas
asimilacionistas.
PESSAR y MAHLER recuerdan que el género estuvo ausente en los estudios migratorios,
cuando las mujeres han sido protagonistas de los desplazamientos. Destacan la importancia
que las negociaciones de género tienen en las distintas etapas del proceso migratorio, en el
cruce de fronteras y en la articulación de identidades.
El transnacionalismo se ha convertido en uno de los enfoques prioritarios en los estudios
migratorios. Por la complejidad del fenómeno, los estudios actuales se enfocan, desde
aproximaciones multidisciplinares, en una clase específica de acción o actividad. La migración
salvadoreña a EEUU es un caso de estudio que posibilita describir y analizar aspectos que
explican el auge de actividades transnacionales y la formación y mantenimiento de familias y
comunidades transfronterizas. Los datos que se presentan en este ensayo apuntan a la idea
de que el transnacionalismo emerge no sólo como consecuencia de la revolución tecnológica
en los medios de comunicación y transporte, sino por la diversificación en los modos de
incorporación de los migrantes a las sociedades de asentamiento. En muchos casos, estos
modos obligan a los inmigrantes a desarrollar y mantener vínculos continuos con sus lugares
de origen. El estudio de los distintos modos de incorporación podría ayudarnos a comprender
significados y diferencias de las actuales relaciones transnacionales que los migrantes
desarrollan. La globalización económica continúa insertada en la construcción del estado-
nación y sus políticas de control, de ahí que muchos migrantes tengan que reconstruir sus
familias al no poder emigrar como unidad doméstica. El protagonismo alcanzado por los
individuos y familias en el proceso migratorio favorece que los vínculos con sus lugares de
origen se mantengan y se refuercen durante todo este proceso.
Cultura migratoria en El Salvador

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

Antes de Washington, en el Salvador ya se habían dado otros patrones migratorios. Se expone


el caso de Conchita y sus hermanas. Después de varios años trabajando en la capital como
sirvientas, Consuelo fue contratada para trabajar en Washington. Una vez allí se las ingenia
para traer a sus hermanos y sobrinos. A través de sus procesos migratorios observamos
algunas de las condiciones estructurales en contextos de partida y llegada, que explican la
génesis de este movimiento migratorio, así como el desarrollo de las redes sociales.
Hasta 1930, El Salvador experimentaba un crecimiento económico. Durante este periodo los
indígenas y campesinos se movilizan para lograr mejoras laborales.
Después de esta fecha, el precio del café cae en picado, aumentando el desempleo y el
malestar social. En las décadas sucesivas, los militares controlan el poder. Esta crisis fortalece
la oligarquía de los terratenientes, lo que provoca desplazamientos dentro y fuera del país.

LA EXPANSIÓN DEL CAFÉ Y MIGRACIONES EN EL SALVADOR


A diferencia del resto de países cafeteros, en El Salvador los cultivos del café se establecen en
las regiones más densamente pobladas del país. La privatización de tierras comunales y ciertos
cambios legislativos, favorecen los desplazamientos.
En las primeras décadas del siglo XX el apoyo gubernamental al café favorece el debilitamiento
de la economía de estas poblaciones, obligadas a depender del trabajo estacional o a emigrar.
Pequeños propietarios se ven obligados a malvender sus tierras.
Los primeros flujos migratorios fuera del país fueron principalmente protagonizados por
hombres hacia San Francisco, Panamá u Honduras.

Crisis del café, represión política y desplazamientos


La cotización del café tiene especial repercusión en los movimientos migratorios. En 1932 se
levanta un movimiento popular liderado por Agustín Farabundo, reprimido militarmente que
se saldó con la matanza, donde fueron asesinadas 30.000 personas. Como consecuencia,
muchos campesinos se trasladaron a Honduras y el poder militar se afianzó.
Durante la década de los 40 se diversifica la producción agrícola, introduciendo el algodón y el
azúcar, sin embargo esto tiene une efecto contrario al esperado y se siguen produciendo
desplazamientos.
Durante la IIGM se reclutan trabajadores para labores relacionadas con la guerra. En 1924
EEUU había aplicado un sistema de cuotas, además de una serie de tasas, que hacía la entrada
al país más difícil, proliferando los llamados coyotes.
En 1942 el Programa de Braceros promueve la llegada de mexicanos a EEUU para paliar la
carencia de mano de obra en el campo. Es notable el tinte racista de este modo de legislar, que
favorecía la entrada al país de europeos noroccidentales.

Desarrollismo y migraciones urbanas


Las ciudades salvadoreñas experimentan un crecimiento de la población en la década de los 50
debido al abandono de las zonas rurales. Se experimenta un periodo de bonanza económica
que favorece el desarrollo industrial del país. Este crecimiento continúa hasta los 70. Aumenta
la producción y la exportación agropecuaria, y las inversiones extranjeras en manufactura. No

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

obstante, este periodo favorece mayoritariamente a una pequeña élite del país, empujando al
resto a la migración. De ahí que los patrones migratorios sigan aumentando y se diversifiquen.
Aumenta el número de mujeres que emigran a San Salvador para trabajar como empleadas
domésticas. El segundo periodo migratorio está protagonizado por mujeres.

WASHINGTON DC, NUEVO DESTINO MIGRATORIO


Consuelo, llega a WDC en 1950 como empleada doméstica. Una vez establecida, medió para
que pudiese venir su hermana Conchita. Sigue el mismo trayecto laboral. Tras esto, ambas
hermanas con ayuda de sus empleadores trajeron a sus sobrinos, hijos de una tercera
hermana, entre 1963 y 1965. Ésta, Lucía, llegó a Washington tras el terremoto de El Salvador
de 1965 con visado de turista. Una vez obtuvo la residencia le fue fácil traer a sus hijos.
Al estallar la guerra civil en El Salvador, más miembros de la familia se deciden a emigrar. Pero
esta vez de manera ilegal, sin documentos, como espaldas mojadas.
A través de la cadena migratoria iniciada por Consuelo se pueden observar algunas
características que describen los modos de incorporación de la población salvadoreña hasta
los años 70:
1.El protagonismo de las mujeres como pioneras del movimiento migratorio a esta área
metropolitana.
2.La diversificación de patrones de incorporación en el mercado laboral de la ciudad y
los modos de reclutamiento laboral por vías informales.
3.La influencia de los cambios de las políticas migratorias estadounidenses en la
diversificación de estas dinámicas migratorias en el área.

Las mujeres pioneras en el Distrito de Columbia


La llegada de los primeros grupos de inmigrantes hispanos a WDC debe contextualizarse
teniendo en cuenta su cualidad de potencia mundial, lo que propicia su internacionalización,
sobre todo durante la IIGM como refugio de asilados.

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

La llegada de Consuelo a WDC coincide con el inicio del asentamiento de inmigrantes


procedentes de otros países latinos. Principalmente se trata de mujeres que trabajarían como
empleadas domésticas. Con el establecimiento de ciertas instituciones multilaterales, como la
Organización de Estados Americanos, se diversifica el mercado laboral, atrayendo la llegada de
profesionales altamente remunerados.
Durante el primer periodo migratorio, el 70% de los migrantes eran mujeres, sobre todo en el
ámbito doméstico. Esto se relaciona con la incorporación de las mujeres estadounidenses al
mercado laboral, lo que aumenta la demanda de trabajadoras domésticas, cuidadoras de niños
etc. También se observa un aumento del sector hostelero.

Reclutamiento y modos de incorporación


La migración de Consuelo corresponde a un patrón basado en sistemas de reclutamiento
formal, llegando con un contrato laboral a través de la mediación de un colegio. Asimismo,
Consuelo ejerce de mediadora con su familia. Se puede observar un cambio en el sistema de
reclutamiento migratorio tradicional por medio de redes sociales de inmigrantes.
CASTLES subraya la importancia de la migración laboral durante el colonialismo y la
construcción de los modernos estados-nación. Los cambios en las formas de reclutamiento
tienen que ver con las distintas formas de incorporación de la familia, tomando como ejemplo
a Consuelo. La novedad de los actuales movimientos migratorios está en la importancia de las
microestructuras que hacen posible el desarrollo de nuevos patrones, dejando al descubierto
la importancia de las migraciones como procesos colectivos íntimamente vinculados a las
necesidades de las familias. Las iniciativas populares, al margen de la política migratoria del
estado receptor, adquieren relevancia.
En el caso de Consuelo observamos la información, la negociación y la ayuda económica como
funciones asistenciales que las redes informales prestan en ausencia de ayuda institucional.
REPAK denominaría al caso de Consuelo reclutamiento informal, señalando que una de las
formas de contratación era mediante representantes de familias del cuerpo diplomático, como
el caso de las religiosas. Sin embargo, siguiendo a CASTLES, la mediación de estas religiosas
cumple la misma función que las agencias privadas. REPAK incluye una segunda modalidad de
reclutamiento mediante estas agencias privadas, a través de las embajadas correspondientes.
Como señalan PORTES y RUMBAUT, la preexistencia de este tipo de redes tiende a ser decisiva
entre los migrantes contemporáneos, ya que no están guiados por agencias de reclutamiento.
No obstante, las agencias privadas no han desaparecido. Se mantienen en los casos de
inmigrantes profesionales como médicos, ingenieros o científicos.

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

Cambios en las políticas migratorias en Estados Unidos


Es necesario prestar atención a los cambios en las políticas migratorios de los países
receptores. Antes de la reforma de 1965, la población latinoamericana estaba exenta del
sistema de cuotas. Otras mujeres llegaron a EEUU acogiéndose al estatuto diplomático de sus
empleadores. El aumento de funcionarios internacionales en WDC posibilita el asentamiento
de familiares cercanos y trabajadores en el servicio doméstico. Estas circunstancias legales
explican el modo de incorporación de mujeres latinas al mercado laboral como empleadas del
hogar.
En 1952, la Ley de Inmigración y Nacionalidad realiza pequeños cambios manteniendo el
sistema de cuotas, introduciendo el primer sistema de visados preferencial, favoreciendo la
reunificación familiar y concediendo visados a profesionales cualificados. Mientras que las
reformas anteriores se establecen sobre principios raciales, esta reforma se justifica mediante
principios ideológicos de la Guerra Fría. Se mantiene la exclusión del sistema de cuotas de la
población del continente americano.
La lucha por los derechos civiles, la descolonización, la llegada de refugiados… son
estimulantes para los cambios en política migratoria que se dan en 1965. La Ley sobre
Inmigración y Nacionalidad de 1965 supone una profunda revisión y cambio de la política
migratoria en el contexto de la lucha por los derechos civiles. Destacan como criterios básicos
para la entrada al país la reunificación familiar y la emigración de trabajadores cualificados. La
entrada en vigor de esta ley permite, en el caso de Lucía, la emigración de sus hijos menores
de edad, pero limita el número de inmigrantes procedentes del continente. Algunos autores
consideran que estas limitaciones son la expresión política contra el aumento significativo de
la población hispanohablante en el país. Desde su entrada en vigor, EEUU ha experimentado
los niveles migratorios más altos de su historia, diversificando su procedencia.
En el caso de la migración de salvadoreños a Washington, destaca el protagonismo de las
mujeres como pioneras de este movimiento. También queda en evidencia el papel relevante
que muchas mujeres salvadoreñas han tenido antes de emigrar a EEUU como mantenedoras
del hogar. De ahí que se esfuercen por ayudar al resto de la familia mediante estrategias
dependientes de las condiciones estructurales, como las políticas migratorias, el mercado
laboral y otros aspectos culturales.
La reforma de 1965 marcará un cambio importante en la política migratoria estadounidense
incorporando el derecho de reunificación familiar. La internacionalización de la ciudad y la
incorporación de mujeres estadounidenses en el mercado laboral favorecen la aparición de

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

salvadoreñas como trabajadoras del servicio doméstico. Los varones se dirigen más hacia la
hostelería.
La llegada de estos grupos favorece el desarrollo de redes sociales que facilitan la continuidad
del movimiento y las nuevas formas de reclutamiento laboral.
La comunidad latina en Washington D.C.

Se comienza haciendo referencia al caso particular de Ricardo, que llegó a WDC en los años
70, con treinta años. El propio Ricardo destaca el proceso de internacionalización de la ciudad
y la presencia de una población hispanohablante heterogénea.
Al mismo tiempo, en este primer periodo, se fueron asentando funcionarios, refugiados
cubanos, profesionales o universitarios. La internacionalización de WDC favorece que los
salvadoreños recién llegados encuentren más fácilmente sus primeros trabajos. No obstante,
el crecimiento de la población hispanohablante no fue acompañado del reconocimiento social
ni oficial de las instituciones municipales. Esto condujo a un crecimiento de los movimientos
políticos y sociales.

LATINIZACIÓN DEL DISTRITO DE COLUMBIA


CADAVAL: la guerra de Vietnam y la lucha por los derechos civiles fueron acontecimientos
decisivos en las transformaciones sociales a nivel nacional a partir de los sesenta. Respecto a
las transformaciones sociales derivadas de los movimientos por los derechos civiles, fueron un
referente para la población hispana.
REPAK: el establecimiento de embajadas en WDC propició el asentamiento de veinte mil
trabajadores extranjeros  servicio doméstico.

El barrio latino: Adams Morgan y Mount Pleasant


En la calle que atraviesa ambos barrios se abren los primeros negocios regentados por
hispanos. La zona termina conociéndose por el barrio. Estos negocios se convirtieron en
centros de intercambio de información en español sobre empleos y viviendas.
Leticia llegó a WDC con tres años, en 1969. Respecto a Adams Morgan “subieron las rentas y
ahora está mezclado”. Además de los cambios significativos en el área, destacan el origen y la
permanencia de otros. CADAVAL reconstruye contextos socioculturales a través del Festival
Latino de WDC que explican el origen y crecimiento de la población latinoamericana. También
aporta explicaciones de los orígenes de los coloridos murales con motivos latinos, letreros en
español…
No obstante, esta área residencial nunca constituyó un enclave étnico, definidos éstos, según
PORTES como lugares donde se agrupan negocios regentados por miembros de una

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

comunidad y para el servicio de esa comunidad. REPAK utiliza la expresión vecindarios de


inmigrantes. Estos enclaves ofrecen amenidades culturales, apoyo o asistencia social.
Etnicidad latina: fiesta en la calle.
Modelos de acción reivindicativa en clave lúdica. El detonante fue la publicación de un censo
que no reflejaba la cantidad real de hispanos. Esto desemboca en una menor distribución de
fondos públicos para programas sociales. El Festival Latino fue una estrategia que dio
visibilidad a la población en la ciudad. Entonces surge la etnicidad latina como constructo
unificador de la población hispanohablante. La latinización o desarrollo de una identidad latina
surge como construcción social en situaciones específicas de conflicto. De ahí su carácter
instrumental y posicional. SUÁREZ OROZCO destaca que en USA no existía el término latino. El
concepto no deja de ser problemático, pues implica reducir en una sola categoría grupos muy
diversos.
Estas construcciones surgen como instrumento político-administrativo que se utilizan como
herramienta de operatividad administrativa. Los grupos sociales más vulnerables lo utilizan
como instrumento de representación y reivindicación de igualdad de derechos, oportunidades
y reconocimientos social. La identidad latina se utiliza a través del Festival como medio para
visibilizar la importancia numérica de la población en la ciudad, además de mostrar la
existencia de una identidad cultural común.
El Festival latino se convirtió en un instrumento de poder de los distintos grupos y tendencias
ideológicas de la comunidad latina. Consistía en una especie de feria o carnaval que recorría
Columbia Road.
Una de las consecuencias de estas manifestaciones fue la Agencia de Asuntos Latinos, creada
en 1976, y otros centros comunitarios. Anteriormente se había fundado la CADOLANCA, pero
estuvo más centrada en los servicios sociales. La EOFULA centró su actividad en las personas
mayores.
Esta organización asociacional en WDC constituye una infraestructura importante en el
proceso de asentamiento de los inmigrantes en la región, y se convierten en los principales
centros de atención lingüística y concienciación socio-política.
AUGE DEL MERCADO LABORAL EN LA CIUDAD: SERVICIO DOMÉSTICO Y HOSTELERÍA
Los hombres salvadoreños inician su entrada en el mercado laboral desempañando trabajos
típicamente ocupados por afroamericanos. En el caso de Marcelo, a medida que mejora su
inglés, mejoran también sus expectativas laborales.
Según CHOCK el discurso de oportunidades se utiliza como mito para defender políticas
migratorias excluyentes. Son las condiciones estructurales las que marcan los procesos
migratorios, y no el capital humano, que, aunque influyente, no es determinante.
El aprendizaje y conocimiento de las pautas culturales hace que quienes los adquieren puedan
convertirse en cultural brokers. Esto debe ser tenido en cuenta como una función más de las
redes sociales de los inmigrantes. En el caso de Marcelo se observan dos direcciones: entre
inmigrantes asentados en WDC; y entre inmigrantes y sus familiares que quedaron en El
Salvador, pero desean migrar a WDC. Se observan algunas de las dinámicas reticulares
familiares y la influencia de éstas en el contexto receptor:
1)en el funcionamiento de las políticas migratorias,

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

2)en el mercado laboral,


3)y en las características culturales de la sociedad de asentamiento.
La presencia de comunidades étnicas similares es un hecho decisivo en la promoción de los
movimientos migratorios y de sus modos de incorporación. Distintas condiciones estructurales
explican el incremento de la población inmigrante salvadoreña, como por ejemplo la guerra
con Honduras en 1969.

CRISIS EN EL SALVADOR Y AUMENTO DE LA EMIGRACIÓN: EL FINAL DEL DESTINO


HONDUREÑO.
Una de las primeras consecuencias del conflicto mencionado en el apartado anterior fue la
repatriación de millares de salvadoreños que vivían en Honduras. Por otro lado tuvo nefastas
consecuencias para el recién estrenado Mercado Común Centroafricano y numerosos
desajustes económicos debido a la crisis del petróleo de la época.
El conflicto estalló a raíz de la celebración de los encuentros de fútbol que enfrentaba a ambas
selecciones para la clasificación del mundial de Mexico’70.
Junto a factores macroestructurales políticos, económicos y culturales, las dinámicas
reticulares desempeñan un papel central que explica la llegada de otros salvadoreños a la
ciudad. La importancia del idioma radica en el papel de información y traducción de quienes ya
estaban asentados y dominaban el inglés. También se facilitó la entrada de salvadoreños a los
EEUU debido a la laxitud de las políticas migratorias.

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

Éxodo y refugio

Sobre el testimonio de Elsa se pueden soslayar algunos contextos de miedo y violencia que
desencadenaron el éxodo migratorio. La guerra civil se dio por comenzada en 1981 con la
primera ofensiva militar del FMLN, pero llevaba más tiempo macerando. Millares de
salvadoreños buscaron refugio en otros países. LANDOLT y su equipo destacan la importancia
que para muchos salvadoreños tuvo la ayuda que recibieron de familiares y amigos. La
dificultad es que en EEUU fueron excluidos del derecho de asilo. Los modos de incorporación
fueron mucho más difíciles, y la mayoría tuvieron que llegar a suelo estadounidense por tierra,
mediante los llamados coyotes, refugiándose en sus redes más inmediatas sin documentos.

HUYENDO DE LA VIOLENCIA: LA GUERRA CIVIL EN EL SALVADOR


Factores desencadenantes: la falta de reformas políticas y económicas; el aumento del
desempleo y la pobreza; la conciencia social crítica reformista. Se inicia un proceso de
persecución, represión, violencia y asesinatos contra líderes y seguidores de organizaciones
sociales por parte de los escuadrones de la muerte. La violencia incita movilizaciones sociales
que contribuyen a la concienciación promovida por asociaciones religiosas, inspiradas en la
Teología de la Liberación. En este hecho se amparan los golpistas que llevaron al poder a la
Junta cívico-militar en 1979. Ésta llevó a cabo reformas agrarias y económicas que no se
pueden consumar. La frustración termina en represión militar.
En 1980 asume el poder José Gavira, incrementándose la persecución y el asesinato
indiscriminados. La expansión de la sospecha hace huir a miles de salvadoreños. La oleada de
violencia encuentra su auge con el asesinato del arzobispo de San Salvador. La FMLN lanza
ofensivas militares contra objetivos gubernamentales, siendo la táctica la denominada guerra
de guerrillas. Las fuerzas militares nacionales siguen la política de tierra quemada, asesinando
familias y poblaciones enteras. Este clima de violencia hace que se extienda el temor a ser
víctimas de denuncias de los orejas, como se conocía a los informantes.
Se narra el caso de Margarita, y cómo al ser identificado su marido como guerrillero fue
asesinado. Ella se vio obligada a huir, primero a un campo de refugiados, y luego del país.
Muchas familias hicieron lo posible para que sus hijos no fueran reclutados por la guerrilla ni
por el ejército. De los cinco millones de habitantes de El Salvador, alrededor de setecientas mil
personas fueron desplazados internos, y más de un millón salieron del país.
A diferencia de la primera oleada, esta segunda se tuvo que enfrentar a una política migratoria
más dura. A la mayoría se les denegó la condición de refugiados, lo que provocó un aumento
de la población clandestina.

¿Refugiado político o económico?

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

Como consecuencia de la guerra fría, EEUU sólo concedía asilo a personas procedentes de
países comunistas. Bajo la legislatura de Jimmy Carter se aprobó la Ley de Refugiados de 1980,
que pretendía modificar la política de asilo. Los refugiados salvadoreños pasaron a ser
inmigrantes económicos, debido a que EEUU apoyaba con material bélico al gobierno
salvadoreño en su lucha contra la guerrilla. Considerarlos asilados políticos hubiera sido una
contradicción.
Esta exclusión tuvo consecuencias en los modos de incorporación. La negación del estatuto de
refugiado se traduce en el difícil acceso a ayudas sociales.
Para los emigrantes, el coste económico aumenta, ya que tienen que atravesar por tierra
Guatemala y México, dirigidos por coyotes.
A pesar de estos obstáculos, la migración salvadoreña a EEUU aumenta hasta convertirse en
uno de los grupos de inmigrantes más importantes del país.

AUGE ECONÓMICO EN EL ÁREA METROPOLOTANA DE WASHINGTON


Testimonio de Andrés, llegado a WDC en los ochenta, ayudado por un tío. No encontró grandes
dificultades para encontrar trabajo. La mayoría de los llegados al tiempo que Andrés fueron
ayudados por los familiares que ya vivían allí.

Explosión y diversificación de la población salvadoreña en la región


CARECEN, Central American Resource Center, centro comunitario de atención a la población
hispanohablante.
El aumento de la población hispana contribuye a la diversificación social e ideológica de la
población latina. Favorece la incorporación de nuevos líderes comunitarios con ideologías de
izquierdas, esta diversidad socio-ideológica se expresaba públicamente en las carrozas de las
cabalgatas en el Festival Latino mediante sátiras.
El aumento de la presencia de la población latina acompaña al incremento de dotaciones y
programas de los centros comunitarios como CARECEN, la Clínica del Pueblo o la Casa del
Pueblo. Para MENJÍVAR estos centros comunitarios son facilitadores del asentamiento de los
nuevos inmigrantes. También se ocupan de concienciar sobre los problemas con los que se
enfrentan los inmigrantes, así como motivar la participación social.

Demanda laboral en el área metropolitana


Dos aspectos importantes que definen los modos de incorporación de los salvadoreños al área
metropolitana a partir de los ochenta:
1.El crecimiento económico y de la demanda laboral.
2.El aumento de las restricciones migratorias para contratar a trabajadores extranjeros.
El crecimiento económico de WDC abrió un mercado laboral para profesionales y trabajadores
no cualificados. La escasez de trabajadores abrió las puertas a la inmigración por la necesidad
de mano de obra.

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

SASSEN, periferización del núcleo: pequeñas compañías de servicios que además de contratar
profesionales cualificados se apoyan en las redes de los inmigrantes para reclutar a
trabajadores de países periféricos. Con la crisis de producción se tomaron medidas como los
recortes salariales y la contratación de inmigrantes latinos y asiáticos.

Aumento de las restricciones en la política migratoria


El testimonio de Marcelo hace referencia a las dificultades de los empleadores para encontrar
trabajadores extranjeros, debido al endurecimiento de las políticas migratorias.
1986, IRCA, Ley de Reforma y Control de la Inmigración. Se incrementó el control de las
fronteras y se estableció un programa específico para los temporeros agrícolas. A destacar la
amnistía que EEUU concede a los inmigrantes indocumentados que entraron en el país antes
de enero de 1982 y las sanciones a empleadores que contraten a trabajadores
indocumentados. Esta normativa favoreció el incremento de la inseguridad laboral de los
inmigrantes y las posibilidades de ser abusados y explotados.
Esta reforma no logró frenar el número de trabajadores indocumentados, y como en otros
países industrializados, las migraciones clandestinas continuaron creciendo y diversificándose.

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

Cruzar fronteras: clandestinidad y marginación


En la construcción oral del viaje a EEUU encontramos un elemento socio-cultural de gran
importancia, las memorias de situaciones dolorosas ocurridas mientras intentan cruzar las
fronteras. La transmisión oral de la memoria personal influye en los recursos culturales que
han de idearse ante los cambios.
Según los testimonios, los obstáculos no acababan una vez alcanzado el territorio
estadounidense, sobre todo si los migrantes eran detenidos por funcionarios una vez cruzada
la frontera. Enfrentarse a una deportación supone también aumentar el gasto del viaje.

SORTEANDO CONTROLES FRONTERIZOS: VIAJE Y PENUMBRA


IIRIRA, Illegal Inmigration Reform and Inmigrant Responsability. Además de endurecer los
requisitos de entrada a los inmigrantes, también incrementó las penas contra los coyotes y
falsificadores de documentos.
No obstante, la frontera estadounidense es la última etapa de un viaje incierto. Se dan casos
de migrantes que no llegan a EEUU pero rehacen su vida en México. Las políticas migratorias
mexicanas siguieron trayectorias similares a las estadounidenses.

La épica del viaje: expresión y conocimiento


El apoyo de familiares o conocidos es clave. La transmisión del viaje se convierte en una suerte
de conocimiento acumulado para los que ya han llegado, retornado o regresado. Las
experiencias del viaje se convierten en una especie de épica personal y colectiva. Se
comunican las incertidumbres, esfuerzos y peligros del trayecto. Esta transmisión desempeña
una función informativa. Se incorpora al folklore popular. En las narraciones se subrayan los
miedos, amenazas, o vejaciones, pero también los recursos para superarlos.
Las experiencias personales del viaje se transforman en una especie de asesoría informal antes
de decidir cuándo y con quién mandar a traer a algún familiar. Una de las decisiones más
importantes de estos familiares que mandan a traer es saber quiénes van a ser los
responsables del viaje. De esto también dependen la cotización de sus viajes.
La construcción de la experiencia responde a la necesidad de compartirla, así como a la
demanda informativa de los inmigrantes para evaluar y ponderar cualquier compromiso antes
de patrocinar la incorporación de nuevos inmigrantes.

OCULTAMIENTO Y DISCRIMINACIÓN
Los papales chuecos o documentación falsa posibilita la incorporación de los inmigrantes al
mercado laboral, pero también facilita su explotación y marginación. Estos inmigrantes viven
con el temor constante a ser detenidos y deportados.
El ocultamiento se acentúa como consecuencia de los riesgos del viaje, marcado por la
clandestinidad, que se intensifica ante la posibilidad de ser involucrados ideológicamente en el
conflicto bélico de El Salvador.
Surge un mercado negro de papeles falsificados al tiempo que se desarrollan estrategias de
ocultamiento. Esta invisibilidad provoca la exclusión social. La incapacidad de la legislación en

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

dar respuestas al éxodo migratorio salvadoreño hace que las políticas municipales de la ciudad
no reconozca los cambios socio-culturales que la ciudad estaba experimentando.

La mujer policía y el borracho. Los disturbios de Mount Pleasant


El incidente consistió en el disparo de una policía a un salvadoreño. El idioma, la dificultad de
ver a una mujer como figura de autoridad, la discriminación, las políticas federales sobre
integración… fueron factores que actuaron como catalizador de los disturbios. La invisibilidad
de la población latina quedó en evidencia, lo que llevó a elaborar el Informe de Mount
Pleasant, donde se ponían de relieve problemas como la falta de personal bilingüe en las
administraciones públicas. La estructura administrativa no reflejaba la diversidad cultural de la
población de la ciudad.
Esta invisibilidad favorece el desconocimiento, dificultando planificaciones y políticas
municipales acordes, así como el mantenimiento de prejuicios y desconfianzas. Entran en
juego los medios de comunicación, intentando vincular inmigración y criminalidad. Salen a la
luz otros grandes problemas sociales como la vivienda, la salud o la educación, y la
competencia en el ámbito laboral con trabajadores afroamericanos.
Los latinos son percibidos como una carga económica y una amenaza cultural.
Los disturbios de Mount Pleasant fueron una llamada de atención para tomar conciencia del
cambio sociocultural. Sirvió para aunar fuerzas y poner de relieve las necesidades de los
hispanohablantes. Se retomaron propuestas y acciones efectivas.
La exclusión de los salvadoreños del derecho de asilo y las dificultades para regularizar su
situación fueron elementos que influyeron en el aumento del malestar social y su
discriminación. El incremento de las tenciones sociales ponen de manifiesto las dificultades en
los modos de incorporación de los inmigrantes. En este sentido, los cambios en las políticas
migratorias afectaron negativamente a la población salvadoreña y a la misma sociedad de
asentamiento y sus administraciones locales.

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

Familias transnacionales

En el ámbito de la familia, el testimonio de Isabel pone de relieve las problemáticas a las que
se enfrentan las familias de inmigrantes. Su esposo llevaba una doble vida, una familia en WDC
y otra en El Salvador. Isabel regresa a su país. Cuando los dos niños son pequeños, los deja con
su madre y vuelve a EEUU. Contrae matrimonio por intereses burocráticos, aunque tuvo que
esperar muchos años para conseguir el permiso de residencia.
Esta es una de las muchas consecuencias que tienen algunos de los patrones migratorios para
la unidad doméstica. La conformación de familias transnacionales como familias cuyos
miembros están viviendo en al menos dos estados-nación. SALAZAR destaca que estas
configuraciones, como otras relaciones socio-culturales transnacionales, son viejas prácticas
que se intensifican con las actuales dinámicas de la globalización. Esta autora destaca que en
las actuales dinámicas migratorias, muchas son mujeres que emigran a otros países dejando a
su esposo e hijos, normalmente para trabajar en el servicio doméstico. También se forman
familias transnacionales emigran juntos dejando a los hijos al cuidado de otros familiares, o
cuando son los hijos adultos los que emigran para mantener a la familia (caso de Filipinas).
COHEN, las mujeres fueron las pioneras de las redes migratorias, dejando a sus hijos al cuidado
de sus madres por lo general. Se fuerza a nuevas reestructuraciones en las unidades
domésticas establecidas previamente, en las que influyen cuestiones culturales premigratorias,
como las familias matrilineales y matrilocales en el caso de El Salvador.
La separación de los miembros de la unidad doméstica es una de las primeras consecuencias
del modo de incorporación clandestino a las sociedades de asentamiento. El hecho de emigrar
se plantea en procesos de decisión tensos y difíciles en los que los migrantes tienen que
negociar con las personas que se van a ocupar de sus hijos, y con quienes van a patrocinar la
migración. Ésta se plantea en el seno de la familia, involucrando a los miembros que residen a
ambos lados de las fronteras. En ausencia de asistencia gubernamental, las familias son el
principal punto de apoyo.
MODOS DE INCORPORACIÓN Y SEPARACIÓN FAMILIAR
Durante el primer periodo migratorio, la separación de la familia se da en el siguiente orden:
primero emigra un cónyuge, luego otro, y una vez asentados, los hijos. La separación de la
familia en este primer periodo no se alargaba mucho. En los casos del segundo periodo sí se
tardaba más en reagrupar a la familia.
Se ilustra así hasta qué punto las distintas reformas legislativas han afectado a las separaciones
familiares. Los modos de incorporación salvadoreños se han vuelto más difíciles y la separación
se sus miembros se prolonga más en el tiempo. Esto también afecta a los procesos adaptativos

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

personales. Después de largos periodos de separación deben adaptarse a nuevos ciclos vitales
y a las normas y valores socio-culturales de los contextos de asentamiento.
Tras el fin de la guerra (1992) los salvadoreños se tuvieron que enfrentar a otros problemas
como los efectos del Mitch y los terremotos de 2001. Esto llevó a un aumento de la
delincuencia y la violencia.
La mayoría de los inmigrantes llegados antes del terremoto pudieron regularizar su situación
acogiéndose al TPS, Estatuto de Protección Temporal. El Fiscal general puede conceder este
estatuto a extranjeros nacionales de países con conflictos civiles, enfrentados a catástrofes o
cuya situación impida el retorno. Esta figura no favorece la reunificación familiar.
El TSP ha ido generando obstáculos que influyen singularmente en la separación de la familia.
Los salvadoreños pueden residir y trabajar en EEUU, pero no pueden regresar a El Salvador
porque tendrían que cumplir las condenas que la actual legislación impone por haber entrado
en el país sin autorización.

Migración, reestructuraciones familiares y cambios culturales.


THOMSON, muchas mujeres han decidido emigrar a EEUU al contar con el apoyo de sus
madres, abuelas o tías. La emigración a EEUU ha influido también en la ruptura de unidades
domésticas premigratorias. A estas rupturas también contribuyen los largos periodos de
separación de los esposos, los cambios en la división del trabajo y los generados por la
adquisición de nuevos valores culturales, sobre todo en las relaciones de género. Muchos
terminan conformando nuevos hogares donde se asientan, aunque se han ido imponiendo
dificultades a los matrimonios mixtos.
La migración afecta significativamente a los cambios de roles dentro de las familias dado el
mayor protagonismo que adquieren las mujeres en EEUU como consecuencia de su
socialización laboral. Las mujeres salvadoreñas tienden a socializarse más rápidamente que los
varones.
En algunos casos se producen reacciones que fortalecen y revitalizan valores culturales
tradicionales en la sociedad de origen. Muchas mujeres alcanzan mayores niveles de
dependencia, pero otras mantienen sus roles. Los varones salvadoreños prefieren contraer
matrimonio en su país y emigrar a EEUU solos.
Concepto de asimilación segmentada, centrado en la segunda generación de inmigrantes,
entre los que se dan otras formas de adaptación dependiendo de los modos de incorporación.
La asimilación indiscriminada puede favorecer su marginación. Los distintos modos de
adaptación dependerá de factores macro/micro estructurales. Muchos inmigrantes
salvadoreños viven refugiados en sus redes más inmediatas, socializados en ambientes
segregados en su mundo laboral (HONDAGNEU-SOTELO).
Se dan tanto resistencias como cambios. En las relaciones de género, las mujeres tienden a
adquirir más protagonismo dentro de sus hogares, y los varones sufren pérdidas de su estatus
social.
Respecto a los cambios generacionales, los niños son más adaptables y aprenden el idioma
más rápidamente. Si sus padres no hablan inglés los necesitan como intérpretes, ejerciendo de

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

cultural brokers. Como consecuencia de su enculturación, conocen y manejan mejor los


sistemas dominantes de las sociedades de asiento. Los mayores se ven en la necesidad de
recurrir a la ayuda de los más jóvenes para resolver problemas cotidianos.
Así y todo, muchos padres dejan a sus hijos en su país de origen por temor a que puedan
involucrarse en bandas. Contradiciendo los modelos clásicos de asimilación, los inmigrantes
desarrollan modelos alternativos para evitar la exclusión de sus hijos mediante la inculcación
de patrones culturales autóctonos.
RELACIONES FAMILIARES Y TRANSNACIONALISMO
Una vez que los inmigrantes son capaces de satisfacer las necesidades básicas de sus familias
se plantean la posibilidad de invertir en inmuebles, mayoritariamente en sus localidades de
origen, limitando así cualquier expectativa de asentamiento definitivo.
La dispersión espacial de la familia favorece el desarrollo de actividades transnacionales como
el envío de dinero, artículos de consumo o el contacto telefónico. Estas actividades dejan de
manifiesto el mantenimiento de los compromisos adquiridos con las familias y los deseos de
superar la dispersión espacial de sus miembros. De ahí que las familias transnacionales se
configuren como elementos transitorios que se mantienen con el deseo de los migrantes por
el retorno. En el caso salvadoreño, este retorno parece darse en muy pocos casos.
Las actuales condiciones estructurales favorecen la continuidad del movimiento migratorio. O
bien se recurre a la reunificación familiar, o bien los hijos siguen el mismo camino que sus
padres hacia EEUU. La mayor parte de los entrevistados han optado por esperar a regularizar
su situación para que sus hijos emigren con documentos.
Sí es un fenómeno novedoso el protagonismo femenino en las últimas décadas. Sin embargo,
frente a las pioneras, las mujeres salvadoreñas que se han ido incorporando en la segunda
oleada han tenido que mantener esta tensión transnacional durante mucho más tiempo, lo
que dificulta sus modos de incorporación y los de sus hijos.
Migración, retorno y transnacionalismo

Sistema del encargado (MAHLER): es uno de los medios que los inmigrantes salvadoreños
tienen para ahorrar costos en los alquileres. Consiste en subarrendar las habitaciones a otras
personas.
Viajeros: personas que se dedican a viajar de El Salvador a EEUU transportando todo tipo de
objetos y bienes de consumo.
Perfil de inmigrante retornado que después de haber podido ahorrar, invierte sus ahorros en
pequeñas empresas como tiendas, restaurantes, camiones, autobuses…
La residencia transnacional se da cuando un salvadoreño viaja tanto a El Salvador que se
difumina la idea de volver, pues no parece haberse ido nunca. Solo una minoría decide
regresar definitivamente. No obstante, algunos vuelven a emigrar a EEUU si las condiciones no
le son muy favorables, sobre todo después de haber obtenido el permiso de residencia
permanente.
La tensión por el retorno influye en la continuidad y el desarrollo de relaciones. El movimiento
migratorio ha tenido especial incidencia en cambios de la cultura del consumo, tanto en
niveles individuales como colectivos, que se manifiestan en pequeñas importaciones y
exportaciones de productos de consumo. De hecho, los flujos migratorios cumplen distintas
funciones de carácter psicológico, social o cultural. Estos objetos se muestran como iconos a

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

través de los que los inmigrantes pretenden visibilizar en sus lugares de procedencia el éxito
migratorio, traducido en prestigio social.

SALVADOREÑOS EN WASHINGTON
En el año 2000 el censo de EEUU cifra el número de salvadoreños en 655.000 personas. Según
el Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador son 2.250.000 personas. Es obvio que de
estas cifras depende el reconocimiento oficial como minoría sociocultural. Por otra parte,
muchos salvadoreños no saben leer ni escribir, con lo cual se complica el uso de formularios.
La realidad es que los salvadoreños se han convertido en uno de los grupos más numerosos de
la región. Los disturbios de Mount Pleasant marcaron el inicio de un periodo de concienciación.
Surgieron también redes de organizaciones comunitarias para atender las necesidades de los
inmigrantes.

Diversificación de asentamientos y transnacionalismo


Muchos inmigrantes se han ido asentando en otras zonas como Maryland o Virginia. Según
SINGER esta dispersión ha impedido la construcción de enclaves étnicos. A pesar de la
gentrificación de Mount Pleasant y Adams Morgan con la especulación del suelo y el
asentamiento de profesionales con altos ingresos, continúa creciendo la población salvadoreña
por la llegada de nuevos inmigrantes.
Esta dinámica corresponde a redes familiares y movimientos reticulares locales, influyendo en
el aumento o la continuidad de distintos niveles reticulares. El asentamiento de una familia
influye en la continuidad de los flujos migratorios siguientes. En algunas zonas de WDC se han
dado reapropiaciones culturales del espacio. Algunos vecindarios de otras ciudades han sido
rebautizados con nombres de municipios de El Salvador. Así quedan de manifiesto conexiones
transnacionales que vinculan lugares receptores con emisores, dejando en evidencia la idea
del melting pot defendida por la teoría de la asimilación.
No hay estudios suficientes de los niveles de influencia en las sociedades de origen. LEVITT
destaca que la influencia de los inmigrantes produce transformaciones políticas y económicas
en niveles comunitarios y locales, tanto en las sociedades de asentamiento como en las de
origen. Por ejemplo, en Intipucá, El Salvador, existen calles con nombres de presidentes
estadounidenses.
También se dan cambios en las dinámicas económicas, consecuencia de las expectativas
generadas por las remesas. El deterioro posterior a la guerra civil dio paso a un auge
económico con la especulación inmobiliaria y al reajuste de la economía nacional. Las remesas
regulares han tenido un impacto equilibrante en la economía nacional, aunque no está claro si
esto se traduce en una mejora de la calidad de vida. En cualquier caso, el movimiento
migratorio salvadoreño a EEUU ha generado nuevas dinámicas económicas a nivel local,
regional y nacional. Se han creado pequeñas empresas, iniciativas gubernamentales,
asociaciones sociales y deportivas… Estas asociaciones, además de mantener el vínculo cultural
con la ciudad de origen, actúan como recaudadoras de fondos o remesas colectivas. Según
FAIST, estos mecanismos de reciprocidad y las oportunidades políticas que promueven los
derechos multiculturales influyen en el desarrollo grupal.

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

MODOS DE INCORPORACIÓN Y DINÁMICAS TRANSNACIONALES


Los informantes ponen de relieve la desigualdad salarial y de las condiciones laborales. Si a
esto se le sima la falta de formación lingüística se explica la realidad social a la que muchos se
tienen que adaptar.
A tener en cuenta también la cantidad de salvadoreños que tuvieron que permanecer en
situación irregular durante tiempo tras la segunda oleada migratoria. La simple regularización
de esta situación les coloca en una posición mucho más favorable. Para CHOCK, el discurso
sobre la igualdad de oportunidades se ha tornado en un mito utilizado para justificar la
exclusión de los inmigrantes. En cualquier caso, estas exclusiones explican las configuraciones
transnacionales que los salvadoreños han ido forjando.

Aquí y allá: residencia transnacional


La idea del retorno conforma algunos de los vínculos que los mantienen conectados con sus
familias. Una vez regularizada su situación migratoria, algunos deciden establecer una
residencia transnacional. Se van formando las ideas sobre el retorno, aunque en la mayoría de
los casos el asentamiento en las sociedades receptoras parece inevitable, pese a la
temporalidad inicial. En ESPINOSA, el retorno aparece como una metáfora ambivalente que
expresa la obsesión de los migrantes por el regreso definitivo, favorece la permanencia y el
desarrollo de las dinámicas reticulares y conexiones transnacionales.
Por otra parte, la formación de familias, el desarrollo de redes sociales, las oportunidades en el
mercado laboral y los cambios socioculturales influyen en la decisión del asentamiento. Las
mujeres prefieren quedarse en EEUU por las mayores oportunidades laborales. MAHLER
señala que las mujeres deciden quedarse porque han establecido sus familias en EEUU, porque
son las principales mantenedoras de las familias que dejan en El Salvador o por el incremento
de la delincuencia tras la guerra civil. Se da el fenómeno de retorno intermitente. Es esta
residencia transnacional lo que convierte a los inmigrantes en transmigrantes, favoreciendo
la participación en nuevas reconstrucciones socio-culturales. PESSAR señala que el desarrollo
de estas estrategias es posible gracias, en parte, a los medios de comunicación y las
tecnologías que posibilitan ampliar fronteras, y que la revalorización de la diversidad cultural
impulsa también estas estrategias. Para ONG nos encontramos ante la aceptación de las
lógicas culturales que emergen como fenómeno social. Aunque los estados-nación estén
flexibilizando sus delimitaciones fronterizas, no significa que sus fronteras sean más porosas.
Las instituciones políticas y económicas de El Salvador hacen esfuerzos por motivar la

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

participación de los inmigrantes en EEUU mediante estrategias simbólicas de reforzamiento de


identidad nacional, por ejemplo a través de las empresas culturales.
Las actuales condiciones estructurales en El Salvador siguen sin ser las más óptimas para que
los inmigrantes salvadoreños consideren la posibilidad del retorno. Otros vínculos familiares y
sociales adquiridos en la sociedad de asentamiento explican por qué no se contempla el
retorno definitivo como opción. Tanto la tensión por el retorno como los modos de
incorporación influyen en la continuidad del movimiento migratorio y en la conformación de
relaciones socio-culturales transnacionales.
Epílogo

La migración salvadoreña a EEUU ha sido uno de los movimientos más significativos para
comprender las consecuencias transnacionales de los flujos migratorios. Se busca mejorar las
condiciones de vida, tras una guerra civil que a muy pocos otorgó el estatus de refugiado
político, iniciando el proceso migratorio como sin papeles.
Esta movimiento se mantiene gracias al desarrollo de redes sociales que propician diversas
configuraciones y prácticas transnacionales.
Los informantes tienen en común que poseen la residencia permanente o la ciudadanía, que
les permite viajar a El Salvador sin obstáculos. Existen familias de inmigrantes que continúan
colaborando con las necesidades de las familias que tienen en El Salvador. También se han
observado casos de inmigrantes sin posibilidad de retornar de visita a su país debido a una ley
presuntamente protectora de derechos.
La entrada clandestina o la dependencia de familiares y amigos obliga a refugiarse en sus redes
inmediatas invisibles para la sociedad e instituciones locales y federales o nacionales. Estos
modos de incorporación obliga a su vez a desarrollar y mantener vínculos continuos con sus
lugares de origen.
La reestructuración familiar también es una realidad, al no poder emigrar como unidad
doméstica, ideando estrategias oblicuas y reforzando los vínculos con sus hogares y familias de
origen, conformando así familias y comunidades transnacionales.
El género, los ciclos vitales, la clase y las identidades a las que se adscriben los inmigrantes
ofrecen explicaciones de la diversidad de patrones culturales de adaptación en las sociedades
de asentamiento sin dejar por ello de mantener vínculos y valores culturales de sus sociedades
de origen.

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

APUNTES MIGRACIONES I

TEMA 5:
Sonia Parella: Los vínculos afectivos y de cuidados en las familias transnacionales. Migrantes
ecuatorianos y peruanos en España.

Algunos migrantes y sus descendientes están fuertemente influenciados por sus continuos
vínculos con su país de origen o por redes sociales que sobrepasan las fronteras nacionales. La
existencia de vínculos que sobrepasan fronteras constituye una variable crucial a la hora de
comprender y analizar las migraciones contemporáneas, su fortaleza, su influencia y su
impacto.

El autor distingue el transnacionalismo “desde arriba”, cuando se trata de actores


institucionales – corporaciones multinacionales o Estados – del transnacionalismo “desde
abajo”, que comprende actividades que son resultado de las iniciativas de origen popular que
realizan los inmigrantes ordinarios y sus contrapartes en el país de origen. Son justamente
estas iniciativas con menor grado de institucionalización las que han sido más investigadas y
las que apartan elementos más novedosos y dinámicos Pero además de los vínculos
transnacionales que tienen que ver con la esfera productiva y el ámbito público deben
tomarse en consideración los lazos o vínculos de carácter afectivo.emocional con la familia y la
comunidad.

El modo como las familias transformadas, tanto en sus dinámicas como en sus interacciones,
las consecuencias de su imbricación en procesos migratorios pueden dar lugar a vínculos
afectivos y de cuidado de carácter transnacional como estrategia colectiva para hacer frente a
las necesidades de supervivencia que alteran y modifican la atención diaria psicológica,
emocional y física a las personas.

2. Concepto “familia transnacional”


Aquella familia cuyos miembros viven en una parte o la mayor parte del tiempo separados los
unos de los otros y que son capaces de crear vínculos que permiten que sus miembros se
sientan parte de una unidad y perciban su bienestar desde una dimensión colectiva, a pesar de
la distancia física. Las familias se conciben a partir de sus dinámicas de negociación y
reconfiguración constante, a través de su capacidad de adaptación en el tiempo y el espacio.

No todos los migrantes desarrollan prácticas transnacionales y que muchos lo hacen solo en
una esfera determinada de sus vidas.
La evolución, extensión, alcance y efectos de las prácticas que se dan en su seno dependerán
de la interacción de múltiples factores que tienen que ver con las relaciones de género, la clase
social, la edad, el contexto social, político y económico. Qué miembros forman parte de la
“familia transnacional”. En este sentido, esta tanto puede incluir a la familia nuclear – padres e
hijos – como a la extensa – sobrinos, tíos, cuñados, etc –. A menudo se extienden a un grupo
familiar más amplio, que constituye una unidad desde el punto de vista de la reproducción
social, con grados de implicación también diversos a la hora de aportar recursos y compartir
obligaciones mutuas.

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

Tampoco está muy claro dónde acaba la relevancia de los nexos de parentesco y dónde
empiezan los vínculos de carácter más comunitario y social. El vivir transnacional es una
condición que se desarrolla dependiendo de la relación entre los recursos y el posicionamiento
sociocultural de los migrantes, así como de los contextos históricos de las localidades donde
ellos viven. Aunque la familia pueda actuar como unidad, tampoco podemos perder de vista
sus diferencias internas y las relaciones de poder que se dan en su seno y que permiten
identificar conflictos de intereses entre sus miembros y relaciones jerarquizadas
3. El encaje entre la familia y los procesos migratorios

La decisión de emigrar corresponde en gran medida a una estrategia de carácter familiar,


“calculada”, de carácter cooperativo, en la que los miembros de la familia actúan de forma
colectiva, no tanto para maximizar los ingresos esperados, sino para diversificar sus fuentes
con el fin de reducir los riesgos –tales como el desempleo o la pérdida de ingresos, no es el
sujeto individual quien elabora las estrategias migratorias, sino la familia. La emigración
implica la separación física del núcleo familiar, pero ello no necesariamente significa la ruptura
de las relaciones familiares de dependencia afectiva. Las “redes migratorias” constituyen la
base analítica para explicar tanto la génesis como el mantenimiento de las migraciones
internacionales, así como para abordar los vínculos transnacionales.
En las redes familiares emergen causas emocionales y subjetivas que ayudan a explicar, los
propios proyectos y estrategias migratorias de los protagonistas, lo que permite matizar
mucho más los efectos de los factores estructurales vinculados a las crisis económicas o a la
falta de oportunidades de empleo.
El autor no restringe el hogar a la unidad física o estadística de residencia común, sino como
“un conjunto de relaciones sociales cambiantes, que establece un haz de obligaciones mutuas.
Los elementos básicos de un hogar incluyen tanto los ingresos que éste gestiona como la
reciprocidad u obligación mutua como principal forma de organización. El análisis de las
migraciones en términos de transnacionalismo y redes sociales y permite superar la rígida
dicotomía que separa lo económico de lo social. La perspectiva de género cuestiona la
conceptualización de lo económico como ajeno a lo social y a las dinámicas de las relaciones,
responsabilidades y estrategias familiares.
De acuerdo con Truong (1996:47), ningún sistema productivo opera sin un sistema
reproductivo, por lo que la globalización de la producción necesariamente conlleva la
globalización del trabajo reproductivo. En este sentido, es imprescindible considerar el nexo
producción-reproducción para analizar la demanda de empleadas del hogar desde los países
ricos en los procesos de mercantilización de la reproducción social que operan a escala global.
La escasa valoración social de las tareas domésticas y de cuidado en los países occidentales
conlleva que muchas mujeres que acceden al mercado de trabajo no puedan seguir
asumiéndolas de forma no remunerada en el hogar, por lo que las “delegan” a mujeres
inmigrantes mediante prácticas de subcontratación. Según este tipo de análisis, las mujeres
inmigrantes procedentes de países pobres proveen trabajo reproductivo en un mercado
global. Las empleadas domésticas de origen inmigrante realizan el trabajo reproductivo de las
mujeres de clase media y media-alta de los países industrializados, mientras ellas relegan su
trabajo reproductivo a otras mujeres de su familia o a sus connacionales más pobres, que
permanecen en el país de origen. Esta demanda de empleadas domésticas en los países más
ricos ha contribuido a la feminización de las migraciones internacionales a través de la
importación de “cuidados” o “fuga de cerebros”.

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

Además del recurso de las abuelas, es cada vez más habitual contratar a otra mujer en el país
de origen para que se haga cargo de los hijos de la mujer que emigra, a cambio de un salario
mucho más bajo que el percibido por la emigrante en la sociedad receptora. Así se constituyen
las “cadenas mundiales de afecto y asistencia”, integradas por distintos vínculos y grados, a
escala global, y basadas en el trabajo de cuidado remunerado y no remunerado.

La elección de Ecuador y Perú como contextos migratorios es eminentemente metodológica.


i) Tanto Ecuador como Perú albergan una significativa cantidad de hogares marcados
por la emigración hacia España;

ii) Ambos contextos migratorios cuentan con estructuras familiares diversas


(encontramos tanto a hombres como a mujeres pioneras de los proyectos
migratorios);

iii) En ambos casos han sido identificadas prácticas transnacionales


significativas, sobre todo de carácter económico, con cierta estabilidad y
flexibilidad en el tiempo.
La mayor parte de los migrantes de referencia entrevistados residían en Barcelona y Madrid.
La distinción entre ámbito rural y urbano sí ha permitido acceder a familias implicadas en
procesos migratorios hacia España con distinto origen social, tanto en cuanto a los recursos
económicos como en cuanto al capital cultural.
La situación es bien distinta para las familias procedentes de sectores medios-altos. En estos
casos, los proyectos migratorios no siempre responden a estrategias familiares, sino más bien
a motivaciones individuales, al deseo individual de superación. Muchas veces se trata de
jóvenes con niveles educativos elevados –generalmente, sin responsabilidades familiares–, que
buscan el acceso a empleos calificados a la par que bien remunerados fuera del país. En la
medida en que la unidad primaria de la migración es el individuo, las prácticas transnacionales
son menos probables.
Cuando un miembro de una familia emigra, además del costo económico, deben asumirse los
costos afectivos, tales como la separación de los cónyuges, el impacto emocional de los hijos
que permanecen en el lugar de origen o de los padres que viven la etapa de la vejez sin la
presencia de sus descendientes
Se han identificado personas que se sienten solas y deprimidas por la pérdida de apoyo
afectivo mientras “esperan” en el país de origen, que tienen temor a infidelidades conyugales
o al deterioro de los vínculos afectivos a causa de la distancia, etcétera. Debido al alejamiento,
la familia no puede brindarle al emigrante el apoyo psicológico y afectivo que requiere, lo que
lo induce a cierta inestabilidad.
La ausencia de convivencia diaria con la familia puede provocar que el emigrante establezca
vínculos “sustitutivos” con la propia comunidad inmigrante en la sociedad de destino. La
posibilidad de dichos vínculos genera dudas e incertidumbre en los familiares que
permanecen, por cuanto puede propiciar un alejamiento como la fidelidad hacia la pareja o la
prioridad del ahorro económico.
A la soledad que describen muchas mujeres tras la separación, se le une en muchos casos el
sentimiento ambivalente de sentirse “liberadas” al empezar a gestionar ellas solas el
presupuesto familiar –con las remesas que reciben– y a gozar de niveles de autonomía en la
organización de su tiempo inimaginables en el seno de la familia nuclear convencional

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

el empoderamiento (empowerment) que experimentan las esposas que permanecen en el país


de origen muchas veces se ve limitado por el rígido corsé de unos roles tradicionales de género
que perviven desde la distancia. Las continuas llamadas telefónicas permiten al esposo
revalidar su rol. Por el contrario, cuando es la mujer la que emigra no solo le confiere mayores
cotas de autonomía, sino que al mismo tiempo reta el rol tradicional del varón, al cuestionar su
función de proveedor y situarle al frente del cuidado del hogar en su dimensión reproductiva.
La mayoría de los hombres resuelven ésta, para ellos, traumática tensión, delegando en otras
mujeres de la familia la responsabilidad del cuidado de la familia, al tiempo que procuran
emigrar tan pronto como la situación económica de la mujer en el país de destino lo permita.
Momentos críticos como un divorcio o una separación, o incluso maltrato físico y psicológico, o
alcoholismo del cónyuge, pueden constituir el catalizador clave de la migración. No se trata
sólo de la relación entre violencia de género y migración, sino también de la aspiración de las
mujeres a otras formas de vida, libertad e independencia. Debe matizarse la idea de que las
mujeres migrantes siempre conciben sus proyectos migratorios como estrategia familiar.
La emigración también implica el riesgo de una desocialización para el propio sujeto que
emigra. En la medida en que la migración supone el alejamiento del medio social (familiares,
amigos, trabajo, etcétera), el o la migrante pierde su dimensión de “hombre de familia” o de
“madre cuidadora” en la sociedad de acogida. La creciente brecha que separa a los países ricos
de los pobres bloquea la movilidad social e incrementa los hogares jefaturados por mujeres en
los países más pobres, lo que provoca la feminización del proceso migratorio.
La migración es generalmente descrita como exitosa a la hora de coadyuvar al mantenimiento
de los vínculos familiares, la perspectiva de las “cadenas mundiales de afecto y asistencia”
concibe dichas relaciones como problemáticas, no sólo para las relaciones de pareja sino
también para los hijos que permanecen detrás. Algunos estudios vinculan la emigración a la
actual crisis de valores familiares, reflejada en el aumento de la drogadicción y la proliferación
de pandillas juveniles.
El rol de las madres transnacionales promueve la visión etnocéntrica o eurocéntrica de que
sólo la familia nuclear es la solución adecuada a las dificultades que experimentan los niños de
las familias transnacionales
Que las madres migrantes se separen de sus hijos puede plantear problemas emocionales en
los niños. Sin embargo, la emigración de los padres sobre los niños puede superarse. La
reducida incidencia de la desintegración familiar evidencia el eficaz funcionamiento de la
familia a nivel transnacional, en el sentido de convertirse en una forma “normal” y adecuada
de desenvolverse para muchas familias. Se producen efectos ambivalentes desde el
sentimiento de “abandono” hasta el convencimiento de que el sacrificio de sus padres los
compensa con las mejoras económicas que experimentan vía las remesas. Se puede producir la
desestructuración en los vínculos familiares desde la perspectiva de los hijos, en el sentido de
sentirse “distintos” al resto, de no reconocer la figura de autoridad ni en la persona que los
cuida ni en los padres “ausentes”. Resentimiento, rebeldía y lejanía afectiva son algunas de las
consecuencias.
Cuando los hijos se sienten partícipes de los beneficios económicos que la migración genera se
constata que desarrollan un sentimiento de responsabilidad. Lo más habitual es un
sentimiento ambivalente que combina el vacío y la tristeza con el orgullo de saber que sus
padres son capaces de sacrificarse por ellos. La falta de autoridad también ha sido esgrimida
por algunas de las madres entrevistadas cuyos esposos han emigrado, las que constatan, con
cierto estupor, que sus hijos se han vuelto más malcriados y lo atribuyen a la ausencia del
referente paterno.

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

Si bien en el país de origen echan en falta a sus padres, al deseo de los hijos de reunirse pronto
con ellos se le une el duro trance de tener que separarse de nuevo de un ser querido (en este
caso, la figura de la abuela que los ha cuidado y que permanece en el país de origen). Otro
obstáculo presente en el discurso de los hijos es el intenso trabajo de los padres en España y la
dificultad para poder atenderlos una vez que se trasladen “allá”. La posibilidad de que la
abuela cuidadora pueda emigrar también con ellos es un deseo compartido por la mayoría de
estos niños y jóvenes.
Para algunas de estas “abuelas-madre”, la responsabilidad que deben asumir se convierte en
una pesada y complicada carga, sobre todo cuando las remesas que mandan sus hijos
migrantes no son suficientes. El hecho de que las trabajadoras inmigrantes se traigan a sus
madres al país de destino para que cuiden a sus hijos mientras ellas trabajan es una práctica
transnacional cada vez más común. Incluso, puede ocurrir que para muchos de estos abuelos
desprenderse de sus nietos después de haberlos criado durante largo tiempo no sólo suponga
pérdidas en el terreno afectivo –quedarse solos, sin hijos y sin nietos–, sino también
económicas, por cuanto puede conllevar el recorte –o incluso la total supresión– del flujo de
remesas.
Además, si los abuelos emigran dejarían desatendidas una serie de funciones de apoyo
familiar. Ante la separación geográfica y la ausencia de los contactos cara-a-cara diarios, la
familia se construye como comunidad imaginada, lo que implica continuados esfuerzos de sus
miembros (tanto los que han emigrado como los que permanecen detrás) para mantener los
vínculos.

Arantza Meñaca: Ecuatorianas que “viajaron”. Las mujeres en la familia transnacional

La población de Ecuador apenas supera los 12 millones. La opinión de que la emigración


significa familias rotas e hijos abandonados se ha extendido por todo el país. Debida a la
atribución social del rol de cuidadoras que se otorga a las mujeres, a aquellas que migran se las
considera más culpables de la ruptura familiar que a los hombres migrantes. De manera que
los hijos de migrantes se convierten en el centro de investigaciones, de exámenes psicológicos,
de programas sociales específicos y son medicalizados.

el modelo hegemónico en Ecuador propone una familia nuclear, en la que la mujer se encarga
de la alimentación, el cuidado de los hijos y las tareas del hogar, mientras que el hombre es el
que debe trabajar fuera del hogar y conseguir los ingresos necesarios para la manutención de
la familia.
La moral sea más permisiva con la infidelidad masculina y el consumo de alcohol y tabaco por
parte de los hombres. Las discusiones y peleas de pareja se producen en torno a la educación
de los hijos, los problemas económicos, los celos y las borracheras y, en algunas ocasiones,
respecto a la incorporación de la mujer al trabajo. La violencia de género, presente con cierta
frecuencia, también está relacionada, la mayor parte de las veces, con problemas de celos,
alcoholismo.

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

Es más, algunas veces es la ruptura de la pareja lo que lleva a la necesidad y /o decisión de


migrar y no viceversa. Muchas mujeres trabajan fuera de casa en Ecuador, tanto si son solteras
o separadas como si están casadas. Estas mujeres mantienen sus responsabilidades
reproductivas de cuidado de la casa y la familia, y si bien en algunos casos son “ayudadas” por
sus maridos, fundamentalmente encuentran apoyo en otras mujeres de su red familiar. Una de
las principales razones por las que las mujeres buscan trabajo es la necesidad de recursos
económicos para la familia, y esta necesidad ha aumentado de manera considerable con la
crisis, la dolarización.
No tienen la obligación de enviar dinero a casa, aunque las dos lo hacen. Como pioneras,
rompieron lazos con la autoridad familiar, sin embargo, tuvieron la contrapartida de la
soledad. Ésta les ha llevado a casarse quizás prematuramente. Y dentro de estos matrimonios,
deben seguir negociando las posiciones de poder. Son mujeres como ellas las que sufren los
procesos de feminización de la pobreza.

Se evidencia asimismo cómo la migración se convierte, hasta cierto punto, en una estrategia
de género para cortar con una relación violenta en la que teme por su vida. Hay otra familia
que cobra una clara importancia en el proceso migratorio. Es la familia extensa de estas
mujeres. La crianza y atención de los pequeños son tareas claramente femeninas.
El valor simbólico y práctico de los hijos como vínculo con la familia y la tierra natal, puede ser
jugado por otras personas: los padres de las criaturas. En el caso de Sonia, el padre de sus hijos
en Ecuador impide que se los traiga a España. Tiene la certeza de que mientras los hijos sigan
en Guayaquil, Sonia volverá a buscarlos y él tendrá una nueva oportunidad para regresar con
ella.
El mayor tiempo acumulado en el país de destino por parte del primer migrante, le permite
construir un conocimiento y obtener unos recursos con los que el otro no cuenta en el
momento de la reunificación. La gestión de esta diferencia de recursos es crucial en la
renegociación de los roles y en las posiciones de poder de la pareja, especialmente cuando en
el nuevo contexto, la red social no es lo suficientemente densa para asegurar el
mantenimiento de los roles que tenían en Ecuador.
En la experiencia de muchas mujeres que en ese primer momento no tienen dinero, ni saben
dónde cambiar los dólares que trajeron, cómo usar el transporte público, dónde buscar
trabajo, la vulnerabilidad es muy fuerte y, más aún, en la medida en que no pueden utilizar los
recursos con los que normalmente hacían frente a la violencia en Ecuador, como el apoyo de
su familia de origen y las separaciones intermitente
Si llegado un momento, no siguen al marido, es su responsabilidad lo que pase después. Es su
obligación reunir a la familia, evitar, en la medida de los posible, que el marido pase solo más
tiempo de la cuenta. Tarde o temprano puede olvidarse de su familia y darse a la buena vida,
al trago, a las mujeres o a las dos cosas. Mientras tanto, la mujer es responsable de velar por
los intereses de sus hijos, evitar la ruptura del vínculo por el hombre proveedor, y cuidarse de
que el dinero siga llegando; lo gane su marido o lo gane ella. Si el compromiso se rompe, son
los niños los que acaban en una situación muy vulnerable.
Para muchas mujeres migrar es una manera de poner fin a una situación de maltrato de
género sin evidenciar la ruptura familiar. Sin tener que hacer frente a las presiones sociales
que dirían que tienen que aguantar. Con una estrategia culturalmente abierta y una
justificación valorada, la económica. Ellas lo pasan mal por la soledad de su trabajo. Por no
volver a hablar de la bviolencia simbólica del sentimiento de culpa. Ellos también entran en
crisis. Muchos tienen que aguantar las bromas de sus compañeros de trabajo y amigos, que si

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

porqué no dejan de trabajar, que si son unos mantenidos... En otras ocasiones, terminan por
buscar un nuevo compromiso, puediendo llegar a desentenderse de los hijos.
La migración de las mujeres, nunca puede separarse de las condiciones propias de sus
posiciones dentro de la familia y en una sociedad patriarcal. Los factores económicos y de
género se entrelazan y condicionan mutuamente en las decisiones migratorias de las mujeres.
Hay situaciones en las que la migración en lugar de ruptura supone reagrupación.

Raúl Sánchez Molina: Ciudadanos, apátridas, exiliados y migrantes: la diáspora


ecuatoguineana de la Comunidad de Madrid

Condiciones histórico-estructurales vinculadas al colonialismo, la pervivencia de estructuras de


poder heredadas del franquismo y los actuales procesos de globalización del capital son
algunos de los factores que explican que Guinea Ecuatorial continúe siendo un país expulsor
de refugiados y migrantes desde su independencia en 1968. Y que España, como antigua
metrópoli colonial, sea el país receptor de gran parte de su diáspora.
Los ecuatoguineanos en Madrid, como en el resto de España, constituyen la diáspora con
mayor trayectoria histórica debido a su pasado colonial y proceso de descolonización. Sus
distintos modos de incorporación y asentamiento en la región. Los ecuatoguineanos, como los
latinoamericanos y los filipinos, pueden solicitar la nacionalidad española tras dos años de
residencia. Frente a otros grupos migrantes africanos, se da ido dando un aumento
significativo de mujeres migrantes. La mayoría de los migrantes se encuentran entre los 20 y
los 34 años. Tanto la falta de reformas políticas democráticas desde su independencia, como
de una justa redistribución de su riqueza explican la continuidad y aumento de su diáspora.
Hay una carencia de cifras oficiales.

La llegada de estudiantes a la Comunidad de Madrid será, no obstante, una constante en los


modos de incorporación de la población ecuatoguineana en España hasta la actualidad. Se da
un mayor porcentaje de estudiantes varones con respecto a mujeres. Con todo, hay que
destacar que con respecto a otros grupos de inmigrantes africanos se da un mayor porcentaje
de mujeres ecuatoguineanas con titulaciones superiores. También fueron pioneras de la
migración ecuatoguineana a la región mujeres que vinieron a trabajar en el servicio doméstico
de familias españolas que habían residido en la colonia.

Debido a la férrea represión de la dictadura de Macías, se deja repentinamente sin


nacionalidad a los estudiantes ecuatoguineanos que se encontraban en España. El régimen

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

franquista, que no se había adherido a las convenciones internacionales que sobre derecho de
asilo, no los reconoce como refugiados. En la primera mitad de la década de los setenta, la
mayoría de los estudiantes ecuatoguineanos se encontraron como apátridas en España,
privados de nacionalidad y de cualquier tipo de permiso que les permitiera residir y trabajar en
el país.
La presencia de redes sociales, tanto de parentesco como comunitarias, que facilitan la llegada
e incorporación al país de los ecuatoguineanos es uno de los motivos que más se esgrimen en
las narrativas de nuestros informantes a la hora de destacar los motivos que les empujaron a
emigrar a España. Debido a las dinámicas de los actuales movimientos de población y a los
medios de comunicación intensifican los vínculos de los actuales inmigrantes con sus
sociedades de origen, y viceversa.
La falta de ayuda institucional, sin embargo, hace que la mayoría de ellos tengan que terminar
compaginando estudios y trabajos. El mercado laboral al que han podido acceder se centra en
actividades como repartidores, camareros, conductores, carpinteros o electricistas, y las
mujeres en el mercado laboral reproductivo, trabajando en el servicio doméstico.

Hasta la crisis financiera de 2008, los ecuatoguineanos que se asentaban en la Comunidad de


Madrid solían encontrar trabajo fundamentalmente en los sectores relacionados con los
servicios. Las mujeres encontraban trabajo fundamentalmente en el mercado laboral
reproductivo (servicio doméstico y el cuidado de niños y mayores) y los varones en los trabajos
peor remunerados en el sector de servicios y construcción. Con frecuencia estos trabajos los
realizan sin un contrato laboral.

Las restricciones de la legislación española hacen que se queden inmediatamente sin permiso
de residencia. Mucho ecuatoguineanos se han visto obligados a regresar a Guinea Ecuatorial.
Por otra parte, el crecimiento de la explotación petrolífera ha generado un importante
movimiento de población, tanto dentro de Guinea Ecuatorial.
Las organizaciones comunitarias (asociaciones) también han actuado como redes de apoyo
para el asentamiento, la búsqueda de vivienda, empadronamiento, formación y búsqueda de
trabajo; al tiempo que fomentan la continuidad de vínculos identitarios con sus sociedades de
origen a través del folklore, el aprendizaje del idioma o la celebración de fiestas patronales
propias de Guinea Ecuatorial.

Ubaldo Martínez Veiga: La acogida a los inmigrantes: los campos de internamiento

Los CIES o Campos de Internamiento de los Inmigrantes son lugares en donde se internan los
inmigrantes durante un periodo máximo que hasta hace poco era de 40 días y ahora es de 60.
Estos centros o campos se constituyen como una especie de espacios extraterritoriales en los
que los inmigrantes cortan de hecho las relaciones con el lugar de origen y también los
posibles lazos con el lugar de llegada. Se trata de un fenómeno de carácter europeo.
Se realiza un fuerte esfuerzo eufemñistico por abolir la palabra “campo”, ya que esta palabra
fue la utilizada con los campos de exterminio. No obstante, hay fenómenos comunes a los dos
tipos que es necesario señalar. Se dan diferentes nombres a estos campos en diversos países
europeos. España es el más prolífico con seis términos distintos A pesar de ello, creemos que
la palbracampo debe ser usada porque tiene un carácter interpelativo y acusatorio,

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

En las entrevistas que se llevaron a cabo a los inmigrantes invariablemente decías que estos
ligares eran prisiones o cárceles. Cuando se preguntaba por las condiciones de estancia decían
que la comida era muy escasa o que los mataban de hambre. Se trata de lugares de detención.
Todos insistían en que lo más importante era “no decir” el país en el que habían nacido porque
sino los volverían a llevar allí. La comida era terrible y algunos veían esto como parte del
maltrato. Otro elemento es el de la vigilancia continua por parte de la policía. Algunos
hablaban del maltrato, pero la mayoría lo negaban.
En estos lugares no se pretende realmente hacer nada con las personas que se internan en
ellos. Se trata únicamente de atemorizarlos y echarlos fuera del país al que han llegado.
Arendt, incluye dentro los que ella designaba como “los sin estado” “los refugiados que están
dentro de un campo o que van de un sitio para otro, las minorías en el exilio, los desplazados
internos, los que son rechazados en los países de llegada, (los sin papeles), es decir el conjunto
de todos aquellos que hoy día están desenganchados de todo sistema político que pudiera
darles un lugar, protegerlos”.

La primera cosa que llama la atención es la cualificación de estas personas no como migrantes,
o inmigrantes o demandantes de admisión al país, o la que sea... Se califica a estas personas
como extranjeras, y que por lo tanto no tienen absolutamente nada que ver con España.
El filósofo italiano Agamben (1955: 48), que ha sido uno de los grandes estudiosos de los
campos, subraya con razón que la “Schutzhaft” o la detención preventiva es una institución de
origen prusiano que, dentro del estado de sitio, permite encarcelar a todos aquellos que son
considerados como una amenaza a la seguridad del estado. Se está iniciando es un proceso de
banalización por el cual no se piensa en el internamiento ni en los campos como fenómeno
excepcional que se sale del derecho ordinario, que incluso representa un atentado a derechos
fundamentales tales como la libertad de circulación o incluso al estado de derecho (privación
de libertad sin intervención de un juez).
El Gobierno Español insistió ayer en que apoyará la directiva europea de repatriación de
inmigrantes ilegales que impone máximos de detención para los sin papeles de hasta
18 meses. La asociación marroquí ATIME “expresaron su rechazo a que la Administración
pueda decretar la orden de internamiento de estas personas y no los jueces”. Esto representa
un recorte enormemente importante de los derechos. El plantear el problema como si se
tratase de una imposición de la Unión Europea es algo que no se sostiene. Para la aprobación
de la directiva se requiere mayoría absoluta y sin los votos españoles esto no se consigue.

La directiva de la U.E. permite la retención hasta “18 meses en los que pueda prolongarse la
operación de expulsión debido a la falta de cooperación del afectado o por demorar en la
obtención de la documentación necesaria que deban expedir terceros países”. Para cualquier
indocumentado en los veintisiete (países) el castigo extra, además, será la prohibición de
entrada en todo el territorio europeo en los siguientes cinco años y durante un periodo más
largo si ha cometido algún delito.

Los inmigrantes africanos que son expulsados en un porcentaje mucho mayor que los
latinoamericanos que se quedan. Con ello, quizás se pueda decir que hay una discriminación
en base al color de la piel, o, quizás, de una manera más exacta, en razón de la pobreza de los
que llegan. La eficacia de los centros de internamiento se sitúa más o menos entre el 40 y el
60%. Muchos estudiosos afirman que se trata más bien de una eficacia en el orden simbólico.
Es decir, se trata de los mensajes o señales que se intentan mandar tanto a la población que
intenta migrar como a la población receptora de inmigrantes.

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

De todas maneras, este alargamiento irracional del periodo de retención tiene que ver con la
idea original del internamiento indeterminado en el tiempo que se imponía en Argelia por
parte de las autoridades francesas. Hay países en la UE en los que no hay límite temporal al
internamiento de los inmigrantes sin papeles. Es curioso que un fenómeno como el
largamiento del periodo de internamiento desde 40 a 60 días se haya presentado en España
como una especie de ordenación de tipo benevolente. El internamiento tiene como efecto
privar a la persona de su libertad y abolir en el mismo momento y de una manera básica su
condición de titular de derechos. Se convierten en individuos sin Estado, es decir en una
persona sin ejercicio de ciudadanía.
Como ya hemos dicho, en el caso francés que es paradigmático y sirve para sacar a luz muchos
elementos de las prácticas españolas al respecto, las prácticas del internamiento son
desarrolladas a partir de disposiciones coloniales que fueron propuestas desde los años 1830.
Estas ideas y prácticas fueron probadas sobre los “indígenas” de Argel. En 1955 se proclamó el
estado de excepción o urgencia en Argelia y, entonces, se decide que, tanto el Gobernador
como el Ministro del Interior, pueden internar a todo individuo que sea juzgado peligroso para
el orden público. El hecho de que el internamiento pueda afectar a todas las categorías
sociales, de género y edad sin distinción previa, le da una gran flexibilidad en relación con
otros espacios represivos.
En Francia, y esto va a ser una característica típica también en el caso español, los campos de
internamiento se instalan en edificios que ya estaban construidos y que habían sido
abandonados, tales como cuarteles abandonados, edificios eclesiásticos, instalaciones de
carácter industrial.
El internamiento administrativo no es contrario al Estado de Derecho” y es eficaz, aunque sólo
sea porque da materia a un control generalizado por los poderes públicos y está liberado del
control judicial. Encarna, a pesar de su modernidad renovada sin cesar, el arcaísmo nacional
estatista liberado de la idea de culpabilidad y de las penas individuales. Justificado por las
autoridades para cuidar la seguridad del estado, y presentado como un medio de luchar contra
la inseguridad multiforme de la globalización, está tolerado por la opinión pública de las
democracias occidentales en cuanto que se oculta a su mirada y conocimiento.

Las condiciones de retención son inferiores a las normas fijadas por la legislación nacional
española y el derecho internacional. Estas condiciones se concretizan en lo siguiente:
aislamiento total, no hay teléfono ni posibilidades de visita. Además, se presentan
habitualmente situaciones e hacinamiento. Es evidente que la duración de la travesía influye
mucho en las condiciones físicas en las que se encuentran los inmigrantes cuando los internan
en los CIEs. En las entrevistas decían que venían tan apretados que no se podían mover en
todo el viaje y por ello al principio no podían andar. Todos estos problemas hacían que los
internados en esos centros no se muevan rápido ni tampoco respondan con prontitud a lo que
les dicen los policías. Entonces la reacción de los agentes de la autoridad es decir que son
“idiotas”.

Incluso, es curioso que después de un cierto tiempo en España (algunos llevaban aquí 3 ó más
años), los entrevistados se quejaban de que estaban solos. A lo sumo hablaban de un amigo o
conocido con el que compartían la habitación o la vivienda pero al que no veían más que un
poco tiempo aunque fuera para cocinar juntos. En este tipo de migración, lo que se da es un
proceso paulatino de pérdida de relaciones, o de ruptura de relaciones, debido a la escasez de
recursos y al proceso largo y penoso que el viaje de la migración representa. Además, la
llegada al Campo o Centro de internamiento subraya y amplifica este aislamiento. Al tener

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)


lOMoARcPSD|4138806

lugar este proceso de aislamiento y de ruptura de las relaciones con los otros, tanto la ruptura
de relaciones como la desaparición y disminución enorme de los derechos lo que traen consigo
es, parafraseando a Foucault, la supervivencia del cuerpo del extranjero y a la vez su
desaparición de la escena política.

Descargado por ATP SyC U (antropologosuned.dos@gmail.com)

También podría gustarte