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La historia del amor

5 minutos

A veces el amor no es lo que creemos, no es un te necesito, sino que es un

te prefiero. Es esa fuerza tan personal y propia que solo tiene significado para dos.

Por eso, en esas noches en las que lo recordamos, debemos tener muy presente

que mantenerlo con vida es una tarea harto difícil que depende en gran medida de

lo que le exijamos.
El amor idealizado, el amor que hemos aprendido a admirar es el de películas

Disney, el de telenovela, el de Romeo y Julieta, el de muero por ti y tú por mí. Pero

la realidad es que no debemos morir por amor, debemos vivir amando,

amándonos a nosotros mismos. Amando lo que somos cuando sentimos amor,

cuando nos queremos y somos queridos, sin excusas, sin cadenas, sin esposas y,

sobre todo, sin prisas…


“En cualquier relación humana en la cual dos personas se convierten en una, el

resultado será dos medias personas.”


-Wayne E. Dyer-

¿Qué es el amor?
Hemos aprendido a alabar el amor de “érase una vez” sin darnos cuenta de que es

desigual y de que no hace justicia a la realidad. Es precisamente vivir en este error

lo que nos hace sentirnos frustrados y tirar a la basura a la primera de cambio

los sentimientos que tanto nos ha costado forjar.

La historia que hoy os traemos refleja fielmente esto. No, no es un camino de

rosas, por el amor también se llora, también se pelea y también se muere. Querer

y amar también desilusiona y genera mareas y naufragios en alta mar. Pero, así
como amor no es solo una felicidad absoluta, tampoco es todo lo que

consideramos amor.
PUBLI CI DAD

“Te moldearé”, le dijo el hacha al pedazo de hierro mientras descendía con toda su

fuerza sobre uno de sus costados. Pero a cada golpe que le daba iba perdiendo su filo,

hasta que después de un rato aquella herramienta no pudo más, había quedado

completamente obtusa.

“Déjenmelo a mí”, repuso el serrucho mientras clavaba sus dientes en el pedazo de

hierro, los cuales fueron desapareciendo uno por uno.

“Yo me encargaré de modelarlo”, profirió con arrogancia el martillo, mientras se

burlaba de sus compañeros que habían fracasado. Pero después de varios golpes se le

quebró el mango y se le desprendió la cabeza.


PUBLI CI DAD

“¿Me permiten probar?, inquirió humildemente una pequeña llama. Los tres se rieron

a carcajadas, pero se lo permitieron porque estaban convencidos de que también iba a

fracasar. Sin embargo, aquella llamita cubrió el pedazo de hierro; no se desprendió

de él, lo abrazó y lo abrasó hasta volverlo blando y darle la figura que quería. Aquella

pequeña llama logró lo que las otras tres poderosas herramientas no pudieron

alcanzar.

El amor lo puede todo


Hay en el mundo corazones tan duros que pueden resistir los hachazos de la ira,

los dientes del encono y los golpes de orgullo y del rechazo. Pero por más severo

que sea el corazón de la persona, no podrá resistir las embestidas del amor;

porque el amor es la fuerza más poderosa de este mundo.

En ocasiones, en nuestro camino nos encontramos con corazones forjados

de hierro en el frío ardor de la batalla que necesitan de la suavidad del amor para

alcanzar la plenitud. Es en estos momentos en los que nuestros aprendizajes

erróneos sobre lo que es el amor pueden llegar a destruirlo.


PUBLI CI DAD

“En cualquier relación humana en la cual dos personas se convierten en una, el

resultado será dos medias”.

-Wayne E. Dyer-

Pero he de decir que buscar tu media naranja es una tarea imposible o en buena

parte complicada, pues no hay medias naranjas por el mundo. Si emprendes esa

búsqueda solo vas a encontrar frustración y dolor. Por el mundo hay naranjas
enteras, naranjas que ruedan solas y que de vez en cuando se chocan y se ponen a

rodar juntas.

El amor es un arte
El amor es un arte que necesita ser comprendido. Es un arte y como arte no se

mide por el tiempo, no es una fecha ni son solo dos cuerpos. Es el oficio universal

que presta sus servicios a toda la humanidad, es el niño que todos llevamos dentro

y debemos aprender a cuidar y a tratar para no destruir la parte que nos mantiene

vivos incluso cuando estamos en llamas.

El amor, como arte, puede ser practicado. O mejor dicho, liberado. Los maestros

budistas afirman que nuestro estado natural es el amor, un amor que procura por

el bien de los demás. Un amor que desea la felicidad de todos los seres sin

distinción. El amor, según el budismo, es de las pocas cosas que crece cuando se

reparte. Dar amor genera amor. El amor es infinito.


PUBLI CI DAD

Desde el budismo, el amor puede ir de una sonrisa a unas palabras de aliento, e

incluso a una pequeña regañina para corregir una conducta negativa. Amor es

todo aquello que proporcione felicidad a todos los seres pero, sobre todo, que

también les dote con las herramientas para que puedan serlo por sí mismos. Así

pues, si realmente queremos dar amor, es momento de desear el bien a todos los

seres.

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