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Una historia
inspiradora
No siempre me han gustado las matemáticas. Puedo decir que llegaron a mí por
casualidad.
Eso sí, siempre me gustó, no perdón, me apasionó enseñar. Me produce una sensación
de conexión poder acompañar y orientar a otras personas para que hallen sus propias
respuestas.
Así, cuando sólo tenía 16 años, muchos compañeros y amigos recurrían a mí para que les
diera clases y de qué iban a ser sino de matemáticas que era lo que casi todos
suspendían.
Esa fue la manera en la que las matemáticas entraron por mi vida, casi por la trastienda.
Algo que muy pocas personas saben es que, a los 24 años, sin tener ninguna titulación
universitaria, abrí una academia para dar clases de asignaturas escolares, informática,
etc. y aunque siempre he tenido alumnos y alumnas muy contentos con mis clases,
empecé a no estar satisfecha de cómo enseñaba matemáticas. Algo muy gordo fallaba en
el sistema educativo que impedía que tantos y tantos niños y adolescentes no entendieran
las matemáticas. Definitivamente yo no encontraba la manera de llegar a todos ellos.
Lo más bonito de mi carrera fueron mis clases de Historia de las Matemáticas con el
profesor Dorce y cómo no, la asignatura de Didáctica de las Matemáticas con Anton
Aubanell.
El profesor Aubanell venía tan cargado de materiales que siempre requería que uno o dos
alumnos le ayudaran a traerlos del coche. ¡Con él vi por primera vez las regletas! Y
gracias a él, conocí a Maria Antonia Canals una tarde de octubre.
Puedo decir que aún sin saberlo, ese día fue un antes y después en mi vida.
Me da un poco de corte decirlo, pero la revolución vino de la mano de mis hijos: Guillermo
y Marta.
Por aquel entonces, tenían 5 y 7 años y ver como en el colegio su motivación iba bajando,
comprobar que las matemáticas eran algo que no tocaban, no veían y por tanto no
disfrutaban, dio la vuelta a todas mis creencias.
Había acabado la carrera. Era profesora de matemáticas. Sólo me quedaba una salida
posible: cambiar el chip, tirarme a la piscina con lo que sabía que existía.
educación.
Y, sobre todo, durante todo ese tiempo puse en práctica lo aprendido y ahí fue cuando
Concluí que:
Las matemáticas se pueden enseñar y aprender con pasión, con comprensión y con
diversión, no importa si tienes más o menos capacidad, puedes disfrutar aprendiendo y lo
que es más importante, las matemáticas te pueden acompañar toda tu vida.
Ahora estas matemáticas me gustan, me entusiasman porque se las puedo contar a otros
y porque puedo poner al alcance de mis hijos o de mis alumnos materiales, juegos y retos
para que ellos aprendan por sí mismos.
Y es que ahora:
No concibo enseñar matemáticas sin tener a mi alcance regletas Cuisenaire, tableros
Cuestiono muchos de los contenidos que aún se siguen explicando en la escuela sin
No ha sido un camino fácil, lo confieso, en muchos momentos me sentía muy sola. Es por
eso que un día decidí abrir un blog y ofrecer mi compañía y orientación a personas que
como tú querían dar ese paso y es que sé que si estás leyendo estas líneas es porque
tienes hijos o alumnos a los que adoras y para los que no quieres esas aburridas
matemáticas que desgraciadamente todos conocemos.
Ahora vivo en una gran ciudad, en Valencia, que me permite viajar a todos los puntos de
España y mis hijos ya tienen 16 y 18 años y siguen disfrutando con las matemáticas.
El blog fue creciendo y creciendo y actualmente tiene más de 200.000 visitas cada mes y
19.315 suscriptores que como tú conforman una pequeña gran comunidad.
Hasta el momento he tenido 2100 alumnas y alumnos en los cursos online y más de 1000
personas en los cursos presenciales. Aprendiendo Matemáticas ha creado la primera
tienda en España especializada en productos de lógica, ingenio y matemáticas.
Ya no estoy sola con el blog. Jordi, mi marido, está codo a codo conmigo.
Podemos decir que básicamente existen tres grandes errores cuando se trata de ayudar a
nuestros hijos y/o alumnos en su aventura de aprender matemáticas:
El segundo es la "metoditis"
¿Por qué poner nombres tan rimbombantes? Porque siempre es bueno echarle un poco
de humor a las dificultades. Yo he cometido dos de los tres y te voy a contar como intentar
evitarlos.
Pero no sólo eso, sino que no sabía distinguir los buenos recursos de los recursos
regulares y que, además, al estar tan concentrada en encontrar siempre nuevas cosas, no
le dedicaba tiempo a la necesaria introspección que todos debemos hacer para cambiar
nuestra manera de trabajar.
“Metoditis”
Pruebas una comida en casa de unos amigos, ummmmhhhh qué rica ¿cómo lo has
hecho?
¿A quién no le gusta tener la receta perfecta para hacer aquello que desea?
Así somos los seres humanos: buscamos los pasos, las recetas, el cómo lo hizo otro. para
que nuestro camino sea más rápido y exitoso. Y si además el proceso tiene nombre
“Método …” aún nos atrae más. No es lo mismo decir “mis alumnos aprenden
matemáticas divirtiéndose” que “mis alumnos siguen el Método Supermegamath”.
Además, nos los presentan tan atractivos…Nos destacan las grandes ventajas (¡ojo! y no
digo que no las tengan) y nosotros nos dejamos llevar tan ricamente.
Pero… qué pasó cuando llevé el método a la práctica, cuando vi cómo no funcionaba con
algunos niños.
Al principio pensé: ¿Cómo? ¿No funciona? ¿Será que lo hago mal? ¿Será que los niños
no hacen lo que deben hacer?
El “super-programa resuelve-todo“
Este tercer error lo veo en muchas personas. Casi semanalmente recibo un correo de una
seguidora de AM preguntándome acerca del último “método” para el aprendizaje de las
matemáticas. Propuestas que relucen como el oro: grandes despliegues gráficos,
mediáticos y humanos que nos presentan “la” solución a los problemas (o a los posibles
problemas) de los niños con las matemáticas. Nos prometen resultados increíbles con tan
sólo un material como por ejemplo un ábaco o con una serie de (repetitivos) ejercicios.
Con estos "métodos" siempre pienso lo mismo: son como una especie de "dietas milagro",
que además no están avalados por especialistas (salvo sus creadores, claro) aunque eso
sí, usan frases como “varios estudios” (¿qué estudios?).
Normalmente nos dicen que los máximos beneficios se obtienen cuando los niños
comienzan el método a edades tempranas. Detrás de esta afirmación, otra vez sin
fundamento, se esconden varios objetivos:
atraer a los padres de niños pequeños porque son los más predispuestos a invertir en
sus hijos.
atraer a alumnos que aún no tienen dificultades con las matemáticas porque entonces
atraer a niños pequeños que son más “obedientes” y asisten donde sus padres les
apuntan.
Reducen las matemáticas a meros cálculos aritméticos ¡Cómo si eso fuera lo más
importante!
Pérdida de dinero, efectos secundarios: hastío hacia las matemáticas, falsa creencia de
avance en las matemáticas.
Por hacer un cálculo, si apuntas a tu hijo a ese tipo de servicio, tendrá un coste
aproximado de unos 50 €/mes (tirando a la baja) con lo que al cabo de un curso te habrás
gastado 500 € y durante los 10 años de escolaridad obligatoria serán unos 5.000 €!!!!
Las matemáticas se pueden enseñar y aprender con pasión, con comprensión y con
diversión, no importa si tienes más o menos capacidad, puedes disfrutar aprendiendo y lo
que es más importante, las matemáticas te pueden acompañar toda tu vida.
Pero... ¿quién podría explicar fácilmente, sin necesidad de recurrir a ejemplos, en qué
consisten dichos conceptos matemáticos, para qué sirven o qué resuelven?
Fase gráfica donde los niños representan mediante dibujos lo que han visto y
descubierto.
Las fracciones las podemos ver en nuestro entorno más cercano: los trozos de una pizza,
las porciones de un pastel, las onzas de una tableta de chocolate, etc.
¿Qué puede ser más motivador y a la vez con mayor significado que ver las fracciones
cuando estamos comiendo una pizza?
(¡Sí, se puede comer pizza en clase! Siempre que no haya ningún tipo de alergias claro)
También podemos ver las fracciones con jarras o envases con diferente capacidad: 1 l, 1/2
litro, 1/4 litro, …
O con algún material específico como policubos (puedes verlos en mi tienda) o una simple
hoja de papel que vamos a recortar en diferentes partes.
Como ves los niños observan, manipulan y experimentan en el entorno más cercano y con
materiales específicos lo que les permite crear una imagen mental de ese concepto
matemático.
Es aquí cuando les indicamos como una fracción la representamos por dos números
separados por una raya horizontal, qué indica cada número o incluso qué nombre reciben
(los famosos numerador y denominador).
Y eso es todo, este es el camino que el ser humano ha realizado para descubrir y construir
las matemáticas. No estamos hablando de una estrategia didáctica (aunque también) sino
que es el proceso natural de aprendizaje.
Ahora sólo hace falta que lo pongas en práctica. Eso sí, personalizándolo a tu situación, a
tus recursos, a tus niños, sin rigideces simplemente como una guía por la que muchos
otros han pasado y pasan con grandes resultados: la comprensión de las matemáticas con
felicidad.
Clase 4: El mejor material para
comprender el sistema numérico
decimal
Cuando los niños inician la Educación Primaria, a los 5 o 6 años, uno de los primeros
conceptos nuevos con los que se encuentran en matemáticas es el sistema numérico
decimal: las unidades, decenas y centenas entran por la puerta para quedarse durante
mucho, mucho tiempo.
Desde la visión adulta, puede parecer que es fácil comprender esa forma de organizar los
números en grupos de 10 en 10 y que el valor de una cifra depende de la posición que
ésta ocupa. ¡Estamos tan acostumbrados a ello! Sin embargo, la práctica con niños de
primer curso de primaria nos dice que la comprensión del sistema numérico decimal no es
trivial para los pequeños.
¿No será que no les resulta posible a nivel cognitivo acceder a ese conocimiento?
Está comprobado que cuando una persona no está preparada para asimilar un concepto
no sólo no lo aprende, sino que lo puede aprender sin comprensión y su motivación por
avanzar en el aprendizaje se ve comprometida. Hay maestros que aseguran que muchos
niños y niñas acaban la educación primaria sin llegar a comprender conceptos básicos
como el sistema numérico decimal en su totalidad.
Como Kamii señala en su libro El niño reinventa la aritmética: “[…] la lectura y la escritura
son objetivos apropiados para primer curso, mientras que el valor de la posición no lo es.”
“[…] la lectura y la escritura son objetivos apropiados para primer curso, mientras que el
valor de la posición no lo es.”
Después de esta pequeña reflexión acerca del momento de introducción del valor de la
posición de las cifras, te quiero mostrar el que para mí es el mejor material para que los
niños se familiaricen con las agrupaciones de 10.
LAS REGLETAS
Para mí las regletas numéricas también conocidas como regletas Cuisenaire (aunque
existen otras llamadas regletas Maria Antonia Canals) son una herramienta para la
introducción de conceptos matemáticos, el descubrimiento de los números y sus
operaciones, la investigación matemática y el desarrollo del cálculo mental. Hay más de
100 actividades distintas con las que los niños manipulando este material llegan a conocer
los números y sus relaciones en profundidad.
Por muy increíble que te pueda parecer con las regletas se pueden hacer actividades
sumamente interesantes por su variedad, rigurosidad y riqueza matemática desde
Educación Infantil hasta Bachillerato.
Las regletas permiten a los niños ver y tocar los números. Gracias a ellas perciben el
número como una medida ya que pueden comparar longitudes y como una cantidad al ver
que cada regleta equivale a un número exacto de regletas unidad.
Con el juego con las regletas los niños se familiarizan a contar unidades y ver que pueden
agruparlas y establecer equivalencias con otras regletas, en particular pueden agrupar 10
unidades, en forma de tren, una detrás de otra y ver que equivalen a una regleta que más
adelante conocerán por su nombre: la decena.
No es necesario dar explicaciones, ya que ellos mediante la manipulación libre y nuestras
propuestas lúdicas y manipulativas llegan a saberlo. Una vez lo comprenden, sólo
necesitan conocer que nosotros designamos decena a esa agrupación de 10 unidades.
grande es una centena, es decir, dicho cuadrado (en la fotografía de color marrón) es
centenas y un millar para poder también ver las equivalencias y asociar cantidades
y números.
Decenas y centenas de madera natural. Es un material donde no están marcadas las
unidades y es la continuación natural de las regletas numéricas.
Todas estas opciones se pueden combinar con una caja de regletas Cuisenaire o una caja
de regletas Maria Antonia Canals.
Como puedes ver en la fotografía es una buena idea combinar estos materiales con los
llamados números Montessori que no son otra cosa que cartones con las unidades,
decenas completas y centenas completas. De esta manera los niños pueden componer y
descomponer un número.
En definitiva, la idea principal es proporcionar a los niños y a las niñas materiales que les
permitan construir los números y las operaciones con significado y para ello no hay
mejores materiales que los que te he presentado.
Otros materiales posibles para trabajar las unidades, decenas y centenas son los palillos
de dientes. Tomando como unidades los palillos de dientes, se pueden agrupar de 10 en
10 (con una goma elástica) y así tendríamos las decenas y con 10 grupos de 10 también
agrupados con una goma construiríamos la centena.
También lo puedes hacer con pequeñas bolsitas o cajas de cerillas vacías y legumbres.
¡Las posibilidades son infinitas!
Me gustaría profundizar sobre esto último pero lo dejaré para otra ocasión. De lo que no
cabe duda es de la practicidad de saberse las tablas de memoria ya que nos ayuda a ser
más ágiles con el cálculo mental y permitirnos realizar operaciones más grandes.
Con un tablero numérico que puedes construir tú misma (ver fotografía) los niños pueden
descubrir las series numéricas, contando de dos en dos, de tres en tres, etc.
Es uno de los materiales que más te recomiendo ya que permite hacer muchas
actividades fundamentales para la adquisición del sentido numérico, el cálculo mental y las
propiedades de los números.
Bicicletas
1 Ruedas
2 2
3 4
4 6
5 8
6 10
7 12
8 14
9 16
10 18
20
Es una actividad que puedes construir fácilmente en casa y además es muy económica,
dos requisitos que siempre van bien en todas las casas y en todas las aulas. Está
inspirado en el clásico juego Candy Land.
Materiales:
Un cartón o cartulina grande
Rotuladores
Pegamento
6 sobres de papel
Cortamos tarjetas de 3 x 5 cm. Usando los mismos colores del tablero creamos tarjetas
con operaciones donde aparecen multiplicaciones.
Extra: el tablero lo podemos usar para otro tipo de tarjetas: con sumas, con restas, con
fracciones, etc. Así se convierte en un tablero de juegos de operaciones aritméticas o
incluso podemos utilizarlo para cualquier otro tipo de preguntas.
Podemos hacer los bolsillos con sobres. Si tenemos sobres como estos que aparecen en
las fotos, podemos doblarlos por la mitad y unir ambas mitades con pegamento o cola.
Una vez hecho esto, se pega en el tablero con pegamento. Delante del sobre podemos
ponerle una tarjeta con el símbolo de las operaciones que vamos a poner dentro, en este
caso la x de la multiplicación.
El juego
Empezamos por la primera casilla (le podemos llamar salida) y robamos una carta y
respondemos. Si lo hacemos bien, vamos al color que indica la tarjeta que hemos robado
y sino nos quedamos en el mismo sitio. Luego pasa el turno al siguiente jugador. Gana
quien llegue antes al final.
Para que el juego sea autocorrectivo, podemos tener al lado las tablas de multiplicar
para poder comprobar el resultado.
Extras:
En el tablero se puede poner un contador (ver en la primera fotografía abajo a la derecha)
para que, si juegan por ejemplo dos personas, cada una ponga una ficha que irá
avanzando según el jugador va ganando partidas.
Si se juega con todas las operaciones hay que tener un dado o una ruleta que indique en
cada tirada qué operación tiene que realizar el jugador.
Es decir, un dado con por ejemplo las siguientes caras: +, +, -, -, x,:
El jugador lanza el dado y le sale -
Entonces toma una tarjeta del sobre que indica - y responde a la pregunta. Como las
tarjetas siempre tienen un color, avanza hasta la casilla de dicho color. Se puede tener
una calculadora para comprobar el resultado.
Finalmente, aprovecho para enfatizar en que el aprendizaje de las tablas debería ser
un objetivo a medio o largo plazo ya que puede llevar años su comprensión y
memorización. No podemos pretender que todos los niños y las niñas memoricen las
famosas tablas en unos pocos meses. También, que, como todo aprendizaje, es
imprescindible realizarlo con alegría e ilusión no por obligación ni coacción ante un
examen.
La resta llevando o resta con llevadas representa uno de los mayores obstáculos en
el primer ciclo de Educación Primaria, hacia los 6 o 7 años. Y tanto es así, que en casi
todos mis cursos hay alguien que me pregunta acerca de la resta llevando y creo que
cuando no me preguntan igualmente piensan en ello.
Mucho podríamos hablar sobre la resta llevando pero si alguien espera soluciones
mágicas, no es necesario que se lea este artículo, le adelanto que no las hay. Ni con
la resta llevando, ni con el aprendizaje de las tablas de multiplicar, ni con… no existen
recursos fantásticos que hagan que los niños aprendan en un instante.
Lo que sí voy a hacer, para no perderme en divagaciones, es a repasar algunos aspectos
que me parecen importantes, al menos para tener en cuenta y reflexionar sobre ellos:
A la luz de esta definición vemos que a menudo cuando pensamos que los niños están
aprendiendo a restar con llevadas, en realidad lo que están haciendo es aprendiendo un
algoritmo, es decir, una serie de instrucciones bien definidas, inmutables diría yo, sin
saber para qué sirven.
Si comenzamos por enseñar el algoritmo, estamos empezado la casa por el tejado. Si los
niños dedican horas y horas a aprender un algoritmo y luego tienen que usarlo en
situaciones diversas o en problemas, se van a encontrar con grandes dificultades.
Aprender a restar no es lo mismo que aprender a hacer restas por escrito. Son dos
actividades totalmente distintas, en el primer caso estamos hablando de un concepto, la
resta, que además cuando las cantidades son muy pequeñas realizamos mentalmente. En
el segundo caso, hacer restas en el papel, aprendemos un método de cálculo, que en el
caso de la resta con llevadas es sumamente complicado para los niños pequeños.
2. SECUENCIAR LA DIDÁCTICA
Una vez hemos separado concepto de algoritmo, se nos hace necesario seguir un guion,
que cada uno puede elaborar a partir de su experiencia o de las necesidades de los niños
con los que está trabajando, para no caer en la tentación de no ir directamente al
algoritmo.
Fase concreta
En esta fase, empezamos con la resolución de problemas basados en el día a día. Esto no
es una estrategia didáctica más, sino un principio básico de la enseñanza de la aritmética.
El aprendizaje de una operación debe comenzar con un problema, seguir con un problema
y culminar con un problema.
Fase algorítmica
Una vez los niños saben resolver problemas donde aparecen restas llevando es el
momento de mostrarles el algoritmo clásico que les proporcionará rapidez y autonomía
respecto a los materiales manipulativos.
Antes de iniciar esta fase es muy importante que tengamos la garantía de que los niños
dominan el sistema decimal y de que han tenido una larga experiencia con los materiales
manipulativos. Si el material sólo ha sido utilizado como introducción o anecdóticamente
no permitirá que los niños pueden entender el algoritmo de la resta llevando. Mi
recomendación es pues, que los niños trabajen la resta con llevadas apoyándose en
materiales durante todo el tiempo que necesiten y sólo después (que puede ser en el
siguiente curso) se enfrenten al procedimiento escrito.
Es uno de los materiales que más te recomiendo ya que permite hacer muchas
actividades fundamentales para la adquisición del sentido numérico, el cálculo mental y las
propiedades de los números.
Si ya se ha llegado a una situación donde el niño está haciendo de una forma mecánica
las restas con llevadas y además de no saber para qué pueden servir esas famosas restas
con “apellido”, no consigue memorizar los pasos para su resolución, tenemos que volver al
punto uno. Es decir, necesitamos volver a separar el concepto del algoritmo y trabajar
primero el concepto. En el caso de las familias, podemos hablar con la maestra (o el
maestro) y explicarles que vamos a ayudar a nuestro hijo o hija en este tema y que
primero vamos a reforzar el concepto de restar, el sistema decimal, la búsqueda de
estrategias para que luego tenga la suficiente agilidad, comprensión y confianza como
para aprender el método de resolución por escrito.
En todos los casos, estaremos generando un hastío hacia las matemáticas, una merma de
la autoestima de los niños y en definitiva no estaremos poniendo los cimientos para
futuros aprendizajes tanto matemáticos como de otros ámbitos.
Los problemas en las matemáticas aparecen hacia los 11 o 12 años pero que se gestan
en los 7 u 8 años.
¡Pongamos unas bases sólidas!
4. ¿QUÉ ALGORITMO USAR PARA LA RESTA?
Si un algoritmo es un conjunto preescrito, podría ser que hubiera más de una posibilidad,
¿verdad?
Y así es, a la hora de decidir cómo abordar la resta con llevadas podemos optar por cuatro
caminos (te pondré ejemplos de los tres primeros):
1. Algoritmo de “bases”
2. Algoritmo austriaco
3. Algoritmo ABN
4. Sin algoritmo explícito
Los puntos de partida tienen que ser situaciones reales donde aparezcan restas con
llevadas y siempre acompañados de material (fase concreta). En cuanto al material, no
necesitamos nada sofisticado, el mismo material manipulativo que hemos usado para
trabajar el sistema decimal es el que será útil para realizar las restas con llevadas y éste
puede ser material comprado o construido por nosotros.
Si queremos restar 43 – 27, primero representaremos el número 43, para ello tomaremos
4 decenas (barras) y 3 unidades (cubitos).
Ahora para quitar 27, sabemos que tendremos que quitar 2 decenas y 7 unidades. No hay
problema con quitar 2 decenas, pero vemos que para restar 7 unidades algo tendremos
que hacer ya que sólo tenemos 3 unidades. Conociendo la equivalencia entre decenas y
unidades, vemos que podemos cambiar una decena por 10 unidades
Ahora ya podemos quitar 7 unidades.
Este tipo de trabajo con el material, no deber ser meramente introductorio o realizado de
manera puntual, sino que tiene que ser parte de una dinámica habitual. Para pasar más
tarde a un trabajo gráfico o simbólico nos tenemos que asegurar de que los niños realizan
las operaciones correctamente con el material.
Vamos a ver la resta de nuestro ejemplo, 43-27 con diferentes algoritmos. Observemos
que antes de iniciar el trabajo escrito sería recomendable atravesar una etapa donde los
niños representen gráficamente (cada uno a su manera) el trabajo realizado con el
material. También aquí pueden ser útil usar cartones de números como paso previo a la
escritura del algoritmo.
1. Algoritmo de “bases”
Este algoritmo refleja con bastante fidelidad el trabajo que hemos hecho con el material.
Aunque es suficientemente conocido, os lo muestro en este vídeo.
Si los niños anteriormente han trabajado suficientemente el sistema decimal con este
material (o regletas o palillos) y lo han usado para sumas, sumas con llevadas y restas sin
llevadas, las restas con llevadas como la del ejemplo, no suponen una gran dificultad.
2. Algoritmo austriaco
Este método podemos considerarlo como el estándar y resulta útil si se quiere más
adelante incluir en el algoritmo estándar de la división. La desventaja con respecto al
anterior, es que la propiedad sobre la que se apoya el método: la invarianza de la resta si
se le suma o resta la misma cantidad a los dos términos de la sustracción es difícil de
entender para niños de 7 u 8 años que es cuando se suele introducir el algoritmo de la
resta llevando y por tanto, los niños lo aprenden de una forma mecánica, sin entender
nada.
Podéis ver este vídeo para saber de que algoritmo hablo.
Si se quieren usar los algoritmos clásicos, una solución sería empezar utilizando el
algoritmo de “bases” y en un curso posterior, cuando los niños tengan la suficiente
madurez, trabajar dicha propiedad para poder explicar el algoritmo austriaco.
3. Algoritmo ABN
Por último, son muchas las iniciativas de docentes, investigadores y centros educativos
que optan por una forma de calcular donde cada niño reinvente las reglas de juego o
tenga un marco suficientemente amplio para poder decidir qué y cómo hacer. Es decir, se
fomenta la búsqueda de estrategias por parte del alumno, la implicación en la resolución
de problemas y en definitiva el espíritu matemático sin desgastar a los niños en la práctica
aburrida y repetitiva de algoritmos clásicos. Algunos ejemplos son: la aritmética
mental propuesta por los investigadores del “Freudenthal Institute” en Holanda o
los algoritmos ABN.
Son formas de resolver problemas o situaciones reales mucho más ricas desde un punto
de vista matemático que los algoritmos, ya que en ellas se usa y se aplica conceptos y
propiedades, además de fomentar la participación del niño.
A continuación, os traigo un vídeo para que veáis como una niña de sólo 7 años (y no es
un caso aislado), es capaz de realizar complicados cálculos y con comprensión:
Sin embargo, algunos educadores sostienen que los estudiantes necesitan conocer esos
procedimientos. Y tienen razón: los estudiantes necesitan conocerlos, pero no debido a su
importancia matemática, sino porque ayudan a los estudiantes a tener éxito en la escuela.
Dicho sencillamente, estos procedimientos son destrezas para la supervivencia escolar de
los alumnos (…) en mi opinión, carece de sentido, tanto educativa como económicamente,
usar nuestros recursos educativos para enseñar destrezas que solo sirven para
perpetuarse a sí mismas. Cuando tal cosa ocurre, es la hora de cambiar.
Ali es una persona vital, optimista que inunda de alegría a todo aquel que la conoce y para
mí fue un placer tenerla como alumna en varios cursos. Su profesión de maestra y su
amor por sus hijos la animaron a comenzar la aventura de conocer unas nuevas
matemáticas. Sé que para ella supuso un verdadero descubrimiento.
Pero no quiero seguir hablando, prefiero que sea ella quien nos cuente un poco como
sucedió todo.
Mi principal motivación era encontrar una forma divertida y eficaz de llevar a cabo el
aprendizaje de las matemáticas, más vinculadas a los intereses y características de los
niños, muy lógicas, más accesibles, más integradas en la realidad de los niños.
La idea de acercarme a esa novedosa forma de ver las matemáticas me atraía mucho, me
he aburrido bastante tanto como alumna como de maestra en lo que a las matemáticas se
refiere, y me pareció que era el momento de verlas desde otro prisma. Necesitaba
aprehender una nueva forma de aprender, y compartirla con mis hijos y otros niños,
aprenderíamos juntos las matemáticas a través del juego, de la manipulación, de lo
concreto, para ir adquiriendo de forma natural y progresiva los conocimientos más
abstractos.
Primero realicé el curso de Primaria y me quedé tan maravillada con los resultados que
decidí hacer el de Infantil. Ambos fueron muy prácticos y útiles.
Los resultados no tardan en aparecer, todo lo contrario, desde las primeras experiencias,
la actitud favorable de los peques hacia estas actividades fue prácticamente inmediata, les
pareció una gran sorpresa que todos esos juegos y actividades lúdicas fueran
matemáticas.
¿Ha cambiado algo en tus niños desde que hiciste los cursos?
Aprenden con gusto, se olvidan de que las matemáticas es una asignatura, para verlo
como una parte de su mundo, de su realidad cotidiana.
La sensación de ver las matemáticas como algo divertido, cercano, lúdico... me hace
sentir más segura de que para ellos aprender va a seguir formando parte de sus juegos
habituales. Aprenden con gusto, se olvidan de que las matemáticas es una asignatura,
para verlo como una parte de su mundo, de su realidad cotidiana.
Muchas gracias Ali por compartir tu experiencia, me produce una inmensa alegría leerte y
ver cómo ahora disfrutáis tus niños y tú de las matemáticas.
Clase 8: 6 formas distintas de
resolver las dificultades con las
matemáticas
Si eres docente, sientes que las explicaciones no son suficientes, que hay muchos niños y
niñas que no comprenden lo que están haciendo. Además, muchos, mejor dicho,
demasiados niños se aburren en las clases de matemáticas. ¡Tú misma te aburres!
Si eres mamá o papá, es tu hijo o hija el que no entiende o se aburre. Y quieres hacer algo
ya.
¿Cómo cambiar?
VENTAJAS:
1. No requiere de un esfuerzo extra. Puedes seguir con tu día a día, con tus hábitos, con
tus rutinas ya que no hay nada que cambiar ni que implementar.
2. No tendrás que explicar nada nuevo a nadie. Si eres docente, tus compañeros o las
familias no mirarán con cara de extrañeza lo que estás haciendo ya que ¡no haces nada
nuevo!
3. Sentirás que perteneces a una gran comunidad: las de las personas que no hacen
nada diferente. El no-cambio nos hace sentir como en casa.
DESVENTAJAS:
1. Desconexión con lo que sientes, con tu visión de la educación. Esa mirada que tienes
ahora, ese sentimiento de que aprender puede ser una acción que se haga con alegría,
poco a poco ira languideciendo y con ella una parte de ti.
2. En el caso de que seas docente, te sentirás fallando a tu compromiso de educar de la
mejor manera posible a tus alumnos y tú mismo te aburrirás de hacer siempre lo mismo.
PRECIO:
A corto plazo 0 € pero sabemos que un problema que no ponemos solución en sus inicios
puede costarnos muy caro a medio o largo plazo.
Si tu hijo/a tiene problemas con las matemáticas y no haces nada, sabes que cada vez
será más complicado ayudarle. Será más costoso mejorar el nivel académico y la ilusión
con la que aprende tanto desde el punto de vista personal como económico.
DESVENTAJAS:
1. Por muy bien que el ponente imparta el curso, gran parte de los contenidos vistos se
olvidan en pocas semanas. Aunque tú creías que lo estabas comprendiendo todo, en
realidad no te dio tiempo a asimilarlo. Y las dudas te pueden surgir ¡una semana después!
Precisamente cuando pones en práctica lo visto.
1. El grado de satisfacción de un curso depende mucho del ponente y de la
presentación, dos variables que en muchos casos no conoces a priori.
2. En ocasiones, el horario resulta incompatible con el resto de tu vida. No en vano, tú
ya trabajas una jornada laboral y el curso lo tendrás que hacer fuera de horas de trabajo y
seguramente te tendrás que desplazar hasta el lugar donde se realice. Yo he hecho
auténticas filigranas para poder asistir a un curso que me interesaba.
PRECIO:
Puedes buscar en tu ciudad la posibilidad de realizarlo. Si estás ejerciendo como
maestra/o quizá un centro de formación del profesorado ofrezca uno y entonces sea
gratuito.
Pero si en tu ciudad o cerca de ella no se realiza ningún curso que trate sobre cómo
mejorar las matemáticas, tendrás que acudir a un curso en otra ciudad. En ese
caso, prepara el bolsillo. Yo he participado en cursos a más de 1.000 km de casa con el
consiguiente gasto: avión, bus, estancia, matrícula del curso, ...
El precio de un curso presencial depende mucho del experto que lo realice y del número
de horas. Un curso de 8 horas oscila entre 80 € y 300 € + desplazamiento + dietas +
estancia.
DESVENTAJAS:
1. Puedes tener distracciones que te retrasen completar el curso. Tenemos miles de
ocupaciones y de agujeros negros donde perdemos el tiempo. Seguir un curso online
requiere de un mínimo de autodisciplina.
2. Tecnología deficiente. No todas las formaciones online se desarrollan en plataformas
adecuadas para el número de alumnos participantes y para una fluida comunicación entre
alumnos o alumno-tutor.
3. En algunos casos, la formación online exige al estudiante mayor dedicación que la
presencial. Al no asistir a clases, se exige la entrega periódica de trabajos lo que puede
aumentar sensiblemente el número de horas necesarias para la realización del curso.
PRECIO:
En comparación a un curso presencial, en este caso "sólo" pagas por el curso. Aquí no
hay desplazamientos o estancias ya que lo haces desde tu casa. Los precios dependen
también de quien imparta el curso y del nivel de acceso a la tutoría que tenga. Los precios
de un curso que dura dos meses se mueven entre 90 € y 300 €.
DESVENTAJAS:
1. Falta de personalización. Los métodos no dejan de ser un paso a paso general que no
siempre funciona para todos los niños ni en todas sus etapas.
2. Implementar un método específico de trabajo al principio puede confundir a los
alumnos. Si los niños están acostumbrados a trabajar de una manera "clásica" siempre
habrá un periodo de adaptación a la nueva forma.
PRECIO:
Necesitas una inversión. Deberás formarte, en algunos casos mucho, para aplicar un
método y comprar los materiales o herramientas que propone dicho método. Muchas
veces la inversión económica inicial (formación + materiales) supera los 800 €
Quinta opción (para familias): apuntar a tu hijo a un
centro
VENTAJAS:
1. Siempre y cuando los niños asistan contentos, asistir a clases de un centro con un
determinado método les aportarán beneficios como destreza en el cálculo mental o
escrito.
2. Si el objetivo es mejorar las notas de matemáticas en la escuela y en esta se valora en
exceso la rapidez y eficacia la hora de hacer operaciones aritméticas, entonces será una
opción útil.
DESVENTAJAS:
1. Falsa creencia de que está aprendiendo matemáticas. Podemos caer en el error de
confundir la práctica de ciertas habilidades de cálculo con todo el abanico de capacidades
y competencias que realmente se desarrollan con las matemáticas. Es decir, asociar un
buen nivel de cálculo con buen nivel de competencias matemáticas.
PRECIO:
El coste a medio y largo plazo es bastante elevado. Si estimamos una mensualidad
de 50 € al cabo de un año académico te habrás gastado 500 € y durante los 10 años de
escolaridad obligatoria serán unos 5.000 €.
VENTAJAS:
1. El profesor se puede adaptar a las necesidades de tu hijo o hija. Puede acompañarle en
su aprendizaje y usar recursos diferentes a los que se utilizan en clase para que tu hijo
progrese con alegría.
3. El compromiso con el profesor suele ser bastante bajo: si no funciona con un profesor,
siempre puedes cambiar a otro que sea más acorde con vuestra problemática.
DESVENTAJAS:
1. Es de lejos, la opción más difícil ya que no resulta sencillo encontrar a una persona con
el perfil adecuado: formado, con diversidad de herramientas para adaptarse a cada niño,
con empatía con el alumno, etc.
2. Es una opción poco estable en el tiempo ya que es un trabajo a tiempo (muy) parcial y
en muchos casos, cuando el profesor encuentro una propuesta de más horas tiene que
prescindir de las clases particulares.
PRECIO:
Es la opción más cara, ya que, suponiendo un ritmo de 2 horas semanales, debemos
contar con un presupuesto no inferior a 150 € mensuales. En el caso de que queramos un
profesional que se dedique en exclusiva a esta labor y que esté altamente cualificado el
presupuesto puede ser dos o tres veces superior.