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Clase 1: 

Una historia
inspiradora
No siempre me han gustado las matemáticas. Puedo decir que llegaron a mí por
casualidad.

Eso sí, siempre me gustó, no perdón, me apasionó enseñar. Me produce una sensación
de conexión poder acompañar y orientar a otras personas para que hallen sus propias
respuestas.

Así, cuando sólo tenía 16 años, muchos compañeros y amigos recurrían a mí para que les
diera clases y de qué iban a ser sino de matemáticas que era lo que casi todos
suspendían.

Esa fue la manera en la que las matemáticas entraron por mi vida, casi por la trastienda.

Algo que muy pocas personas saben es que, a los 24 años, sin tener ninguna titulación
universitaria, abrí una academia para dar clases de asignaturas escolares, informática,
etc. y aunque siempre he tenido alumnos y alumnas muy contentos con mis clases,
empecé a no estar satisfecha de cómo enseñaba matemáticas. Algo muy gordo fallaba en
el sistema educativo que impedía que tantos y tantos niños y adolescentes no entendieran
las matemáticas. Definitivamente yo no encontraba la manera de llegar a todos ellos.

Decidí estudiar la carrera de Matemáticas.


Bastantes años y dos hijos después, acabé la carrera y cosas de la vida, estaba más
desencantada del sistema educativo que cuando empecé.

Lo más bonito de mi carrera fueron mis clases de Historia de las Matemáticas con el
profesor Dorce y cómo no, la asignatura de Didáctica de las Matemáticas con Anton
Aubanell.

El profesor Aubanell venía tan cargado de materiales que siempre requería que uno o dos
alumnos le ayudaran a traerlos del coche. ¡Con él vi por primera vez las regletas! Y
gracias a él, conocí a Maria Antonia Canals una tarde de octubre.

Puedo decir que aún sin saberlo, ese día fue un antes y después en mi vida.

¿A partir de aquel momento mi visión de la enseñanza cambió?

Siento desilusionarte: ¡no!


Y es que, a pesar de tan buenas experiencias con personas que estaban transmitiéndome
otra forma de hacer las matemáticas, me costaba mucho cambiar mi mentalidad, lanzarme
a otra forma de hacer.

Y ahora te preguntarás cómo he llegado estoy aquí…

Me da un poco de corte decirlo, pero la revolución vino de la mano de mis hijos: Guillermo
y Marta.

Por aquel entonces, tenían 5 y 7 años y ver como en el colegio su motivación iba bajando,
comprobar que las matemáticas eran algo que no tocaban, no veían y por tanto no
disfrutaban, dio la vuelta a todas mis creencias.

Había acabado la carrera. Era profesora de matemáticas. Sólo me quedaba una salida
posible: cambiar el chip, tirarme a la piscina con lo que sabía que existía.

Cambiamos de ciudad y nos fuimos a vivir a un pueblecito en el interior de Barcelona y


mis hijos comenzaron a asistir a una escuela libre. Un año después iniciamos nuestra
andadura de educar en casa que seguimos hasta el momento.

Con toda la pasión del mundo:


 Empecé a investigar el uso de material manipulativo.

 Realicé cursos y talleres sobre matemáticas manipulativas, Montessori y sobre

educación.

 Completé mi formación con libros, revistas, tesis...

 Intercambié con personas que trabajaban en la misma línea que yo.

 Y, sobre todo, durante todo ese tiempo puse en práctica lo aprendido y ahí fue cuando

me enamoré de las matemáticas.

¡Sí, por fin lo veía claro!

Concluí que:

Las matemáticas se pueden enseñar y aprender con pasión, con comprensión y con
diversión, no importa si tienes más o menos capacidad, puedes disfrutar aprendiendo y lo
que es más importante, las matemáticas te pueden acompañar toda tu vida.

Ahora estas matemáticas me gustan, me entusiasman porque se las puedo contar a otros
y porque puedo poner al alcance de mis hijos o de mis alumnos materiales, juegos y retos
para que ellos aprendan por sí mismos.

Y es que ahora:
 No concibo enseñar matemáticas sin tener a mi alcance regletas Cuisenaire, tableros

numéricos o bloques geométricos.


 Cuando veo un contenido matemático, enseguida se me ocurren muchos recursos para

introducirlo, facilitar su comprensión o consolidarlo.

 Cuestiono muchos de los contenidos que aún se siguen explicando en la escuela sin

ningún fundamento de utilidad, simplemente por inercia.

No ha sido un camino fácil, lo confieso, en muchos momentos me sentía muy sola. Es por
eso que un día decidí abrir un blog y ofrecer mi compañía y orientación a personas que
como tú querían dar ese paso y es que sé que si estás leyendo estas líneas es porque
tienes hijos o alumnos a los que adoras y para los que no quieres esas aburridas
matemáticas que desgraciadamente todos conocemos.

Ahora vivo en una gran ciudad, en Valencia, que me permite viajar a todos los puntos de
España y mis hijos ya tienen 16 y 18 años y siguen disfrutando con las matemáticas.

El blog fue creciendo y creciendo y actualmente tiene más de 200.000 visitas cada mes y
19.315 suscriptores que como tú conforman una pequeña gran comunidad.

Hasta el momento he tenido 2100 alumnas y alumnos en los cursos online y más de 1000
personas en los cursos presenciales. Aprendiendo Matemáticas ha creado la primera
tienda en España especializada en productos de lógica, ingenio y matemáticas.

Ya no estoy sola con el blog. Jordi, mi marido, está codo a codo conmigo.

Literalmente mi vida ha cambiado gracias a las matemáticas: me permiten dedicarme a


algo que me apasiona como es acompañar a familias y docentes en su labor con los niños
¿qué más puedo pedir?

Clase 2: Errores de novatos (y no


tan novatos)
Cuando una persona quiere iniciar un nuevo camino, ya sea cambiar de ciudad, practicar
un deporte, desempeñar un nuevo oficio o como puede ser tu caso aprender una nueva
metodología o adquirir recursos hasta ahora desconocidos, siempre tiene una sensación
de que hay demasiadas cosas que aprender y que no tendrá el suficiente tiempo o que no
tendrá el dinero necesario o que no sabrá cómo ir directamente a lo que necesita.

Podemos decir que básicamente existen tres grandes errores cuando se trata de ayudar a
nuestros hijos y/o alumnos en su aventura de aprender matemáticas:

 El primero es el “síndrome de Diógenes de los recursos”.

 El segundo es la "metoditis"

 El tercero es el “super-programa resuelve-todo “

¿Por qué poner nombres tan rimbombantes? Porque siempre es bueno echarle un poco
de humor a las dificultades. Yo he cometido dos de los tres y te voy a contar como intentar
evitarlos.

“Síndrome de Diógenes de los recursos”


Recuerdo cuando empecé a investigar sobre matemáticas manipulativas que los pocos
tutoriales o explicaciones que encontraba los atesoraba como oro en paño. Al principio
eran unos cuantos enlaces a blogs interesantes, luego eran PDFs que me descargaba en
mi ordenador, al cabo de un tiempo me encontraba recopilando casi impulsivamente todos
los recursos que iba encontrando por la red, me decía “en algún momento esto puede ser
útil”.
Un día me di cuenta de que estaba dedicando más tiempo a buscar recursos para mis
hijos y alumnos que a trabajar con ellos.

Pero no sólo eso, sino que no sabía distinguir los buenos recursos de los recursos
regulares y que, además, al estar tan concentrada en encontrar siempre nuevas cosas, no
le dedicaba tiempo a la necesaria introspección que todos debemos hacer para cambiar
nuestra manera de trabajar.

Consecuencias de este error:

Pérdida de tiempo, colapso mental, falta de acción.

Qué hice para solucionarlo:


1. Me centré en escuchar a personas de referencia en el ámbito de las matemáticas
escolares. Esto evitó que siguiera dando palos de ciego.
2. Me propuse no acumular más recursos que los que iba usando. De esta manera
además descubrí que es posible hacer matemáticas manipulativas con muy poco.

“Metoditis”
Pruebas una comida en casa de unos amigos, ummmmhhhh qué rica ¿cómo lo has
hecho?

¿A quién no le gusta tener la receta perfecta para hacer aquello que desea?

Así somos los seres humanos: buscamos los pasos, las recetas, el cómo lo hizo otro. para
que nuestro camino sea más rápido y exitoso. Y si además el proceso tiene nombre
“Método …” aún nos atrae más. No es lo mismo decir “mis alumnos aprenden
matemáticas divirtiéndose” que “mis alumnos siguen el Método Supermegamath”.
Además, nos los presentan tan atractivos…Nos destacan las grandes ventajas (¡ojo! y no
digo que no las tengan) y nosotros nos dejamos llevar tan ricamente.

Yo también me subí a esa nube tan confortable.

Pero… qué pasó cuando llevé el método a la práctica, cuando vi cómo no funcionaba con
algunos niños.

Al principio pensé: ¿Cómo? ¿No funciona? ¿Será que lo hago mal? ¿Será que los niños
no hacen lo que deben hacer?

Consecuencias de este error:

Falsa confianza que puede derivar rápidamente en inseguridad, falta de flexibilidad,


limitación de la gama de recursos que se pueden ofrecer, poca adaptación a la diversidad
del alumnado o de nuestros hijos.

Qué hice para solucionarlo:


1. Dejé de creer para siempre en los métodos. Tomo lo que me interesa de cada
metodología que creo interesante (y hay muchas) pero siempre pasándolo por mi tamiz
personal. Recomendación: duda de todo (incluso de lo que te estoy diciendo :-)).
2. Centré mi referencia en los niños: si una propuesta (rigurosa) les gusta, eso es lo que
funciona. No hay mejor termómetro de validez que los propios niños.

El “super-programa resuelve-todo“
Este tercer error lo veo en muchas personas. Casi semanalmente recibo un correo de una
seguidora de AM preguntándome acerca del último “método” para el aprendizaje de las
matemáticas. Propuestas que relucen como el oro: grandes despliegues gráficos,
mediáticos y humanos que nos presentan “la” solución a los problemas (o a los posibles
problemas) de los niños con las matemáticas. Nos prometen resultados increíbles con tan
sólo un material como por ejemplo un ábaco o con una serie de (repetitivos) ejercicios.

Con estos "métodos" siempre pienso lo mismo: son como una especie de "dietas milagro",
que además no están avalados por especialistas (salvo sus creadores, claro) aunque eso
sí, usan frases como “varios estudios” (¿qué estudios?).

Normalmente nos dicen que los máximos beneficios se obtienen cuando los niños
comienzan el método a edades tempranas. Detrás de esta afirmación, otra vez sin
fundamento, se esconden varios objetivos:

 atraer a los padres de niños pequeños porque son los más predispuestos a invertir en

sus hijos.

 atraer a alumnos que aún no tienen dificultades con las matemáticas porque entonces

no se puede comprobar la validez o no del método.

 atraer a niños pequeños que son más “obedientes” y asisten donde sus padres les

apuntan.

Reducen las matemáticas a meros cálculos aritméticos ¡Cómo si eso fuera lo más
importante!

Consecuencias de este error:

Pérdida de dinero, efectos secundarios: hastío hacia las matemáticas, falsa creencia de
avance en las matemáticas.

Por hacer un cálculo, si apuntas a tu hijo a ese tipo de servicio, tendrá un coste
aproximado de unos 50 €/mes (tirando a la baja) con lo que al cabo de un curso te habrás
gastado 500 € y durante los 10 años de escolaridad obligatoria serán unos 5.000 €!!!!

Qué hacer para solucionarlo:


1. Analiza bien la oferta que te proporcionan y haz todas las preguntas que consideres
necesarias antes de apuntar a tu hijo/a a un servicio del tipo que he mencionado. No te
dejes impresionar por el despliegue mediático.
2. Confía en el grado de satisfacción de tu hijo o hija para saber si el sistema está
funcionando y, sobre todo, no esperes milagros.
3. No quiero ser negativa: siempre que a tu hijo/a le guste asistir a esas clases obtendrá
un beneficio ya que son actividades que en la mayoría de casos estimulan el
pensamiento lógico.

Las matemáticas se pueden enseñar y aprender con pasión, con comprensión y con
diversión, no importa si tienes más o menos capacidad, puedes disfrutar aprendiendo y lo
que es más importante, las matemáticas te pueden acompañar toda tu vida.

Clase 3: Las 3 fases del aprendizaje


matemático

Para empezar una definición

Cuando se nombra la palabra matemáticas automáticamente a cada una de nosotros nos


aparecen una serie de imágenes en la mente. Habitualmente pensamos en números,
operaciones escritas y en ocasiones (muchas) lo relacionamos con nuestra etapa escolar.
Desgraciadamente las matemáticas no están asociadas a buenos momentos. Por el
contrario, y no siempre es así para todos, están relacionadas con un trabajo arduo,
repetitivo y sin sentido.

¿A quién no le suenan la raíz cuadrada, los logaritmos o las ecuaciones?

Pero... ¿quién podría explicar fácilmente, sin necesidad de recurrir a ejemplos, en qué
consisten dichos conceptos matemáticos, para qué sirven o qué resuelven?

Definitivamente “eso” que nos asalta al oír la palabra matemáticas no es matemáticas,


aunque pueda tener relación.
Veamos en qué consisten las matemáticas.

En el trabajo matemático siempre tiene que estar implicado el razonamiento lógico,


es decir, una persona para “hacer” matemáticas tiene que observar, deducir, hacer una
hipótesis, buscar una estrategia, jugar con los elementos implicados, no limitarse a repetir
una y otra vez un camino marcado. Eso sería “adiestramiento matemático” de la misma
manera que leer no es nombrar las palabras que aparecen en un texto.

Así pues, ¿qué aprendizaje supone hacer interminables listas de operaciones?


¿Realmente comprendo la operación de la multiplicación y su aplicación a las distintas
situaciones por realizar un gran listado de multiplicaciones? Si un niño ya ha adquirido la
habilidad con el procedimiento (algoritmo) no tiene sentido que siga haciendo lo mismo y
si no se sabe hacer una multiplicación por escrito ¿de qué sirve hacer muchas? Además,
podemos practicar la multiplicación de muchas maneras diferentes a la típica hoja plagada
de operaciones.

¡Vivan los procesos!

Si las matemáticas no consisten en repetir métodos establecidos por otros, ¿qué


hacemos?

Para considerar que los niños están haciendo un verdadero aprendizaje


matemático ellos tienen que seguir un proceso que numerosos matemáticos y pedagogos
(por no decir todos) han señalado.

Seguramente te resultará sorprendente, o al menos a mí sí me lo parece, que si TODOS


enfatizan en lo mismo cómo es que no se hace siempre así. Pero ese es un largo tema
que hablaremos otro día…

El aprendizaje matemático consta de tres etapas:


 Fase manipulativa y/o experimental.

 Fase gráfica donde los niños representan mediante dibujos lo que han visto y

descubierto.

 Fase simbólica donde aprenden el lenguaje matemático escrito.


Voy a poner un ejemplo para que puedas tener una mayor comprensión de estas tres
etapas. Supongamos que queremos trabajar el tema de las fracciones. ¿Cómo lo
abordaríamos según las tres fases?

Primera fase: manipulativa y experimental.

Las fracciones las podemos ver en nuestro entorno más cercano: los trozos de una pizza,
las porciones de un pastel, las onzas de una tableta de chocolate, etc.

¿Qué puede ser más motivador y a la vez con mayor significado que ver las fracciones
cuando estamos comiendo una pizza?

(¡Sí, se puede comer pizza en clase! Siempre que no haya ningún tipo de alergias claro)

También podemos ver las fracciones con jarras o envases con diferente capacidad: 1 l, 1/2
litro, 1/4 litro, …

O con algún material específico como policubos (puedes verlos en mi tienda) o una simple
hoja de papel que vamos a recortar en diferentes partes.

Como ves los niños observan, manipulan y experimentan en el entorno más cercano y con
materiales específicos lo que les permite crear una imagen mental de ese concepto
matemático.

Segunda fase: representación gráfica


Cuando ya vemos que tienen la suficiente destreza con las fracciones manipulando con
los materiales, es el momento de expresar gráficamente lo que han visto y descubierto.
Siempre resulta interesante que ellos dibujen o representen según lo que imaginan. Aquí
podrían dibujar la pizza entera, media pizza, un cuarto de pizza, etc. También en esta fase
es importante la verbalización. No hay que olvidarla, ya que es vital no sólo descubrir e
imaginar sino también comunicar y además de la expresión escrita o gráfica nos tenemos
que apoyar en la expresión oral que al fin y al cabo es nuestra herramienta en el día a día
y en todos los ámbitos.

No queremos ver si lo hacen bien o mal, queremos ayudarles a avanzar en su proceso y


para ello necesitamos saber qué piensan, qué imaginan, cómo razonan, etc.

Tercera fase: simbólica

Sabremos que ha llegado el momento de informarles de cómo se escriben en lenguaje


matemático escrito todo lo que han estado trabajando desde la manipulación y el juego,
todo lo que luego han dibujado, todo lo que nos han contado cuando veamos que
verdaderamente comprenden los conceptos.

Es aquí cuando les indicamos como una fracción la representamos por dos números
separados por una raya horizontal, qué indica cada número o incluso qué nombre reciben
(los famosos numerador y denominador).

Y eso es todo, este es el camino que el ser humano ha realizado para descubrir y construir
las matemáticas. No estamos hablando de una estrategia didáctica (aunque también) sino
que es el proceso natural de aprendizaje.

Ahora sólo hace falta que lo pongas en práctica. Eso sí, personalizándolo a tu situación, a
tus recursos, a tus niños, sin rigideces simplemente como una guía por la que muchos
otros han pasado y pasan con grandes resultados: la comprensión de las matemáticas con
felicidad.
Clase 4: El mejor material para
comprender el     sistema numérico
decimal
Cuando los niños inician la Educación Primaria, a los 5 o 6 años, uno de los primeros
conceptos nuevos con los que se encuentran en matemáticas es el sistema numérico
decimal: las unidades, decenas y centenas entran por la puerta para quedarse durante
mucho, mucho tiempo.

Desde la visión adulta, puede parecer que es fácil comprender esa forma de organizar los
números en grupos de 10 en 10 y que el valor de una cifra depende de la posición que
ésta ocupa. ¡Estamos tan acostumbrados a ello! Sin embargo, la práctica con niños de
primer curso de primaria nos dice que la comprensión del sistema numérico decimal no es
trivial para los pequeños.

¿No será que no les resulta posible a nivel cognitivo acceder a ese conocimiento?

Si la respuesta es sí, ¿por qué avanzamos tanto los aprendizajes?

Está comprobado que cuando una persona no está preparada para asimilar un concepto
no sólo no lo aprende, sino que lo puede aprender sin comprensión y su motivación por
avanzar en el aprendizaje se ve comprometida. Hay maestros que aseguran que muchos
niños y niñas acaban la educación primaria sin llegar a comprender conceptos básicos
como el sistema numérico decimal en su totalidad.

Como Kamii señala en su libro El niño reinventa la aritmética: “[…] la lectura y la escritura
son objetivos apropiados para primer curso, mientras que el valor de la posición no lo es.” 

“[…] la lectura y la escritura son objetivos apropiados para primer curso, mientras que el
valor de la posición no lo es.”

Constance Kamii - El niño reinventa la aritmética

Después de esta pequeña reflexión acerca del momento de introducción del valor de la
posición de las cifras, te quiero mostrar el que para mí es el mejor material para que los
niños se familiaricen con las agrupaciones de 10.

LAS REGLETAS
Para mí las regletas numéricas también conocidas como regletas Cuisenaire (aunque
existen otras llamadas regletas Maria Antonia Canals) son una herramienta para la
introducción de conceptos matemáticos, el descubrimiento de los números y sus
operaciones, la investigación matemática y el desarrollo del cálculo mental. Hay más de
100 actividades distintas con las que los niños manipulando este material llegan a conocer
los números y sus relaciones en profundidad. 

Por muy increíble que te pueda parecer con las regletas se pueden hacer actividades
sumamente interesantes por su variedad, rigurosidad y riqueza matemática desde
Educación Infantil hasta Bachillerato.

Las regletas permiten a los niños ver y tocar los números. Gracias a ellas perciben el
número como una medida ya que pueden comparar longitudes y como una cantidad al ver
que cada regleta equivale a un número exacto de regletas unidad.

Con el juego con las regletas los niños se familiarizan a contar unidades y ver que pueden
agruparlas y establecer equivalencias con otras regletas, en particular pueden agrupar 10
unidades, en forma de tren, una detrás de otra y ver que equivalen a una regleta que más
adelante conocerán por su nombre: la decena.
No es necesario dar explicaciones, ya que ellos mediante la manipulación libre y nuestras
propuestas lúdicas y manipulativas llegan a saberlo. Una vez lo comprenden, sólo
necesitan conocer que nosotros designamos decena a esa agrupación de 10 unidades.

LA CONTINUACIÓN DE LAS REGLETAS: LOS CUADRADOS Y


LOS CUBOS
Si queremos seguir en la misma línea e introducir la centena, sólo necesitaremos un
material que, de la misma forma que antes, permita a los niños manipular y jugar y llegar a
conclusiones. Ahora se trata de ver cómo 10 decenas agrupadas en forma de cuadrado
son equivalentes a un cuadrado que llamaremos centena.
Existen varios materiales que incluyen cuadrados-centena:

 En la caja de cuadrados numéricos de María Antonia Canals, el cuadrado más

grande es una centena, es decir, dicho cuadrado (en la fotografía de color marrón) es

equivalente a 10 regletas (decenas) que a su vez son equivalentes a 10 unidades o bien

se puede ver que el cuadrado es equivalente a 100 unidades.

 El material base 10 en MDF o en plástico. Este material incluye unidades, decenas,

centenas y un millar para poder también ver las equivalencias y asociar cantidades

y números.
 Decenas y centenas de madera natural. Es un material donde no están marcadas las
unidades y es la continuación natural de las regletas numéricas.
Todas estas opciones se pueden combinar con una caja de regletas Cuisenaire o una caja
de regletas Maria Antonia Canals. 

Como puedes ver en la fotografía es una buena idea combinar estos materiales con los
llamados números Montessori que no son otra cosa que cartones con las unidades,
decenas completas y centenas completas. De esta manera los niños pueden componer y
descomponer un número.

En la foto el número 231 está descompuesto y se ve la equivalencia que tiene el material.

En definitiva, la idea principal es proporcionar a los niños y a las niñas materiales que les
permitan construir los números y las operaciones con significado y para ello no hay
mejores materiales que los que te he presentado.

Otros materiales posibles para trabajar las unidades, decenas y centenas son los palillos
de dientes. Tomando como unidades los palillos de dientes, se pueden agrupar de 10 en
10 (con una goma elástica) y así tendríamos las decenas y con 10 grupos de 10 también
agrupados con una goma construiríamos la centena.
También lo puedes hacer con pequeñas bolsitas o cajas de cerillas vacías y legumbres.
¡Las posibilidades son infinitas!

Clase 5:  Tres claves para aprender


las tablas
El aprendizaje de las tablas de multiplicar tradicionalmente es un hito académico. Parece
que hay un antes y un después. Si un niño o una niña conocen las tablas de multiplicar
respiramos tranquilos pero ¡ay si no se las sabe! tenemos un problema.

Me gustaría profundizar sobre esto último pero lo dejaré para otra ocasión. De lo que no
cabe duda es de la practicidad de saberse las tablas de memoria ya que nos ayuda a ser
más ágiles con el cálculo mental y permitirnos realizar operaciones más grandes.

El método convencional que se emplea generalmente se basa en la memorización. Pero


esta manera mecánica de aprender resulta un obstáculo para la gran mayoría de los
niños. Además de ser un aprendizaje alejado de situaciones reales, concretas y
cotidianas.

Con el objetivo de aprender las tablas de multiplicar por descubrimiento y no por


memorización, proponemos y desarrollaremos tres ámbitos de trabajo que se pueden
iniciar desde los 6 o 7 años:

1. JUEGOS Y ACTIVIDADES CON SERIES NUMÉRICAS.


Los números de las tablas no son unos números cualesquiera, son viejos conocidos que
podemos ver una serie cuando contamos de 2 en 2 o de 3 en 3. Las actividades y juegos
en las que aparecen series numéricas favorecen la familiarización con los números de las
tablas de multiplicar.

Ejemplo de material: El tablero numérico

Con un tablero numérico que puedes construir tú misma (ver fotografía) los niños pueden
descubrir las series numéricas, contando de dos en dos, de tres en tres, etc.

Es uno de los materiales que más te recomiendo ya que permite hacer muchas
actividades fundamentales para la adquisición del sentido numérico, el cálculo mental y las
propiedades de los números.

2. TABLAS DE PROPORCIONALIDAD QUE TENGAN


SIGNIFICADO REAL.
Presentar contextos reales donde ver la utilidad de conocer las tablas. Son situaciones
donde ellos se pueden imaginar los objetos y por tanto darle un significado a los números
que aparecen. Una vez está construida la tabla, ésta se puede guardar para que nos sirva
de guía siempre que necesitemos multiplicar.

Ejemplo: la tabla del 2


Para introducir la tabla del 2 podemos hablar de bicicletas y ruedas. ¿Cuántas ruedas
tiene una bicicleta? ¿Y dos bicicletas? ¿Y tres bicicletas? ¿Te parece que escribamos
estos resultados? Vamos a hacer una tabla

Bicicletas

1 Ruedas

2 2

3 4

4 6

5 8

6 10

7 12

8 14

9 16

10 18

20

¿Y si guardamos la tabla o la colgamos en la pared por si la necesitamos?

3. MATERIALES Y RECURSOS PARA CONSOLIDAR LAS


TABLAS.
Bingos, dominós, juegos de cartas, juegos de mesa, software… existen decenas de
recursos con los que recordar las tablas mientras jugamos.

Ejemplo: juego de mesa

Es una actividad que puedes construir fácilmente en casa y además es muy económica,
dos requisitos que siempre van bien en todas las casas y en todas las aulas. Está
inspirado en el clásico juego Candy Land.

Materiales:
 Un cartón o cartulina grande

 Rotuladores

 Pegamento

 6 sobres de papel

 100 tarjetas (bueno, las que se quieran)

 Piezas de juego (en las fotos aparecen unos perritos)

Paso 1: Confeccionar el tablero


Dibujar un “camino” en las fotografías lo hicieron en forma de “s”, pero podría ser con otra
forma. Se va haciendo luego una línea paralela y luego se divide en casillas. Coloreamos
las casillas utilizando 6 colores que vamos repitiendo en la misma alternancia.

Paso 2: Realizar las tarjetas

Cortamos tarjetas de 3 x 5 cm. Usando los mismos colores del tablero creamos tarjetas
con operaciones donde aparecen multiplicaciones.
Extra: el tablero lo podemos usar para otro tipo de tarjetas: con sumas, con restas, con
fracciones, etc. Así se convierte en un tablero de juegos de operaciones aritméticas o
incluso podemos utilizarlo para cualquier otro tipo de preguntas.

Paso 3: Confeccionar bolsillos para las tarjetas.

Podemos hacer los bolsillos con sobres. Si tenemos sobres como estos que aparecen en
las fotos, podemos doblarlos por la mitad y unir ambas mitades con pegamento o cola.
Una vez hecho esto, se pega en el tablero con pegamento. Delante del sobre podemos
ponerle una tarjeta con el símbolo de las operaciones que vamos a poner dentro, en este
caso la x de la multiplicación.

El juego

Empezamos por la primera casilla (le podemos llamar salida) y robamos una carta y
respondemos. Si lo hacemos bien, vamos al color que indica la tarjeta que hemos robado
y sino nos quedamos en el mismo sitio. Luego pasa el turno al siguiente jugador. Gana
quien llegue antes al final.

Para que el juego sea autocorrectivo, podemos tener al lado las tablas de multiplicar
para poder comprobar el resultado.

Extras:
En el tablero se puede poner un contador (ver en la primera fotografía abajo a la derecha)
para que, si juegan por ejemplo dos personas, cada una ponga una ficha que irá
avanzando según el jugador va ganando partidas.
Si se juega con todas las operaciones hay que tener un dado o una ruleta que indique en
cada tirada qué operación tiene que realizar el jugador.
Es decir, un dado con por ejemplo las siguientes caras: +, +, -, -, x,:
El jugador lanza el dado y le sale -
Entonces toma una tarjeta del sobre que indica - y responde a la pregunta. Como las
tarjetas siempre tienen un color, avanza hasta la casilla de dicho color. Se puede tener
una calculadora para comprobar el resultado.

Finalmente, aprovecho para enfatizar en que el aprendizaje de las tablas debería ser
un objetivo a medio o largo plazo ya que puede llevar años su comprensión y
memorización. No podemos pretender que todos los niños y las niñas memoricen las
famosas tablas en unos pocos meses. También, que, como todo aprendizaje, es
imprescindible realizarlo con alegría e ilusión no por obligación ni coacción ante un
examen.

Clase 6:  La resta con llevadas

La resta llevando o resta con llevadas representa uno de los mayores obstáculos en
el primer ciclo de Educación Primaria, hacia los 6 o 7 años. Y tanto es así, que en casi
todos mis cursos hay alguien que me pregunta acerca de la resta llevando y creo que
cuando no me preguntan igualmente piensan en ello.
Mucho podríamos hablar sobre la resta llevando pero si alguien espera soluciones
mágicas, no es necesario que se lea este artículo, le adelanto que no las hay. Ni con
la resta llevando, ni con el aprendizaje de las tablas de multiplicar, ni con… no existen
recursos fantásticos que hagan que los niños aprendan en un instante.
Lo que sí voy a hacer, para no perderme en divagaciones, es a repasar algunos aspectos
que me parecen importantes, al menos para tener en cuenta y reflexionar sobre ellos:

1. DIFERENCIAR EL CONCEPTO DEL ALGORITMO


Según Wikipedia, un algoritmo es un conjunto preescrito de instrucciones o reglas bien
definidas, ordenadas y finitas que permite realizar una actividad mediante pasos sucesivos
que no generen dudas a quien deba realizar dicha actividad. Dados un estado inicial y una
entrada, siguiendo los pasos sucesivos se llega a un estado final y se obtiene una
solución.

A la luz de esta definición vemos que a menudo cuando pensamos que los niños están
aprendiendo a restar con llevadas, en realidad lo que están haciendo es aprendiendo un
algoritmo, es decir, una serie de instrucciones bien definidas, inmutables diría yo, sin
saber para qué sirven.

Si comenzamos por enseñar el algoritmo, estamos empezado la casa por el tejado. Si los
niños dedican horas y horas a aprender un algoritmo y luego tienen que usarlo en
situaciones diversas o en problemas, se van a encontrar con grandes dificultades.

Aprender a restar no es lo mismo que aprender a hacer restas por escrito. Son dos
actividades totalmente distintas, en el primer caso estamos hablando de un concepto, la
resta, que además cuando las cantidades son muy pequeñas realizamos mentalmente. En
el segundo caso, hacer restas en el papel, aprendemos un método de cálculo, que en el
caso de la resta con llevadas es sumamente complicado para los niños pequeños.

2. SECUENCIAR LA DIDÁCTICA
Una vez hemos separado concepto de algoritmo, se nos hace necesario seguir un guion,
que cada uno puede elaborar a partir de su experiencia o de las necesidades de los niños
con los que está trabajando, para no caer en la tentación de no ir directamente al
algoritmo.

Fase concreta

En esta fase, empezamos con la resolución de problemas basados en el día a día. Esto no
es una estrategia didáctica más, sino un principio básico de la enseñanza de la aritmética.
El aprendizaje de una operación debe comenzar con un problema, seguir con un problema
y culminar con un problema.

En esta etapa necesitaremos material manipulativo. Cuando se trata de restas con


llevadas podemos tener regletas numéricas, material “multibase” o cualquier otro material
casero como palillos, cajitas, bolsitas que pueda representar unidades, decenas y
centenas tal y como te indique en el primer tema.

Fase algorítmica

Una vez los niños saben resolver problemas donde aparecen restas llevando es el
momento de mostrarles el algoritmo clásico que les proporcionará rapidez y autonomía
respecto a los materiales manipulativos.
Antes de iniciar esta fase es muy importante que tengamos la garantía de que los niños
dominan el sistema decimal y de que han tenido una larga experiencia con los materiales
manipulativos. Si el material sólo ha sido utilizado como introducción o anecdóticamente
no permitirá que los niños pueden entender el algoritmo de la resta llevando. Mi
recomendación es pues, que los niños trabajen la resta con llevadas apoyándose en
materiales durante todo el tiempo que necesiten y sólo después (que puede ser en el
siguiente curso) se enfrenten al procedimiento escrito.

Es uno de los materiales que más te recomiendo ya que permite hacer muchas
actividades fundamentales para la adquisición del sentido numérico, el cálculo mental y las
propiedades de los números.

3. ¿Y SI YA ESTÁN HACIENDO RESTAS LLEVANDO Y NO


ENTIENDEN EL ALGORITMO?
Este apartado va sobretodo dirigido a las familias o a maestros con niños que en el año
anterior ya iniciaron la resta llevando.

Si ya se ha llegado a una situación donde el niño está haciendo de una forma mecánica
las restas con llevadas y además de no saber para qué pueden servir esas famosas restas
con “apellido”, no consigue memorizar los pasos para su resolución, tenemos que volver al
punto uno. Es decir, necesitamos volver a separar el concepto del algoritmo y trabajar
primero el concepto. En el caso de las familias, podemos hablar con la maestra (o el
maestro) y explicarles que vamos a ayudar a nuestro hijo o hija en este tema y que
primero vamos a reforzar el concepto de restar, el sistema decimal, la búsqueda de
estrategias para que luego tenga la suficiente agilidad, comprensión y confianza como
para aprender el método de resolución por escrito.

¡No hay fórmulas mágicas! Primero construimos el conocimiento y luego lo mecanizamos.


De otra manera, habrá pocos niños que podrán ir avanzando con seguridad. Siempre
tendremos los que gracias a su gran memoria o habilidad para seguir unos pasos
mecánicos, resuelven restas con el algoritmo clásico pero otros irán retrasando (respecto
a nuestras expectativas) el aprendizaje de temas como la resta llevando y sólo más
adelante, cuando tengan más madurez, o con más repeticiones a sus espaldas lo
alcanzarán.

En todos los casos, estaremos generando un hastío hacia las matemáticas, una merma de
la autoestima de los niños y en definitiva no estaremos poniendo los cimientos para
futuros aprendizajes tanto matemáticos como de otros ámbitos.

Los problemas en las matemáticas aparecen hacia los 11 o 12 años pero que se gestan
en los 7 u 8 años.
¡Pongamos unas bases sólidas!
4. ¿QUÉ ALGORITMO USAR PARA LA RESTA?
Si un algoritmo es un conjunto preescrito, podría ser que hubiera más de una posibilidad,
¿verdad?

Y así es, a la hora de decidir cómo abordar la resta con llevadas podemos optar por cuatro
caminos (te pondré ejemplos de los tres primeros):

1. Algoritmo de “bases”
2. Algoritmo austriaco
3. Algoritmo ABN
4. Sin algoritmo explícito

Los puntos de partida tienen que ser situaciones reales donde aparezcan restas con
llevadas y siempre acompañados de material (fase concreta). En cuanto al material, no
necesitamos nada sofisticado, el mismo material manipulativo que hemos usado para
trabajar el sistema decimal es el que será útil para realizar las restas con llevadas y éste
puede ser material comprado o construido por nosotros.

Veamos primero cómo resolver un problema usando material:


Durante todo el año he estado ahorrando dinero por lo que tengo 43 €. Con ese dinero,
quiero comprarme un juguete que cuesta 27 €. ¿Cuánto dinero me quedará después de
comprar el juguete?
Yo utilizaré el material “multibase”. Las unidades están representadas por cubitos de 1 cm
de arista, las decenas son barras equivalentes a 10 cubitos, las centenas son placas
equivalentes a 10 barras y los millares son cubos equivalentes a 10 placas.

Si queremos restar 43 – 27, primero representaremos el número 43, para ello tomaremos
4 decenas (barras) y 3 unidades (cubitos).

Ahora para quitar 27, sabemos que tendremos que quitar 2 decenas y 7 unidades. No hay
problema con quitar 2 decenas, pero vemos que para restar 7 unidades algo tendremos
que hacer ya que sólo tenemos 3 unidades. Conociendo la equivalencia entre decenas y
unidades, vemos que podemos cambiar una decena por 10 unidades
Ahora ya podemos quitar 7 unidades.

Y por último quitamos dos decenas y obtenemos el resultado, 16.


Observación: quizá es más natural, primero quitar dos decenas al 43 y quedaría 23 y
luego quitar 7 y para ello cambiaríamos una decena por 10 unidades. Yo he empezado
quitando primero unidades por seguir el algoritmo tradicional ya que sé que muchos
lectores tienen interés en apoyar los algoritmos que los niños aprenden en el colegio con
este tipo de material manipulativo.

Este tipo de trabajo con el material, no deber ser meramente introductorio o realizado de
manera puntual, sino que tiene que ser parte de una dinámica habitual. Para pasar más
tarde a un trabajo gráfico o simbólico nos tenemos que asegurar de que los niños realizan
las operaciones correctamente con el material.

Vamos a ver la resta de nuestro ejemplo, 43-27 con diferentes algoritmos. Observemos
que antes de iniciar el trabajo escrito sería recomendable atravesar una etapa donde los
niños representen gráficamente (cada uno a su manera) el trabajo realizado con el
material. También aquí pueden ser útil usar cartones de números como paso previo a la
escritura del algoritmo.

1. Algoritmo de “bases”
Este algoritmo refleja con bastante fidelidad el trabajo que hemos hecho con el material.
Aunque es suficientemente conocido, os lo muestro en este vídeo.

Si los niños anteriormente han trabajado suficientemente el sistema decimal con este
material (o regletas o palillos) y lo han usado para sumas, sumas con llevadas y restas sin
llevadas, las restas con llevadas como la del ejemplo, no suponen una gran dificultad.

2. Algoritmo austriaco

Este método podemos considerarlo como el estándar y resulta útil si se quiere más
adelante incluir en el algoritmo estándar de la división. La desventaja con respecto al
anterior, es que la propiedad sobre la que se apoya el método: la invarianza de la resta si
se le suma o resta la misma cantidad a los dos términos de la sustracción es difícil de
entender para niños de 7 u 8 años que es cuando se suele introducir el algoritmo de la
resta llevando y por tanto, los niños lo aprenden de una forma mecánica, sin entender
nada.
Podéis ver este vídeo para saber de que algoritmo hablo.

Si se quieren usar los algoritmos clásicos, una solución sería empezar utilizando el
algoritmo de “bases” y en un curso posterior, cuando los niños tengan la suficiente
madurez, trabajar dicha propiedad para poder explicar el algoritmo austriaco.

3. Algoritmo ABN
Por último, son muchas las iniciativas de docentes, investigadores y centros educativos
que optan por una forma de calcular donde cada niño reinvente las reglas de juego o
tenga un marco suficientemente amplio para poder decidir qué y cómo hacer. Es decir, se
fomenta la búsqueda de estrategias por parte del alumno, la implicación en la resolución
de problemas y en definitiva el espíritu matemático sin desgastar a los niños en la práctica
aburrida y repetitiva de algoritmos clásicos. Algunos ejemplos son: la aritmética
mental propuesta por los investigadores del “Freudenthal Institute” en Holanda o
los algoritmos ABN.

Son formas de resolver problemas o situaciones reales mucho más ricas desde un punto
de vista matemático que los algoritmos, ya que en ellas se usa y se aplica conceptos y
propiedades, además de fomentar la participación del niño.

Los algoritmos Abiertos Basados en Números (ABN), son una serie de cálculos


sencillos que elimina las dificultades de las cuentas clásicas. Su autor Jaime Martínez
Montero dispone de un blog donde se puede ver en numerosos vídeos, la aplicación
práctica de estos nuevos algoritmos. Son vídeos con niños y niñas de distintos colegios
donde los docentes han decidido optar por esta manera comprensiva de hacer cálculos.
Unos cálculos que además eliminan la eterna disgregación entre cálculo escrito y cálculo
mental.

A continuación, os traigo un vídeo para que veáis como una niña de sólo 7 años (y no es
un caso aislado), es capaz de realizar complicados cálculos y con comprensión:

Y finalmente una cita del matemático Eugene A. Maier:

Sin embargo, algunos educadores sostienen que los estudiantes necesitan conocer esos
procedimientos. Y tienen razón: los estudiantes necesitan conocerlos, pero no debido a su
importancia matemática, sino porque ayudan a los estudiantes a tener éxito en la escuela.
Dicho sencillamente, estos procedimientos son destrezas para la supervivencia escolar de
los alumnos (…) en mi opinión, carece de sentido, tanto educativa como económicamente,
usar nuestros recursos educativos para enseñar destrezas que solo sirven para
perpetuarse a sí mismas. Cuando tal cosa ocurre, es la hora de cambiar.

Clase 7:  Caso de éxito en Primaria


Recuerdo como si fuera ayer, el día que Alicia contacto conmigo preocupada por las
matemáticas. Ella estaba viendo, con tristeza, como sus niños claramente se
aburrían haciendo matemáticas. 

Ali es una persona vital, optimista que inunda de alegría a todo aquel que la conoce y para
mí fue un placer tenerla como alumna en varios cursos. Su profesión de maestra y su
amor por sus hijos la animaron a comenzar la aventura de conocer unas nuevas
matemáticas. Sé que para ella supuso un verdadero descubrimiento. 
Pero no quiero seguir hablando, prefiero que sea ella quien nos cuente un poco como
sucedió todo.

Cuéntanos un poco quien eres


Soy Ali, de Madrid, maestra de Primaria en la especialidad de Educación Física, aunque la
mayoría de los años en los que he estado en la escuela pública, lo he hecho como tutora
de tercer ciclo de Primaria.
¿Hace mucho que eres maestra?

He trabajado como maestra más de 10 años, actualmente llevo 6 de excedencia,


educando a mis hijos en casa.

¿Cómo conociste a Aprendiendo Matemáticas? 

Conocí AM en el seno de un grupo de familias homeschoolers muy interesadas e


involucradas en el tema de la educación. 

¿Qué te motivo a conocer otras maneras de enseñar matemáticas? ¿Qué te


preocupaba?

Mi principal motivación era encontrar una forma divertida y eficaz de llevar a cabo el
aprendizaje de las matemáticas, más vinculadas a los intereses y características de los
niños, muy lógicas, más accesibles, más integradas en la realidad de los niños.

Me preocupaba especialmente que rechazaran las matemáticas por la frustración que en


tantos niños produce. Lo hablábamos en ese grupo de familias y surgió la información de
la página, ¡todo un descubrimiento!

¿Qué problemas querías resolver cuando decidiste hacer un curso conmigo?

La idea de acercarme a esa novedosa forma de ver las matemáticas me atraía mucho, me
he aburrido bastante tanto como alumna como de maestra en lo que a las matemáticas se
refiere, y me pareció que era el momento de verlas desde otro prisma. Necesitaba
aprehender una nueva forma de aprender, y compartirla con mis hijos y otros niños,
aprenderíamos juntos las matemáticas a través del juego, de la manipulación, de lo
concreto, para ir adquiriendo de forma natural y progresiva los conocimientos más
abstractos. 

¿Qué cursos hiciste?

Primero realicé el curso de Primaria y me quedé tan maravillada con los resultados que
decidí hacer el de Infantil. Ambos fueron muy prácticos y útiles.

¿Qué pusiste en práctica de lo que aprendiste en los cursos?


Hemos puesto en práctica la elaboración y uso de material muy variado (para cálculo,
geometría, lógica matemática.), y no he tenido aún tiempo de aprovechar y poner en
práctica la totalidad del curso porque las ideas son numerosísimas. 

¿Tardaste mucho tiempo en ver resultados?

Los resultados no tardan en aparecer, todo lo contrario, desde las primeras experiencias,
la actitud favorable de los peques hacia estas actividades fue prácticamente inmediata, les
pareció una gran sorpresa que todos esos juegos y actividades lúdicas fueran
matemáticas. 

¿Qué beneficios crees que te han aportado los cursos?

El gusto y la curiosidad por el aprendizaje matemático es lo más destacable. Tal es el


punto, que a veces, sin proponerlo yo, ellos mismos piden realizar ese tipo de actividades
e incluso muchas se las inventan, creando hasta nuevos materiales. 

¿Ha cambiado algo en tus niños desde que hiciste los cursos?

Aprenden con gusto, se olvidan de que las matemáticas es una asignatura, para verlo
como una parte de su mundo, de su realidad cotidiana.

¿Cómo te sientes ahora?

La sensación de ver las matemáticas como algo divertido, cercano, lúdico... me hace
sentir más segura de que para ellos aprender va a seguir formando parte de sus juegos
habituales. Aprenden con gusto, se olvidan de que las matemáticas es una asignatura,
para verlo como una parte de su mundo, de su realidad cotidiana.

Muchas gracias Ali por compartir tu experiencia, me produce una inmensa alegría leerte y
ver cómo ahora disfrutáis tus niños y tú de las matemáticas.

¡Un enorme abrazo!

 
Clase 8:  6 formas distintas de
resolver las dificultades con las
matemáticas
Si eres docente, sientes que las explicaciones no son suficientes, que hay muchos niños y
niñas que no comprenden lo que están haciendo. Además, muchos, mejor dicho,
demasiados niños se aburren en las clases de matemáticas. ¡Tú misma te aburres!

Si eres mamá o papá, es tu hijo o hija el que no entiende o se aburre. Y quieres hacer algo
ya.
¿Cómo cambiar?

 Primera opción: no hacer nada


Nada, rien, res, nothing

VENTAJAS:
1. No requiere de un esfuerzo extra. Puedes seguir con tu día a día, con tus hábitos, con
tus rutinas ya que no hay nada que cambiar ni que implementar.
2. No tendrás que explicar nada nuevo a nadie. Si eres docente, tus compañeros o las
familias no mirarán con cara de extrañeza lo que estás haciendo ya que ¡no haces nada
nuevo!
3. Sentirás que perteneces a una gran comunidad: las de las personas que no hacen
nada diferente. El no-cambio nos hace sentir como en casa. 

DESVENTAJAS:
1. Desconexión con lo que sientes, con tu visión de la educación. Esa mirada que tienes
ahora, ese sentimiento de que aprender puede ser una acción que se haga con alegría,
poco a poco ira languideciendo y con ella una parte de ti.
2. En el caso de que seas docente, te sentirás fallando a tu compromiso de educar de la
mejor manera posible a tus alumnos y tú mismo te aburrirás de hacer siempre lo mismo.

PRECIO:
A corto plazo 0 € pero sabemos que un problema que no ponemos solución en sus inicios
puede costarnos muy caro a medio o largo plazo.

Si tu hijo/a tiene problemas con las matemáticas y no haces nada, sabes que cada vez
será más complicado ayudarle. Será más costoso mejorar el nivel académico y la ilusión
con la que aprende tanto desde el punto de vista personal como económico.

Segunda opción: realizar un curso presencial


VENTAJAS:
1. Es rápido: recibirás toda la información en unas horas o en unos días por lo que si
tienes un curso programado para una fecha sabes que después de ese día ya tienes todos
los contenidos para ponerlos en práctica.
2. Interacción: permite que el ponente realice dinámicas de grupo con los asistentes y
que te relaciones con el resto de compañeros y compartir experiencias o dificultades.
3. Inmediato: puedes resolver tus dudas al momento o en el espacio habilitado para ello o
en los descansos siempre y cuando el grupo no sea muy numeroso.

DESVENTAJAS:
1.  Por muy bien que el ponente imparta el curso, gran parte de los contenidos vistos se
olvidan en pocas semanas. Aunque tú creías que lo estabas comprendiendo todo, en
realidad no te dio tiempo a asimilarlo. Y las dudas te pueden surgir ¡una semana después!
Precisamente cuando pones en práctica lo visto.
1.  El grado de satisfacción de un curso depende mucho del ponente y de la
presentación, dos variables que en muchos casos no conoces a priori.
2. En ocasiones, el horario resulta incompatible con el resto de tu vida. No en vano, tú
ya trabajas una jornada laboral y el curso lo tendrás que hacer fuera de horas de trabajo y
seguramente te tendrás que desplazar hasta el lugar donde se realice. Yo he hecho
auténticas filigranas para poder asistir a un curso que me interesaba.

PRECIO:
Puedes buscar en tu ciudad la posibilidad de realizarlo. Si estás ejerciendo como
maestra/o quizá un centro de formación del profesorado ofrezca uno y entonces sea
gratuito. 

Pero si en tu ciudad o cerca de ella no se realiza ningún curso que trate sobre cómo
mejorar las matemáticas, tendrás que acudir a un curso en otra ciudad. En ese
caso, prepara el bolsillo. Yo he participado en cursos a más de 1.000 km de casa con el
consiguiente gasto: avión, bus, estancia, matrícula del curso, ... 

El precio de un curso presencial depende mucho del experto que lo realice y del número
de horas. Un curso de 8 horas oscila entre 80 € y 300 € + desplazamiento + dietas +
estancia.  

Tercera opción: realizar un curso online


VENTAJAS:
 1. Ahorro de tiempo y de dinero. No hay que perder tiempo en desplazamientos ni en
esperas. Además en casi todos los casos, el curso es accesible las 24 horas, los 365 días
del año  por lo cual se puede adaptar perfectamente a tu disponibilidad horaria. Sólo
invertirás en la matrícula del curso.
2. Posibilidad de revisar los materiales aún después de acabado el curso. La mayoría
de los cursos online o bien tienen un acceso para siempre o durante bastante tiempo
después de haberse realizado. También en muchos es posible descargarse el material.
3. La relación tutor-alumno y entre alumnos se prorroga en el tiempo. Habitualmente
los cursos online tienen un periodo que va desde semanas hasta meses con tutoría para
poder realizar consultas. De esta forma, si te surgen dudas al aplicar los conocimientos del
curso podrás resolverlas con los comentarios de compañeros y tutores.

DESVENTAJAS:
1. Puedes tener distracciones que te retrasen completar el curso. Tenemos miles de
ocupaciones y de agujeros negros donde perdemos el tiempo. Seguir un curso online
requiere de un mínimo de autodisciplina.
2. Tecnología deficiente. No todas las formaciones online se desarrollan en plataformas
adecuadas para el número de alumnos participantes y para una fluida comunicación entre
alumnos o alumno-tutor.
3. En algunos casos, la formación online exige al estudiante mayor dedicación que la
presencial. Al no asistir a clases, se exige la entrega periódica de trabajos lo que puede
aumentar sensiblemente el número de horas necesarias para la realización del curso.

PRECIO:
En comparación a un curso presencial, en este caso "sólo" pagas por el curso. Aquí no
hay desplazamientos o estancias ya que lo haces desde tu casa. Los precios dependen
también de quien imparta el curso y del nivel de acceso a la tutoría que tenga. Los precios
de un curso que dura dos meses se mueven entre 90 € y 300 €.

Cuarta opción: adquirir un método nuevo


Ha llegado hasta tus oídos un nuevo método. Tiene un nombre bonito, tiene unos
materiales preciosos... 
VENTAJAS:
1. Tienes un método "paso a paso" donde te indican qué materiales usar y cómo usarlos.
Este camino te proporciona seguridad y claridad en tus acciones.
2. Prueba social. Suele ser un método que ya usan cientos o miles de docentes o
familias. No es que toda experiencia sea extrapolable, pero es alentador saber que hay
otras personas que lo aplican.
3. Seguir un método nos abre a otras formas de entender la educación que sin duda
nos enriquecerá nuestra labor como docentes o como padres.

DESVENTAJAS:
1. Falta de personalización. Los métodos no dejan de ser un paso a paso general que no
siempre funciona para todos los niños ni en todas sus etapas.
2. Implementar un método específico de trabajo al principio puede confundir a los
alumnos. Si los niños están acostumbrados a trabajar de una manera "clásica" siempre
habrá un periodo de adaptación a la nueva forma.

PRECIO:
Necesitas una inversión. Deberás formarte, en algunos casos mucho, para aplicar un
método y comprar los materiales o herramientas que propone dicho método. Muchas
veces la inversión económica inicial (formación + materiales) supera los 800 €
Quinta opción (para familias): apuntar a tu hijo a un
centro

VENTAJAS:
1. Siempre y cuando los niños asistan contentos, asistir a clases de un centro con un
determinado método les aportarán beneficios como destreza en el cálculo mental o
escrito.
2. Si el objetivo es mejorar las notas de matemáticas en la escuela y en esta se valora en
exceso la rapidez y eficacia la hora de hacer operaciones aritméticas, entonces será una
opción útil.

DESVENTAJAS:
1. Falsa creencia de que está aprendiendo matemáticas. Podemos caer en el error de
confundir la práctica de ciertas habilidades de cálculo con todo el abanico de capacidades
y competencias que realmente se desarrollan con las matemáticas. Es decir, asociar un
buen nivel de cálculo con buen nivel de competencias matemáticas.

2. Los cálculos se hacen de forma descontextualizada y de una forma demasiado


mecánica.

PRECIO:
El coste a medio y largo plazo es bastante elevado. Si estimamos una mensualidad
de 50 € al cabo de un año académico te habrás gastado 500 € y durante los 10 años de
escolaridad obligatoria serán unos 5.000 €.

Sexta opción (para familias): recibir clases


particulares

VENTAJAS:
1. El profesor se puede adaptar a las necesidades de tu hijo o hija. Puede acompañarle en
su aprendizaje y usar recursos diferentes a los que se utilizan en clase para que tu hijo
progrese con alegría.

2. Tú puedes supervisar directamente el trabajo que se realiza ya que normalmente las


clases son en el propio domicilio. 

3. El compromiso con el profesor suele ser bastante bajo: si no funciona con un profesor,
siempre puedes cambiar a otro que sea más acorde con vuestra problemática.

DESVENTAJAS:
1. Es de lejos, la opción más difícil ya que no resulta sencillo encontrar a una persona con
el perfil adecuado: formado, con diversidad de herramientas para adaptarse a cada niño,
con empatía con el alumno, etc.

2. Es una opción poco estable en el tiempo ya que es un trabajo a tiempo (muy) parcial y
en muchos casos, cuando el profesor encuentro una propuesta de más horas tiene que
prescindir de las clases particulares.

PRECIO:
Es la opción más cara, ya que, suponiendo un ritmo de 2 horas semanales, debemos
contar con un presupuesto no inferior a 150 € mensuales. En el caso de que queramos un
profesional que se dedique en exclusiva a esta labor y que esté altamente cualificado el
presupuesto puede ser dos o tres veces superior.
  

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