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Las 3 fases del aprendizaje

matemático.

Para empezar, una definición

Cuando se nombra la palabra matemáticas automáticamente a cada uno


de nosotros nos aparecen una serie de imágenes en la mente.
Habitualmente pensamos en números, operaciones escritas y en ocasiones
(muchas) lo relacionamos con nuestra etapa escolar.

Desgraciadamente las matemáticas no están asociadas a buenos


momentos. Por el contrario, y no siempre es así para todos, están
relacionadas con un trabajo arduo, repetitivo y sin sentido.

¿A quién no le suenan la raíz cuadrada, los logaritmos o las ecuaciones?

Pero... ¿quién podría explicar fácilmente, sin necesidad de recurrir a


ejemplos, en qué consisten dichos conceptos matemáticos, para qué sirven
o qué resuelven?

Definitivamente “eso” que nos asalta al oír la palabra matemáticas no es


matemáticas, aunque pueda tener relación.

Veamos en qué consisten las matemáticas.

En el trabajo matemático siempre tiene que estar implicado el


razonamiento lógico, es decir, una persona para “hacer” matemáticas
tiene que observar, deducir, hacer una hipótesis, buscar una estrategia,
jugar con los elementos implicados, no limitarse a repetir una y otra vez
un camino marcado. Eso sería “adiestramiento matemático” de la misma
manera que leer no es nombrar las palabras que aparecen en un texto.

Así pues, ¿qué aprendizaje supone hacer interminables listas de


operaciones? ¿Realmente comprendo la operación de la multiplicación y su
aplicación a las distintas situaciones por realizar un gran listado de
multiplicaciones?

Si un niño ya ha adquirido la habilidad con el procedimiento (algoritmo) no


tiene sentido que siga haciendo lo mismo y si no se sabe hacer una
multiplicación por escrito ¿de qué sirve hacer muchas? Además, podemos
practicar la multiplicación de muchas maneras diferentes a la típica hoja
plagada de operaciones.

¡Vivan los procesos!

Si las matemáticas no consisten en repetir métodos establecidos por otros,


¿qué hacemos?

Para considerar que los niños están haciendo un verdadero aprendizaje


matemático ellos tienen que seguir un proceso que numerosos
matemáticos y pedagogos (por no decir todos) han señalado.

Seguramente te resultará sorprendente, o al menos a mí sí me lo parece,


que si TODOS enfatizan en lo mismo cómo es que no se hace siempre así.
Pero ese es un largo tema que hablaremos otro día…

El aprendizaje matemático consta de tres etapas:

 Fase manipulativa y/o experimental.

 Fase gráfica donde los niños representan mediante dibujos lo que han

visto y descubierto.

 Fase simbólica donde aprenden el lenguaje matemático escrito.


Voy a poner un ejemplo para que puedas tener una mayor comprensión
de estas tres etapas. Supongamos que queremos trabajar el tema de las
fracciones. ¿Cómo lo abordaríamos según las tres fases?

Primera fase: manipulativa y experimental.

Las fracciones las podemos ver en nuestro entorno más cercano: los trozos
de una pizza, las porciones de un pastel, las onzas de una tableta de
chocolate, etc.

¿Qué puede ser más motivador y a la vez con mayor significado que ver
las fracciones cuando estamos comiendo una pizza?

(¡Sí, se puede comer pizza en clase! Siempre que no haya ningún tipo de
alergias claro)
También podemos ver las fracciones con jarras o envases con diferente
capacidad: 1 litro, 1/2 litro, 1/4 litro,…

O con algún material específico como policubos (puedes verlos en mi


tienda) o una simple hoja de papel que vamos a recortar en diferentes
partes.

Como ves los niños observan, manipulan y experimentan en el entorno más


cercano y con materiales específicos, lo que les permite crear una imagen
mental de ese concepto matemático.

Segunda fase: representación gráfica

Cuando ya vemos que tienen la suficiente destreza con las fracciones a


través de la manipulación de materiales, es el momento de expresar
gráficamente lo que han visto y descubierto. Siempre resulta interesante
que ellos dibujen o representen según lo que imaginan. Aquí podrían
dibujar la pizza entera, media pizza, un cuarto de pizza, etc.

También en esta fase es importante la verbalización. No hay que olvidarla,


ya que es vital no sólo descubrir e imaginar sino también comunicar y
además de la expresión escrita o gráfica nos tenemos que apoyar en la
expresión oral que al fin y al cabo es nuestra herramienta en el día a día y
en todos los ámbitos.

No queremos ver si lo hacen bien o mal, queremos ayudarles a avanzar en


su proceso y para ello necesitamos saber qué piensan, qué imaginan, cómo
razonan, etc.

Tercera fase: simbólica

Sabremos que ha llegado el momento de informarles de cómo se escribe


en lenguaje matemático escrito todo lo que han estado trabajando desde
la manipulación y el juego, todo lo que luego han dibujado y todo lo que
nos han contado, cuando veamos que verdaderamente comprenden los
conceptos.
Es aquí cuando les indicamos como una fracción la representamos por dos
números separados por una raya horizontal, qué indica cada número o
incluso qué nombre reciben (los famosos numerador y denominador).

Y eso es todo, este es el camino que el ser humano ha realizado para


descubrir y construir las matemáticas. No estamos hablando de una
estrategia didáctica (aunque también) sino que es el proceso natural de
aprendizaje.

Ahora sólo hace falta que lo pongas en práctica. Eso sí, personalizándolo a
tu situación, a tus recursos, a tus niños, sin rigideces, simplemente como
una guía por la que muchos otros han pasado y pasan con grandes
resultados: la comprensión de las matemáticas con felicidad.

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